/84/ Lo siento ¿esperaste mucho por mí?

-aparece rodando-

Prometido es deuda, el capítulo sisisis como sea -c desliza- que conste que mi espala es la sacrificada, necesito un bastón, yaaaaaa

Advertencia: nada en realidad, solo el definitivo encuentro SasuSaku (? mucho amorsh, soft y todo bonito, añyaaa :3


Tan pronto se reformó en pétalos el pánico entumeció su cuerpo al fijarse en el campamento y descubrir que, en realidad, no hay campamento al cual acudir.

¡El lugar estaba totalmente despejado! No había ninguna carpa o persona a la vista. El terreno volvió a ser plano con flores salpicando la tierra y sin avistamiento de algún alma que pudiera darle respuestas a sus ansiosas preguntas.

¿Qué sucedió con el campamento? Y lo más importante ¿dónde está Sasuke?

Se giró imperiosamente al bosque buscando el árbol más cercano. Le clavó una mirada penetrante al manzano que daba sus frutos con toda la sencillez del mundo. No dudó en acercarse hasta quedar frente a frente con el tronco áspero.

—Surge.

Frente a ella apareció el espíritu más antiguo de la zona. La silueta de un niño peculiar con colmillos sobresalientes, y de cabellera larga y ojos rojizos. Sus vestimentas verdes evocan a la misma primavera. Parecía no tener más de diez años, pero Sakura mejor que nadie sabe que es una apariencia engañosa.

—¿Me llamó, mi Matriarca? —inquirió con su vocecita infantil y una reverencia tan marcada y respetuosa.

Una mueca apareció en el rostro de dicha "Matriarca" y miró con molestia al espíritu. Ni siquiera sirvió, el pequeño simplemente aguardó con una emoción vistosa a recibir órdenes, ansioso a cumplirlas sean cuales sean.

No se le escapa como estos espíritus, especialmente la flora, tienen una reverencia por ella (una, cabe aclarar, que no exigió). Le fastidia de sobremanera pasar por cualquier árbol con más de diez años de antigüedad y escuchar sus vocecitas saludándola. Mayormente las ignoraba creyendo que así la dejarían en paz. Más temprano que tarde se percató que ellos no cesarían sus saludos.

Al final decidió no reprenderlos y por ahora prosiguió con el interrogatorio. Hizo un gesto a su entornó al preguntar: —¿Sabes qué ocurrió con el campamento establecido aquí?

El niño asintió efusivamente. Y con porte de un erudito, se extendió a dar la explicación.

Lo único que el espíritu pudo decirle es que Sasuke se marchó en compañía de Moegi y Konohamaru un par de horas después que la misma Sakura abandonara el campamento. Justo un día después, el campamento cayó bajo ataque de un grupo de semidemonios y Tsunade comandó una retirada a la Villa de Fuego. Ahora los Hyūga ganaron este terreno y vigilaban, a la espera de otro grupo de refuerzo para marchar directamente a la Villa de Fuego.

Al estudiar más el terreno se dio cuenta de los indicios de lucha. Una afrenta qué trajo más heridos de los que ya había. La sangre seca era un indicio, sin embargo, no había energía resentida persistente. Ya sea que nadie murió, o si bien ocurrió, los Hyūga purgaron el lugar.

Entrecerró los ojos y pensó por un largo segundo el paradero de Sasuke. Mientras tanto despachó al espíritu del niño que volvió a marcar otra reverencia y se esfumó con cierto regocijo al haber sido útil a su Matriarca.

Sakura caminó de un lado a otro, dándose golpecitos en la frente mientras murmuraba posibilidades, maldiciéndose en qué no dejó ninguna flor conjurada para Sasuke ya que él no tenía acceso a la red de comunicación espiritual.

Y ahí, justo entre tantas divagaciones, recordó que le entregó a Konohamaru una flor conjurada.

Se detuvo un seco y sonrió de lado.

—Perfecto, ahí está mi línea de comunicación.

Se concentró en buscar la esencia de esa flor. Apenas tenue entre el mar de las mieles de millones que existen. Una línea que se tuerce, gira y se enreda, hasta por fin dar con esa en particular. Hablando de una manera física, es como buscar una aguja entre un pajar, que, con la práctica aprender a identificar su brillo contra la luz para hallarla fácilmente.

Tras encontrarlo no dudó en hablarle al joven Cazador.

"Konohamaru ¿me escuchas?".

Para su alivio, la inconfundible voz de Konohamaru traspaso a su mente al instante.

"¿Señorita Sakura? ¡Por fin contestas! ¡Creí que me mentiste sobre hablarle a la flor! Me sentí como un estúpido hablándole todos estos días"

"Estuve inconsciente, nada grave" aclaró rápidamente, se notaba cierta ansiedad en su tono de voz "¿Dónde estás? Vine directo al campamento y no hay ni una sola alma".

"Bueno, la cosa con el campamento...".

"Sé que sucedió" le cortó un poco brusca "Lo que me interesa saber es donde se encuentra Sasuke".

"Estamos en el frente, en el pueblo costero de los Uzumaki" expresó Konohamaru y Sakura no necesito saber más.

Sin cortar la comunicación dio un paso al costado y se dispersó en pétalos de cerezos. Mientras su conciencia viajaba, escuchó la explicación de Konohamaru.

"Los Hyūga están arrasando con los pueblos costeros pertenecientes al domino de los Uzumaki y vinimos a ayudar. Logramos retenerlo gracias a los esfuerzos conjuntos, pero hemos perdido a muchos. Ahora mismo estamos retomando fuerzas, si los Hyūga logran traspasar esta barrera, nada impedirá que la Villa del Olas caiga, y con ellos, sus líderes Uzumaki. Por consecuente, no habrá refuerzos qué acudan al asedio contra la Villa de Fuego".

Sasuke estaba cansando más allá de lo inexplicable.

Está cansado de ver muerte por todos lados, de sentirse impotente al no poder ayudar a quienes moribundos piden ayuda y no le es posible salvarlos.

La última batalla librada fue una de las más sangrientas de las que nunca a participado. Cabe mencionar que perdió un buen compañero de batalla: su guqin, Chikara, fue destrozado más allá de la salvación. Las cuerdas ensangrentadas por la sangre de sus dedos qué no pararon de interpretar y la madera casi pulverizada.

Lo único que conserva del instrumento son retrasos que resguarda con vehemencia y el nudo en su garganta ante una pérdida inconcebible: el último recuerdo de su madre.

El enemigo nunca es piadoso con esa flor maldita, y esta vez mayoría fueron semidemonios. Con sus dotes y habilidades sobrenaturales que arrasaban con los más inexpertos y débiles, y daban problemas a los veteranos y fuertes.

Kusanagi se encontró varias veces con el cuello del enemigo. Lanzando una disculpa silenciosa a sabiendas qué cada uno de ellos era controlado por la Flor de Medianoche, sin embargo, a estas alturas no podía preocuparse por ellos cuando los Cazadores están siendo reducidos a polvo. Si cede, no habrá a nadie a quien defender.

Se han perdido muchas vidas. Y la frustración creció a medida que la batalla se extendía y Sasuke continuaba blandiendo a Kusanagi. La misma espada que es la clave para acabar con el lazo entre el al alma huésped de un cuerpo.

El problema aquí radica en que no lo ha descubierto.

El tiempo se acaba y Sasuke no sabe cómo cortar ese lazo. Es como tener la llave torcida y rota de una caja que guarda un gran tesoro. Así se siente él empuñando a Kusanagi. No ayuda en nada que la reunión no se haya concretado debido al sorpresivo ataque y no han tenido oportunidad de convocar una nueva.

Tres días luchando hasta que por fin lograron acaban con todos los enemigos. Las vidas tomadas en ambos bandos fueron demasiadas, tanto que aquel pueblo costero que comúnmente sería una maravilla a presenciar, ahora era un campo de batalla sangriento.

Un horror silencioso se establece en su ser al darse cuenta que en los últimos meses se ha acostumbrado a esta vista. Tiene que aparta la mirada y no estremecerse.

No quiere acostumbrarse. No ahora.

—Acomoden los cadáveres por hileras de cinto por allá. Tenga cuidado con el veneno que desprenden. —Sasuke escuchó a Karin dar indicaciones a los sobrevivientes que ayudaban a despejar el campo de batalla. Los cadáveres inusualmente traen consigo veneno en los primeros días o incluso meses, pero debido a la influencia de los semidemonios se potencializaron.

Miró las hileras de los cadáveres. Algunos les faltaba un miembro de algún cuerpo, otros no se reconocían en absoluto. Pocos son los que quedaron intactos y tuvieron una muerte instantánea. De un solo vistazo puede deducir quien se enfrentó a un semidemonio y quien a un Cazador Hyūga.

El mismo Sasuke no se libró. Las marcas de las garras de un semidemonio en su pecho eran la prueba, así como el dolor en su costado donde le atravesó una espada cuando desvió ataques qué iban dirigidos a sus discípulos. Al igual que su ojo derecho lastimado, ahora mismo lo tenía cerrado. Tardaría en sanar contando que su energía espiritual estaba al límite.

Karin se acercó a él, como los demás que se ocupaban de los cadáveres, traía guantes y cubierta la nariz y boca con un pañuelo evitando infectarse del veneno de cadáver. Tampoco se veía del todo bien. Vendada de la cabeza y cojeando. Aun así, debía hacerse cargo. Los líderes Uzumaki están indispuesto ahora que cayeron inconscientes por varias heridas. Todos esperaban que lograrán sobrevivir.

De lo contrario, perderían valiosos guerreros.

—Sasuke, deberías ir directo a la enfermería. Sigues sangrando —apuntó con el dedo el torso del Cazador. Vendado apresuradamente en medio de la afrenta.

Uchiha no rebatió, simplemente asintió al dar la media vuelta.

—Enviaré a Konohamaru para calmar las almas una vez recupere su energía espiritual —indicó ya avanzando a la enfermería, pero hablando lo suficientemente alto—. Cuando me recupere, terminaré el trabajo.

—Bien, pero no te sobre exijas. Tú eres uno de los más heridos por aquí —regañó Karin y se apartó con los suyos.

Sasuke encontró a Konohamaru a medio camino y le pidió ir a calmar algunas almas cuando tuviera fuerzas. El joven parecía más muerto que vivo, aún así asintió y marchó.

Al entrar a la enfermería Sasuke se topó con la vista de decenas de heridos tendidos en los camastros. Por primera vez se le revolvió el estómago en ver a tantos heridos, los sollozos y gemidos de dolor penetrando como lamentos en sus oídos que prefirió retirarse a pesar de necesitar urgentemente atención.

Cojeó hasta un lugar apartado, entre algunas casas que seguían intactas había un camino que conducía directamente a la playa costera. La batalla opaco la atmósfera marina y el aire fresco del océano. De la sal pegada a sus labios y la arena que venía con el viento. Al elevar la vista veía a los pelícanos entre la fina oscuridad, mojándose sus alas entre aleteos.

Despacio se deslizó por una gran roca, observando la ranura naranja del horizonte que indica próximo un amanecer. Por ahora el cielo es en su mayoría oscuro y las estrellas tardan en retroceder. Se quitó las botas y las dejó a un lado, permitiendo que sus pies tocaran la arena.

En medio de desosiego se permitió sentir. A pesar que más pronto que tarde debía regresar, pero por lo menos dejara que estas olas se lleven su carga.

Admiró en silencio el basto mar. La docena de barcos permanecían en la deriva después de la evacuación urgente y no regresarían hasta que fuese seguro. La evacuación tuvo sus dificultades y perdieron dos barcos, afortunadamente ningún civil fue herido.

Los pelícanos sobrevolaban y las olas rompían la orilla. Al haber crecido rodeado de montañas y bosques, el mar siempre le parecía tan basto y tranquilizante. Esta era el pueblo Miyamija, del lado derecho se extendía un angosto y largo puente qué partía desde la orilla hasta el centro del mar, conectando a la isla denominada Villa de las Olas, hogar de los Cazadores Uzumaki.

La última vez que estuvo aquí fue en el funeral de Naruto. Luego nunca tuvo el valor para regresar.

—Con que aquí estás, menudo líder.

Hablando de uno, pensó con gracia Sasuke pese a todo. Viró la cabeza hasta toparse con Naruto acercándose a grandes zancadas junto a un sanador Uzumaki de aspecto nervioso que lanzaba miradas impresionada al fantasma.

No es para menos. En esta batalla Naruto resaltó demasiado. Dejó de fingir ser alguien más y defendió lo que una vez fue su hogar. Los líderes Uzumaki no había tenido oportunidad de hablar correctamente con su primogénito fallecido, pero en medio de la batalla se mostraron aliviados sobre las motivaciones de su difunto hijo.

Por extensión, algunos Cazadores Uzumaki lo reconocieron. Andaban a su alrededor con mucha precaución, pero no había miedo en sus ojos.

—Me encontraste.

—Debiste ir a la enfermería ¡no eres un inmortal qué sanará por arte de magia! —Exclamó Naruto al llegar junto a él—. A pesar de ser un humano con un núcleo espiritual bastante poderoso, eres vulnerable. Urg, y no ayuda que tengas cero sentido de autoconservación.

Uchiha no le dirá que sintió náuseas ante la devastadora escena y por eso no entró a la enfermería. En cambio, rebatió: —Basta, pareces una anciana quejándose del comportamiento inadecuado de su nieto adorado.

Una vena se hinchó en la frente de Naruto.

—¡No me quejaría demasiado si pudieras cuidar de ti mismo! —explotó y luego giró al sanador qué respingó por el susto—. Anda, tú, trátalo ya.

—¡S-Sí!

—Por favor —añadió Sasuke ante la poca cortesía de Naruto, este murmuró entre dientes "como sea". El sanador se puso manos a la obra.

El sanador se enfocó primero en el ojo herido. Tras una minuciosa examinación y energía espiritual transferida, Sasuke parpadeó. Su vista era un poco borrosa del lado en que su flequillo oscuro caía, pero el sanador aseguró que no recibió un daño profundo y es cuestión de días para recuperar la vista en todo su esplendor.

Luego Sasuke se quitó los retazos de las prendas superiores ahora rojizas por la sangre (tanto suya con ajena), el blanco original era cosa del pasado. El pantalón tampoco se salvó de la batalla. Afortunadamente Naruto pensó en todo y trajo consigo un juego de ropas cómodas cuales arrojó con mucha irritación.

Sasuke tuvo un amago de sonrisa divertida por esa actitud.

Las marcas de las garras se sumaron a las demás cicatrices que salpicaban por todo su cuerpo, en su mayoría antiguas. Un recordatorio de la noche sin retorno, el punto de inflexión de su vida. El sanado, ajeno a los pensamientos del Cazador, terminó de tratar esas heridas y se concentró en la del costado. Sasuke se entretuvo vendándose las manos cuyos cortes sanaban, las apretó ligeramente mientras escuchaba los informes de Naruto sobre los que sobrevivieron y quienes no.

Dejó escapar un parcial suspiro aliviado tras saber que sus discípulos no murieron. Estaban gravemente heridos, sí, pero no muertos y eso les daba oportunidad de mejorar. Si bien quizás ellos difieran con este pensamiento, Sasuke es egoísta al alegrarse en no tallar más nombres en el Monumento de los Caídos.

Y sobre todo ahora más que nunca que había posibilidad de ganar esta guerra qué parecía perdida. Cuando luchas una guerra que ya está pérdida, ir a la batalla es menos glorioso. Estaba más convencido que nunca en proporcionar esa esperanza, aquel incentivo que los mantuviera todavía de pie.

Apretó a Kusanagi qué reposaba a su costado.

Debía apresurarse en descifrar el mecanismo.

—Los otros líderes están convocando una reunión en el territorio de los Nara... —Naruto cortó sus palabras al dar un vistazo por encima de Sasuke y endureció la mirada.

Al mismo Uchiha le resultó extraño esta reacción, pero no podía virar y mirar ya que el sanador estaba curando su abdomen. Intento girar la cabeza sobre el hombro, pero no logró ver más allá de su piel. El sanador le reprendió qué se quedara quieto, qué de por sí había riesgo de infección por tratarlo en medio de la playa y Sasuke tuvo que obedecer.

Su curiosidad fue saciada casi de inmediato, cuando Naruto gruñó: —Por fin apareces ¿Dónde estuviste todo este maldito tiempo?

Naruto a pocas personas les habla tan despectivo, y una de ellas es-

—¿Qué te importa? No es a ti a quien debo rendir cuentas.

Sakura.

Inconscientemente el cuerpo de Sasuke se tensó. Permanecía fresco la última conversación que tuvieron y cómo acabó cuando Sakura intentó recordar. En estos días no se permitió del todo preguntarse el paradero de Sakura, pero confiaba en que estaría bien dónde sea que estuviese.

Qué apareciera ahora agitaba sus emociones reprimidas.

La arena era silenciosa bajo los pasos de Sakura. Su campo de visión se obstruyó por las botas negras de la mujer al detenerse frente a él. Sasuke se obligó a alzar un poco la vista, pasando por la nueva vestidura de ella hasta por fin encontrar sus ojos verdes. Y hubo algo que reflejaban: una nueva emoción que centella en esos iris verdes. Tan gentiles y llenos de emociones qué eran lejanas, muy lejanas. Hablan de los ayeres y memorias guardadas. De esas que buscaba en cada rincón de su cordura.

Casi se ahoga con su propia respiración.

Un saludo silencio fue el que ofreció Sakura, luego se giró al sanador y habló menos brusca. Cortés, incluso.

—¿Cuál es el estado de sus heridas?

Mientras el sanador hablaba y hablaba, Sasuke no pudo apartar la mirada de Sakura qué escuchaba con atención. Y era testigo de cómo esa expresión contraria se transformaba ante el diagnóstico. De verla apretar los puños y arrugar la frente, señal de que no le agradaba nada de lo que le decían.

Naruto parecía no querer armar un revuelto, pero tampoco paraba de fulminar a Sakura con la mirada.

—... Con unos tónicos para el dolor y descanso adecuado, se recuperará —finalizó el sanador.

—¿Escuchaste? Debes descansar —espetó Sakura con cierto calor en sus palabras, pero menos brusca a diferencia de antes—. Si no lo haces, tendré que obligarte a dormir de nuevo.

Sasuke finalmente apartó la vista teniendo una expresión serena intentando idear la respuesta adecuada. No quería ser sedado. Buscó algo que ella quisiera escuchar.

En cambio, Naruto intervino antes que él.

—Estamos en guerra, si le vuelves a dar somníferos será un terrible inconveniente.

—Es lo que receta el sanador —rebatió ella girándose al fantasma rubio, dándole una mirada asesina—. Y es imperioso que se recupere. De lo contrario, andará con esas heridas por todos lados.

—Tus métodos son cuestionables.

—El fin justifica los medios.

—Por el amor de-

Y mientras discutían, Sasuke y el sanador intercambiaban miradas de resignación. El sanador se veía más nervioso al estar en medio de dos fantasmas que potencialmente podía destruir a cualquiera con el sólo agitar de sus manos. Reparó en que el sanador parecía más precavido con Sakura.

De forma abrupta, recordó que, para media comunidad Cazadora, Sakura era una asesina de Cazadores de demonios. A pesar de dejarse en claro que ella asesinó únicamente a quienes asediaron su hogar, quedaba esa impresión en la que le resulta tan fácil destruir vidas. Entonces es normal que el Cazador Uzumaki estuviera tan nervioso.

Sasuke se frotó la cabeza.

—Suficiente. Yo decidiré que hacer —interrumpió él deteniendo abruptamente las habladurías de ambos fantasmas—. Si quieren discutir, les invito a retirarse. Están poniendo nervioso al sanador.

—N-No estoy nervioso. —La palidez del sanador reveló lo contrario.

Inmediatamente Sakura retrocedió en discutir ignorando las palabras del sanador.

—¿Es así? Discúlpame. No era mi intención asustarte.

—No estoy asustado.

—Una vez termines de tratarlo, eres libre de retirarte. Me encargaré de cuidarlo.

El sanador mantuvo la boca entreabierta quizás pensando en cómo era posible que el líder Uchiha aceptara semejante situación. Pasó la mirada de hito en hito entre Sakura y Sasuke. Y viendo que este asentía en acuerdo, el sanador terminó de vendar la herida del costado. Luego tomó su bolsita dimensional y les ofreció a todos una reverencia antes de salir corriendo.

—Tú también puedes irte —espetó Sakura agitando la mano en dirección a Naruto, como si estuviese corriendo un perro callejero. No. Ella tendría más consideración a un animalito desprotegido—. Entre más estemos con él, más lo asfixiaremos.

—Eres tú quien lo asfixia con tu actitud.

—Ya quisieras, malnacido.

Antes de que Naruto pudiese devolverle el insulto, Sasuke intervino.

—Hablaré con ella a solas.

Le costó mucho decir esto sin mirar a Sakura. Sospechó de sus intenciones desde el momento en que despachó al sanador. Sus acciones siempre escondían un propósito, y conociéndola, querrá conversar sobre su última reunión. De lo que implicaron sus palabras, del beso que compartieron, de los secretos revelados.

Una parte retorcida de su mente, la que está acostumbrada al dolor, le susurró que Sakura se irá. Que pondrá punto final a este interés pasajero y continuará su rumbo hasta que la guerra finalice. La otra parte de su mente, la que está llena de esperanzas e ilusiones, esa que creía muerta, le afronta y saca a relucir el punto específico que ella estuvo dispuesta a ser su amante incluso antes de saber que era su prometida.

No sabe a quién creerle. No tiene certeza sobre las acciones de Sakura que, sin sus recuerdos es una caja de pandora. Cuando piensa que actuará de una forma termina haciendo otras. Entonces su guardia inevitablemente está alta, esperando el próximo movimiento.

No quiere admitirlo, pero le pone nervioso esta capa de ignorancia.

Naruto comprendió. No puso mucha resistencia, asintió con brusquedad y se marchó. No sin antes, obvio, lanzar una mirada sucia a Sakura quien no se molestó en corresponderle. Ella resueltamente miraba a Sasuke con una expresión desprovista de emoción.

El propio Sasuke no se atrevió a mirarla de frente. Siguió a Naruto con la vista hasta que se perdió entre las casas. Después cerró los ojos, mentalizándose una y otra vez que la Sakura qué tiene frente a él no poseen los recuerdos. Que su personalidad es distinta.

Pero no por eso deja de ser ella.

En algún momento recuperará sus recuerdos. Pero no es hoy. No mañana.

Pronto, pronto, muy pronto.

Con esa determinación de acero en soportar, alzó la vista justo en el momento que los primeros rayos del sol naciente se asomaron entre el horizonte y el mar. Acariciando todo a su alrededor con una luz suave y cálida qué antojaba a millones de amaneceres únicos en el mundo. Esa mujer que le devolvía la mirada repentinamente se veía pequeña y vulnerable.

Y de pronto, Sakura se dejó caer de rodillas frente a él.

Sasuke apenas tuvo oportunidad de ensanchar sus propios ojos cuando Sakura apoyó la barbilla en sus rodillas, y desde abajo, lo miró intensamente entre el mar de emociones adyacente que gritaban por sí solas una liberación pronta.

Es tanta la impresión de ver a Sakura, una mujer orgullosa y selectiva con quienes presenta respeto, a quién jamás había visto arrodillarse a voluntad propia ante alguien, reducida a esta posición que, más de presenciarse humillante, en realidad se trataba de un acto de completa humildad.

Se le secó la garganta y no fue capaz de preguntar razones, ni siquiera de mover las manos. Todo su cuerpo estaba entumecido ante la muda impresión.

—Lo siento, cariño ¿te hice esperar mucho por mi? —inquirió ella agarrando la mano de Sasuke para guiarla a su propia mejilla. No rompió el contacto visual de él cuando susurró imperiosa—: No te preocupes más, regresé a cumplir mi promesa de casarme contigo. Y no pienso irme de tu lado nunca más.

No pienso irme de tu lado nunca más.

Sasuke no sabía que necesitaba oír desesperadamente estas palabras hasta que fueron dichas. Por un segundo miró largo y tendido el rostro de Sakura entre su mano, esperando pacientemente a una respuesta.

Algo se rompió dentro de él. La caja que sostenía con fuerza, una que contenía su dolor, la angustia, la desesperación y el anhelo por su más grande amor finalmente desbordó y todo aquello escapó de sus manos sin control alguno. Como el agua del río que se cuela entre nuestros dedos. No se molestó en intentar retenerlo.

Lágrimas resbalaron por sus mejillas, una tras otras hasta que un sollozo irrumpió entre sus labios. Los dedos qué sostenía la mejilla de Sakura se contrajeron hasta acunar correctamente la quijada de la mujer arrodillada frente a él. La mujer que ama con todo su ser, a la que aguardó por cinco largo años y hubiera esperado otros miles de años para encontrarse. Aun sabiendo que no regresaría, confiando ciegamente en las palabras "tal vez en nuestra próxima vida será".

Sakura.

Llama a su amor que por fin pudo alcanzar.

Ahogó un sollozo inclinándose hasta que sus frentes se tocaron. Dejó que todo fluyera, su lloro, su dolor, su tristeza mezclada con alegría. Porqué la mujer frente a ella era su amada, su Sakura.

—Aguarde por ti todos los días. A toda hora. A cada minuto. A cada instante. Era... insoportable no tenerte a mi lado. —Hipo con fuerza, utilizando su otra mano para acariciar la otra mejilla. Su cuerpo sufría espasmos y su mente estaba hecha papilla. Era un espejismo de su autocontrol destrozado. Su voz rota y llena de sentimientos encontrados se desbordan—. Dioses, te extrañé demasiado... tanto que es inexplicable.

Sakura acunó con ternura su mandíbula y lo besó delicadamente en la frente, dejando besos duraderos por todo su rostro, en la nariz, en los párpados, en las mejillas hasta llegar a los labios temblorosos.

—También te extrañé todos los días de mi existencia —aseguró Sakura contra su piel—. Pero el haber esperado el uno por el otro nos redujo a esto. Tú y yo. En todas nuestras vidas pasadas, presentes o futuras, siempre nos encontraremos.

Aquello fue un cobijo para el alma de Sasuke. Y sin saber la razón exacta, sollozó más fuerte. Un llanto incontrolado que emergió desde lo profundo de su alma, una tristeza inmensa que no tiene nombre y parece olvidado. Algo en su ser que decía: "Es ella, es ella, es ella".

No soportó la distancia que los separaba. Sin importarle qué pudiera abrirse las heridas, cargó a Sakura hasta sentarla en su regazo y así abrazarla con todas sus fuerzas buscando fusionarse en uno si acaso fuese físicamente posible. Se unieron en un cálido y húmedo beso, comparado con el anterior, estaba cargando de sentimientos encontrados, sacados desde el profundo del corazón. Producto de un anhelo mutuo que traía viejas memorias.

Uniendo sus almas.

Como si gritaran eufóricos por haberse encontrado en esta vida.

El llorar, como muchos piensan, no es un acto de debilidad. El llorar, le enseñaron a Sasuke, era un acto vergonzoso que jamás debía ser mostrado ante alguien. Que era humillante y reducirte a una masa incoherente de palabras y sonidos inconexos, ojos cristalinos, las ventanas de nuestra alma, derramando una y otra vez emociones que se guardan en aquel corazón.

Para Sasuke (que en todos estos años había llorado incontables veces en la privacidad de su habitación en la que pocas personas han presenciado tal acto) llorar con Sakura en brazos fue otra clase de liberación que no sabía necesitar. De haber gritado a todo pulmón sin reprimirse nada hasta que el viento costero se llevó su dolencia, de hipar con fuerza como un pequeño niño al que le han quitado sus anhelos, reduciéndolo a una persona que siente y pierde. Pero que también que obtiene y se llena de esperanza.

Ella jamás lo ha juzgado. Nunca. Por eso se permite quitarse esa fachada regulada, aquel título de líder Uchiha, su propio estatus, su propia identidad de Cazador y simplemente reducirse a él: Sasuke, un nombre que le pertenece Es tan liberador.

No supo cuánto tiempo transcurrió. Bien pudo ser un instante entre el infinito universo, o una eternidad comparada al tiempo, pero midió las circunstancias por el antes y después. En que el después se figuró en la carga pesaba en su corazón y no lo dejaba respirar, poco a poco se disipó hasta ser polvo.

Cerró los ojos recibiendo el aire húmedo que agitaba sus mechones negros. Permaneció así, un latido, luego otro y abrió los ojos, contemplando en silencio la marea de la playa cuyo sol salía perezosamente en el horizonte anunciando un nuevo día. A diferencia de otros amaneceres que comúnmente contemplaba en solitario, ahora tenía una agradable compañía.

En algún punto de su abrazo, Sakura se había alejado a su posición inicial alegando que estar sobre él abriría sus heridas. A pesar que Sasuke estaba más que dispuesto a soportarlo si eso permitía tenerla cerca, tampoco quería preocuparla por sus heridas. Así que se sentó directamente en la arena y Sakura se acostó boca abajo con la cabeza apoyada en los muslos de él sin importarle nada más que estar cerca.

Sasuke sentía que ella hundía medio rostro en su muslo y respiraba pausadamente. Agradeció haberse cambiado de pantalón o sería sumamente incómodo para ella tener el rostro pegado a tela sangrentada, pero algo le decía que a ella no le hubiese importado en absoluto con tal de abrazarlo.

Le brindaba una caricia rítmica a los mechones rosados y largos de su amada, besándolos de vez en cuando en el instante que le atacaba la necesidad de asegurarse que ella era real y estaba aquí con él. No se dijeron mucho, simplemente disfrutando de la compañía del otro en pleno amanecer. Ambos sabían que había demasiadas charlas pendientes, situaciones que aclarar y esclarecer algunos sucesos.

Pero, por ahora, lo ignoraron resueltamente. Después de todo, llegarán ahí en cualquier momento.

A decir verdad, por un mísero instante el Cazador consideró la fina posibilidad de que esto se tratase de una ilusión bastante elaborada de su mente. Se convenció de que no era así cuando Sakura giró sobre su espalda y lo miró directamente a los ojos. En sus sueños normalmente ella reclamaba que la dejó morir, pero la verdad, su única amada jamás le reclamaría tan despiadadamente.

Se atreve a decir que no sería capaz, así como Sasuke está seguro que él mismo no sería capaz de culparla de algo similar.

Se distrajo de sus pensamientos cuando Sakura alzó la mano y sacó la cadena alrededor de su cuello, esa misma que resguarda el anillo que una vez portó ella en el dedo anular.

—Lo guardaste todo este tiempo. —Había una nota contenida en el tono de su voz mientras hacía rodar el anillo entre sus delgados dedos.

Bajando los ojos, él se encontró con su mirada verde.

—Guardé todo lo que pude de ti.

Los bordes de mirada de Sakura se suavizaron y le dio un tirón nada intencionado a la cadena.

—¿Puedo tenerlo de vuelta?

—No es necesario preguntar.

Sasuke lo depositó en la palma abierta. Sakura parecía euforia al tener de vuelta su anillo, y lo comprobó cuando pidió que se lo pusiera. Cayendo en la rutina de los viejos tiempo, él siempre accedía a sus peticiones por más simples que fueran.

Al colocarle el anillo, no pudo evitar dejarle un beso en los nudillos. La sonrisa de Sakura se ensanchó mientras estiraba su propia mano y le daba una caricia en la mejilla, delineando los pómulos del Cazador.

—No te lo dije antes, pero los años te sientan bien —dijo genuinamente deslumbrada, apartando un poco ese fleco oscuro para verlo fijo. Sasuke no le quitó la mirada de encima a pesar de que uno ojo seguía recuperándose y veía formas borrosas, el otro estaba en condiciones aptas para contemplar todo de ella—. Te ves incluso más guapo de lo que recuerdo. Me dejas sin aliento.

Un acontecimiento raro sucedió, uno que no ocurría con frecuencia e incluso parecía inexistente. Comenzó a ocurrir justo cuando apareció Sakura.

Las orejas de Sasuke se tiñeron de rosa y desvió la vista, un poco avergonzado. En el pasado apenas y se estaba acostumbrado de la lengua descarada y coqueta de su prometida, ahora que regresó, lo es incluso más.

Le encanta.

Le fascina.

Pero también no puede evitar el nerviosismo.

La risa de Sakura comprobó qué fue testigo de su reacción. Sasuke se resintió un poco y le aplastó las mejillas hasta que sus labios quedaron en pico. Los ojos de Sakura parecían reírse.

—Serás mi viejo adorado —finalizó ella con dificultad. Él la soltó con una mirada de reproche.

—No intentes quitarte años de encima. Sé... sé que tu existencia es incluso más larga que la mía. —Este último Sasuke lo dijo un poco titubeante, esperando una reacción negativa. No la obtuvo, Sakura simplemente asintió y murmuró algo entre dientes relacionado con "oh, ya lo sabes"—. ¿Qué tanto recuerdas?

Recibió una expresión en blanco.

—Todo.

—¿Con todo te refieres a...?

—Todo.

Un bufido salió desde lo profundo de su pecho, y pronto escuchó la risa jovial de su amada. Sakura sentó correctamente tomándolo de las manos para apretarlas con gentileza.

—No debes preocuparte. Recuerdo cada uno de los momentos qué pasamos juntos que es lo único importante para mi —expresó con dulzura. Luego frunció el ceño—. Hablando de cosas importantes, me falta mi horquilla. ¿Lo llevas contigo?

A Sasuke no le pasó por alto qué ella desvió el tema tan sutilmente endulzando primero su oído. Lo dejó estar. Ahora mismo hay temas más importantes que atender. Como consideró antes, llegaran a ese punto de charla profunda de algún momento. No es nada que le quite —más— sueño.

Además, todo el mundo tiene derecho mantener secretos.

—Está junto a tus cenizas —respondió al cabo de unos segundos.

—Y asumo que sabes dónde están.

—Sé quien las tiene —corrigió y se apresuró a tranquilizarla sabiendo que las cenizas de un fantasma son delicadas, incluso tabú conforme a la ubicación—. Ryu está a puerta cerrada terminando de restaurar tu cuerpo.

Todavía le cuesta decir esto. Aun le perece una ilusión muy elaborada el verla frente a él. Y el recordatorio que ella en verdad sí murió le pesa.

Al finalizar, susurró tan bajo: —Se resguardan en mi Pabellón dentro de la Villa de Fuego. La barrera que erguí es impenetrable.

Vio una sombra oscura pasar por los ojos verdes, y al mismo tiempo, contempló cómo agitaba un poco la cabeza pareciendo dispersar unos pensamientos desagradables.

—Así que lo tiene mi padre. —Con eso Sasuke tuvo una magnitud de cuánto recuerda Sakura. Que lo reconociera a la ligera le impresionó un poco. Luego ella le sonrió—. Y sí está protegido por ti, entonces nada puede alcanzar mis cenizas. Analicé la barrera y es una de las más poderosas con las que me he topado.

—No juegues así.

—¿Así cómo? ¡Sólo digo la verdad! —exclamó Sakura ofendida llevándose mano a su pecho—. Te lo dije, no encontrarás a nadie más sincera que yo en este mundo.

La garganta de Sasuke ardió.

Antes de saber que su amada regresó como un fantasma, no albergó la esperanza de volver escuchar esas palabras. Que ella esté frente a él de esa manera, le sacudía la consciencia y su mente le recordaba que es real. Ella está aquí. Y era un milagro.

—Lo que no me parece nada gracioso es ver cómo aquí. —Sakura colocó un dedo en el torso descubierto de Sasuke, ese que estaba vendado y por la emoción se olvidó de colocarse las prendas inferiores. Los ojos verdes ardían al ver las cicatrices—. Parece un lienzo que cualquiera con suficiente osadía deja sus marcas. Hay muchísimas más de las que recuerdos. Dime nombres, necesito ir a romper algunas manos.

Sasuke suspiró con una exasperación cariñosa. Había olvidado esa emoción. La distrajo dándole un beso corto en los labios.

—Son heridas de batalla, no le tomes importancia.

—Sasukeeee.

—Sakura.

—¿Tendremos nuestra primera discusión después de tantos años separados?

—Nadie está discutiendo.

—Sí, bueno. Simplemente evitas que lastime a alguien —bufó al final Sakura apoyando la frente en uno de los hombros descubiertos de Sasuke, mascullando entre dientes—. Tú ganas. No molestaré a nadie, por hoy.

—No buscaba ganar, pero gracias.

—¡Que malo eres! ¡Exijo miles de besos como consolación!

Al final Sasuke tomó de su mano repartiéndole besos en cada dedo y después se incorporó alegando que era momento de regresar. Todavía hay asuntos que tratar y sus heridas ya fueron atendidas, así que no había excusa para retrasos. Además, por más que quisiera quedarse en esta playa para siempre en compañía de Sakura y recuperar el tiempo perdido, siendo líder de Clan debía estar al frente.

Sakura hizo un puchero y renegó qué tuviera que regresar cuando aquí la vista del mar es tan espléndida. Sasuke estuvo de acuerdo, pero hay asuntos apremiantes.

—Debo ver a mi gente.

—Hmp. Si no fuera por eso, ahora mismo te secuestraría —alegó con un ceño fruncido. Y Sasuke tuvo la sensación de que no estaba bromeando.

A pesar del dolor de sus extremidades se sintió en las nubes al caminar de regreso a pueblo teniendo la mano entrelazada con Sakura. 

A esta alturas nos preguntasmos ¿estos en verdad están en medio de una guerra? Sí, y sí, la guerra nunca planeé que fuera un foco principal hasta los últimos arcos, así que sí, estaremos los siguientes capítulos siguiendo a este par antes de lanzarse al frente y patear traseros. 

Pero no se preocupen, los demás personajes tendrán sus participaciones y habrá un cierre con la guerra. Todo tiene su motivo. No me crean, pero hasta ya tengo escrito las últimas línea del capítulo final... o parecido de cómo terminará *pulgar arriba*

Por ahora, esperen el siguiente capítulo 

¡Gracias por leer!

PD:1 si se preguntan porqué Sasuke lloró mucho aquí, es porque su alma identificó a Sakura, ese Sasuki Fantasma la reconoció y la conmoción fue más :((( *lloremos por Sasuki fantasma*

PD2: El siguente capítulo viene junto con esteeee  

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