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La aglomeración era evidente en aquella cafetería. Después de unos largos e inquietantes minutos en la fila, RyuJin y HoSeok habían logrado tomar sus almuerzos. Mientras que YoonGi, NamJoon y YeJi, se hallaban en una de las mesas esperando por ellos.
— ¿Cómo es que terminamos siendo los últimos? — Espeta la pelinegra a la vez que visualizaba a lo lejos el trío de chicos, quienes disfrutaban de sus hamburguesas y reían por alguna que otra broma que hacían.
— No lo sé, tú dime— Responde sarcástico. — ¡Oh, ya recuerdo! Alguien me arrastró hasta aquí con el principal objetivo de tener postre gratis.— Éste recibe una mirada recriminatoria por parte de la menor.
— Perdona por tener debilidades con la glucosa. — Protesta y recibe su bandeja. Con un amable gesto le agradece a la cocinera y decide esperar a su amigo. — Además tu bolsillo me lo agradecerá.
El mayor la observa retórico. Lo único que puede salir de él en ese momento es una risa sin sentido, no podía creer que ese fuera el intento de su amiga para defenderse. HoSeok, con intención de darle una lección, se limita a sacar su billetera para pagar en efectivo, no sin antes preguntar:
— Disculpe, ¿Cuánto es que cuesta normalmente el postre? — La cocinera lo mira confundida. RyuJin sólo se queda admirando la escena con vergüenza.
— El de hoy por lo regular suele costar 1600 Wones.
— Perfecto. — Jung calcula el precio de la pantalla junto con el que valdrían ambos postres y decide sacar el total de todo para cancelar. — Puede tomar el resto en propinas. — Sonríe una vez hecho el pago y vuelve con la menor.
— ¿Pero qué- ?— El pelinegro levanta su mano para evitar que siga con su protesta.
— No quiero que esto te vaya a molestar, pequeña RyuJin, simplemente quiero que por milésima vez te metas en la cabeza que cuando te diga que el que paga soy yo, no tengas que pensar en cuidar lo que quiero gastar en ti.
Shin sólo suspira y asiente derrotada. HoSeok sonríe satisfecho y la incita a caminar hacia sus amigos.
No era que RyuJin no lo entendiera, el problema era que no le gustaba la idea de que sus amigos gastaran en ella. Sabía que era un lindo gesto por parte de los chicos, incluso del propio YoonGi, ya que muchas veces le ha negado pagar la renta del apartamento en donde ambos vivían. Se supone que el gasto es de dos, no puede uno cargar con todo. Sin embargo, eso no estaba a discutir, Min le dijo que podía aportar, pero con gastos menores, después de todo él tenía más medios para poder recibir dinero.
Al principio ella no aceptó aquel acuerdo, incluso daba su parte y la depositaba como era de costumbre. No obstante, YoonGi la obligó a detenerla, debido a que un día por su sobreesfuerzo, ella terminó en cama al borde del colapso por estrés. Así que solo le dijo que, si seguía en esa monotonía, no tendría de otra que avisarle a su madre y al director. Por ese motivo llegaron a un trato, él pagaba los ingresos mayores y ella los menores. Después de todo, esa era la única manera de sentirse útil.
— ¿Fueron al matadero por la carne de sus almuerzos o qué? — Interroga NamJoon una vez que ambos chicos toman asiento.
— Por poco hasta yo lo creo. — Comenta HoSeok y le da un mordisco a su comida.
— Adivino, quiso postre gratis. — Espeta Min mientras le da un sorbo a su bebida.
— Sí y ya sabes lo que pasó después. — Sonríe con sus mejillas llenas y YoonGi suspira.
— Lo siento, pero aún no puedo acostumbrarme de que me quieran pagar la mayoría de mis cosas. — Toma una papa y luego señala a su roomie con esta. — Ya tengo suficiente con que lo hagas tú. — Y, antes de que ella pudiera darle una mordida gustosa, el rubio se la arrebata victorioso. — ¡Oye!
— Y yo no sé cómo decirte que a mí no me cuesta nada hacerlo, Shin.
Todos en la mesa empezaron a reír por la frustración de RyuJin. La verdad es que les divertía verla enojada, a veces les hacía recordar a aquella hada Tinkerbell, incluso solía ponerse roja cuando estaba avergonzada o furiosa.
Una vez terminaron de almorzar, YoonGi se dirigía a su entrenamiento junto con Ryu y YeJi. NamJoon al igual que HoSeok, debían irse a su otro bloque de clase. Así que fueron los primeros en despedirse y abandonar el lugar.
— Las veré en un rato. Debo irme a cambiar. — Informa el mayor, no sin antes depositar un beso en la frente de RyuJin y uno en la mejilla de YeJi. — Adiós.
— Hoy amaneció de buen humor, quién sabe por qué — murmura la menor y se gira a ver a su amiga. — ¿No lo crees?
— Es bueno verlo así de vez en cuando — intenta sonar desinteresada, pero la nostalgia en su voz fue delatadora.
— Lo lamento, yo no quise...
— No importa, tampoco es que él lo sepa. Prefiero que así se quede. — Sonríe y toma el brazo de la pelinegra, la cual tiene una expresión de tristeza en su rostro. — ¡Cambia esa cara, mujer! Tampoco es como que esté sufriendo. Créeme que con sólo verlo me basta.
— YoonGi es un idiota, ¿Cómo es que no puede fijarse en ti? — cuestiona con pesar. — Ya verás que llegará alguien mejor para ti, y él se va a arrepentir de ello.
— Hablas como si le importara.
RyuJin quisiera decirle en ese momento a su mejor amiga que, aquel chico de tez pálida por el cual ella tanto suspira y anhela, podría llegar a corresponderle, pero de una manera diferente. No obstante, esa no era opción, pues no se perdonaría si la rubia llegara a salir herida. Además, Shin conocía muy bien a YoonGi y él claramente a sí mismo y eso significaba que Min no era hombre de estar en una relación o de ser sólo para una mujer.
Le gustaba ser el típico chico de pasar una buena noche con una linda chica y saciar sus necesidades hormonales. Y, por supuesto, lo deja en claro mucho antes, para así evitarse malos entendidos. Después de todo, lo que él menos busca son líos en los que involucren al corazón.
Lamentablemente para YeJi, antes de siquiera pensarlo, YoonGi no se lo permitiría. Sus ilusiones se desvanecieron como arena entre sus dedos cuando escuchó una conversación de él con RyuJin, en donde la menor en un intento de broma persuadía a Min para que saliera con su mejor amiga, pero simplemente él se negó, diciéndole que eso era absurdo y que no lo haría por el simple hecho que la consideraba también su amiga.
Por lo que YeJi decidió mantenerlo en secreto y poder estar a su lado. Preferiría ser mil veces la chica que puede entablar una conversación, reír, comer y estar en su mismo ambiente, a pasar ser la chica de una noche y ser tachada en la lista para jamás ser tratada.
— ¿Sabes? Me he enterado que hay nuevo panorama en el equipo de baloncesto. — RyuJin comenta con sorna. — Tal vez ahí encontramos a alguien.
YeJi se limita a reír ante las ocurrencias de la pelinegra. Sin embargo, decidió seguirle la corriente y asintió, dándole la razón.
Sin más, emprendieron camino hacia las gradas del campus para poder tomar puestos. Pero antes, optaron por ver el "Panorama", mientras el equipo de baloncesto salía.
— Oye, Ryu.
— ¿Sí?
— Como que hoy hay más deportistas en la zona, ¿No lo crees? — La menor observa confundida a la rubia.
— Pues eso es lógico, es el área de deportes, es algo normal. Además, recuerdo que YoonGi me dijo que están a punto de iniciar los campeonatos entre las universidades. Supongo que también es por eso.
— No, es que, por lo general nunca están todos juntos, es decir, no te estoy bromeando a que están todos. Mira, allí están los de soccer, — RyuJin gira hacia la dirección que apunta su amiga. — Y en el otro extremo están los de lacrosse. — En ese momento la pelinegra sintió que el diluvio estaba por aparecer en cuestión de segundos.
— Eso significa que...
— Sí, también estaremos en el entrenamiento.
Mierda.
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