/98/ ¿Paz?
Holis
Sé que ayer dije que iba a actualizar, peroooo ocurrió que toqué almohada y ahí quede jaja pero bueno, lo prometido es deuda. ¡Tenemos dos capítulos! Pensaba ponerlo en uno solo pero, el siguiente capítulo se merece su capítulo jajaja
En fin, gracias por sus comentario, votos leídas :) todo este tiempo me han hecho muy feliz. Ya estamos a poco de llegar al final. ¡Disfruten mientras tanto!
Durante mucho tiempo después se hablará de las increíbles hazañas del grupo que luchó con Indra en el Monte de las Ánimas. Se alabará y glorificará aquellos valientes guerreros que se enfrentaron a la primera fracción enemiga, pero, sobre todo, el nombre de Uchiha Sasuke estuvo de boca en boca mientras relataban las hazañas.
De una u otra manera se supo que Karin, Shikadai y Tenten se encargaron de Ino mientras Sasuke enfrentaba a Indra junto a la ayuda de sus armas espirituales, la oportuna aparición de Naruto y Hinata y la intervención de Sakura al final sumando los refuerzos de Gaara y Neji contra Danzo. Sellaron el alma de Indra en otra dimensión y así pusieron fin a la guerra habiendo derrotado al Cazador en Jefe, el enemigo universal.
El cuerpo de Madara fue encontrado decapitado en los alrededores del Monte de las Ánimas unas horas después de que grupos de sanadores arribaran al Monte de las Ánimas en busca de los heridos.
Y cuando la dimensión paralela creada por Danzo desapareció, expulsó todo lo tangible sin posibilidad de sobrevivir. Inclusive la mano de Indra enroscada por el látigo fue resguardada por los Nara. Conforme a los restos de Danzo e Ino se perdió rastro al desintegrarse en cenizas después de ser decapitados.
En el frente los sobrevivientes habían gritado en júbilo cuando Inoichi murió bajo la espada de Minato gracias al apoyo de Shikamaru. La bruma se disipó a medida que el cuerpo se desintegraba y las masas de carne poco a poco regresaron a formarse en cuerpos completos. Sin embargo, sufrieron consecuencias de parálisis y tuvieron que ser trasladados a las tiendas improvisadas que colocaron los Nara acudiendo a atender a los heridos.
Por otro lado, y específicamente relatando, los miembros del Clan Uchiha, especialmente los discípulos menores no dudarán en divulgar con asombro y admiración la aparición de Sakura justo después que la primera barrera, sostenida por su actual líder, de pronto se deshiciera.
Si bien los miembros de clan estuvieron angustiados primero que nada por la integridad de Sasuke, se eclipsó ante los centinelas gritando que se acercaban enemigos. En ese momento desconocían la derrota de Indra, y, por tanto, al ver tantos enemigos precipitándose a la entrada temieron que la Alianza haya perdido la guerra.
Sin embargo, nadie se acobardó. Bajo el comando de Kakashi los discípulos que pudieran empuñar un arma fueron movilizados para luchar, otros se apostaron en el Pabellón Médico para defenderlo hasta que fueran finalizados las matrices de teletransportación. Los médicos corrían de un lado para otro ayudando a los que apenas salían de coma.
No todos podrán saber que Itachi se había desesperado a tal punto de caerse de la camilla al intentar ponerse de pie, desesperado por la incertidumbre de no saber si Sasuke estaba vivo o muerto. Colapsó siendo sostenido por Lee, quien le rogaba que se acostara de regreso.
El alboroto dentro del Pabellón fue un reflejo de la movilización en el exterior, pasaban los pocos combatientes y los demás estaban siendo evacuados al templo Kirei para resguardarse.
Pero al final, mientras Kakashi miraba en lo alto de las escaleras el acercamiento de Sai, ardió en furia silenciosa. Resultó una ironía que un antiguo miembro del Clan buscara la destrucción absoluta.
—Esa persona no tiene honor —había espetado Kakashi a Obito e Iruka que yacían a sus lados, esperando la horda de enemigos—, busca destruir su antiguo hogar.
Los tres tenían heridas persistentes y se veían vendas asomándose por la ropa. Pero ninguno retrocedió al igual que los discípulos en fila, manteniendo sus posiciones.
—¿Quién iba a imaginar que caería en las tentaciones de convertirse en un demonio? —escupió Obito apretando los puños con fuerza—. Es la deshonra de un Cazador de demonios.
Sai iba acercándose a parsimonia, traía consigo lo que parecía ser un centenar de criaturas distintas que iban a monstruos peculiares, demonios de menor rango y alguno que otro espíritu resentido. El cambio de Sai no fue tan vistoso, teniendo unos cuernos sobresalientes en su frente y unas garras pronunciadas.
Un discípulo llegó corriendo a prisas y avisó: —Gran Maestro, se ha completado la evacuación. El Pabellón Médico tiene dos tercios de la matriz, tardarán mínimo quince minutos para completarla.
Kakashi asintió ante la información y se giró a los demás.
—¡Ya escucharon, debemos frenarlos hasta que los sanadores completen la matriz! —exclamó mirando cada rostro joven, hombres y mujeres apostados alrededor del perímetro, aferrados a sus propias armas y con una determinación de acero a pesar de las heridas persistentes en cada uno, apenas pudiendo ponerse de pie y resistir. A Kakashi le pesó el corazón sabiendo que probablemente será la última vez que verá el rostro de sus discípulos. Aspiró con fuerza y alzó la barbilla—. Uchihas ¡defenderemos nuestro hogar hasta el último aliento!
—¡Defenderemos nuestro hogar hasta el último aliento! —repitieron al unísono los Uchiha.
Kakashi asintió con fuerza y se giró al principio de las escaleras. Los monstruos tipo reptil estaban más cerca, arrestándose sobre su pecho por cada escalón dejando un rastro baboso. Obito desenvainó a tientas su espada e Iruka se colocó en posición de ataque, esperando el momento indicado.
Justo cuando el primer reptil siseó, una ventisca trajo consigo pétalos de cerezo ¡Y repentinamente algo cayó sobre él como un proyectil! Impactó de tal manera que el reptil terminó destrozado e incrustado en el cráter formado en el suelo. La sangre salpicó por todas partes.
Por un instante los Uchiha se tensaron preparados para atacar al nuevo enemigo, fue entonces qué se disipó la ligera capa de polvo revelando la imponente figura de Sakura enderezándose, envuelta en ropajes rojo carmesí, botas negras y el cabello amarrado en una coleta alta ondeante al viento junto a pétalos danzantes.
El grupo enemigo apenas titubeó, Sai solamente rechinó los dientes y siguió avanzando y gritando: —¡Llegas de nuevo tarde, Sakura! ¡Destruiré la villa y esta vez no quedarán ni sus cenizas!
Sin embargo, Sakura no les prestó mucha atención, se giró a los Uchiha esbozando una sonrisa con chispa de encanto juvenil. Pero se fijó específicamente a Kakashi. Lo saludó agitando la mano.
—¡Gran Maestro, he venido a encargarme de los problemas!
A pesar de la situación, una vena se hinchó en la frente de Kakashi. Agitó su espada y gruñó: —Sakura ¿Por qué estás aquí? Se supone que debes estar en el frente ¿Dónde está mi discípulo?
—Oh, no debe preocuparse. ¡Mi estimado líder Uchiha se encuentra bien! La barrera se disipó para que él se recuperara de sus heridas graves. —Esto lo exclamó con la intención que todos los escuchara. Los discípulos tuvieron un alivio momentáneo. De pronto Sakura miró por su hombro y luego les hizo gestos—. Todos, por favor retrocedan. Me encargaré a partir de aquí.
La confusión se avistó en cada rostro, inclusive Kakashi arrugó más el ceño.
Sakura prestó atención al frente, junto ambas manos y los anillos centellaron, pronto emergió de ellos una luz dorada hasta transformarse en un látigo parecido a una rama de sauce, emitía una suave y poderosa luz dorada. El segundo reptil ya casi estaba sobre ella, con un solo movimiento ligero del látigo lo despedazó.
Más de uno se quedó pasmado.
Kakashi fue el primero en reaccionar.
—¿Y los demás? ¿Madara fue vencido?
—Sí, está muerto e Indra encerrado en otra dimensión. La guerra está llegando a su final —dijo con cierto entusiasmo dándoles la espalda—. Gran Maestro, le detallaré un reporte más tarde. Por ahora no se interpongan, no quisiera lastimar a alguien por accidente.
Lo que sucedió después fue testificado por cada presente con asombro. Las historias comenzarán con: "¡Haruno Sakura derrotó a un centenar de monstruos y espíritus en cuestión de minutos!".
Muchos embellecerán el enfrentamiento de una u otra manera, pero la verdad universal será que una sola persona, con ayuda de un látigo, atrapó a un centenar de monstruos con una técnica que ella misma gritó: "Mil ataúdes". ¡Aquel látigo se incrustó en el suelo y las vides de sauce atraparon a cada enemigo, apretándolos hasta estallar!
Sin embargo, lo que nadie sabrá en realidad, es que las vides de sauce atraparon a Sai hasta enrollarlo por completo y succionarlo. Todos creerán que fue aniquilado y hecho cenizas una vez se cortó su cabeza; solamente Sakura sabrá que en realidad la vid de sauce atrapó a Sai despareciéndolo de la vista de los demás.
Hay rencores persistentes, y, en definitiva, Sakura es viciosa.
No le dará a Sai una muerte tan fácil si puede evitarlo.
Cuando se anunció ante el mundo que Hyūga Madara fue vencido, la sociedad de Cazadores de demonios cayó en un alivio colectivo; sin embargo, apenas el inicio de las consecuencias de una guerra. Al igual que las persecuciones a los Hyūgas y Yamanakas sobrevivientes y sobre los clanes menores que fueron sometidos a contra de su voluntad a luchar por los Hyūgas.
A dos días de vencer los Grandes Clanes restantes, Uchiha, Uzumaki y Nara se reunieron inmediatamente con los representantes de los Clanes Menores en la víspera de la finalización de la guerra. La política dictaba un rompimiento de tratados que los había unido con los Yamanaka; discutieron sobre el destino de los sobrevivientes inocentes de los clanes enemigos y llegaron a la conclusión (unos más inconformes que otros) que Hyūga Neji será el nuevo líder del Clan Hyūga teniendo ciertas restricciones, como, por ejemplo, será un Clan destinado a la rama curativa en su mayoría.
Los que estuvieron inconformes fueron los Clanes menores que sufrieron los abusos de la guerra cruel y buscaban que todos fueran sentenciados a muerte y evitar que alguien tomara venganza. Se decía esto especialmente por ambos hijos de Madara.
En toda la discusión Neji y Hanabi mantuvieron un gesto impasible que trataba de mostrar la aceptación a su cargo y destino de un clan destruido; y por más que quisiera decir que ninguno tomaría venganza, los Clanes no lo aceptarían. Sin embargo, ante las exposiciones razonables de los líderes de los Grandes Clanes se llegó al acuerdo antes mencionado.
Conforme al Clan Yamanaka fue un tanto diferente. Se descubrió que Kankuro, uno de los discípulos principales había estado en coma debido a la Flor de Medianoche. Los efectos persistían hasta que Indra hubiese muerto, pero por lo menos ahora nadie controlará a los afectados.
Por tanto, Kankuro tomó el nuevo puesto de líder del Clan Yamanaka, fue sometido a talismanes del que no podía mentir y se descubrió que no sabía nada del complot de Inoichi y su hija. En sí, solamente un grupo de confianza de Inoichi sabía del complot y el resto del clan permaneció ignorante. Sólo gracias a esto, el Clan Yamanaka tuvo menos persecuciones, pero también restricciones en algunos tratos comerciales.
Esto conforme al destino de los Clanes que una vez fueron enemigos de los demás. Y, silenciosamente, algunos líderes de Clanes Menores presionaron con una sola pregunta que dejaría a más de uno sin respuesta absoluta.
—¿Quién será ahora el líder en Jefe?
Ante la repentina pregunta, el salón se había quedado en silencio sepulcral.
Nadie se atrevió a dar un paso al frente o sugerir a otro líder. En el entendimiento mutuo, Sasuke, Neji y Gaara compartieron miradas y se negaron a opinar. La sesión se levantó acordando una fecha próxima para abordar aquel tema importante. Habiendo finalizado hace un par de días la última batalla decisiva, algunos todavía estaban heridos y necesitaban tratarse, reorganizar sus Clanes y recuperarse de los horrores.
Por ahora, en un tiempo corto, se manejarían bien sin un líder supremo.
Sasuke subió las escaleras que lo llevarían directo a la entrada de su hogar. Rodeó perezosamente algunos cráteres dejados por la técnica que Sakura empleó con la vid de sauce (hecho que le han relatado los discípulos con cierto entusiasmo). Se preguntó vagamente los costos para restaurar cada escalón, pero son nimiedades que coordinará más adelante. Por ahora lo único que deseaba era dejarse caer contra una mullida cama por el resto del día... sabiendo que será imposible.
Era inusual ahora que no estuviese Sakura con él, pero este viaje requirió hacerlo por separado. La Conferencia de Discusión fue una prueba más que, con guerra o sin guerra, la mayoría de los Clanes tendrían problemas persistentes. Él, por su parte, debía centrarse en su gente y restablecerse. Dar un funeral digno a sus muertos y curar sus heridas. Lo demás se abordará en su momento.
Han pasado tan sólo dos días desde que la guerra llegó a su fin y se siente libre de una manera distinta. A pesar de haber dormido un día entero y apenas se despertó para ir a la Conferencia de Discusión, se siente más descansado que los últimos meses.
Cruzó el tori saludando a los discípulos en guardia. Lo recibieron con una sonrisa y reverencia y él devolvió el saludo. Caminó hacia el dojo principal, cruzando por el centro de la villa dando un vistazo al Monumento de los Caídos, había nuevos nombres tallados y un sentimiento singular le embargó. Ingenuamente esperó que no se agregaran más nombres, eran más fallecidos por despedirse.
Antes que nada, se sumergió por el sendero hasta el templo Kirei. Desde que despertó no había agradecido adecuadamente, y no sabía si alguna vez llegará a toparse otra vez con Su Alteza en persona.
Así que encendió incienso y miró la pintura de Su Alteza Xie Lian. Debatió un momento antes de abrir la boca y hablar.
—Su Alteza, la guerra ha terminado. Indra fue encerrado y su cuerpo se está purificando. Quizás lo sepa, o quizás no. No importa, sólo quería... quería darle las buenas noticias. —En realidad, también quería decir más cosas, pero creyó que no eran adecuadas—. Sé que habrán más obstáculos, pero, por ahora, me concentraré en lo que realmente importa.
El silencio, contrario a otras ocasiones, es sereno y ameno. Dejó una flor como ofrenda y dio una reverencia cortés sabiendo que hay cosas que sí puede agradecer.
—Agradezco a Su Alteza por toda indulgencia en el pasado, espero que su camino sea brillante siempre.
Al enderezarse y dar la vuelta, notó un destello plateado. Una mariposa plateada voló frente a él dejando un rastro de brillo a su paso. Recordó, entonces, esta mariposa pertenece a Hua Cheng, el esposo de Su Alteza.
Miró sobre su hombro permitiendo una sonrisa ligera a la pintura y retomó sus pasos.
En el camino se topó con uno de sus discípulos menores, el chico lo saludó jovialmente y después de preguntarle por Sakura, el chico señaló el Pabellón Médico y luego corrió a sus deberes.
Sasuke apenas abrió la puerta de la enfermería y se encontró con cierta agitación habitual. Los que habían despertado del coma estaban recibiendo sus tratamientos habituales, ayudados por sanadores. Pasó por cada uno saludándolos superficialmente hasta llegar al final dónde Kiba ya estaba de pie un poco tambaleante, sosteniéndose del anciano Hiruzen.
Al verlo acercarse, Kiba esbozó una sonrisa de oreja a oreja: —¡Hermano rico, mira! ¡Ya puedo sostenerme de pie!
—Con ayuda, claramente —contradijo Hiruzen en un tono divertido.
Kiba farfulló.
—¡Abuelo, no me quites el mérito!
—No lo hago.
—Vas a un buen ritmo —concedió Sasuke esperando que la aceptación lo apaciguara un poco—. A este paso correrás más pronto de lo esperado.
—Lo ansío con ganas ¡no soporto estar atado a esta cama! —bufó el semidemonio con falso fastidio cuando secretamente disfruta de las atenciones—. No veo el día que salga de la enfermería caminando para jamás volver.
Sasuke soltó una risa baja.
—Cuando suceda te invitaré una comida para celebrar tu triunfo.
—¡Recuerda tus palabras, o de lo contrario, te las haré recordar!
—Como digas —aceptó fácilmente Sasuke, luego se dirigió a Hiruzen—. Anciano ¿sabe dónde se encuentra Sakura?
—La vi entrar a la habitación de Itachi junto a Lee.
—Mn. Gracias. Kiba, ya regreso.
—¡No coquetees demasiado!
Sasuke negó con diversión ante la frase de Kiba. Una vez tocó la puerta de la habitación de su hermano y le concedieran permiso, se encontró cara a cara con Itachi sentado en la cama siendo apoyado por almohadas en la espada. Sentada en un banco, Sakura revolvía con la cuchara un cuenco cuyo contenido parecía ser sopa. Lee se hallaba del otro lado peinando el cabello largo de Itachi; y este parecía relajado escuchando la plática ligera de ambos, por lo menos hasta que Sasuke apareció.
—¡Oh, cariño! —Sakura fue la primera en reaccionar ante su presencia. Casi saltó de su lugar y dejó el cuenco en la mesita auxiliar para lanzarse a sus brazos. Sasuke la atrapó fácilmente—. Por fin volviste, esta prometida tuya te extrañó demasiado.
—Solamente me fui por un día.
—Para mí fue una eternidad —se lamentó ella, y cierta punzada pinchó en Sasuke al caer en cuenta que bien pudiera ser real si acaso lo que vio en esa ilusión persistió hasta ahora.
No han conversado sobre ello, en realidad, no han tenido un tiempo completamente a solas. Ocupados entre atender a los heridos, reubicar a los sobrevivientes, asistir a conferencias de discusión, apenas tuvieron este espacio para mirarse sin tener en mente otros asuntos de importancia.
—No importa, ya estás aquí y llegas justo a tiempo. Es hora del almuerzo de tu hermano.
El susodicho ya los estaba observando con una sonrisa apacible en su rostro, y Lee lo saludó con mucho entusiasmo. Sasuke le dio unas palmadita en la cabeza del niño y luego se sentó en el mismo banco que Sakura desocupo. Agarró el cuenco con sopa y miró a su hermano.
En estos días todavía le parecía irreal ver a su hermano despierto. Al parecer estuvo esforzándose primero en retomar el habla, aunque iba lento por el desuso, se entendían sus palabras. Su cuerpo todavía débil necesita cuidados persistentes y al parecer Lee se autoproclamó su cuidador.
Tsunade confió a Lee sus cuidados y solamente lo supervisó, después de todo, Lee se había empapado tanto en conocimientos como cualquier discípulo sanador y sabía más de lo básico de cuidados paliativos. Cuando se le avisó a Itachi quién sería su cuidador había visto al niño que parecía muy nervioso y le sonrió amigable, agachando un poco la cabeza diciendo lentamente que agradecía su ayuda y cuidado.
Sasuke le había contado a Itachi sobre los cuidados anteriores de Lee y era quién mayormente le trenzaba el cabello. Itachi fue indulgente y permitió que esta rutina continuara.
Incluso ahora, mientras Sasuke se adueñó del cuenco no permitió que nadie más le arrebatara este momento de cuidado. Cuando era niño, a pesar de los obstáculos Itachi siempre lo cuidó y procuró después que Mikoto lo rechazara. Estaba ahí cuando en los entrenamientos salía herido y no quería ir a la enfermería o que Madam Hikoro se enterase, terminaba en el Pabellón de Itachi quién le vendaba las heridas.
En el presente, a pesar de la situación, por fin pudo devolverle cierta amabilidad con estos cuidados.
Y se sintió en paz.
El funeral fue un suceso en su mayoría sereno, hubieron sollozos y algunos gritos, pero hubo algo de resignación y paz en la mayoría sabiendo que cada persona murió protegiendo su hogar. Los caídos en batalla fueron honrados y sus cenizas tratadas debidamente, sus nombres puestos en el Monumentos de los Caídos y las tablillas en el nuevo salón ancestral reconstruido y expandido.
Al atardecer finalizó la ceremonia y se dispersaron a realizar sus otras actividades. Sasuke se había quedado admirando en silencio el Monumento de los Caídos, junto a él, Sakura también observó en silencio cada nombre.
—Ese cántico que entonamos —dijo de pronto Sakura, y él tarareó haciéndole entender que la escucha—. ¿No es el que los semidemonios cantan para sus muertos?
—Lo es.
—Me intriga saber cómo adoptaron esa costumbre.
—Fue algo natural. En el segundo año después de... de ese día se hizo una fogata aquí —explicó Sasuke haciendo un gesto alrededor— y los semidemonios recién llegados entonaron esa canción. Ese día se sintió algo diferente, quizás muchos encontraron la resignación. No lo sé. A partir de ese entonces, en cada funeral, se entona.
—Mm —murmuró Sakura sin atreverse a mirarlo por completo—. Es un ritual de lo más conmemorativo.
Sasuke coincidió en silencio y observó un poco más el monumento, tratando de hallar la manera en como suavizar lo que diría a continuación. Al final decidió decirlo como tal.
—Mañana partiré al Clan Nara —apenas pronunció esta frase y los ojos de Sakura se dispararon inmediatamente a él. Giró medio cuerpo para enfrentarla—. Han solicitado mi ayudada cuanto antes para cortar los lazos de la Flor de Medianoche.
Un ceño fruncido apareció en el pliegue de su frente. Sakura no se veía nada contenta.
—¿Es tan urgente? ¡Apenas y descansaste un día! No te has recuperado por completó —se quejó ella en su nombre.
—Mis heridas más graves sanaron gracias a tu energía —explicó él en agradecimiento silencioso—. Y conforme a la flor, me temo que sí. A pesar de derrotar a Indra, desconocemos la verdadera identidad de la segunda boticaria. Es poco probable que haya muerto en la guerra. Por eso debo encargarme de eliminar cualquier oportunidad.
—Esa identidad la desconoceremos por algún tiempo, a menos que ella aparezca. —Sakura estimó suspirando y negando con la cabeza—. Sea como sea, lo único que podemos hacer es esperar.
—Correcto.
—Pero eso no justifica que tengas que irte.
—No lo hace, pero es necesario.
—En ese caso déjame ayudarte. Te llevaré a todos los lugares que han solicitado tu ayuda, terminemos en un sólo día.
Sasuke aceptó a sabiendas qué, aunque se negara, Sakura encontrará la forma de escabullirse. Además no quería separarse de ella por mucho tiempo, y los viajes le llevarán cuando menos una semana en su habitual ritmo. Seguramente Sakura utilizará sus matrices y técnicas e irán de un extremo a otro en segundos.
Le sonrió suavemente.
—Mn, me parece bien.
—¡Decidido! Por ahora vayamos a descansar.
Mientras caminaban de regreso al Pabellón Kintsugi, Sasuke se tomó un breve instante para mirar verdaderamente a su alrededor, y se dio cuenta, por primera vez en muchos años, pudo contemplar por completo la belleza inesperada que reside en la naturaleza misma. Del cántico de los pájaros en plena primavera, de las carpas nadando en el río, de los conejos salvajes asomándose por las praderas. Las flores, los árboles y el mismo cielo azul.
Por primera vez en cinco años caminó por este sendero junto a su amor y se sintió vivo.
Contrario a lo que pensó, Sasuke apenas tocó la almohada y se durmió. Y no, esta vez Sakura tampoco le dio somníferos. Bastó en que su prometida palmera su regazo y Sasuke se dejara caer sobre ella abrazándola por la cintura para caer en la inconsciencia.
A la mañana siguiente se recriminó mientras se vestía. Había planeado abordar una plática pendiente que involucra penas, culpas infundadas y vidas pasadas. Ciertamente el nerviosismo le embarca, y apuesta su espada a que Sakura está aún más nerviosa si algo dice que no pueda sostenerle la mirada por más de cinco segundos seguidos y la ausencia de besos o contacto físico persistente.
Con un suspiro se enfundó la espada y se dirigió a la sala donde Sakura lo esperaba sentada en el desnivel del patio trasero jugando con Momo. Al percibir su cercanía, Sakura se giró a él con una sonrisa fácil en sus labios rosados.
—¿Listo?
Él se tomó un momento para admirarla. Así proyecta una hermosa imagen contrastada con el jardín trasero, y se ve espléndida. Hoy ella optó por unos kimono rojos y blancos, similares a la que una vez Sasuke le dio y terminó destrozado. Hubo algo nostálgico y dulce en contemplarla sin distracción persistente.
No hay una guerra qué luchar. Todos están a salvo. Los heridos son atendidos, su hermano está despierto, Kakashi se encarga de gestionar los asuntos mientras él no está, el cuerpo físico de Sakura resguardado al final del pasillo esperando a ser convertido en cenizas. Los discípulos restantes se recuperan, los semidemonios se integran con calma a la Villa de Fuego.
Así, justo así llegó a esa realización qué puede permitirse resolver sus propios problemas personales con su prometida hoy mismo.
—Sí, vámonos —respondió acercándose a ella.
Resulta que descubrió porqué Sakura utiliza mayormente matrices de acotamiento de distancia con los demás y no está técnica en particular.
Al ser un humano la sensación que experimenta su cuerpo tras ser envuelto por los pétalos danzantes de cerezo para lanzarlo a otro lugar y espacio no es precisamente agradable. Apenas se disiparon Sasuke se llevó una mano a la boca y se alejó al árbol más cercano dando tumbos, buscando un soporte. Detrás de él Sakura lo siguió preocupada.
—Sasuke, cariño ¿te encuentras bien?
Él apenas pudo negar con la cabeza.
—Me dio vértigo —susurró en voz baja sintiendo el suelo moverse.
—Oh, lo siento. No pensé que te afectaría demasiado —se lamentó Sakura con cierta culpa—. Ven, te ayudaré a sentarte. Hunde la cabeza en tus rodillas, servirá.
Atendió a sus indicaciones y Sasuke apoyó la espalda en el tronco hasta deslizarse por el suelo y bajar la cabeza. Contó casi un minuto entero con los ojos abiertos, y luego giró el rostro a su lado. Sakura se había sentado junto a él y jugueteaba con la ficha jade que cuelga de su propio cinturón.
Sakura captó su mirada y repentinamente sonrió apenada.
—No volveremos a utilizar esa técnica, aunque ahorra tiempo. Si cada vez estás a punto de vomitar no vale la pena.
—Me acostumbrare —alegó él regulando su respiración—. Puedo soportar malestares más profundos.
(Por no decir heridas en sí).
Sakura identificó el trasfondo de sus palabras y le dio una mala mirada.
—No quiero que soportes nada. Mejor utilicemos las matrices de acotamiento de distancia —alegó más para sí que para él, apretando los puños sobre las rodillas.
Sasuke no refutó y suspiró.
Cortar los lazos de la Flor de Medianoche y el alma no les llevó más de quince minutos en el Clan Nara. Sasuke se aseguró de extinguir, con ayuda de Kusanagi, hasta el último brote. Shikaku agradeció profundamente junto a Shikadai todavía herido si algo decía la cojera al caminar, pero insistió en recibirlos.
Mientras hacía esto Sakura trazaba la matriz de acotamiento sobre una puerta hacia el siguiente destino. Sasuke se despidió de Shikadai e indicó que, si alguien apareciera con el efecto de la flor, viajasen directamente a la Villa de Fuego.
Repitieron esta misma acción en los Clanes Menores que solicitaron su ayuda. En su mayoría fueron serviciales y algo frenéticos en atenciones cuando Sasuke ponía un pie en su territorio. En especial con Sakura a su lado, pero ella despachaba sus atenciones con sonrisas frías y palabras mordaces. Lo único que impedía que los líderes fueran bruscos y contestaran era la mirada nivelada de Sasuke y que fuera el único capaz de ayudarlos.
Y así se ocupó el día, yendo y viniendo de un Clan hacia otro gracias a las matrices de Sakura. A cada líder les daba las mismas indicaciones y ellos prometía atenderla si llegase a ocurrir.
Al final del día, cuando el crepúsculo caía sobre el cielo, llegaron al territorio de los Subaku. Los discípulos los llevaron directamente a la enfermería dónde Gaara estaba sentado en una camilla a la espera.
—No te esfuerces en levantarte, sigues herido —le dijo Sasuke apenas vio el indicio de Gaara en salirse de la camilla.
El joven pelirrojo parecía cansado, pero no presionado.
—Mostrar respeto es lo mínimo que puedo ofrecer ante tu ayuda. Eres el único capaz de deshacerse de esa maldita flor.
—Entonces guarda tus reverencias para después —alegó Sasuke negando con la cabeza—. Hay momento para todo. Ahora es más importante deshacerme de la flor.
—Ojalá hubiesen desaparecido una vez que Indra fue atrapado —se lamentó sin sonar exactamente así, más bien, contemplativo.
—Bueno, hasta que los Inmortales lo destruyan por completo es lo único que podemos hacer.
Gaara suspiró.
—Tienes razón.
A Sasuke le apareció un poco extraño esta interacción tranquila con el pelirrojo. No es que se odien y repudien, es lo contrario, pero están acostumbrados a tratarse bruscamente sin verdadero calor detrás de las palabras.
Ver a Gaara siendo algo accesible lejos de su actitud es inesperado.
Un discípulo los guío hasta la siguiente habitación en que estaban los pacientes en coma. Kusanagi hizo lo suyo y Sasuke repartió otra vez las indicaciones a los sanadores, especialmente sobre el líder Subaku que estuvo poco tiempo en coma.
Para cuando regresó a la sección principal, inesperadamente se encontró con Gaara y Sakura conversando.
—... Su especialidad son pasteles de luna y los postres de dulce de leche. Sirven también platillos suaves y tienen un buen licor.
—Perfecto. Por fin algo rescatable hoy.
—Si dices que van de mi parte los hospedarán sin problema. Quédense todo el tiempo que necesiten.
—¿Quedarnos dónde? —intervino Sasuke al estar tan cerca.
Sakura lo miró de reojo y luego sacó su mano de sus brazos cruzados e hizo un gesto vago.
—En ningún lado, simplemente buscaba recomendaciones de restaurantes para cenar.
—La posada tiene un buen menú, los locales lo prefieres. —El "yo lo prefiero" de Gaara era implícito—. Si de lo contrario aceptan nuestra gratitud y se quedan a cenar...
Sasuke lo interrumpió con su habitual: —No es necesario.
Gaara se encogió de hombros y no insistió por segunda vez.
La facilidad en la que acepta sus palabras y no las toma a pecho es una de las razones por las que Sasuke habla libremente aun siendo un líder de Clan. Con los restantes debe ser deferente y cordial, con Gaara, a pesar de compartir la misma edad, ambos eran los más "jóvenes" entre los otros líderes de Clanes.
Tras despedirse de Gaara, ambos se adentraron a la pequeña y próspera aldea, conocida por sus fuentes termales. Sasuke se preguntó vagamente cuanta persuasión necesitará Sakura para acceder en sumergirse en estas aguas cálidas.
A decir verdad, solamente una vez vino aquí, y fue de pasada con Kakashi cuando aún entrenaba con él. Durante los anteriores cinco años, si bien salía de la Villa de Fuego nunca permanecía en las posadas o alrededores por más de una noche. Siempre estaba en constante movimiento.
Sakura dirigió el camino hasta la posada qué Gaara recomendó. La fachada si bien era sencilla detona una elegancia sin esfuerzo, y un gran letrero decía "Entrada a las Aguas Termales" atrayendo los ojos de cualquiera.
Al entrar, Sakura se dirigió al restaurante y Sasuke a recepción. Ella se giró con gracia a él.
—¿A dónde vas? El restaurante es por acá.
—Es una pena si solamente comemos ¿no quieres bañarte en las aguas termales? —divagó Sasuke sin dejar de caminar, sintió los ojos de Sakura sobre él. Miró sobre su hombro—. Ve, me uniré a ti en breve.
La mujer desvió la vista sin objetar abiertamente, pero el pliegue de su frente dijo mucho. Al final sus ropajes se ondearon ante su andar al restaurante.
En la recepción había una joven singular, bajita y de cabello corto y negro. Al ver a un hombre atractivo, de hombros anchos y apariencia rica, quedó completamente embelesada. Y más al notar las insignias del Clan Uchiha en sus kimonos oscuros ¡seguramente es un joven maestro importante!
Apenas Sasuke había separado los labios cuando la chica se levantó de su asiento de un salto.
—Estimado joven maestro ¿en qué puedo ayudarle?
Sasuke le tomó un momento recomponerse por el repentino ataque verbal.
—Necesito pases para las aguas termales.
—¡Por supuesto que sí! ¿Será cuatro en total?
Él enarcó una ceja ante el número específico cuando, de pronto, notó que no estaba solo. A su derecha Kusanagi en su forma humana parecía una estatua, a su izquierda, Kana mantenía una expresión un tanto desconcertante mirando a su alrededor, y Chikara se colgó de la pierna de Sasuke.
Lo dejaron sin palabras, simple eso.
—En realidad, son 5 —corrigió él—. También quisiera habitaciones.
—Maestro, quiero dormir con Kana —intervino Chikara.
—No. Kana necesita espacio.
—En realidad no me importa compartir —alegó Kana con un tono de voz deferente—. Así el maestro puede solicitar una habitación con dos camas. Después de todo, Kusanagi es mi hermano.
Kusanagi asintió concordando con sus palabras y Sasuke miró entre ellos.
La joven posadera parecía alguien parlanchina y no dudó en intervenir.
—¿Son maestro y discípulos? ¡Su discípula es tan pequeña! —dijo la joven inclinándose buscando mirar a la niña. Su encanto infantil era de otro mundo, por decir menos, ya que prácticamente era un espíritu.
—Es mi preciado maestro, ¡yo le pertenezco! —dijo orgullosamente Chikara.
Sin embargo, aquellas palabras casi provocaron que a la chica posadera por poco sus ojos se le salieran las cuencas. Kana se apresuró a cubrirle la boca a Chikara, y Sasuke se frotó la frente, un tanto resignado por el malentendido. En cambio, fue Kusanagi quién salvó la situación.
—Lo que mi hermana marcial quiere decir, es que aprecia a nuestro maestro como un padre —aclaró Kusanagi sin verse alterado, bajando un poco la voz en la siguiente parte—. Ella perdió a sus padres tan joven.
La mentira fue tan natural que la chica de la posada de pronto se entristeció por esas últimas palabras y miró a la niña con lástima. Chikara parecía querer refutar qué no, no era cierto, pero Kana le seguía cubriendo la boca con mucha insistencia.
Al final la chica elogió la relación se maestro-discípulos y les entregó las llaves de dos habitaciones.
Mientras regresaban al comedor, Sasuke sentenció: —Debemos definir mejor nuestra fachada cuando estén en forma humana.
—Chikara, hablamos de esto. Hay algunas palabras que se pueden malinterpretar —riñó Kusanagi sin sonar realmente duro, con la severidad y ese porte lo decía todo. Si acaso sus ojos ocultos detrás de ese pedazo de tela negra fueran visibles, se mostrarían severos.
La niña hizo un puchero y se colgó de la pierna de Sasuke.
—¡Pero no dije nada malo! ¡No mentí!
—Sabemos que no mientes, pero el mundo humano es distinto al nuestro. Los humanos ven extraña nuestra lealtad, piensan que somos esclavos.
Chikara parecía horrorizada por este concepto.
—Pero soy el guqin del maestro, fui un regalo. ¿Por qué está mal?
—No está mal, simplemente aprende a hablar correctamente, creo habértelo dicho.
—El mundo humano es extraño —se quejó la niña casi llorando aferrándose más al pantalón de Sasuke—. Maestro, Chikara lo siente. ¡No quería causar problemas!
Sinceramente Sasuke se debatía si darle la razón a Kusanagi o consolar a Chikara. Al final, decidió darle la razón a Kusanagi y le acarició el cabello a la niña.
—Chikara, recuerda que las palabras tienen múltiples significados. Debes aprender a usarlas adecuadamente, sin embargo, no es tu culpa. Todavía estás aprendiendo, no te lamentes. Y Kusanagi, dejemos que Kana se encargue de enseñarle correctamente mientras esté con nosotros.
Kusanagi no parecía nada ofendido ni amonestado, aceptó firmemente sus palabras.
—Déjemelo a mi, Maestro. —Kana asintió solemne, como un guerrero recibiendo órdenes por lo que nadie creería lo que dijo a continuación: —Le enseñaré a mantenerse en silencio y quieta ante los humanos, será una estatua perfecta. No emitirá ningún sonido.
—No me refería a eso. —Sasuke se frotó el rostro con una mano. Ah ¿en qué momento creyó buena idea tener varias armas espirituales con carente sentido de percepción de la interacción humana? El único a salvo era Kusanagi—. Cambio de planes, Kusanagi, enséñales a las dos lo que sabes.
Kusanagi, por lo menos, asintió ferviente.
—Como diga, Maestro.
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