3. ¿No sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?

3. ¿No sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?

Desafié a Louis con la mirada. Apenas lo conocía por lo que hacía unas horas me había mencionado Liam sobre él, pero no pensaba achantarme ante ningún chulo de barrio.

-Quita-musité de forma brusca.

Temía que Liam se quedase dormido acurrucado contra mí, pues aún debía que llevarlo a casa y subir otras escaleras, que se me harían infinitas llevándolo a cuestas. No debía perder el tiempo con Louis. Debía salir ya, o de lo contrario, ya podía darnos a Liam y a mí por muertos, cuando mi tío nos pillase.

-¿Y si no quiero?-Inclinó la cabeza y dejó mostrar una sonrisa de suficiencia.-La noche es joven, Liam. No puedes irte aún.-Trató de engatusar a Liam, acercándose a nosotros hasta quedar enfrente de mí.

Este tío no tenía vergüenza, ¿acaso esperaba que dejase a Liam seguir desfasándose en su estúpida fiesta? Cómo si no fuese suficiente el estado en el que ya se encontraba.

-Eso le he dicho yo, tío-dijo Liam pausadamente e intentó que no se le trabasen las palabras en la lengua.-Pero Teddy no se enrolla.

-Liam...-comencé.

Ni siquiera pude terminar de hablar, cuando el estúpido de Louis ya me había interrumpido.

-No hace falta que se quede, dile que se marche y quédate tú. ¿Desde cuándo necesitas un niñera, Liam?

-Vamos, Liam. Si tu padre llega a casa y no te ve, se cabreará. Pero si encima nos pilla llegando a hurtadillas, montará la tercera Guerra Mundial. Debemos irnos, por favor.-Traté de comencerlo, agarrándolo por los hombros y mirándolo a los ojos.

-Liam, hazle caso-intervinó de pronto Megan, que debía de habernos seguido escaleras abajo, tal y como lo había hecho Louis.

-Megan, no te metas-protestó Louis fruncienfo el ceño, mostrando claramente su enfando.

-No, no te metas tú, Louis. Joder, ¿tú le has visto? Míralo, está que casi no puede ni andar. Tiene que irse y lo sabes-recriminó Megan.-Yo puedo acompañarte, Teddy. No vas a poder sola con este saco de músculos-propuso sonriente.

Si no fuese por el gran parecido que guardaban ambos, incluso habría llegado a pensar que, Mega y Louis, podrían ser novios, o al menos, amigos con derecho. Se notaba la confianza que Megan tenía para contradecir a Louis, sin que hubiese señal alguna de miedo en su mirada.

-Claro, vamos-contesté.

Megan se puso el otro brazo de Liam sobre sus hombros, y ambas trapasamos la puerta sin ningún tipo de problema, ya que Louis se había apartado de ella, no sin antes fulminarnos con su abrasadora mirada azul. Se despidió de Liam, dándole unas palmaditas en la espalda.

Dirigimos a Liam hacia el coche, lo introdujimos en él cómo pudimos, y cuando estaba a punto de despedirme de Megan, Liam habló.

-Teddy, me he dejado el móvil-susurró adormecido.

-¿Puedes quedarte con él?-Le pedí a Megan.-Parece que tu inesperada interrupción ha sido lo que le ha detenido a quedarse ahí adentro, así que tengo la esperanza de que si lo vuelve a intentar, tú vuelvas a convercelo-expliqué.

-Claro, sin problema.

Suspiré frustrada y volví a entrar en la casa. Subí los escalones de las dichosas escaleras otra vez, llegué hasta la habitación y me hice con el teléfono de mi primo. Acababa de guardármelo, cuando al intentar salir por la puerta, Louis me interceptó.

-Hay dos cosas que no me gustan: los desconocidos y los acoplados.-Sostenía mi brazo sin fuerza, pero con la suficiente sujeción como para detenerme.- Y tú cumples ambas. No te conozco y te has colado en mi fiesta, no me gustas.

-Pues si no te gusto, déjame-musité tirando de mi brazo y apartándome de él, lo suficiente como para salir de la habitación.

Maldito arrogante, no podía con la gente así. Los típicos chicos guays de clase. Me había cabreado, estaba de los nervios. Sentía la adrenalina fluir por mis venas y llegar hasta la boca de mi estómago produciéndome ganas de vomitar.

Corrí escaleras abajo, tratando de no tropezarme. Siempre había sido torpe.

Llegué a la puerta y salí dirigiéndome al coche, creo que no hizo falta decir nada, porque Megan pareció adivinar lo que había pasado dentro de la casa, al ver mi cara.

-Ya nos veremos, Teddy.-Se despidió con un movimiento de su mano, y yo asentí con la cabeza antes de salir de allí hecha una furia.

El trayecto de vuelta a casa se hizo rápido, debido a que mi cabreo ocupaba mi mente por completo, y Liam se había quedado dormido en apenas diez minutos. Llegamos y agradecí al cielo, el hecho de que mi tío aún no hubiese llegado a casa o, de lo contrario, Liam y yo estaríamos metidos en un serio problema. Aparqué el coche cerca de la puerta, me apeé y me dirigí hacia el lado del copiloto dispuesta a sacar a Liam de él.

-Liam.-Toqué su mejilla varias veces para despertarlo.-Vamos te llevaré a la cama. Hemos llegado a casa.

Liam, adormecido, se puso en pie apoyándose de nuevo en mí. En ese momento, supe que por la mañana, no podría mover ese hombro debido al peso que le estaba infligiendo esta noche.

De nuevo, conseguí subir las dichosas escaleras, no si parar de vez en cuando para descansar un poco. Conduje a Liam hacia su habitación y le di un pequeño empujón para que cayese sobre su cama. A continuación, le quité los zapatos y cuando creía que ya estaba dormido de nuevo, me cogió el brazo impediéndome que me fuera.

-Teddy-susurró sin fuerzas.-No se lo digas a mi padre, por favor.

-No lo haré-respondí poniéndome en pie y saliendo de su cuarto.

Esperaba que mi tío no hiciese preguntas, porque si lo hacía, tendría que mentir para salvar a Liam.

***

La luz chocaba contra mis párpados, alejándome cada vez más de mi precioso sueño. Soñaba con las olas, con mi tabla; con mi libertad.

Abrí los ojos y rápidamente los tapé con una de mis manos, me senté sobre el colchón y me aparté el pelo de mi cara. Cuando pude abrir mis ojos del todo, observé a mi tío en la puerta, al lado del interruptor.

-¿Tío?-Mi voz sonó somnolienta.

-Teddy, arriba. Tenemos que ir a hacer tu matrícula. Despierta a Liam, yo haré el desayuno.-No dijo nada más y salió de mi habitación dejando la puerta abierta.

Suspiré sabiendo que no podría volver a dormir y menos con la puerta abierta, era mi pequeña manía.

Me aseé y me vestí sencilla con un suéter rosa y unos vaqueros. Tras esto, fui directa a la habitación de al lado que era la de mi primo.

Todo esta tal y como lo había dejado anoche, Liam era bastante ordenado con sus cosas, así que no había grandes montones de ropa por el suelo, ni nada parecido.

-Liam, venga arriba.-Lo destapé.

-No quiero.-Cubrió de nuevo su cabeza con el edredón azul.

-¿Y qué quieres que le diga a tu padre?-inquirí.

-Dile que estoy enfermo.

-Sí claro, ayer estabas estupendo y hoy de repente te ha dado un gran mal. No va a colar. Sé responsable y mueve tu culo-ordené impaciente.-Hazlo o iré a contarle todo a tu padre.

Liam se levantó y se quitó la camiseta, sin ningún amago de pudor porque yo estuviese allí.

-Aguafiestas-refunfuñó.

-Deberías darme las gracias, si no fuese por mí aún seguirías allí. Podría haberte dado algo, Liam. Estabas drogado y borracho-sentencié enfadada.-No, no trates de negarlo porque no soy estúpida-dije cuando él trato de interrumpirme.

-Teddy, no es para tanto. Ni que fuese cocaína o heroína. Solo fueron uno o dos porros.-Se excusó poniéndose otra camiseta limpia.

-Ya, yo creo que fueron unos cuantos, Liam. ¿Qué te han hecho? Tú no eras así, tú eras responsable.

-No me han hecho nada, la gente crece Teddy. Nadie es perfecto.

-¿No piensas ducharte?-pregunté al verle a punto de desabrocharse los vaqueros con los que había dormido la noche anterior.

-No, no pienso ir al instituto. Además, son las once ya me he perdido dos clases.

-Está bien, le diré a Josh que estás enfermo.

Salí del cuarto y me dirigí a la cocina, desayuné un cuenco de cereales y evité dar demasiadas explicaciones sobre el malestar de Liam.

Estábamos a marzo, así que empezaría el curso a medias. Mi tío se había empeñado en acompañarme a echar la matrícula y yo había aceptado, después de todo, ni siquiera conocía el centro.

No era muy diferente a mi instituto anterior en California, era un enorme edificio de color rojizo debido a los ladrillos con los que estaba construido. Había una placa con el escudo del instituto y con su nombre: Angels High School.

Sonreía ante lo irónico del nombre. ¿Angels, en serio? Creo que lo que menos podría denorminarse con ese nombre, era a un conjunto de adolescentes dispuestos a rebelarse, generalmente.

Josh aparcó en el aparcamiento y se quedó observando a un punto determinado de éste. Dirigí mi mirada hacia ese punto, y pude divisar a un grupo de chicos fumando, que probablemente se estaban saltando las clases.

-¿Esos son los amigos de Liam?-pregunté.

-Sí-contestó brusco.

Estaba claro que mi tío no soportaba a sus amigos, y yo, desde luego, no aguantaba a uno de ellos.

Josh se apeó del coche y se dirigió rápidamente hacia el centro escolar, obligándome a seguirle el paso. El interior tampoco distaba mucho de mi anterior instituto; interminables pasillos de color amarillo con hileras de taquillas azules hasta el final de éstos.

Mi tío me acompañó hasta la secretaría. Él entró a hablar con el director, y yo me senté en unas sillas que había afuera para esperar. Estaba aburrida, así que decidí explorar. Seguí caminando por el pasillo, hasta que llegué al final de éste. Enfrente de mí, había otro despacho y desde la ventana, podía observarse a una mujer pelirroja; de unos treinta pocos años, hablar con un muchacho castaño con el pelo rizado. Parecían discutir acaloradamente sobre algo.

Quise pasar de largo y volver hacia la silla en la que antes estaba sentada, pero la curiosidad pudo conmigo. La puerta estaba abierta, y en ella había un cartel que reflejaba que ese era el despacho de la orientadora. No hacía falta estar muy cerca para escuchar la discusión que se estaba manteniendo dentro de la sala.

-Harry debes para de pelear con él. No podéis estar siempre así, entiendo que os llevéis mal, pero si no paráis ahora seréis expulsados-dijo la mujer.

-Pero si yo no le busco. Es él, el que me busca a mí. Lo sabes de sobra, Sabrina-masculló el chico enfadado.

-Ya, pero...-No escuché lo que Sabrina iba a decir, pues me distraje con unos ojos esmeraldas que me observaban a través del cristal.

El verdor de sus ojos parecía oscurecer cada segundo que continuaba mirándome, estaba enfadado. Él sabía que yo estaba escuchando.

Avergonzada y con las mejillas a punto de explotar, decidí volver pasillo abajo y sentarme en la silla. Varios minutos pasaron hasta que el chico de los ojos esmeraldas, se paró enfrente de mí.

Inmediatamente, traté de parecer concentrada en mi libro de lectura, pero al parecer no dio un gran resultado.

-¿No sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?-cuestionó fulminándome con su abrasadora mirada esmeralda.

No pude constestar, pues mi tío salió, justo en ese momento, del despacho del director y se quedó observándonos a Harry y a mí.

-Teddy, nos vamos.

Chicas aquí está el cap, siento el retraso, pero ya sabéis que suelo tener problemas para subir:(. No me odiéis.Gracias por leer, espero que os haya gustado el cap.
Os adoramo!
Besitos by Cici:)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top