Grata sorpresa

Una habitación oscura, un tanto lúgubre, fría, una mesa de metal, un foco que se columpiaba de aquí para allá alumbrando intermitentemente, el lugar. Ariadna lo primero que pensó era que se encontraba en una película policiaca vieja, donde entraría el policía bueno y el policía malo a hacerle preguntas para que confesara un crimen, llevaba ahí sentada prácticamente una hora, cosa que comenzaba a aburrirle, metió la mano en su bolsillo y solo saco una goma elástica, lo único que le había quedado desde que la catearon, comenzó a jugar con ella como si fuera lo más genial de la vida, justo en ese momento se abrió la puerta para dar paso al tal Mycroft Holmes quien por poco se lleva un golpe de la liga que salió disparada directo a su rostro, por suerte Ari no apunto muy bien.

-Woups - Dijo con burla la chica antes de acomodarse en su silla para ver al hombre.

-No creo que esté en la posición para jugar señorita House - Comento el hombre de traje antes de sentarse frente a ella del otro lado de la mesa - Muy bien, veamos, Ariadna Halligan House, Norteamericana, nació en Nueva Jersey, estudio neurocirugía en la universidad de Princeton, graduada con honores.. ¿Qué hace aquí en Londres señorita House? - Pregunto El hombre mientras leía los archivos de Ari en voz alta.

-... Pues al parecer a que me interrogue un pingüino inglés que no puede seguir tres días de dieta y se oculta bajo una apariencia de gordito y bonito - Ironizó mientras la cara de Mycroft se endurecía por la seriedad - Solo vine a hacer mi vida desde cero, he pasado por malos momentos y creo que es momento de hacer borrón y cuenta nueva.

-Y lo primero que hace es colarse en una prisión de máxima seguridad suplantando a una oficial en turno - Aquel comentario provocó que Ariadna soltara una risita pues realmente era muy común en su familia meterse en esos problemas - ¿Qué relación tiene usted con Lidya Reachel Freeman?

-Nos conocimos hoy en la celda.

-Pues parecían muy cercanas cuando la saque de ahí, tanto que ella pidió que no te encerraramos - Contesto insinuante.

-No me creería si se lo dijera Skipper - Le apodo Ari, pues realmente le recordaba al pingüino militar que se jactaba de muy buen comandante - Básicamente solo tenía que darle un mensaje, yo estaba en el momento y lugar incorrecto cuando me encontré con quién me pido que le llevará el mensaje, eso es todo.

-¿Y quién era esa persona? - La miro fijamente cosa que la chica imitó y pronto el ambiente se tenso drásticamente, se pudo sentir como la calma del lugar callo en picada.

-¿Quien dijo que era una persona? - Y ahí estaba otra vez, el mismo sujeto sonriente que vio en la casa de Sherlock, al lado de Mycroft, no decia nada solo los observaba como si estuviese viendo una película, no sabía quién era o que quería pero su energía era muy pesada, obviamente tenía un pasado muy turbio y una muerte violenta.

-Pues dudo que un perro le hayá pedido que le ayudara con ese pendiente - Le siguió el juego hasta que noto algo sombrío, la mirada de la chica se oscureció, miraba a su lado izquierdo como si algo estuviese ahí aunque realmente no había más que un vacio - ¿Señorita House? Esta uste..

-Todos tenemos asuntos pendientes Holmes - Le interrumpió - ¿Eres hermano de Sherlock? - La pregunta le cayó como balde de agua fría en la espalda - Se parecen bastante, sin mencionar que se apellidan igual - Mycroft se quedó en silencio durante lo que parecieron unos segundos antes de volver a hablar.

-¿Qué relación tiene con Sherlock? - Pregunto arisco mientras los dedos de la chica golpeteaban sobre la mesa

-El es mi cliente personal, 70 libras la noche, el es un cliente frecuente, tiene descuento - Guiño el ojo mientras por dentro intentaba contener la risa por la cara que el hombre frente a ella le regalaba - Si quiere revise mi celular, lo tengo agendado como "Krøller"

Mycroft se levantó rápidamente, tomó el archivo de Ariadna y salió de ahí dejando a la castaña con una cara de satisfacción total.

-Ja, "No pos bye" - Canturreo la chica en español mientras lo veía salir de ahí, sin embargo, no pudo evitar notar a aquel hombre que no se había retirado reírse frente a ella - ¿Quien eres?

-Eres hilarante - Dijo antes de desaparecer

-Nos volveremos a ver entonces - Suspiro y se quedó esperando un rato mas, mínimo 30 minutos hasta que la puerta se abrió dando paso a un furioso Sherlock Holmes - Hola ricitos ¿Qué tal tu día?

Sherlock no respondió solo la miro con rabia, ¿Cómo una sola chica como ella se había metido en tantos problemas de un momento a otro?.

-No me mires así, me das miedo - Siguió la chica pero Sherlock solo la miraba fijamente - Está bien está bien, lo siento ¿Contento? Es solo que tú hermano es exasperantemente exagerado, solo quería hablar con Lidya y..

-¿Por qué? - Le cortó de tajo tratando de saber que conexión tenía todo aquello con ella - Investigadores a su hermano, resolviste el caso antes que yo y te infiltraste en una prisión de alta seguridad para hablar con ella

-Pues no es tan buena su seguridad donde pude entrar sin problemas - Río la castaña pero la seriedad del detective la obligó a hablar - Escucha si te lo digo no me vas a creer.. ¿Nunca haz necesitado que alguien confíe en ti sin importar lo rebuscado y extraño que suenen las cosas? - Al parecer la pregunta hizo que las facciones de Sherlock se relajaran - No podré darte pruebas.. no podré hablar con lógica.. solo confía en mí ¿Si? Hay momentos en los que simplemente tienes que arriesgarte.

-Me parece que yo me estaría arriesgando más que tú - Hablo por primera vez el rizado

-No tienes ni idea.

Y ahí estaba de nuevo, la curiosidad, ¡Ah! Esa maldita curiosidad, eso que mantenía a Sherlock con el nombre de la chica dando vueltas en su cabeza, su palacio mental tenía una habitación solo de ella y estaba prácticamente vacía, la ansiedad por conocer más sobre esa extraña y sobretodo singular mujer lo jalaba a lanzarse a ciegas al vacío, ni él mismo lo entendía, estaba empezando a obsesionarse con ella, incapaz de decir nada solo le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera fuera de la habitación a lo que ella sin romper ese silencio entre ambos lo siguió.

Llegaron a un lugar muy burocrático, al estilo ingles por supuesto, todos estaban callados y ni siquiera se escuchaban los pasos que daban, al llegar a lo que parecía una oficina gigante llena de libros y pretenciosas pinturas que solo se compraban para presumir que las compraron, pronto entró por la puerta Mycroft con unos cuantos papeles en la mano, al verlos ahí se detuvo en seco y Sherlock le dio un codazo a Ari.

-¡Auch! Oye - Se quejó sobando su hombro mientras volteo a verlo, esté le indico con la cabeza que dijese algo - Ah.. perdona Skipper por entrar a tu prisión de máxima seguridad y violar las reglas de la ética y la moral, no lo volveré a hacer - Una sonrisa muy hipócrita se dibujó en su rostro provocando que Mycroft rodará los ojos.

-Creo que al fin encontré a alguien más desesperante que tú hermano - Dijo el hombre de traje antes de regresar su mirada a los documentos que traía e ir a sentarse en su lugar.

-Nunca nadie te quitaría ese puesto Mycroft, ella solo sabe improvisar - Contesto Sherlock sin más provocando una mirada severa de parte del mayor de los Holmes

-Sherlock se serio una sola vez en tu vida ¿Quieres? No me interesa la relación que tengas con esta.. mujer de la vida galante pero ahora cada cosa que ella haga tú te harás responsable - Le sentenció con asco mientras miraba a Ariadna de arriba a abajo.

-¡Ja! ¿Mujer de la vida galante yo? - Ariadna contenía la risa ante el ignorante comentario del pingüino - Tu realmente nunca haz contratado una prostituta ¿No? Por qué si lo hubieses hecho sabrías que no me parezco ni por asomo a una, pero gracias por el cumplido, supongo que para ti es más factible que Sherlock tenga mucho sexo a que tú con tu alto puesto en el gobierno.. puedas pasar de sentarte en tu sala a trabajar y comer pastel.. solo.

Tal comentario tomó por sorpresa a ambos Holmes, el mayor se ponía rojo de furia y el menor se ahogaba entre risas acaloradas por tocidos falsos. Mycroft se levantó poniendo ambas manos en su escritorio dándole un golpe y señaló la puerta.

-¡Largo! Antes de que llame a seguridad - La rabia de Mycroft era tal que parecían haber pequeñas llamas en sus ojos.

Sherlock tomó a la chica del brazo y salieron de ahí como alma que lleva el diablo mientras el detective trataba de reponer el aire que había perdido. Muchas horas más tarde llegaron a Baker Street en un taxi, cosa que a Ari le extrañó pues no la dejo irse a su casa, la obligó a bajar del auto antes de que pudiera que la llevarán a una nueva dirección.

-Entonces.. ¿Me vas a invitar una tacita de café? O ¿Por qué me obligas a pasar? - Pregunto la chica dejándose caer en el sofá grande.

-Por el mensaje que te envié el que por cierto no haz visto - Respondió Sherlock imitandola pero sentándose en su sillón.

-Oh claro permíteme - Ari metió su mano en su bolsillo y fingió sacar un celular imaginario, comenzó a "teclear en el" mientras él la miraba alzando una ceja - Tu Tu Tu Tu.. oh sí mira aquí está, me quitaron mi celular genio.

-Entonces mañana vas por tus cosas esenciales, ropa, cosas de higiene, cosas de valor sentimental, etc. De ahora en adelante vivirás aqui - Y se quedó tan pancho, como el que no dijo nada.

-¿Perdón? - Ari se levantó y lo miro incrédula - ¿Quieres ganarte otro puñetazo?

-Por tus propios méritos y a petición del gobierno británico ahora eres mi responsabilidad, paso de tener que estar pendiente de ti así que lo mínimo que puedes hacer es atenerte a las consecuencias de tus actos si quieres que confíe en ti.

Ariadna suspiro y asintió con la cabeza, de cierta forma él tenia razón, no podía darse el lujo de negarse a lo que ella le había pedido.

-Esta bien ¿Dónde dormiré? - Le pregunto resignada a su nueva casa.

-En la habitación de John, está allá arriba, pero está vacía así que por hoy tendrás que aguantarte - Sherlock junto sus manos frente a su mentón sin dejar de escanear a la chica de arriba a abajo, aún no podia creer que una simple chica que estudió neurocirugía y sabe tocar el piano, cosa que dedujo, se pudiese meter en tantos embrollos.

-De acuerdo.. entonces.. eso es todo supongo.. - La chica solo sonrió incómoda y se levantó del sillón para ir a su nueva habitación.

No la detuvo, solo la observó irse, ahora le llegó de golpe una estruendosa realidad, no sabía cómo entablar una conversación normal con ella, menos una amistad, si realmente quería descubrir todos los misterios por parte de su nueva compañera de piso tenía que socializar con ella, John no le fue un reto pues él estaba dispuesto a lanzarse de clavado en su mundo buscando las emociones de la guerra, pero esta chica, ella ya estaba en ese mundo y no le impresionaba en lo más mínimo, para ella Sherlock era normal y eso le provocaba una sensación como de comezón bajo la piel e imposible de razcar ¿Cómo sacarle sus verdades? ¿Cómo impresionarla para que se abriera? ¿Cómo hacerse su amigo?, No por que quisiera ser su amigo, pero solo en una amistad le confiaría aquellos secretos que guardaba.

A la mañana siguiente Ari se levantó con un dolor de espalda brutal, el colchón estaba muy duro, camino dormida por la habitación en busca de su baño, se lavó la cara, se mojó un poco el pelo y escucho una explosión en el salón, rápidamente bajo las escaleras y llego a la cocina donde un humo negro comenzó a salir.

-¿Qué demonios haces Holmes? - Con urgencia abrió las ventanas antes de que el humo llenará el lugar

-Estaba midiendo la resistencia de una mano con algunos químicos - Salía de la cocina con la cara negra y unos googles cubriendo sus ojos - Funcionó bien...

-Si claro, si por bien te refieres a muerte y destrucción - Le regaló una sonrisa divertida que desvalanceo a Sherlock - Bueno como ahora no tenemos cocina.. voy a comprarme el desayuna, ¿Quieres algo?

-Eh.. no gracias - Contesto mirándola fijamente.

-Bueno entonces tardaré, tengo que traer mis cosas, no pienso dejar todo en el otro apartamento.

Y sin más salió del lugar, tenía puesta la misma ropa que el día anterior así que no tuvo problemas, se dirigió al mismo café donde anteriormente compro los chocolates calientes para poder comprar algo de comer.

-Bueno días dame un café con leche y un baguette de jamón con queso - Le pidió al joven que atendía la barra

-Por supuesto solo si me regalas tu número - Contesto el chico mientras le sonreia y anotaba su pedido.

-¿Eso suele funcionar? - Se burló mientras lo veía tomar su orden

-No, pero cuando funcione no saldré con esa chica - Aquel comentario le saco un sonrisa a la castaña - Oye.. ¿Nos conocemos?

-No creo, es la primera vez que te veo.

-No fue una pregunta, fue una sugerencia - Y con eso Ari supo que este tipo era todo un casanova, le entregó su pedido con una sonrisa, gesto que ella acepto.

-Dame tu mano - El chico le extendió el brazo mientras ella le arrebataba la pluma con la que escribía los nombres en el café y anotó su número en su mano - Mándame mensaje, tal vez te responda, a menos que no me intereses o que se me olvidé - Tomó su café y salió de ahí dejando al chico con una boba sonrisa.

Camino durante una hora hasta llegar a su apartamento, sin embargo, le habían quitado hasta sus llaves, tubo que tomar la llave que dejaba bajo la maseta y abrió la puerta, al entrar dejo el café y el baguette en la mesa, fue hasta su habitación, miro su recámara un momento y suspiro, del clóset saco dos maletas grandes con las que había llegado a Londres, en una guardo toda su ropa, no era mucha pero alcanzo a llenar toda una maleta, en la segunda guardo fotos, recuerdos, regalos que le dieron antes de marcharse de New Jersey, UN peluche de un conejito y sus documentos personales, ya con sus únicas maletas listas solo quedaba una cosa... Su teclado, se negaba a irse sin él, lo amaba tanto como a su padre, era lo último que su tía Amber le regaló y su padre le enseñó su destreza para tocarlo, además de la guitarra eléctrica, pero el teclado era su favorita, llevo ambas maletas a la sala y regreso para guardar su teclado en  su funda. Al tener todo listo y empacado se dirigió a su sala para poder, por fin, desayunar. Estos días habían sido tan extraños, sin saber bien como ya tenía compañero de piso y estaba bajo la mira del gobierno inglés... Su padre de verdad estaría orgulloso.

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