/77/ Dime ¿qué somos?

¿Y esta rosa?

Sólo dire que Sakura y Sasuke tienen la conversación más tergiversada de la historia del mundo mundial. Están cada vez más cerca, pero la mala interpretación de ciertas frases y palabras cierran y abren la brecha :D YA ESTAMOS CADA VEZ MÁS CERCA *gritos internos*

En los siglos de su existencia, Sakura se ha topado con personas realmente poderosas. Y no solamente en fuerza, la inteligencia brilla más que una fuerza bruta. Las admira en silencio y respeta, si son sus enemigos, bien, les dará una batalla digna. De lo contrario, si son amigos, pedirá consejo.

Es un rasgo que Xie Lian le enseñó, la humildad, ante todo. Por otro lado, Hua Cheng influyó severamente en ciertas actitudes, así que su personalidad es una mezcla bastante rara de lecciones contradictorias dependiendo de las circunstancias.

Es su propio juicio y decisión.

Por tanto, sabe reconocer cuando hay potencial en ciertas personas.

Y definitivamente Uchiha Sasuke es una de ellas.

De cerca olfatea el hedor de la sangre que Kusanagi deja a su paso, atravesando cada enemigo y su portador avanzando velozmente como un trueno mortal entre el grupo de asalto con un juego de pies impecable. Detrás lo persiguen espadachines con armas en alto y derramando sangre todo a su paso.

Sakura observaba el espectáculo desde la rama de un árbol. Sus ojos verdes nunca perdieron de vista a Sasuke en medio de la afrenta, dónde se mueve como un asesino sigiloso, hombros tensos y mirada concentrada en acabar con sus enemigos. El vacío en sus ojos negros dice muchas cosas, al igual que sus acciones.

A medida que la fracción Hyūga avanzaba, el grupo que lideraba Sasuke resistía con una perseverancia impresionante. A pesar de ser superados en número, pero eso no detuvo a ninguno de la Alianza. Sakura les aplaudió mentalmente la estrategia que se implementaba en las formaciones, se redujeron las pérdidas.

Pero como toda fortaleza, siempre hay una brecha de debilidad.

—¡AAAAAAAH!

Por lo menos hasta que un miembro de la Alianza fue partido a la mitad por un semidemonio que cargó con todas sus fuerzas desde la retaguardia. Estampando el cuerpo destrozado contra un enorme tronco, ese semidemonio se detuvo en medio del claro, respirando pesadamente como un toro conteniendo su furia.

Encorvado el semidemonio era sumamente alto y al enderezarse lo era aún más. Una presencia imponente y el aspecto aterrorizante con marcas negras en todo el cuerpo, los ojos rojos como sangre con las pupilas parecidas a las de un gato y las garras sobresalientes que contraía mientras deslizaba la vista en el grupo.

El semidemonio se movió tan rápido a pesar de su enorme cuerpo, matando a tres de un zarpazo. Los que lograron protegerse apenas sobrevivieron por cosa y nada. Los árboles sufrieron bajo la tensión espiritual y se partieron a la mitad.

Desde la distancia Sakura contempló sin emoción como Naruto se adentraba al campo de batalla habiendo escuchado los gritos.

—Yo seré tu oponente, escoria —siseó Naruto abalanzando esa gran espada que giraba con su mano.

Resueltamente Haruno retiró la vista y regresó a la afrenta más cercana, Sasuke. Empero se percató que la amenaza más grande estaba decapitada en el suelo y otros Cazadores se ocupaban de la carne de cañón enemiga. De Sasuke ningún rastro.

Giró en dirección a la afrenta del semidemonio y Naruto que chocaban energías espirituales. Sin los grilletes malditos, el semidemonio era un enemigo formidable, y si poseía un alma huésped muy versado, lo sería aún más. Un rango Salvaje como Naruto se las arreglaría sin problema.

Había notado la camaradería entre fantasma y Cazador, y en una situación así creyó que Sasuke iría corriendo a ayudar a Naruto. Pero no lo ve por ningún lado, y su presencia se volvió tan tenue, entonces no está haciendo uso de energía espiritual para luchar.

Impresionante ¿cómo puede lidiar con enemigos sin energía espiritual?

—¿Cómo te escabulliste tan rápido de mi vista? —murmuró Sakura deslizando la vista por todas las afrentas.

Predominaba la violencia y la muerte.

Y ella ahí sin intenciones de luchar.

Es cruel de su parte y lo sabe, pero intervenir en luchas así nunca le han parecido entretenidas. Además, ninguno de los Uchiha estaba en peligro inmediato y si veía a alguno en problemas simplemente hacía enredar una raíz en los pies del enemigo y destantearlo (ventajas de luchar en el bosque). Así los Uchihas aprovechan la oportunidad para vencer.

No los salva. Para nada. Es sólo que, si algún Uchiha muere aquí, Sasuke estará muy triste. Detesta ver tristeza en el atractivo rostro del Cazador, y por eso impedirá que algún Uchiha muera esta noche.

Y los demás clanes pueden arreglárselas solos. Ella no es niñera de todos.

Ahora, a buscar dónde se fue Sasuke.

Saltó de rama en rama, escaneando el área con la mirada y buscando con cierta anticipación, más que nada por la intriga de saber qué andaba haciendo. Se detuvo al borde del costado izquierdo al percatarse qué otro grupo enemigo se unía a la afrenta poniendo así en severos aprietos a la Alianza.

Uh.

Sakura se puso de cuclillas con los ojos fijos en cuanto ambos bandos se encontraron, tratando de identificar las ropas blancas de Sasuke. Sobresale entre el mar de vestiduras en tonalidades oscuras, y su presencia debería ser fácil de encontrar.

A este punto, de verdad la está haciendo cabrear su desaparición.

—¿Por qué escondes tu energía así?

—Para que el enemigo no me detecte.

Elevó los ojos verdes ante la repentina voz de Sasuke. Lo encontró en la copa de los árboles apenas dándole un vistazo antes de rasgar con sus manos las cuerdas del guqin, apuntando directamente al grupo que se había adentrado al bosque y planeaba asaltar a los de la Alianza.

Asombrosamente Sakura contempló el poder en esa técnica comprendiendo que Sasuke, de alguna u otra manera se adelantó a los refuerzos y se escabulló lo suficiente para pasar desapercibido, atacando por arriba.

Las notas musicales llenas de letalidad e intención asesina inmovilizaron a todo el grupo bajo la presión poderosa, dejándolos ligeramente suspendidos antes de estrellarse contra el suelo. Persistieron e intentaron levantarse, pero Sasuke no lo permitió, continúo interpretando canción de Batalla sin apartar los ojos de sus enemigos.

Pero venían más y más, rodeando la batalla tratando de alcanzar la retaguardia de la Alianza.

—Conténganlos —ordenó Sasuke a los Cazadores.

Lo restante de la Alianza se encontró con los enemigos obedeciendo el mandato de Sasuke. Pronto más y más muertes fueron sumándose, pero no duró mucho para cuando el semidemonio apareció sin brazos, huyendo de Naruto. Este parecía fatigado al agotar su energía espiritual y arreando al fantasma hasta el centro de la pelea a gran escala.

Desde el mismo lugar Sakura miró el campo de batalla tratando de descifrar porqué rayos habían reunido a todos los enemigos al centro. De poco a poco la Alianza los hicieron retroceder y Naruto subyago contra el suelo al semidemonio.

En ese preciso momento Sasuke dejó de tocar con Chikara y lo colocó sobre su espalda.

—¡Todos, retrocedan!

Ni bien terminó la frase, confiando ciegamente los Uchiha retrocedieron. Al ver esta acción los demás de la Alianza se apresuraron. Todos fatigados, heridos y cansados, pero viendo como Sasuke parecía tener un plan esperaron indicaciones.

Las cuales nunca llegaron.

Antes de todo esto, Izuna y Shisui se habían colocado de extremo a extremo, en medio de lo que parecía ser un círculo dibujado con matriz cuales activaron. Pronto el suelo dónde estaban la mayoría de los enemigos brillo espontáneamente, alzándose una barrera contenedora de energía espiritual.

Y dentro de la barrera quedó Sasuke.

Esto definitivamente tomó a Sakura con la guardia baja. No estaba lo suficientemente lejos de él, sinceramente, pero pareciera que la barrera se ajusto en medidas precisas y ella quedó fuera.

Por alguna extraña razón se sintió ansiosa, enderezándose por completo con los ojos fijos en Sasuke, tratando de averiguar que demonios intentaba hacer. ¡Luchar con esa cantidad de enemigos es un suicidio! ¿Acaso planeaba morir?

—Me saliste con pocos sentidos de autoconservación —chasqueó la lengua irritada, frotándose al costado de su cabeza, considerando traspasar rápido la barrera. No le costará nada.

Tan absorta pensando en tales posibilidades que no se permitió preguntarse porqué estaba inquieta de si a Sasuke le sucedía algo o no. Pero incluso antes de actuar, Sasuke se le adelantó por mucho.

Él había saltado a una rama más alta del árbol de manzanos. Sostenía en su mano izquierda los extremos de un hilo negro que en la oscuridad de la noche pasaba desapercibido. Entonces estiró el brazo hacia atrás con rápides desencadenando que los hilos atados a las raíces alejadas se contrajeran y deslizaran por toda la zona, creando lo que parecía ser una telaraña que cortó de tajo cualquier masa con la que se encontrara en su camino, sin posibilidades de escapatoria.

¡Una cantidad infinita de cuerdas arrasaron en un parpadeo a las fuerzas enemigas!

Con la boca semiabierta de la impresión, Sakura se balanceó ligeramente al frente, oliendo el hedor de la sangre y viendo las extremidades volar de aquí allá. Hubo una mano que, de no haber sido por la barrera, hubiese terminado estrellado contra su cara.

No acabó ahí.

Los semidemonios eran criaturas difíciles de contener, y con el paso de los meses la Alianza se percató de ello. Sin los grilletes son criaturas realmente terroríficas, cada uno con poderes singulares y habilidades sorprendentes. Eran difíciles de matar. Y eso Sasuke lo sabía bien.

Por eso no escatimó en agarrar con su otra mano Elementales: uno de tierra y otro de fuego lanzándolo en ese orden después de activarlos con energía espiritual.

Desde afuera, el bosque emitió un resplandor productos de las llamas justo después que la tierra se sacudiera debido al impacto brutal y sorpresivo de enormes rocas emergiendo de los Elementales. Los gritos, exclamaciones y maldiciones no se hicieron esperar.

Al ser tratados dentro de la barrera, el daño colateral no se extendió en la Alianza quienes acabaron con los rezagados mientras Sasuke se encargaba del grupo mayor. Al deshacerse la barrera, se adentraron a comprobar que todos estuvieran muertos.

Desde arriba, Sakura todavía repetía en su mente una y otra vez toda la apariencia de Sasuke en medio de la pelea. Ahora, a pesar de estar claramente herido, mallugado y ensangrentado, no dejó de esparcir ordenes o acercarse a ayudar a los heridos con los que se topaba.

Ella solamente pudo asombrarse en silencio, apoyando la quijada en la palma y observar en silencio como Sasuke dejaba a cargo a los heridos y sacaba el guqin, acercándose a los muertos para tocar Descanso y apaciguar las almas.

Al amanecer, Sakura llegó a muchas conclusiones con respecto a Sasuke.

La primera y más importante: es sumamente poderoso y un líder capaz. No solamente en fuerza física, poseía un aguante severo que su mente no se doblegaba ante las circunstancias, continúo toda la noche ayudando de aquí para allá sin permitirse un descanso.

Segundo, debido a esto e ignorando deliberadamente las sugerencias de Naruto, evitó tratarse médicamente hasta haberse asegurado que los demás fueran atendidos.

A pesar de todo, Sakura deambulo por la enfermería proporcionando energía espiritual a quienes parecían moribundos. Los Sanadores pasaron de verla con sospecha a alivio cada vez que traían a una persona sumamente herida. Pareciera nada, pero la energía de Sakura detenía las hemorragias o sanaba lo más mortal de las heridas. Eso le salvaba la vida a la mayoría.

Tras salir de las tiendas se dirigió a la oficina tras preguntar por Sasuke. Se adentró sin tocar, porqué ¿quién le reprocharía? Sasuke nunca lo ha hecho, entonces nadie puede decirle nada. Y efectivamente, Uchiha la miró de reojo al entrar, pero no detuvo sus palabras en medio de una conversación con Naruto, Izuna y Shisui; las fuerzas principales del campamento.

Estos últimos, cada vez que la veían, parecían algo deslumbrados y tímidos a su manera. Sakura dejó de preguntarse las razones, simplemente les dedica una mirada de reconocimiento y luego los ignoraba.

—... Así lo haremos, Izuna y Naruto escoltaran a todos los semidemonios de regreso a la Villa. Los Sanadores y revelos que solicité estarán aquí en cualquier momento.

—Que oportuno fue que terminarán ya las construcciones —opinó Shisui aliviado.

—Entiendo, líder Uchiha. —Izuna se ajustó la venda del brazo—. ¿Sabe cuándo llegarán los semidemonios el faltantes?

Ante la pregunta, Sakura sintió una mirada sobre ella. Estaba jugueteando con las hojas del escritorio. Sabía quién la miraba y la razón.

Al final aceptó el trato que Sasuke brindaba para con el grupo de semidemonios bajo su ala. Le traería beneficios que fueran refugiados tras una barrera que inclusos los dioses tiene dificultad de atravesar. En primera estancia nunca pretendió erguir una comunidad como la anterior; por lo que esta oportunidad le vino como anillo al dedo.

Además, solamente los resguardó por capricho, un deseo olvidado que tiene presente.

Por otro lado, no se quitaba la sospecha de encima sobre las razones de Sasuke detrás de la invitación. Si bien era real sus motivaciones de ayudar a los semidemonios, hay una intención oculta que transmite con cada mirada. Hay ocasiones que a Sakura le embarga una sensación familiar, pero al mismo tiempo le resulta distante. Es similar a empatizar con las emociones de otra persona.

Le ha llegado a frustrar de sobremanera, y eso solamente incentiva su propia motivación.

Así que provechó la oportunidad. Accedió al trato con tal de tener otro pretexto para estar cerca de Sasuke. Sabe que no hay razón aceptable para que ella continue acechando a su alrededor, tuvo que crear una.

—Estarán aquí hoy mismo —respondió después de verificar con su clon la distancia que faltaba recorrer con el grupo.

Sasuke asintió y retomó las indicaciones.

Los mandó a descansar y ambos Cazadores se marcharon; en cambio, Naruto se plantó al otro extremo del escritorio mirando intensamente a Sasuke quién le devolvía la mirada. A Sakura le pareció más como si estuviesen conversando con la mirada sobre un tema del que no querían ventilar, obviamente.

—Si aprendieron a utilizar la matriz de comunicación privada, díganme sus contraseñas —espetó de pronto ella dejando los documentos a un lado, girándose completamente a ellos— o me pondré celosa de su conversación no verbal.

—¿Qué te importa? —gruñó Naruto a la defensiva mirándola con ojos que parecían dagas—. Lo que tenga que hablar con Sasuke no es de tu incumbencia.

—Estoy presente y me molesta que me excluyan.

—En ese caso, lárgate. Nadie te obliga estar aquí.

—Me iré si así lo deseo. ¿Y qué crees? Quiero estar aquí.

—Serás-

—Los dos, fuera —espetó Sasuke de pronto sentado en la silla, se frotaba la cabeza con los dedos teniéndolos cerrados—. No estoy de humor para escucharlos discutir hoy.

Sakura enarcó una ceja. En toda esta semana nunca escuchó a Sasuke ser tan duro con las palabras. Había un matiz de seriedad e imponencia bastante natural. Que hablara así ahora inesperado.

En lugar de obedecer, Naruto rodeó la mesa con una expresión preocupada.

—¿Qué es? ¿Te duele algo? ¿Fuiste a revisarte?

—Estoy bien.

—Sasuke-

—Es la migraña, solamente eso.

La respuesta sería satisfactoria para Sakura si no fuera por la expresión de entendimiento de Naruto, como si comprendiera perfectamente lo que conlleva detrás de esa migraña. Y eso lo reveló al asentir y decir que iría por un sanador, ni siquiera se molestó en mirarla más allá de una advertencia y desaparecer.

¿Advertencia de qué? Ni que fuera hacerle daño a Sasuke.

De acuerdo, cuando lo estampó en el árbol fue un error. Que, por cierto, no se ha disculpado. ¿Necesita disculparse?

Estos pensamientos la inundaron al servir agua en la raza más cercan y rodear el escritorio, frente a él para ofrecérselo.

—Bebe un poco.

—Te agradezco.

El pliegue de su frente se contraía, y Sakura descubrió con una repentina sacudida, que reconocía ese gesto como el intento de ocultar dolor. De algún lado recóndito olvidado de su ser y comenzaba a molestarle de sobre manera.

Colocó una mano en el costado del rostro varonil, las yemas de sus dedos brillaron al pasarle energía espiritual ayudando a aliviar el dolor. Sasuke mantuvo los ojos cerrados y Sakura notó que sus hombros perdían tensión con el paso de los segundos.

—¿Menos dolor? —susurró ella.

—Mn.

Traducción: sí.

Sakura torció los labios antes su pensamiento espontáneo. Dejó pasar un poco más de energía espiritual, aunque el sanador vendría pronto a revisarlo, repentinamente se sintió ansiosa con esta situación.

Sasuke se preocupa poco por si mismo.

Deslizó su mano hasta colocarla por completo en el costado, incitando a que alzara la cabeza para que la mirase. Sasuke se dejó guiar, parpadeando lentamente hasta enfocarla y devolverle la mirada con esos ojos penetrantes.

Desde el primer momento que lo vio, Sakura quedó fascinada por esos pozos profundos. Le recordaba al cielo sin estrellas, tan misterioso y un deje de anticipación emocionante.

—¿Son comunes estos dolores de cabeza?

Sasuke no contestó, pero su silencio lo dijo todo.

Sakura suspiró mientras le daba unos golpecitos en la mejilla con el dedo. El rostro de Sasuke bajo su mano se sentía cálido, lleno de vida. No como ella que la calidez la abandonó desde el día de su muerte.

Respira por costumbre, al igual que come para saciar un hambre que es caprichosa.

Del mismo modo que está aquí, intrigada por el Cazador frente a ella.

—Seguramente está ligado con tu falta de descanso, dime ¿hace cuantos días no duermes? Y responde correctamente.

Sasuke entrecerró los ojos, oscuros y pesados en los que parecía una advertencia a las exigencias de Sakura. No le importo. Descubrió que este hombre tiene unos terribles hábitos de descanso y alimentación. Si no fuera un Cazador consumado en energía espiritual abundante, ya se habría enfermado severamente.

—Hace tres días.

—Tres días —repitió Sakura—. ¿No has pensando que tu dolor de cabeza se deriva a la falta de sueño?

—Sea que duerma o no, ocurre de vez en cuando. —Sasuke apartó el rostro del toque de su mano—. No debes inquietarte. Me encuentro bien.

—Claramente no —se burló ella bajando los ojos por las líneas de su mandíbula y cuello, sobre el pecho ligeramente descubierto qué revela una cadena y el brillo momentáneo de un metal.

Seguramente Sasuke no esperó la audacia de Sakura en acercarse más a su ya reducido espacio personal para agarrar el collar que resultó ser un anillo. Una visión que trajo una especie de Déjà vu a Sakura, pero no reconociendo de que exactamente.

Percibió la repentina tensión regresando al cuerpo del Cazador. Apenas le dedicó una mirada, más concentrada en inspeccionar el anillo qué reconoció como el par del que Sasuke traía en el dedo anular de la mano derecha. Frotó el pulgar sobre los patrones grabados del anillo.

—¿Y esta baratija peculiar? —preguntó ociosa pasando el pulgar por el contorno del anillo, sintiendo algo de atracción particular por el objeto.

El anillo fue retirado de sus manos por Sasuke, no tan rápido ni tan lento. Sakura enarcó una ceja a su dirección, él resguardo el anillo entre sus ropajes, escondiéndolo de su vista.

—Agradecería que no lo tocaras.

—Hmp, debe ser un objeto tan importante. —Sakura sonrió cínica, acercándose cada vez más, pensando en las razones por la que alguien conservaría un objeto. Ya sea que tiene un valor sentimental o guarda algún poder oculto.

A vista de la personalidad de Sasuke, estimó la primera opción. Ahora ¿de quien perteneció ese anillo? Es lo bastante sentimental para portar uno igual en el dedo. Quizás un regalo de sus padres (lo cual, haciendo memoria, por alguna razón tiene la certeza que de Fugaku y Mikoto nunca tuvieron afectos) o, quizás... ¿su prometida?

Hay que está en su mente desde hace días. En los que parecen cálidos en este campamento, en los que los susurros de esa dichosa prometida no se escuchan más. En la mirada intensa y cabizbaja de Sasuke al mirarse el anillo en la mano.

Honestamente no debería impórtale. Pero lo hace. Demonios, por alguna razón lo hace.

—Lo es —respondió evasivo él.

Entonces en lugar de cambiar de tema, la lengua de Sakura se movió más rápido que su cerebro: —¿Te lo dio tu prometida?

Si acaso se podía estar más rígido, Sasuke encontró la forma de que sus hombros parecieran tan tensos e incómodos. No la miró, abriendo y cerrando los puños. A esta corta distancia percibió su aliento y escuchó tragar grueso.

—Uh —atinó a decir ella sabiendo la respuesta a ese silencio. Como fuego ardiente hundiéndose en sus entrañas—. Escuché que no está contigo ¿murió?

Sí, no hay delicadeza en sus palabras. Por alguna razón, le está molestando está conversación, pero, al mismo tiempo, quería saberlo. Conocer más a Sasuke, averiguar porque tiene una extraña sensación de saber todo de él, pero al mismo tiempo, resulta desconocido. Y eso la está fastidiando mucho.

—No precisamente —logró responder Sasuke, evadiendo su mirada.

—Entonces ¿por qué no te has casado con ella?

—Las circunstancias no son adecuadas.

—Tienes razón, celebrar una boda en medio de la guerra no es auspicioso.

Sakura no se apartó, en cambio tocó la cara de Sasuke hasta hacerlo qué la mirada fijamente a los ojos. Había algo de renuncia en ser guiado, como si se estuviera resistiendo terriblemente. En sus ojos veía emociones enigmáticas de las cuales existía una sensación de reconocimiento, pero al mismo tiempo desconocido.

Con el pulgar le acarició la comisura de sus labios.

—A pesar de no ser las circunstancias adecuadas, ella debería estar aquí cuidando de ti ¿no te parece? —preguntó en voz baja e intencionada, hechizada por la profundidad de ojos negros que temblaban ligeramente—. Seguramente es una de esas mujeres mimosas qué nació en un Clan lleno de comodidades. No conoce lo que es el frío y hambre y se refugia en su hogar de oro, dejando que otros se encarguen de ti. Apuesto que es tan caprichosa y mimosa qué nunca ha tocado un arma en su vida.

La respiración de Sasuke tartamudeó y sorpresivamente la agarró de la muñeca, deteniendo esa caricia.

—Te pediré que no hables tan descuidadamente.

Esa molestia que Sakura sintió, se intensificó.

—¿Te incomoda que especule sobre tu preciada prometida? Vamos, dime que parte es mentira.

—Todo es mentira.

Sakura soltó una risa desprovista de diversión.

—¡Increíble! No creí que el líder Uchiha se conformaría con tan poco —siseó retirando su mando del agarre de un jalón brusco, una expresión afilada surcando en sus facciones le dio un aspecto severo—. Si algo puedo coincidir con tu gente, es que nadie parece ser digna de ti.

—Más bien, yo no soy digno de estar a su lado.

—¡Tú-!

Sakura apretó los puños con fuerza. Esa devoción y dedicación en esa frase le causaron mucha furia de origen desconocido. Contemplar a este hombre tan generoso, poderoso, capaz de hacer a cualquier mujer suspirar de amor, reducido a un auto desprecio tan profundo.

Le calo hasta las entrañas de su ser.

Esa maldita mujer ¿tan hechizado lo tiene para provocar que se despreciará a sí mismo?

Se miraron fijamente el uno al otro, expresando emociones no dichas. Sakura no lograba entender a Sasuke, contrario de él, que conocía todo de ella. Pero esto era ignorado y tergiversado de la peor manera. Los corazones son más complicados de entender si ninguno se expresa con total honestidad.

—Sasuke, traje el sanador.

La interrupción de Naruto sólo empeoró la expresión de Sakura. Arrugó la nariz y se alejó bruscamente del líder Uchiha con pasos pesados y rápidos con la intención de alejarse lo más pronto posible.

No dijo nada, simplemente pasó junto a los recién llegados, encaminándose a sin ningún destino es especifico. Debía calmar su malhumor repentino, o de lo contrario, la pesada energía a su alrededor asustaría a los miembros del campamento.

Cualquiera que la viera dijera que echaba chispa por los ojos ¿motivo? Ni siquiera ella lo tenía claro. Simplemente pensó "esa mujer definitivamente es muy afortunada de estar comprometida con Sasuke y desaprovecha la oportunidad" e hirvió de furia mística.

Lo peor del asunto es que sigue teniendo dudas sobre sus recuerdos, mismos que parecían asentarse entre ratos y al intentar alcanzarlos se alejaba.

Su mal humor incrementó.

Trato de respirar profundamente controlando sus emociones. Quienes no controlan sus emociones son inmaduros, y ella no es una cría qué se descontrole por una rabieta, es mejor que eso. Sí, mucho mejor que esa mujer desconocida a la que le tiene una aversión profunda.

Nunca jamás le había desagrado tanto una persona antes de conocerla.

Mmm ¿debería buscarla y darle una imagen mental física? Para canalizar mejor sus emociones. Nadie de aquí le dirá como es, y ella tiene todo el tiempo del mundo para buscar.

Pensaba en tales posibilidades cuando escuchó pasos acercándose, rápidos y rítmicos. Ladeó la cabeza sobre el hombro dando un vistazo rápido preguntándose quién tuvo el valor de acercarse tanto a pesar de percibir su energía. Para luego ensanchar los ojos y darse la vuelta por completo.

Imposible.

—¿Hinata? —pronunció pasmada.

—¡Sakura!

Un cuerpo cayó casi sobre ella, rodeándola con brazos ligeros y familiares. Sakura apenas atinó a colocar una mano en la espalda de Hinata, quien había aparecido de la nada.

Bueno, no tanto. La delegación Uchiha en la que venían los Sanadores ya estaban ahí. De reojo notó a Tsunade mirar a su dirección desde lejos, al cruzar miradas, la Sanadora le dedicó una sonrisa de lado y una mirada que prometía una conversación pronta, antes de desaparecer por las tiendas. Trato de no rebatir ante la familiaridad.

Le fue imposible.

—Hinata tú... sobreviviste. —Al separarse, Sakura la tomó de los hombros teniendo los ojos conmocionada, inspeccionándola a de pies a cabeza notando los cambios de su apariencia y su cabello más largo.

—Sí ¿no te dijo mi primo? —cuestiono Hinata con lágrimas en los ojos, confundida.

Sakura sacudió la cabeza, muda. Sasuke no le había dicho nada porqué ella no preguntó nada esperando la oportunidad. También, muy en el fondo, no quería hacerse esperanzas. La incertidumbre de los primeros meses se desvaneció con el tiempo, teniendo la certeza de dónde sea que estén, no pueden ser alcanzados.

Y luego escuchó sobre los rumores del líder Uchiha refugiando un grupo de semidemonios que sobrevivió al asentamiento. La esperanza resurgió, y a pesar de las ansías, esperó pacientemente. Porqué un movimiento en falso se ganaría el odio de Sasuke y se esfumaría su oportunidad de ver nuevamente a su familia.

Ahora, todo esto resulta impreciso sus motivaciones propias.

—Oh... yo... —Hinata se limpió las lágrimas—. Lo siento, creo que mi presencia-

—Trae calma a mi corazón. Tenlo por seguro —expresó sincera Sakura sin dejarle terminar. Unió sus brazos y tiró de ella más profundo del bosque—. Ven, charlemos un poco.

Sakura las llevó cerca de una laguna situado cerca del campamento, pero suficiente alejado para tener privacidad. Se sentaron en las orillas, la hierba debajo ya había brotado lo suficiente para ser un colchón cómodo, la primavera traía consigo los brotes de las flores un aire cálido.

—Cuando el invierno se derrite, da paso a la primavera —dijo la pelirrosa de pronto ante el prolongado silencio de la sacerdotisa. Sakura estiró la palma atrapando un pétalo blanco, perdido en el tiempo—. La primavera es mi estación favorita. Renace lo que yacía muerto y da paso a la vitalidad. Es un buen augurio ser la segunda estación del año.

Hinata todavía tenía los ojos rojos, había alargado la mano y prensado la de Sakura con tanta fuerza, conteniendo a llorar a mares. Los ojos de Sakura no expresaban algo tal indulgente, pero la comprensión inundaba su ser. Le dedicó una mirada compasiva, dándole cierto tiempo para que ordene sus pensamientos antes de lanzarse a las preguntas.

—Jamás pensé que volvería a verte —murmuró Hinata con la cabeza gacha, un poco temblorosa en cada palabra—. Y ahora estás aquí, pero no viva.

La comisura de los labios de Sakura se arqueó. No era del todo una sonrisa.

—No. Lo que tienes junto a ti es un fantasma con uno de los rangos más temibles en los Tres Reinos —dejó ir el pétalo junto a la ventisca. Su cabello rosado suelto se onduló, mezclándose con las hebras oscuras de Hinata. Esta estaba sumamente sorprendida llegando al punto de cubrirse la boca con una mano—. No estás equivocada, morí ese día.

Las lágrimas de Hinata desbordaron, trato de limpiarlas infructuosamente, fluían y fluían sin parar: —Ese día dijiste que nos alcanzarías, por eso me marche con los demás. Y te creí, a pesar de ver el túmulo de espíritu resentidos ir contra ti. Creí con todas mis fuerzas que encontrarías una vía de escape.

—Lamento haberte traído penas, Hinata.

—Nada eso. Al final cumpliste tus palabras, volviste —susurró la sacerdotisa llena de convicción—. Dijiste que nos alcanzarías. Tardaste años, pero por fin lo hiciste.

Hay algo triste en contemplar a Hinata llorar por ella, tratando de contenerse en vano. Frotándose la cara, quitando todo rastro de lágrimas y teniendo una convicción a cada una de sus palabras. Sakura sólo pudo sostener su mano, dándole consuelo. No puede imaginar lo duro que debió ser para Hinata dar la media vuelta y abandonarla.

En todos estos meses ha tenido mucho tiempo a solas con sus pensamientos, con los recuerdos de su vida en el asentamiento. De personas que dejaron una impresión en su vida, y, sin duda, Hinata es una de ellas. Le ofreció su amistad a pesar de que Sakura había dejado en claro la mínima posibilidad. Se acopló a la vida del asentamiento y confesó una vez que le recordaba a su antiguo hogar.

En las semanas que vivió Hinata con ellos, se volvió parte fundamental del asentamiento. Ya sea la confianza que Sakura le tenía y la misma actitud de la sacerdotisa. Por eso la defendió hasta el final, dándole la tarea de llevarse a los sobrevivientes a un lugar seguro. A pesar de las heridas de Hinata, le dio la oportunidad.

Porqué quería creer, confiar en alguien más por una vez en su vida. Alguien ajeno que no haya hecho nada para ganárselo.

Tener una amiga con la que contar.

Hinata es eso para ella; y, al parecer, la sacerdotisa piensa lo mismo.

Le embargan demasiadas dudas, y ahora mismo Hinata le responderá. Así que empezará poco a poco.

—¿Cómo están todos? —inquirió una vez que la azabache logró tranquilizarse y recuperar cierta compostura. Le había soltado la mano y sacado un pañuelo cual humedeció del rio para frotarse la cara—. ¿Saben que regresé?

Hinata le dedicó cierta mirada que no supo descifrar, algo evaluativa y precavida. A Sakura no le supo exactamente bien.

—¿Qué tanto recuerdas? Sé que tus memorias están un poco confusas.

Ante esto Sakura enarcó las cejas, ligeramente impresionada que alguien supiera sobre su condición. Esto le trajo más preguntas que respuestas y seguramente le valdrían horas de estimaciones constantes de ir a un punto a otro trabajando en sus propias conjeturas.

—Dejaré de lado que sabes sobre mis memorias para responderte, pero no creas que no lo olvidaré —rectificó esto último con un deje de advertencia entregándole el pañuelo humano. Recibió una sonrisa ligera a cambio, luego soltó un resoplido—. A excepción de Lee, Kiba, Shino, Temari, el abuelo, el tío Cuarto, el tío Quinto, la tía Tercera, Kawaki, Yuki y Kenta. Todos los demás murieron.

Lo recitó secamente y dolió. Lo cierto es que esas memorias siguen dispersas, pero si le desgarra el solo considerarlo, no quiere ni imaginar cuando recuerde exactamente lo sucedido.

La pena de Hinata era incluso palpable en el aire, no perduró mucho. Una sonrisa se retomó en el rostro gentil de la sacerdotisa.

—El grupo está bien, ahora residimos en la Villa de Fuego. Y sobre tu regreso, solamente Lee no lo sabe. Sasuke —Este nombre fue un poco flojo— consideró que era adecuado que lo supiera cuando pudieras verlo, no antes. O estaría sumamente ansioso y querrá buscarte. Ahora la guerra es un peligro y los semidemonios no pueden exponerse.

—Mm, que considerado de su parte —le salió una ligera vena de ironía, pero lo decía de verdad.

—Kiba es el que opone rotundamente —continúo Hinata con cierta tensión—. Cree que es mejor decirle que ocultarle la verdad.

—¿Mm? ¿Y a qué se debe este desacuerdo en particular? —Pese a todo, le interesó saber porqué su hermano y Sasuke estaban en contienda. Los recuerdos son vagos de ellos dos, pero tenía la impresión que estaban en perfectos términos.

—Consideración a Lee —terminó por responder la sacerdotisa con cierto pesar—. Sasuke cree que será un gran impacto emocional para Lee. Sabemos que ya no es un niño tan pequeño, pero un hecho que todavía te extraña. De saber que sigues aquí y tener que esperarte a que lo veas, le generará una gran angustia.

Con todo su corazón, Sakura seguía impresionándose. No creyó que Sasuke tuviera ese tipo de pensamientos a con Lee y su situación.

—Kiba, por otro lado, cree que no es justo que le ocultemos información que su preciada hermana sigue con vida. Que darle esperanzas podría ser duro, pero eres su hermana, como una madre para él. Que tenga la certeza de que todavía sigues aquí le motivará.

—Veo dos puntos de vista muy diferentes —atinó a decir Sakura a toda su explicación. Hizo un ademán con los dedos enumerando cada perspectiva—. Lo de Kiba me suena muy lógico y Sasuke también tiene argumento, pero no lo suficiente.

—A decir verdad, quién es más razonable es Sasuke —rectificó Hinata, ante la mirada puntiaguda de Sakura, dijo suavemente: —. Kiba pasó los últimos cinco años en coma, por lo que tu ausencia es un simple parpadeo en su vida. Pero, para el resto de nosotros... fueron cinco años largos de luto.

Cinco largos años.

En su renacimiento, Sakura olvida constantemente que el tiempo es preciado para los mortales. Que diez años para ella no son nada, pero para los demás, es una década llena de cambios y circunstancias. Ver a Hinata frente a ella cambiada, tanto de apariencia como pensamiento, le hace recordar la fragilidad de los humanos.

Hoy están aquí, mañana no.

Y lamenta con todo lo profundo de su ser que su desaparición haya provocado dolor a su hermano menor. Un asunto inevitable, claro está, pero no deja de lamentarlo.

Cada día afirma que tomó la mejor decisión de salir antes del Horno en lugar de esperar. Si hubiese tardado más tiempo ¿hubiese visto a Lee o, de lo contrario, habría muerto joven?

Son cosas que nunca sabrá y lo agradece.

—Sasuke puede entender el dolor de Lee, en cambio, Kiba tiene que aprender a hacerlo —terminó por decir Hinata extendiendo el pañuelo sobre su rodilla, alisándola para que el aire del amanecer lo seque.

—Lo de Kiba me causa mucho conflicto —expresó Sakura estirando las piernas y apoyando las manos a los costados, alzando la vista al cielo azul por dónde los cuervos dan sus rondas—. ¿Por qué Kiba estuvo en coma tantos años? ¿Tiene la Flor de Medianoche?

—¡No! Afortunadamente no —se sobresaltó Hinata pareciendo que la sola idea era terrible—. Sus heridas fueron causadas por el forzamiento de su energía. Cuando llegamos a la Villa de Fuego un año después del ataque, la Sanadora Tsunade lo revisó, pero no se pudo hacer nada al respecto. Hasta hace un mes, apareció el Inmortal Yugure y lo sanó antes de recluirse.

—¿Mi padre sanó a Kiba? —masculló chasqueando la lengua—. Bueno, es algo que él puede hacer. Ah, no entiendo por qué le tomó tantos años. —Vaya, ahora entendía por qué Hinata sabría del sello y Ryu lo andaba divulgando por ahí-

Un momento.

—¡¿Tú-Tú-Tú padre es el Inmortal Yugure!? —casi grito Hinata sumamente sorprendida rompiendo la compostura, yéndose de lado.

Pero Sakura no le prestó atención.

—Más importante ¿Sasuke sabe sobre el sello en mis memorias?

Si era así ¿todo este tiempo Sasuke la trato sabiendo esto? El sello en sus memorias le quitó mucho al igual que le dejó ciertos recuerdos que va recuperando o las emociones se intensifican ante ciertas situaciones similares. Pero hay algo de lo que no ha podido obtener por más que se esfuerce: las que involucran a Sasuke.

A este punto tiene claro que existió cierta relación amistosa en ambos. De otra manera ¿cómo podría Sasuke soportar su presencia? O, siendo más lógica ¿permitir que un fantasma ande a sus anchas cerca de él? Naruto es una excepción porqué fue su hermano jurado.

Entonces ¿ella que fue de él? Sospesó las posibilidades, estimando que debió ser alguien cercana a Sasuke considerando todas las indulgencias de este y la aceptación natural de quienes tiene alrededor. Como si verla junto a su líder fuese algo natural.

El asentimiento de Hinata no hizo más que agravar sus dudas.

—Sí, yo lo supe de él —dijo Hinata un poco renuente, pareciera que no quisiera responder—. El Inmortal Yugure advirtió que si forzábamos tus memorias tendrías efectos secundarios nada bonitos.

Sí, bueno, quizás esos efectos se manifestaron al dormir casi un mes.

En ese caso, las evasivas de Sasuke en los primeros días seguramente se debían a que intentaba no forzar una interacción, por precaución a las consecuencias que ella pudiese sufrir.

—Aww, que considerado —se rio ligeramente, delineando sus labios con el dedo a sabiendas que eso no responde su verdadera pregunta. Persistió más—Dime, Hinata ¿qué relación tuve con Sasuke?

—...

Sakura contrajo las rodillas hasta su pecho y apoyó la barbilla en las rodillas, con la cabeza ladeada al costado para tener mejor ángulo de Hinata y la expresión de su rostro, perfectamente serena, a excepción de sus ojos contraídos y un poco nerviosos. Que, si no la viese fijamente, no lo habría notado a simple vista.

—¿Él no te lo ha dicho? —preguntó a su vez la azabache.

Sakura se burló.

—Si él me hubiese dicho, no estaría preguntándote —expresó condescendiente notando cierta tensión de esta conversación. No retrocedió, empujó más—. Y tengo la ligera impresión que, si le pregunto no será sincero. Dime ¿qué fuimos? ¿Conocidos? ¿Buenos amigos?

—Sí, eran... considerados el uno con el otro —interrumpió Hinata nerviosa, podía escuchar el sonido de su corazón acelerándose.

—¿Qué tanto?

—Mucho, sí. Se llevaban bien.

Buenos amigos. De acuerdo, puede tomar eso por ahora. Tiene la sensación de que si sigue preguntando llevará a Hinata al borde de un colapso mental porqué trataba de aplacar su expresión y eso solamente significaba que intentaba controlarse en no decir algo adicional.

Entrecerró los ojos con una sonrisa asomándose en sus labios rosado. Por alguna razón le alegró tener ese conocimiento. Entonces no eran completos extraños, por eso mismo Sasuke estuvo tan conmocionado en el primer encuentro de hace un mes, tratando de disuadirla creyendo que lo reconocía como antes.

De haber sabido en ese entonces no hubiese reaccionado de una manera tan violenta. Ah, todavía le pesaba la conciencia por haberlo estampado contra un árbol. No se le olvida que debe disculparse sinceramente.

—Es bueno saberlo —concedió y desvió la vista. No pasó desapercibido el pequeño suspiro que dejó escapar con mucha disimulación, pero no tanto para oídos agudos como los de Sakura—. Respóndeme algo más —sí, de nuevo Hinata se puso en guardia—. ¿Me llevaba bien con su prometida?

—¿Qué?

—Lo que escuchaste. Dudo que sepas no que tiene una prometida contando que eres su prima. Medio mundo habla de ella, pero al mismo tiempo ocultan algo. No sé mucho y tú eres la única que puedes decirme.

—¿Qué?

—¡Es que los demás no me dicen nada!

—¿Qué?

—Hinata, por los Cielos. ¡Deja de decir qué!

Aturdida, la sacerdotisa reaccionó ante la sacudida de hombros. Sakura, exasperada, reaccionó por impulso, pero no soportó la expresión atónita que le dirigían.

¿Acaso esa prometida era tan despiadada que dejaba sin palabras a Hinata? ¡Maldita sea! ¿En qué demonios se metió Sasuke?

—Sólo responde sí o no, maldición —la soltó sin alejarse demasiado—. Necesito saberlo.

—¿P-Para qué necesitas saberlo? —Hinata sudó frío.

Sakura la miró como si fuera una tonta.

—¿Para qué más? ¡Buscarla y hacerle una visita de cortesía de un fantasma! Dejó descuidado a su prometido en frente la guerra. Se lo perdonaré si ni siquiera es una Cazadora, pero si lo es y está refugiada detrás de cuatro paredes-

—Se te olvida el régimen de clases sociales y la diferencia entre géneros.

—No me salgas con esas tonterías. Sé que Uzumaki Karin está coordinando algunos campamentos al frente de la guerra; y tú, sin experiencia en lucha, vienes igual aquí a escoltar a los heridos de gravedad. Hay mujeres por todos lados, así que esa no es excusa. —La expresión de Sakura se oscurecía cada vez más al cruzar los brazos, apretando y cerrando los puños—. Y no hay ningún título más alto que el líder de un Clan, a menos que sea de la realeza o un ser inmortal.

—Sakura, por favor. No hagas más conjeturas.

—Entonces, dime-

La frase de Sakura fue interrumpida por un tercero. Por Shino nada más y nada menos.

—Señorita Hinata, la estaba buscando. Es hora del desayuno.

—¡Tú, lárgate! —exclamó la pelirrosa virándose al joven Shino, quién se le salió el alma de su cuerpo al verla.

—¡T-Tú, mujer! ¡¿Cuándo llegaste aquí!?

—¡No es de tu incumbencia!

—¡Se supone que estabas muerta!

—¡Estoy muerta, imbécil! ¡Soy un fantasma!

—Vamos, tranquilos ambos —intervino Hinata toando las manos de Sakura que había expuesto. Las frotó entre sí atrayendo por completo su atención, pero sin frenar sus emociones—. Sakura, te recomiendo que eso lo converses con Sasuke. No puedo decirte más.

—¿Por qué no? —Sakura endureció sus ojos, pero ni así Hinata se intimidó, no retrocedió ni se acobardó. En cambio, estiró la mano dándole una palmadita en la cabeza a modo de consuelo.

—No es algo que me corresponde a mi decir.

Sakura arrugó la nariz completamente infeliz.

Al final se quedó sola a las orillas del río tratando de reflexionar sobre la conversación. Tenía mucho que considerar sobre el asunto en general, comenzando sobre su familia restante y lo que haría a continuación.

Pero primero...

Se levantó con los primeros rayos del sol asomándose en el horizonte, sacudiendo las faldas de su túnica y rebuscó en los pliegues dando con el par de dados que guarda recelosamente.

Sasuke hundió el rostro entre las manos, queriendo que ahora mismo que la tierra se lo trague y lo escupa en su casa, específicamente en su habitación así puede refugiarse en la miseria y no pensar en nada más. Lamentablemente no sucedió y ahora tiene que enfrentar las consecuencias.

Dio un vistazo entre los dedos a Hinata sentada del otro lado de la mesa, absorbiendo la sopa del desayudo. A su costado, Shino dormía plácidamente sobre la mesa, y fuera una falta grave de modeles si no fuera porqué a Sasuke le vale un comino esta clase de cortesías. Que duerman lo que él no puede.

—¿Sakura te preguntó sobre su relación conmigo? —murmuró él tratando de controlar su voz.

Hinata le dio una mirada de lástima. Sí, él no ocultó el anhelo en su tono.

—Se ve muy dispuesta a llegar al fondo del asunto. Y con su temperamento actual no parará hasta conseguirlo.

—Ah, Naruto tenía razón —se dijo a sí mismo con un lamento prolongado—. Debí haberla despachado desde el inicio. Así no tendría curiosidad por nuestra relación.

—Lo sabría tarde o temprano, no te culpes demasiado —rectificó Hinata en un vano intento de reconfortarlo.

A estas alturas, pocas cosas lo consiguen en verdad, intentó aferrarse a esas palabras para no sentirse culpable.

El sello. Castigo divino. Soporta, se decía una y otra vez como matra.

—También la vi un poco cambiada —comentó Hinata pensativa—. Noté que reacciona con mucho vigor y si siempre expresó lo que pensó sin importarle nada, ahora es mucho más directa.

Sí, Sasuke también se percató de ello. Además de ser... más descarada, y eso que ella desconocía la naturaleza de su relación y se acercaba a él de esa manera intencionada. Es como si aquellos grilletes malditos de igual manera aprisionaran alguna parte de su ser.

¿Qué pasará cuando recuerde?

Ah, este anhelo no lo deja en paz. Trató de concentrarse en otros asuntos, pensar en los siguientes movimientos de Sakura lo desgastó un poco. Mantener la guardia alta ante ella nunca le pareció tan agotador.

El desayuno fue un asunto pasivo. Al quedarse sólo, se refundió nuevamente en su investigación teniendo cierta anticipación recorriendo su ser, está seguro que una vez termine de traducir las últimas páginas, llegará a un resultado que lo dejarán sin palabras.

Hay ciertos vestigios en las anteriores páginas que relata una maldición llamada "Mil agujeros", una maldición de rebote. El lanzador enfocaba a su objetivo provocando que en este brotaran llagas y supuras que irían matándolo, pero al mismo tiempo, el lanzador recibiría el mismo efecto.

La única manera de librarse de la maldición es que el lanzador muera. No hay otra oportunidad. Entonces aquí el autor relataba una posible solución: cortar el vinculo que unía al lanzador y afectado ya que existía rastros de almas conectadas y por eso mismo las condiciones a desaparecer eran nefastas. Ahora, las siguientes páginas prometían mucho.

Si bien la Flor de Medianoche no es una maldición, compartían en común la unión de dos almas.

Con esa motivación dispersó su mente y priorizó esta labor.

SasuSaku en este capítulo fue tipo:

Skr: entonces ¿soy tu amiga? (๑•́ ₃ •̀๑) 
Ssk: más que eso ('。_。`)
Skr: oh, ¿mejor amiga?  ᕙ(^▿^-ᕙ)

Ssk: .... ('。_。`)

Skr: ¡Ya sé! ¿tu archi recontra ultra mejor amiga?  ☜(ˆ▿ˆc)

Ssk: (ಥ_ಥ)

Recordemos que Sasuke no le gusta mentirle a Sakura, sea como sea, entonces simplemente la evade. Pero le costó un tremendo malentendido JAJAJA NO PUEDOOOO les dije que estaba esperando mucho escribir esta parte del fic aaah, que refrescanteeee.

Por otro lado, el hecho que nadie le quiera decir a Sakura la verdad es por petición de Sasuke. Naturalmente, nadie se lo dirá. Pueden, sí, pero también le tienen consideración a Sakura y sienten que es algo que ellos dos deben de aclarar. Están tranquilos porqué saben que ellos llegarán a ese punto tarde o temprano.

Espero comprendan la actitud de Sakura en esta etapa, se está convirtiendo en algo como "tengo que cuidar a mi kasimeritooooo" entonces no es que no le importen los demás (en realidad no lo hacen) pero los considera porqué Sasuke los considera. Así de sencillo. 

En fin, nos leemos pronto ~~~~~ agradezco cada voto, lectura y comentario que dejan, en serio, me gusta mucho interactuar con ustedes :D no me siento tan sola aquí jajajaja ¡cuídense y tomen mucha awaaaaa!



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