7. Haz caso a tu tío y mántente alejada de mí.

7. Haz caso a tu tío y mántente alejada de mí.

-Sabes, podrías parar un poco. No tengo tus piernas, no soy tan alta como tú y me canso-refunfuñé doblándome sobre mis rodillas y tratando de coger un poco de aire, antes de que me entrara el flato.

Harry en lugar de detenerse continuó andando hasta que pocos segundos después se dio cuenta de que no lo seguía.

-Venga no seas floja, pareces una señora de ochenta años. Estás en una pésima forma-protestó mientras trataba de colocarse la bandana que mantenía a su cara libre y despejada de pelo.

-Pues en eso te equivocas, hago deporte casi todos los días. Lo que pasa es que estoy cansada y no veo nada-me quejé tratando de alcanzarlo y ponerme a su altura.-Cosa que no pasaría si fueras capaz de esperarme y compartir la luz de tu linterna.-Acompañé mis palabras con una sonrisa irónica.

Harry negó con su cabeza varias veces, pero no se molestó en contestarme. Sin embargo, dejó el objeto en cuestión en mis manos y murmuró algo que no fui capaz de entender. Sonreí satisfecha ante mi pequeña victoria y recoloqué mi cardigan manchado de barro en un estúpido intento de abrigarme.

Por fin conseguimos llegar a la entrada y ver luces y escuchar música provenientes de la zona de la música del DJ que aunque estaban a una distancia considerable, eran lo suficientemente potentes como para que pudiéramos percibirlas.

Desgraciadamente, tuvimos la mala suerte de encontrarnos a Louis charlando con una bonita y delgada morena que me resultaba familiar. Debía de haberla visto aquella misma mañana.

Apreté el paso, acción que no pasó desadvertida para Harry, que se encogió de hombros como preguntándome por qué estaba casi corriendo.

-Vaya Theodora, ¡has ligado! Y además, ¡con alguien como tú!-hizo una pausa para beber del vaso grande y rojo que sostenía en su mano y, que seguramente contenía una gran cantidad de alcohol.-Has ligado con el más odiado del pueblo, al final el dicho va a ser cierto, ¿cómo era?-preguntó socarronamente a la vez que acariciaba su barbilla fingiendo que pensaba la respuesta que ya sabía.- Dios los cría y ellos se juntan.- Posó su mano en la cintura de la morena que hasta ahora había permanecido a su lado riéndose.

Respiré tratando de no soltarle ninguna estupidez y seguir andando antes de que alguien más nos viera y le riera también las gracias a Louis y se burlara de mí.

Harry, a mi lado, abrió y cerró los puños tratando de controlarse. Aunque ya había escuchado a Harry hablando con la psicóloga de los problemas que tenía en el instituto y, él mismo me había reconocido que no le caían bien Louis ni sus amigos, me era imposible creer que Harry era odiado por todo el pueblo. Louis debía estar exagerando. Teniendo en cuenta que seguramente él mismo se creía el centro del mundo y él más importante, no pensaba creerle.

Hice amago de seguir mi camino, cuando de nuevo, Louis volvió a soltar una de las suyas:

-¿Qué se siente cuando se pasa de ser un osito a ser una cerdita?- añadió guiñándome un ojo.-Quiero decir, veo que ahora te gusta mucho revolcarte por el barro con lo primero que pillas.

No tuve tiempo ni siquiera de coger aire cuando por el rabillo del ojo vi cómo Harry se lanzó hacia Louis sin pensárselo.

-¿Qué coño quieres Tomlinson? ¿Buscas pelea o qué?-Preguntó furioso cara a cara con Louis.

Mientras, la morena esbelta, salió despavorida después de que Louis le susurrara algo al oído y despareció rápidamente de nuestra vista.

Lejos de acobardarse ante Harry y su altura, Louis le plantó cara y se pegó todo lo que pudo a él.

-Es raro, sabes, porque tú eres un cobarde, siempre necesitas que esté Zayn a tu lado. No sabes moverte solo-musitó Harry caldeando aún más los ánimos.

-¡Basta Harry!-exclamé interponiéndome entre ellos.- No vale la pena, ¿no te das cuenta? Es solo un gilipollas borracho y colocado.

Harry pareció meditarlo varios segundos, pero finalmente accedió a mi mandato con un suave asentimiento de cabeza.

-Está bien, vámonos de aquí-dijo cogiendo mi mano y tirando de mí.

No tuve tiempo de disfrutar la sensación que me producía al estar mi mano sostenida por la suya, cuando Louis, a lo lejos; arremetió de nuevo.

-¿Quién es el cobarde ahora, eh Styles?

-Capullo-musité.

***

-Bueno, ya hemos llegado a nuestro destino, así que yo me despido-dijo soltando su mano de la mía y emprendiendo el camino que llevaba hacia la salida de la arena.

Dudé varios segundos, pero finalmente me decidí por segunda vez aquella noche en pedirle ayuda. Total llena de barro, sola y en un sitio lleno de borrachos y con Louis acechando no pintaba ya nada allí. No tenía nada que perder.

-Harry, espera-pausé observando cómo se daba la vuelta para volver a mirarme con sus orbes verdes.-No...no puedo irme sola-llevé una de mis manos hacia mi cuello y froté la zona tratando de calmarme a mí misma antes de seguir hablando.-No sé dónde está Liam y tampoco Megan.

Molesto, frunció el ceño y bufó antes de soltar lo que estaba pensando:

-Mira ese no es mi problema. Te he sacado del bosque en el que tú solita te has metido, ya he tenido un enfrentamiento con Louis que no estaba buscando y que tampoco necesitaba.

Bufé frustrada y miré hacia la zona de baile, donde todo el mundo se concentraba, excepto las parejas que buscaban un espacio vacío y oscuro para estar a solas.

-Lo entiendo, ¿vale? Ya sé que soy un estorbo y que no me debes nada, mas bien soy yo la que está en deuda contigo. Pero, por favor,-me detuve un segundo mordiendo el interior de mi mejilla y haciendo acopio de voluntad para no llorar enfrente de él- ya he pasado bastante vergüenza esta noche, no quiero que Louis ni nadie me humille más. ¡Mira cómo voy!-Agaché la cabeza señalando mi cuerpo.-No puedo ir allí con toda esa gente y buscar a Liam o a Megan para que me lleven a casa, al menos no así. Solo llévame a la zona de las duchas para que pueda lavarme un poco y prometo dejarte en paz, por favor-supliqué desnudando mi alma ante él y mostrándole la vergüenza que sentía y el malestar provocado por el gilipollas de Louis.

-Está bien, pero es el último favor que te hago, ¿de acuerdo?-preguntó señalando con su dedo índice.

Asentí repetidas veces y no puede evitar sonreír, tal vez no era todo lo amable que podía ser, pero desde luego, aquella noche estaba siendo mi ángel de la guarda.

Me dirigió hacia la zona de las duchas y allí, me quité el cardigan y comencé a lavarlo. Intenté realizar el mismo proceso con mi camiseta blanca, pero por desgracia, no había querido hacerle caso a Mega, que horas antes me había sugerido que me pusiera un bikini para darnos un baño nocturno en la fiesta. Sin embargo, rechacé su idea y ahora estaba pagando las consecuencias de mi decisión.

Después de frotar la camiseta cómo pude y teniéndola aún puesta, ya que no estaba dispuesta a quedarme en ropa interior enfrente de Harry, deshice mi coleta y metí la cabeza debajo del agua.

Tras escurrirme el pelo varias veces, y después de escuchar a Harry suspirar varias veces, di por acabado mi trabajo.

-Ya está.

-¡Vaya, por fin! Creía que nos quedaríamos aquí toda la noche-reprochó molesto.

-¡Gracias! Ya eres libre-reí nerviosa, aunque tal vez fue por el frío que sentía lo que provocaba que me castañearan los dientes y que temblara.

Él me observó confundido durante varios segundos que para mí parecieron horas, debido a la intensidad de esos ojos verdes que guardaban hechos y secretos que no podía o no quería contar.

-Te llevaré-decidió finalmente.

-¿Con Liam o con Megan?-inquirí abrazándome a mí misma tratando de entrar en calor.

-No, a casa. No voy a dejar que vayas así por ahí a buscarlos. Además, no creo que ninguno de ellos esté en condiciones de conducir así que...-calló antes de acabar la oración.

Salimos de la playa y me guió hasta el lugar en el que su coche se encontraba aparcado. Se trataba de un bonito Honda Civic negro, que suponía que para él debía ser un coche asequible, pero que para mí era un lujo.

Me quedé embobada mirándolo, siempre había soñado con uno así para mí, pequeño y fácil de manejar y aparcar. Lamentablemente, yo no disponía del capital que necesitaba para comprarlo.

-¿Es bonito, verdad?-sonrió satisfecho admirando su coche.

¡Vaya! No pensaba que Harry fuera de ese tipo de personas, creía que la arrogancia y el alardeo eran cosas más propias de Louis.

-No me malinterpretes,-aclaró su garganta antes de seguir y queriendo llamar mi atención.-Es que me gustan los coches, pero basta ya de charla.

Se dirigió hacia la parte trasera del coche y sacó un sueter gris. Tras cerrar la puerta del maletero, se dio la vuelta y me tendió la prenda.

-Toma, estás congelada y aunque voy a poner la calefacción, ¿no querrás constiparte antes de empezar las clases, no?

Tímida, decidí tomar la prenda y ponérmela, no sin antes captar el tacto de la lana gris con mis manos, aprovechando que Harry se estaba metiendo en el coche.

Una vez ya con el suéter puesto, subí al coche y me abroché el cinturón. Harry arrancó y salimos hacia la carretera.

-¿Cómo sabes que voy a estudiar en el instituto?-pregunté de forma casual decidiendo romper el silencio incómodo que reinaba en el vehículo.

-Teniendo en cuenta nuestro encuentro de esta mañana, lo he supuesto-apartó la mirada un segundo de la carretera para mirarme y después encender la calefacción en los mandos del coche.

-Podría haber ido a visitar a mi primo-señalé encogiéndome de hombros, aunque él no lo viera.

-¿Sin que él haya ido a clase?-preguntó divertido dejando que sus ojos se encontraran de nuevo con los míos.-Nah, no lo creo. Vas a vivir y a estudiar aquí.

Touché.

-¿Siempre eres tan observador?

-Sólo cuando no tengo nada más que hacer-susurró como si no quisiera que lo oyera.

Harry giró hacia la derecha en uno de los varios cruces que había en el pueblo. En ese momento decidí fijarme en sus manos: grandes y fuertes. Proporcionadas de dedos largos y delgados. Una de ellas, estaba ligeramente decorada con pequeños tatuajes.

Siempre me habían gustado los tatuajes y de hecho tenía algunos, pero nunca me había gustado hacérmelos en lugares que para mí eran cruciales como eran: las manos, el cuello y la cara. Sin embargo, la pequeña cruz que yacía en su mano era perfecta y no rompía con la belleza de sus extremidades, sino que por el contrario le daba un toque único.

Bien podría haber sido modelo de manos o pianista. Si fuera la segunda, ya tendríamos una afición en común y un tema del que hablar, en lugar de permanecer de nuevo en silencio.

Debía estar notando mi escrutinio porque apretó molesto sus manos sobre el volante ocasionando que sus nudillos adquirieran una tonalidad blanquecina.

Dejé de observarle y decidí entretenerme mirando a través de la ventana y preguntándome por qué quería que esas manos me abrazaran y tocaran. Quizás los dos vodkas estaban ya haciéndome efecto. No debería beber y menos sin haber cenado antes.

-¿Puedo preguntarte algo?-cuestioné aún mirando a la oscuridad a través de la ventana.

-Ya lo has hecho-contestó obvio.

-No, ahora en serio.

-Dispara.

-¿Es verdad eso que dijo Louis? Eso de que te odia todo el pueblo. No es que le crea, porque obviamente, es un payaso y un egocéntrico que debe pensar que cómo le caes mal a él, ya le tienes que caer mal a todo el mundo-expliqué recolocándome en el asiento, subiendo las piernas a él para abrazarlas y dejar que mi barbilla reposara en ellas.

-Soprendentemente, Louis tiene razón. Me odian-aseguró sin un ápice de pena o vergüenza.-Mira Teddy, no soy alguien con el que deberías juntarte, ¿vale? Haz caso a tu tío y mántente alejada de mí. Yo solo te traeré problemas. Ya has empezado con mal pie con Louis, pero aún puedes remediarlo.-Hizo una pausa para tragar y tomar aire, mientras yo me quedaba embobada observándole y tratando de asimilar lo que me decía.- Si te juntas conmigo serás una marginada sin remedio.

El resto del trayecto fue rápido y silencioso, Harry no volvió hablarme y yo tenía tantas preguntas que hacerle y cosas que asimilar que no fui capaz de decantarme por una y pedirle una explicación.

Llegamos a mi casa, sin que yo le diera ninguna indicación en todo el trayecto de cómo llegar. Lo que me hizo pensar que Harry conocía dónde vivía, aunque debí suponerlo si él y mi primo habían sido amigos de pequeños como Liam me contó.

Me desabroché el cinturón incómoda, nunca había sido buena para las despedidas cuando alguien te llevaba a casa y que lo hubiera hecho Harry, solo empeoraba la situación.

-Gracias. Por todo, por defenderme de Louis y ayudarme. Siento haberte espiado de verdad-murmuré antes de decidirme por fin a bajarme del coche.

Comencé a subir las escaleras del porche en el mismo momento en el que Harry bajó la ventanilla del coche y me dijo:

-No vuelvas a hablarme, nunca más. Es lo mejor.

Y tras eso, dio marcha atrás y se fue.

Hola bebés preciosas, ¡por fin! volví, ya era hora lo . Aquí está el cap, prometo subir más seguido. Seguramente esta semana suba otro.
Besitos by Cici.

PD: ¿odiáis a Louis tanto como yo?
PD2: lo odio tanto que se hace querer lolXD.
PD3: son las 03:47h y sigo aquí escribiendo y escuchando wrong de zayn ft kehnali*_*

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