Capítulo 18 | La Sección Dieciséis (Parte 2)

-:-- pm ~ DOM 22/11/ 2037 ~ Zona Desértica

Clemence ágilmente acertaba los cuchillos que arrojaba hacia Damian, quién estaba muy ocupado luchando cuerpo a cuerpo contra Maxim y Alessia, como para poder esquivarlos. Christina luchaba contra Samantha, usando su tridente, Mia utilizaba una de las katanas de Alessia, ella luchaba codo a codo junto a Christina. Sarah y yo las apoyábamos desde la distancia.

El impacto del metal chocando contra el metal era lo único que se escuchaba en la habitación. A pesar de que Damian recibía casi todos los cuchillos que Clemence le lanzaba, el no emitía ni un sólo alarido, pues al estar modificado genéticamente, parecía no sentía dolor alguno. A pesar de que había demostrado que podía encargarse él sólo de Maxim y Alessia, estaba literalmente contra la espada y la pared.

Maxim le apuntaba con su espada, Alessia con su katana, y Clemence lo señalaba con sus cuchillos.

—Bailemos —dijo Damian, quien logró escapar por una salida secreta que había en la pared sobre la cual había estado recostado.

—¡Atentos! —exclamó Clemence— Puede salir por cualquier parte.

Samantha había logrado zafarse de las tres chicas, ella corrió hacia una de las paredes y desapareció de la misma forma, al igual que su hermano.

—¡Vuelve aquí, oxigenada! —exclamó Christina.

Ellos estaban en clara desventaja, y lo acaban de demostrar al huir. Estarán mejorados genéticamente, pero incluso ellos deben tener un límite.

Estábamos en el centro de la estancia, habíamos hecho un círculo, dándonos las espaldas, debido a que no sabíamos de donde provendría el ataque.

Y entonces, pudo escucharse un aleteo resonando por todo el pasillo. Lo cual sólo podía significar una cosa.

Mutantes.

Un grupo de al menos veinte aves se aproximaban hacia nosotros a gran velocidad. Son de esos halcones metálicos, como el que me encontré en la Sección 7, el que casi me mató al derribar el puente.

Y, como si eso no fuese suficiente, Damian y Samantha hicieron su entrada triunfal desde una de las paredes del lugar.

—Como no pudieron ustedes solos contra nosotros, trajeron a sus mascotas... —dijo Clemence— ¿No es así?

—El baile estaba algo aburrido... —dijo Damian— Así que decidimos traer a unas visitas especiales.

—Y bueno, esas aves simplemente se nos unieron en el camino —dijo Samantha, sonriente.

—¿Quieres decir que...? —Maxim sería interrumpido por un fuerte ruido.

Un gran estruendo resonó por el lugar, algo había ocurrido allá, en el fondo. Había dos agujeros bastante grandes en las paredes que estaban a ambos lados del pasillo que llevaba hacia la salida de la sección, de vuelta a la Zona Desértica. Dos inmensos rinocerontes mutantes habían atravesado dichas paredes con sus gigantescos cuernos, y estaban preparándose para realizar embestidas hacia nosotros.

—Tardaron un poco en llegar, pero son bestias leales —dijo Damian, mientras esquivaba los embates de Maxim y Alessia.

Clemence, Sarah y yo nos estábamos enfocando en las aves, mientras Christina y Mia luchaban contra Samantha. Las cosas estaban bastante tensas, nos habían igualado por culpa de los mutantes, y en breve, tendríamos que lidiar con esas dos bestias cornudas mutantes.

Maxim tuvo que lanzarse al suelo para esquivar la primera acometida del rinoceronte que venía por la derecha. El otro rinoceronte fue interceptado por una saeta explosiva de Sarah, que le ocasionó bastante daño.

Como si no fuese suficiente, Damian y Samantha se nos lanzaban con todo, sus incesantes ataques eran cada vez más rápidos, lo que dificultaba seguirles el ritmo, mientras nos encargábamos de las aves y esquivábamos a los rinocerontes. Teníamos que coordinarnos, o de lo contrario, ellos ganarían.

—Matthew, tú encárgate de las aves —dijo Clemence, mientras luchaba contra Damian—. Maxim, conmigo. Sarah, distrae a los rinocerontes, el resto de las chicas, encárguense de Samantha.

—Entendido.

—Vale.

—Tina, Mia... —dijo Alessia— Enseñémosle a esta rubia quién manda.

Sarah utilizó una bengala para atraer a los rinocerontes. Las aves también comenzaron a ir en dirección hacia ella, pero yo me encargaba de ellas con el arco. Alessia y las chicas luchaban contra Samantha, quien parecía estar contra las cuerdas. Damian aguantaba bastante bien contra Clemence y Maxim. Luego de acabar con las aves, asistí a Clemence, disparándole flechas a Damian hacia su torso, dos de ellas lograron impactarle en la espalda. Maxim logró propinarle una leve cortada en la pierna.

—¡Chicos! —exclamó Sarah— ¡Una ayudita por aquí!

—¡Maxim, ve tú! —dije— Clemence y yo nos encargamos de Damian.

—Vale —Maxim corrió hacia donde estaba Sarah, quien le disparaba saetas a los mutantes.

Maxim comenzó a realizarle cortes en sus extremidades a una de las bestias, logrando tumbarla. Sarah le clavó una saeta en uno de sus ojos, Maxim lo atravesó con la espada, acabando finalmente con la criatura.

Damian recibió una cortada por parte de Clemence. A pesar de que él ya debía estar agotándose, podía esquivar fácilmente la mayoría de nuestros ataques. Sólo necesitábamos una apertura, un pequeño instante para realizar el golpe final.

Basto sólo de un momento, observé a Clemence de soslayo, quién pareció entender mi señal. Ataqué a Damian, quién esquivó fácilmente mis golpes, pero, lo que él no sabía era que habíamos logrado nuestro objetivo. Clemence le enterró uno de sus cuchillos en el torso, luego, le asesté una patada en el costado, cosa que lo hizo retroceder.

Damian se levantó, y comenzó a correr hacia las escaleras.

—¡Vuelve aquí! —dijo Clemence.

Ella le arrojó otro cuchillo arrojadizo, Damian lo esquivó por muy poco.

Las chicas también habían logrado herir de gravedad a Samantha, ella también estaba huyendo hacia las escaleras.

—¡No dejen que escapen! —exclamó Christina, mientras corríamos hacia ellos.

Pero, ya era muy tarde. Ambos hermanos se habían esfumado como si nada, huyeron por el mismo lugar de donde salieron inicialmente, justo detrás de las escaleras. Y, desafortunadamente para cuando llegamos, ya no había ninguna entrada, se había cerrado.

—¡Maldición! —exclamó Maxim, furioso al ver que se nos habían escapado los mejorados. Él y Sarah ya se las habían apañado para encargarse de las bestias mutantes.

—Ya no importa... —dijo Mia— Con esas heridas, es imposible que sobrevivan.

—Mia tiene raz... —comenzó a decir Christina.

—No los subestimes... —La interrumpí— Recuerda que ellos están mejorados genéticamente... —dije.

—Tienes razón... —Mia suspiró.

—¿Y ahora qué hacemos? ¿Vamos a buscar a Albert y a Lukas? —inquirió Alessia.

—No, mejor los esperamos aquí, ellos deben llegar en cualquier momento con ese control en sus manos —comandó Clemence.

—Mientras, inspeccionemos el lugar a fondo —sugerí—, la salida debe estar aquí.

Comenzamos a inspeccionar cada rincón de la habitación, observando detenidamente cada detalle. Pasaron algunos minutos; para ese entonces, ya habíamos observado casi todo el lugar. Sólo nos faltaba un sitio: arriba, en la estructura en donde estaba la cápsula. Subí por las escaleras que llevaban hacia la cápsula cilíndrica de vidrio, y entonces comencé a observarlo todo con detalle. A simple vista parecía no haber nada, la cápsula seguía allí, y no había ningún indicio de que pudiésemos hacerla funcionar, para regresar por donde vinimos. Comencé a observar los alrededores, detallando la pared del fondo, podían apreciarse unos patrones grabados en ella, que sobresalían de la misma, formando un pequeño relieve.

Había una pequeña zona de la pared que tenía una hendidura, la cual estaba perfectamente oculta por el musgo, la encontré a duras penas. El orificio no era muy grande, pero si lo suficiente como para introducir algo en él, tal vez aquel control que Rick tenía actuaba como una llave al introducirlo en esa hendidura.

Bajé las escaleras y le comenté a los chicos lo que había descubierto, esa debía ser esa nuestra salida, estaba meticulosamente oculta en el lugar menos pensado. Una vez más, un torrente de esperanza inundó mi mente, teníamos una oportunidad para escapar.

Caminamos hasta el pasillo que llevaba hasta la Sección 17. La expectación no hacía más que aumentar mis nervios, pasaban los segundos uno tras otro, pero Albert y Lukas aún no llegaban.

—¿Creen que tal vez les haya pasado algo? —inquirió Mia— Tal vez deberíamos ir hac...

—No lo creo, ellos dos pueden apañárselas contra Rick... —dijo Clemence— Ciertamente, sería difícil que derrotasen a Rick, pero tengan en cuenta de que el bastardo está herido. Ellos podrán resistir hasta quitarle ese aparto y luego huir de él.

—Lukas tenía una granada, se la di por si las cosas se ponían feas y tenían que preparar un escape improvisado... —señaló Alessia.

—Sea como sea, ya me estoy impacientando —dijo Christina.

—Deben llegar en cualquier momento, Tina —dije.

Continuamos a la expectativa durante un par de minutos. Alessia caminaba en círculos mientras observaba con impaciencia el pasillo, hasta que...

—¡Miren, ahí vienen! —exclamó Alessia.

Al final del pasillo venían Albert y Lukas corriendo a toda velocidad, con el aparato en sus manos. Detrás de ellos venía Rick, con otro dispositivo en su mano derecha. Oprimió un botón y de las paredes del pasillo, justo en la entrada del mismo, comenzaron a salir unas paredes de vidrio, de muchos centímetros de espesor.

—¡Albert! —exclamó Alessia.

—¡Lukas!

—¡Rápido, chicos!

«Ellos no iban a lograrlo, no llegarían a tiempo»

Albert se detuvo en medio del pasillo, y lanzó el dispositivo con todas sus fuerzas. Las paredes de vidrio cada vez estaban más cerca de cerrarse, mientras el control volaba por los aires. Y finalmente, justo antes de unirse ambas paredes —sellando así la entrada al pasillo—, el control pasó a través del pequeño espacio restante entre ambas estructuras, las cuales se unieron un segundo después. Atrapé el control con mis manos mientras observaba a Albert, atónito. Él nos hacía señas para que escapáramos del lugar, Lukas se preparaba para enfrentarse a Rick.

—¡Váyanse! —exclamó Albert.

«No, no nos iremos. Simplemente no podemos dejarlos allí encerrados. Tenemos que escapar todos... Juntos»

—¡¿Qué esperan?! —protestó Albert— ¡Váyanse!

—¡¿Estás demente?! —exclamé— ¡¿Y luego cómo van a escapar ustedes?!

—Ya se nos ocurrirá algo, idiota —dijo Albert al otro lado del cristal.

Lukas estaba luchando contra Rick. Rick estaba herido, por lo que Lukas se las estaba apañando bastante bien por sí sólo. Aun así, le era difícil enfrentarse a un mejorado por su cuenta.

—Albert... —Alessia puso su mano en el cristal— Tienes que salir de allí.

—Alessia... —Albert imitó a Alessia. Si no fuese por el panel de cristal, sus manos estarían tocándose— Sabes perfectamente que no pienso quedarme aquí encerrado, tengo unas cuántas razones, y tú eres una de ellas. Te asegur... No, te prometo que saldré de aquí, y entonces podré tocar tu mano una vez más, y seremos libres otra vez.

—Idiota... —Alessia negó con la cabeza— No hables como si te fueses a morir.

—Alessia, sabes no puedo morir mientras tenga a mi razón para vivir.

—Ni se te ocurra llegar tarde, Eaton... —Alessia sonrió débilmente, juraría haber visto una lágrima cayendo delicadamente por su mejilla.

—Ya váyanse chicos... —dijo Albert, mientras quitaba su mano del panel del cristal— Lukas y yo tenemos trabajo que hacer —Albert recargó su fusil.

—Albert —dije.

—¿Qué?

—Si tardan más de lo previsto... —comencé diciendo— Y por alguna razón tenemos que huir antes de que ustedes ll...

—Sí, lo sé. Pensaba buscar alguna forma de llamarte al telefonito, en caso de que eso sucediera.

—Vaya, usaste tus neuronas de forma eficiente... Ya no eres tan inútil —dije lo último riendo.

—Cállate, Matt.

—Como sea... No mueras, inútil.

—¿Ya váyanse, quieren? —dijo Albert— Están convirtiendo esto en la despedida más larga de la historia de las despedidas.

—Nos vemos en la ciudad, Al —dijo Christina.

—Así será, Tina... —dijo Albert— Bueno... Cuídense, chicos. Y ya váyanse, antes de que regresen los gemelos.

Nosotros simplemente nos fuimos hacia la plataforma en la cual reposaba la cápsula. Introduje el dispositivo en la ranura que estaba en la pared. La pared se hundió un par de centímetros, y una puerta se formó ante nosotros. Habían unas escaleras que descendían hasta una puerta.

La puerta requería una contraseña, había un panel numérico a un lado.

—No puede ser... —dijo Mia.

—Espero que esto funcione... —dije.

Una vez más, introduje aquella cadena de números binarios, ese código que estuvo siempre, desde el principio. Ese código que nos indicó en dónde estaba la salida, ese código que ahora tenía que ayudarnos a escapar de aquí.

Pudimos escuchar un pequeño "clic" metálico, al mismo tiempo que la luz verde que había encima de la puerta se encendía.

Ante nuestros ojos se hallaba un pasillo perfectamente iluminado, comenzamos a caminar a paso apresurado a través de él. Era bastante extenso y al final podía apreciarse como el camino continuaba hacia la izquierda.

Inesperadamente, las luces blancas se tornaron rojas, y comenzaron a parpadear, las alarmas empezaron a sonar al mismo tiempo. Al final se encontraba una puerta de cristal similar a la que había dejado a Albert y a Lukas encerrados. Parecía que no lo íbamos a lograr, la puerta había comenzado a cerrarse, así que corrimos con todas nuestras fuerzas.

Clemence, que sería la primera en llegar, utilizó el escudo de Maxim para mantener la puerta abierta. Tendríamos que dejar el escudo allí, para que Albert y Lukas pudiesen escapar luego.

Continuamos corriendo a toda velocidad a través del pasillo, observando la luz del exterior colándose en él. Finalmente, la salida estaba a tan sólo a un par de metros de nosotros.

«Y en tan sólo unos segundos,por fin éramos libres. Pensábamos que lo peor ya había pasado... Pero, lo queno podíamos imaginar en ese entonces, era que esto estaba lejos de terminar»

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top