16. San Valentín Pt.2


Al entrar al departamento lo primero que llamó la atención de Charlie fue la inmensa cantidad de globos con helio pegados al techo.

Sin poder evitarlo una sonrisa la abandonó ya que de los globos habían cintas colgando y al final de esas cintas pequeñas fotografías de Charlie junto a Tony a lo largo del año y medio que llevan siendo novios.

Conmovida por el detalle comenzó a caminar despacio por el lugar viendo cada fotografía. Han hecho muchos viajes juntos y también pasado momentos agradables solo sentados en el sofá.

Le cuesta imaginar cómo su vida sin Tony puede llegar a ser y por ello sus ojos se llenaron de lágrimas, las fotos solo le recuerdan lo atrapada que está con la única persona que es su lugar seguro y a la vez el dolor punzante en su corazón. El amor no debería sentirse así.

Él salió de la cocina con una taza de café y la observó llorar en silencio mientras seguía observando las fotos.

—¿Te gusta? —preguntó a los pocos segundos.

Charlie sorbió su nariz y lo buscó con la mirada.

—Sí.

A paso tímido, Tony caminó hasta ella y besó su frente. La nariz de Charlie se llenó de su perfume y también de café, una combinación exquisita para ella.

—Sé que no soy perfecto y en ocasiones suelo olvidar que eres mucho más de lo que merezco, pero quiero que sepas que te amo, Charlie —bajó la vista para verla a los ojos. Con su mano libre limpió sus lágrimas—. Mientras colgaba todo esto recordé lo mucho que hemos pasado juntos, tú y yo hemos podido con todo y seguimos aquí.

'No, yo he podido con todo y por eso seguimos aquí.' Es lo que piensa ella mientras asiente a lo que Tony dijo.

—Esto está increíble, gracias.

—Y eso que la celebración apenas empieza —Tony miró su reloj.

—¿Qué? ¿Todavía hay más?

—¿Por qué no vas a la habitación y lo descubres por ti misma? Tienes media hora para arreglarte, tenemos una reserva en Hortensias a la 19:00 hrs, así que, andando, muñeca —le dio un corto beso en los labios y sin decir algo más, Charlie se alejó.

Lo que vio sobre la cama eran dos cajas blancas con listones rojos.

En la primera un vestido rojo con pronunciado escote y es de material suave.

En la segunda ropa interior bastante provocativa del mismo color.

Sacó la lencería y al observarla se dió cuenta de que con ese vestido solo podía usar las bragas, ya que el brasier se notará si se lo pone.

Doblegandose a la incomodidad, decidió usar lo que Tony le compró. Tomó una ducha rápida y se maquilló de forma muy sencilla dejando que el labial rojo sea lo que más sobresalga.

Estando ya vestida abrió el armario para buscar un par de tacones y finalmente se colocó perfume.

Al salir de la habitación notó que Tony estaba sentado en el sofá leyendo el libro que Quinn le regaló. Un nudo se formó en su garganta al ver su bolso abierto, no tenía nada que esconder, pero aun así estaba nerviosa.

—Lista.

Tony apartó la mirada del libro y se puso de pie viéndola de arriba a abajo.

—Wow, muñeca, te ves espectacular.

—Tienes buen gusto —susurró.

Tony dejó el libro sobre el sillón y caminó hasta ella. Bajó sus manos por debajo del vestido y apretó su trasero suavemente.

—Lo sé —susurró de regreso contra sus labios, ella lo miró a los ojos mientras él se relamía los labios, ansioso por besarla.

—¿Tony?

—¿Sí?

—Cariño, la reserva.

Él carraspeó y apartó las manos de ella asintiendo.

—Oh, sí. Vamos antes de que se haga tarde y después no pueda encontrar estacionamiento.

Charlie se alejó para sacar de su bolso grande la identificación, llaves y espejo de mano. Todo lo metió dentro del pequeño bolso que lleva guindando del hombro.

Mientras seguía revolviendo para buscar su caja de chicles atrapó el pedazo de papel con la dirección del bar, lo miró por medio segundo ya que Tony había abierto la puerta principal y esperaba por ella.

—¿Ya?

Charlie tomó el papel, la caja de chicles y se levantó para caminar hasta él guardando ambas cosas dentro de su bolso en el proceso.

—Sí, ya.

Lo tomó de la mano y salieron del lugar luego de pasarle seguro a la puerta.

❁❁❁

La noche transcurrió.

Charlie y Tony pasaron una velada tranquila.

El restaurante está a su máxima capacidad y ahora comían el postre que según Charlie ha sido lo único bueno de la noche.

Metió la cuchara sobre el pastel y llevó un nuevo pedazo a su boca. Su novio está hablando sobre algo que ocurrió en la oficina donde trabaja y ella fingía escucharle ya que en realidad sólo piensa en que dentro de poco se irán a casa y no quiere que eso suceda.

—¿Qué me dices de ti? Hemos hablado de todo, pero no me has contado de tu día.

—Pues... Recibí tus regalos muy temprano —empezó a decir y dejó la cuchara de lado.

—¿Te gustaron?

—Ajá.

—Vi que tienes un nuevo libro y también un perfume, ¿compraste eso de camino al departamento?

—Fueron regalos por parte de la jefa de recursos humanos.

—Ya veo.

—También recibí la invitación a una fiesta.

Tony arqueó una ceja.

—¿Fiesta? ¿De quién?

Rápidamente recordó que en el correo electrónico que recibió por parte de Fredie estaba el mensaje automático que se genera en las oficinas.

—El jefe del departamento de logística de la empresa, su nombre es Rajesh Kamal, pero le dicen Fredie... Cosa que ahora que lo pienso... No entiendo, ¿por qué su apodo es Fredie? —se preguntó más a sí misma que a él.

—Fredie —Tony sonrió de forma amarga—. ¿Han tenido mucho contacto en los pocos días que llevas allí?

—La verdad es que no.

—¿Pero ya te invitó a una fiesta?

—Solo estaba siendo amable.

—Sí, cómo no —bufó.

—¿Es en serio?

—¿Qué?

—¿Me estás haciendo una escena de celos?

—Pues si te soy honesto, no me gusta que te anden invitando a fiestas.

—¿Disculpa? —lo miró incrédula.

—Charlie, estás allí para trabajar, no para recibir regalos por parte de desconocidos o ser invitada a fiestas.

Ella se cruzó de brazos y no podía creerse ni un poco lo que estaba saliendo de la boca de su novio.

—Eres increíble, Antony.

—Solo estoy diciendo la verdad —subió los hombros.

—Vaya manera de arruinar San Valentín.

Tomó su bolso y se levantó de la silla para salir del lugar.

—¡Charlie!

No volteó a verlo, solo siguió caminando tan rápido como pudo, pero luego la realización la golpeó.

No tenía celular, ni dinero en efectivo.

Soltó una maldición y se quedó allí afuera del restaurante temblando del frío ya que es pasada las ocho de la noche y ella está en un vestido demasiado corto que no tiene mangas.

No pasa mucho cuando Tony sale ya que tuvo que hacer el pago por la comida y eso lo atrasó. Al ver a Charlie soltó un suspiro de alivio y caminó hasta ella.

—Pensé que te habías ido.

Se quitó su chaqueta y la colocó sobre los hombros de su novia al verla temblando. Ella no dijo nada y solo se acurrucó con la prenda.

—¡¿En serio te la pasarás enojada el resto de la noche?!

—¿Tú qué crees? —subió la vista desafiante.

—Creo que sí.

—Pues ahí está tu respuesta.

—Vamos, Charlie, se supone que ya estábamos bien. ¿Tanto drama por nada?

—¿Por qué si te vas de fiesta con tus amigos y llegas borracho a casa está bien, pero si yo soy invitada a una fiesta está mal? ¿No ves lo hipócrita que eso te hace ver?

—Charlie, tú misma lo has dicho, yo me voy de fiesta con mis amigos, tú no conoces a esta gente, solo llevas un par de días allí.

—Son personas agradables y últimamente más agradables que tú.

Tony se cruzó de brazos y miró para otro lado ya que no quería discutir.

—De acuerdo —susurró y la tomó de las manos.

—¿De acuerdo qué? —Charlie arqueó una ceja.

—Vamos a la fiesta. Si te invitaron a ti entonces no hay problema en que lleves a tu novio, ¿verdad?

El repentino cambio de actitud la tomó por sorpresa.

—Supongo que no —susurró.

—Entonces vamos —llevó las manos a las mejillas de Charlie y plantó un beso en sus labios.

El sabor a chocolate hace que Tony sonría en medio del beso y al separarse unió su frente a la de Charlie.

—Es una fiesta de odio al San Valentín —explicó ella conteniendo la risa.

Tony echó su cabeza hacia atrás, viendo unos segundos el cielo estrellado.

—Está bien, no importa —la tomó de la mano entrelazando sus dedos—, vamos.

El corazón de Charlie latía a mucha velocidad, no tiene idea de que hizo que su novio cambiara de opinión y aceptara hacer algo que ella sugirió, eso pasa pocas veces.

Estando en el auto le dio la dirección del lugar y luego de que el GPS marcara la ruta Tony comenzó a hacer su camino al siguiente destino de la noche; la fiesta de odio al San Valentín de Fredie.



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