Malas noticias

Varios días habían pasado, y realmente todo lo feliz que tuvieron las semanas pasadas, lo tuvo de infeliz el presente, pues aún que anteriormente no se llevaban bien, nunca habían llegado a pelear de viva voz como en aquellos últimos días, la verdad era que vivían en un estado de alteración y estrés constante, mientras más se veían más probable era que empezarán a amedrentarse, con comentarios muy tontos, si sin coherencia, pero al fin y al cabo dolorosos.

Cómo era el caso de hacía tres días, donde Sherlock le pidió que controlará las bromas de su padre pues estaban fuera de control, bueno, quien dice "le pidió" en realidad dice "Le detuvo en la calle y sobre la avenida amenazo con botar las cosas del médico por la puerta principal si no dejaba de molestarlo" o como hacia una semana en que Ari rompió el violín de Sherlock en un arrebato de ira cuando escucho al rizado hablar con Mycroft sobre lo estúpida y mentirosa que era, que por cierto, Mycroft iba constantemente, no por vigilar personalmente a Sherlock, eso jamás lo haría, si no, por qué le hacía distintas consultas al padre de Ari, quien dijo que el gobierno británico le pagaba por curar a los miembros del parlamento y la familia real, claro que él lo contó con otras palabras, tal que "Me están pagando por curar el resfriado de los idiotas del parlamento, incluso me pidieron trabajar en la interpol".

Sin embargo, ninguno de los dos tuvo demasiado tiempo para pensar en ello, cada día era una nueva pelea, cada día era un nuevo insulto y Ari estaba resistiendo lo más que podía, cuando Sherlock se lo proponía podía ser el más difícil para la convivencia.

La castaña regresaba a su casa con las manos saturadas en bolsas de compra, acababa de ir a abastecer su alacena y caminaba a tropezones, apenas pudo abrir la puerta del edificio soltó las bolsas dejándolas en el suelo con una sonrisa de alivio.

-¿Necesitas ayuda querida? - Pregunto la cándida casera con una sonrisa al verla entrar con tanta dificultad.

-No gracias, estoy bien, solo me falta ejercicio - Contesto la castaña antes de cerrar y volver a tomar las bolsas - ¿Está todo bien? Se le ve agotada

-Oh querida, pase mala noche, sus gritos se oían tan fuertes que no sirvieron de nada los tapones para los oídos - Se lamentó la mujer acompañando a la chica hasta su departamento donde Ari empezó a organizar todo, pero al escuchar aquello solo la miro apenada.

-Ay, disculpe señora Hudson... ¿Nos escuchó?

-Querida, Londres entero los escucho, nunca había oído a Sherlock levantar tanto la voz.

-Estoy muy apenada, es solo que... este hombre me pone de los nervios.

-Creo sinceramente que ustedes tienen que arreglar sus diferencias de una vez, estuvieron muy bien por un tiempo ¿Qué fue lo que sucedió?

Y ¿Que podría responderle en ese momento? "Le dije que tengo un don, veo los muertos y me llamo mentirosa", obviamente no, así que Ari no tuvo más que decir lo primero que le vino a la mente.

-No lo sé, supongo que la muerte de Wilson... Hizo que sintiera lástima por mí, tal vez solo lo hizo por el contrato, tal vez... No es quien yo pensaba. - La garganta de Ari se cerró por un momento mirando el lugar donde las compras estaban con tristeza.

Cierto era que la situación hizo mella en los sentimientos de la chica, aún que sabía que algo así podría pasar, era normal que le sucediera aquello en su vida y en un hombre como Sherlock no era de esperarse nada diferente, claro que ella se había esperanzado en una respuesta distinta, tal vez incredulidad, tal vez burla, pero lo de Krøller fue distinto... él la llamo mentirosa y en vez de tomar sus palabras como una tontería, las tomo como una salida fácil al contrato que hicieron, desconfío de ella aún después de todo y sinceramente le dolía.

-Por supuesto que no, Sherlock es una persona complicada y algo exasperante, pero nunca menospreciaría lo que una chica como tú es capaz de hacer. - Las palabras de la señora Hudson le robaron una sonrisa a Ari quien sin dudarlo se acercó a ella y depósito un suave beso en la frente de la mujer.

-Es usted un pan de dios señora Hudson - Contesto la castaña antes de terminar de guardar lo que faltaba en las alacenas.

Horas más tarde, Ari miraba el periódico mientras comía una rebanada de pan tostado con mermelada de naranja, estaba tranquila, su padre miraba los Monster Trucks en la televisión y Sherlock no se había aparecido en toda la mañana, todo estaba bien.

-Entonces ¿Me dirás lo que pasó entre tú y el cerebro andante? ¿O tengo que ir a molestarlo? - Pregunto el diagnosta sin siquiera voltear a ver a su hija.

-Nada, estamos... Bien - Al igual que su padre ella no se molestó en despegar la mirada de lo que hacía, así era en la familia House, se conocían tanto que esas cosas no eran necesarias.

-Claro, entonces que hayan discutido hasta las tres de la mañana, es solo su manera de decir "te amo"

-No lo amo, si estuviéramos discutiendo seríamos amigos en todo caso - Ari bajo el periódico antes de mirar a su padre con indiferencia - Y no discutíamos, solo... hablamos

-Oh, si, yo también hablo con alguien cuando lo llamo "Sociópata con aires de superioridad"

-Está bien ¿Qué quieres escuchar? Si, discutimos ¿Qué más da? No me importa - Ari bajo el periódico mirando a su padre algo hastiada por su repentino interrogatorio.

-A ver - Se levantó con fastidió y a cojera rápida se acercó a su hija - ¿Qué es lo que siempre te he dicho?

-Que... Mi mente es lo más valioso que tengo - Contesto tranquilamente tratando de descubrir que era lo que su padre le quería dar a entender.

-Exacto, lo único que importa en esta vida es lo que puede medirse, las buenas intenciones no importan, la buena voluntad no importa, preocuparse no importa - Continuo House - Solo existe una regla en este mundo que importa, decir la verdad, sin tapujos, de la forma más dura y cruel, y lo que sea será, y lo que será debería ser, la vida de un hombre se mide en cuántas lágrimas se derraman el día que muere, la gente es amable por ser idiota, si me porto bien contigo algún día te necesitaré y me ayudas, pero tú y yo no somos así, seguramente Holmes tampoco, piénsalo, ¿Cuántas veces lo has visto hacer algo bueno por alguien solo por ser esa persona? - Ari se quedó callada antes de que House le habla de nuevo - ¿No verdad? Entonces solo hay una solución – Guardo silencio esperando que la chica comprendiera lo que debía hacer.

-Sí, entiendo... Si no se puede medir... no cuenta – Murmuro para sí misma antes de sonreírle a su padre, a veces podía ser un idiota, pero era el mejor padre de todos.

Pronto aquel ambiente de cariño se rompió cuando la señora Hudson entro en el departamento con tres tipos muy grandes y con apariencia de ser los hombres de negro - ¿Qué sucede?

-Doctor Gregory House, Doctora Ariadna House, por favor acompáñenos – Hablo uno de los hombres antes de que los otros dos tomaran a cada uno por uno de sus brazos y los llevaran fuera.

Una vez en el recibidor Ari vio a Sherlock bajar las escaleras seguido de otro hombre, los sacaron de Baker donde un auto negro, sin placas y con los vidrios tintados los esperaba.

-Sherlock ¿Qué está pasando? – La mirada de la neurocirujana se centró en Sherlock quien se limitó a mirarla. La puerta trasera del auto se abrió mostrando a una mujer joven, castaña y de ojos verdes los miraba seriamente - ¿Qué...?

-Suban por favor – Sherlock noto que algo iba mal al momento que algo estaba mal, Anthea no tecleaba en su teléfono, había estado mordiendo sus uñas y tenía los pies hinchados como si hubiera estado parada durante horas. Una vez los tres subieron al auto Sherlock confirmo sus sospechas – Doctor y Doctora House, soy la asistenta personal de Mycroft Holmes, pueden llamarme Anthea – Les extendió un par de folders donde Sherlock alcanzo a ver una foto de su hermano cosa que lo desconcertó aún más y no paso desapercibido para Anthea quien rápidamente le explico – Es su expediente médico... Hace unos días tuvo un ataque respiratorio cuando... - Miro a Sherlock un momento antes de continuar la historia – Cuando manteníamos relaciones sexuales en un armario después de una junta - La cara de horror, sorpresa y confusión de parte de Sherlock fue algo que si no fuese por el tipo de situación que estaban Ariadna se hubiera reído muy fuerte-

-No tomo el caso – Dijo Greg antes de dejar el folder de lado y se recostó en el respaldo del asiento – Un diagnostico aburrido, es cáncer de pulmón, morirá en unos 4 años, que triste. Pero no hay nada que diagnosticar, ese no es mi trabajo, yo diagnóstico.

Sherlock estuvo a nada de lanzarse sobre él, ahora entendía cuando John le decía que debía ser más delicado y tener tacto al rechazar un caso, prácticamente le condeno a su hermano a muerte sin sentir la más mínima empatía, sin embargo, la voz de Ari le interrumpió-

-No es cáncer – Dijo mirando más de cerca el expediente - El electro y un ecocardiograma salen normales

-Efusión pleural con sangrado en... - Ari volvió a interrumpirlo.

-Nop – Con una sonrisa levanto la mirada, siempre era asi, a su padre había que endulzarle el oído con un lindo misterio particular sin resolver, igual que Sherlock - Una radiografía no revela tumores o neumonía, no tiene historia clínica de traumatismos, asma o alergias.

-Oh, eres buena – Le respondio su padre antes de suspirar y volver a mirar el expediente – Las drogas pueden provocar aneurisma venenosos en los tejidos blandos de los pulmones, un examen de toxinas para descartar cocaína, heroína y metanfetamina-

-Eso es ridículo, Mycroft no usa drogas – Krøller lo corrigió de inmediato sintiéndose algo ofendido por la simple idea de pensar que su hermano quien siempre le regaño en ese sentido fuera un drogadicto.

-Dejame adivinar, lo conoces como la palma de tu mano y sabes que nunca haría eso – Rodo los ojos antes de ver como se quedaba totalmente callado - ¿Sabias que el tenia sexo con su secretaria? O ¿Creiste que él no se preocupaba por tener esas vanalidades? - Y sin mas le callo la boca al detective quien se giro a ver la ventana sin decir mas.

Una hora y media después aparcaron en un hospital privado, muy grande y lleno de guardias, el Royal London Hospital, claro no seria para menos, el mismísimo gobierno británico estaba internado ahí. Los llevaron hasta una oficina grande, con una mesa, cafetera, nevera y todo lo necesario para la comodidad necesaria, aunque realmente no era muy importante.

-Mycroft esta en la habitación 235, si necesitan algo se lo proporcionaremos, ya han mandado a hacer los análisis, ahora mismo esta estable y... - House la interrumpio mientras caminaba a la cafetera para prepararse un café.

-Quiero una pizarra blanca, plumones de muchos colores y... ¡Ah! Si, no te quiero aquí – Dijo señalando a Sherlock quien lo miro ofendido

-¿Perdon? Es mi hermano y tengo derecho a estar aquí, puedo entender perfectamente cualquier termino medico que expresen y ayudar al diagnostico.

-Eres un familiar Sherlock, la familia con el paciente, el medico con la enfermedad... Por favor – Suplico la castaña mirándolo fijamente.

-Por eso no quiero que estes aquí, ustedes tienen problemas de pareja que no quiero en medio de un diagnostico – Ari lo miro reprendiendolo como a un niño pequeño por haber dicho aquello - ¿Qué? Si no eres capas de decirle que quieres meterlo en la cama no podras decirle que es idiota si se equivoca, asi que no lo quiero aquí.

-Esta bien ya entendí, pero quiero estar informado absolutamente de todo – Insistio con énfasis antes de dirigirle una ultima mirada a la castaña y salir de ahi.

-Les traeré la pizarra – Dijo Anthea antes de seguir a Sherlock dejándolos solos.

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