Capitulo 1
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Me absorbe una secta.
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Raiden castillo Pov.
— ¡Dilo de nuevo!— Grito con rabia, levantó la mano y el ardor doloroso se extendió por mi antebrazo.
Mi voz se corta por el llanto mientras mis sentidos se llenan de confusión y dolor. No hice nada malo, sé que no lo hice. Soy una buena niña. Me limpio las lágrimas y sorbo la nariz.
Intento no llorar por qué sé que eso le molesta, solo bajó la cabeza.
—Mis sueños son solo sueños.— Repito con la voz rota.
—¡Otra vez Raiden! — Golpea la mesa a mi lado con el cinturón y yo cierro los ojos con fuerza.—¡Hasta que se quede grabado en tu cabeza!
— ¡Mis sueños son solo sueños!— Digo entre sollozos. Mi visión borrosa por las lágrimas y mi voz tiembla.
Es apenas un susurro. Pequeña.
— ¡Repítelo sin llorar! — Sostiene el cinturón frente a mi rostro, aprieto los labios y mi respiración se acelera—¡O te daré una verdadera razón para hacerlo!— Me amenaza.
—¡Mis sueños…!—Respiro hondo en un intento por no llorar, pero es casi inútil. Son un manojo de lágrimas y gemidos lastimeros. Evitó mirarla a los ojos—¡Son solo sueños!— Gruño entre dientes. No consigo hablar por el nudo en mi garganta, así que solo logro gruñirlo en su rostro.
— No quiero volverte a escuchar hablando de tus «sueños» otra vez.—Me toma de las mejillas y me da una fuerte sacudida en mi rostro.—O te voy a coser la boca, maldita bastarda.
Recuesto mi frente sobre el cristal frío de la ventana, abrazando mis rodillas sobre mi cama individual. Mirando en silencio como los rayos atravesaban el cielo de forma impetuosa y audaz, tan brillantes y poderosos. Traían la luz a la fuerza durante una noche oscura y lluviosa, iluminado la tierra con un resplandor de color rosa y naranja.
Vivo en un lugar donde se forma la tormenta perfecta, 260 días del año y tienen una duración de 10 horas.
Incluso la NASA hizo un reportaje de sobre el estado donde vivo, dijo «El relámpago fractura el cielo nocturno. Alas de color rosa fosforescente se despliegan para iluminar el lago de Maracaibo, una bahía salobre que se abre al norte del Mar Caribe» suena tan majestuoso, único, extraordinaria desde su perspectiva, pero es normal para mí. Algo que puedo ver cuando me asomo por la ventana. Nada más.
Antes no me parecía interesante, pero ese reportaje me hizo investigar cómo funcionan las tormentas realmente.
Y debo admitir que es fascinante.
Todas las tormentas eléctricas siguen una fórmula básica; El aire inestable y la humedad son clave.
Donde vivió las cosas funcionan así;
Al atardecer, fuertes vientos azotan las montañas, sacudiendo el cálido aire del trópico para formar nubes cumulonimbus que rugen en el interior. Cuando las gotas de agua del aire húmedo chocan con los cristales de hielo del aire frío, se producen cargas estáticas que se acumulan.
Entonces todo explota a la vez. El lanzamiento descarga un zigzag de energía eléctrica lo suficientemente fuerte como para encender cien millones de bombillas. Diez minutos del Rayo del Catatumbo podrían iluminar toda Sudamérica.
Para mí ver el cielo iluminado se siente como un consuelo.
Me hace sonreír.
Puedo ver mi reflejo a través de la ventana, mi rostro se superpone a la imagen de los rayos impactando contra el agua fría del lago.
— Son solo sueños…— Repito para mí misma, apenas en un susurro.
Me encanta pasar vergüenza. Hoy es el día de la independencia, momento perfecto para que el gobierno utilice el nacionalismo barato para tratar de reclutarte (obtener tu voto) utilizando a otros países vecinos como enemigos en común. Olvidándose por completo que la mayoría de la población de este país está compuesta de mestizos, o sea mezclas de razas, ya sabes, mitad español, mitad italiano, etc.
Para mí, este es el día en que conscientemente tiro mi dignidad a la basura por puntos en física.
Me puse un vestido tradicional de color blanco, rojo, amarillo y azul con 7 estrellas en representación de la bandera. Me recogí el cabello con la ayuda de mi vecina, quien me pegó al cráneo a unas flores por qué tengo el cabello muy corto y no había dónde ponerlas, para completar me puse unas alpargatas, que son básicamente sandalias planas para bailar joropo.
Aunque estaba renuente a hacerlo, ahora que me veo en el espejo no me disgusta demasiado; Parezco uno de esos muñequitos de trapo que venden las abuelitas en puestos cerca de las fronteras entre los estados.
Me pinté los labios de rojo. Y aunque no era la estereotípica venezolana de cabello negro, piel dorada y cuerpo curvilíneo. Algo es algo.
A veces tener una apariencia algo diferente, te ayuda a resaltar. En mi caso, el «privilegio de ser bonito» me ayuda a hacerme la bonita con los profesores y obtener mejores notas.
Sí, definitivamente soy esa chica obsesionada con sacar las mejores calificaciones. Tengo traumas.
Estuve practicando este baile durante las últimas semanas. Yo y otras pobres almas que necesitan créditos extra.
No es como si tuviera la materia en ceros, solo me falta un punto para tener la nota máxima. Y lo quiero.
Y como cualquier adolescente con problemas familiares, pelearé por ese mísero punto.No puedo dejar que una materia afecte todo mi rendimiento académico, así que haré esto.
Por mis alas.
Mi único sueño, por el que me esfuerzo tanto. Es ser piloto. Y haré lo que sea por conseguirlo.
— Quita esa cara, carajita.— Me dio un manotazo en la cabeza.—No te vas a buscar un viejo para que te pague la carrera.— Me advierte, de nuevo.
Como si hubiera otra forma de costear una carrera como esa. Mi tía no tiene una mente visionaria como la mía.
Pobrecita.
— Intenta detenerme si puedes.— Le reto y me repliego sobre mí misma cuando la veo alzar la mano para darme una tunda en la cabeza.
Miriam no es mi tía, es mi vecina, pero le digo tía, por lo que se creció junto a mi mamá y me cuida mucho por el recuerdo de su mejor amiga.
Siempre supuse que se apiadaba de mi por qué le daba pena.
—¡Está…!— Resopla, pero no me pega. Pone sus manos en mis hombros y me mira con absoluta seriedad.—Hoy tu vida va a cambiar, y espero que sea para mejor. Será difícil. Tienes que ser fuerte y— La interrumpí.
— Es solo un baile de joropo, dios— Exclamó rápidamente.—Deja de mortificarte tanto, no hace falta que grabes cada cosa que hago.— Quitó sus manos de mis hombros.
Últimamente, mi tía ha estado rara.
Lanzando indirectas sobre como cambiar de aires era bueno para el cutis, que en mi país era difícil, casi imposible convertiste en piloto, sobre todo para una mujer. Y como en los países de primer mundo, podría tener mejores oportunidades en la vida.
Y estoy aterrada, me aterra que un día mi padre biológico por fin recuerde que tiene una hija botada en un país tercermundista y que de pronto quiera regresar por ella.
Miriam me mira en silencio y luego suspira en un gesto cansado.
— Ya vete, te va a dejar el autobús.—Suelta.— Y despídete de tu abuela.— Me recuerda.
Mi sonrisa desaparece al instante.
— ¿Por qué lo haría?
Miriam me miro con pesar.
— Debes perdonarla, cuidar de una niña siendo una persona de la tercera edad fue difícil.— Me pide.
Suelto una pequeña risa oxidada y pongo los ojos en blanco.
Como si «Es una anciana» fuera una especie de excusa para todo lo que me hizo cuando era una niña pequeña.
Le doy un beso en la mejilla, tomo mi mochila y camino devuelta a mi casa. Paso por el cuarto de la abuela, quien como siempre está rezando.
—Adiós, abuela.— Me despido, pero ella ni siquiera me mira.
Solo sigue rezando.
La ignoro y salgo de la casa.
Mi abuela me odia, creo. Ella nunca me dirige la palabra, aunque cuando era pequeña disfrutaba torturándome diciendo que por mi culpa murió su querida hija. Ya no lo hace, y supongo que tiene miedo que ahora que crecí le devuelva el insulto o el golpe.
La única vez que mantuvimos una conversación fue cuando me contó como había muerto mi madre y como eso era mi culpa. Lo que es imposible, por qué yo no tengo control sobre las tormentas. Además, apenas era una niña cuando ocurrió el accidente.
La vida y muerte de mi madre es una historia llena de cosas raras, la abuela dice que un espanto la perseguía… El fantasma de una mujer, que estaba maldita, yo pienso que está loca.
Mi tía dice que la deje en paz por qué ya es una señora muy mayor y es absurdamente religiosa.
Mi madre murió por causa de un accidente de automovilístico, había una tormenta ese día, lo que no es raro en la zona tropical que vivimos.
Los asientos iban llenos. El auto se volcó, pero solo mi madre murió.
Las demás personas en el auto salieron con leves contusiones y un par de raspones (entre ellos Miriam) cuando la policía los interrogó, todos ellos contaron la misma historia de terror sobre «Una mujer que flotaba los perseguía» parece que intentaron acelerar para perderla, lo que fue una muy mala idea en medio de una gran tormenta y en una carrera sin luz.
Dicen que una figura aprecio frente al auto, lo que provoco que al intentar esquivarla el auto se volcara.
En plena tormenta, el auto cayó por un barranco y … Mi madre murió.
No sé cómo sentirme respecto a eso, solo tenía cinco años, así que…
Lo poco que recuerdo es el sentimiento de emoción, por qué mamá iba a tener otro bebé y yo estaba deseando ver a mi hermanito. Eso nunca pasó, claro, y creo que bloqueé todo lo referente a ella apropósito, por protección.
Si soy sincera, no recuerdo nada de ella. Solo tengo un vago sentimiento de perdida y tristeza.
Cuando me contó la historia no podía creerlo, sonaba como algo salido de una película de terror, pero luego de preguntar me confirmaron que esa era la verdadera historia. Lo primero que pensé es que los amigos de mi madre estaban bajo las influencias del alcohol, pero según mi abuela, las pruebas salieron negativas.
Así que todos en el auto iban sobrios.
La abuela afirma que mi madre había sido maldecida y que una mujer llena de celos buscaba su alma.
También decido ignorar eso. Por qué me niego creer en las brujas o en las maldiciones y trabajos de brujería.
Aunque aquí en Venezuela los cultos y brujos son muy comunes. Algunos se creen el cuento y yo solo pienso que son un montón de mononeuronales.
Y mi padre, bueno uno de los muchos extranjeros que vienen para ver las tormentas eléctricas. Nunca estuvo presente en mi vida, supongo que lo vi un par de veces y estoy casi segura de que se mantenía en contacto con mi madre, lo suficiente para hacerme un hermanito. Pero nada más.
Recibo algunas miradas en el autobús por mi vestimenta, pero las ignoró.
Mi apariencia llama la atención, y ha sido así desde que tengo memoria.
Antes de llegar a mi preparatoria (Liceo) me encuentro con algunas amigas, esas pobres almas que se sacrifican por un par de puntos en educación física y nos vamos juntas.
Hoy no hay clases, básicamente se trata de una feria donde venden dulces, y platos tradicionales.
Se cantan un montón de canciones típicas, bailes y obras empapadas de nuestras culturas mezcladas.
Un poco de historia de como a Simón bolívar se le botó la canica luego de que murió su esposa y decidió hacer una revolución con un montón de campesinos, indígenas y españoles.
Mis amigas y yo no somos las únicas obligadas a preparar bailes, hay otros años. Además del club de baile, que lo hace por «gusto» así que somos las últimas en pasar al escenario.
— Vamos Gasparín.—Me jalan, pues entre en pánico y ya no quería bailar.
— Ahis, no me digas así.— Me resisto, pero son cinco chicas sanas contra una albina sin músculos.
— Claro, pote de leche.—Se burla una de mis amigas, y yo la miro mal.
— Muéranse.— Suelto entre dientes.
— ¡Cómo quieras copo de nieve!— Exclaman todas a la vez.
Las odio, pero las amo. Malditas.
Así es aquí, los apodos vienen de tu apariencia, piel negra «Mi Negro/Negra» acoso tienes una boca grande «Bembón» Tu mamá no tomo asido fólico en el embarazo y estás pequeña «Enano, Duende, Chichón de piso» y en mi caso, soy la única albina en la escuela, quizás en el estado así que soy «Pote de leche, Gasparín, Copo de nieve, Maldita albina» Ese último es mi favorito por cierto.
Cuando era niña era un poco sensible con el tema de mi apariencia.
Los niños solían ser un poco crueles conmigo, pero ahora que crecí todo es ganancia. Mariam, mi tía, me contó que a veces llenaba mi pelo de barro para que se viera más oscuro. Tiene fotos de eso y las saca cada que quiere burlarse de mí. Cómo la quiero.
El baile nos sale genial, no es por presumir, pero para esto nacimos. Cómo dice la canción, llevo tu luz y tu aroma en mi piel …
— Marica, hay un barco en el cielo…— Mi voz tiembla de la impresión, alzó mi mano y señaló el cielo.
Siempre pensé que el universo tenía un plan especial para todos.
Mi cuerpo se enfría y creo que se me bajo la presión. Estoy temblando.
Y a veces se trataba de un plan realmente retorcido, pero a fin de cuentas, sigue siendo un plan.
Parpadeo varías veces, pero sigue allí.
Desde que me obsesione con los aviones a los 7 años he pasado toda mi vida estudiando las aeronaves, nunca había visto algo como eso.
Bueno, si no cuentas las películas de Peter pan o el planeta del tesoro.
— ¿Desayunaste perico o te golpeaste la cabeza antes de venir?
— ¡Mira!— Tomo el rostro de mi amiga y lo dirijo a un punto específico del cielo—¡hay un maldito barco en el cielo!— Chillo, exaltada
Lysmaris hace una mueca, confundida.
— Yo no veo nada. — Se gira y me da un golpecito en los labios.—Y ya deja de maldecir— Me regaña.—¿Qué va a pensar Diosito?— Cuestiona.
Ese día todo cambio.
Mi vida común desapareció.
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Han pasado 4 meses desde que fui abducida por un barco volador.
Ahora soy parte de una secta.
Tal parece que mi padre biológico no era un simple padre ausente que se había olvidado que tenía una hija en un país del Caribe, sino que es un padre ausente divino. Lo que no es mucha diferencia, por qué cumplen la misma maldita función; Joderme la vida incluso cuando no está.
Prácticamente me mandó a secuestrar y ahora estoy en los estados unidos.
San Francisco para ser precisa.
Y joder, cuento los días para cumplir 17 años, unirme al ejército y salir de este maldito lugar. Raiden, ¿por qué quieres irte de una academia militar para ir al ejército de verdad? Bueno, es simple. Por qué en la milicia de los estados unidos podría optar por ser piloto y no tendría que pagar nada.
Claro, no sería una piloto comercial como quería en un primer momento, pero estaría en el cielo.
No sé cómo es que he sobrevivido estos cuatro meses. Al principio, una loba gigante me lamió la cara y me hizo su cachorro durante un mes donde me golpearon, mataron de hambre, escupieron, pisaron.
Y esa ni siquiera fue la peor parte, tenía un pelaje muy suave.
Luego, cuando la diosa lobo decidió que era lo suficientemente digna, me envió al campamento Júpiter para que formar parte de la legión, que era básicamente más de lo mismo.
Fue difícil, no solo por qué no entendía un culo de inglés.
Tenía el conocimiento básico.
Tres meses de eso, y ya busco formas de escapar muy lejos. Y lo haré.
Apenas mantengo contacto con mi tía debido a mí bajó rango, no tengo esos beneficios. Otra razón para creer que está es una maldita secta de Romanos.
Pero ahora mismo no podía solo irme sin mirar atrás, por qué terminaría en servicios infantiles o deportada.
Tenía que sobrevivir hasta los 17 y solo había dos maneras de hacerlo, por las buenas o por las malas. La decisión era totalmente mía.
Esta era mi oportunidad.
Los semidioses romanos normales son enviados por sus padres a una edad determinada a la Casa del Lobo, lugar donde son entrenados por la diosa loba Lupa (Me paso pero a los 15 y con mucha más violencia involucrada).
Si la diosa considera que son dignos y fuertes, los guiará al Campamento Júpiter, donde recibirán un tatuaje con el símbolo de su padre divino. Cada año cada campista recibe una línea más en su tatuaje.
Cosa que no sucedió conmigo, mi madre no vivía en la Nueva Roma y tampoco tenía la intención de llevarme a la cueva del lobo.
Eso creo. Está muerta, no puedo preguntarle.
De todos modos.
Si logras sobrevivir a las pruebas de la diosa lupa, eso no te asegura que tu vida dentro del estricto campamento Júpiter será más fácil.
Es más, llegar sin una referencia es asegurarte un mal puesto y pocas oportunidades. No importa de que dios provengas, tenías que pasar un periodo de prueba hasta demostrar tu valía, mientras tanto, cualquier error que cometieras sería un tacho más en tu tumba, después de tres strikes, ibas a la banca o te metían en un saco con lobos hambrientos y te lanzaban al río Tiber. Lo que pasará primero.
Ser un probatio se considera el rango más bajo en todo el campamento, debido a que solo se le da a personas que no fueron reclamadas, o que no han logrado hacer nada que valiera la pena. Y yo estaba en ese grupo.
Saben quién es mi padre, y eso lo hace peor, como soy un fracaso en todo lo demás me mantienen en ese rango.
Si la pretora Hazel no hubiera dado un paso adelante para hacerse cargo de mí, seguramente me hubieran echado a patas en primer lugar.
En todo caso esta es mi oportunidad.
Demostrar mi valía y de dejar de estar en etapa de probatoria.
Aunque siendo sincera odiaba el campamento Júpiter.
Todo era muy estricto, casi al punto de parecer una academia militar.
Odiaba que me dieran órdenes.
No soportaba seguir reglas.
Tampoco me gustaba pelear y los monstruos me causaban pavor.
Y no me gustaba la forma en la que los campistas con un rango más alto trataban a los demás.
Igualmente, era demasiado cobarde como para decir algo. Nunca fui una persona de golpes, soy esa chica que prefiere soltar comentarios pasivos agresivos y dejar que sus amigos la defiendan físicamente.
Habíamos salido a una misión de campo, fuera del campamento, no era nada oficial. Es algo parecido a las prácticas militares, eso creo.
En las que un grupo de los mismos actúan como el enemigo para probar las habilidades prácticas en batalla de la Cohorte en cuestión.
No todo es teoría.
Si lograba destacar por fin dejaría de ser un inadaptado.
La Quinta Cohorte corría por el espeso bosque en una perfecta formación, mientras la primera Cohorte actuaba como el ejército enemigo, yo iba hasta atrás del todo.
Hazel la hija de Plutón, era una líder nata, me impresionaba la forma en la que podía controlar a un grupo de adolescentes con TDAH. Ella iba al frente del grupo, guiando a la Cohorte montando su caballo Orión.
No quería decepcionarla cuando había puesto su confianza en mí y yo apenas podía seguir el paso de los entrenamientos. Todos esperaban mucho de mí. Demasiado diría yo.
Caída tras caída.
Me hacía sentir frustrada, como una maldición fracasada, dioses, nunca me había pasado algo como esto, solía ser la chica sobresaliente de la clase; Mejores notas, mejor futuro.
Esta era mi oportunidad.
Hoy demostraría mi valía.
Este día, Raiden Isabel Castillo dejaría de ser probatio y pasaría a ser una más de la Duodécima Legión.
Entonces me caí.
Me caí dentro de un profundo agujero en la tierra. Y seguí cayendo.
Mi grito ahogado apenas se escuchó entre todo el jaleo, espadas chocando y gritos de guerra a mi alrededor.
Nadie presto atención a la chica que iba de último en la formación.
No sé por cuánto tiempo caí, solo sé que mi cuerpo dio vueltas como un barril de la forma más caricaturesca posible, chocando contra las paredes de tierra y deslizándose por agujero sin que pudiera detenerme por nada a pesar de todos mis esfuerzos.
Fue horrible.
En un momento las paredes del túnel desaparecieron, salí del agujero y mi cuerpo se deslizó sin poner ningún rastro de resistencia por una colina o una especie de barranco. Luego de un rato de rodar sobre mí misma, por fin me detuve ante la falta de aceleración.
Y me quedé allí.
Sintiendo que había sido apaleada de la peor forma posible.
No tenía la fuerza física ni metal para ponerme de pie. Mi cabeza palpitaba y una sustancia viscosa corría de mi frente hasta mi barbilla, olía a metal. Mis extremidades superiores estaban entumecidas y sentía un terrible dolor punzante en mi hombro; Como si me hubiera golpeado toda la Duodécima Legión tomando turnos por fila.
Alce la cabeza y solté un gemido de dolor. Sentía que me iba a desmayar.
Por mi cabeza paso el pensamiento de quedarme allí. Y simplemente dormir y esperar que alguien me encontrará. Luego caí en cuenta de que nadie me buscaría. Aún no había podido hacer a amigos. Lo más probable sería que me dejarán morir por ser débil.
No me sorprendería
Los Romanos tenían cierto concepto sobre cómo debían ser los legionarios; Indestructibles, básicamente.
Si no hacía nada iba a morir aquí.
Puse las manos a cada lado de mis costados e intenté ponerme de pie.
Mala idea.
Mi brazo izquierdo no respondía para nada, estaba flácido, sin fuerzas.
Tuve un pequeño ataque de pánico al notar ese pequeño detalle, pero logré sobreponerme a la situación.
Me costó unos minutos, pero al final logré sentarme con mucho esfuerzo con la ayuda de mi brazo derecho.
Saque mi espada (Demasiado pesada como para usarla realmente)y la clave en la tierra, de esa forma me ayude a mí misma a ponerme de pie, usando la espada como un bastón; Como si fuera una maldita anciana.
Cuando logré estabilizarme, pude volver a respirar.
Cerré mis ojos y respiré hondo.
Me tomé un momento para analizar toda la situación. Me dolía todo
Al final llegué a una conclusión; Estaba jodida, iba a morir aquí.
Los alaridos se oían tan alto que hacían vibrar el suelo bajo mis pies, aunque seguía sin localizar el lugar del que procedían. Sonaba como me imaginaba que sería el infierno.
Entonces, a unos quince metros delante, la niebla verde resplandeció. Justo delante de mí había una especie de campo. La hierba llevaba millones de años siendo pisoteada por miles de pies muertos. Soplaba una brisa muy cálida y pegajosa. Aquí y allá crecían árboles negros, secos, sin hojas.
Multitudes susurrantes que solo pululan en las sombras.
— Oh, no.
Entonces lo supe, supe exactamente dónde estaba.
El Inframundo.
Los Campos de Asfódelos.
Si antes había tenido un pequeño ataque de pánico al ver mi brazo aguado, ahora mismo estaba a punto de tener un infarto al miocardio.
Esta debía ser una mala broma del destino.
¿Cómo acabe en el Inframundo?
Mire arriba, el agujero por el que había caído se cerró. Y si no lo hubiera hecho, estaba demasiado alto como para que pudiera alcanzarlo.
Supe entonces que si no hubiera traído casco y armadura, había una probabilidad bastante grande de que hubiera muerto durante mi aterrizaje forzoso en el inframundo.
El techo de la caverna era alto, había estalactitas emitían leves destellos grises y tenían puntas afiladísimas. Intenté no pensar que me caerían encima en cualquier momento.
Vi varias de ellas desperdigadas por el suelo, incrustadas en la hierba negra tras derrumbarse. Qué puto miedo.
Supongo que los muertos no tenían que preocuparse por cosas como que te atravesará una estalactita.
Empecé a caminar como uno de los cientos de muertos a mi alrededor.
Quedarme en un solo lugar no sería buena idea. Tenía que avanzar y con suerte encontrar la salida.
Aunque siendo sincera, consideré quedarme allí en posición fetal.
Caminar entre almas en pena mi llenaba de un horrible sentimiento, igualmente cojeaba y me tambaleaba como todos los muertos.
No pude evitar buscar rostros familiares entre los que deambulaban por allí, pero los muertos son difíciles de mirar. Sus rostros brillan. Todos parecen enfadados o confusos.
Se te acercan y te hablan, pero sus voces suenan a un traqueteo, como a chillidos de murciélagos. En cuanto advierten que no puedes entenderlos, fruncen el entrecejo y se apartan.
Los muertos no dan tanto miedo.
Solo son tristes
Alguien me tocó el hombro, supongo que se dieron cuenta de que estaba viva a diferencia de los demás.
Y cuando me di cuenta, estaba rodeada de almas susurraste que intentaban comunicarse conmigo.
Retiro lo dicho, los muertos sí dan miedo. Mucho miedo.
Intente retroceder.
Alejarme de la multitud.
Pero me tropecé, y caí de culo al suelo mientras los muertos a mi alrededor intentaban tocarme y hablarme.
Intenté apartarlos con mi espada, pero mi arma los atravesaba.
Entre en pánico.
Estaba asustada y no sabía qué hacer.
Grité como loca e intenté cubrirme, la situación me sobre paso, escuchaba muchas voces, todos me hablaban al mismo tiempo y cada vez se reunían más almas a mi alrededor.
Estaba acorralada.
Me faltaba el aire, sentí un tirón en mis entrañas, un grito más fuerte que los anteriores salió de mi garganta al sentir que una corriente eléctrica me recorría todo el cuerpo.
Todo mi cuerpo se estremeció.
Sentí que iba a explotar, pero toda la presión que sentía aplastando mis órganos desapareció al instante al escuchar una voz, una voz humana que sonaba bastante viva.
— ¡Háganse aún lado, todos! ¿No escuchan? ¡Apártense!
La multitud de almas se empezaron a dispersarse, me quite las manos de los oídos y mire perpleja al chico frente a mí. Él estaba agitado, pero no más que yo, supongo que vino corriendo al escuchar mis gritos. Por un momento solo lo miré, totalmente perpleja.
Me sentía tan aliviada.
Por un momento, creí que estaba sola aquí y perdida en el Inframundo.
Se veía vivo, cómo una adolescente normal, incluso podría decir que de mi edad. Pero estaba viva y eso era todo lo que necesitaba. Y en cuanto nuestros ojos se encuentran siento una terrible punzada en mí cien.
Grito de dolor y me sostengo la cabeza, escucho que el chico frente a mí gruñe y hace lo mismo. Abro los ojos y lo veo sostener su frente con la respiración agitada y un gesto de dolor en sus rasgos fuertes.
—Te ves vivo.
Él me miró entre sorprendido y confundido. Había algo en el que…
Me pareció familiar, seguro.
— T-tu…— Mi voz no salía, estaba tan feliz y aliviada que empecé a llorar.
Creo que tome aún más por sorpresa al chico frente a mí cuando solté un sollozo y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos como si hubiera abierto la llave de la regadera, él ya parecía bastante descolocado y que me hubiera puesto a llorar no mejoro las cosas. Solo hizo que se tensara e hiciera una mueca de incomodidad.
Claro que estaba llorando.
Por un momento creí que morirá aquí y que nadie en el mundo se tomaría la molestia de buscarme. Y en cuanto lo vi fue como si alguien abriera el grifo en mis ojos y las lágrimas empezarán a caer por sí solas. No sé detienen.
Eso me aterraba.
Me aterraba saber que estaba sola.
El intento hablarme, pero yo no dejaba de llorar y simplemente no podía responder con coherencia.
Le hice perder la paciencia.
— Ya basta, basta de llorar.— Me ordenó el chico entre dientes.
Se acercó a mí dando traspiés, me tomo del antebrazo para ayudarme a ponerme de pie, mala idea, por qué tomo mi brazo izquierdo y me dolía como el infierno, literalmente.
Solté un quejido de dolor y por fin pude dejar de llorar, él me soltó de inmediato al ver mi mueca de dolor.
— Mi brazo…— Dije apenas recuperando el aliento.
— Ya me di cuenta.— Soltó luego de mirar mejor mi brazo todo chueco y gelatinoso.—Así que sabes hacer algo más que llorar.—Su voz sonó un tanto burlona, pero más como un gruñido.
Sorbí mi nariz y alce la cabeza para verlo. Estaba muerta de vergüenza, pero no me importaba, estaba lista para perder mi dignidad y suplicar por qué me ayudará a salir de este tenebroso lugar para volver...
Volver a la secta.
— Lo siento, pensé que iba a morir.
Me disculpé, mientras limpiaba las lágrimas en mis mejillas.
—Pues si no te diste cuenta, este es el lugar en que la gente viene después de morir.—Me indico de forma obvia.
Él levantó sus brazos, señalando su alrededor. Los campos plagados de almas que vagaban sin descanso.
Si definitivamente era el Inframundo.
El chico se acercó y me tomo del brazo contrario, ayudándome a ponerme de pie nuevamente, se inclinó y tomo mi espada del suelo, me la entrego y yo pude guardarla en la funda atada a mi cintura. La verdad es que no podía caminar sin mi bastón (Espada).
Creo que me torcí el tobillo, pero suponía que él podía ayudarme.
— Viéndote, puedo suponer que no llegaste aquí por voluntad propia.
El chico me miro de arriba abajo.
— Me caí por un agujero.—Dije con sinceridad.
El chico alzo las cejas y baja la mirada. Pude notar que contenía la risa. Luego me miro de vuelta, me inspecciona de forma minuciosa. De arriba abajo.
— Eres romano.
— S-Sí.— Asentí con la cabeza.—Tú debes ser… ¿Hijo de Plutón?
Tenía la esperanza que dijera que sí.
— Hades, en realidad.
Griegos.
Eso me sorprendió un poco, pero ya había escuchado sobre ellos, todos en la legión siempre están hablando del verano y como iban a visitar todos los años a los griegos, hijos de los dioses, solo que en su versión original.
Respiré hondo y llevé mi mano a mi pecho, estaba aliviada.
— Oh, gracias a los dioses.— Dije en un suspiro.
El chico me mira extrañado.
— Cuando digo que soy hijo del dios del Inframundo, la gente no suele reaccionar como tú.—Menciono el chico pelinegro, extrañado.
En realidad estaba más tranquila sabiendo que estaba en el territorio del Rey del Inframundo, con el hijo de dicho dios. Me aliviaba mucho.
— Bueno, es casi lo mismo que Plutón.— Me sobe el brazo, dolía horrible y le miré.— Hazel es hija de Plutón y es agradable.— Mencioné.
—¿Hazel?— Me cuestionó en una voz baja, casi susurrante.
— Quizás la conozcas, es uno de los pretores de la Duodécima Legión. —Comente, aunque quizás debí decir que también era la única persona que había creído en mí.
— La conozco.— Admitió.
—¿Podrías ayudarme a salir de aquí?—Balbucee, temiendo que quizás no quisiera ayudarme.
Quizás me haga quedarme aquí o me mande al Tártaro por diversión.
— No pensaba dejarte aquí, mi padre enloqueciera. — El chico metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta de aviador, parecía pensativo.—Ahora mismo tengo cosas que hacer y tú no te ves en condiciones para… Nada en realidad.— Me miro de arriba abajo.
— Con que me llevarás a la salida sería más que suficiente.— Me quería matar por haber dicho eso, necesito ayuda.— No quiero molestarte.
¡Maldito orgullo!
¡Claro que necesito ayuda! ¡Me estoy muriendo por los Dioses!
— Te llevaré a mi habitación, allí tengo algo de ambrosía y néctar.—Me explica después de unos minutos de pensarlo, cosa que agradecí bastante internamente.— Terminaré con mis obligaciones, cuando vuelva te llevaré a la superficie ¿Eso está bien para ti?— Pregunto, aunque no tenía que hacerlo. Obviamente acepté.
Asentí múltiples veces con la cabeza.
Él me miró y yo lo miré, supongo que esperaba que empezará a caminar.
Pero mi tobillo me decía que si me atrevía a hacer eso me daría el peor dolor que pudiera experimentar.
—¿Puedes caminar?—Pregunto finalmente.
— No en realidad.
Él se acercó a mí, se inclinó y me tomo de los muslos. Me alzó con facilidad.
Cargándome cómo un saco de papas.
No sé si era la mejor forma de ser transportada en mi condición, pero era esto o quedarme aquí entre la multitud de almas susurrantes.
—¿Cuál es tu nombre?— Dije apenas, sin aliento, ir de un lado al otro empezaba a marearme.
— Nico di Ángelo.—No se le oía cansado, en verdad parecía bastante ajeno a mi peso.—¿Y tú? Romano.
— Raiden castillo.— Dije sin aliento, me sentía muy cansada; Quizás por la perdida de sangre.— Esto debe ser muy raro, lo siento chico…
— No, no eres lo más raro que he visto, te lo aseguro.
Qué mal, estoy sangrando sobre la camisa de Nico.
— Oye, sé que debí preguntar antes.—Balbucee mareada, solo podía ver el suelo y la espalda del chico.— ¿Cómo es que tienes una habitación en el Inframundo? ¿A dónde vamos?
— Al castillo de Hades.
— Ah, el castillo de Hades.
Sí, por qué dónde más habría una habitación.
—¡El castillo de Hades…!— Grité tan alto que me dolió la garganta.
Hola chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo, espero que comenten y voten mucho. Me gustaría saber su opinión. Feliz semana santa.
Raiden Isabel castillo, por qué no eres venezolana si tú segundo nombre no es Isabel, María, etc.
Bye bye.
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