Capítulo 13 | La Zona de Tormentas (Parte 1)

-:-- pm ~ JUE 19/11/2037 ~ Zona de Tormentas.

No era una tormenta normal. La lluvia y los relámpagos que caían peligrosamente cerca de nosotros, amenazaban con electrocutarnos. Pero, eso no era todo; Inmensas columnas de arena y polvo girando a gran velocidad, arrasando todo a su paso, formando una gran tormenta de arena. Como si no fuese suficiente, también había una tormenta de esferas de granizo, que caían al azar como meteoritos, levantando la arena y algunas piedras diminutas con cada impacto. Esto era un caos total, y lo peor de todo era que, sea a dónde fuese que mirásemos, todo estaba envuelto en el caos. Era como si la Zona Nevada nunca hubiese existido, como si todo esto fuese lo que quedase del mundo, caos, ruina y destrucción. Habían edificios abandonados por todas partes, algunos siendo destrozados por los tornados, otros derrumbándose sobre sí mismos, siendo prácticamente inundados por el aguacero torrencial que emanaba del cielo.

—¡Corran a aquel edificio! —exclamó Clemence, mientras señalaba un pequeño pero resistente edificio que se encontraba a más de 50 metros de aquí. Como si las tormentas no fuesen suficientes, el piso estaba resbaloso debido a la acumulación del agua, lo que nos hacía resbalarnos en los pequeños charcos incluso, llegamos a caernos unas cuantas veces en el lodo, mientras intentábamos llegar a ese lejano edificio. Lo único que podía considerarse bueno, era el hecho de que no había mutantes a la vista, lo cual era entendible, debido a que era prácticamente imposible sobrevivir a este apocalipsis.

Un relámpago cayó justo en frente de Alessia, quién gritó alarmada, otro rayo impactó peligrosamente cerca de Maxim. Una bola de granizo golpeó mi bolso, tirándome al piso y dejándome sin aliento, Al me ayudó a levantarme, teníamos que seguir avanzando.

Ráfagas de arena impactaban nuestros rostros y la misma se volvía lodo, quedando impregnada en nuestros rostros mojados. El viento hacía difícil el movilizarnos hacia el edificio, el cual ya estaba a un par de metros de nosotros. Albert empezó a empujar la puerta metálica que estaba trabada, hasta que por fin logró abrirla, con la ayuda de Maxim.

—¡Entren! —exclamó Albert, lo cual no fue necesario, porque ya estábamos entrando a aquel edificio.

Una vez que ya todos estábamos adentro, Albert cerró la puerta.

—¿Soy la única que piensa que hubiese sido mejor que nos hubiésemos quedado en la nieve? —preguntó Alessia.

—No, no eres la única —respondió Albert.

—Fue totalmente extraño lo que pasó allá afuera... —dijo Clemence— Ya saben, justo antes de salir del bosque nevado.

—Concuerdo contigo... —dije— Desde el bosque nevado parecía como si fuese una pradera con flores y arroyos. De haber sabido que nos íbamos a encontrar con esto nos hubiésemos quedado allá.

—Lo más extraño de todo es que cuando miré hacia atrás para intentar regresar al bosque, ya había desaparecido, como si nunca hubiese estado allí —dijo Sarah.

—Podría haber sido un espejismo o algo —dijo Christina—, desde fuera hacia adentro se ve como una pradera.

—Y desde dentro hacia afuera todo se ve como el mismísimo apocalipsis —dijo Mia.

—Debe ser algo más potente que un espejismo... —inquirió Maxim— Intenté regresar al bosque luego de entrar en este lugar, y no pude, había una especie de barrera que no me dejaba avanzar.

—Qué extraño... —Albert se quedó pensativo.

—Debe haber una salida, ahí afuera, en algún lugar... —dije— Probablemente estará muy bien oculta, pero tenemos que encontrarla.

—Sí, puede que tengas razón, pero... —Alessia hizo una pausa— Antes de intentar encontrar cualquier cosa deberíamos descansar un poco de este apocalipsis, ¿no creen?

—Sí, mientras podríamos explorar este edificio... —sugirió Clemence— Algo me dice que tiene que haber algo aquí, al ser el único edificio que parece no verse afectado por la gran tormenta que hay afuera.

—Bien, vamos a separarnos... —dije— Así terminaremos más rápido.

Todos nos quitamos nuestros bolsos de la espalda y los abrigos térmicos que nos ayudaban a no morir de frío en la nieve, los cuales ahora nos ayudaban a impedir que toda nuestra vestimenta se empapase de agua. Albert se quedó a cuidar nuestras cosas y a vigilar la puerta principal del edificio, en cualquier momento algún mutante podría entrar.

Comencé a observar detenidamente el entorno, parecía una especie de recepción. Las paredes blancas estaban un tanto sucias, las lámparas colgaban del techo cuyos bombillos parpadeaban, es un milagro que aún funcionasen. El edificio resultó ser bastante más grande de lo que se veía por fuera. Hacia arriba, sólo tenía cuatro pisos, el primero tenía algunas habitaciones pequeñas, con únicamente lo necesario dentro de ellas, había un espacio grande que estaba lleno de computadoras, también estaba una sala un poco más grande que parecía ser un gran comedor, en donde también se encontraba la cocina, la cual asaltaríamos luego. El segundo piso parecía ser un gimnasio, con las respectivas máquinas, duchas, y todos los implementos necesarios; el tercero tenía habitaciones, como las de un hotel de al menos cuatro estrellas, y el último piso tenía tres únicas habitaciones que debían ser unas suites de lujo, lo que confirmó mi teoría de que el edificio era un hotel.

Pero, parece ser que el hotel sólo era una fachada, debido a que descubrimos que el edificio tenía muchos pisos subterráneos —según un mapa que encontramos— empezando con los dos estacionamientos que tenían algunos vehículos estacionados, lo cual tendría todo el sentido del mundo si fuese un hotel común y corriente. Pero, Clemence encontró un pasadizo secreto debajo de uno de los vehículos, que llevaba a un nivel más abajo, en el subsuelo, en dónde encontramos una serie de pasadizos entrelazados, puertas cerradas, escaleras, y ascensores dañados.

Esto parecía un laberinto.

Decidimos ir a explorar un poco, por encima. Logramos encontrar algunas provisiones como comida no perecedera, agua y unas cuántas municiones para diversas armas. Luego de hacer un reconocimiento rápido en todo ese primer subnivel —el cual básicamente eran un montón de habitaciones vacías, en las que había indicios de que algo estuvo allí—, decidimos volver a la recepción.

—¿Y bien? —preguntó Albert.

—Encontramos algunas provisiones en los niveles subterráneos... —comenzó explicando Clemence— Un poco de comida, agua y municiones... Nos falta revisar la cocina, según Christina está llena de comida.

—Genial, una preocupación menos —comentó Albert.

—El edificio, al parecer alguna vez fue un hotel —comentó Alessia.

—Pero sólo era una fachada para encubrir lo que sea que hicieran en los niveles subterráneos —continué explicando.

—Ok, lo que no entiendo de todo esto es... ¿Por qué hay edificios en medio de la nada en una zona apocalíptica de este lugar en donde nos tienen encerrados? ¿Habrá algo oculto? ¿Algún código o acertijo? —inquirió Albert.

—Obviamente que tiene que haber algo oculto... —dijo Sarah.

—Bueno... —Maxim hizo una pausa— Es bastante extraño que este edificio no se haya derrumbado con los constantes tornados de arena y el granizo golpeando las paredes cada segundo.

—Deberíamos mirar más a fondo —dijo Mia.

—Bueno, pero por ahora deberíamos descansar, ya hemos hecho bastante hoy —sugirió Christina.

—Buena idea, estoy exhausta... —dijo Alessia— ¿Albert, tienes las ramas que te pedí que guardases por si necesitábamos hacer una fogata?

—¡Sí! Ya las busco —respondió Albert, haciendo un saludo militar con su mano derecha. Luego de un par de segundos, volvió con las respectivas ramas, y se las dio a Alessia, quien comenzó a observar a Christina, mientras le extendía la mano, como si quisiera que le entregara algo. Christina la miró de vuelta, como si estuviesen hablándose con la mirada, mientras buscaba algo en sus bolsillos.

—Ten —dijo Christina mientras le entregaba el mechero que había sacado de su bolsillo a Alessia.

—Gracias —dijo Alessia mientras se agachaba para hacer la fogata—, esperemos que se encienda bien con esta humedad.

Lo intentamos varias veces, pero no pudimos encender la fogata.

—¿Revisaron si había electricidad en la cocina? —preguntó Alessia.

—Bueno, había algunos bombillos encendidos, pero no me fijé si la estufa encendía... —comentó Sarah.

—Deberíamos ir a ver si funciona... —sugirió Mia— Hasta podríamos cocinar algo decente en ese caso.

—Buena idea.

Todos estábamos realmente agotados, sedientos y hambrientos. Así que fuimos a la cocina para ver qué podíamos hacer al respecto. Las hornillas no encendían, por lo que tuvimos que revisar el sistema de cableado y arreglar algunas cositas con herramientas que conseguimos en una sala de mantenimiento, Sarah sabía bastante del tema. Incluso conseguimos que la calefacción funcionase, además de que todos los bombillos se encendieron, al parecer antes estaban siendo alimentados por el sistema de reserva y no directamente de la fuente principal.

Albert, Maxim y yo fuimos a buscar provisiones en la cocina, para llevarnos todo lo que pudiésemos, no sabíamos cuando volveríamos a encontrar comida, así que lo mejor era ser precavidos. Además, íbamos a aprovechar esta oportunidad para cocinar algo decente.

—¿Llevamos de estas? —preguntó Albert, mientras sostenía unos paquetes de galletas.

—Sí, por qué no... —dije— Revisa primero la fecha de caducidad.

—Bueno, iré a llevar estos bolsos ent... —Maxim se detuvo abruptamente— ¿Están escuchando eso?

El sonido del agua cayendo en alguna parte cerca de aquí nos llamó la atención a todos. Fuimos rápidamente a la fuente del sonido, y nos encontramos con una grata sorpresa. De todas las duchas del gimnasio estaba saliendo agua tibia.

—¿Esto no es una ilusión, verdad? —preguntó Albert.

—No, no lo es... —dije sonriendo, mientras sentía la cálida temperatura del agua en mi mano— Supongo que, al restaurar la energía, la bomba de agua se habrá activado.

—Bueno, vamos a llevar las cosas a las habitaciones y avisémosles a las chicas.

—Genial... —dijo Maxim— Muero por darme un baño.

Christina, Mia y Alessia se encargarían de hacer la comida, Clemence y Sarah nos ayudaron a organizar las cosas en las habitaciones y a recolectar cualquier cosa que pudiese servirnos en un futuro cercano. Luego, comenzamos a tomar turnos para poder darnos una bien merecida ducha. Encontramos uniformes limpios en las habitaciones, fue algo extraño porque antes no había nada en el clóset, y ahora casualmente había uniformes para cada uno de nosotros, y coincidían con cada uno de los números que nos habían asignado.

«Definitivamente nos estaban observando, y muy de cerca»

Finalmente fue mi turno de bañarme, dejé el uniforme sucio y puse el limpio a un lado para ponérmelo luego. Abrí la regadera y dejé que el agua tibia se llevase toda la suciedad, relajándome un poco luego de todo este caos.

Luego de un par de minutos, me encontraba de camino a la cocina, incluso antes de llegar pude percibir un delicioso aroma, que activó mi sistema digestivo. Christina y Alessia estaban sirviendo la cena, habían preparado un exquisito omelette, acompañado de unas rodajas de pan tostado, un vaso de un zumo de naranja acompañaba cada uno de los platos.

Disfrutamos de la cena, la cual estaba realmente deliciosa, y hablamos un rato allí en el comedor. Luego, organizamos todo y nos fuimos a las habitaciones, decidimos quedarnos en las suites de lujo, las chicas se quedaron en una y yo me fui junto a Albert y Maxim a la otra. Había un montón de dispositivos tecnológicos, computadoras, consolas, televisores... Pero, desafortunadamente ninguno de ellos encendía. Albert encontró varios juegos de mesa, por lo que decidimos usar uno de ellos para pasar el rato, olvidarnos por un momento de todo, del experimento, La Zona Nevada, los mutantes, el apocalipsis, este nefasto lugar en el que estábamos.

Igualmente pudimos disfrutar de la calefacción y las bebidas que había en el mini-bar que había en la suite de lujo. Jugamos cartas un rato, hasta que finalmente decidimos ir a descansar, para reponer energías. Me recosté en la cama, la cual era extremadamente cómoda, y cerré mis ojos, quedándome dormido en muy poco tiempo.

«Finalmente, habíamos encontrado un muy buen sitio para descansar. Este hotel era nuestro oasis en medio del desierto. Desafortunadamente, este momento de paz era tan sólo la calma antes de la tormenta. Literalmente»

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