Evanescente

17: 07-14 / 10-03

Evanescente

No podría fingir que no ha sucedido nada y que no tengo idea de lo que está sucediendo... mucho menos podría pretender que no vi cómo arrastrabas su cuerpo sin vida al sótano, dejando un rastro de aquel líquido color carmesí que te delataba. Ella sangraba en el suelo, la vi justo cuando había dejado de agonizar al fin y sus ojos se abrieron aún más, con pupilas totalmente dilatadas, probablemente al ver de cerca la muerte, al saber que nada podría salvarla y que irremediablemente moriría a los veinte años.

He querido pensar que es un sueño, una maldita pesadilla, mejor. No sé por qué mi subconsciente sigue reproduciendo esas imágenes en mi cabeza como si de una película se tratase a pesar de que no es así, y aunque quisiera, nada hará que ella regrese a la vida una vez más.

"No es lo que parece. No es lo que piensas. No, debo estar soñando. Es sólo mi mente, no es la vida real. No, debo estar soñando".

Nuevamente te veo mirándome con sorpresa al encontrar que, mientras intentabas ocultar lo que habías hecho, te vi. Mi respiración agitada y mis manos temblorosas me delataron, el llanto incontenible y mi interior que se congeló, "Debo estar soñando", dije para mis adentros, pero las lágrimas que mojaban mis mejillas y la dificultad para respirar eran demasiado reales.

¿Habría sido mejor no haberme saltado esa clase y no llegar temprano a casa? De esa manera no habría descubierto lo que hiciste, y no sabría la verdad que ahora me atormenta. Soy una idiota, lo sé. Mantenerme en la ignorancia no mejoraría las cosas, en absoluto, pero ya no sé qué es peor: si una dulce fantasía o una cruel realidad...

–¿Qué... qué demonios has hecho? –Susurré apenas, encarándote con dificultad, pero incapaz de mantenerme en silencio – ¿por qué...?

–Hey, hey, tranquilízate, amor, no es lo que piensas –contestaste, mirándome con aquellos ojos color avellana que hasta ese día, siempre me transmitieron confianza y seguridad.

–¿Cómo puedes decir eso? Tienes sangre en la... en la ropa –me alteré rápidamente, llena de temor y sin poder creerlo aún – y Abril está muerta... ¿qué quieres decir con que no es lo que pienso?

–No puedo entrar en detalles ni darte extensas explicaciones, nena. Todos vivimos, todos morimos... esto algún día sucederá con todos nosotros, y a Abril le llegó su momento.

–¿Qué? ¿Estás loco? –Refuté, desconcertada al ver tu descarada tranquilidad – ¿Qué hizo? ¿Por qué has hecho algo como esto? ¡¿Te das cuenta de que has asesinado a alguien, maldición?! –Logré articular, saliendo un poco de mi letargo aunque no había dejado de temblar.

–El mundo necesita algo de... equilibrio –contestaste con una mirada aterradora, manteniendo el atisbo fijo sobre mí y la voz profunda, impecable –para que las cosas se mantengan en equilibrio, hay que hacer algunos ajustes, cariño –remataste, tomando mi rostro por la barbilla y sonriendo lentamente después.

–¿Equilibrio? –Repetí, absurdamente confundida – ¿de qué clase de equilibrio hablas...? Eres un asesino.

–Alto, alto –negaste –Esa palabra no me gusta, sólo he puesto algunas cosas en su lugar. Abril no fue del todo honesta con nosotros y nunca se reivindicaría, así que hice lo que tenía que hacer.

"No es lo que parece. No es lo que piensas. No, debo estar soñando. Es sólo en mi mente, no es la vida real. No, debo estar soñando".

No puedo dejar que esto se quede así, tengo que decirle a alguien, tengo que decirles que sé lo que has hecho. Estoy aterrada, te tengo mucho miedo ahora, un miedo que casi supera mi amor por ti, pero debo hablar... ya no tengo nada que perder, los peores temores se han hecho realidad.

Camino lentamente y la gente con la que me cruzo me mira raro, como si trataran de examinarme cuidadosamente y se alejan rápidamente, abriéndome paso por donde voy, ¿qué le pasa a todo el mundo hoy? Como sea... debo darme prisa para llegar a la estación de policía, debo apresurarme y contarles que te he visto, que vi cómo tratabas de ocultar el cadáver de Abril y que tuve que escapar como pude para poder contarles a todos antes de que elimines toda la evidencia. Incluso aunque estoy aturdida, confundida y asustada, debo entregar al hombre que amo ante las autoridades porque la justicia debe prevalecer, más aún con mi espíritu de imparcialidad, no puedo callarme, no puedo permitírmelo, no puedo dejar que sigas tu vida después de lo que le has hecho a mi mejor amiga.

Sigo caminando, tan rápido como me es posible, y no dejo de preguntarme qué pudo impulsarte a hacer algo tan horrible, qué motivos pudiste tener para asesinar a la chica con la que salíamos, con la que estudiábamos, con la que reíamos... a la chica que fue mi mejor amiga.

Finalmente llego a la estación de policía y quien recibe mi caso es el detective Jackson, he tenido que dar muchos detalles a otros dos oficiales antes de que me permitieran hablar con él, por lo que ya me siento cansada en aquella sala de interrogatorios pero intento mantenerme fuerte.

–Entonces dices que cuando llegaste Abril ya estaba muerta, ¿no? – remata Jackson en su superficial intento por parafrasearme mientras relee sus propias notas.

  – Agonizante, creo que murió justo cuando llegué.

  – ¿No hiciste algo por reanimarla?

– Sabía que estaba muerta ya, además Xavi estaba de pie junto a ella mientras arrastraba su cuerpo, y sostenía aún el cuchillo carnicero. Temí por mi propia vida también.

– Xavi... tu novio. –Asiento lentamente, apretando los labios –Vale -se pone de pie –muchas gracias, Camille, tu testimonio es bastante útil en este momento.

  – ¿Me puedo ir ya? – Inquiero, con un dolor de cabeza muy fuerte ahora.

– Aún no, lo lamento. Necesitamos que nos otorgues tus huellas dactilares y una muestra de ADN sólo como un proceso rutinario, si no te molesta.

– Vale, pero que sea rápido, por favor. No me estoy sintiendo bien.

– No te preocupes -sonríe, y sale de la sala de interrogación cerrando la puerta detrás de él. 

Cierro los ojos por un momento. El dolor de cabeza se hace cada vez más intenso. Escucho unos gritos de súplica que repentinamente retumban en mis oídos. Imágenes evanescentes vienen y van. Súbitamente veo a Abril llorando desesperadamente, rogando por su vida. Alguien a quien no puedo ver la apuñala rápidamente con el sexto cuchillo del juego para cortar en la cocina, el regalo de mi madre para Xavi y para mí cuando nos fuimos a vivir juntos, y Abril cae al suelo después de tres estocadas exactas, tres puñaladas, cada una haciéndola más vulnerable que la anterior.

Ya no escucho sus gritos, sólo pequeños quejidos de dolor mientras se agarra el vientre con fuerza. Levanta la mirada y parece que mira, me mira fijamente justo cuando su agonía acaba, y cierra los ojos al fin.

"No es lo que parece. No es lo que piensas. No, debo estar soñando. Es sólo en mi mente, no es la vida real. No, debo estar soñando".  

¿Por qué acabo de ver eso? Nuevamente es tan real, que esta vez esa clase de momento ya no parece un sueño, ni pesadilla, sino un recuerdo.

Pero yo no pude haberla asesinado, yo sería incapaz de lastimarla, de lastimar a cualquiera.

Miro mis manos, y la ropa que traigo puesta; y finalmente me doy cuenta de que estoy cubierta de sangre. No tengo heridas, por lo que esto solo confirma que es sangre de alguien más, pero yo nunca toqué a Abril, ¿entonces...?

Caigo desmayada, sin fuerzas para mantenerme como lo había hecho.

"No es lo que parece. No es lo que piensas. No, debo estar soñando. Es sólo en mi mente, no es la vida real. No, debo estar soñando".    

Cuando al fin despierto estoy en lo que parece ser una enfermería, y al ver que estoy consciente, la encargada llama a la policía. Nadie me dice nada, nadie responde mis preguntas ni me dirige la palabra. Y soy conducida a la sala de interrogatorios nuevamente, donde Jackson me espera y me pide que tome asiento.

  – ¿Estás bien? -me pregunta, enarcando una ceja.

– Sssí... Eso creo.

  – Bien. La policía y yo fuimos a tu casa, y encontramos el cuerpo sin vida de Abril Ortega, tal y como nos dijiste: apuñalada y desangrada.

–¿Encontraron a Xavi? 

Jackson parece detenerse a pensar lo que dirá, se toma su tiempo y me examina una vez más con la mirada.

  – ¿Por qué tienes sangre en la ropa, Camille?

Miro nuevamente lo que traigo puesto y una vez más la confusión se apodera de mí.

– Yo... no lo sé.

– Necesito que me digas toda la verdad, o no podré ayudarte.

– ¿Qué quiere decir?

El detective desvía la mirada, pone los codos sobre la mesa y entrelaza sus manos, respira profundo y me mira de nuevo.

– Encontramos a Xavi -espeta al fin.

–¿Y bien? ¿Confesó? ¿Ya lo arrestaron? ¿Lastimó a alguien más?

Jackson niega con la cabeza lentamente.

– Ninguna de las anteriores.

– ¿Qué? 

  – Lo tenemos en custodia, pero no como un preso, sino como muestra de un asesinato.

– No le estoy entendiendo.

– No confesó porque los muertos no hablan.

– ¿Está diciendo que...?

– Lo encontramos muerto junto a Abril, también fue apuñalado más de una vez con el mismo cuchillo de cocina.

– No puede ser... ¿Xavi también está muerto? ¿Pero cómo...?

– Mientras estuviste desmayada tomamos tus huellas dactilares y conseguí una orden para la pequeña muestra de ADN. – Se rasca la cabeza y se afloja un poco el nudo de la corbata. Me mira fijamente de nuevo y remata: – tú los mataste, Camille, esa es toda la verdad. 

"No es lo que parece. No es lo que piensas. No, debo estar soñando. Es sólo en mi mente, no es la vida real. No, debo estar soñando".     

Dolor de cabeza.

Olor a vinagre.

Imágenes evanescentes.

Lágrimas que se agolpan en mis ojos.

  – Yo no los maté, no lo hice... – logro articular al fin. 

  – La evidencia nos dice otra cosa.

– Tiene que creerme, detective -me desespero -yo no fui, no pude ser yo.

  – Perdona -responde, con un tono de voz calmo -pero le creo a la evidencia, la que nos dice que eres la única responsable. 

******

Han pasado dos meses desde que se me encontró culpable de asesinato doble en primer grado, sé que pasaré el resto de mi vida aquí.

Quizás a mi mente sólo le gusta jugarme malas bromas

A veces veo a Xavi apuñalando a Abril, en un claro recuerdo de aquella tarde anaranjada. Otras veces me veo a mí misma apuñalando a Xavi cinco veces hasta que no se mueve ni respira. En algunas otras ocasiones sólo me veo a mi misma con el sexto cuchillo de ese juego que tanto me gustaba, con la ropa llena de sangre mientras Abril me mira aterrorizada y me pregunta qué diablos he hecho.

Pero todos son recuerdos o pesadillas, no lo sé. Sólo sé que son imágenes evanescentes.

Lo único que me queda claro, es que no puedes confiar en tu propia mente jamás, porque es como un laberinto, y cuanto más intentes buscar la salida, más atrapado acabarás.

*NOTAS DE LA AUTORA*

Hola, queridos lectores. Gracias por tomarse algo de su tiempo para leer algo de mi creación. Recuerden que si les gustó, pueden votar, comentar, y seguirme para más. Planeo subir otros relatos similares, sobretodo por ahora que es octubre y llega mi época favorita del año: Halloween. 

¡Hasta pronto!

Agradecimientos a IsPardo_ una vez más por la portada 😊👏

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