Ciento diez
Evangelina observó a Daniel apática durante el tiempo que su ex esposo habló sin parar, repitiendo todo aquello que momentos atrás le había explicado a Franco. Esperó a que terminara de exponer sus argumentos para dar sus decisión final.
—Digas lo que digas, nada me hará cambiar de opinión —afirmó mirándolo a los ojos—. Fue horrible quitarme la venda de los ojos y descubrir todas las cosas que normalizaba. Entenderás que esto no tiene arreglo, y que no podemos seguir con el fantasma de todo lo que pasó. Admito que en el móvil actúe por impulso, desesperada porque Franco estaba en el hospital por mi culpa... Y en parte, tuya —recriminó, desviando la mirada—. Básicamente nos espiaste.
Evangelina se apoyó en el barandal del balcón, y Daniel la imitó. Era cierto que había utilizado sus influencias periodísticas para saber si su esposa visitaba el departamento de Franco, y lo había olvidado la tarde que recibió el llamado informándole las novedades.
—Quería corroborar que era cierto que no había nada entre ustedes, en realidad, hacía tiempo que tenía el informante en la torre Alvear. Cuando me dijeron que te anunció como su prometida quise morirme. Pensé: «¿por qué tan rápido? Esto venía de antes». Y enloquecí.
—No, yo jamás te mentí, Daniel. Cuando me dejaste, Franco se quedó conmigo y fue el mejor amigo que pude tener en ese momento. Yo le quité la etiqueta de amigo —enfatizó, señalándose el pecho enérgicamente—, y me encontré con un hombre dulce, amoroso, y enamorado de mí hasta los huesos. Que me respeta, me valora, y me impulsa a ser mi mejor versión.
Hicieron un silencio para procesar la conversación, observando la avenida, todavía apoyados en el barandal.
—Decime una cosa, ¿vos hubieras hecho esto que acaba de hacer? —inquirió Evangelina luego de un rato—. Logró lo que tanto quería, que era tenerme, y sin embargo generó este espacio para que hablemos y ver si nuestro matrimonio tiene arreglo. Eso es amar de verdad, pensar en el otro sanamente.
El silencio de Daniel fue la respuesta a su pregunta.
—Yo tengo otra pregunta. ¿Todavía me amás? Aunque sea un poco.
Evangelina bajó la cabeza, hizo un breve repaso de los años vividos junto a él, y la fugaz e intensa relación que tuvo con Franco.
—Te amé con locura, y todo lo que pasó mató ese amor que sentí por vos. Ahora, después de aclarar las cosas, esos residuos que quedaron renacen limpios, y puedo decir que te quiero muchísimo, Daniel. Y aunque parezca extraño o apresurado, a quien amo con locura es a Franco. Y si todavía me amás, podrías aprender mucho de él, renunciando a mí y aceptando que mi corazón está en otro lado.
Daniel se limpió la lágrima que se le escapó, y luego de inspirar fuerte, se reincorporó y aceptó la realidad.
—¿Amigos entonces?
—Es un buen comienzo.
Se dieron la mano, hasta que Daniel tiró de ella y la abrazó.
—Podés quedarte, Evi, yo duermo en el sofá. De verdad quería mantener mi regalo de bodas, pero sin trabajo se me hace cuesta arriba empezar de cero.
—No te preocupes, estábamos viendo departamentos con Franco antes de que llegaras. Mi idea era venderlo o ponerlo en alquiler, no quería condenarlo a vivir con el fantasma de mi relación pasada. Es tuyo, y es lo menos que puedo hacer después de que te quedaste sin trabajo por mi entrevista. Me gustaría poder revertir todo lo que dije, o aclararlo... —Evangelina pensó un momento antes de continuar—. Sos periodista, ¿qué puedo hacer para ayudarte?
—Dejar que todo fluya —afirmó, tomando sus manos—, de a poco el tema quedará en el olvido, y cuando nos toque hablar del pasado, lo haremos desde el respeto. Ese será el pie para aclarar lo que sea necesario, en tu caso podés rectificarte en lo que quieras, a mí me tocará aceptar el error.
Hizo un silencio en el que disfrutó ese momento de paz con Evangelina. Luego, decidió comenzar a cumplir su palabra
—Perdón por tratarte de prostituta, hablaba desde la bronca al ver tu nueva versión. Y sí, es cierto que siempre me sentí inferior a Franco, pero también es cierto que su cuenta bancaria no te mueve un pelo. Franco es un tipazo, y tu papá tenía razón en el audio que le envió, la buena madera se huele.
—No solo él, Ismael y Bruno son iguales. Atrás de esas dos moles de carne con cara de orto, hay dos corazoncitos súper tiernos que me quieren tanto como yo a ellos, y harían lo que sea por mí. Igual, antes de seguir, necesito aclarar algo.
Evangelina repitió el gesto, y llamó a Franco al balcón. Y aunque su actitud corporal transmitía seguridad, por dentro tenía terror de volver a su condición de amigo. Pero la sonrisa enamorada de Evangelina le devolvió el alma al cuerpo. Le guiñó un ojo al pasar junto a ella y salió al balcón.
—Ya hablaron entre ustedes, ya hablé a solas con él... —Señaló a Daniel con la cabeza—. Y ahora falta una conversación, que es entre los tres. Una tregua, si ambos quieren que sea feliz, no más discusiones. Daniel y yo ya cerramos nuestro matrimonio en buenos términos, creo que ya no existen motivos para que sigan discutiendo.
—No —reconoció Daniel—, y voy a aceptar tu consejo. Me voy a copiar del señor, y aceptar que tu felicidad está con él —dijo en tono gracioso, para cortar la tensión.
—Yo solo reacciono a vos, Evi. Y entiendo que ya no habrá motivos para enojarme, de hecho, me quedaría más tranquilo con un cambio de roles. —Evangelina lo miró confusa—. Me refiero a que él tome el lugar de bestie que dejé vacante.
Evangelina comenzó a reír porque había entendido cualquier cosa.
—Ay, perdón, qué vergüenza —se disculpó, todavía tentada.
—¿Qué pensaste, pervertida? —le susurro Franco al oído luego de atraerla contra sí.
—Son el uno para el otro, no hay dudas —murmuró Daniel, con el corazón estrujado pero feliz de que lo correcto era aceptar sus errores—. Están en su casa —les anunció—, voy a ver si se puede salvar la masa que estaban haciendo. ¿Se quedan a comer?
—No, Dan. Lo mejor es que me vaya para que puedas procesar todo lo que pasó. De a poco, ¿sí? Como dijiste, no forcemos nada. Me voy a seguir juntando las cosas, que dejé a los chicos con todo el quilombo.
Franco esperó a que saliera del balcón, y cuando Daniel estaba por seguirla, Franco lo detuvo.
—¿Tenés un minuto más? Me gustaría que hablemos de algo que me inquieta, y es tu trabajo. ¿Qué vas a hacer?
Daniel suspiró mirando al vacío, tenía una idea en caso de que todos los medios le cerraran la puerta. No era lo que deseaba, pero no descartaba la opción.
—Todavía no lo sé, colegas de otros canales me dicen que es difícil que por el momento me contraten con el tema todavía fresco. Probaré en la radio, alguna en la que no me vean la cara, porque ahora la mayoría transmiten en Twitch. Y sino, tocará probar suerte en el exterior: Chile, Uruguay, Paraguay... Algún lugar en donde nadie me conozca.
—Eso mismo vengo a proponerte, ¿por qué no te haces periodista independiente en Twitch? Los contactos ya los tenés, tendrías tu propio programa deportivo, con tus reglas, y a tus tiempos. Podés establecer horarios, o prender cuando quieras.
—No sé... —dudó, removiéndose en su lugar—. No soy como vos, yo no entiendo nada del mundo de la tecnología. Las cámaras obviamente no me asustan, pero no sé si podría bancarme a los haters en el chat.
—No lo leas, arrancá pensando que estás en el noticiero. Vos hacés tu programa, y cuando te sientas más cómodo empezás a interactuar con el público.
—Es buena esa, podría probar aunque sea una vez. ¿Me sirve la notebook para hacer eso?
—Sí, pero vamos a hacerlo bien. —Daniel lo observó confundido cuando se incluyó en el plan—. Yo te armo el setup, y te sponsoreo el canal a cambio de publicidad. Podemos hacer la primera transmisión juntos, así la gente ve que entre nosotros está todo bien y te ayuda a limpiar la imagen. Hablamos de fútbol, y si el chat genera el espacio, aclaramos lo que sea necesario. Después internet hará su magia.
Daniel procesó la propuesta en silencio, y finalmente, afirmó con la cabeza.
—Admito que esto me avergüenza después de todo lo que pasó, y hasta me incomoda un poco tu bondad porque siento que no la merezco. De hecho, como periodista no entiendo cómo sobreviviste en un mundo donde los buenos son devorados por los malos.
Franco rio por lo bajo antes de responderle.
—Puedo ser un verdadero hijo de puta cuando quiero, que no te engañen las apariencias. Detrás de este hippie, según palabras de Mauricio cuando me conoció, hay un hombre mucho peor que Bruno. ¿Y querés que te diga algo? Lo conociste, el día que nos cruzamos en el canal, cuando fui a presentar las Eva antes de que viajaras al mundial, y ahora. Por cierto, ¿te lastimé? Perdón, estaba completamente sacado.
—Para nada, y es entendible. Vine porque pensé que Eva no estaba, es fin de semana y supuse que tenían planes. Desde que nos separamos que no contesta mis llamadas, y apenas me responde los mensajes. Era la única opción que tenía para hablar con ella. Perdón por irrumpir así, no esperaba encontrarlos en esa situación.
—Mi mejor plan con Eva en este momento es justamente ese, pasar tiempo juntos de entrecasa, conocernos mejor...
Franco decidió frenar las explicaciones para no entrar en un terreno mas íntimo. Retomó el tema de su propuesta.
—Entonces, ¿vamos con esa? Te llamo en la semana para coordinar y armarte el setup, levantar el canal... Prepará un programa para hablar de tu experiencia en el mundial, el resto lo improvisamos.
—¿No deberías preguntarle a tu hermano si está de acuerdo con esto?
—Para nada, las decisiones las tomamos entre los dos, y somos muy respetuosos con lo que el otro decide. Pero si te hace sentir más cómodo... —Franco sacó su teléfono y le discó a Bruno—. Vení un segundo al balcón —dijo, y colgó.
A Bruno le sorprendió encontrarlos en perfecta camaradería, pero lo intuyó por el cambio radical de Evangelina al volver a la habitación.
—Vamos a darle una mano a Daniel a lanzarse como periodista independiente en Twitch. Le bancamos el setup a cambio de la publicidad de las tarjetas de crédito que están por salir al mercado. Pensé en sortear algunos mantenimientos gratuitos de por vida a sus suscriptores, y cualquier otra cosa que se te ocurra.
Bruno paseó la mirada entre su hermano, hablando en modo científico loco como cada vez que se le ocurría una idea, y Daniel, que parecía un cachorrito mojado, con las manos en los bolsillos traseros de su pantalón. Las miradas hablaron entre los gemelos, Bruno preguntándole «¿estás seguro de esto?», y él respondiendo «totalmente, confía en mí».
—Hay que hablarlo con marketing y la gente de producto, pero sí. Es buena la idea, el mundo deportivo garpa bastante, y podemos ver de qué manera sumamos a River en esto, que hiciste un buen trabajo ahí. Daniel es gallina, así que... Nos queda resolver el tema de la funa en redes.
—De eso me encargo yo, ya lo acordamos. Vamos a hacer juntos el primer stream, y que la gente se saque las ganas de preguntar lo que quiera. Además es una manera de mostrar la bandera blanca entre los dos.
—Va a ser raro verlos juntos... —dijo con lentitud, paseando la mirada entre los dos—. El actual y el ex, no imagino el hashtag que van a usar en Twitter. Y a todo esto, ¿le preguntaron a Evita qué piensa de esto? Porque puede ser incómodo para ella ver a su actual y su ex tan amiguitos después de todo lo que pelearon.
—Me encanta la idea.
Los tres miraron hacia el ventanal del balcón, Evangelina había escuchado parte de la conversación.
—Nada me hace más feliz que verlos en paz, que respeten mi decisión, y que mi superhéroe personal esté una vez más salvándome el pellejo. Porque la cagada del móvil y la entrevista me la mandé yo, y como siempre, Franco está ahí para rescatarme. Es más, me ofrezco a estar en el stream, si todos aclaramos todo, no habrá lugar a especulaciones.
—No, sé, Eva... —dudó Bruno—. Una vez te salió bien, dos no sé.
—Es genial la idea —discrepó Franco.
—Opino igual que él, al ser nuestra transmisión nosotros decidimos qué hablamos, y cómo lo abordamos.
—Están dementes, pero tienen mi apoyo.
Bruno le dio la mano a Daniel, y luego a Franco, mientras Evangelina agradecía internamente por terminar tan bien una noche que comenzó tan mal. Era casi medianoche cuando todos abandonaron el departamento con la promesa de mantenerse en contacto por la idea de Franco. Ismael se llevó el Fiat de Evangelina, Bruno el Porsche con todas sus pertenencias, y Franco tuvo su momento a solas en el Peugeot, para ayudarla a procesar todo lo ocurrido.
—Ya no hay vuelta atrás, Evi. Hoy empieza nuestra vida juntos, ¿estás lista?
Asintió con la cara llena de lágrimas, y luego rompió a llorar como una niña pequeña. Franco acarició su espalda y la dejó descargarse.
—Por favor, por lo que más quieras, nunca me rompas el corazón, Franco —rogó cuando estuvo más calmada—. Porque eso sí no lo podría resistir.
—Soy Cáncer, Eva. Yo no rompo corazones, los regalo. Y el mío te lo dejé de propina el día de mi cumpleaños.
Evangelina se lo pensó un momento, habían compartido muchas cosas juntos, pero nunca hablaron de sus cumpleaños.
—Es raro que te pregunté esto después de tanto tiempo, ahora que lo pienso nunca hablamos de eso, pero... ¿Cuándo fue tu cumpleaños?
—Veintiocho de junio. El día que nos conocimos.
Alto plot twist con Daniel, lo sé... Y Franco me rompió el medidor de perfección. 🥰
(Va a ser difícil para mí volver a crear un hombre tan lindo como él, en todos los aspectos)
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