15. Creo que deberías endulzarte, Louis.

Hola bebés, este capítulo me ha costado mucho. Sí, porque es el más largo que he escrito en esta novela y wattpad me ha borrado las últimas 1000palabras, por lo que he tenido que rescribir esa parte. Obviamente, me he enfadado al principio. Por eso, he tardado más en subir de lo que esperaba.
Por cierto, no quiero que os ofendáis porque no es esa mi intención pero me gustaría que me dejaséis de comentar síguela. Me encantaría que me comentaráis algo más profundo, por ejemplo, cómo os hacen sentir los personajes, qué creéis que va a pasar, o cualquier cosa, menos síguela. Porque sinceramente, eso solo hace que sienta presión y me desanime.
Espero que os haya gustado y que me votéis y comentéis *es gratis*.
Besitos by Cici:).
PD: podéis seguirme en mi twitter que es @xcohibidax donde os daré followback.

15. Creo que deberías endulzarte, Louis.

De todas las cosas que alguien puede odiar más un martes por la mañana, a mí me había tocado aguantar el silencio incómodo a la hora del desayuno.
Por mi parte, no había mucho que decir, más bien prefería evitar abrir la boca antes de que Liam decidiera contarle a mi tío mis aventuras del día anterior.

Así que, tras haber pasado aquel mal trago de treinta minutos, temiendo un castigo y una bronca inminentes que nunca habían llegado, Liam y yo nos fuimos al instituto a tratar de superar el segundo obstáculo de la mañana. Para animarme a mí misma, me repetía varias veces al día, que solo debía aguantar dos meses más y sería libre. Al menos en eso, mi primo coincidía conmigo.

Sí, de nuevo mi relación con Liam no pasaba por su mejor momento. Habíamos discutido la noche anterior y, agradecía internamente, que mi tío hubiera hecho horas extra en la comisaría para no tener que escucharnos o, de lo contrario, me habría visto obligada a tener que dar un par de explicaciones que involucrarían a Harry y a Zayn. Por supuesto, si ese hubiera sido el caso, mi tío me habría regañado hasta la mañana siguiente por haber desobedecido sus órdenes explícitas de no acercarme a ellos. Así que, a pesar de estar enfadada con él, debía agradecerle a Liam que siempre me encubriera. Porque sí, él defendía a Louis y lo ayudaba, pero tampoco podía recriminárselo, ya que me gustaba que hiciera lo mismo conmigo también.

Cuando llegamos al instituto, Liam se despidió de mí con la mano y se alejó para dirigirse hacia sus amigos al mismo tiempo que yo emprendía mi camino hacia la entrada del instituto.
Mientras buscaba el coche de Leslie o de Daniel en el aparcamiento, fui interceptada por Harry, que debido a la rapidez de su movimiento y a la atención que yo le estaba prestando a mi tarea anterior, me dejó un poco desprevenida y fuera de lugar.

-Hola, Harry-murmuré aún desubicada por su repentina aparición.

-Ayer no viniste-me recriminó directo.

-Vaya, parece que a alguien no le ha sentado bien un poco de su propia medicina, eh-dije emprendiendo la marcha de nuevo.

-No estoy para juegos, Teddy-sentenció.

-Mira, no fue mi intención marcharme sin hablar contigo-suspiré al sentirme obligada al darle explicaciones.-Pero Sanders me pilló en la clase de arte con Zayn y...

-¿En la clase de arte y con Zayn?-preguntó asombrado sin dejarme acabar.-¿Qué estabas haciendo tú allí con él?

Su pregunta me sorprendió. Sí, sabía que Harry nos los soportaba ni ellos a él. Pero, ¿por qué estaba tan asombrado de que hubiera compartido un momento con Zayn? No era su amiga, ni siquiera habíamos hablado mucho hasta entonces, pero seguía siendo la prima de uno de sus mejores amigos.

-¿La clase de arte es el picadero del instituto o algo así?-comenté molesta.-
-¿Qué?

-Tú, Liam y Miss Sanders. Los tres me habéis preguntado lo mismo. ¡Míralo, ni siquiera sabríamos de la existencia del otro si no fuera por Liam!-exclamé a la defensiva.

Ambos dirigimos la mirada hasta la esquina en la que ellos solían ponerse antes de entrar en clases y a la salida de estas. Liam charlaba con Louis y Megan, mientras que Carlie y Kristen se retocaban el maquillaje la una a la otra, y Zayn, él simplemente se apeaba de su moto con su casco rojo en la mano, vestido con unos tejanos y una camiseta del mismo color que su caso y sin ningún indicio de su, ya característica, chaqueta de cuero. Sus brazos descubiertos captaron mi atención. Era incapaz de imaginarme cómo podía estar su piel tan decorada por la tinta de sus numerosos tatuajes, cuando Zayn solo tenía dieciocho años.

Antes de que él pudiera darse cuenta de mi escrutinio y, justo cuando su mirada iba a cruzarse con la mía, aparté mi vista para volver a centrarme en Harry, que a su vez, estaba inspeccionando mi rostro cómo si buscara la prueba de algo.

-¿Y eso te molestaría?-preguntó de repente.

-¿El qué?

-Que no supiera de tu existencia. ¿Te sentaría mal que ni siquiera supiera tu nombre, Teddy?-inquirió sin quitarme la vista de encima.

-No, claro que no.

Un amago de sonrisa hizo presencia en sus bellas facciones, que lograron amortiguar la amarga sensación que sentía por mi última respuesta. Sin embargo, no tuve tiempo de ponerme a analizar aquella sensación porque fue apartada abruptamente de mi cabeza y, sustituida en su lugar, por la presencia de la persona que tenía delante de mí.

-Por cierto, ¿en qué estabas pensando ayer? Estás loca, sabes. De hecho, lo estás más de lo que pensaba-continuó cuando nos pusimos en marcha de nuevo.

-¿Acaso lo dudabas?-sonreí.-Yo no voy a idolatrar a nadie salvo a mis padres que son los que se preocupan por mí. Así que, tanto Louis como Zayn deberían tener en cuenta que no soy igual que el resto. Yo no soy una oveja a la que puedan guiar junto con el resto del rebaño.

Y allí, en aquel preciso lugar, a primeros de abril y delante de aquellos que quisieran observarnos, Harry rompió a reír. Pese a la alegría que me contagiaba su risa de forma instantánea, no quise distraerme y le pregunté directamente:

-¿Cuál es tu excusa? ¿Por qué no viniste al Eclipse el sábado?

-Me encanta que seas siempre tan directa-contestó irónico abriéndome la puerta para que pudiera pasar.-¿Tuve que ayudar a mi madre, vale?

Y a juzgar por su aspecto, estaba segura de que él pretendía que lo dejara estar. Pero a estas alturas, ya debería saber que yo nunca dejaba nada pasar, sin saber su porqué antes.

-Sé que hay mucho más detrás y que si tienes la capacidad para aprenderte un poema en francés de Baudelaire, también eres capaz de inventarte algo mejor.

-Dejémoslo en que simplemente no quería ver a algunas personas ni recordar a otras-dijo girando a la derecha para separarse de mí e ir hacia su clase.-Te veo en la comida-gritó antes de que lo perdiera de vista y me quedara a solas con mis pensamientos.

Que Harry quisiera evitar encontrarse con ciertas personas no era algo nuevo. Sin embargo, que no quisiera enfrentarse al recuerdo de otras, sí lo era. Se había abierto un poco conmigo, me había dejado saber la primera capa de sus sentimientos. Estaba contenta, ya que eso significaba que empezaba a confiar en mí, la que probablemente debía ser su única amiga en aquel momento. Pero, por otro lado, también me encontraba confusa, pues Harry podía no querer recordar lo que era pasar el tiempo con sus amigos de la infancia. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que en quién no quería pensar era en Elizabeth. Aquello, me hacía estremecerme y no en el buen sentido.

Al igual que había hecho con la amarga sensación que me habían producido las inquisitorias preguntas de Harry, deseché el porqué de aquel gesto.

No iba autocuestionarme, no. Prefería pensar qué había querido decir Harry con que me vería en la comida. ¿Acaso planeaba que comiéramos juntos? No, seguramente no. Quizás, sólo pensaba saludarme con un asentamiento de cabeza. De todas formas, no iba a dejar solos a Leslie, a Daniel y a Dylan, cuando ellos habían sido los primeros en apoyarme.

Varias horas después, en descanso de la comida, me di cuenta de que mis pensamientos habían estado totalmente alejados de la realidad. Pues sorprendiendo a todos los que estábamos sentados en la mesa, Harry se sentó y formó parte de ella. Concretamente, él había decidido que aquel martes era un buen día para sentarse a comer a mi lado.

Mi mente daba vueltas, las misma que la cuchara en mi plato. Allí dónde mirara vería caras sorprendidas, ya fueran las de Leslie o los chicos o, las de mi propio primo y su grupo de amigos y, tal vez, la de algún que otro curioso como yo. Así que, me contentré en mi plato y comencé a comer sin ganas.

Cuando la tensión se rebajó en el ambiente decidí que era un buen momento para presentar a Harry formalmente. Aquello era irónico, pues probablemente yo era la única en aquella sala que lo conocía desde hacía poco tiempo, sin embargo, también era la única con la que hablaba y por la que se había sentado allí.

-Chicos este es Harry-comencé con las presentaciones.-Harry, ellos son Leslie, Dylan y Daniel.

Observé cómo Daniel le dio la mano, Dylan optó por un ademán con la cabeza y Leslie le dedicó una de sus luminosas sonrisas. Pero no todo era de color de rosa, y unas mesas más allá, se mascaba la tragedia. Podía oír cómo murmuraban sobre nosotros, ni siquiera se cortaban a la hora de señalarnos, hasta que Louis decidió romper el hielo y dirigirse hacia nosotros.

Apreté la cucharilla inconscientemente con toda la fuerza que mi mano poseía hasta que sentí la de Harry sobre la mía, su tacto era parecido al de un pluma: suave y relajante. Le miré a sus orbes esmeraldas y lo siguiente que supe fue que Louis estaba detrás de mí.

-Vaya, vaya. Harry ha hecho amigos. ¡Felicidades, tío! Has progresado mucho. Has pasado de estar solo a estar con los frikis. ¡Así se hace, campeón!-dijo dándole unas palmaditas en la espalda.

Mientras Harry se removía en su asiento para quitarse las manos de Louis de encima, yo echaba hacia atrás mi silla y me ponía en pie para hacerle cara.

-¿Sabes qué, Louis? Creo que deberías meterte con alguien de tu tamaño. Ah, no espera, que no lo hay.

Y sí, quizás atacar con los defectos físicos de una persona estaba mal y era feo. Pero este chico me tenía harta y no quería recurrir a la violencia. ¿Ignorarlo? Ya lo había intentado, ¿y qué había conseguido? Que viniera a buscarnos a nuestra propia mesa. No, con Louis no había manera. Solo se le podía callar de una forma y esa era ganándolo en su propio juego, hacía días que lo había aprendido.

-Sí, tío. ¿A quién llamas friki?-repuso Dylan apoyándome.-Si juego en el mismo equipo de fútbol que tú.

Daniel por su parte decidió callarse y seguir comiendo. Desde el primer día que lo conocí supe que era alguien calmado y reservado, incluso, era tímido con los desconocidos. Le había costado abrirse a mí, pero finalmente lo había logrado.
Leslie, por otro lado, era más parecida a mí una bomba de relojería que podía estar en cualquier momento y por la forma en la que estrujaba la servilleta, sabía que estaba a punto de saltar.

-Tomlinson, lárgate. Aquí, no se te ha perdido nada-dijo mi amiga morena.

-¿Y tú Harry? No vas a decirme nada, eh. Venga, ¡levántate!. Hace tiempo que quiero partirte esa cara de niño bueno que tienes-pronunció con tono amenazante.

Louis se aproximó hacia Harry que, para mi sorpresa, se había limitado a ser espectador y a intercambiar miradas con Daniel como si tratara de relajarle y que no entrara en pánico.

Antes de que Louis pudiera levantar a Harry, me situé en medio de ambos y cómo pude logré empujarlo. Tal vez era pequeño, pero pesaba bastante.

-¿Qué pasa ahora necesitas hadas madrinas?-gritó.

Liam, Zayn y el resto de su mesa se levantaron para venir a ver qué estaba pasando y, en poco tiempo, un círculo se formó alrededor de nuestra mesa.

-¡Eh!-grité para captar su atención y que dejara de hablar con Liam y Zayn.-Creo que deberías endulzarte, Louis-dije mientras mis manos se apoderaban de la porción de tarta de queso que reposaba en mi bandeja.

Acto seguido, la cara de Louis fue cubierta por la tarta. Rápidamente, Liam vino a sostenerme de la cintura, como si fuese un animal salvaje que se iba a aproximar a por su presa. Mientras, Zayn hacía lo mismo con Louis.

No pude disfrutar de mi grandioso momento porque tanto la profesora Sanders como Miss Brown aparecieron por la puerta y nos obligaron a Louis y a mí a ir hacia dirección.

En las películas, el despacho del director siempre es representado como algo grandioso y grande. Una estancia que grita a los cuatro vientos el poder que le concede sobre los alumnos. Sin embargo, en la realidad el despacho de la directora de mi instituto: Rosalie, como me había que le llamase, era más bien pequeño. Estaba amueblado por varias estanterías y un escritorio de madera. Sobre el que no faltaba la presencia de fotos familiares, un ordenador y una placa con su cargo, nombre y apellidos, para que todo el mundo pudiera recordar quién era la que estaba al cargo en aquel centro escolar.
En cuanto a las paredes, estaban decoradas con varios títulos y diplomas de Rosalie y con pósters en los que se hacía alusión a las actividades extraescolares que el centro ofrecía al alumnado.

-Tomlinson, ¿por qué no me sorprende verlo por aquí de nuevo?-ironizó.

-Supongo que me echabas de menos. Ya sabes Rosalie, que me he propuesto enamorarte para fin de curso-respondió Louis guiñándole un ojo.

Rosalie que era una mujer esbelta y rubia de unos treinta y pico años, se ruborizó. Y eso me hizo pensar en qué clase de vida sexual debía de tener para ruborizarse ante los cumplido de un adolescente hormonado de dieciocho años. Aproveché que se giró para buscar algo en la estantería que había detrás de su silla, para poner los ojos en blanco y meterme los dedos en la boca simulando mis ganas de vomitar ante aquel suceso.

Aquel acto, pareció divertirle mucho a Louis e, internamente, comencé a imaginarme cómo habría reaccionado Rosalie a su piropo si lo hubiera visto cubierto de tarta y arándanos minutos antes. Para mi desgracias, Louis, tal y cómo había dicho Dylan, jugaba en el equipo de fútbol del instituto y se había cambiado en el vestuario. Así que, ahora llevaba el uniforme del equipo puesto y estaba totalmente limpio. Incluso en eso había fallado.

-Bien, chicos. ¿Quién va a ser el primero en contarme lo que ha pasado?-cuestionó una vez se dio la vuelta y volvió a sentarse.

-Ha empezado él.

-Ha sido ella.

Contestamos Louis y yo a la vez, como si estuviéramos aún en parvulario. D repente, la puerta del despacho se abrió y por ella apareció la señorita Sanders que llamó a Rosalie para comentarle algo discretamente y, después, salió.

-Yo estaba comiendo tranquilamente con mis amigos, cuando esta...-pausó para pensarse bien lo que iba a decir y cómo iba a decirlo para, después, seguir diciendo:-cuando Teddy, se ha acercado a mí y me ha tirado la tarta encima.

No pude contenerme ante su mentira y di un golpe encima del escritorio, ocasionando que uno de los marcos que reposaban sobre él, se cayera.

-¡Eso es mentira! Has sido tú quién ha empezado primero, has venido a buscarme hasta mi mesa-exclamé enfadada.

-Sin embargo, Mars mantiene que ha sido Tomlinson quien ha sido embadurnado de tarta, ¿verdad?

-Sí, es verdad.

-¿Y por qué lo ha hecho, Mars?

-Porque ha venido a molestarme a mis amigos y a mí. He tratado de ignorarle durante todas las semanas que llevó aquí, pero eso no funciona con él. Estoy cansada de su actitud. Así que, pensé que quizás eso le bajaría los humos-expliqué un poco avergonzada por mi conducta.

-Tomlinson, puede irse.

-¿Qué? ¿Va a dejarlo ir solo porque es el hijo del alcalde?-exploté de nuevo.-Eso no es justo, él nos insultó primero. Cuéntale lo que hiciste en el Eclipse, Louis-grité capturando su atención cuando estaba a punto de marcharse de aquella sala.

Louis se dio la vuelta y volvió para enfrentarme fulminándome con su mirada azul cielo atormentado.

-¡Cállate!

-Tomlinson, váyase-sentenció Rosalie.

Una vez que Louis se hubo ido del despacho, Rosalie comenzó a hablar de nuevo:

-Lamento comunicarle Mars que voy a abrirle un expediente y que si vuelve a repetir alguna acción de esta índole será expulsada varios días-sentenció finalmente.

Delante de mí tenía a la directora del centro a la mujer profesional que había pasado de ser amable y pedirme que la llamase Rosalie con un tono coloquial a castigarme con el más forma que poseía.

-¿Todo esto por una porción de tarta?-pregunté sin poder creérmelo.

Me dirigí directa hacia la puerta de la sala, pues sin darme cuenta, ya me había puesto de pie cuando había acusado a Louis de tener trato de favor. Antes de que pudiera salir, Rosalie dijo:

-Y, Mars aquí nadie recibe trato de favor por sus orígenes, clase social o progenitores. Tomlinson recibirá el mismo castigo que usted. Puede irse.

Después de recibir mi sentencia, salí de allí y fui hacia la puerta de salida. Solo quería salir de allí e irme a mi casa a dormir y despertar cuando el miércoles hubiera llegado. Me sentía avergonzada de mi conducta y en lo único en lo que podía pensar era en cómo reaccionaría mi tío si la directora se lo contaba. Siempre había tenido carácter, pero nunca lo había dejado fluir de aquella forma. Desde que me había mudado a Fallen Angels, había perdido el control y era por culpa de varios de sus habitantes que se habían propuesto como objetivo sacarme de mis casillas.

Harry me esperaba en el patio delantero del instituto y, no sé si fue eso o el hecho de que se estuviese fumando un cigarrillo, lo que más me sorprendió.

-¿Te han expulsado?-preguntó antes de darle una calada y expulsar el humo a través de su muy rosados labios.

-No, solo me ha abierto un expediente. Tendré que darle las gracias si decide no llamar a mi tío y contárselo-susurré cabizbaja mientras le daba una patada a una lata de CocaCola que había en el suelo.-No sabía que fumaras.

-No es algo de lo que esté orgulloso, la verdad. Es un mal hábito que adquirí en el pasado y que ahora no soy capaz de dejar. Una vez que lo coges es difícil soltarlo, supongo-dijo engogiéndose de hombros.

-¿Era necesario que te sentaras a comer conmigo?-solté sin pensarlo dos veces.

-Tú fuiste la que se empeñó en ser mi amiga, Teddy. Te dije que te alejaras de mí y no lo hiciste. Pero apuesto a que esa idea ahora te resulta más atractiva, ¿o me equivoco?

Megan apareció a nuestro lado sonriente y feliz. Harry se dio la vuelta y tras apagar su cigarro, con la suela del zapato, volvió a clase.

-¿No estás enfadada conmigo?-pregunté.

-¿Por qué iba a estarlo? Louis ha sido un completo capullo contigo, se lo merecía. Además, te alegrará saber que lo he grabado ahora podrás verlo siempre que quieras o chantajearle con ello cuando te trate mal-repuso sonriente.

Y, quizás, mientras que tuviera a Megan conmigo, los martes no eran tan malos a pesar de tener una suerte horrible.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top