• ᴠɪɴᴄᴜʟᴏꜱ ꜰʀᴀɢᴍᴇɴᴛᴀᴅᴏꜱ ★
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30 de Junio del 2000
Wheaton, Chicago
Addison salía a toda prisa de la facultad de leyes para dirigirse al estacionamiento donde estaba parqueado su automóvil. A pesar de que sus clases habían terminado desde medio día, se vio obligada a quedarse un par de horas más, porque su madre le "sugirió" la idea de ir a hablar con algunos profesores, quienes eran amigos de la familia, para averiguar si existía la posibilidad de obtener créditos extra o alguna forma para que ella pudiera avanzar más rápido en su carrera. Tras esas breves conversaciones y propuestas, llegaron a un acuerdo que beneficiaría a ambas partes, ella se "saltaría" algunas materias de teoría por iniciar una estadía como becada bajo la tutela de su madre, con esas palabras entendió que más bien era un favor para Mckenna, pero contra todo pronostico, su madre se salió con la suya.
Sin perder ni un segundo más, puso en marcha el auto hacia la casa de su madre para contarle lo ocurrido, esperando que ya hubiera salido del trabajo y no tuviera que esperarla hasta altas horas de la madrugada.
La carretera presentaba poco tráfico, pero dadas las altas horas de la noche y el fin de semana, la ausencia de vehículos era comprensible. Addison escuchaba "Oops!... I Did It Again" que sonaba en la radio, cantando en voz baja, tamborileando sus dedos mientras esperaba el semáforo en verde.
—I played with your heart, got lost in the game . . . Oh baby, baby . . . . —la azabache guardo silencio cuando miro el retrovisor, notando un auto acercándose a gran velocidad—Pero que mierd. . . . . —antes de que pudiera reaccionar, sintió el impacto de la bolsa de aire, haciendo que perdiera el conocimiento en el proceso.
La chica no supo cuanto tiempo estuvo en ese estado, pero poco a poco los murmullos de las personas la iban regresando a la realidad.
—¿Puedes oírme?, . . . . ¡Oye! necesito que trates de mirarme por favor—una paramédico trataba de hacerla reaccionar—¿Puedes sentir tu pierna?—pregunto amablemente, pero la adolescente solo negó con la cabeza, intento salir por la ventana aunque al sentir que estaba atorada y notar la presencia de más bomberos de detuvo.
—Escucha . . . vamos a sacarte de aquí, pero necesito que te quedes quieta—pidió un hombre poniéndole una manta para que no le cayera ningún residuo de la extricación vehicular.
Los bomberos se movían con destreza alrededor del automóvil, coordinando sus esfuerzos para liberar a las personas atrapadas en los diferentes vehículos. Con precisión, comenzaron a utilizar herramientas hidráulicas y equipos de rescate, haciendo sonar chirridos metálicos mientras cortaban los hierros retorcidos.
Cuando el equipo comenzó las maniobras en el automóvil de la joven, su respiración se tornó agitada y opresiva. Empezó a quejarse al experimentar una intensa presión en su pierna. La sensación era tan abrumadora que temía que su extremidad estallara en cualquier momento. En medio de su desesperación, suplicaba que detuvieran su rescate, pero los bomberos tenían la urgencia de continuar; era vital sacarla antes de que el vehículo explotara o se desencadenara algún incidente similar. La paramédico se mantuvo a su lado, brindándole apoyo emocional y asegurándose de que se mantuviera lo más calmada posible.
El hombre que le había colocado la manta se mantuvo cerca, dirigiendo al equipo de bomberos con instrucciones precisas. Con voz serena, tranquilizaba a Addison entre el estruendo de la operación de rescate.
Poco a poco, la puerta del automóvil empezaba a ceder, y cuando finalmente cayó, dos mujeres del equipo de rescate se aproximaron para trasladarla a la ambulancia. La preocupación de Nash creció al observar su pierna destrozada. Las paramédicos improvisaron una especie de entablillado con tablas y vendajes, los cuales se empaparon de sangre de inmediato.
El trayecto hacia el hospital se volvió borroso; sentía que perdía la conciencia en breves lapsos de tiempo, como si estuviera inmerso en algún tipo de sueño. Tenía flashbacks de su vida, recordando todo rápidamente, como dicen que sucede cuando se acerca la hora de la muerte, hasta que finalmente lo envolvió la oscuridad.
Addison despertó horas más tarde, aunque en realidad podrían haber pasado días desde el accidente; no estaba completamente segura del lapso de tiempo transcurrido. Aunque se sentía bastante desorientada al observar su entorno, el cual indicaba claramente que se encontraba en el hospital.
Sin embargo, al recorrer la habitación con la mirada en busca de alguna pista de lo ocurrido o un rostro conocido, pero su mirada se poso en su pierna que estaba atravesada completamente por unas barras metálicas y tornillos a su al rededor, esto la inundo de pánico. Intentó gritar, mover la extremidad o intentar levantarse, pero un tubo en su boca le impedía cualquier sonido y las intravenosas en su brazo la tenían inmóvil, intensificando su angustia. Hasta que escucho una voz a su lado, intentando calmarla.
—Hey, hey . . . . tranquila —el hombre se acercó, colocando una biblia cerca de su hija y tratando de captar su atención—. Mírame. ¿Sabes quién soy? —preguntó con cuidado, observando cómo la joven asentía levemente— ¿Recuerdas el accidente? —inquirió, preocupado de que hubiera perdido parte de su memoria. Sin embargo, al verla asentir de nuevo, soltó un suspiro de alivio.
Addison miró hacia el otro lado de la habitación, como si estuviera buscando a alguien más que pudiera orientarla en esos momentos de confusión, pero fue en vano, el único presente era su padre, acto que le hundió el corazón. ¿Cómo era posible que Bobby estuviera allí después de años sin verse . .? ¿Acaso el hospital no hizo la notificación a su madre o estaría buscando una segunda opinión con los doctores?
—Addy—Bobby la llamo para que lo mirara, al parecer entendía perfectamente a quien estaba buscando su hija—Mckenna . . . . tu madre . . . . no ha tenido tiempo de venir a verte . . . sabes como es el buffet siempre apurados, pero aquí estoy yo . . . . saldremos adelante juntos, tendrás que pasar mucho tiempo en rehabilitación para poder recuperar tu movilidad, pero me tendrás a tu lado 24/07, te ayudare en cada paso que des . . . Te lo prometo.
12 de Marzo del 2009
Quántico, Virginia.
El turno doble había finalizado en la estación 118. La azabache estaba profundamente dormida en uno de los sillones de la sala de descanso; se sentía agotada, era su precio de ser paramédico. Después de lidiar con la emergencia en la que conoció al "agente coqueto", tuvieron múltiples llamadas que los mantuvieron ocupados durante toda la noche.
—Buena tarde mis queridos amigos—Chimney los saludo de manera amistosa, se sentía fresco y con energía restaurada.
—Si yo fuera tu correría antes de que Mini Nash se despierte. Lleva 48 horas trabajando, gracias a ti—Buck le recomendó a su amigo, negando con la cabeza.
—Me lo debía—Howard se excuso ante lo dicho.—Ustedes me debían un favor y ella ya se iba, era justo, no le dije a Bobby que sales con su hija.
—¿Quién sale con mi hija?—pregunto el capitán Nash acercándose desde la cocina, mirando al pelinegro que solo señalaba al rubio.
—No . . . . no, eso es mentira . . . . solo hablábamos de que iba a cubrir a Eddie y por error la llame preciosa—Evan explicaba con calma, pero al ver la mirada de su jefe los nervios lo inundaron—No es que no lo sea . . . su hija es bastante atractiva, se parece mucho a usted . . . No quiero decir que usted me parezca atractivo o que me atraiga . . . creo que tiene cierto encanto—el rubio se reía de manera nerviosa, antes de correr hacia el tubo de bajada, alejándose de sus compañeros
—Eso fue bastante incomodo—comento Chimney parándose en el barandal para ver a su amigo correr, hasta que vio a un hombre entrar en la estación.—Hen creo que te buscan—señalo hacia abajo haciendo que su amiga se acercara también a los barrotes.
—Muy gracioso . . . . vez a un hombre de color y en automático crees que es alguien de mi familia o algún amigo mio. ¿Crees que solo debo juntarme con personas de mi "raza"?—pregunto Hen con un tono lleno de diversión fingiendo que estaba ofendida con su comentario.—Muy racista de tu parte Chim.
—¿Racista? Recuerda que hace 2 años estabas hablando con otro asiático en la calle porque pensaste que era yo —dijo Howard mientras seguía el juego con su amiga, negando con la cabeza.
—Eran prácticamente iguales—la chica se defendió entre risas, antes de reconocer al chico con las flores.—Es todo un acosador—murmuró para ella misma, pero su amigo la escucho.
—¿Entonces, si lo conoces?—Chimney se acerco más a ella, eliminando cualquier espacio entre ellos.
—Anoche fuimos a un llamado en el centro comercial, algunos civiles y agentes del FBI estaban heridos—la paramédico Wilson le dio al de contexto antes de seguir hablando.—Addison fue quien entendió a ese hombre—señalo "discretamente" al moreno que esperaba con las flores en mano—Ese tipo no paraba de hacer coqueteos tontos, hasta le pidió su número con el pretexto de tenerlo como emergencia.
—Conociendo a Dy, probablemente le dio uno falso —respondió Chimney mientras Henrietta asentía—. Pero... eso no explica por qué está aquí. ¿Crees que por ser un agente la haya seguido?
—No tengo ni la más mínima idea. Ella no le dijo ni siquiera su nombre, aunque tal vez logró ver el número de la estación —su amiga llegó a la deducción sobre la razón por la que había dado con el paradero de la azabache, antes de sentir como su Han iba directamente a las escaleras.—¿Qué crees que haces?, ella no estará interesada en conocerlo.
—Yo me encargo, Addy es como mi hermana pequeña—grito el hombre haciendo que Henrietta sonriera con sinceridad.—Solo yo puedo molestarla—añadió con un guiño, haciendo que su amiga girara los ojos en blanco.
Howard bajaba por las escaleras con absoluta confianza, conocía muy bien el tipo de hombre que aquel chico era y las intenciones que tenía con su amiga. Le recordaba a Buck en su primer año en la estación, siempre coqueteando con cualquier chica, utilizando su uniforme y puesto para 'seducirlas'. Así que no permitiría que se acercara tan fácilmente a su amiga, debía de estar seguro de que fuera una buena opción para Mini Nash. Sin embargo, observando cómo miraba a las otras mujeres pasar, con una sonrisa coqueta y un aire de 'ninguna chica me rechaza', supo que pronto se iría por donde llego.
—Hola . . . . ¿Puedo ayudarte en algo?, es que luces algo perdido—argumento Chim mirando al hombre misterioso.
—Gracias, en realidad estoy buscando a alguien.—Morgan informo con una sonrisa dejando de mirar a las chicas que caminaban en la acera.—Una joven paramédico me parece que se llama Addison Nash.
—¿Amigo o conocido?—Howard preguntó con interés, buscando descubrir si la estaba siguiendo.
—Bueno . . . . . anoche ella me atendió y realizó esta pequeña sutura, así que me tomé la libertad de traerle esto como muestra de agradecimiento—dijo Derek mientras señalaba las flores y los chocolates que llevaba en la mano.
—Oh, si ella está aquí, pero está ocupada hablando con el capitán sobre asuntos importantes, ya sabes cómo son esas cosas.—Howard señalo la planta de arriba.—Pero si quieres, puedes darme los obsequios para llevárselos ahora mismo, tal vez así entienda la seriedad del asunto y baje a hablar contigo lo más rápido posible—propuso con una idea en mente, era su oportunidad de "matar dos pájaros de un tiro": alejar a ese hombre y evitar que Addison se moleste por obligarla a tomar un turno doble.
—¡Muchas gracias, amigo! Te lo agradecería demasiado—respondió Morgan mientras extendía los regalos hacia el hombre con traje de paramédico.—¿Podrías decirle que el agente Morgan esta aquí? bueno . . . tal vez me recuerde como el chico de la sutura—agrego el chico señalando una banca cercana a ellos—La esperare ahí, pero dile que se tome su tiempo.
—Si . . . . claro yo le pasare tu mensaje—aseguro Han con una sonrisa forzada, mirando al agente del FBI alejándose.
Howard subió las escaleras rápidamente, pero en con sus movimientos torpes logro chocar con su amiga, quien cayó al suelo debido al impacto. Esto alertó a todos los presentes, ya que su pierna, aunque había sanado por completo años atrás, seguía siendo más frágil que la de otras personas.
—Dios . . . lo siento mucho, creí que seguías dormida—Chimney la ayudo a levantarse, mirando su rostro enojado, aunque no sabía si era por que la empujo o porque la "obligo" a tomar un turno doble.
—Llevo 48 horas despierta . . . tuve que soportar coqueteos e insinuaciones de tres hombres, dos niños me vomitaron, ayude a una mujer a dar a luz, quite larvas de la cabeza de una chica y todo porque me hiciste cubrir tu turno sin preguntarme—Addison comento con un tono molesto a su amigo.
—Sé que estás molesta, fui muy injusto al obligarte a cubrirme y no tuve en cuenta tus planes para tu día de descanso, pero te juro que no volveré a hacer eso, al menos no contigo—dijo Han mientras sinceraba su arrepentimiento, acomodando el cabello de la chica.—Sabes . . . me tomé la libertad de traerte esto. . . . ya sabes como una manera de disculpa—entregando los regalos que Derek le había enviado a la chica, fingiendo que eran de su parte.
—¡Oh, no! Tenía planeado hacerte sufrir un poco más, pero debo admitir que esto es realmente encantador, muy detallado—reconoció Mini Nash al recibir los regalos, observándolos con aprecio.—Aun así, me debes un favor, así que deberás ayudarme a pintar la fachada de mi casa el próximo fin de semana e invitar a la comida.
—Eres cruel, pero justa—bromeo Chim asintiendo a la petición de su amiga, entendiendo que tal vez había cruzado la línea—¿Quieres que te acompañe a tu auto?, porque creo que entre todo lo que llevas, podrías terminar rodando por las escaleras.
—Esta bien, pero solo por esta ocasión—Addison acepto la propuesta dándole su maleta con sus artículos personales.—Después de un doble turno solo quiero llegar, tomar un baño y dormir como una roca, tal vez no conteste en un día.—menciono la chica riendo alegremente, pero sus facciones cambiaron cuando vio al agente.
Derek noto que bajo con las cosas que le había mandado con el chico, sonriendo ante la acción de que las haya aceptado, así que se levanto de su lugar y camino hacia ella con aires de victoria.
—Veo que te gustaron las flores—señalo el ramo de rosas que traía la chica entre sus brazos.—No estaba muy seguro de cuales serían tus favoritas, así que opte por las clásicas.
—Disculpa, no entiendo lo que dices, pero ¿Qué haces aquí?—pregunto Addy confundida ante la presencia del hombre.—Jamás te dije donde trabajaba, ni siquiera se tu nombre y estas rosas me las regalo mi amigo—la chica señalo a su amigo, provocando su enojo.
—¿Le dijiste que las flores tú las compraste?—Morgan le pregunto al hombre que acompañaba a la paramédico.
—我不知道你在说什么。—Howard comenzó a hablar en su idioma para sacar de sus casillas al moreno, provocando una mirada confundida de parte de su amiga.
—No se que dice, pero miente—Derek se aferro a hacerle ver a la chica Nash que ese detalle lo había enviado él.
—Ok, tiempo fuera, solo me están confundiendo—pidió Addison interponiéndose entre los dos hombre.—Chim no entendí nada de lo que dijiste, pero yo arreglo esto, creo que es mejor que regreses con los demás antes de que empiece el turno sin ti, yo puedo ir a mi auto sola—señalo la parte de arriba, descubriendo que todos sus amigos veían la escena entre risas y miradas compartidas, sin embargo cuando fueron descubiertos fingieron mirar el camión de bomberos.
—Solo quería agradecerte tus atenciones.—Morgan señalo su frente suturada con una mueca.—Permíteme llevarte a tu casa o tal vez a comer para quitarte esa pésima primera impresión de mi
—Escucha, Fortachón, agradezco el gesto, de verdad me encanto, pero sinceramente, si te di un número falso es porque no estoy interesada en salir con alguien como tú. Así que . . . que tengas un buen día.—Mini Nash se despidió caminando a su auto, escuchando como el hombre corría tras de ella.
—¿Un tipo como yo?—pregunto el moreno sin entender a que se refería.—¿Hablas de que jamás saldrías con un chico de color?—cuestiono el hombre, tratando de averiguar si el tema era por racismo, pero ella se volteo enojada.
—No, idiota, me refiero . . . —Addy suspiró frustrada ante la acusación del agente.—He salido con hombres como tú, coquetos desde el principio. Aunque al principio resulta encantador, esa actitud está en su naturaleza. No saben establecer límites con otras personas y quizás ni siquiera comprenden cómo estar en una relación. Van saltando de una chica a otra, como si fuéramos trofeos o simplemente un nombre más en su lista.
—¿Cómo puedes deducir eso de mi si ni siquiera me das la oportunidad de conocerme?—cuestiono Derek, intentando negar que era exactamente el hombre que describió.
—No se trata de darte una oportunidad, señor acosador. Se trata de reconocer patrones. He visto este comportamiento antes, y no quiero meterme en algo que sé cómo termina. No quiero ser solo otro nombre en tu lista.—la paramédico Nash se mantuvo firme a su decisión recordando a los demás chicos que lucían y actuaban exactamente igual.
—¿Qué tal si te digo que es diferente esta vez? Que contigo puedo llegar a sentir que no sentí antes, que podría dejar de ser ese hombre del que hablas.—propuso el moreno interrumpiendo el camino de la chica, que solo lo miraba con incredulidad.
—¿Diferente? Esa palabra la he escuchado antes. No es tan fácil creer en promesas cuando se ha escuchado lo mismo una y otra vez.—Addison entrecerró los ojos, tratando de encontrar alguna señal de verdad en las palabras de hombre.—Además, ¿Cómo puedo saber que no le has dicho mismo a la chica que estaba antes de mi? ¿Qué me asegura que esta vez será diferente?—cuestionó de manera firme, sabía que todo el mundo podía cambiar y su padre era el vivo ejemplo, pero después de tantas citas fallidas ya no creía lo mismo.
—Bueno es algo difícil . . . . de comprobar —Derek estaba sumamente nervioso, nada de lo que él imagino estaba sucediendo, tenía pensado en tener una cita con esta chica, deslumbrarla con sus detalles y la situación empeoro cuando de lejos logro ver a una chica que había ghosteado hace tiempo.—¿Podemos hablar en otro lugar?—propuso mientras se "escondía" entre los autos
Addison desvió la mirada hacia el mismo lugar que el chico había mirado antes, y se encontró con una pelirroja corriendo emocionada hacia ellos. Volvió la vista hacia él con una ceja levantada y un rostro lleno de incredulidad.
—No. . . No es lo que parece. Esa chica . . . si te sirve de algo no recuerdo su nombre . . . no es por las razones que tu crees solo tiene tanto tiempo . . . . —comenzó a explicar con tono apresurado, pero se detuvo al notar que ella no le estaba creyendo, esa escena solo le dio la razón a sus palabras. Sus propias palabras parecían desvanecerse en el aire antes de alcanzar a explicar.
—Si claro, siempre es "No es lo que parece"—comento la azabache antes de caminar a su auto, dejando al hombre con esa mujer. Agradeciéndole al universo por intervenir en su nombre.
La paramédico Nash entró a su vehículo exhausta por el trabajo y el drama con ese hombre. A pesar de encontrarlo atractivo y con cierto encanto, no quería terminar como la última vez.
Además, después de observar la interacción entre el agente y la chica, "no es lo que parece", solo confirmaba que lo estaba juzgando de manera correcta, era todo un "mujeriego", ya que sonreía sin algún tipo de descaro, mientras que ella tomaba su brazo emocionada, dando pequeños saltitos, como si nada malo hubiera pasado. Así que solo negó con la cabeza; era imposible creer que existieran personas así. Internamente agradecía que esa mujer hubiera aparecido, ya que sentía que estaba cediendo ante los encantos del acosador misterioso.
Intento librarse de esos malos pensamientos antes de poner en marcha el motor, sintiendo que la paz la invadía por completo, al pensar en la idea de dormir todo el día.
—¡ADDISON!—una figura masculina la asusto, saltando desde los asientos traseros, causando que ella se asustara, pegando un grito aterrador antes de golpearlo en la nariz.
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