32. Sentimiento correcto


La decoración del lugar dejó a Charlie y Kevin boquiabiertos apenas pusieron un pie dentro de la fiesta.

—¿De verdad rentaron un Dojo? —Charlie no pudo evitar reír—. Mira este lugar, jamás había ido a un baby shower con temática de karate.

—Supongo que tiene algo de sentido: desde que Mike comenzó a patear, Quinn ha dicho que tiene complejo de karateca.

—¡Dios mío! ¿Qué es todo esto? —Quinn se levantó de su silla al ver la cantidad de regalos que los dos guardaespaldas de Charlie y también Lewis traían en las manos.

Con un vestido azul y su perfecto cabello dorado con elaborados rizos se acercó hasta ellos.

—¡Cúlpalo a él! —Charlie se defendió al señalar a Kevin.

—Mike es mi ahijado. ¿Qué tiene de malo si el tío quiere comprarle muchos regalos?

Nuestro ahijado —corrigió Fredie al venir acercándose también con las manos llenas de regalos—. ¡Michael! —gritó al esposo de Quinn que se encontraba a pocos pasos de ellos—. Sé un amor y acomoda todo esto por favor.

—¿Acaso compraron la tienda completa ustedes dos? —dijo Michael, confundido.

Charlie miró con ternura la vestimenta de Michael, que consistia en un traje típico de karateca con una cinta azul en la cintura combinando con el vestido de Quinn.

El esposo de Quinn es de ascendencia asiática y el verlos juntos le pareció aún más adorable.

—Amor, ella es Charlie —Quinn se apresuró a presentarlos.

—Un gusto —estrechó su mano brevemente—. He oído mucho sobre ti, señorita.

—Cosas buenas, espero.

—¡Chop-Chop, gente! menos charla y más ayuda —Fredie le entregó todas las bolsas a Michael, casi tumbándolo.

—¡Rajesh! —Michael gritó cuando Fredie corrió a la mesa de aperitivos.

—Parecen niños —Quinn negó y acarició su barriga en el proceso.

—¿Tu esposo practica artes marciales? —Charlie señaló a Michael.

Kevin y Quinn se dieron una mirada de reojo y soltaron a reír a carcajadas.

—No, por supuesto que no —Quinn continuó riendo—. Oh, amo a mi esposo, pero él es un total nerd, prefiere los videojuegos a sudar en extremo —se giró a verlo—, aunque se ve muy bonito con ese keikogi.

—Michael es programador de videojuegos —Kevin lo señaló—. Trabaja en Xbox Game Studios, ¿te suena? Es jefe en una de las divisiones de desarrollo.

—Oh —Charlie no se molestó en ocultar su sorpresa.

—Bueno ya basta de hablar de trabajo, mejor vamos a sentarnos —Quinn señaló con su cabeza detrás de ella—. El animador del evento no debe tardar en llegar.

—Parece que Mike está destinado a rodearse de nerds —Charlie codeó a Kevin.

—No eres graciosa.

—¡Por supuesto que lo soy, nerd!

Una tarde llena de risas, regalos y muchos juegos, Charlie no recordaba la última vez que se sintió tan feliz por estar rodeada de tanta gente. Aunque en su mayoría eran amigos y familiares de Quinn y Michael todos fueron muy amables y atentos con ella, cosa que la hizo ver que hay mucho más en el mundo que tuits ofensivos y críticas de extraños.

Tomando un vaso de soda miró a Quinn entregar el premio a una de sus tías que ganó el juego sobre quien atinaba más el tamaño de la barriga usando sólo papel higiénico.

—¿En qué piensas? —Kevin se acercó a ella también con un vaso de soda en manos.

—En que, de no ser por Quinn, puede que yo no estuviera aquí, contigo.

—Pero me conociste a mí primero —se hizo el ofendido.

—Los conocí el mismo día, no empieces.

—Bueno, debo aceptar que gracias a ella te pude conocer del todo.

—¿No me conociste del todo cuando te diste cuenta de que soy el ser más torpe del planeta y casi me arrolla un auto?

—Lo admito, eso dio mucho sobre qué razonar —Kevin le dio la razón y ella lo codeó.

—Ni siquiera me diste la oportunidad de pagar por el celular y ya habías mandado a comprar otro.

—Porque te dije que no era necesario.

—¿Cuánto dinero ganas por minuto, Kevin? Tengo curiosidad.

Él soltó a reír y sacó de su bolsillo el celular para revisar una de sus cuentas bancarias.

—Mmm, a veces puede variar, pero es alrededor de 130 mil dólares el minuto.

—¿Qué? —Charlie se atoró con su bebida—. Yo sabía que tenías dinero, pero no que eras estúpidamente rico.

Kevin le dio palmaditas en la espalda riéndose por lo bajo.

—¿Sorprendida? —arqueó una ceja—. Linda, ser nerd tiene sus ventajas.

—¡Ja! —lo señaló—. Lo dijiste, eres un nerd.

—Y tú la torpe que se enamoró del nerd —alejó su cabello lejos de su cara y la miró con una sonrisa.

—Pues sí —se puso de puntillas para besarlo.

—Ay, basta de tanta besuqueadera, ya no es bonito —Fredie se paró a su lado.

—¿Celos? —Kevin lo miró burlón al separarse.

—Por favor, primero fue lunes que martes —Fredie bufó.

—También tengo amor para ti, mi cielo.

Charlie soltó a reír cuando Kevin le dio su vaso a medio beber y comenzó a corretear a Fredie lanzándole besos al aire y este solo pedía a gritos por ayuda.

—No mentiré, cuando los conocí no imaginaba el dúo dinámico que eran esos dos —Quinn llegó hasta Charlie viendo la cómica escena de los mejores amigos peleando en una esquina del Dojo con globos azules.

—¿Ellos se conocen hace mucho?

—Desde la universidad, estaban en la misma facultad cuando Kevin tomó su segunda licenciatura, según recuerdo.

—Que lindo, yo no hice amigas en mi carrera, pero me hubiese encantado tenerlas.

—Tranquila... Ahora nos tenemos la una a la otra y que bueno porque ya están pasándome demasiado en número —señaló a su estómago.

—¿Quinn? ¿Mañana quieres hacer algo? Sé que se supone que estás descansado, pero-

—Claro, ¿quieres venir a mi casa luego del trabajo? —la interrumpió.

—Me encantaría.

—Perfecto, pediré comida y podemos también comer los postres que sobraran de aquí. ¿Stella se unirá?

—Supongo que estará trabajando, pero no pierdo nada con preguntarle.

—De acuerdo, cualquier cosa me avisas temprano para organizar el cuarto de cine para las tres.

—¿Tienes un cuarto de cine?

—¿Por qué me miras así? Kevin tiene uno mucho más grande que el mío.

—¿Lo tiene?

—Oh, por Dios, ¿acaso no has husmeado por la casa? ¡Tienes casi un mes viviendo allí, Charlie!

—Eso de andar revisando las cosas ajenas no se me da del todo —admitió.

—Pues es tu casa, cariño, deberías explorar más allá de la cocina —Quinn se echó a reír.

Quiso decirle que no era su casa, pero Michael llegó pidiendo agua con la lengua afuera como si fuera un niño pequeño así que Quinn se lo llevó hasta la barra de refrescos en la esquina del lugar para pedir uno por él.

Se preguntó muchas cosas al verlos juntos y una de ellas fue si alguna vez se imaginaron formando una familia, ciertamente ya lucen como una, pero el saber si lo dudaron o sabían que estaban destinados a serlo, le intrigó mucho.

—Basta. ¡Charlie, auxilio! —Fredie pasó corriendo por su lado siendo aún perseguido por Kevin.

—¡Solo intento darte amor! —gritó Kevin a lo lejos.

—¡Charlieee! —volvió a gritar Fredie.

Una sonrisa se le escapó y pudo verse teniendo una familia con Kevin, no ahora, pero sí en un futuro. La idea le gustaba más de lo que le atemorizaba y fue bueno, el sentimiento se sintió correcto. 


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