Capítulo 6 - El Emperador
La confusión inundaba la cara de Hiro ante las palabras de ese niño.
—¿Qué pasa? ¿No me explique bien? —dijo inclinando su cabeza.
—¿Quién eres tú?
—Ya te lo dije. Yo soy tú y... —Su expresión parecía indicar que al fin había entendido—. Oh... ahora entiendo. Veamos... Yo soy la representación de tu alma. En pocas palabras, soy tu Elit.
Los ojos de Hiro volvieron a mostrar asombro una vez más. Las Elit eran esencias de almas, no almas en sí.
Lo que decía este pequeño Hiro carecía de toda la lógica que había aprendido en este mundo desde que llegó. Las almas no podían ser Elit, se le contó, ya que eran catalizadores para el usar el poder de las mismas.
—Se que se te ha enseñado que esto es imposible, después de todo, yo soy tú... —habló en un tono bromista—. Te lo diré simple para que lo entiendas. Las almas que se transforman en Elit, son verdaderas Elit. Estas de aquí no son más que residuos dejados por los ancestrales.
El pequeño Hiro señaló con su dedo la esfera de energía de antes. Lo anterior dicho hizo que Hiro entendiera que esas eran las Elit del Héroe y de Demonio.
El preguntarse ahora ya no debía importar mucho; pero Hiro no se quedó callado.
—¿Qué era este infinito vacío a su alrededor?
—Literalmente, estás a punto de morir. O más bien tu alma, que sería prácticamente lo mismo. Lo que hice ahora es que el tiempo fluya más lentamente aquí. Esto nos servirá por ahora.
Aunque aquel niño se mostraba tranquilo y confiado de sus palabras. No era el mismo caso en Hiro.
—Entonces, ¿significa que fallé? La nueva oportunidad que me otorgó el viejo, ¿será desperdiciada? —Hiro cayó de rodillas.
—Pensé que ya habías cambiado, pero sigues mostrando lo que más odio de ti. —La voz de aquel niño se puso sería. Sus ojos ya no eran alegres. Eran más sombríos—. Al primer contratiempo que pueda ocurrirte, te das por vencido. Hice esto porque hay una manera de salir victoriosos, y en vez de poner determinación, ¿solo lo das por acabado?
Hiro miró a aquel niño, tenía razón. Él era de las personas que no se esforzaban y renunciaban a todo cuando algo salía mal. Era sin duda de las personas que miraban el vaso medio vacío. Y era normal pensar eso. En su mundo de origen, siempre fue alguien a quien molestaban, era distante con los demás y nunca fue tratado bien. Y en este mundo, al final de todo, solo fue usado como carnada para aniquilar a los demonios.
«¡Eres un inútil!...»
«¿Podrás hacer algo bien algún día?...»
«¿Por qué no solo desapareces?...»
«¡Piérdete!...»
«¿Comer? Creo que no entiendes lo que es ganarte el pan de cada día...»
«¡Solo sigues teniendo un techo en el cual vivir, por ser el hijo de mi hermana!»
La cantidad de recuerdos que llegaban a Hiro eran abrumadores. Instante, tras instante de su vida en su mundo de origen, lo deprimían hundiéndolo en su desesperación.
—¿Por qué esa cara tan larga?
Hiro entró en razón en ese instante, y volteó a la fuente de origen de esa voz.
Ahí, estaba un viejo demonio quien lo miraba paternalmente. Hiro no pudo evitar estallar en llanto.
—No... podré hacerlo.
Él se acercó y acarició su cabeza. Era tan cálido y relajante.
—Por supuesto que sí. Confío plenamente en ti.
—¿Quién puede confiar en alguien como yo? —dijo con su cara aún llena de lágrimas.
Justo en ese momento, una sola palabra comenzó a escucharse: «Yo...»
Más y más figuras aparecían detrás de aquel viejo demonio, todos y cada uno eran rostros conocidos. No solo de la aldea en dónde se quedó con Exael, sino también a todos aquellos que ayudó en su tiempo viviendo con los humanos.
Entre ellas, podíamos ver a Remi y Akoni quienes también observaban a Hiro con alegría.
—No soy el único que cree en ti —dijo el viejo demonio.
La calidez de esta escena llenaba el cuerpo de Hiro, relajándolo. Haciendo que volviera una vez más a donde estaba el pequeño Hiro.
—«El mundo es cruel, caprichoso, y parece que solo existe para burlarse de ti», dijiste. —Su mirada volvía a ser la de antes—. Que sería un desperdicio si solo te das por vencido, ¿verdad? Sería mejor si comenzaras a aplicarla. Recuerda lo que le prometiste al viejo.
Al escuchar eso, Hiro recordó la conversación que tuvo con Exael hace tiempo.
«¿Unir a todas las razas?»
«Sí. Ese es mi sueño. Algo tonto, ¿verdad? Un tonto suelo que sería imposible conseguir con mi edad actual.»
«Yo lo haré. Tú me diste otra oportunidad para vivir. Te prometo que yo cumpliré ese sueño...»
Apretó fuertemente sus puños. ¿Le había prometido eso y ahora se rendía? «Que patético», pensó. Tenía que cambiar esa mentalidad y comenzar a actuar de la manera en que Exael quería que lo hiciera. Ser aquella persona de la que se sienta orgulloso.
—He sido un llorón todo este tiempo, ¿verdad? —dijo con una sonrisa sin ánimo.
—Prácticamente lo has sido toda tu vida —contestó el pequeño Hiro, mientras se encogía en hombros.
Hiro dio un gran suspiro y se dio valor golpeando sus mejillas. Se podía notar que el pesimismo a su alrededor se había disipado, y se puso de pie.
—Y, aun así, hay gente que confía en mí, que creyó en mí. No puedo dejar que todo termine aquí. Pero... ¿cómo voy a salir de esta?
—Me alegra que lo preguntes. Mira siéntate de piernas cruzadas y cierra los ojos.
Hiro obedeció e hizo lo que se le pidió. Poco después sintió como algo se ponía sobre él. La curiosidad le ganó y abrió sus ojos.
—¡Espera, espera, espera! ¡¿Qué estás haciendo?! —gritó de sorpresa.
La razón de esa reacción, se debió a que el pequeño Hiro se había sentado sobre sus piernas y está recargado en su pecho. Esto sin duda en el mundo de origen de Hiro, sería visto de muy mala gana.
—¿Qué pasa? ¿Por qué te pones tan nervioso? —dijo volteando su cabeza para verlo, y notó como Hiro estaba algo avergonzado—. Oh, es cierto. Esto no se ve muy bien que digamos. ¿Qué tal ahora?
Nuestro héroe notó como el cabello de su pequeño yo cambiaba. Se hacía más largo y su atuendo también lo hizo; ligeros cambios en su cara también se habían efectuado.
Cuando terminó, su voz ahora sonaba distinta.
—¿Qué tal así onii-chan?
La gran sonrisa que mostró al decir eso ahora que prácticamente era una niña, solo hizo que Hiro se quedara en blanco.
—Esto es extraño. En tus recuerdos normalmente dicen esta frase. —Se llevó sus manos a su barbilla, mientras seguía pensando en que estaba haciendo mal.
—O-olvida eso. ¿Qué hay que hacer? — Hiro siguió algo avergonzado, mientras dijo eso.
—Bien. No es gran cosa, solo vas a alimentarme.
Su voz sonaba algo más aguda ahora. Esto solo hacía que Hiro se sintiera más incómodo. Aunque, era mejor que tener a un chico sentado en sus piernas.
—¿A qué te refieres con alimentarte? —dijo en total confusión.
—Fácil. —Señaló a la gran esfera frente a ellos—. Esas son esencias, son solo energía. Eso significa que, ya que yo soy una Elit pura, puedo engullirlas y fusionarlas conmigo. Así es como podrás despertar tu verdadero potencial.
—¿Y será difícil?
—Eso dependerá de tu fuerza de voluntad.
Por momentos se notó que Hiro volvió a tener dudas; pero ya no era momento de vacilar, así que solo suspiro, y volvió a darse ánimos dándose otro golpe a sus mejillas.
—Bien. Empecemos.
—Esa es la actitud —dijo en tono alegre—. Presta atención, una vez comience, sentirás dolor. No será nada placentero, por eso te dije que depende de tu fuerza de voluntad.
Hiro estaba a punto de preguntar a qué se refería con lo último que había dicho. Pero...
Un desgarrador grito vino de él.
El dolor que le había dicho lo estaba sintiendo. La Elit comenzó a absorber la esfera frente a ellos. El dolor para Hiro era indescriptible, ni siquiera la golpiza que había sufrido ese día por parte de los demonios, podía comparársele. Hasta la más pequeña parte de su cuerpo se estremecía en un dolor agudo, fuera de todo lo que conocía.
—Este dolor es porque tú cuerpo experimentará cambios. A esto se refería el viejo cuando dijo que tal vez tú cuerpo cambiaría por tener su corazón.
Hiro seguía gritando. Tomó toda su fuerza para concentrarse. Pensó en algo, probablemente él no era el único en sufrir este dolor. No podía afirmarlo, pero estaba casi seguro de que «ella», también lo sentía. No debía dejarle todo el trabajo.
«El dolor ya no es tan severo. ¿En serio quiere llevar toda esa carga?»
Ella volteó a ver a Hiro y su sorpresa fue mayor de lo que esperaba. Estaba totalmente concentrado en la asimilación de la gran cantidad de energía que estaban absorbiendo.
Entonces ocurrió, el cabello oscuro de Hiro comenzó a cambiar de color, se volvía de un color carmesí. Su cuerpo no pareció mostrar muchos cambios. Era interesante ver cómo la energía que lo envolvía formaba dos grandes cuernos de energía pura en su cabeza. Llamativos, aunque desaparecieron rápidamente.
La gran esfera disminuía su tamaño a una velocidad considerable. Y así siguió por un largo tiempo hasta que quedaron los últimos vestigios.
«Tú eres el inicio y el fin. La felicidad y la tristeza. La suerte y la desgracia. La creación y la destrucción. Tú palabra será la verdad. No lo olvides. Tú eres, el Emperador del Caos Divino...»
—¿Qué quisiste decir con eso?
Hiro abrió sus ojos, y para su sorpresa, aquella figura ya no estaba. Miró a su alrededor y no había señales de ella. Entonces volteó a sus espaldas.
—Esa... ¿Esa es mi Elit? —dijo algo desconcertado.
Frente a él, había una gran armadura de un color carmesí con tonos negros. Era como ver su Elit del Héroe con el aura de su Elit de Demonio.
«Ya es hora...»
La misma voz que escuchó, le volvió a hablar. Supo a la perfección lo que debía hacer.
***
Justamente en dónde estaba aquella cosa que se hizo llamar Vida, observaba el cuerpo inerte de Hiro. Este se encontraba atravesado por las extremidades de esa cosa.
—Parece ser... que el emperador ha despertado.
Al término de esas palabras. Una gran cantidad de energía emergió del cuerpo de Hiro, y aquellas extremidades fueron desintegradas como si nada.
El cuerpo cayó al suelo de pie. Podíamos ver como la mirada de aquel chico temeroso y lleno de dudas ya no existía. La seriedad y el frío de sus ojos, le confirmó sus dudas a Vida.
—Bienvenido una vez más, emperador.
Hiro mostró molestia en su rostro.
—Mi nombre es Exael Vladmoore IV, y soy el próximo Rey Demonio. —Hiro extendió su mano con la palma extendida y la apuntó hacia él—. Desaparece.
Hiro había expulsado una gran cantidad de energía. Era abrumadora, más poderosa que cualquiera que haya visto en su vida. Y de aquello que se hizo llamar Vida, no quedó rastro alguno.
—¿Así que este es mi poder? —Hiro estaba totalmente calmado al hablar—. Bien. Creo que es hora de salir de aquí.
«Aquél que cambiará al mundo ha surgido una vez más... La estrella en el firmamento indicará su llegada. Nos volveremos a ver, emperador...»
***
En el continente de los humanos, en una zona aislada de todo, se encontraba la llamada Torre de la Expiación. Una cárcel conocida por albergar a aquellos que representaban una amenaza para la nación.
Ahí había un recluso que sin importar que pasara, en las noches siempre miraba el cielo desde la pequeña ventana de su celda que daba al exterior. Poseía unos grilletes con varias inscripciones, que suprimían su poder mágico. Él era un poderoso archimago que un día de la nada comenzó a hacer masacres como órdenes de una misteriosa voz. Siendo detenido al final por otra poderosa archimaga.
Desde entonces, siempre observaba las estrellas en total silencio. Con una cara que solo expresaba un vacío, que no expresaba vida. O así lo fue, hasta que algo entró en su visión.
Al divisarlo, un brillo nació de sus ojos, e hizo que hiciera una sonrisa. Su demacrada cara hacía que se viera aterradora.
—¡Él ya está aquí! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
Sus fuertes carcajada comenzaron a escucharse por el pasillo. Esto sorprendió a los demás presos, pues jamás había dicho palabra alguna desde que había llegado.
Los guardias no tardaron en llegar. Una fuerte impresión se llevaron, cuando al saber de qué celda venía el escándalo y acercarse, el archimago se acercó a los barrotes.
Una sonrisa que causaba desagrado venía de él, y sus ojos recorrían todo el pasillo.
—¡La estrella indicará su llegada! ¡Él está aquí! ¡Ja, ja, ja, ja!
Cada vez parecía que hacía más alboroto.
—¡Guarda silencio! —exclamó uno de los guardias, golpeando los barrotes—. Viejo loc... ¡Hey, espera!
Los guardias entraron en nervios al ver como el archimago se fue a una pared y comenzó a golpear su cabeza en ella.
—¡No hay salvación!... —Terminando cada frase, volvía a estrellar su cabeza en la pared—. ¡Sufriremos su ira!... Acabará... con todo...
Él guardia que tenía las llaves, intentaba abrir la celda; pero parecía que, por capricho del destino, el fin de ese viejo archimago ya se había decidido. Pues por más que intentaba, la celda no abria; y solo podía observar cómo seguía mencionando frases sobre de que él estaba aquí, mientras seguía golpeando su cara en la pared.
Al lograr abrir la celda, el cuerpo inerte ya se encontraba en el suelo, con su cara deformada por sus acciones. Aun así, había podido escribir un pequeño mensaje con su sangre.
«Él cambiará todo...»
***
—Mira, mami. Que estrella más bonita
Una pequeña niña apuntaba con su dedo a esa gran estrella que brillaba en el cielo nocturno. Unas orejas y cola de zorro podían verse en su cuerpo. Sin dudas era de la raza bestial.
—Si cariño, es hermosa. Pero ahora vamos, tenemos que llegar a casa.
Una mujer la agarró de la mano. Igual que ella, su cola y orejas eran similares; aunque su color eran café, a diferencia de la niña que eran platinado.
***
—Quisiera que pudieras ver esa estrella tan hermosa que hay en cielo.
Un hombre en otro lugar, igualmente veía la misma estrella, desde una ventana. Era muy esbelto y portaba lentes. Su vestimenta consistía en un traje que lo podría ubicar en la nobleza.
—Si te hace feliz, entonces debe ser muy hermosa.
Esas palabras fueron dichas por una mujer quien tenía sus ojos vendados. Su cabello era largo y de un color rubio. Ella vestía una pijama, y estaba sentada en lo que parecía ser su cama.
Aquél hombre, solo sonrió ante sus palabras.
***
—¡Vamos! ¡Sigan caminando!
El sonido de la piel siendo azotada por un látigo era escuchado en los alrededores. Parecía que la ubicación era una mina, debido al paisaje rocoso y áreas de excavación.
Un hombre alzó su cabeza al cielo y entonces la vio. La más hermosa estrella que haya visto en su vida. Sus ojos mostraron un leve brillo al contemplarla.
Al darse cuenta que se había detenido, quien traía el látigo le dio unos cuantos latigazos, haciendo que cayera de rodillas.
—No entorpezcas la operación. Recuerda que hay que terminar temprano para el festín. —dijo el del látigo, mostrando una sonrisa desagradable.
Él lo miró con rabia, y lanzando un rugido desafiante, intentó atacarlo, a pesar de sus limitaciones por los grilletes que tenía.
***
—Una hermosa modelo parece acompañarme está noche —dijo una chica, quien estaba en un balcón pintando un cuadro.
Estaba retratando el paisaje frente a ella detallando esa estrella que esta noche brillaba con más intensidad.
—Siento como si pudiera dedicarle toda la música que haga.
Por su parte, en otro balcón, un joven también la observaba mientras tocaba una hermosa melodía en su laúd.
El lugar donde estaban parecía ser un gran castillo.
***
—¡Por favor! ¡Deténgase!
Un grito ensordecedor se escuchó, y un cuerpo cayó violentamente desde algún lugar. Junto al cuerpo, había más a su alrededor.
—Eres bella, pero no tanto como yo... hic...
Entre las ramas de los árboles, se encontraba una hermosa mujer, quien limpiaba la sangre de sus manos. Él rubor de su cara y la manera en que tambaleaba, delataba que estaba ebria. Y a su alrededor, un gran número de telarañas cubrían los árboles y el suelo.
Ella regreso a lo suyo, cuando vio que uno de los cuerpos en el suelo aún mostraba señales de vida.
***
—Al fin despertó mi señor —dijo con alegría la misma chica que había matado a un dragón.
Ella se encontraba mirando la misma estrella, mientras estaba en una playa. En su fogata, había unos grandes trozos de lo que parecía ser un pulpo.
—Al parecer las leyendas sobre ustedes son solo eso, leyendas. Aunque admito que duraste más que el señor dragón. Dos segundos más, es más tiempo al final de cuentas.
Detrás de ella, estaba el cadáver de la criatura marina más temible de la que se tenía conocimiento, el Kraken. Monstruos parecidos a los calamares, pero de increíble tamaño y poder. Se dice que incluso son capaces de usar magia. Este hacia honor a la palabra grande, media casi setenta metros.
—Bien, hora de com...
Un chirriante y ensordecedor rugido provino del mar. En instantes, un tentáculo que media casi lo mismo que el Kraken que había matado, salió del agua con intención de atacarla.
—Así que era una cría. Bien. Veamos cuanto puede durar, señor Kraken. —La chica acumuló magia, y materializó una lanza hecha de relámpagos—. Luego comprobaré cuál de las dos carnes sabe mejor —dijo con una gran sonrisa.
***
Hiro estaba a punto de llegar al pueblo.
—¿Tanto tiempo estuve ausente?
En base a las mismas constelaciones en el hermoso cielo que había, se dio cuenta de que habían pasado unos meses desde su encuentro con Vida.
Dando cada paso, se dio cuenta que algo había cambiado. Para empezar su cuerpo se sentía diferente. Cuando vio su reflejo en el extraño lago de la meseta, su repentino cambio de color de cabello y ojos lo dejó sorprendido.
Ya cuando estaba cerca, a lo lejos noto que algo brillaba. Pensó que habría alguna celebración, ya que eso acostumbraban hacer. Pero cuando llegó...
—¿Q-qué sucedió? —se preguntó atónito.
Lo que brillaba era fuego, tal como lo pensó. Solo que no era una hoguera ni nada por el estilo, eran las casas del pueblo que estaban terminando de ser consumidas por el fuego. La mayor parte de las construcciones ya habían sido consumidas, por lo que esto significaba que este incendio ya llevaba algo de tiempo.
Corrió buscando por todas partes, pero era inútil, no había nadie con vida. Solo podía ver cuerpos a medio o totalmente calcinados. Toda la gente que poco a poco lo integraron a su comunidad, con las que convivió tanto, no eran más que trozos de carne quemada.
Corrió con desesperación a la casa de la familia de Remi, solo pasa encontrar los cadáveres de sus padres totalmente calcinados.
—Este pueblo era muy pobre. No encontramos nada de verdadero valor.
—Lo único de valor real aquí fueron esas chicas para el burdel de nuestro señor Mefisteo.
—Si, me hubiera gustado divertirme con esa chica peliverde. Es una last...
En el momento menos esperado, en lo que se suponía que era un pueblo ya aniquilado; unos de los dos demonios que portaban armaduras de soldado, fue impactado por algo que lo mandó a volar, destruyendo varias de las casas en ruinas.
El otro sujeto estaba horrorizado, pues dónde era que estaba su compañero, ahora solo se encontraba su cabeza siendo agarrada de las cuencas de sus ojos.
Hiro miró al demonio que quedaba, con unos ojos sin brillo que lo aterrorizaba más. Con una voz tranquila, habló, mientras terminaba de romper el cráneo de su compañero, esparciendo los restos por el suelo.
—Tienes 5 segundos para decirme que pasó aquí, y a dónde llevaron a esas chicas.
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