Capítulo 20 | La Luz al Final del Túnel

4:47 pm ~ LUN 23/11/2037~ El Bosque.

Ya llevábamos horas y horas caminando a través del bosque, sin encontrar algún indicio de la civilización, sólo podíamos observar árboles y más árboles, para variar. El clima seguía frío, debido a que estamos en otoño, y cada vez faltaba menos para el invierno. Las hojas cayendo delicadamente al suelo me recordaban a los copos de nieve descendiendo del cielo en la Zona Nevada.

—¡Miren allá! —dijo una entusiasmada Christina, señalando con su dedo el lugar en específico que quería mostrarnos. Ella se encontraba a unos cuántos metros de nosotros, había tomado la delantera hace un rato.

—¡OMG! ¡¿Otro árbol?! —dijo Mia con todo el sarcasmo posible.

—No el árbol, idiota —dijo Alessia—, allá... Esa luz adentrándose en el bosque.

—Ah, ya la veo... —dijo Mia.

—Creo que por fin encontramos la salida —dijo Christina sonriendo.

Ella tenía razón, la salida del bosque ya estaba a unos cuántos metros de nosotros... Cada vez nos acercábamos más a la luz, era como si hubiésemos estado recorriendo un túnel y finalmente, pudiésemos observar la luz al final, invadiendo el interior del túnel. Habíamos dado un paso más hacia nuestra libertad.

Cada vez había menos árboles y menos césped. Menos hojas y ramas en el suelo, era una sutil transición que indicaba que el bosque llegaba a su final.

Frente a nosotros había una carretera que iba en línea recta, y se conectaba con una intersección que provenía de la derecha. Caminamos a través del tramo recto hasta que llegamos a la intersección. Volteé hacia la derecha y vi como la carretera desaparecía por un túnel, probablemente llevaba a los edificios de la organización que experimentó con nosotros.

Definitivamente no iríamos hacia allá para averiguarlo. Escapamos a duras penas, ahora no es el momento de entrar allá... Pero algo me dice que eventualmente, volveríamos a este lugar.

Continuamos caminando por la carretera, la cual comenzó a curvarse hacia la izquierda, y luego a la derecha. La calle se extendía un poco más en línea recta hasta que llegamos a la siguiente intersección. Miré hacia ambos lados en busca de alguna señalización de tránsito, pero no encontré ninguna.

Seguimos avanzando hacia la izquierda, por todo el medio de la calle, ya que no había ningún carro transitando a través de ella. De hecho, no había ninguna persona, tampoco había edificios cerca, ni siquiera había autos varados en medio de la carretera.

Nada.

Continuamos caminando hasta que nos conseguimos otra intersección. En toda la esquina de la acera había un letrero metálico, en el cual podía leerse claramente: "Michael Ln".

No tengo ni la menor idea de en donde estamos.

—¿Alguien sabe en qué parte estamos? —preguntó Alessia.

Nadie dijo nada.

—¿Algún mutante les cortó la lengua o qué? —preguntó Alessia, con un tono de indignación.

—Creo que nuestro silencio quiere decir que no tenemos ni la más mínima idea de en donde estamos —dijo Clemence.

—Sigamos caminando, chicos... Tal vez reconozcamos alguna calle más adelante —dije, ignorando lo que ellas estaban diciendo.

—Vale, tienes razón —dijo Alessia.

Continuamos avanzando hasta que nos encontramos una avenida, por fin lográbamos ver edificaciones. Había un gran letrero en el que podía observarse: "Palisades Dr". Reconozco esta calle.

—Creo que ya sé dónde estamos, si seguimos por esta avenida, en teoría, llegaremos a "Pacific Palisades" —hice una pausa—. Es una de las regiones de Los Ángeles, viví allí prácticamente durante toda mi infancia. Sí, estoy seguro de que estamos cerca, debería haber un parque más adelante... —dije.

—¡Suban! —exclamó Clemence, quien, mientras yo hablaba, había ido hacia una 4x4 que estaba en medio de la avenida, probablemente forcejeó la cerradura con sus técnicas militares —o algo por el estilo— y abrió fácilmente la puerta del conductor. Había una persona paralizada adentro, a la cual sacó de su propio auto, colocándola delicadamente en el suelo.

Intentó hacer que la chica reaccionara, pero ella ni se inmutaba. A pesar de eso, todavía tenía pulso, y seguía respirando; ambas constantes vitales eran débiles, lo suficiente como para mantenerse vivo.

«Vaya, ¿la Niebla Verde había llegado tan lejos?»

Clemence había logrado encender el auto, se las había apañado para sacar el interruptor de encendido, de forma que pudiese acceder a los cables, para que el motor arrancase.

—¿Qué? ¿nunca han visto a una persona tomando prestado un carro en alguna película? —preguntó Clemence algo irritada, debido a que Christina la estaba mirando raro.

Clemence tomó el volante y luego subimos todos en el vehículo. Yo iba en el asiento del copiloto. Maxim iba detrás, junto a las chicas. Él había quedado justo en la ventanilla derecha, Mia estaba sentada en las piernas de Sarah, ellas estaban en la otra ventana, en medio de ellos estaban Alessia y Christina. Luego de que todos nos habíamos arreglado, Clemence pisó el acelerador y comenzamos a avanzar a través de la avenida.

Observé el reloj de la camioneta, el cual marcaba las 5:27 pm. Luego de un par de minutos llegamos al parque que había mencionado que había, confirmando así que tenía razón acerca de en dónde estábamos. Alessia había encontrado un iPod en el compartimiento que estaba en el espacio comprendido entre los asientos delanteros y entonces, procedió a conectar el mismo al reproductor de música del auto.

—Veamos si esa chica tiene buen gusto musical —dijo Alessia mientras presionaba el botón de aleatorio, refiriéndose a la chica que habíamos encontrada paralizada dentro de este auto.

"Madhouse" de Little Mix comenzó a sonar por los altavoces.

—¡Amo esta canción! —dijo Alessia.

Miré a Alessia por el retrovisor, ella me estaba observando. Literalmente me estaba diciendo «sabes que quieres cantar» con su mirada. Christina nos observó a ambos en el retrovisor, ella también amaba esta canción.

I feel a strange sensation taking over from my head to my toes. —comenzó cantando Alessia, quien siguió cantando un poco más, mientras sostenía un micrófono invisible— I got the shakes body rippling and it's enough to shatter my bones... —Alessia le pasó el micrófono invisible a Christina.

Is it all a dream? Cause I don't wanna stay awake. —Christina empezó a cantar luego de agarrar el micrófono invisible de Alessia— But I won't remember a thing. And now it's running through my veins. I don't know what's happening beats so sick...

Running from the madhouse, they won't take me back —continuamos cantando todos, incluso Maxim, quien al parecer también se sabía la letra— Got the medicines to give me what I need.

Yes, I'm burning up but music is my drug. —seguíamos cantando a todo pulmón, mientras Clemence seguía conduciendo a través del «Pacific Dr»Doesn't matter if I shout or if I scream.

They're coming for me —fue lo último que cantamos, luego comenzamos a hablar, mientras la música seguía sonando.

—Es irónico que la letra de la canción en parte nos identifica ahora mismo —dijo Clemence.

—Oye, no lo había pensado... —dijo Mia— Justo acabamos de huir de un lugar en donde unos psicópatas nos tenían encerrados

—Y ahora ellos vienen por nosotros —dijo Alessia.

—Qué casualidad de que sonase justo esta canción —dijo Christina.

Luego todos comenzamos a hablar de cosas varias, mientras seguíamos escuchando la canción, avanzando a toda velocidad por la carretera, sin rumbo alguno. Por un momento, sólo éramos siete adolescentes sin preocupaciones, viajando por la carretera escuchando música a todo volumen.

«Por un momento, habíamos vuelto a ser personas normales, por un pequeño instante, todo había vuelto a ser como antes»

Entonces, la realidad cayó sobre nosotros como un balde de agua fría.

Tres vehículos blindados habían aparecido en el retrovisor.

Volteé inmediatamente para observar mejor. Efectivamente, había tres vehículos blindados negros, persiguiéndonos.

«Obviamente eran ellos, ya se habían tardado en aparecer»

—Matt, toma el volante —dijo Clemence quien se pasó al asiento trasero y abrió la ventanilla del techo, yo me pasé al asiento del conductor y Alessia se pasó al asiento en donde yo estaba antes, quedando a mi lado.

—Hay tres vehículos persiguiéndonos a toda velocidad... —dijo Maxim— excelente.

—Gracias por resaltar lo obvio, Maxim —dijo Mia.

Clemence había agarrado el fusil, se asomó por la ventanilla y disparó dos veces a uno de los vehículos, dándole justo en las ruedas delanteras, el vehículo comenzó a desestabilizarse, Clemence lanzó una granada, dejando que la explosión hiciera lo suyo.

El vehículo al que Clemence le había disparado, salió volando por los aires, cayendo encima de otro de los tres vehículos.

—Ahora sólo queda uno —dijo Clemence, mientras desenfundaba su pistola de balas explosivas.

Disparó dos veces, ambas balas quedaron adheridas en el parabrisas del único vehículo que quedaba. Dos explosiones consecutivas tendrían lugar segundos después, los fragmentos salieron desperdigados en múltiples direcciones.

—Menos mal que sólo eran tres vehículos... —dijo Mia, bastante aliviada.

—No hay que bajar la guardia... —dijo Clemence— Ésos tres blindados no son los únicos que vendrán.

Continué conduciendo ignorando las señalizaciones de tránsito, debido a que no había ningún otro auto en la carretera... Bueno, realmente si habían algunos, pero todos estaban estacionados en medio del camino, sin moverse.

—Creo que deberíamos ir a algún centro comercial... —dijo Christina— Tenemos que conseguir provisiones.

—Es muy buena idea —dijo Clemence— Estamos algo cortos de municiones.

Luego de unos minutos llegamos al final de la avenida y nos encontramos con otra intersección. Bajé la velocidad para observar los letreros, y entonces, visualicé el nombre de la carretera que nos llevaría a nuestro destino. "Sunset Blvd". Crucé hacia la izquierda y comencé a acelerar a través de la curva en forma de "S". La verdad es que tenía bastante tiempo sin manejar, y me sentía bastante a gusto en este momento. Siempre me agradó eso de tener el control, el viento en la cara y mejor aún, la autopista estaba total y completamente sola para mí, por lo que decidí acelerar un poco más.

—¿No crees que vamos muy rápido? —preguntó Christina, algo preocupada por su integridad física.

—Que aceleres, dice —dijo Maxim, en broma.

—¡Hey! —protestó Christina.

Luego de eso, dejamos atrás al Parque Histórico "Will Rogers", recuerdo que solía venir con los chicos cuando estábamos pequeños. Veníamos casi todos los domingos, era una especie de tradición. A un par de minutos, se encontraba el centro comercial que tenía en mente, allí podíamos conseguir todo lo que necesitábamos.

Estacioné el vehículo en la entrada del centro comercial, bajamos del auto y comenzamos a recorrer el lugar, no teníamos tiempo que perder. Decidimos dividirnos en dos grupos, para agilizar la situación. Clemence, iría junto a Maxim, Sarah y Mia a buscar municiones para nuestras armas, yo iría junto a Christina y Alessia al supermercado, para conseguir un poco de comida y agua. Luego, íbamos a reunirnos en un punto céntrico del lugar, en todo el medio de la planta baja, desde allí podía observarse claramente gran parte del lugar.

Habían algunas cuantas personas paralizadas por todo el lugar, sobre todo en la entrada. Era de cierta forma perturbador observarlos a todos en ese estado, pero tristemente no podíamos hacer nada para remediarlo.

—¡Hershey's! —exclamó Christina, mientras tomaba unas cuántas barras de chocolate. Nos encontrábamos en un pasillo que estaba repleto de toda clase de dulces y snacks.

—Tina, concéntrate... —dije, pero no pude evitar sonreír.

—Lo siento, sabes que amo los Hershey's —dijo Christina.

—Guárdame uno al menos.

—Conseguí baterías solares —dijo Alessia a lo lejos.

—¡Genial! —exclamé— Ya no tendremos que preocuparnos por la linterna.

Salimos poco después del supermercado, luego de reabastecernos. Teníamos suficiente comida para tres días.

Clemence y el resto llegaron poco después, venían cargados con municiones para todos. Luego de distribuirnos las municiones, estábamos casi listos para irnos.

—Bueno, creo que deberíam... —Clemence fue interrumpida por el sonido de un cristal rompiéndose, seguido por el sonido de algo cayendo en el suelo.

—¡Cuidado!

Era una granada de humo, podría tratarse de alguna especie de narcótico, así que definitivamente no podíamos permitir que alguno de nosotros inhalase mucho de ese gas.

—¡Son ellos! —exclamó Mia, señalando a los soldados que estaban entrando por el techo, habían roto las láminas de cristal y descendían de un helicóptero, gracias a unas cuerdas.

—Estos rastreadores son un problema... —dijo Maxim con amargura.

—Ciertamente —dijo Christina.

—Bla, bla bla... —dijo Alessia— ¡Como sea, ya es hora de irnos! —todos comenzamos a correr hacia la salida, en dónde habíamos dejado el auto, pero habían demasiados soldados por allí.

—¡Vamos por la salida trasera, allá habían autos! —señaló Sarah.

Mientras avanzábamos en línea recta, pude ver a unas personas corriendo por uno de los pasillos contiguos, parece que se dirigían a una de las salidas laterales. Eran tres chicas y dos chicos, la mayoría eran bastante jóvenes. Logré detallar bien a una de ellas, en cuanto volteó rápidamente, para ver si la estaban siguiendo.

«Imposible... ¿Podrá ser...?»

Continuamos avanzando, hasta que llegamos a la salida. Algunos soldados nos estaban persiguiendo, disparándonos unos dardos que probablemente nos dejarían inconscientes.

Clemence rompió la ventana de una minivan y encendió el vehículo lo más rápido que pudo. Una vez entramos todos, ella presionó el acelerador. Los soldados dispararon unas cuantas veces, pero ninguno de los dardos nos alcanzó.

—¡Maldición! —exclamó con furia uno de los soldados.

Mientras huíamos, estuve pensando en los chicos que había visto en el centro comercial. Estaba completamente seguro del rostro que había visto, estaba seguro de que debía ser ella, pero... ¿Era posible que no hubiesen sido alcanzados por la niebla verde? ¿O tal vez eran inmunes también?

«Pero, si son inmunes... ¿Por qué G.E.O. no los buscó?»

Tengo muchas dudas, pero definitivamente tenemos que ir hasta allá, si ella no está paralizada, hay una posibilidad de que ellos tampoco lo estén, y... Él definitivamente podría ayudarnos a deshacernos de los brazaletes.

«Ya sé lo que tenemos que hacer»

—Chicos, no sé si alguno de ustedes lo vio, pero... —hice una pausa, mientras buscaba algo en el mapa.

—¿Qué? —dijo Christina— No nos dejes con la intriga.

—El caso es que vi a otras personas en el centro comercial.

—Todos los vimos Matt, a las personas paralizadas —dijo Clemence como quien no quiere la cosa.

—No... —dije— No me refiero a los paralizados. Había un grupo de cinco personas corriendo en el centro comercial.

—¿Qué? —Mia estaba perpleja.

—Debería ser imposible —dijo.

—Fue lo primero que yo pensé... —dije— Pero, definitivamente los vi, y reconocí a una de ellos.

—¿La conoces? —preguntó Alessia.

—Sí, de hecho... Hasta sé en dónde vive —dije.

—¿Y quieres ir allá porque...?

—Porque si ella no está paralizada, es posible que haya alguien que pueda ayudarnos con los rastreadores... Debemos ir, es nuestra única esperanza.

—Vale... —dijo Clemence— Guíanos entonces.

Clemence siguió conduciendo, ignorando varias intersecciones que transitaban en paralelo al Boulevard Sunset, la Av. Marquez, o la Av. Las Casas, por ejemplo... Seguimos avanzando a toda velocidad, dejando edificios y otras estructuras detrás, debido a que aún teníamos los rastreadores, así que debíamos ser rápidos para llegar sin que ellos nos alcanzasen antes.

Lo más sensato sería huir y seguir huyendo, pero no sería muy eficaz; ellos nos encontrarán una y otra vez, eventualmente nos dejarían sin escape y se repetiría la historia. Tengo la esperanza de que él pueda ayudarnos. Si nos deshacemos de los rastreadores, finalmente podremos desaparecer sin dejar rastro, escondernos sin que puedan encontrarnos.

Entonces salí de aquel vasto océano que estaba en mi mente, mis pensamientos, y me enfoqué en la realidad. Acabábamos de pasar la intersección cuyo letrero decía "Almar Av.", poco después pasamos otro letrero que estaba en toda la esquina de la Av. El Medio.

Continué guiando a Clemence a través de la carretera, ella estaba moviendo el volante un poco debido a la curva que comenzaba a pronunciarse hacia la izquierda. Observé el parque que se encontraba a nuestra izquierda, habían personas paralizadas en varias zonas del mismo, no tuvieron tanta suerte como algunos.

—¿Quiénes son las personas que viste? —preguntó Mia.

—Supongo que son amigos de él—respondió Sarah.

—No, enserio. ¿Quiénes son, Matthew? —insistió Alessia esta vez.

—Espera y verás —dije.

—No me gusta el suspenso, ¿sabes? —dijo Christina.

—Te encantan las películas de suspenso —dije algo divertido.

—¡Es diferente! —dijo Christina.

—¿Quieres decir que te encantan las películas de suspenso, pero no te gusta el suspenso? —preguntó Clemence observando a Christina como si hubiese descubierto la Octava Maravilla del mundo.

—Es complicado —respondió Christina.

—Tu eres complicada —dijo Alessia.

—Cállate —dijo Christina, quien pareció enfadarse un poco. Nosotros simplemente reímos.

—Si lo es —dijo Maxim riendo.

—¿Y tú qué? —protestó Christina.

Entonces le dije a Clemence que se detuviese aquí, ella frenó abruptamente. Habíamos dejado atrás la calle, tenía tiempo sin venir, así que para cuando reconocí la calle, ya el carro estaba del otro lado. Ella simplemente retrocedió un poco para luego cruzar hacia la izquierda, hacia la Calle Carey. Estoy seguro de que era por aquí cerca, recuerdo el nombre de esa calle perfectamente, incluso algunas de las casas me son familiares. Ahora sólo tengo que encontrar la calle exacta en donde vivíamos, espero que no se haya mudado...

«Y allí estábamos. A punto de encontrarnos con las únicas personas que no estaban paralizadas, quienes, para mi grata sorpresa, resultarían ser algunos de mis viejos amigos. Teníamos la esperanza de finalmente poder deshacernos de los brazaletes. Sin estos rastreadores, finalmente seríamos libres, la libertad estaba cada vez más cerca de nuestras manos, pero... G.E.O. no se desistiría en tratar de impedírnoslo»

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