Visita 5
Puede que aquella mujer al principio no parecía para nada especial, no era para él salvo otra cosa insignificante en su camino, pero entonces una mirada a sus manos maltratadas por el uso de armas y su mirada decidida a hacerle frente a la muerte misma fue lo que captó toda su atención.
Él reconoció de inmediato el deseo de matarla con sus propias manos, ver la expresión de su rostro en sus últimos momentos quizás sería lo que en ese momento le daría una satisfacción sin igual.
Pero conforme pasaron los días supo que no era que quisiera matarla en realidad, quería tenerla a su merced, quería verla rogando y que hiciera a un lado ese mal carácter que parecía que ningún hombre podía dominar.
Pero también se dio cuenta que quería que le sonriera como sonríe cuando tiene un recuerdo triste de aquel hombre que dice anhelar incluso después de muerto.
Fue en el momento que la escuchó admitir que se había lastimado a sí misma que dentro de él lo que era curiosidad por aquella mujer se convertía en algo más de inmediato.
Entonces ella trajo su collar.
Aquella cosa material más preciada para él que creyó que no volvería a ver. No había duda alguna, Jashin la había enviado a él desde el principio, una ofrenda gracias a su devoción por años, y el al principio no había visto las señales con claridad, pero su mismo dios estaba ahí confirmándolo.
Y estaba ahí ella en la aldea del enemigo, una ironía, a Jashin le encantaban los juegos de coincidencias retorcidas, aquella aldea que iba a ver arder en llamas en los próximos días y la misma que le había llenado la cabeza de ideas innecesarias acerca de hacer lo correcto por protegerse a ellos mismos.
Decidió marcarla con su propia sangre en respuesta, porque con esa marca en ella podría protegerla de lo que estaba a punto de hacer.
Los tomaría a todos en sacrificio cuando sus dos adeptos infiltrados como ninjas de la aldea terminaran con el circulo de la maldición en dos días más, solo tenía que ser paciente y tendría su venganza tan deseada y no solo eso, sino que también tendría posesión de la mujer que había nacido con la bendición de Jashin, seguramente como él creía, la reencarnación de la misma voluntad de su dios. La adoraría en silencio y a la distancia mientras hablaban en los siguientes días, dejando que creciera más y más su deseo de escuchar su nombre con su voz suplicante.
Cuando escuchó más de un paso esa mañana supo que de inmediato que no era ella la que venía a su encuentro.
Lo sacaron de su celda y lo metieron en un cuarto en el que ya había estado anteriormente, observo los instrumentos en la pared incolora y las mesas o muebles en los que se ataban a las personas, en donde lo habían atado a él cuando quisieron obtener información a través de la tortura física, por supuesto que no había funcionado, no cuando el resistir dolor estaba dentro de los placeres de su vida diaria, en cuanto a tortura psicológica, no habían encontrado nada que pudiera interesarle a Hidan más que cumplir con su venganza.
Apareció el mismo Jounin que se había encargado de su primer interrogatorio, aquel ninja con cicatrices en el rostro mostrando siempre una sonrisa arrogante y confiada.
Hidan bostezó con aburrimiento segundos después de verlo, aunque se encontraba atado de manos y pies en una silla de metal sin poder moverse.
-Me alegro ver que te encuentras desprevenido para cualquier cosa que venga -Ibiki sonrió cruzando los brazos.
-Adelante, puedes desmembrarme por partes -Hidan sonrió divertido- solo me servirá para pasar el rato.
-Cometes un error al pensar que eres intocable, te crees un dios entre humanos... pero no eres más que un hombre como todos los demás -Ibiki le miro con seriedad y acto seguido tronó los dedos, la puerta detrás de él se abrió.
Hidan borró su sonrisa de inmediato cuando vio a dos subordinados de Ibiki cargar a rastras a una mujer, el cabello castaño se encontraba suelto y su boca estaba cubierta con tela que le impediría hablar, vio los signos de la pelea que seguramente ella había dado, los golpes comenzaban a tener un color en sus brazos y los rasguños probablemente de armas estaban a punto de sangrar si se les tocaba un poco más.
-Bien esa es la expresión que esperaba ver -Ibiki señaló a sus ayudantes el gancho en medio de la habitación de tortura en donde colgaron las muñequeras que aprisionaban las manos de Tenten, el cuerpo de la chica estaba suspendido por completo sin darle oportunidad a sus pies de tocar el suelo, la cabeza colgaba hacia adelante inconsciente, después los dos subordinados desaparecieron dejando solos a los tres en la habitación- quizás te sorprenda un poco que tomemos a una de los nuestros y la torturemos, pero la señorita Tenten fue sorprendida tratando de idear un plan para liberte conspirando contigo así que la retuvimos, tienes un gran talento para influir psicológicamente en las personas a través de tu charlatanería religiosa, que desperdicio... ojalá y hubieras sido mi estudiante.
-No sé de lo que estás hablando, ¿Crees que me interesa esta mujer?, una mierda se yo de cualquier plan que tenía -Hidan rio- ustedes en realidad son unos hipócritas, hablando de moral y compañerismo, pero cuando tienen la oportunidad de ver a alguien diferente a ustedes quieren aplastarlo y someterlo en nombre de su patética aldea.
-Veamos entonces si realmente no eres más que un patético y asustado niño al que se le quita su dulce favorito -se dirigió hacia un costado de la habitación y tomó un balde de agua que aventó inmediatamente a la chica.
Tenten se despertó con la sensación del agua helada como filo en su piel, su respiración se agitó cuando miro alrededor, primero su mirada se encontró con la de Hidan, atado de pies y manos frente a ella frunciendo el ceño por completo, retorció su cuerpo dándose cuenta de que sus pies no tocaban el piso y miró las muñequeras que la suspendían del gancho calvado en el techo, miro a su izquierda viendo a Ibiki mostrando seriedad, ella gimió hacia él protestando, esa misma mañana la habían atacado sus mismos subordinados y ella se defendió en vano, al final había quedado inconsciente sin saber que estaba pasando.
-Bienvenida de vuelta señorita Tenten, espero que pronto comprenda en la situación en la que se encuentra y lo que nos vimos obligados a hacer por el bien de la aldea -Ibiki sacó de su bata un control y presionó el único botón en él, la descarga eléctrica desde el gancho sacudió todo el cuerpo de la chica por unos segundos antes de que él mismo lo apagara de nuevo.
La cabeza de Tenten volvió a quedar colgada mientras su cuerpo se recuperaba del azote eléctrico recibido hace unos momentos.
-Tendremos una conversación donde me dirás que es todo lo que planeas o volveré a apretar este botón hasta que ella caiga inconsciente de nuevo y tenga que despertarla con otro método más creativo -Ibiki correspondió la mirada agresiva de Hidan, cuando lo vio apretar su mandíbula supo que había dado en el blanco en su teoría.
Al escuchar esto Tenten levantó la cabeza y empezó a negar con desesperación, gimiendo hacia Ibiki notando lo impaciente que se encontraba por decirle que se detuviera.
-Come mierda imbécil deforme -Hidan sonrió, aunque ahora se notaba algo más de nerviosismo en él, Ibiki volvió a apretar el botón y la descarga se activo de nuevo, esta vez durando un poco más, al final Tenten volvió a estar inconsciente.
-Puedo hacer esto todo el día, supongo que el tiempo para ti no significa nada debido a que eres inmortal, pero para ella no será así definitivamente.
Guardo el control y se aproximó a una pared donde tenía herramientas de tortura, tomó una barra afilada de un extremo con pinchos que sobresalían, se acercó de nuevo a ella.
Hidan se tensó al ver los picos filosos, se retorció en la silla tratando de liberarse.
-Estás cometiendo un maldito error -la ira se empezaba a ver más clara en su expresión y sus palabras- ella no tiene nada que ver conmigo, todo esto puedes hacérmelo a mi, lo que le hagas a ella no hará que te diga nada.
-A mi me parece que te alternas cada vez que me acerco a ella -la seriedad de Ibiki afirmó su punto cuando Hidan gruñó al verlo dirigió la punta de la barra al estómago de la chica- no soy partidario de la tortura física pero a ella no es a la que estoy presionando para quebrarse psicológicamente por información.
Ibiki no mostró ningún arrepentimiento cuando clavó la barra a un costado del abdomen de la chica, la sangre empezó a derramarse manchando la piel y ropa ella despertó con un gemido fuerte que más bien parecía ser un grito ahogado.
El pecho de Hidan subió y bajó alterando su respiración, nunca le hubiera hecho eso a ella, no de esa manera, no era la clase de dolor que quería provocarle algún día, no sin su consentimiento, no sin que se entregara a él completamente primero, no sin haber antes disfrutado de besar cada centímetro de su cuerpo e idolatrado su belleza más de una vez y ella estuviera complacida de escucharlo, no sin que ella le pidiera hacerlo, no sin verla primero sonreírle a él, sólo a él y no a un muerto.
-¡Te arrepentirás de esto! -Finalmente gritó fuera de sí - ¡cuando el infierno desatado por Jashin venga por esta maldita aldea te dejaré vivo!, ¡solo para hacerte sufrir personalmente desmembrándote mientras aún respiras!
Ibiki giró la barra y las púas se incrustaron en la piel de Tenten haciéndola gemir de dolor de nuevo, abrió los ojos y vio la expresión de furia de Hidan frente a ella con algo de incredulidad y luego desvío la mirada a Ibiki, en silencio y con lágrimas en los ojos ella parecía estar preguntando un "¿por qué?"
El jounin desenterró la barra de metal del abdomen de Tenten y ella gimió de nuevo derramando más lágrimas y cerrando los ojos con fuerza para aguantar.
-¿Estás listo para hablar?, ¿o tengo que empezar a romperle algunos huesos primero? -Ibiki no quería llegar a eso lastimando a la chica más de la cuenta, esperaba que la determinación del criminal se quebrara antes, así poder llevar a la chica a la habitación continua con los mejores médicos de la aldea para atenderla de inmediato, él estaba sufriendo tanto como ella, si no fuera por su temple de hierro que lo caracterizaba habría ya liberado a Tenten.
-¿piensas que yo soy el único enemigo de esta maldita aldea? -Hidan rio con algo de locura- que te hace pensar que todos están respetando ese puto acuerdo de paz al que se aferran, detenerme a mi no hará que ellos se detengan.
Ibiki no habló solo paso las manos por el gancho del techo y el cuerpo de la chica cayó totalmente rendido casi al suelo pero el hombre impidió que esto pasara, Tenten parecía estar respirando un poco menos que al principio, su cara empezaba a perder color.
La cargó y la colocó en una de las mesas de procedimiento quirúrgico que se encontraban en esa sala.
Tomó las manos encadenadas de Tenten y entonces notó en la palma el símbolo que tenía marcado, Ibiki frunció el ceño, lo había visto ponérselo en la cámara de vigilancia de la celda, pero 24 horas después ¿Qué hacía todavía ella con el?
Tenten gimió llamando su atención apenas abría los ojos y luego los cerró para dejar caer la cabeza de lado.
-No espero que me perdones por esto -Ibiki fue por unas pinzas grandes tomó una de sus manos y dobló lo suficiente para que ella despertara de nuevo gimiendo, uno de sus dedos se doblaba hacia una postura nada natural, antes de decidir partir lo volteo hacia Hidan.
Lo observó atónito abriendo los ojos y apretando su mandíbula con odio.
Entonces Ibiki supo que esa era la última cosa que debía hacer para que él le diera información.
Quebró el dedo índice de la chica, esta se retorció y gritó entre la mordaza que llevaba.
-¡Basta!, ¡Detente maldito pedazo de mierda! -Hidan gritó con furia, las manos de Tenten era lo último que ella debía perder, toda esa maestría con armas dependía de ellas totalmente, si se las destrozaban él estaba más que seguro de que le destrozarían sus ganas de vivir de nuevo como le había contado anteriormente, la harían sentir nuevamente inútil tal y como lo hicieron sentir a él cuando de la noche a la mañana su aldea se había convertido en pacifistas -¡Te lo diré!, es un grupo de ancianos señores feudales de la aldea del rayo, me están ayudando a completar el pentagrama de huesos, quieren la inmortalidad, prometí dárselas como pago si me ayudaban, ellos me ayudaron a revivir en un nuevo cuerpo también, varios de ellos creen en Jashin.
-Me dirás nombres e involucrados también -ordenó Ibiki.
-Hay traidores en tu escuadrón ANBU idiota, identifica a los de otras aldeas, están tan ocupados con su estúpida paz que aceptan cualquiera que haga un intercambio de una aldea a otra, adivina quién lo permitió -Hidan sonrió cruelmente hacia él- son tan estúpidamente fáciles de engañar que no se necesita de mucha inteligencia para hacerlo, lo único que faltaba es que yo estuviera dentro del pentagrama, para poder matarlos a todos cuando yo lograra clavarme la aguja que tengo dentro de mi brazo escondida.
-Bien, con eso tengo -le quitó a Tenten muñequeras y la mordaza que le impedía hablar de inmediato se alejó de ella para abrir la puerta y ordenar que la atendieran de inmediato.
Hidan notó que Tenten estaba despierta y lo miraba desde la mesa tendida, apenas se notaba su respiración, de nuevo el rostro de Hidan se llenó de furia con solo ver que ella hacía todo por estar consciente en ese momento, antes de que se la llevaran el asesino abrió los ojos para ver los labios de la chica moviéndose lentamente formando una palabra que repitió con esfuerzo hasta quedar completamente articulada.
Hidan abrió los ojos impactado y se quedó sin aliento cuando entendió por completo lo que ella decía.
Gracias.
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