❛ 01 ❜

E V I T E R N O
uno
❀̸
𝓕elizmente infeliz
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❝ Si mi mala fortuna es tu felicidad, entonces felizmente permaneceré desafortunado. ❞

The Last, Agust D.


TIEMPO PASADO
abril, 2014.


❪ ❛ KIM TAEHYUNG ❜ ❫


METÍ LAS MANOS DENTRO de los bolsillos delanteros de mi pantalón, mirando con vergüenza mis pies mientras caminaba, con la cabeza agacha, pero muy a la par del señor Jeon, quien más allá de lucir molesto o decepcionado, lucía preocupado. Yo, por otra parte, me sentía imposiblemente más mortificado.

 
—Uhh —aclaré mi garganta, deteniéndome un momento para poder darle la cara—. Yo...uhm, simplemente me gustaría agradecerle...otra vez, por todo, estoy muy, muy agradecido.

  
Sabía que él amablemente me había ofrecido su ayuda, y había sido muy insistente al respecto, había dicho que si algo sucedía, cualquier cosa, no dudase en llamarlo. Él incluso me había dado su tarjeta y su número privado, sin embargo, lo más probable era que él no esperara que lo contactara, no realmente, o al menos no tan pronto. Y la verdad, si hubiera tenido otra opción, no lo habría hecho...pero así estaban las cosas.

  
—¿Puedo saber por qué razón pasaste la noche en la calle en lugar de ir a tu casa? —preguntó finalmente aquello que había estado deseando saber desde el primer momento.

  
Mi primera reacción al escuchar sus palabras fue la de rascar con cierto nerviosismo mi nuca, al mismo tiempo que trataba de, a toda costa, evitar su mirada. No me sentía cómodo hablando sobre todo esto, pero sabía que después de todos los dolores de cabeza que le estaba causando al pobre hombre, darle explicaciones era lo mínimo que podía hacer.

    
—No pude entrar —contesté vagamente, encogiéndome de hombros—, perdí mis llaves.

 
Mentí, porque me sentía avergonzado, me sentía terriblemente avergonzado de todo esto. Avergonzado de no tener un lugar a donde ir. Avergonzado de no tener a nadie a quien recurrir.

  
Taehyung —suspiró el señor Jeon, de un modo que demandaba respuestas—. ¿Por qué después de la audiencia no regresaste a casa, hm?

 
—Porque no tengo una casa —manifesté con simplicidad, no había nada ahí para mí—. Ese lugar no es mi casa, nunca lo ha sido.

 
Yo no tenía
nada.

  
—¿Y cuál es tu plan? —cuestionó, cruzando sus brazos sobre su pecho, mirándome con atención—. ¿Qué es lo que pretendes hacer ahora? porque yo supongo que tienes algo mucho mejor en mente que el quedarte vagando por las calles.

 
—Con todo respeto, señor Jeon —comencé, rápidamente sintiéndome a la defensiva, pues tenía un buen punto, la cosa era que aún no estaba listo para enfrentar esa triste realidad—, pero no creo que necesite saber eso. Agradezco su ayuda, en verdad lo hago, pero de ahora en adelante yo veré cómo soluciono mis problemas, no volveré a molestarlo, lo siento.

  
Por supuesto que la situación no se veía beneficiosa ni mucho menos fácil para mí, pero en cualquier caso, cualquier cosa era mejor que regresar a ese lugar, hasta dormir en la calle.

  
—No se trata de eso, Taehyung, simplemente trato de ayudarte —se explicó, y eso lo sabía, él era una buena persona, pero no era tan sencillo, él podía tener buenas intenciones, pero las cosas para la gente como yo nunca eran fáciles—. Puedo hacerlo, si tú me lo permites.

  
Ofreció, pero no pude tomar en serio sus palabras, ¿qué podía hacer él por mí? sólo había una cosa que necesitaba ahora y era la única cosa que podía serme de ayuda, pero no creía que él pudiera dármela, ni él ni nadie por el momento.

   
—Gracias, señor Jeon, pero no puede.


—¿Quieres apostar? —replicó con mucha confianza—. Porque estoy seguro de que te equivocas.


—¿Quiere ayudarme? —pregunté, con una pequeña y deshonesta sonrisa en mis labios, no muy esperanzado, él asintió—. Entonces ayúdeme a conseguir un trabajo, eso es lo único que necesito.

  
Había pasado las últimas tres semanas tratando de conseguir —sin éxito— un empleo. Había hecho llamadas, ido a entrevistas, incluso buscado en periódicos, pero nada. Y si no había conseguido uno antes, podía estar seguro de que no lo conseguiría ahora, no después de lo sucedido, mucho menos considerando el desafortunado hecho de que el escándalo era aún tan reciente que básicamente se encontraba en boca de todos.

 
—¿Y qué es lo que sabes hacer? —preguntó él, recordándome que en ese ámbito yo no tenía nada de experiencia—. ¿Has trabajado antes?

 
Su pregunta me sobrecogió de cierta manera, porque no, nunca había trabajado, al menos no en trabajos reales, pero no porque no hubiese querido, sin embargo, no quise ahondar en detalles, así que me limité a negar con mi cabeza.

  
—¿Sabes algo sobre jardinería? —preguntó esta vez, sospechosamente interesado—. Ya sabes, ¿regar las plantas, limpiar la piscina? ese tipo de cosas.

 
Nunca lo había hecho, pero ¿qué tan difícil podía ser? me encontraba desesperado, en este momento no podía ser exigente, aceptaría lo que fuera.

  
—Puedo aprender —repliqué, sintiéndome un poco aturdido. No quería emocionarme antes de tiempo, pero...

 
—¿Sí? —insistió, tratando de asegurarse de que hablaba en serio—. Muy bien, eso es todo lo que necesito. Estás contratado.

 
¿Huh?
¿Qué?
Era una broma.


Mi ceño se frunció inmediatamente después de oír sus palabras, lo miré con recelo, pues por un segundo juré haber escuchado mal. ¿Cómo podía decir algo como eso tan a la ligera? me refería a que, sabía que el señor Jeon tenía dinero, eso era evidente, pero dudaba que tuviese el poder de ir por el mundo ofreciendo empleos, ¿o sí?

  
—¿Está bromeando? —pregunté finalmente, entrecerrando mis ojos con incredulidad.

  
—No —contestó, con semblante serio—. Nada de bromas, mi esposa y yo llevamos un tiempo buscando a alguien que pueda encargarse del patio, mi hijo menor trató de mostrarnos sus habilidades de jardinería el otro día e hizo un desastre.

   
Explicó sin más, encogiéndose sutilmente de hombros, como si no fuera la gran cosa. Yo permanecí de pie ahí, perplejo en mi lugar, sin permitirme confiar del todo en sus palabras. Temía que fuese demasiado bueno —y demasiado fácil— para ser verdad.

   
¿Por qué estaba haciendo todo esto?


No tenía sentido, no tenía porqué ayudarme, no tenía porqué hacer absolutamente nada de esto, mucho menos por mí, no lograba entenderlo. Me resultaba difícil de creer que alguien pudiese ser así de bueno y caritativo.

   
—¿Eso es todo lo que traes? —indagó, percatándose de que traía conmigo solamente una mochila—. ¿No tienes más equipaje?

  
Ah, había sido afortunado de sacar lo esencial, pensé, considerando el hecho de que prácticamente había sido sacado a patadas de aquel lugar. Tal vez no era mucho, pero era mejor que nada, así que sin darle muchas vueltas al asunto, le enseñé mi mochila, indicándole que sí, que efectivamente eso era todo lo que traía conmigo.

  
Él asintió, volviéndose hacia la dirección en donde se encontraba estacionado su coche exageradamente lujoso, ¿los abogados ganaban tanto dinero? me pregunté.


—De acuerdo, entonces ven conmigo —dictaminó sin más, encaminándose tranquilamente hacia su coche. Yo permanecí quieto en mi lugar, sin poder ocultar mi confusión, no sabía cómo reaccionar ni qué carajos hacer, pero entonces él se volvió hacia mí y sin aceptar reproches, ordenó—: Apresúrate.










🥀













 
❪ ❛ KIM TAEHYUNG ❜ ❫

 
MIS MANOS ESTABAN sudando, no recordaba haberme sentido más nervioso en el pasado. Nervioso, aunque tal vez la palabra abrumado sería mejor para describir mi estado.


El señor Jeon se encontraba manejando con tanta naturalidad, tarareando felizmente la canción de la radio y dándole suaves golpecitos al volante, siguiendo el ritmo de la música, mientras que yo sólo podía pensar en que parecía haber entrado a una dimensión desconocida.

   
Transitábamos por una calle que se encontraba rodeada de las casas más grandes y suntuosas que había visto. Todo aquí se veía lleno de vida. Los jardines de cada residencia parecían una verdadera obra de arte, y cada vivienda parecía ser más ostentosa y magnífica que la anterior, era algo asombroso de ver.

   
—Ya estamos por llegar —me informó, girando el auto en dirección izquierda.

  
Vaya —dejé escapar, estaba alucinando—. Imaginé que tenía dinero —comenté, observando como parecíamos ir directamente a la más espléndida y exuberante residencia de por aquí, y eso era decir mucho—, pero no creí que fuera tan...rico.

   
Estaba bastante seguro de que ni siquiera trabajando toda la vida podría conseguir el dinero suficiente para vivir en este sector, pensé. Era demasiado para la realidad de cualquier persona, esta clase de vida la experimentaban muy pocos, podía suponer que sólo los más afortunados.

  
En fin, el señor Jeon soltó una divertida carcajada al escuchar mi comentario y procedí a verlo negar con su cabeza.

  
—No lo soy —aseguró, conforme consigo mismo—. La familia de mi esposa sí lo es, ellos son...asquerosamente ricos.

 
Me contó, deteniendo cuidadosamente el coche, estacionando justo afuera de la gran mansión. Demonios, era una casa increíblemente intimidante.

 
—De acuerdo, Taehyung —dijo, quitando su cinturón de seguridad—. Acompáñame. Debo arreglar unos cuantos detalles primero con mi esposa, pero puedes esperar en la sala.

   
Me explicó superficialmente, yo me limité a asentir, y en cuanto él se bajó del auto, yo me apresuré en imitar su acción. Sinceramente, era sencillo sentirse fuera de lugar en sectores como este, incluso los muros y la cerca que rodeaba la mansión parecían costar más que yo, de esa manera era bastante fácil sentirse insignificante, pero traté de no prestarle mucha atención a ese sentimiento. Estaba aquí porque se me estaba ofreciendo una oportunidad de trabajo, eso era la único que me importaba.

  
Caminé justo por detrás del señor Jeon en todo momento, no queriendo alejarme, asombrado con cada cosa que veía y no poniendo especial atención a las preguntas que él me hacía. Cuando finalmente nos detuvimos en lo que yo supuse era la sala, tuve que contenerme para no demostrar lo fascinado que me sentí con todo el espacio. Esta casa parecía un jodido sueño.

  
—Muy bien, puedes tomar asiento aquí —me indicó él con una afable sonrisa en el rostro—. Yo volveré en...¿se puede saber por qué diablos no estás en la escuela?

  
Cuestionó él señor Jeon cuando de pronto, de la nada, Jeongguk salió por una de las puertas, mordiendo un sandwich y con un vaso de leche en su otra mano. Recién entonces yo advertí que el señor Jeon era padre de ese Jeongguk. Yo conocía al chico, nunca habíamos hablado, pero estudiábamos en la misma escuela, él era el chico del cual todos querían ser amigos, y no precisamente porque fuera el más amable, había escuchado muchas veces que su familia era, justo como dijo su padre, asquerosamente rica, eso atraía a muchas personas.


—Estoy enfermito —replicó el chico, tratando de sonreírle inocentemente a su padre—. Ya, no me mires así, mamá dijo que me quedara. Hola, por cierto, he escuchado mucho sobre ti —esta vez se dirigió a mí, y lo hizo con una sonrisa, nunca lo había visto sonreír, en la escuela siempre lucía...apático, pero ahora incluso me tendió su mano—. Es un gusto.

 
—Uhh...sí, digo, uhm, el gusto es mío —acepté su mano y la sacudí suavemente.


—Si te aburres con papá, ven a jugar videojuegos conmigo —ofreció, tenía una sonrisa que lo hacía ver como un niño pequeño—. No es divertido jugar solo.


—No todos son vagos como tú, niño, algunos tienen cosas más productivas que hacer —dijo su padre, volviéndose a mí—. Pero puedes ir a jugar con él cuando acabemos aquí.


¿Qué?
¿Podía?


Jeongguk me guiñó un ojo y comenzó a dirigirse hacia la gran escalera. —Cuando termines, sube, es la última habitación al fondo.


¿Vale? estas personas no eran nada como yo creía que eran. ¿Por qué el señor Jeon me permitiría siquiera...? ah, como sea, no iba a distraerme.

 
—Bueno, como te decía —prosiguió el señor Jeon—. Yo iré a hablar con mi esposa, tú ponte cómodo, volveré enseguida.


—De acuerdo —asentí, un poco más cohibido, echándole una disimulada mirada a mi alrededor—. Esperaré aq...

 
—Muchas gracias por la oportunidad, señora Jeon —fui interrumpido repentinamente—. Me siento realmente halagada, le prometo que no se arrepentirá.

   
Una de las puertas que conectaba al gran salón se abrió levemente, llamando la atención del señor Jeon y la mía. Era una voz indiscutiblemente femenina y por alguna razón se me hizo extrañamente conocida, sin embargo, no le presté mucha atención hasta que la puerta se abrió completamente y nos dejó ver a la dueña de esta, energética y entusiasta.

  
Mi corazón dejó de latir instantáneamente cuando me percaté de quien se trataba y mi primera reacción fue la de voltearme e inmediatamente agachar la cabeza. Ah, que patético.


Pero...agh, mierda.
Mierda, mierda, mierda.
¿Por qué carajos me pasaban estas cosas?

 
—Oh, señor Jeon —dijo ella, y aunque no podía verla, podía jurar que estaba sonriendo—. Muy buenos días, como siempre, es un gusto verlo.

  
—Lo mismo digo, Dani —saludó él—. ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿estaban viendo los detalles del evento?

    
—Así es, pedí permiso en la escuela para encargarme de los últimos detalles, pero debo regresar antes de mi examen —explicó brevemente, ignorando mi presencia, como siempre.

 
—No te detengo entonces —dijo el señor Jeon a modo de despedida—. Tengo que hablar con mi esposa, pero nos vemos en el evento. Taehyung, por favor, toma asiento.

  
Indicó el señor Jeon amablemente justo antes de entrar a la habitación de la cual Dani había salido, cerrando la puerta detrás de él y provocándome querer desaparecer de este plano ante la simple mención de mi nombre.

 
Era una casa inmensa, pero no había ningún lugar en donde poder esconderme. Maldita sea, como si pasar la noche en la calle y la mañana en la comisaria no hubiese sido suficiente.

  
—¿Taehyung? —escuché a mis espaldas la curiosa voz de Dani, quien al no conseguir ninguna reacción ni respuesta de mi parte, se movió sobre sus pies hasta quedar justo frente a mí, obligándome a enfrentarla—. Ah, Kim Taehyung —dijo esta vez con inequívoca diversión.

  
Bien, al diablo. No tenía ningún lugar a donde huir, así que sólo me quedaba hacerle frente. Erguí mi espalda, alcé la cabeza y traté de no morir.

    
¿Cuáles eran las malditas probabilidades de encontrármela precisamente aquí, huh?

  
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, enarcando una de sus cejas y posicionando ambas manos en su cintura.

  
Dani estaba usando su uniforme escolar, llevaba el cabello suelto y se veía tan condenadamente bonita que tuve problemas para concentrarme. Dios, aún no terminaba de comprender el efecto que tenía en mí, pero en situaciones como esta, me resultaba bastante irritante, no podía ser más inconveniente, sufría de taquicardia cada vez que me hablaba, definitivamente tenía problemas. La chica me miraba como si fuera la basura en sus zapatos y yo sólo podía pensar en lo preciosa que se veía ¿qué tan patético podía llegar a ser?

   
—¿Y bien? —insistió impaciente, ¿cuál era la pregunta?

  
Estar frente a Dani nunca había sido sencillo para mí, usualmente tenía que hacerme la idea antes de verla para no quedar como un idiota, al menos más de lo usual, pero por supuesto que no me esperaba verla ni aquí ni ahora, así que mi cerebro no estaba funcionando correctamente.

     
—Uh, yo...¿qué? —repliqué finalmente, tratando de enfocarme.

 
—¿Que qué haces aquí? —repitió lentamente, como si estuviese hablando con un niño pequeño—. No me estarás siguiendo, ¿verdad?

 
Claro.
¿Por qué no me sorprendía que esa fuese su deducción?

   
Desde que Dani descubrió mis sentimientos por ella, jamás los tomó en serio, eso no era algo nuevo, usualmente sólo los utilizaba para torturarme y reírse de mí. Yo era el tonto que se lo permitía.

   
—Aunque no lo creas, mi vida no gira en torno a ti, tengo cosas mucho más importantes que hacer y de las cuales preocuparme —repliqué.

  
—Ah, ya lo creo —se rió—. Estabas con el señor Jeon, así que supongo que eres su nuevo caso de caridad.

  
Sutileza, Dani definitivamente no conocía esa palabra, o al menos no le interesaba hacer uso de ella conmigo, aunque no me importaba, sabía cómo era, o al menos como fingía ser, hacía bastante tiempo que había dejado de tratarme con cortesía, así que no esperaba que comenzara a hacerlo ahora, sin embargo, no pude evitar sentirme incómodo ante la mención de las palabras "caso de caridad", no comprendí a qué se refería, pero imaginé que no era bueno.

   
—¿Nuevo caso de caridad? ¿qué se supone que significa eso? —cuestioné, sintiendo mi ceño fruncirse en confusión.

  
Dani chistó su lengua y me dedicó una mordaz sonrisa. Y la verdad, no esperaba nada bueno después de eso.

  
—Todo el mundo sabe que te metiste en problemas, Taehyung, es de lo que todos hablan —explicó superficialmente, encogiéndose de hombros—. Puedo suponer que fue el señor Jeon quien te sacó de ese problema, ¿no? —su pregunta fue más bien retórica, así que no me molesté en responder—. No me sorprende, le gusta ayudar a todo el mundo, y afortunadamente para ti, su corazón se ablanda con chicos como tú.

 
Chicos como yo, claro. No conocía la historia del señor Jeon, tampoco sabía cuáles eran sus intenciones, pero quería creer que eran buenas. Él había sido de gran ayuda y hasta ahora, era de él quien había recibido más apoyo, ni siquiera mi madre había estado ahí para mí como lo había estado él, y por eso siempre estaría agradecido.

  
No me arrepentía de lo que hice, pero tampoco me sentía orgulloso de ello, sabía que las cosas no serían sencillas de ahora en adelante, era consciente de que las personas ahora se sentirían con el derecho de juzgarme, y era jodido, todo esto lo era, pero se me estaba dando una oportunidad aquí, y no me sentiría mal ni avergonzado por tomarla.

   
—Pasaste de ser un perdedor a ser un delincuente sorpresivamente rápido —bromeó Dani, pero escucharla referirse a mí como un delincuente se sintió como un puñetazo en la cara.

 
Asombroso.
Mi día definitivamente no podía ir mejor.

  
Ni siquiera quería imaginar cómo sería todo al regresar a la escuela, y eso en caso de que pudiera regresar. Sólo había una razón por la cual yo me encontraba matriculado en esa escuela de niños adinerados, y no era por mérito propio, así que las probabilidades de que pudiera volver ahí eran básicamente nulas.

    
—Aunque —agregó Dani, frunciendo brevemente sus labios—, debo admitir que cuando escuché sobre lo sucedido, me vi en la obligación de ponerme de tu lado.

  
La vi removerse incómoda en su lugar al hacer aquella declaración y yo procedí a escucharla con atención. Honestamente, no esperaba que ella, ni que nadie en realidad, pensara que lo que hice estuvo bien, porque no lo estuvo, sin embargo, esperaba que al menos algunos pudieran entender porqué lo hice, que aunque sea algunos pocos pudieran comprender por qué llegué a ese extremo. Había actuado impulsiva y arrebatadamente, sí, pero estaba seguro de que cualquiera en mi situación habría reaccionado de la misma forma.

   
—Ese padrastro tuyo se merecía una paliza —espetó finalmente, desviando la mirada—. Es un idiota.

  
Podía imaginar que no era fácil para ella decir aquello, eso estaba claro, ser comprensiva conmigo no era una actuar recurrente en Dani, por eso parecía que estaba a punto de comenzar a arrancarse la piel.

  
—Sí —estuve de acuerdo, observando como sus mejillas comenzaban a tornarse más rosadas—. Lo es.

  
Siempre lo había sido. Era prepotente, irrespetuoso y holgazán, y se creía que por tener un poco más de dinero era alguna especie de ser intocable. Le gustaba presumir y jactarse de sus inexistentes cualidades y sólo era generoso con los demás cuando era conveniente para él y para su imagen. Me obligaba a utilizar ropa de marca y asistir a un colegio de niños ricos sólo para mantener las apariencias. Debíamos jugar a la familia feliz sólo para su beneficio, pero la realidad era muy diferente.

  
—Como sea, yo...uh, ya debo regresar a clases —anunció, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja—. Tú deberías hacer lo mismo.

  
Por supuesto, porque me moría de ganas de ser reprochado y humillado por sus adorados amigos.

   
—No volveré a la escuela —aseveré, sin importarme mucho en realidad—. Al menos no a esa escuela así que debe de ser tu día de suerte.

  
Nunca me había sentido cómodo o como si perteneciera a ese lugar de todos modos, así que no era una gran perdida para mí. Dani frunció el ceño y me miró evidentemente confundida. —¿Qué quieres decir?

    
—Siempre dijiste que odiabas ver mi cara por los pasillos, ¿no? —cuestioné muy a mi pesar, con un pequeño y falso atisbo de sonrisa en mis labios—. Pues ya no tendrás que hacerlo.

  
Dani abrió la boca para protestar, pero volvió a cerrarla abruptamente antes de decir algo que tal vez no deseaba decir. Sentí el intenso escrutinio de su mirada y por un instante creí que iba a atravesarme por la intensidad con la que sus ojos me estaban viendo. ¿Qué le pasaba? Me esperaba una reacción completamente diferente, incluso podía escucharla chillar felizmente en mi cabeza. Enarqué una de mis cejas, esperando alguna hiriente declaración o algo. Dani pareció morderse la lengua, pero finalmente y con la más falsa de sus sonrisas, preguntó:

  
—¿Estás diciendo que finalmente, después de tantos años, me libraré de ti? ¿Acaso el universo ha escuchado finalmente mis plegarías? —expresó, célebre.


Ah, ahí estaba. Mordisqueé mi labio inferior y traté de ignorar la presión que sentí en el pecho al escuchar el júbilo en su voz, y casi por instinto fue que desvié la mirada. Bueno, no esperaba menos de ella.

  
—Gracias por darme las buenas noticias —prosiguió, sonriendo abiertamente—. Has hecho mi mañana inmensamente más feliz.

  
Dijo Dani en un suspiro y entonces yo me percaté de como poco a poco su sonrisa comenzaba a reflejarse en sus ojos.

  
—Bien —murmuré, si mi desgracia era su felicidad, entonces permanecería infeliz—. Lo que sea para hacerte feliz.

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