08. Portada


Mitad de semana.

Era un miércoles muy cálido con brisa fresca y a pesar del sonido a la distancia de los autos en la carretera, el parque lograba dar cierto grado de paz en medio de una ciudad tan ajetreada.

Tony dejó de correr y se detuvo para esperar a que Charlie llegara junto a él.

En esta nueva mañana ambos decidieron salir a trotar, bueno... Tony arrastró a la pobre Charlie a salir con él y realizar juntos el circuito matutino del chico.

—¡Muévete! —gritó Tony al ver que Charlie estaba casi sin aire a pocos metros—. ¿No te da vergüenza ser tan lenta? Mi abuela corre más rápido que tú y tiene 72 años.

Charlie le sacó ambos dedos del medio mientras más se acercaba sintiendo sus pulmones querer explotar.

Tony notó a pocos pasos un kiosco de periódicos y revistas que también vende botellas de agua así que mientras su novia caminaba lo que le falta para alcanzarlo él decidió comprar.

—Cóbreme un periódico y dos botellas de agua, por favor —pidió al señor junto al carrito y sacó su billetera para extenderle el dinero al hombre.

—Claro —respondió el señor.

Tony recibió ambas botellas y abrió una para tomar su contenido mientras decide cuál de todos los periódicos va a comprar.

¡El magnate Kevin Daniels salva a una torpe chica de ser arrollada!

Se atoró con el agua cuando vio en la portada de uno de los periódicos a su novia siendo sostenida por Kevin.

—¡Agua! ¡Necesito agua! —exclamó Charlie cuando ya estuvo a su lado y le quitó la botella de agua cerrada que Tony le había comprado.

Tony tomó el periódico y observó la portada con más atención viendo que abajo hay más fotografías del incidente.

—¿Casi te atropellan ayer? —preguntó, no molesto, solo bastante confundido.

Charlie arqueó una ceja y dejó de tomar agua.

—¿Qué?

—¿Casi te atropellan ayer? —repitió.

—¿Cómo sabes eso?

Tony sacudió el periódico en su mano y Charlie abrió los ojos a tope al leer la portada.

—Diablos... —susurró al ver todos los periódicos con el mismo titular.

—Tú sí que eres un caso serio, mujer.

Tony negó con una sonrisa burlona, pero ella solo quiere que la tierra la trague, la vergüenza que siente es enorme.

¿Kevin ya habrá visto esto? Le aterra pensar que sí.

—¿Me das dinero para un cupcake? —lo miró con ojos de súplica.

—Pero acabamos de correr, aumentarás todo lo que sudaste —Tony frunció el ceño.

—Por favor. Dejè mi billetera en el departamento.

Tony sacó un billete de diez dólares y lo extendió en su dirección.

Charlie le dió un sonoro beso en la mejilla.

—Bueno, subiré al departamento. Hoy tengo un largo día en el trabajo. Te veo para la cena, muñeca —se inclinó y dejó un corto beso en los labios de la chica—. Por favor, sé buena, ¿de acuerdo? Creo que ayer rompiste tu propio récord de desgracias en un solo día.

—Ni que lo digas —Charlie bufó.

Tony se giró y corrió en dirección contraria a ella.

❁❁❁

—Buenos días, Lewis.

—Buenos días, Kevin.

Lewis le abrió la puerta del auto y Kevin tomó un sorbo del café en su termo mientras sube a la parte trasera de la camioneta.

Notó que se había sentado sobre un periódico así que lo levantó con una mano y arqueó una ceja a Lewis que ya se encontraba en el lado del conductor.

—¿Y esto?

—Yo sé que no es muy fan de los periódicos ya que los considera un desperdicio de papel, pero el de esta mañana te resultará interesante, Kevin.

—¿Sí? Veamos.

Kevin pone más atención a lo escrito en la portada y una sonrisa burlona aparece en su rostro al leer el titular.

¡El magnate Kevin Daniels salva a una torpe chica de ser arrollada!

—¿Qué se siente volver al ojo público local luego de pasar tanto tiempo en Francia? —preguntó Lewis sin apartar la vista de la carretera—. Apuesto a que no extrañaba a los paparazzis.

—Gajes del oficio, Lewis... Gajes del oficio —es todo lo que Kevin dice antes de dar un sorbo más a su termo.

Su celular timbró con un nuevo mensaje, Zuleika le envío en formato digital el artículo del periódico que Lewis ya le mostró.

No todos los héroes usan capa 🥴 ¡Hurra, Kevincito! ¿Quieres dar declaraciones sobre el incidente con la torpe damisela en peligro?
⤻7:25 am

Tecleó una breve respuesta y guardó el celular.

La verdad es que no.
7:25 am⤺

❁❁❁

Charlie empujó la puerta de cristal de la panadería que se encuentra dos edificios antes del de Tony.

El olor a vainilla y café es exquisito y su estómago rugió cuando vio frente a ella la gran cantidad de dulces en la vitrina junto a la caja registradora.

De forma paciente hizo fila y al mismo tiempo escaneó el lugar, son pocas las veces que compra allí, pero es muy fan de los cupcakes red velvet de ese lugar.

—¡Hola! —saludó a la cajera cuando ya era su turno—. Quiero un...

El teléfono junto a la chica comenzó a sonar, ella elevó el dedo índice.

—Un segundo, querida —dijo y cubrió la bocina del teléfono mientras inclinaba la cabeza en dirección a la cocina—. ¡Stella, ven a cubrirme en la caja unos segundos!

Charlie no dijo nada ya que la cajera empezó a hablar por teléfono y en eso vio a la misma chica con la que estuvo atrapada ayer en la azotea.

—¿Trabajas aquí también?

—Aquí por las mañanas, por las tardes saco a pasear a los perros de mis vecinos y en Heart's por las noches.

—Wow, no te imaginaba siendo tan trabajadora, Stella.

—Vivo sola y fumo una caja de cigarrillos por día, créeme... Ser independiente y tener una adicción no es nada barato para una chica en esta gran ciudad.

Charlie sonrió.

—Me agradas.

—Y tú a mí —dijo Stella—, ¿qué vas a pedir, gritona?

—Ese apodo no me agrada —negó, pero Stella subió los hombros, despreocupada.

—Lástima, es el que te he puesto y no pienso quitártelo.

—Quiero cinco cupcakes red velvet para llevar, por favor.

—De acuerdo.

Stella tomó una pequeña caja de cartón y con una espátula comenzó a sacar los cupcakes acomodándolos con cuidado.

—¿Vives por el área? —preguntó Stella cuando ya estaba haciendo la facturación.

—Pues... Supongo que sí, me estoy quedando con mi novio que vive en dos edificios contiguos a este.

—Ya veo.

Charlie le pasó el dinero y Stella lo puso en la caja.

—Supongo que ahora que sé que trabajas aquí puedo venir a comprar el pan para el desayuno o mis cupcakes red velvet, ya que hoy entregaré mi carta de renuncia en Heart's.

No hay nadie detrás de Charlie esperando a ser atendido así que Stella se recuesta en el mostrador viéndola confundida.

—¿Por qué renuncias?

—Conseguí un empleo en Daniels Empire, mañana entrego el contrato y seguramente por allí mismo me dicen que día de la otra semana empiezo.

—Oh —Stella asintió—, ¿sabes algo? Que nos quedáramos atrapadas ayer en la azotea y luego fuéramos rescatadas por los sexis bomberos fue lo más interesante que me ha pasado en semanas.

—¿Crees que eso fue interesante? No sabes lo que dices, Stella —Charlie carcajeó.

—¿Qué? No me digas que cosas así te pasan seguido.

—Algo por el estilo, quedar atrapada en la azotea anoche fue el final de un día lleno de desastres, créeme todos los días es algo diferente.

Ahora es el turno de Stella de reír.

—Estoy segura de que exageras.

—No, no lo hago. Por eso nadie es amigo mío, las personas no son capaces de aguantar tanto —hizo un puchero fingido—. Debo darle créditos a mi novio porque él solo se ríe de mis desgracias y no ha huido de mí.

—Sigo creyendo que exageras un poco —Stella sonrió de lado.

—No lo hago, Stella, ojalá estuviera exagerando, creo que mi mamá me dejó caer un jarrón de sal cuando era bebé y por eso la mala suerte me sigue como una fiel amiga.

—Bueno... Mi vida es bastante aburrida, supongo que estar con alguien como tú puede darle algo de diversión a mis días.

—No sabes lo que dices —Charlie volvió a decir y en eso notó que un nuevo cliente entró al establecimiento así que esa es su señal para moverse del camino—. Nos vemos por ahí, Stella.

—Adiós, gritona.


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