Capítulo 8 | Muévete o Muere (Parte 1)
??? ~ LUN 16/11/2037 ~ En algún lugar.
La cápsula termina de subir y se abre. Empecé a mirar a mi alrededor observando detenidamente el entorno, estaba completamente rodeado de esas altísimas paredes de piedra cubiertas de musgo y lianas. Al observarlas detalladamente, tuve un deja vu por alguna razón. Me encontraba encima de una estructura no tan alta de la cual se desprendían unas escaleras hacia adelante, para bajar. Hay mucha niebla hacia el frente, pero aun así puedo vislumbrar una especie de intrincado laberinto. Detrás de mí hay una cápsula que contiene un maniquí con un uniforme distinto a los que teníamos, una camisa negra con dos franjas blancas, en forma de "V" inclinada hacia la derecha, estaban hechas de un material suave pero resistente, el número siete estaba grabado en la parte trasera, del mismo tono de blanco. También hay un grueso abrigo del mismo color, parece estar diseñado especialmente para resistir bajas temperaturas. Hay también un pantalón, parece hecho del mismo material que el de la camisa, sólo que es tan grueso como el abrigo; también hay un gorro para el frío e incluso guantes y unas botas negras, evidentemente habrá nieve luego de salir de este lugar, el Trigésimo Primero incluso me advirtió de eso. Al lado del uniforme había una mochila, la cual no dudé en revisar; tenía varias botellas de agua, municiones básicas para pistolas, y una granada. En el bolsillo exterior de la mochila había un paquete completo de galletas dulces. Guardé el gorro y los guantes en la mochila, no pensaba usarlos de momento, y entonces procedí a cambiarme de uniforme. A pesar de que estaba en un lugar cerrado, había algo de frío, mi piel se erizó un poco al sentir una leve ventisca helada mientras terminaba de cambiarme. Me puse el abrigo, guardé el uniforme viejo en el bolso y entonces, observé por última vez la cápsula que me trajo a este misterioso lugar y decidí que ya era momento de avanzar.
Bajé por las escaleras y comencé a hacerme paso a través de aquel laberinto, revisando en todos los lugares donde no llegaba la luz artificial de las lámparas, para ver si encontraba algo oculto entre las sombras. Al caminar por los pasillos trataba de memorizar el camino, para saber por qué caminos había pasado y por cuáles no, por si llegaba a encontrarme con un camino sin salida. Avancé por varios minutos, durante los cuáles me había encontrado con varios pasadizos sin salida, cosa que comenzaba a inquietarme un poco. Recién me di cuenta de que las paredes del laberinto también estaban cubiertas de musgo y lianas, tal vez debería intentar usarlas para escalar y tener mejor visibilidad, aunque... De todas formas, dudo que la espesa niebla me permita observar que hay más allá.
Seguí avanzando a través del laberinto, hasta que finalmente encontré algo, era un baúl hecho de una clase de madera oscura, estaba ligeramente oculto por las lianas, además de que estaba casi completamente incrustado en la pared, supongo que para que sea más difícil de encontrar. Afortunadamente no tenía ninguna cerradura que lo bloquease, por lo que podía llevarme su contenido con facilidad. Observando detenidamente el baúl, noté la similitud que tenía con una mesita de noche debido a que poseía dos compartimientos: en el inferior había un arco completamente negro y un carcaj con cinco flechas adentro, en el pequeño compartimiento superior habían cuatro manzanas rojas. Me coloqué el carcaj luego de guardar las manzanas en la mochila, y con el arco en la mano continué en mi búsqueda de la salida.
No había pasado ni un minuto desde que reanudé mi marcha, cuando entonces, se pudo escuchar un ruido casi ensordecedor que rebotaba en las paredes del laberinto, era alguna especie de grito que parecía provenir de ninguno y de todos lados al mismo tiempo, no tenía ni la menor idea de dónde se había originado, o qué lo había producido; tampoco tenía muchas ganas de averiguarlo. Continué avanzando, esta vez más sigilosamente, tratando de pasar desapercibido, para así no encontrarme con la cosa que emitió ese alarido, podría ser una criatura realmente peligrosa creada por las personas que nos encerraron aquí.
Pasaron varios largos minutos, hasta que por fin logré salir de aquel laberinto. Había llegado a una sala bastante amplia en comparación al laberinto, no podía ver hasta dónde se extendía debido a la niebla, que parecía hacerse cada vez más espesa a medida que me adentraba en esta habitación. No podía ver absolutamente nada que estuviese a un poco más de un metro de distancia de mí, hecho no muy alentador. Había un completo silencio en el lugar, todo estaba demasiado calmado para mi gusto, irónicamente toda esta tranquilidad era un indicio de posible caos inminente. Tuve un mal presentimiento, así que agarré una de las flechas, preparándome para un posible ataque a medida que seguía avanzando.
Entonces, sucedió.
Un sonido resonó en la habitación, algo grande se estaba acercando hacia a mí. Una silueta negra de una criatura extraña e indescriptible es lo poco que la niebla me dejaba ver. Disparé la flecha hacia lo que parecía ser su cabeza, pero la criatura logró apartarse. La flecha impactó en su costado, ocasionando que la bestia emitiese un alarido de dolor. La criatura trató de realizarme una embestida, pero yo me deslicé por el suelo, esquivándola. Rápidamente, agarré otra flecha y la disparé, esta impactó en una de sus patas, cosa que pareció enfurecerla aún más. La bestia se alzó sobre sus patas traseras y emitió un potente rugido, momento que yo aproveché para disparar una tercera flecha, que sobrevoló hacia el pecho de la bestia, quedando incrustada cerca de su cuello. La bestia se acercó hacia mí y realizó un ataque, tratando de herirme con sus garras, tuve que moverme rápidamente hacia atrás para esquivar su acometida. Luego de alejarme un poco, comencé a llamar la atención de la bestia, la cual comenzó a realizar una rápida embestida hacia mí, pretendía atravesarme con el gran cuerno que salía del centro de su frente. Aquella bestia no logró observar la flecha que significaría el fin de su vida, un impacto certero justo en el centro de su cabeza. El animal comenzó a retorcerse en el piso, hasta que exhaló su último aliento y murió. Su hocico estaba ligeramente abierto, lo que me dejó observar que tenía dos filas de dientes, similares a los de un tigre, entre los que destacaban dos colmillos filosos, tan largos que sobresalían de su boca. Me acerqué para detallar un poco más a la extraña bestia, de su cuerpo inerte brotaban montones de sangre oscura, desde cada una las cuatro heridas que había recibido. Comencé a remover las flechas de su extraña carne de color purpúreo. Observando el cadáver de aquella atrocidad, me di cuenta de la similitud que tenía con los osos, aunque sus oscuras escamas violáceas eran el principal indicio de que era una criatura totalmente diferente, el segundo aspecto que destacaba, eran sus ojos, que eran completamente negros, ni siquiera podía diferenciarse el iris de la pupila.
Luego de recuperar las flechas, continué avanzando, observando como la niebla se disipaba a medida que caminaba hacia el frente. Pude ver otro baúl al lado derecho de la sala, justo al final, este no estaba oculto. Había dos dagas de acero y tres panes en una bolsa, las dagas venían acompañadas de un cinturón, con el que podría llevarlas cómodamente.
Seguí caminando hacia el frente, hasta que llegué al final de la sala amplia. Ante mí se erigía un gran muro de al menos veinte metros de altura, con lianas y musgo cubriéndolo casi por completo. La única forma de llegar hacia arriba, aparentemente era escalándolo.
Comencé a subir, agarrándome fuertemente de las lianas y apoyándome en las hendiduras que había en ciertas zonas. Iría casi a mitad de camino, cuando debido a un fallo de cálculo terminé casi cayéndome del muro; afortunadamente había logrado aferrarme de una de las lianas. Luego de estabilizarme, continué escalando, me faltaba poco menos de la mitad para llegar a la cima. Entonces, una parte de la pared se hundió justo en dónde mi mano derecha se había apoyado. Pude escuchar ligero un sonido metálico proveniente de la pared que había detrás, se habían abierto varias filas de agujeros a lo largo de toda la parte superior de la pared. Flechas comenzaron a salir disparadas de los orificios de forma ordenada. De derecha a izquierda. Las flechas cada vez estaban más cerca de mi posición, por lo que tuve que impulsarme con fuerza hacia la derecha, para esquivar la siguiente ronda de flechas. Logré evadir por poco las flechas, y continué escalando hacia arriba lo más rápido que podía. Las flechas volvieron a hacer su aparición, viniendo esta vez desde la izquierda. Volví a impulsarme, logrando esquivar la lluvia de flechas, logré agarrar dos flechas que se habían quedado incrustadas justo a centímetros de mí y las guardé en el carcaj rápidamente. Debía seguir subiendo.
La lluvia de flechas se aproximaba nuevamente por la derecha, por lo que tuve que impulsarme una vez más para esquivarlas. La mochila se quedó incrustada en la pared, debido a que una de las flechas había logrado atravesarla ligeramente, removí rápidamente la flecha y continué subiendo. La lluvia de flechas seguía, pero estaba muy por debajo de donde me encontraba, simplemente tenía que escalar un poco más para llegar a la cima.
Terminé de escalar el muro, un tanto exhausto luego de todas las veces que estuve a punto de caer debido a las ráfagas de flechas. Había un pasillo corto el cual llevaba hacia otra sala amplia. En medio del pasillo había un baúl, que contenía cinco flechas, las cuales sumé a las ocho que había en mi carcaj; también había un saco de dormir térmico, son muy usados por alpinistas aficionados para poder conservar el calor ante temperaturas realmente bajas.
Caminé hacia la sala que había al final del pasillo, había bastante niebla, como en todas las zonas de este lugar, pero en esta habitación la niebla era menos densa y más dispersa, lo que me permitía observar el entorno con más claridad. Un rugido similar al de un león me advirtió de la presencia de otro mutante, miré en la dirección desde la cual provenía el sonido y fue cuando lo vi: era una especie de felino con ojos rojos, su pelaje era negro y poseía unos grandes colmillos sobresalientes que parecían ser muy afilados, era bastante similar a un puma, pero era algo más grande. Le disparé una de las flechas, la cual impactó cerca de su lomo, la bestia emitió un rugido y luego comenzó a correr hacia mí. A pesar de que estaba bastante lejos hace unos segundos, ya se encontraba a tan sólo un par de metros de mí, se había movilizado con bastante rapidez. El mutante dio un salto, tratando de herirme en el cuello, pero afortunadamente logré esquivar esa mortal acometida, tirándome al suelo, aunque una de sus patas traseras había logrado hacerme un rasguño en el brazo, sentí un ligero ardor momentáneo en la zona, pero toda la adrenalina que sentía en este momento me hizo ignorar por completo el dolor que me causaría luego esa herida.
Agarré una de las dagas y me abalancé encima de él, logrando hacerle una herida larga y profunda en el costado, desde su pata delantera hasta la trasera. De la abertura comenzó a emanar sangre purpúrea, mientras intentaba sacar la daga, la bestia logró zafarse de mí, empujándome al suelo en el proceso. Estaba tirado en el suelo, y la bestia estaba justo encima de mí, erguida sobre sus dos patas traseras, iba a atacarme con sus garras, pero rodé por el suelo justo a tiempo para evitar el zarpazo. Intenté enterrarle la otra daga, pero el mutante corrió a toda velocidad hacia la derecha, al parecer intentaba camuflarse entre toda la niebla, apenas podía distinguir levemente su silueta. La estuve persiguiendo durante unos segundos hasta que se detuvo, volteándose dispuesta a atacarme. Comenzó a correr hacia mí con la intención de saltarme encima y realizar su ataque final, pero mi flecha terminó siendo más rápida. Le había dado en el torso, en la zona en la que debería estar su corazón. El felino cayó al suelo al instante, derramando un poco más de su sangre violácea. Caminé hacia el cadáver, con la intención de recuperar mi otra daga y las flechas que había gastado, y entonces observé detalladamente a este mutante, era realmente parecido a un puma, aunque también tenía cierta similitud con un tigre.
Escuché el sonido de una corriente de agua así que me acerqué hacia la fuente de dicho ruido; se trataba de una pequeña cascada. Junté mis manos y me eché el agua fría en la cara, luego eché un poco de agua en la herida que tenía en el brazo, y saqué del bolso la camisa de mi antiguo uniforme, rompí un pedazo y me lo enrollé en el brazo, haciendo un poco de presión para detener el sangrado. Descansé un par de minutos, para recobrar el aliento y reanudé mi marcha poco después.
Al continuar avanzando me encontré con un puente en no muy buen estado, como los de esas viejas películas de aventura, aquellos puentes que no son más que una mezcla de viejas tablas de madera y sogas que las mantienen unidas; uno de esos puentes que parecen que con sólo tocarlos se romperán. El caso es que tenía que cruzarlo, era la única forma de llegar al otro lado de ese acantilado gigante cuyo fin no podía ser observado debido a la niebla que parecía surgir de aquel abismo. Traté de visualizar alguna otra forma de llegar al otro lado, pero el puente parecía ser la única forma de cruzar hacia el otro lado, a simple vista. Di unos cuántos pasos hacia adelante, las tablas de madera crujían a medida que avanzaba, hecho que no me daba muy buena espina. Estaba más o menos a la mitad del puente cuando una de las tablas se rompió súbitamente, ocasionando que una de mis piernas quedase colgando. El puente milagrosamente resistió, las cuerdas habían aguantado el impacto producido por mi caída. Me levanté cuidadosamente y continué avanzando, quería llegar al otro lado lo más pronto posible. Apresuré un poco el paso, esta vez me iba agarrando firmemente de las sogas que había a ambos lados del puente, de estas se desprendían las cuerdas que mantenían las tablas en su posición.
Inesperadamente, comenzó a escucharse el sonido producido por el aleteo de alguna criatura. Volteé en todas las direcciones para tratar de averiguar de dónde provenía el sonido, hasta que finalmente la vi. Era una especie de halcón que evidentemente estaba modificado genéticamente, sus garras parecían estar hechas de alguna clase de metal, al igual que las plumas de sus alas. El ave comenzó a descender en picado justo hacia mí, yo reaccioné lo más rápido que pude y le disparé una flecha, pero el halcón la esquivó fácilmente. El ave dio la vuelta y descendió nuevamente para tratar de realizar un segundo ataque, la flecha que disparé logró rozar a la criatura, la cual emitió un agudo quejido. El halcón trató de atacarme con sus filosas garras, pero logré esquivar su acometida; el puente se removía con cada uno de mis movimientos bruscos.
«A este ritmo, el puente va a caerse en cualquier momento»
El halcón alzó el vuelo, perdiéndose entre la densa niebla que cubría el techo, no tenía ni la menor idea de dónde provendría el ataque, por lo que estaba apuntando hacia arriba, preparado para el momento en el que el ave volviese. El halcón finalmente hizo su aparición, y segundos después, disparé una flecha que atravesó su cuerpo.
El ave se comenzó a caer en dirección hacia el puente. Una de sus alas metálicas logró cortar una de las cuerdas que sostenía la estructura, y el impacto del ave atravesando una de las tablas de madera sería la gota que derramase el vaso.
El puente comenzó a derrumbarse.
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