10. No, algo mucho peor. Ella se suicidó.

10. No, algo mucho peor. Ella se suicidó.

La tarde del miércoles llegó acompañada de lluvia, como lo había hecho el resto de la semana pasada y, tal y cómo lo hube acordado, empecé mi jornada laboral a las cinco de la tarde acompañada de Mandy.

A pesar de que Mandy's no dejaba de ser una pequeña cafetería de pueblo, en la que, normalmente, las familias acudían a pedir tortitas y gofres, solía llenarse gracias al aire vintage que despertaban sus mesas con sofás rojos y a la máquina de discos que reproducía canciones a cambio de unas cuantas monedas. Además meses atrás, Mandy había convencido a la señora Gilbert para que instalara wifi gratis, utilizando su astucia para conseguir un público más juvenil, que prefería hacer trabajos y tomarse al mismo tiempo un café o la merienda. Al fin y al cabo, Mandy's tenía que competir con el bar de la esquina, que ofrecía billar y, excepcionalmente, actuaciones de alguna banda poco conocida.

Así mismo, Mandy pretendía lograr que su madre nos cambiara los uniformes por algo más moderno, pero Clare se negaba a decir adiós al aire servicial y amable que nos proporcionaban el vestido amarillo y el mandil blanco. Yo no tenía ninguna queja al respecto. El vestido era cómodo y me llegaba hasta la mitad de los muslos, un lujo que no todas las camareras del mundo podían permitirse llevar en su horario laboral.

-No me has contado qué tal te fue en tu primera semana de clases-dijo Mandy cuando acabé de atender a una señora de aproximadamente la edad de mi madre, morena y con unos increíbles ojos azules.

Detalle que no pasó desapercibido para mí, ya que parecía que en ese pueblo todos tenían ojos claros a excepción de Liam y yo. Rápidamente, mi mente me recordó que había alguien más en Fallen Angels que no tenía ojos claros: Zayn.

Pensar en el chico misterioso de ojos avellanados me ponía de mal humor. Zayn se había saltado todas las clases de filosofía de esa semana. No sabía si odiaba a la asignatura, me odiaba a mí, a la redacción o a la señorita Sanders. Podía ser un cúmulo de cosas. Había tenido que pedirle a la profesora que me dejara presentarle el trabajo más tarde, alegando que al ser nueva me estaba poniendo al día. Cuando en realidad, el problema residía en el chico de los tatuajes y arranques de ira.

Sanders me había dicho que no hiciera el trabajo sola y que buscara a Zayn, pero no me atrevía hacerlo. No lo conocía y dada su actitud el día que nos asignaron el trabajo, no pensé que tuviera muchas ganas de hacerlo.

Pasé la balleta pensando en cómo explicarle mi situación a Mandy, no quería que me instara a buscar a Zayn como ya lo habían hecho anteriormente Liam, Sanders y Megan en su lugar.

-No muy bien, la verdad-contesté.

-¿Qué te pasa? ¿Te han marginado o algo así?

-No-mentí.

A excepción de Megan no tenía contacto con nadie más, aunque tampoco podía quejarme porque yo misma había optado por apartarme de Liam para estar lejos de Louis. Además, había sido mi primera semana aún tenía tiempo para hacer amigos.

-¿Entonces?

-Nada, tengo un trabajo que hacer y mi compañero se está escaqueando. Es eso-dije encogiéndome de hombros.

-Oh, entiendo. Me pasaba. Cuando yo iba al instituto solía ponerme con el más listo de la clase. Así, me aseguraba de no tener que hacerlos sola-rio risueña.

Mandy tenía suerte, ella no era nueva. A ella no le había adjudicado a un compañero que o llegaba tarde a las clases o se las saltaba.

-Ya bueno, trataré de hacerlo la próxima vez-respondí con una sonrisa fingida.

Lavé varios platos mientras Mandy se encargaba de atender o despedir a los clientes. Podía haber puesto el lavavajillas, pero prefería mantenerme entretenida que de brazos cruzados.

Cuando hube acabado con mi tarea, me sorprendí al ver entrar a Harry por la puerta.

Ese nombre era otro de mis constantes dolores de cabeza. Si Zayn se había pasado la semana huyendo de las clases de filosofía, Harry había hecho más de lo mismo cada vez que me veía. ¿Acaso me había convertido en una gamberra que golpeaba a los niños fuera de la escuela? ¿O tal vez en un extraterrestre? Al menos eso ayudaría un poco a mi autoestima, en cambio, saber que me evitaban sin razón me molestaba muchísimo.

Así que, mi semana se resumía en ir al instituto juntarme con la chica silenciosa de ojos verdes, salir y pasar el rato con Megan fuera de clases o llegar a casa cabreada por culpa de Harry o Zayn.

Mi rabia aumentó cuando vi a Harry sentarse con la señora que me recordaba a mi madre. Después de todo, incluso Harry tenía alguien con el que juntarse.

Observé cómo Mandy lo atendía y le agradecí internamente por ello, ya que no quería tener que dirigirle la palabra a Harry.

Después de tomarle nota, Mandy regresó a la barra y se dispuso a preparar su pedido.

-Es raro que él haya venido a acompañarla, ¿sabes?-dijo captando mi atención.

Empezó a poner la cafetera en marcha, mientras tarareaba una canción que yo desconocía.

-¿Por qué?-pregunté desconcentrándola.

-Digamos que desde que Harry volvió, no ha querido que lo vean acompañado de su madre-susurró para que nadie nos oyera.-No lo culpo, medio pueblo lo odia por lo que pasó y, probablemente, no quiere que su madre corra con la misma suerte.

Quise preguntarle qué había pasado y por qué Harry no quería que lo vieran en compañía de su madre, pero el susodicho comenzó a mirarnos. Mandy que también se dio cuenta, sirvió el café y un pedazo de pastel en una bandeja y me hizo una seña para que se lo llevara a la mesa.

Cogí la bandeja con cuidado bajo el atento escrutinio de Harry, que seguía cada uno de mis movimientos acariciándolos con su gélida mirada. Como si él supiera que habíamos estado hablando de él. Como si supiera que me había cazado de nuevo con las manos en la masa, queriendo saber más de él y de su vida.

Coloqué el plato sobre la mesa y el café segundos después. La madre de Harry me sonrió con dulzura y fue imposible para mí, mostrarme impasible ante tal gesto, por lo que no me quedo otra opción más que sonreírle de vuelta.

Me disponía a volver hacia Mandy y sonsacarle más respuestas, cuando sentí la suavidad del tacto de los dedos de Harry en mi muñeca. Miré sorprendida hacia su agarre. ¿Qué pretendía?

-Falta el azúcar-demandó soltando mi muñeca sin dilación.

-Ahora te la traigo.

Pero no lo hice, Mandy se la llevó en mi lugar y también fue ella la que les cobró la cuenta.

Quise instigar a Mandy para que siguiera contándome, pero mi turno finalizó poco tiempo después y, el rato que estuve con ella después de que Harry se fuera, me abstraje en las nubes preguntándome por qué no era capaz de olvidar el tacto de sus dedos sobre mi piel.

El jueves pasó de largo como lo había hecho la semana anterior. Por la mañana estuve en clases, como siempre sola. Sin embargo, algo cambió aquella mañana, ya que de forma espontánea la chica callada, de ojos verdes y ropas usualmente oscuras, me dirigió la palabra y se presentó diciéndome que se llamaba Leslie.

Sorprendentemente, aquella misma mañana a la hora del almuerzo, Leslie me invitó a que comiera con ella y sus amigos y, a pesar de que vi en la cara de Megan reproche, accedí.

Al salir del instituto, ayudé a Liam como siempre a fregar los platos y luego, me dispuse a acabar la redacción de filosofía para entregársela a la profesora. Pasaba de esperar a que Zayn se presentara voluntario para hacer el dichoso trabajo o, a que al menos me explicara el motivo por el que no quería hacerlo. Así que, al final, no me había quedado más remedio que hacerlo entero sola, cómo supuse desde el primer momento.

Estaba guardando los folios que me habían sobrado, cuando la puerta de mi habitación se abrió y Liam acompañado de Megan aparecieron tras ella.

-Megan ha venido a verte. Voy a estar abajo viendo el partido con Louis-dijo Liam sin esperar una respuesta de mi parte, ya que a continuación bajó las escaleras lo más rápido que pudo.

Debía tratarse de una final o un partido clasificatorio para que Liam estuviera tan entusiasmado, porque normalmente él se perdía la mayoría de ellos.

-Hey-saludé a Megan.

-Pequeño cerebrito, ¿cómo estás?-dijo sentándose encima de mi cama.

-¿Cerebrito?-repetí confundida.

Solía tener buenas notas en California, pero también algunas bajas cuando prefería hacer surf que estudiar. No me consideraba ninguna cerebrito, más bien una chica lista que a veces tendía a ser vaga, algo que distaba mucho de ser una persona inteligente.

-¿Qué puedo decir?-respondió encogiéndose de hombros.-Me has cambiado por la chica gótica y filosófica.

-¿Leslie?-pregunté levantándome del escritorio.

Lo había colocado estratégicamente debajo de la ventana para disfrutar de las vistas cuando me cansaba de estudiar. A lo lejos, podías ver el bosque y si te fijabas bien, el acantilado del que creí que Harry saltaría.

-Sí bueno, cómo se llame-dijo mientras se entretenía mirando sus uñas.

-No es gótica, más bien emo. En realidad, no estoy segura de saber qué significa eso-reí.-¿Vas a quedarte a dormir?-pregunté al ver que una bolsa de deporte se posaba sobre sus pies.

-¡No me digas que lo has olvidado!-fingió estar ofendida.

-No, claro que no-mentí.

-Ya lo creo que sí-soltó un carcajada.-¿Dónde tienes la cabeza, eh? Es imposible que te tengan explotada en el trabajo.

-No es eso. ¡Es esta estúpida redacción! El imbécil de Zayn no se ha molestado ni siquiera en buscar información-exclamé frustrada.-Pero en fin, ya la he acabado.

-Te dije que hablaras con él o que yo podía hacerlo en tu lugar.

-¿Y por qué tengo que ir a buscarle o mandar a alguien a hacerlo? Es su trabajo que se preocupe él-respondí sacando el pijama del último cajón del armario y dejando que la puerta diera un portazo.-Por cierto, ¿quién es Eli? La has mencionado varias veces hace varios días.

Megan se congeló durante varios segundo, pero finalmente salió de su tránsito y comenzó a hablar:

-Ella era una de mis mejores amigas, bueno creo que era amiga de la mayoría de la gente de nuestro grupo-explicó.-Yo la conocí por Louis, que al igual que Liam, Harry y Zayn; fue con Elizabeth a clases desde pequeño. Pronto formaron un grupo, ya sabes a pocas chicas les gusta tener que salir con chicos de pequeñas-hizo una pausa mientras jugueteaba con el anillo que llevaba en el índice.-Pero ella era diferente, ¿sabes? Nunca le importó ser la única chica del grupo. Lo que quiero decir, es que hasta que empezaron el instituto, no se juntaba con chicas. Creo que la marginaban o algo así, porque le gustaba el fútbol y no las muñecas.

-Malditos estándares-susurré.

¿Por qué teníamos que ser princesas y ellos héroes desde pequeños? ¿Por qué las chicas no podía jugar al fútbol y ellos a las muñecas también? Todo eso eran estándares marcados desde antes de que naciéramos para diferenciarnos. Como la estupidez del rosa y el azul si era niña o niño, respectivamente.

-¿Entonces tuvo una infancia dura?-cuestioné curiosa.

Yo no había tenido muchas amigas en California, pero al menos no había sido marginada por mis compañeras de clase.

-Creo que no. Al fin y al cabo, había perdido a las chicas, sí. Pero había ganado a cuatro chicos para ella sola-rio contagiándome.-Además, cuando entraron en el instituto, empezó a hablar con Carlie, la rubia; y con Kristen, la morena del baño. Y se hicieron amigas.

-Ah sí, ellas. ¿También son tus amigas, no?

-Todos los que nos sentamos juntos a comer somos amigos, pero siempre hay subgrupos. Ya sabes, siempre te llevas mejor con unos que con otros-dijo.

Me dispuse a ponerme el pijama, al mismo tiempo que Megan comenzó a sacar rulos y un cepillo de la bolsa de deporte.

-¿Rulos?-pregunté asombrada de que no tuviera una plancha o tenacillas.

-¡Eh, no me juzgues! Se me han estropeado las tenacillas. Y no soy nadie sin mis ondas-explicó cepillándose el pelo y colocándose el primero.-¿Me ayudas?

Traté de concentrarme en colocarle bien los rulos a Megan, pero mi mente no paraba de dar vueltas a la conversación que habíamos tenido sobre Elizabeth. Estaba claro que Harry había formado parte del grupo tiempo atrás. La pregunta era por qué se había ido del pueblo y por qué ahora se llevaba mal con los que habían sido sus amigos de la infancia. Trataba de encontrar una posible respuesta cuando las palabras de Mandy hicieron eco en mi mente: medio pueblo lo odia por lo que pasó.

-Megan, ¿Eli se mudó?-pregunté sin poder contenerme.-Recuerdo que dijiste que Harry se fue después de lo de Eli y has hablado de ella en pasado-dije haciendo énfasis en lo último.

-No, algo mucho peor ella se suicidó-pronunció casi sin voz.

Jejeje, misterio por fin. Ya se sabe algo de Eli. Os dejo en multimedia esa foto de Miley que es como yo imagino a Megan akdnfkfkf. Espero que os haya gustado. ¡Muchas gracias por leer y esperar a que suba nuevos caps!

Besitos;)

PD: ¿Qué pasó con Eli? ¿Por qué creéis que se suicidó? ¿Qué hizo que Harry se fuera del pueblo? ¿Por qué lo odian los que fueron sus amigos?

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