11. Diferente


—¡Maldito teléfono!

Charlie colgó la llamada justo en el momento en que las puertas del ascensor se abrieron y de allí salió Kevin.

Con su impecable traje de saco y corbata, termo de café lleno y sonrisa reluciente se acercó a una muy malhumorada Charlie.

—¿Todo bien?

—No debería quejarme, pero este teléfono es demasiado complicado para mí —respondió ella.

—¿Lo es?

—Me cuesta mucho transferir las llamadas, hay demasiados códigos. Tres personas ya me han gritado por colgarles, dejarlos en espera mucho tiempo y pasarlos a departamentos erróneos.

Kevin mordió su labio inferior para no reír, más que nada porque teme que si lo hace Charlie le arroje un lápiz a la cabeza.

—No seas tan dura contigo misma, es solo tu segundo día —dijo y señaló su oficina—, ven conmigo creo que tengo algo que te podrá ayudar.

Charlie se levantó de la silla.

Kevin empujó la puerta, dejó su termo y portafolio a un costado y tomó asiento en la gran silla detrás del escritorio.

Ella aprovechó para mirar todo, la oficina de Kevin es muy diferente a la de Quinn. Allá brillan los colores y la decoración es llamativa. Aquí las paredes son grises y el librero detrás de él hace que parezca la oficina del director de una escuela.

No hay cuadros con fotos, pero sí hay palmeras plásticas en ciertas esquinas que dan un toque de vida al lugar, a pesar de que sean falsas.

—Oh, aquí está —Kevin cerró una de las gavetas de su escritorio y extendió a Charlie una carpeta.

—¿Esto qué es?

—Es una lista con todos los códigos para que puedas transferir con facilidad las llamadas a los departamentos, está en orden alfabético así que te será más fácil.

Los ojos de la chica se iluminaron.

—Muchas gracias.

—No agradezcas. Nadie nace sabiendo todo —dejó de mirarla y puso su atención en la computadora frente a él—, tómale copias y me entregas la carpeta, ¿de acuerdo?

—Eso haré ya mismo.

Charlie salió de la oficina de forma rápida cerrando la puerta y Kevin solo negó.

Sus ojos se desviaron a la lapicera que hay a un costado de la computadora y metió su mano en ella para sacar los 25 centavos que Charlie le dio días atrás.

Esta vez sí se ríe por lo bajo y vuelve a meter la moneda dentro.

❁❁❁

Kevin dejó de teclear el mensaje que estaba escribiendo por correo electrónico y tomó el teléfono que había comenzado a sonar.

—Kevin Daniels —dijo, pero no recibió respuesta—. ¿Hola?

—Ya volví, la llamada que nos interrumpió era para recepción, creo que la transferí bien —explicó Charlie, Kevin se ríe y ella no notó que dejó a Tony en otra línea mientras hacía la transferencia y al terminar presionó el número rápido que conecta con la oficina de Kevin—. Aún falta media hora para mi almuerzo, no me llames en horas de trabajo, te veré en la recepción, ¿de acuerdo? Muero de hambre y justo ahora una hamburguesa de pollo no estaría mal.

Charlie colgó la llamada y Kevin dejó el teléfono en su lugar.

—Ay, Charlie.

Terminó de redactar el correo que estaba escribiendo antes de ser interrumpido, pero no dejó de mirar la esquina de la pantalla para fijarse en la hora.

Cuando treinta minutos pasaron salió de su oficina al mismo tiempo que Charlie se ponía de pie.

Le pasó de largo para ir al ascensor, ella le siguió de cerca. Charlie presionó el botón que va a la recepción del lugar y Kevin metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿Almorzarás con amigos, Charlie?

—No tengo amigos.

Kevin frunció ligeramente el ceño.

—¿No?

—Las personas tienden a alejarse de mí y no los culpo. ¿Quién querría estar con alguien que se mete en problemas todo el tiempo?

—Pero me pareció oír que irías a comer acompañada.

Charlie volteó a verlo, su boca se abrió en sorpresa.

—¿Estabas oyendo mi conversación?

—No, tú presionaste por error el número que te conecta a mi teléfono en vez de regresar a la llamada en la que estabas.

Sus mejillas se llenaron de color y eso hizo que Kevin sonriera burlón.

Las puertas del elevador se abrieron.

—¡Allí estás! Estaba a punto de subir a buscarte, me dejaste en espera y nunca más volviste a la línea —dijo Tony.

Charlie y Kevin salieron.

—Lo siento, aún no sé usar del todo el teléfono.

—Bueno, ya estás aquí, vamos.

Kevin carraspeó y Tony volteó a verlo.

—Oh —Charlie suspiró—, bien, parece que haremos esto... Uh, Tony este es Kev-

—Kevin Daniels, ¡No puede ser! —Tony estiró su mano de forma amable y Kevin la aceptó en un saludo cordial.

—Ay, Dios —Charlie llevó una mano a su frente.

—Mucho gusto... No oí tu nombre.

—Es que no lo dije —se apresuró a decir Charlie.

—Me llamo Antony Randall y déjame decirte que es un honor conocerte.

—Gracias —Kevin asintió.

—Tony es mi novio y ya nos vamos —Charlie lo tomó de la mano y lo hizo pararse junto a ella—. ¿Cierto? Así evitamos que pase más vergüenza.

—Oh, novio.

—Sí —Charlie rascó su cuello, nerviosa.

—Admiro mucho tu trabajo, en especial las computadoras, te juro que son las más rápidas que he usado en mi vida. ¡Cambiaste por completo el mundo informático!

—Gracias, Antony, eso es muy amable.

—¡Qué dices! Gracias a ti, por tanto, eres un maldito genio, no puedo creer que...

—Nos vamos —ordenó Charlie y jaló de la mano a Tony dejándolo con la palabra en la boca.

Kevin frunció el ceño mientras los veía alejarse con apuro, bueno era ella la apurada.

Al salir del edificio, ya los había perdido de vista, solo vio a Lewis estacionado a poca distancia y decide salir a comer, hace mucho que no pisaba un restaurante a la hora del almuerzo ya que usualmente va a la cafetería del edificio y come de lo que hay allí.

—¿A dónde, Kevin?

—¿Ya almorzaste, Lewis?

—Todavía no.

—Bueno, entonces iremos a comer.

Lewis le abrió la puerta trasera y Kevin subió de forma rápida. Cuando su chófer ya estaba en el lado del conductor lo miró por el espejo retrovisor.

—¿Algún restaurante en mente?

—¿Qué tal si pasamos por Hortensias? De seguro no se esperan verme por allí y así también puedo ver de cerca cómo está yéndole al restaurante.

—De acuerdo.

El celular de Kevin comenzó a vibrar dentro de su bolsillo con una notificación y al ver que es de su prima Casey, hija de la hermana de su padre, una sonrisa se le escapó.

Kev, acabo de llegar a la ciudad, estoy en un viaje escolar, pero mi mamá me dijo que te escribiera. ¿Estás aquí o sigues en Europa?
⤻13:02 pm

Estoy aquí, Casey. ¿Cena y película hoy?◄
13:02pm⤺

►Leiste mi mente, querido primo
⤻13:02 pm

¿No te meterás en problemas?
13:03 pm⤺

►No si no se enteran de que me fui.
⤻13:03 pm

De acuerdo, mándame la dirección de dónde te estás quedando y te paso a buscar a las 19:00 pm.
13:03 pm⤺

►¡Eres el mejor!
⤻13:04 pm

¡Lo sé!
13:04 pm⤺

❁❁❁

—Tu escena de fanático emocionado fue muy innecesaria —Charlie elevó su menú más que nada para evitar mirar a Tony.

—¡Estaba frente al mismísimo Kevin Daniels! —se defendió.

—¿Y? Ni que fuera una gran celebridad, solo es un ser humano común y corriente que tiene un par de millones en su cuenta bancaria.

—Intenta decir, miles de millones, muñeca. ¡El hombre es un genio en todo el sentido de la palabra! Además, por allí leí que está dentro de la lista de las 10 personas más ricas del mundo.

—¡Ugh! —Charlie gruñó y bajó el menú.

Tony hizo una mueca.

—No estás enojada por eso, ¿verdad?

—¿De qué hablas? Yo no estoy enojada.

—Charlie, ambos sabemos que estás enojada, siempre te pones extraña luego de que... Bueno, luego de que pasa un incidente —la miró con tristeza—, solo dime que tengo que hacer para que me perdones y podamos pasar la página.

Ya hasta perdió la cuenta de cuántas veces Tony juró no volver a ponerle un dedo encima.

—Yo te perdoné.

—Lo dijiste, pero no creo que de verdad lo hicieras.

—Cariño, tengo hambre y solo una hora de almuerzo —estiró su mano por encima de la mesa para entrelazarla con la de él—. ¿Podemos solo pedir la comida? No quiero hablar de ese tema.

Tony subió la mano de Charlie para besar su dorso.

—Te amo, muñeca.

—Y yo a ti.

Pero por primera vez algo se sintió diferente, su respuesta supo amarga en sus labios.

Era como si su corazón ya no creyera que el amor seguía allí.


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