Hoy ha sido un día de recuperarme de la guerra que ayer se libró en mí y la gente que me rodeaba.

Hoy no ha sido un día malo pero tampoco uno bueno. Hoy he estado rara y a la vez no. Sin embargo, he podido refugiarme en todo aquello que me gusta.

Después de la tormenta siempre llega la calma pero, ¿cuánto durará? ¿Días, semanas, meses...? Paré de contar en cuanto los años asomaron en mi cabeza. Siempre dura días, alguna que otra semana, pero nunca meses o años.

Estoy empezando a pensar que la tranquilidad nunca fue amiga mía, igual que la suerte que nunca está de mi lado pero, aún así, sigo adelante. ¿Por qué? Lo desconozco por completo.

Aunque una cosa sí tengo claro: espero que mañana sea tranquilidad y, espero, siga así por unos días.