Tranquilidad o ¿No?

Después de aquella plática que marcó un antes y un después en la amistad de el detective consultor y su amigo blogger, Sherlock se ofreció con mucho esfuerzo a ayudarle con las cosas que debia subir al camión de mudanza que se llevaría una semana antes todos los muebles, para que al llegar John a estados unidos con su hija, ya todo estuviera en su nueva casa, durante todo ese proceso, Rouse se encontraba sentada en las escaleras con una muñeca vestida con alas de Tinkerbell, parecía muy inconforme, su labio inferior sobresalía de su boca y sus mejillas infladas en un puchero que Ari noto muy adorable, era obvio que ella no estaba muy feliz con la decisión de su padre.

-No quiere hablar desde ayer - Comento el rubio acercándose Ari quien miraba a la niña desde el arco del pórtico - No logro hacer que hable... ¿Crees que podrías...?

-Nope - Contesto acentuando la parte final - Pero tú sí.

-No quiere hablar conmigo - La mueca en la cara de John fue tal que Ari casi suelta una risa inconsciente, a veces ella podría ser muy infantil.

-Entonces tu háblale - Le respondió con una sonrisa animando a que se acercara.

John trago grueso antes de acercarse a su hija y sentarse a su lado mientras su hija fingía no verlo.

-¿Que opinas de esto? - Le pregunto sin más obteniendo una respuesta con los hombros - ¿No quieres irte?

-No - Rouse ni siquiera se atrevió a ver a su padre.

-¿Por qué no? Allá hay muy buenas escuelas, conocerás niños con los que podrás jugar... Y Copito podrá venir - Copito era el conejito de peluche con el que Rouse dormía por las noches.

-Pero mamá no.

Fue solo en ese momento en que Ari pudo ver a la mujer rubia que seguía a aquella singular familia, tanto a Sherlock como a John, ahora entendía, Rouse podía ver a su madre, no le sorprendía, algunos niños podían ver fantasmas hasta que se dan cuenta que no deberían de hacerlo.

-Rouse, tu madre siempre estará contigo, a donde sea que vayamos, ella estará con nosotros - Intento persuadirla el rubio.

-Pero si nos vamos.. ¿Como no la olvidaremos? - El labio inferior de la pequeña comenzó a temblar anunciando el llanto que vendría

-Nena - Río John acercando a su hija en un afectuoso abrazo - Nunca vas a olvidar a tu mamá, ella esta en ti, vive en tu forma de hablar, en tus ojos, eres tan lista y valiente como ella, a veces creo que eres tu quien me cuida a mi... Yo sé que jamás la olvidaremos por qué si tú y yo estamos juntos nada nos falta en la vida - Rouse dibujo en su rostro una suave sonrisa que fue provocada por las dulces palabras de su padre - Además, a ti te encantan las aventuras ¿No? ¿Por qué no lo vez como un viaje a lo inesperado? - John se sintió satisfecho con la risa de su hija quién salto emocionada brincando de un lado a otro diciendo lo grandioso que seria mudarse.

Aquí fue cuando Ari no pudo más, estaba con las lágrimas amenazando con salir, ver a un padre solo con su hija le traía tantos recuerdos que no podía evitar emocionarse.

-¿Que haces? - Sherlock, quien hasta ese momento habia estado subiendo cosas al camión de mudanzas, sorprendió a Ari hablándole detrás de ella, su frente estaba perlada en sudor, sus rizos caían sobre sus ojos y su pecho se traslucia a travez de la blanca camisa.

-¡Oh! Emm nada.. solo que... - Regreso su mirada a la niña y sonrió - Es una niña maravillosa

-Si, lo es - Afirmó pero sin despegar la mirada de Ari - Es más inteligente de lo que aparenta, se parece mucho a mi

-No lo dudo, seguro tu infancia no fue sencilla - Dijo la castaña aun pensando que Sherlock se refería a Rouse.

-Mas de lo que crees - Sonrió antes de pasar la mano por su sudoroso cabello.

-Bueno, entonces yo te ayudaré a volver a tener infancia - Ari se colgó del hombro de Sherlock mirándolo alegremente - Podemos salir a un lugar que te va a encantar, anda, se que te divertirás. - Krøller frunció el entrecejo, no comprendía por qué Ari seguía actuando como si aún debieran coquetear entre ellos.

-¿Por que? - Como siempre, él no se callaría nada - El contrato termino y tú aún no cumples los términos, ¿Por qué salir?

-Bueno.. - Los ánimos de Ari se fueron en picada al recordar que debía contarle la verdad a Sherlock, cosa que aún que le causaba gran terror sabía que debía hacerlo - ¿Podríamos hablarlo en la noche? Se que te debo una respuesta pero... Quisiera que fuera en privado

-Bien, como gustes, solo quisiera hacerte saber que si realmente eres quien yo tengo en mente, cumplirás tu palabra - Sin más se dirigió al patio para seguir subiendo lo poco que faltaba.

Ahora la castaña tenía que pensar como contarle a su amigo ¿Que estaba sucediendo con ella? Y sentía como si se acercase el final de algo que ni siquiera empezaba, suspiro con melancolía y se dirigió a ayudarle para acabar más rápidamente, afortunadamente lograron subir todo lo que faltaba antes de que oscureciera. La pareja se despidió de John y su hija, les dijeron que en una semana se irían de Londres y que esperaba verlos en el aeropuerto, así, sin más, ambos se dirigieron a Baker Street, los nervios carcomian a Ari por dentro, mientras más se acercaban al departamento, también lo hacía el momento de decirle todo a Sherlock.

Llegaron a Baker. Bajaron del taxi. Subieron las escaleras del pórtico. Entraron al edificio. Subieron las escaleras y se encontraron, ahí, frente a ellos, el mismísimo Mycroft Holmes, alias "El gobierno Británico" sentado en la sala mientras conversaba con Gregory House, el diagnosta jugaba con su bastón dándole vueltas en los dedos, Mycroft por su parte bebía de una taza de té que seguramente le sirvió la señora Hudson.

-¿Que estás haciendo aquí? - Le pregunto Krøller a su hermano quitándose la gabardina y bufanda - ¿No deberías estar destruyendo Londres desde tu casa?

-Hola Skipper - Sonrió la chica saludando al mayor de los Holmes quitándose la gabardina al igual que Sherlock antes de acercarse a su padre - ¿Todo bien?

-Si, solo le decía a este señor que yo no podía atenderlo, necesitas un especialista en cirugía plástica para remover esas verrugas.. de preferencia uno en espeleología - Se burla causándole una cara de desagrado total a Mycroft.

-Por favor señor House, mantenga la compostura - Le pidió el Iceman antes de mirar a su hermano - Es bueno ver qué te rodeas de gente a tu nivel hermanito, solo quería asegurarme de que no hayan provocado más problemas de los necesarios.

House frunció el ceño antes de mirar a su hija en un tono sarcástico.

-Soy yo o el pingüino nos llamo idiotas - Aquel comentario provocó una risa de parte de Sherlock quien amaba las bromas que los House le decían a su hermano.

-Yo creo que le hace falta conocer a una de tus amigas pá, está algo amargado - Le respondió Ari mirando a Mycroft de reojo.

-Si, ¿Cuando fue la última vez que tuviste sexo? - Pregunto sin miramientos el diagnosta.

-Esa pregunta ya es personal doctor House, además creo que es obvio que las mujeres no son nuestra área.

-O chicos.. lo que sea que te guste, claro que sí hablamos de animales pues.. - Si había algo en lo que el doctor era experto era en poner en situaciones incómodas a la gente y está no era la excepción, pues el rostro del mayor de los Holmes se contrajo con asco y escandalizado por el comentario de Greg provocando una carcajada de parte de Ari que incluso cayó recostada en el sillón.

-Bien, creo que es momento de retirarme, nos vemos hermanito - Se despidió Mycroft antes de mirar a los House y despedirse con la cabeza, sin más se dirigió a las escaleras para irse de ahí.

-Bueno yo también tengo que irme, tengo una cita conmigo mismo, voy a hacerme el amor - Sonrió el diagnosta antes de salir de ahí hasta su departamento dejando a Krøller y a Ari juntos.

-Que raro estuvo eso ¿No? - Pregunto Ari mirando al rizado por un momento antes de sentarse en el sillón y recostarse.

-Mucho, aún que seguramente Mycroft vino a investigar a tu padre, no me sorprendería ¡Ey! - La llamó al ver qué se volvió a sentar en su lugar - ¿Cuántas veces tengo que decirte que ese es mi lugar?

-Ay por favor, es solo un momento ¿Es tan terrible que disfrute de tu sillón solo un rato? Anda, solo por hoy.

Sherlock se quedó pensativo un momento antes de suspirar y sentarse en el antes sillón de John para luego cruzar la pierna mirando a Ari con las manos juntas.

-¿Que sucede? - Le Pregunto la castaña al notar la mirada insiste de Sherlock sobre ella.

-Estoy esperando a que cumplas tu parte del trato - Sentenció de manera tajante y también algo exasperado. Cierto era que Sherlock estaba obsesiónado con el tema pero no era sorpresa, él estaba ya muy emocionado con todo lo que Ari era y no conocerla al cien por ciento le ponía los nervios de punta, como esos dulces que no podías morder y solo lamiendolos durante horas e incluso días podrías llegar al centro.

-Sherlock.. - Ari soltó un profundo suspiro antes de tomar la postura correcta en su lugar tratando de calmarse - No es fácil de decir, son temas muy personales.. muy dificiles.. no se si sea buena idea que lo sepas

-Es parte del trato, firmaste un contrato, legalmente estás obligada a decirme - Él al igual que ella se sentó mejor y miro fijamente a la chica- Oye, ahora somos "amigos" ¿No?, No habría por qué juzgarte, cualquier cosa que hayas hecho que haya en tu pasado se puede arreglar ¿Alguien te está siguiendo?

-No Sherlock, nadie me sigue.. yo.. bien, tendré que decírtelo - Ari tomo aire, intento detener sus temblorosas manos y aclaró su garganta - Yo nací el 29 de Mayo de 1990.. un mes antes de que debiera nacer, mi madre iba de regreso a su casa mientras una tormenta arrasaba la ciudad, algunos lo llamarían mala suerte, destino, o hasta dios, no lo se... el caso es que durante esa tormenta un rayo cayó sobre nosotras... La probabilidad era de 1 en 3.000.000.... y aún así paso - Ari tuvo que parar un momento antes de suspirar mientras Sherlock la escuchaba atentamente aún que confundido por no saber la relación entre su nacimiento y lo que sucedió con él cuando llegó a Baker Street - Aproximadamente el 10% de las personas a las que les cae un rayo mueren, en su mayoría debido a un ataque cardiaco. Otras lesiones causadas por los rayos incluyen traumatismo cerrado, síndromes neurológicos que generalmente son transitorios, lesiones musculares, lesiones oculares, lesiones cutáneas y quemaduras... Mi madre fue parte del 10%, con suerte lograron sacarme a mi y reanimarme antes de que mamá muriera.. sin embargo.. - Aquí venía la parte más difícil de la historia, contar la verdad, Ari se detuvo y desviando la mirada mientras su quijada temblaba por los nervios soltó la verdad - Esa descarga eléctrica me provocó un daño neuronal incorregible que médicamente me produce alucinaciones... O eso cree mi padre - Regreso su mirada a Krøller - La realidad es que tengo un don, puedo ver espíritus... - Antes de poder continuar hablando, la risa de Sherlock interrumpió a Ari quien dirigió su mirada al detective, verlo reír por lo que acababa de contarle le rompió el corazón en mil pedazos, fue como si de pronto todo lo maravilloso que fue Sherlock se convirtiera en cada persona que se burló de ella en un pasado, algo era seguro, nunca podría abrirse con alguien por completo como ella creyó - ¿De que te ríes? - La voz de Ari se escuchó sería y apagada cosa que cayo la risa de Krøller.

-Por que es broma ¿No? - La manera en que la castaña le hablo lo descolocó, era normal que la chica hiciera bromas poco convencionales y ya había aprendido a disfrutar de ese humor pero tal parecía por la expresión de ella que no estaba bromeando - Por favor, no esperaras que me crea esa estupidez de lo espíritus ¿Verdad?

-Se que es difícil de creer, sobre todo para ti pero estoy hablando muy en serio y.. - Antes de que pudiera continuar Sherlock volvió a interrumpirla levantándose de su lugar para acercarse al atril dónde su violín reposaba mientras se arreglaba las mangas - Sherlock...

-Hiciste un trato, firmamos un contrato.. me parece muy bajo de tu parte que inventes una tontería así para no cumplir tu promesa, te creí alguien sensata y cuerda, pensé que estabas consciente de la realidad y valores con los que te conocí

-Sherlock por favor te estoy diciendo la verdad, sabes que nunca te he mentido y...

-No pienso escuchar nada más de tu parte que no sea la verdad, eso incluye el resto de parafernalias que salgan de tu boca

Eso fue el colmo Ariadna se levantó con los ojos cristalinos y un nudo en la garganta antes de salir de ahi dirigiendome a su departamento, si bien era cierto que esperaba esa reacción, no entendía por qué le dolía tanto, comprendía que para un hombre como Sherlock  ella estuviera hablando pavadas pero aún así, él era muy importante para ella por lo que sus palabras fue como un puñal ardiente incrustado en su corazón, no sabría cómo sería su siguiente semana pero serán tiempos dificiles.

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