La Princesa Y El maestro


En una de las habitaciones del lugar un rubio era peinado por una peliplata mientras este mantenía los ojos cerrado, estando a punto de quedarse dormido la menor hablo.

— Sigo sin entender ¿Porqué no puedes hacerte una simple coleta? — cuestiono mientras terminaba de peinarlo, era algo muy fácil y común, nada del otro mundo, un niño podía hacerlo

— Es porque, para mi es difícil — contesto, con un cabello tan rebelde como el suyo, esa tarea era una odisea por la cual no estaba dispuesto a pasar, de nuevo

— Pues deberías cortarlo — sugirió como si fuera lo más obvio, y así lo era,  se levanto del suelo después de terminar su tarea sacudiendo su ropa

— No quiero — contesto haciendo un puchero, es que le gustaba tal como estaba

— Y se supone que tú eres el adulto — se burlo, a veces era difícil saber quién era el más infantil de los dos —. Tengo hambre, vamos a comer — pidió mientras su estómago exigía sus sagrados alimentos

— ¿Iras así? — cuestiono observando la vestimenta de la chica

— No quiero ir con esos estúpidos kimonos — respondió pateando el suelo, eran pesados, ostentosos, muy grandes y no eran su estilo

Llevaba puesto una camisa amarilla con cuello en V, que le cubría hasta los dedos con un short negro con zapatillas negras y medias negras hasta las rodillas y su cabello suelto.

— Bien — suspiro sabiendo que no ganaría esa batalla —. Conozco el lugar perfecto — anuncio mientras sonreía

Ambos salieron de aquella habitación y caminaron por la aldea, todos miraban como el rubio estaba al lado de una peliplata quienes conversaban de manera animada, ignorando al resto de las personas que transitaban por allí.

Se detuvieron frente a "Ichiraku Ramen"  ingresaron sentándose en los lugares libres de la barra.

— Ramen de puerco por favor — hablaron los 2 mientras sonreían bajando el menú levantando la mano, actuando como si uno de ellos no fuera una monarca y el otro su maestro

— ¡¡Naruto!! — exclamo Ayame feliz de ver al rubio —. Cuanto tiempo, te extrañamos — comento casi sollozando sirviéndoles su orden

— Creo que son los únicos — comento sarcástico tomando los palillos en sus manos

— ¿Quién es ella? — pregunto el anciano dejando un momento la preparación del Ramen

— Hum, soy Haru y Naruto es mi maestro— respondió mientras comía el ramen —. Esta delicioso — expresó devorando su comida olvidando la estúpida etiqueta

— En realidad ella es la octava gobernante y yo soy su maestro — aclaro ante la presentación tan floja de la menor

— ¡Entonces eres una princesa! — exclamo Ayame juntando sus manos sonriendo encantada

— Ustedes son amigos de mi maestro, así que pueden decirme Haru solamente — aclaro sonriendo, se podía ver la alta estima que tenía hacia el rubio

Haru hablaba animadamente con Ayame mientras Naruto disfrutaba del ramen que hace años no probaba, la chica le comento al rubio que Sasuke se había vuelto más orgulloso que antes, a lo cuál él bufo molesto por lo cuál, decidieron cambiar el tema de la conversación.

Un anbu había dicho que la hokage requería de la presencia de ambos, por lo cuál se despidieron y caminaron a la torre del hokage, frente a ellos estaban los que alguna vez llamo amigos y que ahora solo eran desconocidos para él.

— Bien, ¿Ya han tomado su decisión? — pregunto haru con una mano en su cintura, mostrando su impertinencia a los adultos

— Así es, hemos decidido que Naruto puede quedarse pero.. — hablo Homura serio, sin saber cómo seguir

— ¿Pero qué? — cuestino Haru cruzándose de brazos, no era fan del misterio, no cuando era ella quien lo hacia, además empezaba a molestarse por la manera lenta de sus decisiones

— Sera vigilado por mis anbus — informo Danzo interrumpiendo al anciano

— No le veo problema — hablo ante la información, en verdad no le importaba, no es como si fuesen a causar disturbios —. Mientras no se entrometan, en mis asuntos.

— ¡Rayos me estaba ahogando! — exclamo un mini Kurama saliendo de la capa de Naruto causando el terror

— ¡El kyubi! — vociferó koharu horrorizada ante lo que veía

— Sí, sí, ese soy yo ¿Pasemos la pagina quieren? — habló desinteresado, siempre lo mismo, era irritante, agitó su cabeza intentando buscar algo bueno

— Te dije que no salieras — regaño el rubio tomando a Kurama de la cola mientras esté se agitaba molesto 

— ¡Tch!— exclamo lanzándose a los brazos de Haru, quien gustosa lo recibió con una sonrisa

— Él no hará nada, si ustedes no le hacen nada — aclaro Haru acariciando el pelaje del que antes creía, era una mascota, nadie la podía culpar, era un zorro muy lindo  

— Durante su estadía aquí varios ninja la cuidaran — dijo Danzo tratando de ignorar la mirada fija que tenía el zorro sobre él

— No es necesario tengo a mi maestro, pero esta bien  — acepto, solo serían un adorno frente a la fuerza del rubio o un estorbo dependiendo de la situación

Los primeros en cuidarlos serian Shikamaru e Ino, salieron del lugar custodiados por los ninjas durante la caminata, Naruto no le dirigío la palabra a ninguno de ellos.

— ¿Ahora que hacemos? — cuestiono sentándose en una banca, estaba acostumbrada a su ritmo de vida en su aldea y hogar

— No lo sé — contesto sin afán de hacer nada, solo quedarse ahí viendo las nubes

— Si estuviéramos en casa ya estaríamos huyendo del idiota del consejero — rió kurama recordando sus travesuras al pobre hombre, ah tan lamentable

Naruto soltó una carcajada recordando como corrían por el castillo huyendo de un colérico consejero, Haru trataba de no reír ante el recuerdo de lo difícil que le hacían la vida al hombre.

— Veo que sigues siendo el mismo idiota — comentaron delante de él haciendo que ambos pusieran atención

— ¿Quién eres? — pregunto Haru con frialdad, nadie insultaba a su maestro, menos en su presencia

— Soy Uchiha Sasuke — hablo acercándose a ellos —. Es un gusto que me conozcas — sonrió con excesivo orgullo

— ¿Uchiha?.... No me suena — comento Haru mientras kurama desaparecía de la presencia del Uchiha, recuerdos no muy gratos venían a él —. Quizás no eres tan famoso como crees, una hormiga siempre será una hormiga, más cuando es rodeado por bestias.

Parpadeó mostrando un falso encanto ante la persona frente a ella.

— Haru recuerda que hay que enviarle una carta a tu abuelo — le recordó el rubio tratando  de irse de ahí lo más rápido posible

— Es cierto —  murmuro arrastrado levantándose —. Adiós ¿Sasuke? — pronunció indagando, ya había olvidado su nombre, esa era una costumbre que no se perdía con los años

Caminaban apresuradamente mientras Shikamaru e Ino les seguían el paso no muy alejados para no perderlos de vista, de un momento a otro varias kunais fueron lanzadas en su dirección y después hubo una explosión que levanto una capa de humo y polvo. Todos corrían para refugiarse mientras shikamayru buscaba al culpable e Ino observaba el lugar donde habían lanzado las kunais.

— Esto ya es molesto — hablo Naruto mientras la nube de polvo y humo se disipaba dejando ver una especie de escudo de cristal alrededor de ellos

— Piden nuestra ayuda y luego nos atacan, si que son extraños — comento confundida mientras hacía desaparecer el escudo con el movimiento de una mano

— ¿Están bien? — pregunto ino preocupada

— Si — contesto Naruto mientras lanzaba una kunai a uno de los techos —. Ahora — ordeno el rubio mientras Haru hacia un sello de manos y el hombre era envuelto por una capa gruesa de hielo hasta los hombros

— Arte ninja, prisión número dos — susurro Haru viendo al atacante mientras sus orbes brillaban

— Dame una razón para no cortarte la cabeza — ordeno el rubio enojado —. O para decirle a la princesa que no te envenene — porque como iban las cosas, ella lo mataba de una u otra manera

— Nos haremos cargo de esto — informo Shikamaru acercándose a ellos tratando de llevarse al atacante

— En otras circunstancias si, pero soy el encargado de la seguridad de la princesa — contesto el rubio molesto, nadie la lastimaba en su presencia

—  No te enojes — pidió la peliplata jalando de su capa negra, evitando una masacre

— Bien — suspiro tratando de calmarse —. Iremos con la hokage — ordeno mientras arrastraba al hombre quien aún seguía congelado y temblaba del frío

— La carta del abuelo puede esperar — murmuro Haru mientras caminaba detrás de Naruto como una niña pequeña detrás de un padre

Aunque ella ya no era una niña y este hombre no era su padre, ambas sombras parecían agrandarse, deformarse hasta crear dos inmensas bestias que agitaban sus colas.

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