Capítulo 22

Clearke había llegado a su destino justo a la una de la madrugada, ella sabía muy bien lo que debía hacer con poco tiempo disponible.

La sombra continúa siguiéndola a paso tranquilo, no ve necesidad de correr tras alguien que hará un trabajo silencioso. Muy silencioso.

La única casa situada junto al lado de la primera muralla, esa que había explotado hace unas semanas y había asesinado a seis personas inocentes.

Sangre era sangre, ella había jurado vengar toda la sangre derramada por ese estúpido experimento. Una por una, aún con el retorno eterno de su alma por el resto de los tiempos.

Carga el arma y abre la puerta. Una persona oculta entre la oscuridad se ríe.

‡•‡

Dan las 6:00 de la mañana cuando Sebastian se levanta del sillón, no pudo dormir ni un solo segundo esa noche, había pasado despierto observando la llama de una vela, perdido entre pensamientos deprimentes.

Decidió ir por la cápsula de ese día, estaba seguro de que el informe que había enviado mientras aún no era consciente debía disminuir las raciones de comida para ese día.

Salió de la casa sintiendo como el frío se enroscaba a su alrededor, había comenzado el clima helado de ese tiempo, algo realmente disgustante.

Al llegar junto a la cápsula decide tomar lo necesario y dejarla ahí, ya la enviarían a traer, estaba por tomar la última bolsa de provisiones cuando ve un trozo de papel en el fondo. Con cuidado lo levanta y regresa a la casa, sabe que es algo importante.

Al terminar de guardar la poca comida enviada, decide desdoblar el papel que había encontrado.

Cuatro días, seis de la tarde. Los necesito a todos junto a la puerta de la muralla dentro de cuatro días.

Es más que claro lo que va a ocurrir.

Cuando Sebastian deja que el papel se queme en el plato de la vela escucha unos pasos bajar las escaleras. Espera ansioso la llegada de quién quiera que sea.

-Buenos días- Ciel entra, aún está vestido con pijamas, parece haber descansado mucho mejor que en toda su vida-, Sebastian.

No parece molesto, ni ansioso, no parece temeroso por su presencia.

-Perdoname- suplica con voz rota.

Ciel sonríe, no es una sonrisa falsa ni forzada, es genuina y amable.

-No eras tú- se acerca y lo rodea con sus brazos por la cintura-, estoy bien.

La culpa come por dentro a Sebastian, no puede evitar sentirse mal por lo que había causado.

-Yo...

-Solo callate- pide, tiene la barbilla pegada a su pecho para ver su rostro-, si te digo que ya estoy bien es todo lo que debe importarte.

Sebastian suspira.

-¿Clearke...?

-Me ayudó mucho- le confiesa-, tiene una parte realmente dulce detrás de todo. Me ayudó a relajarme y me acompañó hasta dormir... También me contó algo... Triste.

Sebastian siente que todo se le revuelve en el interior.

-Ella tiene un hermano ¿Sabes quién es?- parece no tener ni la más remota idea de la respuesta.

-No- es sincero, aunque sus sospechas se incrementan por Ciel, de otro modo ¿Por qué ser tan amable con él?

Con todos.

Pero era imposible que todos fueran una misma persona, era algo que descartaba completamente.

-¿Quieres desayunar?- pregunta para desviar el tema.

-Sí- su estomago gruñe y el resopla molesto.

-Prepararé el desayuno, ve por los demás.

Ciel se coloca de puntillas, aún con esos pocos centímetros de más no logra alcanzar los labios de Sebastian, por lo que él se encoge para darle un beso corto.

Se separan dejando una sensación cálida en el interior de cada uno. Es una paz tan momentánea que resulta dolorosa.

Sebastian se pone en marcha, uniendo las comidas puede tener un buen desayuno para seis personas que no habían comido desde ayer en la tarde.

Ciel va de cuarto en cuarto despertando a los chicos, que lo ven con una sonrisa y se levantan en el acto.

-Te lo dije- cuando Ciel sale, Levi le dice a Eren-, Clearke hizo algo bueno ayer.

Eren sonríe con seguridad.

-Lo sé, miralo, está tan feliz.

En ocasiones es bueno que las personas ignoren el peligro, de otro modo las buenas acciones del pasado serían olvidadas en el presente.

Por otro lado, Mikaela y Yuuichiro presienten el peligro, no creen que haya sido coincidencia o simple intuición lo que llevó a Clearke a actuar. Habían llegado a creer que ella misma había causado ese desagradable experimento doble.

Sebastian estaba pensando en un buen plan para llevar a todos a la puerta de la muralla sin causar temor. Y no se le ocurría nada, sería imposible decirles "Hey, chicos, vamos a caminar por la muralla".

No, no podía hacer eso. Tenía poco tiempo para ingeniarse algo.

Luego recordó otro detalle muy importante: el feto congelado. No solo debía preocuparse por la seguridad de los demás, debía cuidar que el feto no se descongelara y pudriera...

Dio un golpe a la mesa con furia.

Sí, definitivamente debía crear algo que pueda mantener en buen estado al feto de Mikaela y Yuuichiro, sino lograba hacer eso estaría en serios problemas.

-Cuatro días- se repite-. Aún tengo cuatro días.

Eso sería más que suficiente para crear lo que ya había imaginado.

‡•‡

07:00 a.m.

Clearke se había presentado en la oficina a esa hora, sus emociones estaban siendo muy bien controladas y sabía que Smith no haría ni una sola pregunta por el simple hecho de llegar temprano.

-Buenos días.

-Buenos días, Clearke- Smith continua con los ojos pegados en los documentos que tiene enfrente.

Bien, Clearke, tienes cinco minutos, se dice internamente.

Los papeles son azotados contra el escritorio.

-Bien, Clearke- se burla Smith-, tienes dos minutos para decirme como vas con tu misión de vengar la sangre inocente.

Clearke se frena en seco, gira sobre sus tobillos y se dirgue a sentarse frente al escritorio de su amigo.

-Habían 30 hombres y 24 mujeres- cuenta Clearke.

-55 de los altos mandos por 588 de los inocentes muertos por las ansias de ocultar la verdad.

-También voy a vengar a Guren Ichinose- habla con firmeza.

Smith suspira con pesadez.

-No me gusta que lleves toda esa carga...

-Callate. Yo lo elegí. Vengaré a mis padres en tres días.

-Dot Pixis- afirma él-, el asesino de los guardianes de Costretnio.

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