Capítulo 16 "El secuestro"
Aquella tarde cayó como un jarro de agua fría sobre la ciudad de Gotham. Una nueva villana había nacido para tomar el control de todas las plantas que la rodeaban y utilizar su fuerza contra todo el que amenazara su existencia. Parecía ser una criminal tan poderosa e imparable que la policía del municipio tuvo que llamar de urgencia a los servicios secretos para que dieran parte de un nuevo expediente abierto. Algo que a Selina y Gordon les pareció inédito.
James aparcaba el coche cerca de la ambulancia, la cual se encontraba cercada por una multitud curiosa de personas que pasaban por la zona. A los pies del edificio, los vecinos aparecían desde el portal pada saber qué es lo que había ocurrido mientras muchos otros observaban cotillas desde sus terrazas.
Entonces, Kyle bajó del vehículo para seguir los pasos de James.
—Supongo que tendremos que dejar a un lado nuestra visita a Los Wayne —comentó Gordon, al aire.
Selina observaba las enormes raíces ancladas al edificio y llevaba su vista hacia el piso donde todas ellas se introducían a través de las ventanas y la terraza del mismo domicilio.
—¿Qué habrá pasado aquí? —se preguntó a sí misma en voz alta.
Una policía de la zona se aproximó a ellos en cuanto supo de su presencia y les puso al día, más o menos:
—Comandante —saludando a ambos—. Los hechos sucedieron hace poco. Hemos requerido de su presencia porque sabemos que llevan el caso del Joker —explicó tranquila—. Nuestros hombres han leído su informe y han relacionado a la joven que secuestraron en Ace Chemicals con la mujer que agredió a la víctima de esta misma tarde.
Selina no entendió nada. "¿Víctima?", pensó ella. Aquí la víctima seguía siendo Pamela Lillian, aunque la policía que les estaba informando parecía hablar de ella como una criminal y esto mosqueó a Kyle.
—¿Víctima? —preguntó en voz alta esta última.
—Tal vez les interese saber lo que nos ha contado a nosotros —continuó diciéndoles, refiriéndose a dicha víctima—. También encontrarán material peculiar en el piso. Les deseo mucha suerte, agentes.
La mujer se despidió de ellos al agarrar amablemente la visera de su gorra e inclinó la cabeza en señal de respeto hacia sus superiores.
Entonces Selina y Gordon se desplazaron confusos hacia la parte de detrás de la ambulancia, desde donde se acercaron a la supuesta víctima de la que se había referido la policía. Se trataba de un muchacho vestido con ropa agrietada por las magulladuras de las enredaderas que lo habían tenido atrapado y su cuello dejaba al aire libre una grabe quemadura de tercer grado.
—¿Dick? —dijo Gordon de repente.
Selina juraría haber notado que James conocía a aquel chico. Aunque tal joven asustado y abrumado por lo que había visto ni siquiera se inmutó al mirarlos. Y a diferencia de Grayson, Gordon reaccionó al instante tras reconocerlo.
—Dick, ¿que ha pasado? —cercano, mientras se arrodillaba frente al chico afectado—. ¿Estás bien?
Con respiración agitada, Dick trató de tragar saliva para no crear estertores a la hora de comunicarle a Gordon lo que le había ocurrido a Kate esa misma tarde. Deseaba venganza, pero sobre todo esperaba que la policía pudiera evitar que algo malo la pasara.
—Se la ha llevado —confesó en voz baja.
Sus ojos transmitían terror y esto alertó a Gordon de que tal situación podría haberle salpicado a Kate.
—¿A quién se han llevado, Dick? —volvió a preguntarle el comisario, atormentado.
Intentó recomponerse y coger fuerzas para pronunciar aquellas palabras que tanto le constaba decir y les hizo saber:
—Pamela se ha llevado a Kate.
Ahora todo lo que les había contado la agente cobraba sentido. Realmente aquel muchacho confirmaba que Pamela Lillian había... ¿secuestrado a Kate Kane? Esa noticia afectó tanto a Gordon que la preocupación le hizo quedarse perplejo y su respiración se volvió casi inesistente. Su mirada perdida alertó a Kyle y esta se acercó a él para apoyarlo:
—Gordon, escúchame —poniendo una de sus manos en el hombro de James.
Pero el comisario no quería oír nada más. Tan solo quería despertarse de aquella pesadilla que parecía eternamente infernal y ver que todo lo que estaba pasando en la ciudad era una simple pesadilla.
Selina siguió los pasos de Gordon, apartándose de Grayson y los sanitarios de la ambulancia para hablar con más calma.
—Vamos a dar con ella, vale —intentándolo consolar—. Seguro que Joker está detrás de todo esto.
—No —la respondió medio ido—. ¿Para qué iba a querer a Kate?
La chica pestañeó preocupada varias veces. Entendía en qué situación se encontraba James y enterarse así de la desaparición de un ser querido era algo abrasador a la misma vez que aterrador.
—No lo sé —acabó admitiendo—, pero tenemos que encontrarla y eso es lo único que tenemos.
Gordon observó de lejos como la policía que les había atendido anteriormente se acercaba una vez más a Grayson para conversar y recordó en ese momento lo que les había dicho durante la charla.
—Lo único no —la hizo saber Gordon a Selina, misterioso.
Este último haría caso al consejo de la agente de policía y registraría el domicilio en el que residían los tres jóvenes en busca de alguna pista que le ayudara a saber qué es lo que ocurrió aquel día. Aunque, sin duda, había mucho que ver ahí arriba.
La puerta de la casa, reventada por la presión de las plantas, dejaba paso a un peculiar olor que inundó las fosas nasales de Gordon y Kyle. Ambos se adentraron en el salón, observando cada esquina y rincón que las raíces habían tomado como territorio cordial. La naturaleza se había abierto paso por todas las habitaciones, pero hubo algo que a ambos les llamó especialmente la atención. Asimilando varias fotos que había tiradas en el salón, podía saberse que Dick, Kate y Pamela convivían en aquella misma casa como compañeros de piso. Además, en una de las habitaciones repletas de frascos con sustancias químicas y recipientes de experimentación se exponía una foto de Kate y Pamela juntas. Por lo que ambas debían ser amigas.
—Da escalofríos —comentó Selina al percatarse de la espectacular existencia del laboratorio—. Dudo mucho que esto sea legal.
—Los agentes hablan... —añadía Gordon observando atentamente el rostro de la joven que aparecía con su sobrina en la foto—. Dicen que la gente que pasaba por aquí vio algo extraño. A una mujer... con poderes.
Selina se asomaba a uno de los frascos y se daba cuenta de los muchos potingues y plantas diferentes que había repartidas por toda la habitación. Veía libros que hablaban de botánica y montones de flores que adornaban la enorme mesa repleta de experimentos.
—Ciertamente, no soy mucho de creer en supersticiones, pero todo esto es muy raro —dijo ella haciendo una pequeña pausa—. Además, no dejo de darle vueltas a lo que nos ha dicho ese chico —refiriéndose a Dick—. ¿Y si Pamela cayó realmente en los tanques de ácido? Tal vez Joker no tiene nada que ver con todo esto.
—De verdad vas a creer que Pamela se haya convertido de la noche a la mañana en... una criminal —la contestó al no entender cómo Kate había podido desaparecer así como así—. Ella era la víctima.
—Yo no he dicho eso. Tan solo quiero que mires esto —entonces le señaló los frascos de colorines—. Es como si alguien hubiera estado creando un laboratorio autónomo desde cero... todo relacionado con plantas.
Ambos se miraron entre sí, preocupados.
—Entonces Pamela podría ser esa mujer de la que hablan —afirmó James.
Era aterrador pensar en aquello, pues si todas esas habladurías eran ciertas la justicia estaba a punto de enfrentarse a una fuerza sobre natural que les superaba con creces. Y si Pamela era realmente esa mujer de la que se refería Dick Grayson tenían que averiguar por qué había decido secuestrar a Kate, justo después de ser tomada por El Joker.
—Podría acompañar al chico al hospital, para ver si sabe algo más —le decía Selina a Gordon—. Pero no estaría mal saber qué se cuece en este laboratorio.
—Que la policía tome muestra de los frascos como hizo en Ace Chemicals —añadió él.
Mas Kyle no solo quería eso. Ella estaba segura de que Los Wayne escondían algo respecto a lo que había en Ace Chemicals. Tenía una corazonada de que esa fábrica tenía algo que ver en todo este caso y ella iba a averiguarlo. Sin embargo, después de lo que le pasó con Bruce Wayne, Selina no tenía muchas ganas de ir a verlo. Le parecía un cretino e hipócrita ricachón y no le daría hincapié a que se hiciera ilusiones con ella. Por eso le pidió a Gordon que lo hiciera él.
—Tu ve a hablar con el integrante de Los Wayne, haber si Bruce sabe algo sobre Ace Chemicals —le ordenó—. Necesitamos saber qué contienen esos tanques.
Así que de inmediato, ambos se pusieron manos a la obra con su plan y mientras Selina acompañaba a Dick en la ambulancia hasta el hospital, Gordon se disponía a dirigirse con su coche hasta la mansión Wayne.
El sol iba cayendo poco a poco para dejar que la noche tomara la ciudad de Gotham. Las gotas de agua comenzaban a caer con ternura al mismo tiempo que la luz del cielo se desvanecía para dejar paso a una oscuridad absoluta.
Los faros del auto iluminaban el único camino que llevaba a la morada de La Familia Wayne y, tras aparcar, el comisario observaba desde las vayas de la entrada la gigantesta casa de Bruce. Era, en gran parte, aterradora así como poco confortable. Sin duda, Gordon no la recordaba así.
Sus pasos lo llevaron hasta la puerta de la entrada, donde llamó al timbre y el mayordomo Alfred le abrió, aunque dejando solo un poco de margen para que pudiera hablar con él sin pasar al interior del hogar.
—Comisario Gordon —dijo Alfred nada más reconocerlo—. Que sorpresa verlo por aquí.
—Buenas tardes, siento molestar —respondió con respeto, pero sin dejar de ir al grano. Pues James deseaba encontrar a Kate lo antes posible—. Tan solo quería hablar un momento con el Sr. Bruce en persona, si me permite...
—Lo siento, no va a poder ser —le hizo saber al instante e interesado en que no pasara más allá del umbral de la puerta—. El Sr. Bruce está en un viaje de negocios.
—¿Y cuánto tardará en volver? —interesado.
El mayordomo frunció el ceño y se interpuso ante el agente.
—No se sabe —terminó respondiéndolo—. Nunca se sabe con certeza cuánto tiempo puede tirarse el señor fuera de casa.
Entonces, Gordon inclinó su mirada hacia el suelo, decepcionado. Necesitaba hablar con Bruce pronto.
—Puede dejarle un recado, si lo desea —añadió Alfred, aparentemente amable.
Tras esto, James se quedó mirando fijamente al mayordomo. Si con Bruce no podía hablar tal vez lo pudiera hacer con ese hombre y sacar algo en claro de todo esto.
—No sé si están al tanto del secuestro que se produjo hoy en la mañana —aclaró—. Lo protagonizó Joker.
En ese momento, Alfred comenzó a escucharlo con suma atención. Parecía interesarle aquello que el policía estaba a punto de contarle y siguió oyendo:
—Tan solo quería saber información sobre La Fábrica Ace Chemicals que sustenta industrias Wayne. Nos gustaría saber qué clase de sustancias había ahí dentro.
—Oh, me temo que esa información ni siquiera la conoce el Sr. Bruce, caballero. Su padre fue el encargado de cerrar aquella fábrica, desde entonces su familia no ha utilizado nada del lugar —explicó Alfred, pensativo.
—Bueno, aún así, me gustaría hablar con el Sr. Bruce en cuanto pueda —insistió Gordon—. Es importante que sepamos qué compuestos había dentro de los tanques de sus instalaciones.
Después de todo, el mayordomo pareció entrar en razones y tomando aire profundamente le hizo saber a James:
—Entendido. Yo se lo diré.
Por lo que Gordon terminó marchándose, aunque no muy contento. Ni siquiera había conseguido lo que quería y encima había avisado a Bruce a través de su mayordomo privado de que la policía estaba buscando pistas del crimen entre las instalaciones de uno de sus antiguos negocios.
Pero lo cierto es que Bruce había estado oyendo toda la conversación escondido detrás de la puerta en la que se había encontrado Alfred en todo momento y no tenía ninguna intención de exponer nada de su vida privada ante la policía ahora mismo.
Mientras, en el hospital, Selina esperaba a que las enfermeras acabaran de curar las heridas de Dick para poder conversar con él. Así que en cuánto ellas acabaron su trabajo, ella pasaba al interior de la habitación para aproximarse al magullado muchacho tumbado sobre aquella incómoda cama blanca. El chico la miró con pésame y enseguida se derrumbó.
—Kate me dijo que siempre vería a Pamela como una mala hierba —confesó destrozado—. Y es verdad. Nunca quise aceptarla como una más de nuestro grupo.
El muchacho se acomodaba en la almohada y decía:
—Todo esto es culpa mía.
Tras oír eso, Selina apretó sus labios con cuidado para no decir nada que pudiese herir la sensibilidad del chico. Tenía que encontrar la manera de buscar información importante para dar con el paradero de Kate.
—¿Vivíais los tres juntos, en Gotham? —le preguntó, a los pies de la cama.
Grayson movió inconscientemente su cabeza de arriba a abajo y continuó diciendo:
—Sí —explicó—. Hacíamos proyectos de final de carrera para exponerlos ante gente potencial que los sacara adelante, gente como Bruce Wayne...
Selina se quedó paralizada en cuanto escuchó ese nombre. Bruce parecía estar en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Era algo curioso y que no podía evitar que la produjera molestia.
—Pero Pamela siempre quiso ir por libre, dedicarse a un solo proyecto que ni Kate ni yo conseguimos entender jamás —comentó—. Ella quería ayudar a la gente, curar enfermedades decía. Pero cuando Bruce decidió rechazar su oferta... Eso la volvió loca.
La comandante decidió sentarse junto a los pies del chico y terminó preguntándole con cuidado:
—¿Qué ha ocurrido hoy exactamente Dick?
Grayson la transmitió una mirada de rencor. Una que no iba dirigida hacia ella, sino para la persona que tanto daño les estaba haciendo a él y a Kate.
—Pamela vino a por Kate —sin estar muy seguro de creerse sus propias palabras—. No sabemos cómo, pero apareció de una forma distinta, como si se hubiera transformado y se llamó a sí misma Hiedra Venenosa.
El pestañeo de Selina fue indeciso y abrumador. Tanto como la afirmación que le estaba diciendo ese chico. Aunque a pesar de ello, no debía perder la esperanza y encontrar alguna otra forma de dar con la ubicación de esa nueva supervillana llamada Hiedra.
—Toma —le dijo ella mientras le ofrecía su tarjeta y la dejaba sobre la mesilla del cabecero—. Aquí tienes apuntado mi dirección y número de teléfono. Si recuerdas cualquier otra cosa puedes ponerte en contacto conmigo.
Pues la chica terminaba su corto interrogatorio y se mantenía alejada del muchacho para darle su especio mientras se despedía de él:
—La encontraremos, no te preocupes —refiriéndose a Kate.
Pero aún no estaban todas las cartas encima de la mesa y Bruce se encontraba al margen de la partida. Él y Alfred se percataron de lo ocurrido tras la inesperada visita de Gordon, cuando oyeron a través de uno de los canales de televisión como una de las periodistas explicaba la nueva desaparición de Kate Kane:
—Esta misma tarde, una nueva supervillana ha desvelado su cara más oscura ante uno de los secuestros más trágicos de Gotham. Hiedra Venenosa, así es como Pamela Lillian se hace llamar ahora, tras protagonizar la toma de su propio apartamento en el que intentó agredir a sus dos compañeros de piso. Dick Grayson, asegura haber sido víctima de una nueva clase de criminal que pondrá a prueba las herramientas más potentes de la policía de la ciudad y se ruega a cualquier ciudadano que vea a Pamela Lillian no tener ningún tipo de contacto con ella, así como ayuda para encontrar a Kate Kane, la mujer desaparecida tras el ataque.
Obviamente, Bruce no daba crédito a todo lo que sus oídos estaban captando. "¿De verdad esa noticia era cierta?", pensó.
—No estará pensando en combatir eso, ¿verdad? —le interrumpió Alfred desde atrás, después de ver las increíbles imagenes del edificio tomado por las plantas.
Entonces Bruce se volvió hacia él, dudoso. Justo cuando su mente pensó en algo que no había contemplado hasta ahora, pues tal vez tener a un ayudante no le vendría mal. Y le contestó:
—No solo.
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