Cincuenta y seis

La cena estuvo plagada de recuerdos de su infancia y adolescencia. Juntos, intentaron descifrar cuál fue el momento en el que la vida separó sus caminos.

—Ah, cierto... Me había olvidado de la víbora de Pilar —soltó Julieta con desprecio.

—Nunca la quisiste, hija de puta... Por eso hizo de todo para separarnos. Ella sabía que vos la odiabas.

—Porque me tenía miedo, eso pasaba. Sabía que tenía que patear mucho para llegar a mi nivel —acotó con suficiencia.

—No entiendo...

Julieta bufó, y masticó un trozo de pizza con la mirada perdida antes de explicar su punto.

—Franco, nos conocemos desde chiquitos, yo sé todo de vos, y eso a ella le molestaba. Pero no sos mujer, nunca lo entenderías. Encima de que era súper tóxica con vos, las amiguitas de toda la vida generan inseguridades, siempre molestan, es cuestión de piel.

—De territorio, diría yo...

Ambos rieron, y Julieta recordó la notificación que recibió de Franco en Instagram. Solo que en su caso, ella sí recordaba su usuario de adolescente, y no dudo en agregarlo como seguidor.

—Tengo un asunto pendiente de aquellos años, y creo que es el momento perfecto para concretarlo. Me acuerdo que nunca me dejaste subir una foto nuestra a Fotolog, porque ella se iba a poner del orto. Bueno, mi momento ha llegado.

—Pero Fotolog ya murió, Ju...

—Sí, y ahora tenemos Instagram.

Julieta tomo su teléfono, una porción de pizza, y apunto la cámara a sus rostros. Apoyó la cabeza en el hombro de Franco mientras encuadraba la porción de pizza en la cámara, y luego de una mueca divertida sacó la foto. La subió al instante, etiquetándolo en la publicación. Franco recibió la notificación y leyó el pie de la foto.

juju.ramos La mejor amistad es aquella que, aunque pasen diez años, al reencontrarse se hablan como si hubieran pasado diez minutos sin verse. Ese es @franco1011100. Mi mejor. #BFF #friends #amigos #mejoresamigos #bestie.

Y ahí estaba. Bestie. Un simple hashtag que podía activar una bomba dentro de Evangelina. Porque ella no conocía la existencia de Julieta, y se había autoproclamado como su mejor amiga, la única. Prefirió no acotar sobre el pie de foto, o discutir con Julieta lo que había escrito. Tenía razón respecto a la mecánica de su amistad, y él también la consideraba su mejor amiga, aunque ya no la única. Quería que Julieta fuera la única, porque deseaba con todas sus fuerzas que Evangelina dejara de ser su amiga para pasar a ser su pareja, el amor de su vida.

Pero era más probable que fuese al revés.

—Hablando de Pilar... Me la encontré el otro día en Puerto Madero. En pareja con el pelotudo con el que me engañó, y con un hijo que debería tener la edad del mío con ella.

—¡¿En serio?! —Julieta abrió exageradamente la boca— ¿Y qué te dijo la desgraciada después de lo que te hizo?

—¿Querés saber lo que me dijo o mi percepción de los hechos?

—Las dos cosas.

—Es que ahora que lo pienso en frío... No me dijo nada nuevo, ni siquiera me pidió disculpas por hacerme mierda en el peor momento de mi vida. Me dijo que se arrepentía de que todo haya terminado de esa manera, y me reclamó el hecho de nombrar Chanchi a mi compañía. Básicamente me dio a entender que la empresa, mi capital, y todo lo que tengo hoy fue gracias a ella.

»Eso sí, me encargué de dejarle bien en claro que, de haber seguido juntos, hoy estaría discutiendo de guita conmigo, porque todo lo que tengo es producto del desengaño que sufrí con ella. Que nada hubiera cambiado en su vida, porque a leguas se notaba que estaba ardida por no ser la primera dama de la compañía mas importante del país.

—Hiciste bien, ahora debe estar amargada. Y que largue las drogas, porque le están pegando mal... ¿En serio te dijo todo eso? —protestó Julieta con una mueca de incredulidad.

—Te juro, Eva fue de testigo de todo, ella tampoco podía creer lo que escuchó. Además, insinuó que estábamos juntos en una relación clandestina porque nos vio salir del local tomados de la mano. La realidad era que Evi me estaba sosteniendo emocionalmente, porque sabía que estaba roto por dentro. ¿Ahora entendés por qué amo tanto a esa mujer? No sé cómo hubiera reaccionado si me la encontraba a solas, ella me sacó del local, me escuchó, me consoló, me ayudó a cerrar la historia inconclusa con Pilar. Lo que no sabe, es que yo sané la herida el día en que la conocí.

Otro golpe bajo para Julieta. Se preguntaba: ¿cómo serían sus vidas en ese momento si el destino no dividía sus caminos? Habría tenido la posibilidad de acompañarlo luego de la ruptura, aliviando la carga emocional. Se maldijo internamente por demorar quince años en notar que su amor adolescente era Franco y no Bruno. Pero ya no podía hacer nada más que prepararse para juntar los trozos de su corazón en caso de que las cosas no salieran como él deseaba, ya mucho más roto luego de dos desilusiones amorosas.

—¿Por qué elegís tan mal, Franco? —bromeó para cambiar su estado de ánimo—. Primero una tóxica, ahora una casada y encima con un periodista... ¿No pensaste en probar suerte con una soltera? Estás cagado en guita, ¿sabés la cantidad de mujeres que se deben derretir por vos?

—Eso es lo peor de todo, tengo que estar con cuatro ojos porque no se acercan por mí, sino por lo que puedo darles. Es lo que le pasó a Bruno todos estos años, a la larga o a la corta mostraban la hilacha. En cambio, Ismael no es así. Bruno está acostumbrado a pelar la billetera para solucionar cualquier cosa, y eso a Ismael no le gusta, lo saca de quicio. Se odiaban al principio, y ahora... —Franco sonrió de lado—. Ismael lo adora, sé que daría su vida por él, y eso que recién hoy a la tarde pude verlos juntos como pareja. Me alegro por ellos, ambos sufrieron mucho y merecen ser felices.

—También te vas por eso, ¿no? ¿Para darles intimidad?

—No, de hecho, me enteré cuando le fui a decir a Bruno que me iba. Creo que me lo dijo porque no sabe cuándo nos volveremos a ver, sino, tal vez no me lo decía.

Otra cosquilla incómoda para Julieta: Franco se iba por tiempo indeterminado, justo en el momento en que comenzaban a poner al día sus vidas. Si pensaba positivamente, era la oportunidad perfecta para ser su conexión con todo lo que dejaba en Buenos Aires.

—Con más razón, no te desconectes de absolutamente todo tu mundo acá. Bruno va a necesitarte a su lado para contarte cosas de su día a día, o para pedirte un consejo...

—Pero sí —la interrumpió—, es de Evangelina de quien estoy huyendo. Además, Bruno me mata si me alejo de él, pensá que somos más que hermanos, somos gemelos. Es la primera vez en mi vida que voy a estar tanto tiempo y tan lejos de él, no te niego que para mí es difícil, pero iré viendo cómo seguir. Así como hoy me voy de imprevisto y sin pensarlo demasiado, quizás mañana o pasado me agarra la locura y me pego la vuelta.

—Y también tenés a tu papá, ya sé que mucho no venís a verlo, pero...

—Sí, no me lo recuerdes —admitió cubriéndose el rostro con ambas manos—. Sé que soy un hijo de mierda y trato de cambiar eso, si no fuera por vos...

Franco clavó la vista en el rostro de Julieta, y luego de regalarle una sonrisa revolvió su cabello castaño. La chica bajó la mirada para ocultar sus mejillas sonrosadas, y disfrutó el contacto.

—Es mi trabajo, y lo hago con mucho gusto. Eugenio es más que mi paciente, es como un padre para mí. Vos no te preocupes por eso, mientras no te olvides de mí, yo me voy a encargar de ponerlo frente a la cámara para que puedan hablar por videollamada las veces que quieras.

—Eso nunca. Ahora que retomamos en donde nos quedamos, no pienso volver a alejarme de vos, Ju. Vos lo escribiste en Instagram: para nosotros, diez años son como diez minutos.

Julieta acortó la distancia en el sillón en donde estaban sentados y se abrazó a su cintura. Franco la recibió entre sus brazos y dejó un beso en su cabeza, mientras peinaba su cabello.

—Es mi turno de sacar la foto.

Julieta permaneció en la misma posición, abrazada a la cintura de Franco, y solo miró para arriba en dirección a la cámara del celular. Disfrutó el momento mientras sentía como Franco tecleaba para subir la foto a su perfil de Instagram, y se desenredó cuando su teléfono recibió la notificación.

franco1011100 Me tomo diez años volver a encontrar este pedacito de mi vida llamado @juju.ramos. Es por eso que a partir de hoy venimos en pack. No nos vendemos por separado. #BFF #Bestie #amihermana

Julieta se mordió el labio al leer el post, y no dejaba de admirar la foto que tomó Franco. El ángulo superior le daba un toque mucho más espontáneo, sobre todo porque se veía el brazo torpe de Franco sosteniendo el celular. Ya estaba pensando en abrir la computadora para bajar la fotografía cuando su celular volvió a vibrar en sus dedos.

—Supuse que la querías tener —explicó Franco.

—Me encantaría ponerla de fondo en la pantalla del teléfono, pero cualquiera que la vea va a pensar que soy una cholula, o peor, una psicópata enamorada de un famoso —dijo entre risas—. Así que mejor la imprimo para tenerla en mi escritorio.

—¿Y cuál es el problema? Somos amigos de toda la vida, ¿o acaso no la pondrías de fondo de pantalla si no fuera quien soy?

—¡¿Me estás jodiendo, Franco?! ¿O ya no te acordás cuando tenía fotos de los tres en mi carpeta de la secundaria?

—Y bueno... Lo que te digan los demás te tiene que chupar un huevo. Eso es algo que aprendí siendo una figura pública, y que todavía intento hacerle entender a Bruno. Pero a él le cuesta más aceptarlo.

Julieta hizo caso a las palabras de Franco, y colocó la foto como pantalla de bloqueo.

—Después de todo, nadie tiene por qué mirar la pantalla de mi celular... ¿O no?

—Exacto. Y al que la vea y te pregunte, podés presumirme con mucho orgullo.

Julieta le dio un empujoncito cariñoso a Franco, y luego se dispuso a levantar los restos de la cena con una sensación agridulce. Estaba convencida de que esa foto sería lo único que podía aspirar a tener con Franco.

Y eso le bastaba para ser feliz.

La canción del capítulo traducida, para los que no conocen LA MEJOR canción de Adele. Es el sentimiento de Julieta en todo su esplendor.

https://youtu.be/4skCZ1YUATE

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