Capítulo 18 | La Sección Dieciséis (Parte 1)

-:-- pm ~ DOM 22/11/ 2037 ~ Zona Desértica

Entonces, las puertas se abrieron. Nuevamente nos encontrábamos en la superficie, en la Zona Desértica para ser exactos. Procedimos a bajarnos del ascensor, las puertas del mismo se cerraron detrás de nosotros y entonces la cabina comenzó a descender. El piso comenzó a cerrarse nuevamente, hasta que no quedó evidencia de que en algún momento un ascensor había emergido de la arena. Aparentemente, sólo se podía subir desde la Zona Subterránea hasta la superficie, no se podía bajar a ella desde aquí, la única forma de entrar a ella era por los túneles.

«En fin, ese no es el punto»

El punto es que, finalmente sabemos dónde está ubicada la salida de este lugar, finalmente podremos escapar de aquí.

Era de noche, por lo que el frío no tardó en invadirnos. Todos nos colocamos nuestros abrigos para luego poder seguir avanzando. Afortunadamente, el cielo estaba despejado, así que no nos encontrábamos en completa oscuridad, gracias a la tenue luz de la luna.

—¿Y bien? —preguntó Clemence.

«La Salida está en la Sección 16» —dije— eso es lo que dice la nota.

—Vale... —dijo Albert— Entonces solo tenemos que enc...

—¿Esa no es la Sección 16? —interrumpió Christina, mientras señalaba una parte de los gigantes muros que nos rodeaban. Podía observarse muy a lo lejos, el pequeño número 16 en una parte de las paredes.

—Vaya, eso fue rápido... —dijo Albert, sorprendido— Ahora sólo tenemos que encontrar la salida —Albert se dirigió hacia Christina, expectante.

—¿Qué? —Christina levantó una ceja— ¿Tengo algo en la cara?

—No, es que estoy esperando que vuelvas a usar tus poderes y nos señales la salida —dijo Albert, sonriendo.

Christina parpadeó.

—¿Esto es en serio, Albert? —dijo Lukas, llevando la palma de su mano a su rostro.

—¿Qué? —protestó Albert— ¿Acaso ahora no puedo bromear?

—Como sea, vámonos... —dije sonriendo— No tenemos tiempo para idioteces.

—Concuerdo... —dijo Alessia negando con la cabeza, mientras empezaba a avanzar— No sé ustedes, pero yo quiero salir lo más pronto posible de aquí.

—Totalmente... —dijo Mia— No quiero pasar ni un segundo de más en este lugar.

Entonces, comenzamos a camin...

«No... ¿A quién engaño?»

Estábamos corriendo a toda velocidad hacia la Sección 16, aquel lugar que representaba toda nuestra esperanza para escapar de aquí. Sentía que, tras cada segundo que pasaba, todos estábamos un paso más cerca de salir de aquí, de intentar volver a nuestras vidas... Aunque, con todo eso de la niebla verde dudo que todo vuelva a ser normal de la noche a la mañana, no sabemos con qué nos encontraremos allá afuera, no sabemos que habrá sido del resto de las personas paralizadas.

«Sí, en ese momento no lo sabíamos, pero una nueva vida nos estaba esperando allá afuera»

Un proyectil de ácido cayó a pocos metros de nosotros, sacándome inmediatamente de mis pensamientos. Aquel proyectil no fue el único, múltiples impactos tuvieron lugar a pocos metros de nosotros.

Había una horda de escorpiones dirigiéndose justo hacia nosotros.

Clemence fue la primera en actuar, y lo hizo rápido. Comenzó a lanzarles cuchillos en sus puntos débiles, esa protuberancia verdosa que está encima de sus ojos. Los cuchillos impactaban y la verdosa sangre no tardaba en aparecer. Christina, Albert, Mia y yo les disparábamos con los fusiles, Sarah utilizaba su ballesta, Maxim y Lukas estaban utilizando sus pistolas. Todos teníamos que movilizarnos ágilmente para lograr esquivar los proyectiles de ácido.

Uno tras otro, los escorpiones caían inertes luego de un par de impactos. Clemence se quedó sin cuchillos, y los mutantes no dejaban de aparecer. Le lancé mi fusil a Clemence y yo saqué mi arco, ambos comenzamos a dispararles.

—¡Christina, cuidado! —exclamó Maxim. Uno de los escorpiones se había acercado peligrosamente hacia Christina.

Ella comenzó a correr, evitando los proyectiles de ácido. Maxim presionó el gatillo de su arma, para dispararle al escorpión, pero justo se había quedado sin balas.

—Mierda —Maxim tuvo que rodar por el suelo para esquivar el embate del escorpión, por poco no fue atravesado por el aguijón.

Christina arrojó su tridente ágilmente, ella logró darle justo en el punto débil. La bestia comenzó a retorcerse, Maxim se incorporó y le enterró con fuerza el tridente, abatiéndola finalmente.

—¿Estás bien? —preguntó Maxim.

—Sí, gracias por advertirme, no lo había visto... —respondió.

Sarah se había quedado sin saetas, así que comenzó a utilizar una Beretta 96. Lukas y Albert se coordinaban para derribar a los escorpiones, atacándolos en sus extremidades con las katanas de Alessia, Mia se encargaba de acabar con ellos con el fusil.

Poco a poco, logramos derrotarlos a todos. Luego del enfrentamiento, procedimos a recuperar toda la munición que fuese posible, los cuchillos de Clemence, las saetas de Sarah y mis flechas.

Continuamos caminando hacia la Sección 16, desde aquí podíamos observar las secciones 17 y 18; cada vez nos acercábamos más a nuestro destino. Las paredes de piedra contenían unas enredaderas que parecían ser infinitas, al igual que las mismas paredes.

—¿Cómo creen que esté todo allá afuera? —preguntó Sarah.

—Bueno, hay dos opciones... —comencé a hablar— O todo está envuelto en un caos, o...

—O todo está completamente desolado —continuó Clemence.

—Exactamente —dije.

—Bueno, ninguna de las dos opciones parece alentadora... —dijo Lukas— ¿No creen?

—Sea lo que sea, creo que lo averiguaremos muy pronto... —dijo Christina, señalando hacia el frente.

Finalmente habíamos llegado. El número dieciséis podía apreciarse a la perfección en la inmensa pared.

—¿Acaso piensan quedarse parados como idiotas viendo el número? —preguntó Alessia.

—Obviamente... —Afirmó Albert— ¿No sabes que mi objetivo en la vida es quedarme como un idiota viendo un número grabado en la pared? —dijo Albert, con un evidente sarcasmo en su voz.

—Pues, creo que ya cumpliste tu objetivo. Eres un idiota —dijo Sarah, divertida. Alessia no pudo reprimir su risa

—Ja, ja... Muy graciosa —dijo Albert, como quién no quiere la cosa.

—¿Van a entrar, o piensan quedarse allí afuera? —dijo Clemence, quién estaba apoyándose de una de las gigantescas puertas.

—Ya voy mamá, no me regañes... —dijo Albert, mientras caminábamos hacia la entrada. Clemence le propinó un golpe en la cabeza luego de que entró, él protestó. Ninguno de nosotros pudo evitar reírse del comentario de Al.

Nos encontrábamos ante una sala amplia, con trampas en todas partes. Un montón de guillotinas caían del techo, impactaban en el suelo y luego volvían a ascender, repitiendo el ciclo infinitas veces.

—Tengan cuidado... —advirtió Clemence— No querrán morir siendo rebanados a la mitad.

—Demonios, justo eso era lo que pensaba hacer —dijo Albert sarcásticamente.

—Tu simplemente no puedes comprender cuándo es un buen momento para bromear y cuándo no, ¿verdad? —dijo Sarah.

—En efecto —dijo Albert.

Con cuidado, logramos pasar uno por uno, a través de toda la sala, esquivando con facilidad las guillotinas, no fue la gran cosa, y todos salimos ilesos. Sobrevivir en las Secciones no era tan difícil, lo verdaderamente difícil era sobrevivir a los múltiples animales mutantes. Para nuestra buena suerte, no nos encontraríamos con ninguno en esta sección, debido a que el décimo sexto tuvo que haberse enfrentado a unos cuántos para poder salir de aquí. Nos encontramos con un par de cadáveres en el camino.

Salimos de la sala de las guillotinas y nos encontramos con otra sala amplia cubierta por una niebla no muy densa. En el suelo, habían tres cadáveres de mutantes, éstos eran similares al felino negro que me atacó en la Sección 7, pero considerablemente más pequeños, no eran más grandes que un Pastor Alemán adulto. Afortunadamente no había ningún mutante vivo preparado para atacarnos. Había un baúl abierto en una de las esquinas de la habitación, pero obviamente no había nada en su interior.

Sin ninguna dificultad, avanzamos hacia la siguiente habitación. Frente a nosotros, había un abismo de unos veinte metros aproximadamente. Habían orificios en la pared del frente y algunas flechas clavadas en la pared contigua, teníamos que descender por unas escaleras hechas con sogas. Afortunadamente los dispensadores de flechas estaban desactivados, algunas zonas de la pared estaban hundidas, evidentemente las trampas ya habían sido activadas, los dispensadores probablemente estuvieron disparando hasta quedarse sin flechas. Fácilmente descendimos por las escaleras y nos encontramos con el pasillo que nos llevaba a la otra sala.

Habíamos observado detenidamente cada lugar por el que pasamos, pero no encontramos ningún indicio de la salida, la cual obviamente tenía que estar oculta en alguna parte. Sé que está por ahí, tengo una corazonada.

«Sólo debemos encontrarla, pan comido»

Nos dirigimos a la siguiente habitación, habían varios objetos bastante aleatorios que estaban colocados en unas plataformas de una forma específica. Un tubo de ensayo que contenía un líquido azul, un cubo blanco, un zapato negro, y una bufanda roja. Era una especie de puzle, los objetos debían simbolizar algún código que tenía que utilizarse para salir de esta sala, la cual no era tan amplia, pero tenía baúles llenos de diferentes objetos al azar. Claramente ya todo estaba resuelto, debido a que alguien ya había pasado por aquí. No había nada que pudiese servirnos, así que simplemente seguimos avanzando.

Llegamos a la siguiente sala, era la última. No era tan ancho el pasillo, pero era bastante largo. Al final, podía observarse la cápsula de cristal en la cima, después de ascender por las escaleras que llevaban a la plataforma de la cual surgía aquel artefacto de cristal. Había varios cadáveres de mutantes dispersos por toda la sala, al parecer ellos habían sido la primera prueba que el Décimo Sexto había tenido que enfrentar... Me pregunto cómo los habrá matado sin las armas, tal vez le dieron armas iniciales, quién sabe.

Llegamos hasta la cápsula, y luego de intentar activarla de muchas formas, determinamos que definitivamente no bajaría por nada del mundo. La salida no era la cápsula, pero tenía que estar en alguna parte de esta sala, simplemente teníamos que revisar detenidamente el entorno...

Pero, las cosas no serían tan fáciles como pensábamos.

Justo habíamos bajado las escaleras, para inspeccionar el lugar, cuando de pronto, Albert advirtió que alguien estaba saliendo de la parte trasera de las escaleras.

Eran Rick y los Gemelos White.

Rick tenía una especie de control remoto en su mano diestra. Presionó un botón y comenzó a abrirse un pasillo en la pared que estaba al lado derecho de las escaleras.

—Bueno, este pasillo que acaba de abrirse lleva a la Sección 17... No es el único pasillo que apareció; con este control acabo de abrir los pasillos entre secciones... —Comenzó diciendo Rick— ¿Por qué lo hice? Porque me dio la gana, además... Así se pondrá más interesante la cosa.

—Como ya saben, aquí en la Sección 16 se encuentra la salida... —dijo Damian— Pero necesitarán de ese control para poder escapar.

—Ya los detuvimos una vez, y no dudaremos en volverlo a hacer —dijo Clemence, señalándolos con uno de sus cuchillos arrojadizos.

—Sólo retrasaran lo inevitable, vamos a salir de aquí tarde o temprano —dijo Alessia.

—Bueno, entonces... —dijo Samantha— Que empiece el juego final.

Los gemelos White se dirigían hacia nosotros con sus lanzas metálicas. Al mismo tiempo, Rick huyó a toda velocidad hacia la sección 17 con el control remoto en su mano, Albert y Lukas fueron detrás de él.

La batalla final había empezado.

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