30. Último intento


Charlie miró por la ventana y negó con pesar.

—Esta no es mi idea favorita para un domingo.

Kevin bloqueó su tableta y le puso atención.

—Tampoco la mía.

—No, pero tú darás una conferencia y yo hablaré con Zach. ¿Cambiamos?

—No lo sé, ¿qué tanto sabes de informática?

—Mucho —sonrió.

—¿Ah sí? —Kevin se inclinó para besarla—. Que mentirosa.

El auto se detuvo.

—Llegamos a su casa, señorita Charlie —avisó Lewis.

Kevin observó el recinto frente a ellos. La casa es gigante, él ni siquiera tiene una fuente frente a las puertas principales, pero aquí hay una con dos querubines en el centro.

—Wow —Kevin sonrió de lado—. ¿Creciste aquí?

—Sí —Charlie abrió la puerta y bajó del vehículo—. ¿Seguro de que no prefieres que te de apoyo moral en tu conferencia?

—Fredie estará allí, siempre tengo su apoyo moral.

—¡Ugh! —Charlie miró la casa de reojo—. Esto es tonto.

—Solo un último intento —Kevin tomó una de sus manos y dejó un beso en el dorso—. Ya lo hablamos anoche.

—De acuerdo —Charlie suspiró sonoramente.

—Nos vemos más tarde.

Kevin cerró la puerta y Charlie vio el auto alejarse de la casa hasta que lo perdió de vista.

Tomando valor y tragándose todo su orgullo prosiguió a caminar hasta la entrada principal, tocó el timbre y esperó paciente a que le abrieran solo que quien lo hizo terminó sacándola de onda.

—¿Tony?

—Hola, Charlie —intentó darle un beso en la mejilla, pero ella lo empujó.

Se adentró a la casa y lo señaló.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo... estoy ayudando a Zach con...

—¿Con qué?

—A organizar su fiesta de despedida de soltero, Charlotte —respondió Vivian al aparecer por detrás de Charlie—. ¿Tú qué estás haciendo aquí?

—Judas... —susurró Charlie en dirección a Tony y este bajó la mirada a la copa de vino blanco en sus manos.

—¿Charlie? —Zach se unió a la conversación.

Aguantando las ganas que tiene de golpear a Tony, Charlie se acercó a Zach.

—Necesito hablar contigo.

—¿Sobre qué? —Tony intervino.

—¡Tú cállate! ¡Me apuñalaste en la espalda justo en mi cara!

—Eso... —Tony negó—. Eso no tuvo ningún sentido.

—Sabes muy bien lo que quise decir.

—Basta, basta de peleas —Vivian se posicionó en medio de los tres con una mirada de advertencia.

—No tengo nada de qué hablar contigo —Zach comenzó a caminar lejos de ella.

—Esta familia no me puede hacer nada fácil, ¿verdad? ¡Nada! —Charlie lo siguió.

Sus pasos persiguen con velocidad a Zach por los pasillos de su casa hasta que él se detiene al llegar al invernadero del patio trasero.

—Ya te dije que no tengo nada de qué hablar contigo.

—Créeme, yo no quería venir.

Zach volteó a verla.

—¿Entonces por qué estás aquí?

—Kevin me obligó.

—A ti nadie puede obligarte a hacer algo, Charlie.

—Bien... solo vine a pedirte que no lo hagas. No te cases con Jazmín, ella no te quiere, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.

—¿Disculpa?

—Escúchame, ayer me enteré de que...

—No, ya basta —Zach la señaló—. Tú escúchame a mí. Basta de todo esto, estoy cansado de tanta mierda, Charlotte. ¿Sabes cuán importante eres para mí? Probablemente no, pero lo eres y seguir peleando cada vez que nos vemos me tiene enfermo, me tiene-

—¿Soy importante para ti?

—¡Por supuesto! —la miró, cansado—. Eres mi hermana, Charlie. Tú y Vivian son la única familia que tengo. ¡Ambas son todo para mí! Lo han sido desde que mi padre nos presentó.

—Creí que me odiabas.

—No me malinterpretes, te odio mucho en estos momentos. ¿Por qué intentas sabotear hasta el último momento mi relación?

—Yo...

—Amo a Jazmín. Lo he hecho desde el primer momento en que la vi, ¿es eso tan difícil de aceptar?

Charlie guardó silencio y dio un paso atrás.

—No —susurró y forzó una media sonrisa—. Lo siento.

—¿Sientes qué? —Zach se cruzó de brazos.

—Siento todo esto, no quise que las cosas llegaran tan lejos. Tienes razón, es tu vida y tú decides a quién amar. Perdón.

Bajó la vista a sus zapatos.

Sin darle tiempo de reaccionar Zach la rodeó en un abrazo. Tan sorprendida por ello, Charlie no supo qué hacer, solo se mantuvo quieta en su lugar hasta que él la soltó y se alejó de ella dejándola sola en el invernadero.

Tomó una profunda respiración y decidió sentarse en el gran sofá en una esquina del lugar para enviarle un mensaje a Kevin.

Mi último intento fue un rotundo fracaso.
13:15 pm⤺

—Charlie.

Bloqueó el celular al ver a Tony caminar hasta ella.

—No estoy de humor para discutir contigo, Antony.

—¿Quién dijo que quiero discutir?

—¿Qué es lo que quieres entonces?

Tony tomó asiento en la otra esquina del sillón.

—Muñeca, te extraño demasiado.

Charlie de verdad no estaba de humor para aquello. Se levantó del sofá tomando su bolso con ella para ir a la salida.

—Nos vemos.

—¡Charlie! —Una de las manos de Tony la agarró con fuerza de la muñeca.

—¡Estás lastimándome!

—Perdóname, ya aprendí mi lección, jamás volveré a ser el mismo, te necesito.

—Antony, me estás lastimando —volvió a repetir tratando de zafarse.

—¡Ya perdóname!

—¡No, eres un abusivo de mierda!

Tony la soltó de inmediato.

—¿Todo esto porque ahora sales con ese idiota? Cielos, jamás creí que fueras de la clase de chica que deja un amor verdadero por un par de millones.

—Intenta decir, miles de millones —lo corrigió como una vez él lo hizo—. Y no digas que lo que teníamos era amor verdadero cuando lo único que hacías era verme como un saco de boxeo cada vez que te emborrachabas.

—Pero...

—¡Cállate! también eres un hipócrita, ¿lo sabías? —Charlie señaló en dirección a la casa—. Después de oírme hablar sin parar de lo mucho que repudio la relación de Zach con Jazmín estás aquí ayudándolo con su fiesta de despedida. ¿Qué carajos te pasa?

—Tu madre me lo pidió y lo hice porque creí que sería la única manera de acercarme a ti de nuevo.

—Creíste mal —entrecerró los ojos.

—¡Me desesperas, Charlotte! ¡Ya perdóname y regresa conmigo!

Ella comenzó a reírse fuerte al darse la vuelta para salir de allí.

—¡No!

—Charlie —la tomó de la muñeca de nuevo al interceptarla en el jardín.

—¡Que me sueltes, mierda!

—Por favor, no me dejes.

—Te dejé hace mucho. ¡Ya suéltame!

Su agarre se hizo más fuerte, incluso doloroso.

—¡Suéltala ya mismo si no quieres que llame a la policía!

Ambos voltearon para ver a Jazmín en la puerta de la cocina.

Tony y Charlie se miraron por una pequeña fracción de segundos.

—¿Estás sordo? Te he dicho que la sueltes, Tony.

Él la soltó y se alejó cruzando por un costado de Jazmín al perderse por el interior de la casa.

Charlie comenzó a masajear su muñeca izquierda viendo el área roja y notando que pronto tomará más color.

—Gracias —susurró cuando Jazmín estuvo a su lado.

—¿Él siempre ha sido así?

—Sí —Charlie volvió a susurrar.

—Charlie, eso es grave, ¿alguien lo sabe?

—Eso no importa.

—¡Claro que importa, me estás diciendo que el tipo es un abusador! ¡Deberías ponerle una orden de alejamiento.

—Dije que no importa —la interrumpió.

—Claro —Jazmín cerró su boca en una fina línea.

Antes de irse le dio una última mirada a la pelirroja.

—¿Puedo pedirte algo?

—Sí, lo que sea.

—Por favor, no rompas su corazón —volteó para ver a la casa—. Zach, es mi hermano y lo único que hago es preocuparme por él. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.

Sin esperar una respuesta por parte de Jazmín, comenzó a caminar a la salida del lugar sintiendo su pecho lleno de impotencia.

❁❁❁

Charlie se colocó el gafete de paso exclusivo a la conferencia y tomó un folleto en la entrada del lugar.

El auditorio estaba lleno y también iluminado con luces azules y blancas. Las enormes pantallas le dan una gran vista de Kevin mientras él se pasea por el escenario al fondo del lugar.

—En Daniels Empire todas las palabras en un libro, la música guardada en un disco de vinilo o un casette, lo consideramos información muy vulnerable al paso del tiempo y al uso. ¿Por qué? La tendencia mundial generalizada es almacenar la información de forma digital, ya que, a diferencia de los métodos analógicos, este tipo de información no se deteriora con el uso.

—Llegaste —Fredie le dio un pequeño codazo juguetón a Charlie.

—Sí, ¿me he perdido de mucho?

—Algo, ya está por mostrar el nuevo dispositivo de almacenamiento que se lanzará al mercado.

—Este lugar está repleto —Charlie miró a su alrededor a todas las personas sentadas en la distancia—. ¿Aquí hay cien personas?

—Kevin batalló para que solo se entregaran cien entradas para medios de comunicación y posibles marcas que puedan utilizar este nuevo producto en sus negocios, pero Zuleika puede ser muy persuasiva y logró convencerlo de que aumentara el número a trescientas... Ya sabes, hay que tomar en cuenta a los ''Influencers'' en este tipo de eventos. —Fredie señaló a Zuleika.

—Huh —Charlie miró en una esquina del escenario a la mujer aplaudir junto al resto de las personas del equipo luego de que Kevin mostrara el nuevo producto.

—Vamos, esto ya está por acabar. —Fredie señaló con su cabeza tras bambalinas.

Al cruzar sin problema llegaron al área de espera.

—Cool, tienen mini quesos —Charlie tomó uno y lo llevó a su boca.

Fredie miró la muñeca izquierda de Charlie en silencio. Una gran mancha casi morada se había formado sobre la misma.

No pasó mucho tiempo antes de que el equipo organizador del evento comenzara a adentrarse al lugar, Kevin llegó y Zuleika junto a él no dejaba de tomarlo de un brazo al caminar. La mirada risueña y la sonrisa coqueta no le parecieron agradables a Charlie.

—¿Acaso está...?

—¿Coqueteándole? Sí.

—¿Lo hace seguido? —volteó a ver a Fredie, quien de brazos cruzados miraba todo con extrema diversión.

—Sí.

—¿Ellos...?

—¿Tuvieron algo? Sí, pero fue hace  muchos años. Nada formal.

Charlie dejó el palillo de dientes sobre el plato y miró nuevamente a Kevin.

Él sonrió al verla a la distancia y se apresuró a su encuentro zafándose con velocidad de su publicista.

—Hola —acunó sus mejillas y la besó brevemente—. ¿Cómo te fue? ¿Pudiste hablar con Zach?

—¿Leíste mi mensaje?

—Lo siento, no he podido ver mi celular —la observó con detenimiento—, pero al juzgar por tu cara asumo que no fue nada bueno.

—¡Kevin! —Zuleika comenzó a acercarse.

—Y se pone mejor —dijo, sarcástica.

Con traje ejecutivo, manicura recién hecha color roja y cabello negro corto perfectamente peinado, Charlie observó a Zuleika cuando estuvo frente a ellos.

—Ven, tienes que tomarte una foto con Bill.

Charlie miró al hombre a no mucha distancia y luego a Fredie.

—¿Bill Gates? —susurró Charlie casi inaudible y Fredie asintió.

—Oh, estaré allí en un segundo —Kevin ni siquiera la miró cuando dijo eso.

—Vamos, Kevincito, él es un hombre ocupado, debe ser ya. —comenzó a jalarlo del brazo, ignorando por completo a Charlie.

'¿Kevincito?' repitió Charlie en su cabeza.

—¡Hey! ¿Acaso tienes problemas auditivos? —Charlie dio un paso al frente, ella de verdad no estaba de humor para tonterías—. Dijo que iría en un segundo.

—Oh, oh... —murmuró Fredie.

—¿Y tú eres? —Zuleika sabía a la perfección quién era.

—Te diré quién soy luego de borrarte esa sonrisa de...

—Zuleika, ¿qué te ocurre? Sabes muy bien que es mi novia —Kevin tomó a Charlie por la cintura para que no diera otro paso—. He dicho que ya voy, dame un minuto.

—Claro —rodó los ojos y giró muy digna taconeando entre las personas.

—¡Buu! —Fredie negó—. Las hubieses dejado pelear.

—Cállate, Fredie. Y tú... —miró a Charlie con una media sonrisa—. ¿Acaso ibas a golpear a mi publicista?

—¿Por qué? ¿Por coquetearte? Soy mejor que eso.

Charlie se apartó de él y procedió a abrir una de las botellas de jugos que había sobre la mesa. Antes de beber del contenido Kevin le quitó de inmediato la botella y se la dio a Fredie.

—¡Oye! —se quejó.

—Es un ponche de frutas y tiene arándanos, linda. —Le pasó uno de naranja y si Charlie no estuviera en la mitad de una escena de celos le habría parecido extremadamente encantador como él recordó sobre su alergia. En su lugar Charlie puso los ojos en blanco y Fredie bebió del ponche tratando de aguantar la risa.

Al elevar su mano para beber de la nueva botella vio la atención con la que Kevin notó el morado que había aparecido en su muñeca izquierda.

—Kevin... —la alerta se disparó en el rostro de la chica.

—¿Quién demonios te hizo esto? Charlie, no se te ocurra mentirme.

—¿Podemos hablar de esto en casa?

—No. ¿Quién fue?

Charlie dejó salir un suspiro.

—Tony estaba en casa de mi madre, discutimos y pues...

—Lo voy a matar.

—¡Kevin! —Zuleika gritó.

—La voy a matar —Charlie amenazó al verla.

—Que raros los ponen los celos. —Fredie se burló.

—¡Kevin! —Zuleika insistió.

—Ve al auto, Charlie. Iré a tomarme la maldita foto y al terminar nos iremos de aquí.


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