Capítulo 10

-El cuerpo está hecho una mierda- Hanji comenzaba con los regaños-. No puedo hacer mucho ¡Le volaste los sesos! ¿En qué estabas pensando?... No, mejor no me respondas.

Clearke estaba parada frente al cuerpo y esa la masa pegajosa que en algún momento fue una cabeza (mezcla de sangre y carne, por un lado se veía que los ojos ya no estaban). Temía por su vida.

-Pudiste matar a Yuuichiro con esas balas.

-No, estaban a una buena distancia, no me arriesgaría tanto.

En ese momento, Smith entra para ver qué tan mal había quedado Kureto.

-Comprensible. No le ganarías con la fuerza, entiendo por qué usaste ese tipo de bala- es su primer comentario.

-Erwin- Hanji está molesta-, mató a otro hombre.

-No, solo a uno, Trancy murió solo- la excusa.

-¿Y su conciencia y castigo?

-Limpia la conciencia- responde Clearke.

-No tenemos tiempo para un castigo- Smith comienza con la explicación-, tenemos tres semanas para mandar a la mierda el sistema de la muralla y sacarlos lo más rápido posible. Van a quemar todo ahí dentro.

Hanji se horroriza.

-Hay un informante- suelta, sin meditar mucho- ¿Quién más sabe del hermano?

Smith y Clearke comparten una mirada intensa.

-Ichinose- responden-, pero no lo creemos de él.

-¿Estan seguros de que no los escuchó la informante?

Entonces, como un balde de agua helada, la idea cae sobre Smith.

-... Mandamos a Guren para darle los suministros a Sebastian junto con poca información.

Clearke no puede escuchar más, sale de la habitación azotando la puerta.

‡•‡

-No me siento bien- se queja Yuuichiro en la mañana.

-¿Qué tienes?- Mikaela, ya preocupado por su pareja.

-Tengo náuseas- su rostro tomó un tono verdoso en ese momento, levantándose rápidamente para llegar al baño.

Levi se dirige junto con Mikaela a donde Yuuichiro fue, apresurándose al escuchar los sonidos que hacía al vomitar.

-¿Yuu?- Levi corre para entrar y ayudarlo un poco-. Mika, ve por agua y pastillas.

Cuando Yuu se tranquiliza un poco y las náuseas frenan, Sebastian entra a la casa con Ciel en sus brazos.

-¿Ocurre algo?- pregunta Sebastian.

Al ver el rostro de Levi, capta enseguida.

-Yuuichiro Amane, ven conmigo- Sebastian deja con cuidado a Ciel en el suelo para acercarse a ayudar a Yuuichiro a levantarse.

Finalmente, Yuuichiro logra ponerse de pie para seguir a Sebastian, tambaleándose ligeramente.

El mayor lo lleva directamente a la "clínica" que tiene en la casita donde vivía con Ciel.

-Toma asiento- pide mientras busca entre cajones su material médico.

Eso estaba preparado para ese tipo de situaciones, era parte de su entrenamiento como supervisor.

Mientras la consulta médica continuaba, los demás esperaban intranquilos en la sala de la casa. Ya deberían continuar con su trabajo cada uno, o no tendrían alimento.

-¿Cuanto tiempo pasó desde su celo?- pregunta Ciel.

-Dos o tres días- contesta Mikaela.

-Recuerden que una pareja Alfa y Omega aceleran el proceso de embarazo- Eren comienza a temblar-. Un solo celo es suficiente para dejarlo embarazado... Y los síntomas aparecen tres o cuatro días después.

Todos dirigen su mirada aterrada a Mikaela.

-Lo hicimos- admite, en estado de shock-, una vez.

Eren reprime un grito de sorpresa.

-No creo que sea eso...- intenta cubrir lo que ya sabe-, todos, regresemos a nuestros trabajos.

Levi lo entiende, se levanta y decide continuar, todos dejan a solas a Mikaela para continuar sus rutinas.

No era posible, al menos eso pensaba él.

Unas horas más tarde estarían los resultados. Eran positivos.

Mierda, fue lo primero que cruzó la mente de Sebastian al terminar todas las pruebas.

Positivo.

Sin dudas, esto sería un gran problema, algo que ninguno de ellos podía tratar, no podía solucionar eso por si solo. Necesitaba consejo.

-¿Y cuales fueron los resultados?- pregunta Yuu, inocente.

-Negativos. Son solo náuseas por no soportar algo que comiste... Toma estas pastillas- algo simple que evita los síntomas de embarazo en Omegas-, duerme un poco en la habitación de arriba, iré con los chicos para avisarles. Tú descansa.

Yuuichiro sonríe, un poco triste por la negativa, pero acata la orden de Sebastian mientras él se va por el camino contrario a la casa de los chicos. Va directo a la puerta secreta de la muralla.

Luego del cuestionario del guardia de la puerta (algo que hacen al no ser un día habitual para salir), Sebastian logra salir para ir directo a la oficina de Smith, Clearke e Ichinose. Conoce el lugar gracias a una mala experiencia.

El trayecto dura menos de media hora (ya que ellos también supervisan fuera de la central), al llegar da gracias a Dios por no ver a Clearke en la oficina.

-Smith, tenemos un problema- entra sin pedir permiso. No a él.

-¿Qué será, Sebastian?- Smith sonríe con cierto toque de coquetería.

-Yuuichiro está embarazado- suelta la bomba, a susurros.

El semblante de Smith cambia totalmente.

-Mierda- dice lo mismo que él pensó-. Tienes que estar bromeando.

-No, para nada- niega con fuerza.

Smith cierra los ojos, intentando pensar.

-Haz lo que sabes. Solo eso puedo decir.

A Sebastian el corazón se le para un momento. La tensión crece en esa pequeña oficina.

-No puedo hacer eso- se niega.

La puerta se abre, sobresaltando ambos hombres. Ichinose entra y cierra con llave.

-¿Qué ocurre?- pregunta, acercándose a los hombres.

-Yuuichiro Amane está embarazado- le informa Smith.

-Eso es malo- Ichinose se sienta junto a Sebastian- ¿Sabes qué hacer?

-No pienso obligarlo a abortarlo- Sebastian escupe las palabras con odio.

Silencio, los pensamientos intentan crear un buen camino para seguir.

-¿Y sí aplicas la regla 10-64?

Smith y Sebastian casi se desmayan al escucharlo.

-Puede morir...

-Tienes el entrenamiento suficiente. Puedes hacerlo- Ichinose le da confianza-. Hazlo, es tu única opción.

-Aún si no quieres, Sebastian, es lo único que puedes hacer si no quieres matar a el hijo de Yuuichiro.

Sebastian se levanta con molestia.

-Muchas gracias por su ayuda- y sale de la habitación, intentado pasar desapercibido.

Trayecto de regreso, más doloroso de lo que creía.

No era su elección. Debía hacerlo. Solo de esa forma podría salvar al hijo de Mikaela y Yuuichiro.

Con un suspiro que expresaba su molestia, entró ante la mirada de ese repugnante hombre que cuidaba su salida.

No quería llegar aún a la casa, pero igual no podía posponer más su llegada. No podía ni siquiera pensar en ver a la cara a Mikaela para luego hacer algo tan hórrido. No podía.

Entró, todo estaba en silencio. Fue a su "clínica", tomo lo que necesitaría y fue directo a la habitación en la que Yuuichiro descansaba.

-Perdoname- suplica mientras inyecta la morfina-. Haré lo posible para salvar a los dos.

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