Capítulo 8 "Valimiento"

    Al día siguiente había un montón de patrullas de policía enfrente de la comisaría, analizando y tratando de encontrar el fallo que me permitió fugarme. A bote pronto, parecía tratarse de un fallo humano. Sin embargo, no estaba claro y Amanda Waller estaba allí para averiguarlo. Selina y Gordon también se encontraban en la escena del crimen. Estaban increíblemente sorprendidos por lo que había ocurrido, pero sobre todo preocupados por lo que su superiora pensara de la situación.

    Atentos a la llegada de Waller desde la entrada principal de la comisaría, Jonathan Crane se aproximó a ellos para advertiles:

    —Waller quiere hablar con vosotros —con un tono de sobre aviso.

    Entonces la observaron de cerca. Expulsaba humo por sus oídos al verles a través del cristal y es que parecía realmente enfada con ambos.
Así que, reunidos en el despacho del comisario escucharon a su superiora con suma atención.

    —¿Cómo ha podido pasar esto? —pasmada ante ellos—. Quiero saber qué ha pasado —cruzando sus brazos.

    Avergonzada, Selina se mantenía con sus brazos en jarras y apoyada en la mesa del despacho mientras Gordon se mantenía sujeto a uno de los asientos.

    —La interrogamos horas antes de que pasara —confesó Gordon cabizbajo.

    —¿Sin mí supervisión? —exclamó Waller, asustada.

    Debido al silencio incómodo, Selina intentó ayudar a su superior y, aunque pudiera parecer increíble, en tan poco tiempo ya lo había aceptado como a un amigo. Pues desde hace poco parecía entender más a Gordon, ya que se había puesto en su piel.

    —Ella nos habló sobre un tal Pingüino —dijo—. La tuvo retenida durante el tiempo que estuvo desaparecida en Gotham y El Joker la estaba buscando.

    Aún así, no hubo respuesta de nadie y Selina no supo que más decir. Tenía miedo de ser despedida. Ella necesitaba el dinero para continuar con su vida, no podía perder ese trabajo por nada del mundo.

    —Vamos a ver, ¿me estáis diciendo que habéis interrogado a la criminal más peligrosa de Gotham sin el consentimiento de vuestra titular? —les preguntó Amanda.

    Kyle respiró varias veces, llevó su mirada hacia Gordon y continuó sincera para contestar a Waller:

    —Eh...

    —Todo ha sido culpa mía —la interrumpió James antes de que dijese nada—, Selina solo ha recibido órdenes.

    Pero ella tampoco quería librarse del problema. También había estado trabajando en el caso y ella misma fue quien interrogó a Harley. Por ende, ella se sentía culpable de todo lo que había pasado.

    —Comisario... —intentó hablar Selina.

    —No —mas él volvió a interrumpirla—. Asumo toda la responsabilidad y, en verdad, lamento mucho esta situación —mirando de refilón a Kyle. No con pena, sino con agradecimiento.

    —Por Dios, Gordon, con todos los años que llevamos trabajando juntos jamás le había visto tan descentrado —le hacía saber Amanda, totalmente decepcionada—. Y te lo he dicho una y mil veces, su trabajo consiste simple y llanamente en encontrar a los malos, esposarlos y enviarlos a prisión. Luego soy yo la que decide qué hacer con ellos, no vosotros, ni ninguno de los miembros del cuerpo de policía.

    Entonces ambos se callaron y escucharon con pelos y señales aquello que Waller quería transmitirles, azorada.

    —¿Sabes de qué manera me salpicará esto? —enfurecida—. ¿Cómo explico yo que Harley Quinn, una de las criminales más peligrosas de Gotham ha escapado? Ahora mismo, estamos en boca de todos y este fallo nos va a costar caro —haciendo una pequeña pausa para tomar aire—. Nadie se siente protegido después de esto. Anoche hubo varios muertos, hombres que se encuentran gravemente heridos e incluso Quinn ha acabado con la vida de uno de los prisioneros.

    Tras esto, daba un golpe en la mesa con el que asustaba a Selina y a Gordon.

    —¡Es que no solo estamos hablando de una delincuente, joder! —aunque intentaba tranquilizarse tras ver la cara de ambos—. Estamos hablando de una mujer que se ha convertido, posiblemente, en la futura villana de esta ciudad.

    Kyle miró el suelo y asintió con su cabeza para calmar el ambiente.

    —Lo sabemos —añadió después, pero... nosotros lo hicimos con nuestra mejor intención.

    —Usted no tiene la culpa, comandante —la hizo saber Amanda—. Estaba bajo la supervisión del comisario. Él fue quien debió detener todo esto antes de que ocurriera nada.

    Entonces Gordon tragó saliva y oyó a Waller:

    —Entiendo por lo que está pasando, pero esto no justifica su actos, comisario. En mi opinión tendría que haber sido más profesional con La Dr. Quinzel.

    Tras esto, Selina no pudo mirarlo. Amanda estaba a punto de descubrir algo que Kyle había estado haciendo sin que James lo hubiese consentido.

    —Sí, he leído los informes de la comandante —comentaba Amanda—. También sé que Harleen no estaba bajo la misma supervisión que el resto de presos. Algunos de los heridos lo han confesado.

    Después, Waller lo observaba con tristeza y sintió lástima por las palabras que decidió transmitirle a James:

    —Siento mucho decirte esto Gordon, pero quedas temporalmente suspendido de tu puesto. No puedo dejar que interfieras en este caso —haciendo una pausa—. De ahora en adelante, Selina tomará tu cargo y, por tanto, también tus obligaciones. Ella se encargará de todo durante tu ausencia.

    De hecho, Amanda no esperó a que Gordon digeriera la noticia. Simplemente se volteó hacia Selina y la avisó antes de irse.

    —Espero buenas noticias pronto, comandante —amenazante.

    Sin embargo, la ida de Amanda no supuso un alivio para ambos. Gordon sentía que Selina le había traicionado.

    —Gordon yo... —al no saber que decirle.

    Se acercó a James para consolarlo, mas él no quería ni verla. No después del detalle que había tenido con La Agente Waller.

    —Lo siento mucho —destrozada.

    James se apartó molesto y caminó hacia la puerta. Allí se detuvo y, enojado, la dijo frustrado.

    —Espero que al menos tú puedas encontrarla —refiriéndose a la villana.

    Después de aquello, Gordon abandonó la comisaria, dejando así toda la responsabilidad de los casos abiertos a Selina, la única chica en la ciudad que podría encontrar la manera de atrapar al payaso que estaba causando tantos problemas.

    Esa misma mañana, la prensa ya estaba redactando la nueva información sobre la fuga de la novia del Joker. E incluso salió por la televisión.

    —Harley Quinn y el Joker protagonizaron otra de sus fugas conjuntas en la que esta vez ella ha sido liberada por el que muchos ya han catalogado como el villano del momento —decía la presentadora—. Algunos de los trabajadores afirman que Harley podría haber estado solo bajo control policial y no bajo detención como debería haber sido mantenida durante el trámite de su sentencia. Se sabe que El Comisario James Gordon fue quien estuvo bajo su supervisión, quien meses antes había sido prometido de Harleen Frances Quinzel, la supervillana a la que Gotham conoce como Harley Quinn. James Gordon ha sido suspendido de su puesto por el momento y ahora mismo se encuentra en arresto domiciliario por desacato a sus obligaciones como miembro del cuerpo policial.

    Y mientras que Bruce veía el telediario, se empapaba también de las noticias que había impregnadas en el periódico que leía al mismo tiempo que desayunaba un café con churros.
Alfred se aproximaba a él al aparecer de una de las habitaciones de la tenebrosa mansión y le decía:

    —Señor Bruce. Aquí estoy, tal y como me pidió.

    Bruce tomaba el último sorbo cuando contestó a su mayordomo.

    —Estupendo, Alfred —haciendo un inciso con su dedo índice—. Llamaré a mis pupilos —refiriéndose a los chicos a los que quería contratar por sus maravillosos inventos.

    Sin embargo, Alfred pensó en comunicarle aquello que se le pasó por la cabeza. Era su deber como tutor, educarle antes de que pudiese hacer alguna tontería. Pues así era como sus padres lo habrían querido.

    —Señor. No soy quien para decirle nada, pero su padre siempre aceptaba todos los consejos que le daba y creo que debería pensar en si esto realmente le ayudará.

    Bruce tomó valía para mirarle a los ojos y con fuerza de voluntad admitió que no solo estaba a punto de hacer aquella locura por sí mismo, sino por el futuro de la ciudad.

    —Espero que sí, pero independiente de ello, creo que a Gotham tampoco le vendrá mal tener a un justiciero. Al fin y al cabo, ¿alguien tendrá que detener a los malos, no?

    Mas no solo Bruce estaba al tanto de las últimas noticias de los nuevos villanos. Otros rostros ocultos que pronto se darían voz entre la multitud soñaban con convertirse en lo que hoy en día era yo, una famosa y poderosa mujer fuerte a la que nada ni nadie le osaba decir qué tenía que hacer.

    Pamela Lillian era uno de estos rostros. Escondida entre las cuatro paredes de su cuarto observaba por redes sociales como El Joker y yo nos hacíamos con el control de todos nuestros seguidores. Pequeños y jóvenes adolescentes inocentes a los que "J" lavaba el cerebro en cada vídeo que subía a internet. Pero sobre todo la encantaba ver mis fotos y sentía que, por lo menos, viendo aquello conseguía olvidarse de Kate. A pesar de ello, no podía quitarse de la cabeza la idea de que ambas podrían haber sido pareja. Pamela lamentaba cada segundo que Dick hubiera sido su compañero de clase en la universidad y reconocía que aquellos celos que sentía no le hacían bien. Aún así, ella no entendía por qué la vida tenía que ser tan injusta, pero lo que no iba a darse era por vencida. Deseaba encontrar aquello que nunca había tenido por encima de todo y sería con la mujer a la que amaba.

    En ese momento llamaron a la puerta abierta de la habitación. Era Kate y esperaba poder hablar a solas con Lillian. Esta última se quitaba sus auriculares y se mantenía sentada en la cama, esperando la llegada de Kane.

    —Pamela, ¿qué te pasa? —la decía Kate—. Estás como... distinta. ¿Te ha ocurrido algo?

    Entonces, Pamela observaba en la pantalla de su móvil una de mis últimas publicaciones. En esta exigía "LIBERTAD", una palabra que a mí me gustaba utilizar demasiado, tanto que algunas personas lo definirían como "libertinaje".

    —No —la contestó absorta al pensar en los muchos proyectos que tenía en su cabeza.

    Durante estos días había estado haciendo algo ilegal y poco convencional. El laboratorio que se había montado en su propio dormitorio no tenía nombre ni lugar. Estaba fuera de lo que realmente se podía hacer en una casa normal y Kate empezaba a tener miedo de que Palema pudiera llegar hacer alguna locura.
Por lo que, después de responderla con una contestación tan vaga, Kate osó mirarla el móvil. Momento en el que Pamela pasó de página rápidamente para que la chica no llegara a ver la foto de la payasa del crimen. Obviamente, Kate se dio cuenta de ello, mas también pudo percatarse de la publicación que apareció después.

    —Espera —le dijo a Pamela mientras sujetaba su celular firmemente—. ¿Este no es... ?

    Había aparecido una foto de su tío, El Comisario Gordon, y con ella una noticia nueva en la que informaba de su arresto domiciliario, así como de su suspensión laboral.
Es por ello que Kate decidió hacerle una visita.

    Pero eso no fue todo. Aquel mismo día, Selina decidió hacerse con todo el control de la comisaría por el bien de Gotham. Así que, mientras los obreros arreglaban los destrozos que produjo El Joker, ella se hizo con todos y cada uno de los informes de los casos que había llevado James hasta entonces. Incluido el de Martha y Thomas Wayne.

    Sin embargo, anonadada por todos los problemas que acarreaba la ciudad a sus espaldas, continuó investigando más acerca de todo lo que había leído y decidió entrar en el despacho de Gordon. Si quería conocer hasta la última pista que había encontrado él, tenía que trabajar a la par y desde el mismo punto de partida. Mas, hizo un pequeño inciso en la búsqueda cuando abrió los cajones de su escritorio. Allí dio con uno de los archivos que habían encontrado en la vivienda de Harleen y la sorprendió con creces, pues dichos papeles estaban separados de cualquier otros. Parecían importantes y es que su interior era valioso. Al leerlo, Kyle pudo entender más cosas sobre ese payaso. Quinzel había descubierto taras oscuras sobre su pasado y todo estaba plasmado en esos folios. De hecho, Selina empezó a pensar que Bruce podría tener razón. Aunque, dejando esto a un lado, la comandante dejó de confiar tanto en Gordon. Si había estado ocultando aquello, qué más secretos podría haber estado escondiendo.

    Mientras, Dick y Kate llegaban en moto al portal en el que vivía el comisario. Ella se bajaba del vehículo rápidamente y se quitaba el casco al mismo tiempo que salía corriendo hacia el interior del edificio. Entonces, en ese mismo momento Grayson recibió una llamada.

    —¿Vienes? —nerviosa.

    —Ve subiendo, ahora te veo.

    Tras esto, él cogió la llamada mientras aparcaba la moto con cuidado y Kate subía las escaleras sin apenas mirar los escalones que pisaba. Llamó al telefonillo y esperó a que su tío le abriese la puerta.

    —Tío. Acabo de enterarme —casi sin respirar—. Yo no sabía...

     —No te preocupes —la hacia saber él, despreocupado—. No dije nada, así que todo salió a la luz esta mañana.

    Estaba desmotivado, como si le hubieran quitado las ganas de vivir. Estaba claro que mis modales en la comisaría no le sentaron bien.

    —¿De verdad fuiste... pareja? —le preguntó, con respeto—. ¿De Harleen?

    —Eh... sí —mientras se alborotada su pelo canoso—. Puede decirse que sí.

    La verdad es que se le veía avergonzado y Kate no supo que más decirle para animarle. Era una situción bastante jodida y dolorosa para las personas que la estaban sufriendo y Kate no quería hacerle más daño. Por eso, la llegada de Dick a ese piso le ayudó.

    —Buenas, ¿que tal? —saludó Grayson al no conocer a James.

    —Hola, ¿tú debes de ser Dick? —le decía después Gordon—. Kate me ha hablado mucho de ti.

    —Espero que todo bueno.

    Entonces ambos se rieron para mitigar el mal rollo y Kate se puso débilmente colorada. No la gustaba hablar de sus sentimientos o decir lo que pensaba de alguien y mucho menos que otros lo contaran por ella.

    —Siento mucho... todo —añadió Dick.

    Entonces Gordon le transmitió un atisbo de cercanía al crear una débil mueca en su sonrisa.

    —Gracias. Sois buena gente, pero no quiero que esto os salpique —les dijo con cariño—. No quiero que mis errores del pasado influyan en nadie más. Estaré en contacto con vosotros, pero intentar no pasar por aquí. No quiero que la policía os relacione con Harley Quinn.

    Dick dejó que ambos se abrazaran y se despidieran tranquilos. Pues después de aquello tenía una buena noticia que darle a Kate. Así que en cuanto Gordon cerró la puerta, Grayson la contó con quien había estado hablando.

    —¿Sabes quien nos ha llamado? —misterioso.

    —¿Quién? —pensativa.

    Se mantuvo por unos segundos callado hasta que soltó la bomba y Kate quedó paralizada.

    —Wayne —haciendo una pausa—. Quiere que le proporcionemos unos inventos concretos que vio para una prueba y si alguna empresa contacta con él, pues nos escribirá.

    Inmediatamente, Kate explotó de la emoción e, inconscientemente, le dio un fuerte abrazo al que completó con un beso en la mejilla. Dick se quedó sorprendido. Por nada del mundo había esperado aquella reacción y mucho menos el beso. La chica, avergonzada por su acción, se cologó el pelo detrás de la oreja y con la cabeza medio agachada caminó inquieta escaleras abajo. Sinceramente, a ambos le había gustado, incluido a Gordon quien estaba observándolos por la mirilla. Realmente estaba orgulloso de Kate.

    Además, los inventos no tardaron en llegar hasta las manos de Alfred, quien los recogió y los hizo llegar a su señor. Este último, oculto en su escondrijo secreto esperó al anciano, ansioso por ver con detenimiento si había sido buena idea crear aquello que estaban viendo ante sus ojos. Entonces, Bruce escuchaba a Alfred, deseoso de poder poner a prueba sus capacidades.

    —Creo que ya está todo listo, Sr. Bruce.

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