¡Qué Hago Yo Aquí!
Bueno, llevo varios días pensando en escribir sobre esto, que seguro que nos ha pasado a todo ser humano. Esos momentos en los que estando con alguien piensas... Dios, ¡pero que hago yo aquí!
Para eso he pedido ayuda a mis amigas para que no solo sean historias mías, que vamos a ver, tampoco tengo tantas. Y lo más gracioso de todo, es que una de ellas me ha contado tres de las historias que voy a relatar aquí.
Se ha venido arriba y audio en mano ha conseguido que tuviera que sentarme a causa de un ataque de risa. ¡Ojalá pudiera subir los audios!
He de decir que todo esto lo hago desde el respeto (prometo que si) pero que una anécdota es una anécdota, y cuando algo peculiar ocurre en nuestra vida sentimental o sexual hay que compartirlo, y hay una ley en Nebraska que me ampara. (no lo busquéis por favor)
Así a bote pronto me acabo de acordar de algo que me ha hecho reír, no me causó rechazo, ni mucho menos, pero si que recuerdo que pensé "Dios, cuanto trabajo hay que hacer aquí"
Fue con un ex al que al día de hoy le guardo un cariño inmenso, estuve loquita por él y viví experiencias super bonitas. Funcionó porque yo tenía 23 años, y mis 23 años no son los de ahora... (y menos mal)
Él acababa de cumplir los 22 y bueno, aunque apenas era un año, mentalmente eran bastantes más.
Empezando a tener relaciones íntimas no recuerdo que me preguntó y le mencioné el clitoris, casi se me cae el mundo a los pies cuando me dijo, y cito textualmente : "¿Eso que es?" 🤪
Yo no daba crédito y recuerdo que lo miré pensando que me estaba tomando el pelo, pero no, el amigo lo decía en serio. Yo tampoco era una erudita del sexo en aquel entonces, pero... Joder. Luego, mi parte mala y retorcida hizo que sonriera para mi misma, pensé en que ninguna ex lo llamaría para repetir... Soy mala, lo sé.
Pero era joven...y ya era un poco intensita allá por el 2010. Pero vamos, se solucionó aquello, y menos mal.
Tiempo después me han ocurrido muchas más cosas, pero hay una en especial que me hace llevarme las manos a la cabeza. Fue con el ilusionista. Ya os he hablado de él.
Debo decir que el estar conmigo (fui un amor del pasado que se alargó en el tiempo, no correspondido por mi parte) le hizo sentir un poder que al principio me parecía gracioso, luego acabó por tocarme un poco las narices. Una cosa es tener ego, y otra pasarse de gilipollas. Y lo peor es que no lo hacía aposta, es lo preocupante.
Mi amiga Ana seguro que me diría "Lo sabía, era de esperar" y es que con el ilusionista tengo toda una lista de ¡Qué Hago Yo Aquí!
La primera fue en el 2010, la recordaré toda mi vida... Fue traumatica por lo absurda que es.
Y es que yo andaba loquita por el ex del que os te hablado antes, pero aun no eramos nada. El Ilusionista era amiguete y una vez se empeñó en que fuéramos a ver entrenar a su equipo de fútbol del que es fanático no, lo que va detrás... Es el tipico seguidor que trabaja en el ámbito futbolistico que se cree el azote del equipo y que considera que los jugadores le respetan y/o les importa su opinión... Ya.
Bueno, en aquel entonces él era jovencito y era un mero seguidor, como a mi el fútbol me la suda... Intentó ganarse mi favor invitando a mi hermano. A mi hermano le hizo gracia ir y no me tocó otra que acompañarles. Le hice jurar a mi hermano que no se separaria de mi lado en todo el rato, bien... ¿A que no sabéis que hizo mi hermano nada más pudo?
Exacto.
Él muy cabrón me dejó sola con él a la más mínima oportunidad que pudo. Y no contento con ello, me miraba desde lejos sonriendome . ¡Vil rata!
El ilusionista vio su oportunidad de acercarse a mi intentando ser seductor, y yo básicamente me quería morir. Nunca había deseado tanto que me diera un bajón de azúcar como aquel día... Y es que yo ya no podía poner más distancia entre nosotros. ¿Porqué la gente viola el espacio personal?
Y es que no podía girar mi cara hacía la derecha porque me daba de bruces con sus morros... Joder, aún me agobia recordarlo. Luego aparte, me sentía tan tan incomoda que me dio por mirarle la oreja.
¿Y la oreja porqué?
Os estaréis preguntando, pues ni yo misma lo sé, pero me daba la sensación de que el lóbulo le crecía por segundos. Os lo juro. Y ahí estaba yo, evitando que me besara y viendo como el lóbulo de la oreja se iba haciendo más y más gigante. (era producto de mi imaginación, pero joder, que real fue)
Conseguí que no me besara y avanzó la mañana, yo estaba deseando irme de allí y bueno, él se ofreció a llevarnos a casa. La vuelta fue todo un show.
Nos deleitó todo el camino con música de series de anime y manga. Recuerdo la mirada de mi hermano a través del retrovisor... Joder, es que imagina por un momento, lo que es diez minutos en un coche escuchando música japonesa de series manga. Eso da PUTO MIEDO. Me digáis lo que me digáis. Y no ahora que es más común todo eso, no, no... En el puto 2010. HELP ME.
Mi hermano aún lo recuerda.
Hace unos meses atrás me reencontré con él por temas de trabajo, y bueno, el lóbulo de su oreja estaba de tamaño normal. Eso era señal de que mi ansiedad estaba controlada.
Al contrario de ocho años atrás, ahora si que le veía cierto atractivo... Aunque me parecía un poco pedante ciertos comentarios que hacía sobre política y deportes. A veces me pasaba las grabaciones de su programa de radio para que las escuchara creyéndose gracioso... Y es de los típicos que en una conversación de risas suelta un comentario que él cree gracioso, y corta el royo. ¡Yeh, tío menos gracioso en mi vida!
Pero bueno, aún así... No sé, estaba muy aburrida, que narices.
Todo iba bien, nos veíamos siempre de noche, en la intimidad que te ofrece un coche, y bueno, no estaba mal. Creo que era porque para mi no implicaba algo tan íntimo como verte la cara como en una cama, eso salvaba la situación.
El primer ¡Qué Hago Yo Aquí! Con el ilusionista en el 2018, llegó un día que se me presentó con una gorra en plena noche.
Y no, no es una gorra de las que se llevan ahora que dan royito de rapero, de esas que SI puedes llevar por la noche. Nada de eso.
Me vino con una gorra de toda la vida con la visera hacia atrás. Os lo juro... No sé decir ni que parecía, pero yo me hacía cruces. Encima se empeñó en tomar algo antes de nuestro rato íntimo... ¿Como coño le dices que se quite eso de la cabeza, que nos van a lanzar cacahuetes o sillas? Cuando entramos a aquel sitio, caminé deprisa para que no nos relacionaran del todo. Cuando me senté respiré hondo. Le quité la gorra en cuanto se sentó a mi lado.
A tomar por culo la delicadeza. Al fin y al cabo era por él. ¿Donde coño iba así?
Debía haber terminado ahí los encuentros con él, pero una es medio monger y lo alargué un poco más. Llegó su cumpleaños y me invitó a su casa ya que se quedaba solo... Me invitó cien veces y siempre le dije que no. Es de esas personas que si las sacas de donde acostumbras a estar, te sientes incómoda, pues eso me pasó. Quedar a plena luz de día, me hacía de todo menos gracia.
Pero era su cumpleaños, y yo soy gilipollas.
El ¡Qué Hago Yo Aquí! Se alargó toda la sufrida mañana de aquel junio, y empezó en el ascensor cuando él... Creyéndose un empotrador nato, y un vikingo muy deseable... me arrinconó en aquella pequeña estancia mirándome con lo que él creería que era una mirada seductora.
Yo me cagué de miedo viva.
¡Pero que horror!
No he visto una mirada menos sexual que aquella.
Esta se le asemeja bastante. No es broma.
No sabía si me iba a empotrar o me iba a matar y a esconder mi cadaver en el cuarto de la caldera. Bueno, estoy exagerado un poco...
Nada más entrar en su casa le pedí un vaso de agua, necesitaba unos segundos para recapacitar sobre, o irme con alguna excusa, o ya que estaba allí acabar con lo que había ido a hacer.
Él estaba como loco. Sus dominios, una cama y un ego para 14 hombres. Todo un chollazo. Y aunque es un tío que se implica en el placer de la otra persona, cuando una persona no... Es no. Y estar allí a plena luz de día estaba siendo toda una osadia para mi.
Ya no me valía con cerrar los ojos y dejame llevar, no. Es que al amigo le dio por soltar la lengua y recitarme versos del coran. Aquello empeoraba por momentos.
Me tomé unos segundos para ir al baño y sentarme en el lavabo después de lavarme la cara, si quería que eso acabara rápido tenía que exagerar todo... Me miré en el espejo, me enfundé en el espíritu de una actriz porno y salí y ofrecí el mejor papel de fingimiento (creo que me he inventado la palabra) de mi vida. Vamos, estaba para unos premios AVN Awards. (premios para el cine X)
Mientras él se creía el amo del mundo por haber echado el mejor polvo del mundo, yo estaba poniéndome las bragas para irme, mientras pensaba interiormente... "¡Qué cojones haces tú aquí, loca, que estás loca!"
No quiero entrar en detalles sobre que pretendía que me tintara el pelo rojo/ azul , o que me disfrazara de Otaku, hay cosas que se superan con el tiempo.
Aquel día, en el cual no sentí nada, me di cuenta que podía llegar a ser una buena actriz. Pero ya había tenido bastante, decidí que nunca más.
Luego todo trajo cola, porque el amigo se pensó que yo me había enamorado de él... Mi amiga Dolo y yo aún nos estamos riendo.
¡QUÉ HAGO YO AQUÍ! De mi amiga, a continuación...
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