Capítulo 8 | Muévete o Muere (Parte 3)
-:-- pm ~ MAR 17/11/2037 ~ Zona Nevada.
—Eso estuvo cerca... ¿No crees? —Él extendió su mano para ayudarme a levantarme.
—Gracias... —dije, mientras tomaba su mano. La oscuridad no me dejaba apreciar del todo su rostro, pero pude observar el número seis en su uniforme.
—Deberíamos irnos de aquí ya mismo, los disparos atraerán a otros mutantes —dijo él mientras guardaba su Beretta 92.
Recogí rápidamente las dagas y dos de las flechas y entonces huimos rápidamente de la zona. Luego de correr por unos cuantos minutos, llegamos a un pequeño río cuya agua estaba congelada. Con una de las dagas, logré perforar el hielo hasta llegar al agua helada que yacía debajo, logrado así limpiar ambas armas, luego me eché un poco de agua fría en el rostro.
—¿Cómo te llamas? —preguntó él.
—Matthew Walker... —dije extendiendo mi mano derecha— ¿Y tú?
—Maxim Krasovsky... —dijo él estrechando mi mano— Un placer.
—Gracias por salvarme hace un rato, Maxim... Ese mutante estuvo a punto de matarme.
—No hay de qué, lo habría hecho por cualquiera.
Decidimos seguir caminando, ambos estábamos bien armados y teníamos provisiones para un par de días, tal vez más. Lo único preocupante eran los mutantes, pero al parecer estábamos en una zona libre de ellos, debido a que logramos avanzar un largo tramo sin que ninguno de ellos hiciera su aparición. Algo frustrante es que estábamos caminando sin rumbo alguno, no sabíamos exactamente hacia dónde ir, así que tampoco podíamos hacer mucho. Ya faltaba poco para el amanecer. Desde aquí se podía observarse el horizonte un poco más claro, con ligeros tonos anaranjados.
—¿Eres de Rusia, no? —pregunté.
—Podría decirse que sí... —dijo Maxim— A pesar de que nací en Ucrania, viví casi toda mi vida en Rusia.
—Bueno, pensé que eras ruso por tu acento. Hablas casi igual que un amigo que viene de allá.
Juntos seguimos avanzando, Maxim me comentó que sabía hablar ruso, inglés y ucraniano. Vivió un tiempo en Ucrania, con sus abuelos antes de mudarse a California hace dos años.
Al caminar por la nieve, lo único que podíamos observar en el entorno, eran los árboles cubiertos de nieve. El terreno comenzaba a tornarse más irregular, habían subidas y bajadas, habíamos llegado a una zona montañosa. Mientras avanzábamos, íbamos registrando todo cuidadosamente por si encontrábamos un baúl, o algo que sea de utilidad, tal vez incluso una pista que nos ayudase a escapar.
Subimos por una montaña y llegamos hasta un acantilado bastante profundo, parece que no hay forma de pasar. Caminamos hacia la derecha para tratar de buscar otro camino, a pocos metros de nosotros había un puente de madera, que era la única forma de pasar al otro lado, no otra vez... Esta vez, crucé el puente sin dificultad, Maxim venía detrás de mí. El puente era mucho más corto que el anterior que casi logra matarme. Bajamos la montaña y llegamos a una zona amplia, desde allí podía observarse una gran montaña a lo lejos, era realmente inmensa. Justo en ese momento empezó a nevar ligeramente. La nieve caía sutilmente en los árboles y se abría pasa entre sus hojas hasta descender al suelo.
Estábamos avanzado sin rumbo alguno, pasando a través de los árboles de este nevado bosque que parecía no tener fin. ¿Qué nos deparará el futuro?, ¿algún mutante?, ¿algún asesino?... Son cosas que no podíamos decir con certeza, supongo que nunca estaremos del todo preparados para esas cosas, hasta que simplemente sucedan; todo sería más fácil si pudiésemos ver el futuro. Así transcurrieron algunas horas, caminando, sólo y únicamente viendo nieve, tomando agua de vez en cuando para no deshidratarnos y descansando cada cierto tiempo, para no agotarnos demasiado. Lo único que podíamos hacer, era hablar, algo que era un hecho reconfortante, saber que no estábamos solos.
—¿Cuánto tiempo crees que duraremos aquí?
—¿Cómo dices?
—Me refiero a que... —Maxim hizo una pausa— ¿Cuánto tiempo crees que Collins nos tendrá aquí encerrados?
—No lo sé, podrían ser unos cuantos días, un par de semanas... Meses, en el peor de los casos —dije.
Durante todo este tiempo, por fin pude tener un "descanso", ya que, en los primeros momentos, cuando estaba en la Sección 7, siempre pasaba algo. Decidimos subir a un árbol para ver si podíamos ver algo en la lejanía, juntos, nos las apañamos para escalar uno de esos gigantescos árboles, subimos hasta donde pudimos y allí logramos ver gran parte del lugar. A la izquierda, muy lejos, podía observarse perfectamente el gran muro, que nos separaba del mundo exterior, este lugar en donde estamos podría considerarse como un mundo completamente distinto, en dónde existen criaturas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Noté que estábamos justo al frente de la entrada de la Sección 5, claro, a cientos de metros de ella, pero incluso desde aquí podía observarse el gigantesco número cinco, grabado en la piedra.
Christina ya debe haber salido de allí hace tiempo, dudo poder encontrarla por aquí cerca a estas alturas. Ella debe estar igual de desorientada que nosotros, porque, al fin y al cabo, no tenemos un objetivo en específico o una misión que tengamos que cumplir. Claro, aparte de sobrevivir... Aún en lo alto de las ramas del árbol, miré hacia la derecha, logrando observar únicamente como el bosque se extendía por la nieve, bifurcándose en algunas zonas, creando espacios que estaban libres de árboles, lugares en donde la luz del sol llegaba sin interrupciones hasta el suelo nevado.
Continuamos avanzando, adentrándonos cada vez más en este inmenso bosque, caminando sin sentido por otras varias horas, ya esto estaba hartándonos, extrañamente nos habíamos cruzado con ningún mutante en bastante tiempo, algo que era realmente extraño. Llegamos a una pequeña montaña, de la cual sobresalía una gran piedra, en la cual decidimos sentarnos a descansar.
—Todo ha estado demasiado tranquilo... —dijo Maxim— ¿No lo crees?
—Sí, demasiado para mi gusto...
—Tal vez estamos en una zona del bosque libre de mutantes.
—Espero que tengas razón.
Ambos tomamos un poco de agua, para hidratarnos luego de todo ese rato caminando sin descanso. Justo después de guardar la botella en el bolso, tuve una extraña sensación, el presentimiento de que ya no estábamos solos. Y el sonido de una ramita rompiéndose, lo confirmó.
—¿Escuchaste eso? —preguntó Maxim, mientras desenfundaba su pistola, luego comenzó a observar hacia todos lados en búsqueda de aquel mutante que nos acechaba.
—Prepara tu espada, Max... —dije— No queremos llamar a los demás mutantes.
Finalmente, lo vi. Estaba detrás de uno de los enormes troncos, asediándonos. Era un mutante que ciertamente no había visto anteriormente, hubiese recordado a una bestia tan majestuosa. Era un oso polar mucho más grande de lo normal, su pelaje era tan blanco como la nieve, sus ojos eran rojos, un rojo carmesí que parecía irradiar luz, debido a los reflejos que causaba la luz solar en ellos. El oso se incorporó sobre sus patas traseras, emitiendo un rugido bestial que lograría intimidar fácilmente a cualquiera.
—Allí se va nuestra cautela... —dijo Maxim señalando al oso con su espada.
El oso mutante volvió a ponerse en cuatro patas, y entonces comenzó a correr hacia nosotros. Rápidamente saqué una de mis trece flechas restantes del carcaj, colocándola en el arco y apuntándole a su frente y disparando al instante, luego de eso se pudo escuchar el rugido de aquel extraño oso polar, la flecha había quedado incrustada a un lado de su cabeza, debido a que se había movido para esquivarla. Su pelaje comenzaba a teñirse ligeramente de rojo, pero al oso, parecía no importarle mucho la herida, simplemente siguió en su embestida hacia nosotros. Estaba demasiado cerca, así que no tuvimos más opción que hacernos a un lado y lanzarnos hacia la nieve. Maxim se levantó ágilmente, y logró realizarle una cortada descendente con su espada bastarda en uno su costado derecho. Mientras el oso se volteaba para encarar a Maxim, saqué otra flecha y esperé al momento perfecto para atacar. Maxim esquivaba los zarpazos del oso, evidentemente no quería perder una extremidad por culpa de las garras del oso. Finalmente, tuve el ángulo perfecto para disparar, el oso se había incorporado sobre sus patas traseras, dejando su torso al descubierto. La flecha impactó en alguna de sus partes vitales, debido a que emitió un fuerte alarido de dolor. Maxim logró realizarle una cortada profunda en la zona abdominal, pero recibió un arañazo en el brazo izquierdo. De no haberse cubierto, podría haber perdido un ojo. El oso no dejaba de emitir gruñidos, parecía haberse enfurecido. Maxim intentó cortarle el cuello, pero la bestia lo arrojó por los aires, al asestarle un fuerte golpe con una de sus patas delanteras. El mutante parecía querer acabar con Maxim, pero le lancé una de las dagas para llamar su atención, éste comenzó a correr directo hacia mí. Disparé una flecha que impactó justo en su ojo izquierdo. La majestuosa bestia blanca emitió un último alarido de dolor, hasta que finalmente cayó desplomada al suelo. Un charco de sangre carmesí comenzó a teñir la nieve a su alrededor. Luego, fui hacia donde había caído Maxim.
—¿Estás bien? —dije, extendiendo una mano para ayudarlo a levantarse.
—Sí... —dijo. Al parecer la bestia lo había dejado sin aire— Aunque creo que esa cosa me fracturó el diafragma o algo —dijo, con una sonrisa. No pude evitar reír un poco.
Maxim limpió la hoja de su espada enterrándola en la nieve, yo fui al cadáver del oso, para recuperar la daga y las flechas que estaban clavadas en él. Limpié un poco las puntas y luego las guardé en el carcaj, volviendo a tener trece, no podía desperdiciar ni una flecha. Hice el mismo procedimiento con la daga y la guardé nuevamente en mi cinturón.
Empezamos a caminar en dirección contraria al gran muro, adentrándonos cada vez más en este nevado lugar. Íbamos avanzando sigilosamente, no queríamos llamar la atención de los mutantes que deambulaban por estos lados. De pronto escuché los pasos de alguien, o algo que estaba caminando cerca de nosotros, por lo que le hice una señal a Maxim para que estuviese alerta. Finalmente pudimos visualizar a alguien moviéndose a lo lejos, ambos nos escondimos rápidamente detrás de los árboles, podía ser algún mutante. Escuchamos como sus pisadas cada vez se acercaban más a nosotros, Maxim se preparó para atacar con su espada, yo saqué sigilosamente una de las flechas del carcaj por si llegábamos a tener un combate. Cuando el sonido de sus pisadas se escuchó lo suficientemente lejos, me asomé para ver de qué o quién se trataba. Para mi sorpresa, el "mutante" que nos estaba acechando, había sido Sarah todo este tiempo.
—¡Sarah! —exclamé, debido a que ya estaba algo lejos de donde nos encontrábamos— ¡Espera!
—¡¿Matthew?! —Sarah parecía sorprendida de encontrarme, una sonrisa se formó en su rostro— ¡Qué bueno encontrarte!
—¿Estás bien? —dije, luego de darle un corto abrazo a Sarah a manera de saludo— ¿No te falta nada? ¿Tienes comida, agua y armas? Imagino que has visto mutantes... —Comencé a bombardearla de preguntas— Por cierto, él es Maxim Krasovsky... —dije, señalando a Maxim— Me salvó la vida.
—Oh, un placer. Soy Sarah Lightwood... —dijo ella, estrechando su mano con la de Maxim. Luego, los tres empezamos a caminar— Y bueno, estoy bien en lo que cabe, aún estoy viva. Y sí, tengo comida y agua suficientes por ahora, supongo que ustedes también. De armas... —Sarah agarró algo que cargaba detrás de su espalda— Tengo esta ballesta, y una Beretta 92... —Sarah hizo una pausa— Y desafortunadamente también me he encontrado con varios de esos mutantes.
Juntos, procedemos a avanzar por aquel extenso y profundo bosque, cuyo fin no conocíamos. Sarah iba a la delantera, Maxim iba detrás de mí, cubriéndonos las espaldas. Desde aquí podía observarse perfectamente el sol, el cual se encontraba en el punto más alto del cielo, lo que significaba que ya llevábamos medio día caminando sin rumbo alguno, tal vez sean un poco más de las doce. Entonces, se escuchó un fuerte estruendo, sonaba bastante lejano, pero se había escuchado perfectamente desde aquí. Probablemente se trataba de una avalancha en la montaña más alta del lugar, la que está cerca de las primeras tres secciones. Aunque, también podría ser un mutante muy peligroso, espero que la primera opción sea la acertada. Mientras íbamos avanzando, de vez en cuando tomábamos agua, a veces intercambiábamos algunas palabras, y no mucho más. Tampoco es como si tuviésemos mucho de qué hablar estando aquí encerrados... Yo por mi parte, no podía dejar de preguntarme cuándo terminará esto. Sarah se detuvo abruptamente.
—¿Escucharon eso? —preguntó Sarah, volteando en diferentes direcciones.
—No, pero tengo un mal presentimiento... —respondí, pensando en aquel estruendo que habíamos escuchado hace rato.
«Todo había estado demasiado tranquilo, pero... Esa paz ilusoria, no era más que un indicio del conflicto que se avecinaba sobre nosotros. En tan sólo unos minutos, estaríamos a tan sólo un paso de la muerte»
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top