ESPECIAL NAVIDAD parte 2

Y así como así, la fiesta termino de golpe, los invitados se fueron, a excepción del medico diagnosta, quien estaba acabando con las últimas papas fritas.

-Bueno, esa fue una bella noche buena, muy educativa y sentimientos - Se burlo el hombre del bastón mientras masticaba con la boca abierta.

-No necesito ironismo, necesito respuestas, debo determinar ¿Dónde? En ese cúmulo de incógnitas que es tu hija, se encuentra la solución a este berrinche.

-Arruinaste su navidad y la trataste de caprichosa ¿Que esperabas? ¿Un beso? - Lo miro desde su lugar mientras krøller apagaba el árbol de navidad.

Sherlock no dijo nada, tal vez tenía razón, no debía haberle dicho eso, pero no entendía por qué se sentía peor que nunca, ya antes la había insultado sin querer, ¿Por qué ahora era diferente?

-Si quieres un consejo... - Continuo el doctor mientras se levantaba y tomaba su bastón - Para ella estas fechas son muy importantes, reflexionalo un poco durante la madrugada, tal vez así logres verlo como ella, bueno, saldré al bar de la calle Main, si Ari pregunta por mi dile. - Y sin mas, se fue del departamento.

Sherlock se quedó solo, de nuevo, solo siendo iluminado por la llama de la chimenea, que apasiguaba el frío de Londres. Se dirigió hacia su habitación dispuesto a prepararse para dormir, en el pasillo se quitó el saco lanzandolo sin ver a la cama, luego la camisa, los pantalones y los zapatos. Los zapatos solo los dejo botados, y su ropa la hizo una bola y la tiró al cesto de ropa sucia.

-No se de qué se queja, no es para tanto, solo es un día marcado en el calendario para tomar y beber - Se quejo con frustración y rabia, más frustración que rabia, le molestaba no poder entender ese sentido de calor y pertenencia al compartir una fecha especial - Pff... Es una estupidez -Resoplo mientras terminaba de abotonar su pijama roja de satín.

Se recostó en la cama, puso las sábanas bajo sus brazos y mirando al techo recostó sus rizos en su almohada, se sentía demasiado incómodo para dormir, en su mente las ideas volaban por doquier, no solo para saber cómo arreglar su error, también por tratar de darle un sentido a las festividades que a ella tanto le encantaban. Verla prepararse todo ese mes para esta noche, mientras un brillo de alegría, esperanza y asombro se apreciaba en sus bellos ojos. No lo entendía, simplemente era una fecha dedicada al consumismo desenfrenado y a ideologías absurdas.

Miraba el techo, luego se giró sobre la cama, después giro hacia el otro lado, por último se quedó boca abajo y nada, ninguna posición le satisfacía para dormir, levanto la mirada, era la 1:00 am, a penas.

-Pfff increíble - Se lamento antes de levantarse de la cama y sentarse en la orilla de esta.

-¿Insomnio hermanito? - La voz de el mayor de los Holmes hizo que Sherlock saltará ligeramente antes de voltear a verlo - ¿Tanto son tus problemas para dormir que tú inconsciente proyecta imágenes representativas de las personas que conoces?

-Genial - El rizado paso la mano derecha por su propio rostro, frotándolo con frustración, si ya le costaba callar su mente, más cuando se volvía visiones abstractas y representativas - ¿Ahora que quieres?

-Calmar tu conciencia hermanito, no siempre te abstuviste de las creencias populares de este folclore, es más, te gustaba ser participe - Se sentó junto a él y con un simple gesto de su mano ambos aparecieron en un nevado paisaje, sentados en un banco de metal cubierto de nieve, frente a ellos el enorme colegio Richam para jóvenes, de el, varios niños salieron jugando y lanzandose nieve y vestidos con sus calientes abrigos, bufandas y guantes de buen grosor.

-El colegio Richam... - Murmuró Sherlock mientras se levantaba y se acercaba a los pequeños quienes lo atravesaron como si fuera un espíritu - Yo estudiaba aquí...

-¡Sherlock! - La voz de un pequeño niño llamo la atención del rizado quien se giró topandose con su propia imagen, de unos 6 años, quien con su mochila de cuero salía del lugar, sus rizos siempre inconfundibles, de un tono más claro, casi dorados. El pequeño al escuchar su nombre se giró antes de sonreír con dulzura.

-¡Viktor! - Le respondió con alegría al ver a su amigo salir para alcanzarlo - ¿Que dijo tu mamá?

-Dijo que si podría ir, que pasaría por mi mañana al amanecer, después de que Santa llegué

Sherlock observo con tristeza la escena de sus recuerdos mientras se iban riendo con la alegría que solo la inocencia de la infancia mostraba.

-Pobre niño, falleció tan joven, de una manera tan cruel - La voz de Mycroft captó la atención de su hermano quien solo suspiro.

Con facilidad ambos aparecieron en la antigua recidencia de los Holmes, la cual estaba repleta de luces, velas, la flor de la noche buena y el árbol de navidad coronando el lugar con gran esplendor.

-Esa navidad... Mamá nos regaló una caja de disfraces y una grabadora, decía que nosotros podríamos contar nuestra propia historia solos - Sonrió ligeramente mientras miraba a su "Yo" del pasado jugar con su viejo amigo

-Mamá sabía que tú tenías una imaginación grande, demasiado para tu tamaño, al menos eso decía ella - Mycroft, quien ahora estaba colocando uno de los adornos del árbol en su ramita correspondiente - Viktor falleció siendo un niño, pero tenía un enorme corazón - Mencionó el hombre de traje justo antes de que una imagen de él mismo, con unos 13 años pasará corriendo hacia la mesa de dulces, su pijama era gris y abrigada, y parecía pesar el doble de su versión adulta.

-¿Ya terminaron de jugar con eso? - Pregunto mientras se llevaba un turrón a la boca y miraba a los pequeños compartir su regalo, un enorme baúl de disfraces, de los cuales destacaban unos preciosos trajes de piratas.

-No, aún no - Respondió el pequeño Viktor mientras se colocaba uno de los parches que venía en el disfraz.

-Aunque aún faltan regalos por abrir - El pequeño Sherlock se adentro en lo más profundo del árbol navideño y de la parte de atrás saco dos enormes cajas, una con un envoltorio rojo a rayas blancas y un moño verde del número 7 - Mira, este dice: Para Mycroft Holmes, con mucho cariño, del señor Noel - Le entrego la caja con dificultad, pues era muy grande para los brazos de un niño de 6 años.

-Genial - Mycroft soltó el turrón y tomo el regalo antes de sentarse en el suelo y destrozar el envoltorio - ¡No! - Pronunció emocionado mientras alargada la letra "o", saco una enorme colección de libros empaquetados y autografiados por cada uno de los autores qué se encontraban en su ahora enciclopedia de filosofía.

-Y este es para... - Comenzó a decir el pequeño Víktor sin embargo el recuerdo se cortó haciendo que ambos regresarán a la habitación.

-No creo que sea necesario escuchar a quién le pertenece ese regalo - La imagen de Mycroft estaba ahora frente a él, parecía querer dar entender que la razón por la que Sherlock ya no podía creer el folclor de un hombre que llevaba regalos a los niños de una sola noche era gracias a su pequeña hermana.

-Solo era un niño, obviamente creí en esas cosas, si a un infante no se lo explican las verdades de la vida claro que creerá en cuentos de hadas - Refutó Sherlock con cansancio pues no sabía qué hora era, aunque sentía que era realmente tarde, miró el reloj que tenía sobre el buró al lado de su cama y se sorprendió al darse cuenta qué marcaba la 1:50 AM

-¿De verdad? Creo que haz ignorado muchas cosas hermanito - Se burló antes de que unas voces se escucharán detrás de Sherlock.

-Ya es tarde joven Holmes, las clases terminaron hace unas horas - Un hombre de traje, con lentes y un porte bastante elegante, llamó a un muy joven Sherlock Holmes, quién se mostraba en la plenitud de su vida, al menos unos 21 años.

-Profesor Fezziwig - Mencionó el rizado mirando a su profesor de filosofía, levantando la mirada de su libro pues aún se había quedado en la biblioteca no tenía ganas de volver a casa menos en esas fiestas era como si la magia se hubiese perdido y actualmente no pudiera soportar tanta algarabía.

-Él era mi profesor de filosofía, un hombre muy inteligente, el cual yo admiraba mucho durante mis años y la universidad - contempló la escena mientras se acercaba a su yo más joven notando algo que nunca había asimilado antes, ese brillo de infantil inocencia había desaparecido

-Aunque admiro su interés en Alfred adler, no puedo permitir que siga aquí fuera de horas curriculares - Le anunció mientras sonreía y se acercaba a su estudiante - ¿Se encuentra bien?

-Es que aunque para una parte del mundo occidental se trate de una fecha religiosa y feliz, para otros el 25 de diciembre es motivo de fastidio, angustia o simplemente aburrimiento - Explico mientras cerraba el libro y se ponía de pie - La imagen ideal de niños y mayores sonrientes, comidas deliciosas; paz y amor en abundancia contrasta con una realidad en la que en lugar de la paz reinan las discusiones familiares, la soledad, el consumismo, los balances insatisfactorios y la ingestión excesiva de comida y bebida. Todos ellos, males asociados a esta fecha, estadísticamente las urgencias de los hospitales se llenan de heridos por accidentes, peleas, infartos y hasta intentos de suicidio.

-Oh joven Holmes, es muy obvio que lo único que usted me dice es lo que muchos otros han hablado antes - Se acercó a uno de los estantes y saco un enorme libro de tapa dura antes de entregarselo a su joven alumno - Nietzsche. Para él, el cristianismo aboca irremediablemente a ese punto que hemos descrito, a una igualdad de todos. El cristianismo surgió, en efecto, como una revuelta de los de abajo contra los de arriba: mas lo único que ha sabido hacer es rebajarnos a todos a lo bajo. Incluido Dios, que ha perdido toda su divinidad. Ya ninguna cosa posee mayor importancia que ninguna otra: es el nihilismo. La conclusión a que nos aboca este diagnóstico resulta patente: Nietzsche apostaba por abandonar ese igualitarismo empobrecedor que está incluso matando al propio cristianismo que engendró el llamado "Espíritu Navideño" para recuperar una vida noble, alta, creativa, "lujuriosa y tropical" - Continúa mientras Sherlock leía las páginas el libro qué es un mentor favorito le había proporcionado - El consumismo ha devorado gran parte de nuestras actividades cotidianas y de lo que debieran ser nuestros sentimientos más personales, Los ambientalistas esgrimen sus banderas y se quejan de los montones de comida desperdiciada; las toneladas de basura que el mundo genera a diario casi se duplican en los lugares donde se festeja la Navidad, cómo ves Sherlock, los únicos y verdaderos motivos para celebrar es meramente emocional y banal, ya que todo lo que amamos o bien se muere o bien se pierde

-¿Me está tratando de decir que es una completa estupidez celebrar estás fechas? - Pregunto mientras regresaba su mirada al profesor

-Digo que no deberías cuestionar el "¿Por qué no?" Si no, el "¿Por qué si?" - Completo antes de darse la vuelta y salir de la biblioteca - Feliz Navidad señor Holmes.

-Es es la razón por la que empezaste a cuestionar las festividades ¿No? - Inquirió Mycroft mientras caminaba alrededor de su hermano quién se frotaba la frente frustrado.

-Es tarde, demasiado, debería dejar de pensar e irme a dormir - Evadió por completo la pregunta de su mente antes de volver a ver el reloj, este le mostró que estaban a punto de dar las 2:00 AM

Así pues, ignoró por completo la imagen de su hermano al lado de su cama y volvió a recostarse en su colchón, metió la cabeza debajo de las almohadas y se enrolló en las sábanas cuál sushi, sin darse cuenta poco a poco cayó en los brazos de Morfeo.

Al cabo de un rato, Sherlock volvió a abrir los ojos, después de autoengañarse fingiendo dormir, el reloj marcaba las 2:26, ¿Cómo era posible que esa situación le quitará tanto el sueño? No lo entendía.

-Solo mira lo que sucedió - Sherlock miro al lado de su cama topandose con la figura de John Watson frente a él - Pensar en lo que pasó solo serviría si cambiará lo que hiciste hoy

El detective bufo antes de sentarse en su lugar y frotar sus ojos con agobio.

-¿A qué te refieres? - Soltó, ya rendido a lo que vendría.

-Tu la viste preparar todo con tanto esmeró - La cama fue envuelta por lo que ahora era la sala del Baker Street, solo que hace tan solo 12 horas, en él, la castaña iba y venía preparando todo para ese día, la cena estaba cocinandose, el horno despedía un bello aroma a galletas y la decoración era colorida y alegre - Se esforzó tanto por tener una hermosa primera navidad en Londres y hacer que todos fueran felices.

Ariadna estaba preparando una lista de las compras navideñas de ese año mientras mordía el borrador del lápiz, tenía la mirada fija y concentrada en el nombre de su lista, lista en la que Sherlock pudo distinguir perfectamente los nombres de su hermano, el doctor House, John y Rouse, y la señora Hudson, sin embargo, al principio de la lista y encerrado en un enorme círculo rojo se hallaba el nombre de Sherlock Holmes, qué a diferencia de los demás, aún estaba pendiente. Ari para estar muy estresada pensando en que escribir al lado de ese nombre, fue entonces cuando sonó la campanilla del horno.

-Esto no tiene sentido, Ariadna entregó todos los regalos durante la cena, y no me entregó nada mi - Se quejo.

-Tu tampoco le entregaste nada - Contraatacó la imagen de John mientras reía - la cena empezado de las 9:00 a las 10:30,  ella terminó de arreglarse a las 8:57, un lapso de 3 minutos donde ella desapareció, ¿Dónde crees que estuvo?

Esas palabras hicieron que Sherlock se levantara de golpe pues había logrado analizar lo que sucedió, no tardó mucho en empezar a desordenar su habitación, saco ropa de los cajones, vacío el armario y arrasó con el baño, nada, se sentía estúpido, creer que ella había entrado a dejarle un regalo especial era tonto y cursi.

-Te falta un lugar - Sherlock levanto la mirada a su amigo y este le señalo la ropa sucia.

Respiro profundo y se acercó al cesto, saco la ropa con cuidado y entre la camisa que uso ese día y las sábanas sucias se encontraba un paquetito envuelto con papel de regalo y un listón rojo, sobre él estaba escrita una dedicatoria, la cual leyó en voz alta.

-"La vida va deprisa, pero siempre es bueno detenerse a respirar y pensar en todas esas cosas que no sabemos valorar. Para: krøller, en esta la primera que pasó contigo, cuando gustes, podemos verlas juntos, Ari" - Después de leerlo solo suspiro antes de sentarse en la cama y ver el paquete - Ella se escabulló para dejarme esto solo a mi...

-Parece que ella sabe lo poco agradable qué es para ti tener que aceptar un regalo en público...

Krøller miro fijamente si regalo y lo abrió con desesperación, encontrándose, una vez rota la envoltura, con la colección completa de películas de piratas, desde Peter Pan hayas Piratas del Caribe: La venganza de Salazar.

-Captain Phillips, Piratas del Caribe: navegando aguas misteriosas, La era de hielo 4, Piratas del Caribe: El cofre de la muerte, Piratas del Caribe: En el fin del mundo,El planeta del tesoro... Wow

-Ella realmente esperaba una gran noche, supongo que tenía las expectativas muy altas - Río John antes de hacerle un gesto para que viera la imagen que su mente había creado.

-¡Déjame en paz Mycroft! ¡No siento nada por House y nunca lo sentiré! ¡Si hice esto fue solo por cumplir su patético capricho!..

El silencio se hizo de golpe en el Baker Street, el rizado volteó a ver a los invitados, nadie decía nada, pero de pronto las miradas se centraron en Ariadna quién tenía los ojos cubiertos en lágrimas.

-¿Sabes una cosa Holmes? A veces me preguntó si en verdad debo perder el tiempo siendo amable contigo o solo debo dejarte que te pudras en tus absurdos problemas sociopatas y ¡Me dejes tranquila!, A veces tu eres tan.. tan...

-¿Imbecil? - Trato de ayudarle Lestrade pero resivio un codazo de parte de Molly.

-Solo.. - Incapaz de continuar solo soltó un suspiro y empujando a Sherlock bajo las escaleras encerrandose en su departamento.

¿Como arreglar esto? ¿Como se desdice lo dicho? Para él eran preguntas que jamás obtendrían respuesta

-¿Y que? Ya se le pasará - Minimizó mientras guardaba todo y se recostaba en la cama - Yo no le pedí nada...

-Y aún así decidiste comprarle ese regalo - John le mostró una nueva imagen donde después de que se separaran, sherlock se detuvo frente a una hermosa joyería, parecía haberse enamorado de una pieza en específico, una brillante, que destacaba sobre las demás, sin dudarlo entró completamente decidido a comprarlo - Puedes engañar a todos, pero no a ti mismo, sabes bien que ella fue el motivo de que esté año fuera diferente

¿Diferente? ¿En qué sentido? ¿Por qué su mente consideraba que está navidad tuvo una relevancia mayor que la de otros años?

-Ella realmente esperaba una navidad distinta - Suspiro frustrado antes de despeinar sus rizos - Soy un idiota - Y sin mas, se dejó caer en la cama, mirando al techo, reflexionando lo que haría para arreglar la navidad.

-¿Arreglar la navidad? Escuchate, consíguete una vida - La figura de el doctor House, con su típico bastón apareció parado sobre el techo, mirándolo, con la burla de siempre.

- Quisiera creer... Pero yo... - Comenzó Sherlock con tristeza, a veces le costaba creer en la razón pues sabía que se estaba mintiendo, por qué por mucho que lo piense su corazón lo estaba sintiendo.

-¿¡Pero!? No aceptas que te mientan, no quieres escuchar viejas historias viejas, no quieres ser estafado o engatusado, o que te pongan un evento sobre los ojos, ¡¡Engañado!! ¡¡No quieres ser considerado un iluso!! - De pronto todo alrededor de Sherlock se rompió, desde el suelo hasta la cama, cayó al vacío, a un profundo agujero negro que parecía no tener fin.

Sherlock se golpeó con el suelo frío y sucio del Baker Street, estaba oscuro y en silencio. Se levantó lentamente mientras tocia por la gran cantidad de polvo, al estar completamente de pie, frente a él, se encontraba un hombre mayor, de unos 80 años que respiraba con mucha dificultad.

-Tu eres igual que yo amigo... - Hablo el anciano antes de levantar la mirada mostrando a un desgastado Sherlock Holmes - ¡¡Eres Scrooge !! ¡¡Evenice Scrooge!! - Gritó con fuerza mientras el suelo comenzó a quebrarse cuál espejo - La navidad, Santa Claus, Este lugar ¡¡Son solo puras mentiras!! Ocasionadas por una indigestión, yo sé quién eres, tu... Eres... ¡¡UN INCRÉDULO!! JAJAJAJAJA ¡¡UN INCREDULO!!

Sherlock corrió, asustado por la horrible imagen de él mismo, gritando y atormentandolo, parecía que realmente no se movía del lugar y esa terrorífica imagen se agrandaba cada vez más.

El suelo se reventó cuál espejo y Sherlock cayó, se dirigía a un ataud, un cofre destinado a la muerte.

Entonces despertó, se había caído de la cama, el sol reluciente entraba por las ventanas, todo había sido una pesadilla, Sherlock respiro profundamente mientras su corazón latía sin control alguno. Miró el reloj de su buró, marcaba las 10:30, se levantó del suelo y se dirigió su baño para remojarse la cara, estaba sudando frío, que terrorífica pesadilla.

Un sonido en la cocina lo puso alerta, salió de su habitación y se asomó por la cocina, ahí estaba ella, Ari, haciendo el desayuno, como siempre.

-Buenos días - Le sonrió como si nada hubiera pasado la noche anterior - ¿Quieres desayunar? - Volteo a verlo y se encontró con un muy pálido aspecto - ¿Te encuentras bien?  - Acto seguido Sherlock la abrazo, con fuerza como si fuera a irse si la soltaba - ¡Woah!

-Lo siento, de verdad lo siento, no quería arruinar tu noche, se que estuviste esforzándote tanto y fui un idiota - Dijo rápidamente mientras la apegaba a él, hasta el punto de ser capaz de sentir su corazón.

-Sherlock, tranquilo, está bien, te perdono - Le sonrió antes de separarse de él mirándolo fijamente a los ojos - Sé que para ti es complicado verte envuelto en todas estas cosas, pero me alegra que haya sido parte de esto aunque no te guste... Y ¿Te gustó tu regalo?

-Hablando de eso - Sonrió antes de sacar de su bata una pequeña cajita envuelta en terciopelo rojo - Feliz Navidad Ari...

Incrédula sólo tomó la cajita con delicadeza y mirándolo a los ojos sonrío antes de abrir su regalo topándose con la joya más hermosa que había visto en su vida, un anillo de oro blanco con piedras rosas era preciosa...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top