Capítulo 26 | Desesperación (Parte 4)
6:25 am ~ JUE 26/11/2037 ~ Seattle, Washington.
Ha pasado casi una hora desde que llegamos a Seattle, salimos del hotel bien temprano, según lo acordado. El viaje fue bastante agradable, escuchamos música durante todo el trayecto, el cual duró alrededor de dos horas. Nunca había estado tan lejos al norte de Los Ángeles y el hecho de pensarlo me hace ver cuánto tiempo ha pasado desde que todo empezó.
Hace unas semanas todo estaba tan bien...
Todo lo que ha ocurrido desde ese día ha sido tan irreal que parece sacado de una película o algo por el estilo.
—¿Dónde estamos? —preguntó Jessica desde uno de los walkie-talkies que conseguimos mientras estábamos en Portland. Ella estaba junto a Mackenzie y Barbara en el auto blanco.
—Creo que vamos llegando a Mt. Vernon —respondió Clemence, quien estaba conduciendo la minivan plateada, ella iba junto a Sarah y Maxim.
—¿Cuánto falta? —preguntó Mia, quien iba junto a Christina y Alessia en el convertible rojo
—Menos de una hora —dije, iba conduciendo el auto de Mackenzie. Nick y Chris se encontraban en los asientos traseros.
—Que fastidiooooo... —dijo Mackenzie— pon algo de música Jessy.
—Apoyo esa idea... —dijo Christina— Pon algo de Taylor Swift —sugirió.
Poco después, la música inundaba nuestros oídos. Efectivamente, This is me trying de Taylor Swift resonaba a todo volumen por las cornetas del vehículo blanco. Mientras, Nick decidió revisar el mapa que tenía en su portátil mejorada, él estaba alerta por si Chris intentaba hacerle algo a su computadora, cosa que siempre sucedía. Nick maldecía cada vez que Chris intentaba sabotear lo que él estaba haciendo.
Tal como Clemence había indicado, estábamos atravesando Mt. Vernon. Justo habíamos pasado el Parque Lions, aún faltaba un tramo considerable de carretera.
Para pasar el rato, debido a que no había nada interesante que hacer, estuvimos escuchando un montón de canciones en el transcurso del viaje.
Luego de al menos diez canciones ya había pasado poco más de media hora, tiempo en el cual ya habíamos llegado a Bellingham, una pequeña ciudad bastante cerca de la frontera en la que decidimos tomar un pequeño descanso, aprovechando que nos encontramos con un centro comercial.
Estacionamos los vehículos y comenzamos a bajar de los autos. Observé que Nick tenía una extraña expresión en el rostro, estaba tan centrado en su laptop que todavía no se había bajado del vehículo.
—¿Piensas quedarte como inútil allí? —preguntó Chris.
—Es que... —dijo Nick, pero no terminó su frase debido al sonido de una explosión que vino de arriba del estacionamiento.
—¿Qué está pasando? —preguntó una desorientada Mia.
—Creo que los psicópatas están aquí —dijo Nick mientras señalaba muchos puntitos rojos en el mapa.
—¿Crees o estás totalmente seguro? —preguntó Alessia.
—Tienen que ser ellos —dijo Nick.
—Maldita sea —dijo Chris mientras le daba un leve golpe al carro de Mackenzie.
—¡Hey! —Se quejó Mackenzie.
—Lo siento —dijo Chris.
—Todos, agarren las armas y los bolsos con provisiones... —dijo Clemence quien ya se encontraba agarrando las cosas que estaban en la minivan plateada— Dejaremos los autos aquí. Si ellos nos vieron, ya saben en qué autos estamos. Mejor no darles más pistas de nuestro paradero.
—Buena idea —dijo Christina.
Rápidamente agarramos todas las cosas y salimos corriendo de allí a toda velocidad. Ellos ya debían saber que estábamos aquí, en la ciudad, pero... No saben exactamente dónde.
—Vámonos por aquí... —dijo Clemence señalando la salida trasera del centro comercial— La explosión sonó por la entrada del edificio, deben estar inspeccionando el ala norte, con suerte, no habrá soldados atrás.
Afortunadamente, Clemence tenía razón. Logramos salir sin inconvenientes del centro comercial, ahora nos encontrábamos corriendo por las calles, movilizándonos a través de los edificios, escondiéndonos detrás de las paredes de vez en cuando. Ellos podrían encontrarnos en cualquier momento, debemos estar preparados, porque cuando eso suceda, tendremos que responder al fuego enemigo.
Entonces, pudimos visualizar a un grupo de soldados que aparecieron desde la esquina de la calle. Rápidamente entramos en el edificio que teníamos en frente. Era un edificio común, no muy alto; era de al menos cuatro pisos de altura.
Subimos al segundo piso y comenzamos a observar cuidadosamente por las ventanas evitando que ellos nos vieran, porque si eso pasaba, estaríamos en un serio aprieto.
—Ya se fueron —indicó Alessia.
—Vámonos entonces —dijo Maxim.
—Nick, ¿aún tienes la laptop con el mapa? —preguntó Clemence.
—Sí, ¿por? —preguntó Nick.
—Necesito revisar un momento el mapa... —dijo Clemence— ¿Hay algún parque cerca?
—Déjame revisar —dijo Nick, quien sacó un teléfono el cual estaba conectado remotamente a la computadora, lo que le permitía a Nick observar lo que estaba en la pantalla de la misma sin necesidad de sacar la laptop. Era algo bastante ingenioso.
—Aquí, hay un parque —dijo Chris, señalando un punto en el mapa.
—Sí, el Parque Cornwall —dijo Nick.
—¿Vamos a ese parque entonces? —preguntó Sarah.
—Sí, allí podremos ocultarnos mejor, entre los árboles —dijo Clemence.
Recogimos nuestras cosas y salimos del edificio en tiempo récord. Comenzamos a correr sigilosamente por las desoladas calles de la ciudad, en las cuales sólo había pocos vehículos y personas paralizadas, cosa que ya nos parecía normal en estos momentos. Luego de atravesar cuatro manzanas, ya podía verse el parque a unos cuantos metros. Clemence estaba en el frente, escondiéndose detrás de la pared del edificio que teníamos al lado, observando si había soldados cerca. El camino estaba completamente despejado, así que corrimos juntos hacia el parque.
El parque estaba rodeado por una cerca con púas en la cima, por lo que decidimos buscar la entrada principal, a pesar del riesgo que había, los psicópatas están cerca y nos están acechando.
Finalmente, habíamos encontrado la entrada. Corrimos con más intensidad hacia la entrada, y justo cuando estábamos a pocos metros de entrar, un grupo de no más de seis soldados apareció desde la calle que estaba justo en frente de la entrada del parque.
—¡Corran! —advirtió Nick.
Los soldados comenzaron a dispararnos con los dardos tranquilizantes, mientras Clemence, Maxim, Alessia y yo respondíamos con las balas. Derribamos a los seis soldados en unos cuántos segundos y corrimos hacia las profundidades del parque, no sin antes cerrar el portón metálico que estaba en la entrada. Pronto vendrían más y más soldados, esos disparos tuvieron que haberse escuchado. Teníamos que encontrar una forma de salir, definitivamente iban a revisar el parque al encontrarse con seis cadáveres en la entrada.
Simplemente seguíamos avanzando, mirando detrás de vez en cuando, por si alguien nos había encontrado. Afortunadamente, luego de unos minutos corriendo entre los árboles que se encargaban de ocultarnos, logramos salir del parque por la otra entrada. Pero, segundos después aparecieron más soldados que nos disparaban dardos tranquilizantes, los cuales pudimos esquivar al cubrirnos detrás de una camioneta que se encontraba estacionada en medio de la calle. Una vez cesaron los disparos, respondimos al fuego.
Dos camionetas negras aparecieron de las calles que estaba en frente de la salida del parque, por lo que rápidamente Chris arrojó una granada explosiva, la cual cayó justo en el parabrisas de la primera camioneta negra, explotando al tocar el parabrisas, la segunda camioneta negra al no darse cuenta a tiempo de la granada y al ir tan cercana a la otra camioneta, chocó con los restos de la camioneta en llamas, y dio vueltas en el asfalto. Algunos pedazos del vehículo, volaban por los aires, envueltos en llamas mientras la explosión se disipaba.
Aprovechamos ese momento de distracción en los soldados para escabullirnos por una vereda que eventualmente nos llevaría a una de las calles que van en dirección hacia el aeropuerto. Cerca de allí, había una calle que subía de vuelta a la carretera principal, la cual nos llevaría directamente hacia Canadá.
Pasaron unos minutos en los cuales no nos encontramos con ningún psicópata, no iba a quejarme por ese hecho. Estábamos subiendo por la carretera que conectaba con la autopista que llevaba directo hasta Canadá, poco a poco las cosas iban mejorando, sólo nos faltaba conseguir un par de vehículos y finalmente llegaríamos a Canadá, lejos de Marcus Collins y su organización.
«Al menos, eso era lo que yo creía. Eso era lo que quería creer»
Finalmente, ya estábamos caminando a través de la autopista llena de vehículos, algunos tenían personas paralizadas adentro. Desde aquí arriba podía observarse el aeropuerto perfectamente, estaba repleto de aviones de diferentes tamaños.
—No puedo creer que realmente hayamos escapado —dijo Sarah, rompiendo el silencio que había.
—Los soldados esos son más estúpidos de lo que parece —dijo Chris.
—Sí, afortunadamente no son profesionales —dijo Clemence.
—Probablemente son personas que ellos mismos secuestran, obligándolas a trabajar para ellos, me dan hasta lástima algunos —dijo Alessia.
—Bueno, yo no siento mucha lástima que se diga cuando ellos nos están disparando —dijo Maxim.
—Buen punto —dijo Sarah.
Continuamos avanzando a través de la carretera, había autos estacionados por todas partes, por lo que conseguir vehículos no sería una tarea difícil.
«Este lugar me es demasiado familiar, pero... No tiene sentido. Nunca he estado aquí... ¿Verdad?»
—Acabo de tener un déjà vu increíble —dije, recordando el sueño que había tenido ayer.
Entonces recordé lo que pasaba a continuación.
—¡Vamos! ¡Escóndanse detrás de esos autos! —exclamé.
Y justo a tiempo...
«No quiero ni imaginarme lo que hubiese podido suceder de no haberles advertido a tiempo»
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