Capítulo 8 | Muévete o Muere (Parte 4)

-:-- pm ~ MAR 17/11/2037 ~ Zona nevada.

Habíamos llegado a un punto en el que el bosque parecía desaparecer, debido a que ya no habían casi árboles. Una gran montaña se erigía frente a nosotros, era demasiado empinada como para subirla, así que decidimos rodearla.

Estábamos rodeando la montaña, cuando delante de nosotros apareció un grupo de tres mutantes, de los que parecen osos polares. Íbamos a retroceder, pero un segundo grupo conformado por cuatro osos había aparecido como por arte de magia.

—¡Se supone que debías vigilar nuestras espaldas, Max!

—¡No estaban allí hace unos segundos! —protestó— ¡Son demasiado sigilosos! ¡Además, parecen hechos de nieve, conocen el terreno mejor que nosotros y se camuflan en él!

—¡Ya cállense y corran! —exclamó Sarah, al ver que una de las bestias tenía intenciones de atacarnos.

Los tres empezamos a correr rápidamente de la escena, adentrándonos nuevamente en el espeso bosque, tropezando algunas veces con las ramas de algunos árboles, las cuales estaban perfectamente ocultas por la blanquecina nieve del suelo. Afortunadamente ninguno de nosotros llegó a caerse. Aquellas bestias seguían persiguiéndonos, eran muy veloces para su tamaño, cada vez estaban más cerca, y nosotros nos cada vez teníamos menos sitios por dónde escapar, debido a que más osos entraron en escena, nos estaban acorralando. Llegamos a un claro del bosque, y tuvimos que detenernos, porque estábamos literalmente rodeados de aquellas bestias.

La tensión presente en el ambiente podía cortarse con una daga, nos encontrábamos en un serio aprieto, y no tenía ni la menor idea de cómo demonios saldríamos de esta. Eran demasiados osos, pude contar más de diez, sin incluir los que debían estar a mis espaldas. Estábamos en graves problemas y no teníamos ninguna forma de escapar.

Algunos de los mutantes comenzaron a avanzar paulatinamente hacia nosotros, y a pesar de que nos superaban considerablemente en número, estábamos más que listos para atacar. Probablemente moriríamos aquí, luchando con estas bestias, pero.. Al lo menos les daríamos una buena pelea a esos malditos monstruos.

Y entonces, fue cuando lo vi.

Por un momento sentí que el tiempo fluía más despacio, era una bala, una de esas municiones especiales que se adhieren y luego explotan segundos después. El pequeño proyectil se acercaba cada vez más a aquellos seres extraños, y no sería la única bala que volaría por los aires en dirección hacia aquellos mutantes.

—¡Corran!

Comenzamos a huir en dirección hacia el bosque, pero teníamos que pasar al grupo de tres mutantes que nos impedía el paso, todo pasaría demasiado rápido. Sarah le disparó a uno de ellos con su ballesta, cuyas saetas eran mucho más grandes que las de una ballesta común y corriente, por lo que una sola bastó para derribarlo. Yo me encargué del otro, disparándole dos flechas, una de ellas impactó en su lomo, y la otra le atravesó su mandíbula mientras éste emitía un rugido. Maxim esquivó la acometida del tercer oso, lanzándose hacia la nieve, y se incorporó rápidamente para realizar una cortada amplia en uno de sus costados. Luego de eso, comenzamos a correr rápidamente, para poder huir hacia el bosque, evitando así la explosión. Nos habíamos alejado un poco, pero no nos iba dar tiempo, los mutantes nos habían retenido mucho, así que nos lanzamos hacia la fría nieve del suelo, para luego escuchar la fuerte explosión detrás de nosotros, la cual nos empujó unos cuántos metros por los aires.

Luego de recuperarme, me levanté, observando el humo y las cenizas que caían del cielo. Volteé para asegurarme de que no hubiese algún mutante ileso que quisiera venir a atacarnos, pero no había ninguno. Algunos habían muerto con la explosión, y el resto que había sido herido, salió huyendo hacia las montañas.

—Creo que llegué en el momento justo —dijo Clemence de una manera fría y calculadora.

Ella observaba a nuestros alrededores, seguramente verificando de que no haya mutantes cerca, que hayan sido atraídos por el ruido de la explosión. Ella me extendió su mano para ayudarme a levantarme. Tosí un poco, debido al humo y me incorporé con su ayuda. Maxim estaba ayudando a Sarah a levantarse. Poco a poco ya nos estamos reuniendo, algo que era bastante bueno, me atrevería a decir que es la única cosa buena que ha sucedido dentro de todo el caos que hay en este lugar.

—Sí, eran demasiados... —dijo Sarah— Pensé que sería nuestro fin.

—Bueno, deberíamos seguir avanzando... —dijo Maxim y empezó a caminar hacia el bosque.

—Espera, por ahí no... Puede haber mutantes por ese lugar, debió haberse oído más fuerte la explosión cerca de esa zona, la acústica de este lugar es un poco extraña. Mejor vamos por allá —dijo Clemence señalando la dirección opuesta hacia donde me iba a dirigir.

—Tienes razón, no lo había pensado... —dijo Maxim.

—Por cierto, Clemence... Él es Maxim Krasovsky, me salvó la vida hace unas cuantas horas.

Clemence se presentó ante Maxim, y luego procedimos a caminar por la dirección que Clemence había señalado. Ella iba de primera, guiándonos a través del gran bosque de pinos. Aunque no tengamos rumbo específico, ella sabe que caminos y cuáles no debemos tomar. Luego estaba Sarah, quien observaba con detalle el camino y los alrededores a medida que avanzábamos, en caso de que hubiese algo, después estaba Maxim, quien iba con su espada en mano, él estaba al tanto de hacia dónde nos dirigimos, y se enfocaba en recordar por qué secciones habíamos pasado. A lo lejos aún se ve el muro, actualmente estamos en un sitio elevado, por lo que podemos ver los gigantescos números que hay en las entradas de varias secciones desde aquí. Y, por último, estaba yo, vigilando nuestras espaldas en caso de que algo nos quiera atacar, Maxim también me ayudaba con eso.

Al pasar no menos de treinta minutos nos encontramos con un grupo numeroso de mutantes, eran los mismos que parecen osos polares, otra vez, aparentemente venían a vengarse. Eran los mismos que habían salido huyendo luego de la explosión, todos tenían algunas heridas, y sus pelajes tenían manchas causadas por el humo. Clemence saca el arma que usó la última vez para derrotarlos, la de las balas explosivas y presionó el gatillo, pero no le quedaban municiones... Sarah fue la primera en actuar, disparando con la pistola, matando a cuatro de ellos antes de vaciar el cartucho. Maxim estaba enfrentándose a dos de ellos, y entonces Clemence comenzó a dispararle a uno de ellos con un revólver que cargaba, logró abatir a uno al mismo tiempo que Maxim y yo nos encargábamos del otro, Maxim le realizó un corte profundo con su espada, y entonces yo disparé una flecha que atravesó su ojo. Rápidamente le di mis dos dagas a Clemence y me dispuse a usar el arco para matar a algunos junto a Sarah, quién comenzó a usar su ballesta, tratando de no fallar ningún tiro. Todos estábamos luchando lo mejor que podíamos, y lo estábamos logrando, cada vez quedaban menos mutantes.

Sarah le lanzó una saeta al último mutante, la cual impactó en por debajo de su cuello, y Clemence lo terminó de matar lanzándole una de mis dagas, la cual atravesó su cráneo, matándolo instantáneamente. La sangre de todos los mutantes salía de sus heridas, sobre todo de las más profundas, como las que hizo Clemence con las dagas y Maxim con su espada. Charcos de sangre tintaban la nieve con sus tonalidades rojizas.

—Eh... —Maxim parecía impresionado por las habilidades de combate de Clemence— Tú eras alguna clase de asesina a sueldo antes de venir aquí o...

Clemence simplemente le propinó una mirada asesina y luego comenzó a limpiar las dagas con el pelaje de uno de los osos.

Luego de que Sarah y yo recuperásemos unas cuantas flechas, empezamos a caminar sin rumbo. En el transcurso nos encontramos con algún que otro mutante, los cuales lográbamos abatir con facilidad. Así transcurrieron algunas horas, sólo observando mutantes de vez en cuando, árboles demasiado altos como para ser normales, y nieve, mucha nieve.

Debían ser ya poco más de las seis de la tarde, ya está por caer la fría y larga noche, así que teníamos que encontrar un sitio para descansar cuánto antes.

—Ya está por anochecer, deberíamos buscar un lugar para dormir —sugirió Maxim.

—Tienes razón... ¿Ustedes tienen sacos para dormir? —preguntó Clemence.

—Sí, lo conseguí en la Sección 7 —dije.

—Yo también, vino en mi mochila —dijo Sarah.

—Mi mochila también trajo uno —comentó Maxim.

—Bien, entonces podemos subir a un árbol y acostarnos a dormir allí, tengo algunas sogas que agarré de uno de los puentes que había en la Sección 2. Con ellas podremos asegurar los sacos de dormir, para no caernos —dijo Clemence.

—Buena idea.

Luego, Clemence puso su bolso en una roca gigantesca que sobresalía de una montaña que estaba cerca de nosotros, para poder sacar las sogas del mismo con facilidad, luego nos dio una a cada uno, y se quedó una para ella.

—Bueno, andando. Todavía no es tan tarde, podemos seguir caminando durante un par de horas más... —dijo Clemence— Hay árboles de sobra en este lugar, podemos elegir cualquiera.

Clemence agarró nuevamente su bolso, para luego empezar a caminar, nosotros comenzamos a seguirla a ella a través del bosque. Seguimos andando por aproximadamente dos horas más, hasta que ya decidimos parar, para dormir; estábamos bastante cansados para ese entonces. Sacamos de nuestros bolsos los sacos para dormir, Clemence se fue adelantando para subir nuestros bolsos a un lugar seguro, luego subí con las armas, lo cual se me dificultó al principio, pero Clemence me ayudó a subir la ballesta de Sarah, que era lo que más me incomodaba a la hora de escalar. Subí a una de las gruesas ramas y desdoblé el saco para dormir, amarrándolo fuertemente con la soga, utilizando uno de los nudos que nos había enseñado nuestro instructor. Dejé el arco adentro y cerré el saco, el carcaj aun lo traía puesto, Clemence y yo bajamos para ayudar a subir a los chicos, a quiénes se le dificultaba un poco, ya que no era tan fácil subir el árbol, porque éste era muy alto, debía medir al menos unos sesenta metros de altura, tal vez incluso más. Poco después, cuando finalmente nos disponíamos a dormir, Clemence se fijó en un grupo de mutantes que nos estaba acechando. Éstos tenían forma de tigre, con escamas negras, tal vez eran verde oscuras, pero ya estaba demasiado oscuro como para poder decirlo con seguridad. También poseen colmillos afilados que parecían brillar cuando les daba la luz de la luna. Nos estaban acechando desde hace rato, parecían estar buscando alguna forma de subir. Sarah sacó la ballesta al mismo tiempo que yo sacaba mi arco, y les disparamos varias veces a los tres mutantes, matando uno por uno, Maxim, que era el que estaba más cerca del suelo, nos hizo el favor de recoger los proyectiles y devolvérnoslos a Sarah y a mí.

—Bueno, duerman ustedes primero, yo voy a vigilar. Nos turnaremos para hacer guardias... —dijo Clemence— Descansen, chicos.

Sarah, Maxim y yo estuvimos de acuerdo así que empezamos a intentar dormir, nos quedamos hablando un rato de nuestras experiencias durante las últimas horas. Sarah fue la primera en quedarse dormida, luego de hablar un poco con Clemence y con Maxim, me dejé llevar por el sueño, Maxim también decidió irse a dormir. Tenemos que aprovechar estas horas al máximo para descansar, estos primeros días no han sido fáciles, hemos tenido que luchar literalmente para sobrevivir. Pero, todos tenemos la esperanza de que lograremos escapar de aquí, no nos rendiremos tan fácilmente... Todos tenemos un objetivo en mente: escapar.

La simple idea de acabar con todo esto, es lo que nos hace seguir adelante para salir de este lugar. Morfeo me arrastró hacia el mundo de los sueños poco después, por mi mente aún podía escucharse un único pensamiento.

«No me voy a rendir».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top