28. El poder y el querer


Kevin ríe por otra de las historias de Charlie mientras cruzan la puerta principal de su casa. Se ha dado cuenta de lo mucho que disfruta el conocerla día a día, segundo a segundo, historia por historia.

Nunca imaginó ni en sus sueños más locos el estar cayendo rendido por una chica que conoció por estar gritándole a su hermano; aun en ese entonces ni siquiera reparó en lo extraño del funcionar de las cosas y del cómo todo cambia cuando menos lo esperas.

—Dios mío, mis pies están matándome. —Charlie se inclinó para desatar los tirantes y poder quedar descalza tomando en manos el par de finos y elegantes tacones que usó hoy.

—Mírate —Kevin la tomó de la cintura con ambas manos—, eres tan bajita.

—No te burles —puso una mano por encima del pecho de Kevin.

—De acuerdo, hoy es tu día, así que me burlaré en otro momento..

—Oh, qué gran alivio —dijo sarcástica antes de ponerse de puntillas para besarlo.

Kevin recibió los labios de la castaña contra los suyos.

—Gracias, Kev. —dijo al separarse.

—¿Por?

—Hacer demasiado por mí, jamás podré devolverte la mitad de lo que me has dado y no hablo de lo material.

—Charlie... Hay algo que necesitas entender, lo que hago por ti, no es porque puedo hacerlo, es porque quiero hacerlo —la miró directo a los ojos—. Hay una gran diferencia entre el poder y el querer.

—¿Entonces...?

—Entonces, en resumidas cuentas... Te quiero.

Los ojos de Charlie se cristalizaron, no podía con tanto, así que lanzó los zapatos por una esquina del lugar y aferró sus manos al rostro de Kevin para atraerlo a ella y besarlo una vez más.

Kevin la tomó por la cintura mientras sus labios siguen besándose con deseo. Al separarse sus respiraciones están agitadas. Charlie sonrió y unió su frente con la de él.

—Yo también te quiero, Kevin. —Susurró sobre sus labios.

La sonrisa en los labios de ambos creció cuando la realización del sentimiento mutuo se instaló.

—Podría darte el mundo si me lo pides, Charlie.

Ella inclinó la cabeza para atrás soltando una risa.

—¿Qué sucedió con el poder y el querer? —preguntó con diversión al volver a mirarlo—. ¿El mundo? ¿Pondrías a la población de este ya destrozado planeta bajo mi dominio?

—Huh, tienes razón —Kevin tomó su mano para poder caminar—. Aunque la idea de vivir en "Planeta Charlie" suena tentadora, mejor te regalo algo que a distancia puedas conservar.

—¿Qué?

Kevin abrió con su mano libre la puerta corrediza al patio trasero y es ahí cuando Charlie se dio cuenta de la hermosa decoración. La piscina está rodeada de velas, y sobre el agua flotan flores de muchos tamaños y colores.

Al irse acercando al área verde del jardín Charlie observó un telescopio plantado con el lente apuntando al cielo estrellado.

—¿Kevin? —buscó en él una respuesta.

Kevin tomó el sobre pegado al telescopio y se lo extendió. Charlie lo abrió de inmediato y una risa nerviosa se le escapó.

—¡¿Me compraste una estrella?!

—Un pequeño regalo de graduación —subió los hombros.

—¡Dios mío! —no puede creerlo del todo. Llevó sus manos al telescopio y se inclinó para poder mirar—. ¡Dios mío!

Kevin se paró detrás de ella para poder susurrar en su oído—: Si vas a estar usando el nombre de Dios en vano... ¿Por qué no lo haces cuando estoy enterrándome en ti?

Charlie se puso erguida y sus mejillas ardieron.

—Kevin... —soltó a reír.

Él la hizo girar entre sus manos y ella sonrió ampliamente.

—¿Subimos a la habitación? —quiso saber ella, pero él negó.

La guió a la orilla de la piscina y su pecho arde aún más al verlo comenzar a sacarse el saco y desabrochar la camisa.

Sin demora ella se levantó el vestido y se lanzó a la piscina en ropa interior.

—¡Oye! —Kevin se quitó los zapatos y pantalones con rapidez.

—Es un lento, señor Daniels —bromeó desde el agua.

—Eso ya lo veremos.

Estando únicamente en bóxer se lanzó al agua junto a ella y nadó para alcanzarla en el centro de la piscina.

Rodeada de tantas flores Charlie le pareció mágica e irreal.

—Hola —susurró ella al rodearlo por los hombros.

—Hola —susurró él antes de besarla.

—Quiero que te quede constancia que, aunque el día estuvo estupendo, bien pude pasarlo solo contigo y hubiese estado igual de genial, Kevin.

—¿Lo dices en serio?

—Muy en serio.

—Entonces fue bueno que el plan se moviera para la casa entonces.

—¿Dónde tenías planeado hacerlo?

—En Hortensias.

Kevin tomó una flor rosada y la colocó sobre la oreja izquierda de Charlie.

—Explícame una cosa que aún no entiendo del todo. ¿Eres dueño de ese restaurante?

—Sí. Bueno, soy el principal inversionista de Hortensias. Lo cual me hace ser dueño también de la cadena. Antes de la pelea con Jazmín jamás había necesitado usar la carta de 'es mi restaurante' porque en realidad no me gusta decirlo. Hortensias es de mi tía: Hortensia Daniels.

—¿Hermana de tu padre?

—Sí —le salpicó agua a la cara—, es la hija mayor de mi abuela.

Charlie se rió.

—¿Qué pasó? —Kevin arqueó una ceja.

—Nada, solo estaba pensando en las vueltas de la vida. Kevin, no tienes idea de la cantidad de citas y almuerzos que he tenido en ese restaurante a lo largo de los años.

—Quiero creer que era la forma en la que el universo unía nuestros caminos.

—Y aun así me terminaste conociendo por otro lado.

Kevin carcajeó.

—No dije que el universo fuera inteligente.

Charlie lo besó.

—Gracias por prestarme veinticinco centavos.

—De nada, linda chica gritona.

—¡¿Stella te dijo sobre ese apodo?! —lo miró de forma acusadora.

—¿Qué apodo? —respondió, confundido.

—Ninguno —soltó a reír.

—Estás loca —le volvió a salpicar con agua riendo y ella también a él.

—Un poco.

—Por eso me gustas.

Ambos se quedaron en silencio. Charlie trató de contener la sonrisa en vano ya que se hizo más grande y Kevin bajó la mirada a las flores flotando a su alrededor.

—Tú también me gustas, aunque creo que eso ya era bastante obvio. —Charlie acarició sus mejillas.

La sonrisa de Kevin también se hizo grande.

Charlie bajó su ropa interior con rapidez y Kevin sin perder el tiempo se quitó la única prenda que tenía. En silencio solo escuchando el agua moverse le ayudó a quitarse el brasier y lo arrojó al césped que rodea la piscina.

—Umm, ¿disculpa? Necesitaré eso.

—Sí, pero no por ahora —la tomó por las caderas y sin decir algo más se hundió dentro de ella.

—Oh, Dios... —Charlie jadeó.

Kevin caminó hasta una esquina de la piscina, donde la pared atrapó la espalda de Charlie y entonces procedió a acelerar los movimientos, entrando y saliendo, mientras ella gemía en su oído, cosa que le encantaba.

El corazón acelerado de ambos y las respiraciones altas se mezclaban en el ambiente al igual que los besos deseosos, manos juguetonas y piel erizada cubierta de flores y adrenalina.

Bajo el cielo estrellado y velas iluminando el lugar Charlie se sintió en la gloria, no solo por estar llegando al borde de un orgasmo, sino porque por primera vez sintió que se conectó con alguien en corazón, cuerpo y alma.

A pesar de que con Kevin nada había sido tradicional, ni siquiera el primer o segundo encuentro, eso le gustaba. Ellos no eran tradicionales, el amor surgió orgánico, para ella tenerlo a su lado fue como volver de la muerte y caer bajo la protección de un hermoso atardecer, mientras que, para él, tener a Charlie es como volver a nacer y descubrir que las cosas buenas tardan, pero valen totalmente la espera.


Me arde, me quema, me lastima no poder sacar a Kevin Daniels de mi cabeza y volverlo real.

-Cute.

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