Isidro, mi abuelo Isidro fue el siguiente.
Tenía 12 años. Estaba en 1r de la ESO.
Mi abuelo llevaba meses mal de la rodilla, le había operado varias veces, pero no parecían conseguir nada.
Después de la noche de reyes de ese año, lo ingresaron al hospital.
Y si ya lo veíamos poco, definitivamente ya no lo veíamos.
Mis primas más pequeñas, decían que le dolía a rodilla, y a todos parecía hacerles gracia.
Tengo que reconocer que eran muy monas.

Poco a poco la situación empeoró, yo no podía cargar con ese peso, los silencios en casa. Las cenas, las comidas, siempre que estaba con mi madre era un silencio sepulcral.

Me aleje, huí, escapaba el máximo tiempo posible de casa. Ahí no podría estar, me deprimía por momentos.

Para cuando llegó, Sant Jordi, yo ya no tenía esperanzas. Lo daba por perdido, ya no podíamos hacer nada. Pero mi madre no me dejaba ir a verle una última vez, antes de la cruel verdad.

Ese día, mi abuela llamo a casa desesperada. Mis padres llamaron a la madre de un amigo para que viniese a casa. Ellos se fueron corriendo. No llegaron a tiempo.

Yo hablaba con mi primo, el mayor de todos, medio rezando que sobreviviese. Que le necesitaba, que le necesitábamos, que mis primas lo necesitaban. Me sentí ridícula, pequeña, insignificante. 23 de mayo de 2016.

No puede dormir esa noche, escuché a mis padres llegar. Hablar con la madre, y despedirá después de unos cuantos sorbos al alcohol.

Recuerdo, perfectamente que al día siguiente, me desperté como todos los días. Repasaba los apuntes, pues ese día tenía 3 exámenes.
Mis padres bajaron a la cocina. Simplemente a decirme, que mi abuelo había muerto, que ellos no llegaron a tiempo, mi tío, que estaba a 5min del hospital tampoco. Fue, demasiado deprisa.

Se lo dije a la profesora que tenía más confianza, me hicieron compañía y me animaron.

Un cáncer, lo tenía en la rodilla y se esparció por todo su cuerpo, cuando se dieron cuenta, era demasiado tarde.