Heroin

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| I'm flying to the moon again, dreaming about heroin. How it gave you everything and took your life away. I put you on an aeroplane destiny for a foreign land. I hopped that you'd come back again and tell me everything' ok |
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Heroin
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Lana del Rey.
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1980.

"veinte, veintiuno, veintitrés, veinticuatro y veinticinco, lista ó no iré por tí". El grito de una niña rubia de ojos celeste se escucho en la sala de abajo. Subiendo las escaleras con pasos sigilosos se disponía encontrar a su hermana menor.

La pequeña Lizzy de pelo castaño y ojos color almendra tapaba sus risitas ante el grito de su hermana July, debajo de la mesita de noche de sus padres, donde sabía que jamás la encontraría y ella ganaría el juego, ganaría más que eso, ganaría no lavar los platos y tendría doble ración de helado de vainilla en la cena. Su complexión delgada y pequeña, hacia más fácil su escondite en tan reducido espacio. July mientras tanto buscaba en la sala y comedor, sin siquiera darse cuenta que su padre y madre habían llegado de donde quiera que se encontrarán.

Ella gritaba, más de lo que acostumbraba, en su mano una vaso con el líquido prohibido, y su padre negando con la cabeza antes los reclamos. July se escondió detrás del sofá ya que no quería ver a su madre y padre discutir. Mientras subían las escaleras hacia su habitación, la pequeña July tomó la desicion de que el juego había terminado y era hora de buscar a Lizzy. July siempre protegía a su hermanita.

Lizzy escuchó los gritos al otro lado de la puerta, eran sus padres, alegando cosas que ella no comprendía. Se asustó, sabía que la regañarian, el cuarto de los padres estaba prohibido. Se hizo aún más bolita y trató de no moverse, solo lo suficiente para respirar. El grito algo que a ella le asustó, y ella le contestó con algo que la hizo preocuparse, siempre peleaban, pero esto era distinto. Pidió a July en sus pensamientos, ella siempre le ayudaba en momentos así, ¿Donde estas? Pensó, cerrando los ojos. Cuando algo que entendió bien la hizo abrirlos, "se iría", ¿A dónde?, si esta es su casa y ellas sus hijas. El sonido de portazos y gritos aumentó, pobre de la niña debajo de la mesa. Por unos momentos fueron más reclamos, por cosas como un amante, distancia, peleas y demás. Ella reclamo sobre ellas y el solo dijo que esas niñas siempre lo tendrían, ella negó, alegó que si salía por esa puerta esas niñas ya no serían más suyas. Lizzy tapó el llanto, ¿que estaba sucediendo?. Cuando la puerta se abrió ambos salieron igual de molestos como cuando entraron. Lizzy salió corriendo hacia afuera no podía dejar que su papá se fuera, si se hiba que sería de ellas.

July había buscado a su hermana en el jardín, sabía que era contra las reglas pero aún así buscó, cuando alzó la vista.

Lizzy corrió tras su padre, jalando su suéter largo.

-Papá no nos dejes. Lloró ante el.

Su madre la tomó del hombro de un jalon tan brusco que pareció que le arrancaría el brazo.

-El no es más tu padre. Grito, la pequeña solo lloró.

-Algún día vendré por ustedes. Dijo desde arriba y salió con su maleta.

Lizzy comenzo a llorar aún más fuerte, no era posible.

July miro a su padre con una maleta y su instinto la hizo ir tras el.

-Papá, ¿Que pasa?. Pidió.

El la miro y le sonrió de una manera apacible.

-Julianna, ya no eres una niña eres una mujer, eres la mayor y la más sensata de esta casa, me iré tu madre y yo lo hemos decidido. Se fuerte. Tomando sus hombros con delicadeza y besando su frente. -Cuida a Elizabeth algún día vendré por ustedes.

Con solo eso por decir, el se fue, para nunca más volver.

Presente.

-¿Como te sientes con respecto a eso?. Dijo el terapeuta, un hombre casí calvo, su ropa un tanto desaliñada pero con una sonrisa que alegraba a todos.

-¿Sobre que? ¿Que exactamente?. Preguntó Lizzy casi a la defensiva.

Acomodando sus lentes para mirar sus notas y luego mirarla con una de sus sonrisas.

-Sobre cuando tu padre las dejó a tí y a tu hermana Julianna. Esperó paciente una respuesta. Y es que ella ya sabía a que se refería.

-No hay nada que hablar Doc. Escogiendose de hombros, esquivando lo sucedido.

-No puedes huir de tu pasado por siempre Lizzy...

-Creí que éstas sesiones solo eran para que viera que ya no uso drogas. No quería hablar sobre eso, por esos las drogas siempre la ayudaban inclusive en este momento donde hablar de ellas evitaba hablar de sus padres.

-Elizabeth, yo no soy un inspector y tú ya no eres una drogadicta, estas sesiones son para ver si ya puedes hablar sobre....

-¿Sobre que?. Gritó. -Sobre que mí padre que me abandonó, que me dejó junto a mi hermana con una madre alcohólica que jamás movió un maldito dedo por nosotras, y que al final mi hermana también me hizo aún lado, dejando ver que siempre fuí una jodida carga. Estaba alterada, ella quería romper cualquier cosa a su paso.

El solo la miro tranquilo y sereno. Sabía cómo manejar estos arranques sumando que ella siempre se exaltaba con este tema, pero tenía que ser tocado.

-No se puede escapar del pasado. Dijo. -Estamos atados a el, pero Lizzy podemos vivir con el, porque eso no nos define. No dejes que tu pasado te defina. Cerró su pequeña libreta amarilla y le sonrió.

-Perdón. Se limito a decir. -Doctor sabe que me es difícil hablar sobre ello, inclusive me es más fácil hablar sobre mi adicción que todo sobre mí familia. Agachó la cabeza con dolor.

-No hay de que disculparse, es normal y te entiendo. Pero para eso estamos aquí, ¿Ó no?. Ella asintió. -Bien Lizzy, nos vemos la siguiente semana, me saludas a July y su esposo.

-Claro. Levantándose después de el, miro de reojo el retrató en la pared, una familia feliz, un padre, una madre, un hijo y una hija. Perfectos, una familia perfecta.

"Todo esto se irá a la basura, el no es más su padre, es un maldito hijo de perra"

Cerró los ojos fuertemente apartando toda voz en su cabeza.

-Elizabeth, ¿Estas bien?.

Ella los abrió, un poco pérdida, cansada y aún herida.

-Si, yo le daré sus saludos. Sonrió apacible.

-Te decía que habrá una pequeña fiesta el Domingo, es el cumpleaños número 12 de mi hijo Boyce, ¿Quieres venir?. El doctor Bloom, era demasiado bueno con todos, el siempre compartió su familia con todos los chicos del centro de ayuda juvenil.

-Lo pensaré. De verdad ella no tenía ganas de ir. -Le confirmó con Melissa. Su secretaria.

*

Esperando fuera estaba July quien desde hace seis meses parecía más cercana a ella y a nueva hermandad.

-¿Que tal?. Preguntó cuando subió al coche.

-Lo mismo de siempre, ¿como esta el trabajo?, ¿como esta la familia?, ¿usas drogas?. Sonríe en broma.

-Me parece bien que sigas asistiendo a terapia. Se limitó a decir. -¿Te llevó al trabajo?. Ella solo dije que si.

El viaje del consultorio hasta su trabajo como vendedora de piso en el RadioShack local no estaba lejos, además July no tenía empleo -por el momento- así que para ella era fácil ser su chofer, sumando que ella no tenía licencia y su auto fue vendido hace meses.

-Espero que ya te den tu licencia de manejo, ser tu chofer no es la meta profesional que me puse. Dijo en broma. Lizzy emitió una risa, esto era lo que más extrañaba de su hermana y su sentido del humor.

-Cuando sea CEO de RadioShack. Bromeó igual que ella.

-Sabes que puedes estudiar la Universidad, que nosostros te apoyaremos. Era bueno que su hermana quisiera ayudarla.

-No tienes empleó, y vivo en tu casa, eso es suficiente, lo demás me lo arreglare con el tiempo. Sabía que la situación no era la mejor.

-Quiero hacerlo. Sonó triste, y sabía que era por la aparente culpa.

-Y lo agradezco pero no puedes preocuparte por mi toda la vida.
Quería que esta conversación terminará.

-Debo hacerlo, debo cuidarte. Así era July desde que Lizzy salió de rehabilitación, quería cuidarla, todo el tiempo perdido en su Infancia. El auto se detuvo enfrente de la tienda.

-Es demasiado tarde para eso. Lo dijo sin pensar. El semblante de su hermana cambio, parecía dolida. -Lo siento. Se apresuró. -July te adoro y doy gracias por tenerte a mí lado, pero un día tendré que salir sola al mundo y estaré preparada.

Lizzy abrazo a su hermana y esta le beso la mejilla.

-Cuidate, nos vemos en la noche, la despidió July.

*

La tienda estaba repleta de gente, los viernes eran así. Ella había estado trabajando en esta tienda por un mes, casi al mismo tiempo que salió del centro de rehabilitación. Su gerente era una mierda de persona, aun así no podía quejarse.

-Llegaste 8 minutos tarde Jhonson. Grito cuando esta atendía a una pareja de ancianos en busca de un reloj de pulsera para su nieto.

-¿Disculpe?. Se giro para verlo con una total cara de poker.

-Lo que oíste Jhonson, nadie tendrá trato especial aquí, ni siquiera porque asistas a tus juntas con el loquero. Lo dijo tan despectivamente, que unas grandes ganas de romperle la cara crecieron en el interior de Lizzy, aún así ella respiró.

-No se volverá a repetir. Sonrió y se giro de nuevo con la pareja.

Después de haber vendido exitosamente un par de relojes Casio, fue casi corriendo al baño a tomar un poco de agua y calmar sus nervios. Al salir se encontró con un hombre y su hijo. Ambos hablaban sobre su regalo de cumpleaños.

"Mamá, papá vendrá para mi cumpleaños" "Tú no tienes padre" Con un aroma a alcohol. "Olvídalo, como el te olvidó a tí"

-Lizzy. Habló su amiga y compañera de trabajo, Genna.-Esta noche iremos al bar de la 79 y no se, ¿quieres ir?.

Bar, alcohol, excesos, negó.

-No podré ir, pero muchas gracias Genna. Ella era amable, al igual que la mayoría de sus compañeros, a comparación de la escoria de su gerente.

-Algún día tendrás que salír. Le tocó el hombro.

-Lo se, pero por el momento no me siento segura. Sabía que su enfermedad era demasiado para ella. Una prueba más.

Su querido gerente la castigo con cerrar la tienda, accedió de mala gana y lo hizo sin antes toparse con esos clientes que no conocen los horarios ni respetan las horas de salida.

Ella lo ignoró pero puso su enorme pié debajo de la malla de la puerta.

-Porfavor. Suplico del otro lado. Ella hubiese querido cerrar de golpe la malla y enseñarle que ya era hora de cerrar.

-Señor, la tienda cerró. De la manera más amable.

-Porfavor tengo una sesión de fotos esta noche y necesitó una Cámara. Sin quitar su pié.

-Lo siento señor pero la tienda cierra las 9 pm y si mira su reloj se dará cuenta que son las 9:15 pm. Ella dijo mirando su reloj de muñeca. Mirando su pié, sus tenis estaban gastados eran unos Nike muy gastados. -Así que quité su pié y hasta mañana.

-Porfavor, es una emergencia, es el trabajo de mi vida. Siguió suplicando.

-Si es el trabajo de su vida. Haciendo énfasis. -Debió estar preparado. Hasta mañana. Cerró la puerta. Rodo los ojos y se fué.

Jackson la esperaba afuera y esta subió.

-¿Y July?. Preguntó por su hermana.

-Se quedó en cada haciendo la cena,? Como te fue?. Quizo ser amable.

-Bien. Miro hacia otro lado.

-Me alegro. Arrancó el auto y se marcharon.

///

En su cafetería, su madre Neall lo miro con cuidado, su pequeño Noah aún seguía con sus sueños.

-Noah, no es posible que lo único a lo que aspires sea para fotografo de niños. Su madre era comprensiva pero no tanto.

-Madre. La beso en la mejilla. -Sabes que tomar fotos de paisajes no me hará millonario, por algo se empieza. Además esta noche es muy importante, habrá una pasarela, habrá mucha gente, es una oportunidad.

-Esta bien. Miro a su hijo demasiado emocionado. -No necesitas....

-No. Fue duró. -Solo te pedí una vez y te lo devolvi, estoy bien, lo juro.

Noah Peters había vivido su niñez en Indiana, aún así cuando su padre falleció y su situación los obligó a el y a su madre mudarse de Indiana hasta la costa de California con su tía abuela. Desde pequeño aspiro a fotógrafo, la cosa es que aveces no se cumplen todos los sueños al mismo tiempo, podrá vivir en la soleada California, su madre tiene un pequeño café y salud, pero aún sigue trabajando como ayudante de fotógrafo infantil en el Centro comercial. Y sus fotos de paisajes siguen en el rollo de su Nixon.

Camino al trabajor, niños llorando, jugando a ser payaso para que salgan bien en sus fotos. Ó imprimir fotos. No se consideraba un mediocre. El era paisajista y quería que sus sueños se completarán, talvez y solo talvez esta noche uno de ellos se cumpla.

Llegó al trabajo con Murray su jefe "temporal". Ya era un hombre algo mayor pero muy profesional. Hoy era viernes y pronto serán inscripciones por lo cual estará algo ocupado este dia.

-¿Y esta noche es tu "noche"?. Murray dijo mientras tomaba la foto de una niña pequeña.

El se no entendió muy bien, ya que acomodaba el reflector y la sombrilla.

-Preguntó sobre esta noche, espero todo salga bien. -dijo acomodando el lente.

El río un poco, había olvidado que le había contado.

-Ojalá todo salga bien, aunque lamentare dejarte aquí. Una parte de el se había "acostumbrado" A esto, además el era un buen jefe y le había enseñado dos que tres consejos.

-No te lamentes Noah, persigue tus sueños, no siempre te quedarás tomando fotos a niñitos malcriados.

La niña frente hizo una mueca frente a ellos.

-Tu no querida, Millie tu eres mi mejor modelo. Le regalo un guiño. Y ella sonrió.

-Así que vete, yo me quedaré aquí para cerrar y llegues a tiempo.

-Muchas gracias Murray. Tomó sus cosas y se dispuso a irse.

*

Tomó su auto, la reunión no estaba lejos, era en la terraza del bar de la 79 así que llegaría a tiempo. Antes de subir sus cosas, por las prisas su Cámara cayó al pisó, estaba jodido.

No podía creer su mala suerte, esta oportunidad significaba tomar fotos en publicidad y famosos ó seguir tomando fotos a niños en el centro comercial. Recordó que a unas cuadras había un RadioShack, entró al auto y rezó por que aún estuviera abierto.

Al llegar noto que estaban bajando la malla protectora, así que corrió lo más que pudo y metió su pié dejado de esta. La mujer, porque la escucho parecía molesta.

-Porfavor. Suplico del otro lado. Con la esperanza que lo dejase entrar.

-Señor, la tienda cerró. Dijo de una manera amable, pero en el fondo sabía que estaba impaciente por cerrar.

Tenía que convencerla, no podía irse sin una Cámara nueva.

-Porfavor tengo una sesión de fotos esta noche y necesitó una Cámara. Dijo aún sin quitar su pié. Sus tenis ya estaban jodidos así que no tenía de otra.

-Lo siento señor pero la tienda cierra las 9 pm y si mira su reloj se dará cuenta que son las 9:15 pm. El no traía su reloj lo había olvidado en la Oficina de Murray antes de irse.-Así que quité su pié y hasta mañana. Esta vez con un tono molestó.

-Porfavor, es una emergencia, es el trabajo de mi vida. Suplico, y solo falta decir que era de vida o muerte.

-Si es el trabajo de su vida. Ella hizó énfasis en eso. -Debió estar preparado. Eso le dolió, pero había sido un accidente. -Hasta mañana. Dijo aún más dura, no hubo más, el quito su pié y ella cerró la puerta.

Fue a una caseta telefónica, y llamó a un amigo, tenía un repuesto, ya no había remedio llegaría tarde.

///

Después de la cena, fue a su modesta habitación. Decorada con detalles infantiles, ya que había sido una habitación con destino para algún bebé, que hasta donde sabía aún no estaba planeado.

Se recosto mirando el techo, cerrando sus ojos, queriendo volver a sus días felices, aunque más quisiera ya no podía, toda felicidad que ella conoció de niña, solo eran recuerdos horribles, de una infancia truncada por las adicciones de sus padres.

-Mamá.¿Papá no vendrá a mi cumpleaños?. La pequeña Lizzy de 7 años miraba con pena a su madre.

Lorrain miraba a su hija con repudio y desinterés.

-Comete tu maldito pastel y dejate de estupideces Elizabeth. Bebiendo más de su copa de vino.

Habían pasando algunos meses y la situación se volvió caótica. Lizzy miro su pastel, con solo tres velas.

July bajo las escaleras y camino hacia la puerta principal.

-July. Grito Lizzy. -¿No te quedarás para mi fiesta de cumpleaños?.

July miro con el mismo desagradoa su hermana.

-¿Cual fiesta?. Es solo un pastel. Dijo sin interés y miro a su madre. -Voy con Cassey luego regresó.

-Espero que no seas como tu padre y nos abandones. Grito esto último. Pero July salió por la puerta.

Lizzy apagó las velas y su madre aplaudió, ya estaba demasiado ebria.

-Felicidades mi muñequita. La beso en la mejilla fuertemente, por ese instante Lizzy creyó que su madre aún la quería. -Espero desearas que papá vuelva, así podré decirle lo que se merece por dejarme aquí con dos mocosas. Dijo esto último con rabia y desdén, se paro y se fue por más alcohol.

Lizzy miro su pastel y se hecho a llorar, corrió a su habitación a llorar contra la almohada. Este sería el comienzo de su infierno.

Unas lágrimas recorrieron sus mejillas, ella las apartó y apagó la luz de la mesita de noche.


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