/73/ Serendipia
SAKURA YA VOLVIÓ AAAAH... pero ¿a qué costo?
Como parte de la introducción, en esta parte imagino la apariencia de Sakura así:
Y la vestidura de este capítulo es:
Sólo digo que Sakura tendrá una tendencia a cambiar a menudo de atuendo, así queee sí, tendrá varios repertorios JAJAJAA veremos si me acuerdo de todos *risa*
La canción de multimedia, sublime, escuchenla.
En fin, sigan leyendo, nos leemos en las notas finales.
Las estaciones pasan, lo rastré, me perdí, tropecé una y otra vez, todo por tratar de enviar la misma flor
Las manecillas del reloj se mueven sin vacilación
Cariño, los fragmentos de la primavera pasan
Mientras yo me balanceo suavemente hacia el verano que huele a una tenue fragancia
Un gentil otoño llega sin previo aviso, envuelto en las heladas sombras de invierno
Por favor, abracen con fuerza los brotes que se empaparon de lágrimas
Ahora estoy en la espera de que la primavera llegue en medio de esta espiral
.
.
.
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La vida puede cambiar en un segundo. Las circunstancias de sacuden abruptamente y es similar a recibir una patada en el estómago.
A Sasuke le falta el aire y no está lejos de tener un ataque de histeria ahí mismo. Con las preguntas explotando en su mente sin parar, llegando como cascada que fluye y fluye sin parar, sin contenerse.
¿Sakura?
¿De verdad es ella o un producto de su desequilibrada imaginación?
Por qué no le extrañaría que fuese este último. Sasuke ha tenido alucinaciones reales de ella, pero a diferencia de esas visiones; la imagen que le saluda en medio de la nieve es distinta.
Esta Sakura es un poco más alta de lo que recuerda, viste diferente, un estilo bastante elegante, pero a la vez, brutal con kimonos rojos brillantes y patrones de flores distintas. En comparación de la última vez, su cabello es demasiado largo, llegando por debajo de los muslos. Recuerda que Sakura odia tener el cabello suelto al luchar.
Y, lo más notorio, no porta vendas en su cuello. Este se hallaba descubierto mostrando una piel lisa y tersa, libre de cualquier marca de grillete maldito. Su rostro, oh, hermoso y bello rostro se perfila en facciones definidas y delicadas, teniendo en la frente un singular rombo morado.
Sasuke comprobó que no es su imaginación, junto a él, puede sentir el estado ansioso y estupefacto de Konohamaru, quién sostiene a Momo contra su pecho con todas sus fuerzas, impidiendo que el hurón saliera corriendo.
Entonces, si es ella ¿qué sucedió con su cuerpo destrozado? ¿No se supone que Ryu está purificándolo?
Amenos que... ¿le haya engañado todo este tiempo?
Si esta es la verdadera Sakura ¿qué pasó con los grilletes?
¿¡Qué está sucediendo!?
Son demasiadas preguntas y no tiene una respuesta en concreta. Y lo que menos puede hacer Sasuke ahora es concentrarse, porqué mira fijamente el rostro de su amor y lo asalta una imagen que cura su corazón. La última imagen que tiene de ella es un rostro ensangrentado y lastimado más allá del reconocimiento. Este rostro frente a él, tiene los rasgos más definidos y mirada más afilada.
Pero es Sakura, su prometida. Su Alma Gemela. Su todo.
De pronto, ella mira fijamente y abre la boca...
—Uh ¿qué hace el estimado segundo joven maestro Uchiha por estos lares?
... Dándole una apuñalada al estómago.
Sasuke se recompone, tratando de asimilar la repentina actitud de Sakura, siendo consciente del panorama a su alrededor por primera vez. Da un recorrido rápido y nota varios cadáveres al costado, algunos Cazadores Yamanaka temblando de miedo. Al otro lado y, lo más sorprendente, es a Ino desparramada junto a los pies de Sakura, intentando alejarse a rastras.
Regresó los ojos a ella, tragando grueso. Cayendo en un espiral profundo y caótico al darse cuenta que esos orbes, dónde antes la miraron con mucho cariño y afecto, ahora lo ven con indiferencia.
Solamente una vez Sakura lo había mirado así, y fue cuando se conocieron.
Después de eso no. Y es sumamente doloroso, hubiese preferido mil apuñaladas al corazón.
La lengua se le pegó al paladar, incapaz de hablar. Por eso agradeció cuando Konohamaru dio un paso al frente, exclamando incrédulo: —¡E-Eso deberíamos preguntarte a ti! ¡Señorita Sakura, estás viva!
Sakura enarca su, oh, fina ceja hacia Konohamaru.
—Tienes tanto valor para hablarme así. ¿No temes por tu vida?
Konohamaru se quedó estático junto a Sasuke.
—¿Qué?
—Válgame ¿acaso los Cazadores son sordos? —expresó Sakura con una mano en la cintura y otra haciendo un gesto a su dirección—. Me hablas tan familiarmente y sabes mi nombre. Yo ni siquiera conozco el tuyo.
—¡Soy yo, Konohamaru! —se señaló a sí mismo con un dedo. Momo se retorcía cada vez más y más intentando zafarse—. ¿Acaso no me recuerdas? Sé que cambié mucho al crecer y soy más atractivo, pero...
—Ni si quiera sé quién eres.
—¿¡Qué!?
Sasuke no pudo soportarlo más, dio un paso al frente y luego otro, con los ojos clavados en Sakura que inmediatamente lo miraron.
—Sakura...
—Vaya ¿el joven maestro también me hablará tan familiarmente? —se rio Sakura, algo bajo y falso, nada parecido a su burla divertida. No, esta era llena de mofa—. Apenas nos hemos visto dos veces y tiene la osadía de tratarme de tú.
Sasuke se detuvo en seco, con la cabeza palpitándole y las emociones hechas papilla. Tratando de procesar lo que estaba ocurriendo.
Ella mencionó que se han visto dos veces, una gran mentira. Dioses, ellos estaban comprometidos, juraron amarse y casarse, pasar el resto de sus días juntos.
¿Ella no lo recuerda?
De Konohamaru tampoco lo esperaba, pero él mismo...
... No.
(Algo se está agrietando en su corazón).
—...S-Sasuke... ayuda... —De pronto la charla se interrumpido por la voz rota de Ino, que seguía arrastrándose lejos de Sakura. Se agarraba el estómago herido y un hilo de sangre escurría por la boca—. Está loca... i-intentó matarme apenas me vio...
Sakura quitó toda su atención de los Cazadores Uchiha caminando lánguidamente hasta dónde Ino logró llegar.
—Yamanaka, eres tan ilusa ¿acaso no esperabas a que algún día viniera por ti? Me tomé demasiadas molestias al atraerte, deberías darme un poco de más trabajo. En cambio, apenas te golpeé y sangraste. Eres tan débil.
—¡E-Estás desquiciada! —chilló Ino asustada—. ¡Si me matas, mi padre te perseguirá hasta el fin del mundo!
—Hasta el fin del mundo ¿eh? —murmuró Sakura en voz baja—. Me pregunto, si un humano podrá alcanzarme hasta allá sin morir en el intento.
Y sin compasión pisó su espalda deteniendo el avance, Ino jadeó horrorizada intentando zafarse del agarre, no lo consiguió. En cambio, Sakura se agachó a su lado, y con toda la facilidad, agarró la nuca de Ino y la alzó completamente al aire como si no pesara nada.
Los Cazadores Uchiha, dentro de su asombro, no pudieron hacer nada más que contemplar con muchas emociones encontradas la risa siniestra que soltó Sakura al darle un vistazo de costado al perfil de Ino, el terror puro estaba marcado en cada facción de la rubia.
—¡Déjame, maldita bastarda!
—Oh ¿No lo sabías? Hay cosas inevitables en este mundo —musitó Sakura con voz impetuosa—, como la puesta del sol en el este. Un elefante aplastando una hormiga. O, por ejemplo, ¡yo, tomando tu despreciable vida!
Balanceó el brazo que sostenía la cabeza de Ino y lo estrelló sin piedad el cuerpo contra el suelo. La tierra tembló ante su fuerza, el aire se fracturó y los cuervos antes posados en las ramas se alejaron volando. A su alrededor, el polvo se alzó y varios Cazadores Yamanaka huyeron despavoridos, a excepción de dos personas que se quedaron inmóviles.
El cráter que se formó de bajo de Ino era de tal magnitud que la sangre salpicó. Sakura no aflojó el agarre, si no que se hincó junto a Ino y tiró de su cabello rubio revelando el rostro mortalmente sangrante y furioso de la rubia. Hilillos de sangre resbalaba de su nariz fracturada y sus ojos azules inyectados en furia.
—¡¿Cómo te atreviste a-!? —La oración se cortó. Sakura volvió a aplastar su cabeza contra el suelo sin remordimientos.
—¿A atreverme a qué? —tarareó la mujer, viéndose en posición ventajosa aquí. Ino intentaba con todas sus fuerzas zafarse del agarre, pero le era imposible—. ¿Tomar tu vida tal como tú tomaste la de mi hermano?
—¡Yo no lo maté! ¡Él se suicidó!
—Ten cuidado con lo que dices, Yamanaka. Podría romperte el cráneo ahora mismo, sería igual que aplastar una rama.
El aire se tensó, mientras Sasuke se deslizaba al frente, intentando ser mediador en cuestión de tranquilizar a Sakura. Estaba confundido hasta la médula, tratando de averiguar qué sucesos recuerda Sakura, y, al parecer, tiene muy presente el sucedo del Monte de las Ánimas por la manera qué trata a Ino.
Entonces ¿cómo no lo recuerda a él?
Maldición, es muy confuso.
—Sakura, conversemos sobre esto.
—¿Sigues aquí? —Ella ni siquiera lo miró, más centrada en estrellar el rostro de Ino contra el suelo, una y otra vez—. Si intentas salvar la vida de tu compañera, déjeme decirte que no estoy dispuesta a dar mi brazo a torcer. Tengo asuntos pendientes con ella y nadie debe intervenir.
—Si matas a Ino, las consecuencias-
—Joven maestro —interrumpió lánguidamente, ahora mirándolo con ojos centellantes en molestia. Por un enloquecido momento, Sasuke admiró la belleza de su letalidad, con los kimonos ciñéndose a ella y el aura que la rodea—, mi acto de bondad de no matarte allí mismo tiene un límite. No querrás excederte.
Pase a las amenazas, Sasuke se mantuvo firme a punto de contrarrestar sus argumentos. Desde atrás Konohamaru se tensaba como un arco, listo a interponerse si Sakura decidía arremeter contra su joven maestro. Estaba igual de confundido, pero percibió la amenaza de Sakura muy real, sobre todo ante toda la energía acumulada.
—Y, para empezar ¿por qué interfieres en mis asuntos? —Sakura se levantó al fin, soltando la cabeza de Ino quién se desplomó, tosiendo sangre—. Este asunto no te concierne.
Ino emitió un gemido, dividido entre el dolor y la desesperación por incorporarse. Sakura no lo permitió, seguía con la bota negra apoyada en la cabeza rubia sin aparentar hacer el mínimo esfuerzo. Parecía como si aplastase a una mísera cucaracha.
A este punto, Sasuke estaba pensando en mil maneras de persuadir a Sakura en liberar a Ino. No es que estuviera a favor de dejarla vivir (dioses, él es uno de los primeros en la lista de querer asesinarla) pero si los demás se daban cuenta de que Sakura iba tras la heredera de los Yamanaka, se ganaría problemas.
Tenía que impedirlo a como diese lugar.
No caería en el mismo patrón. No se quedaría de brazos cruzados viendo como todos se ponen en contra de ella de nuevo.
No más.
—Señorita Haruno —probó con sutileza recibiendo una mirada nada impresionada. Le dolió hasta la médula caer en la formalidad, pero no veía otra salida—, tome en cuenta que es impetuoso que suelte a Ino ahora mismo antes que alguien más malinterprete la situación.
Sakura le ofreció una sonrisa baja y letal.
—Es justo lo que quiero —aseguró divertida aplastando más la cabeza—. Que todos vean como maltrato a esta asesina ¡así pensarán mejor antes de meterse con los míos!
Y, haciendo énfasis, agregó fuerza en la cabeza.
—Pero no te preocupes, joven maestro —añadió con burla el título—. No planeo matarla ahora. Primero la torturaré, lenta y dolorosamente que me suplicará clemencia. Cuando me aburra lo suficiente le daré el golpe de gracia y cuando tenga su fuego fantasmal, fragmentaré su alma sin posibilidad a la reencarnación.
Sasuke sintió más frío, perdido y turbado.
La mujer que está frente a él es muy diferente a su prometida, pero, al mismo tiempo, es la misma. Siempre fue consciente que Sakura era una mujer de acciones, sin sutilezas y cierta tendencia a ser despiadada con sus enemigos cuando de lo proponía. Pareciera que antes hubiera algo que la retenía a dar rienda a su imaginación, deteniéndose en el momento justo que percibía su propia crueldad.
Ahora, sin embargo, cualquier restricción que la limitaba en el pasado ya no está. Es libre. Libre de contratacar vilmente a quienes le dañaron, demostrando su poder sin esfuerzo, su sola presencia emanaba un aire inquietante y, hasta cierto punto, ferocidad. Una apariencia de belleza mortal que, con sólo mirar, uno es consciente del peligro.
Pero no hay efecto en él.
Sasuke jamás sentirá miedo de Sakura. Incluso ahora, con la amenaza de una muerte, no retrocedió. Y si ella quería tomar su vida, bien, puede hacerlo. No habrá remordimientos, ni odio, ni quejas. Es simplemente un deseo olvidado. Así quizás se dé cuenta que es una ilusión muy real de su prometida y esta no es la realidad.
Quizás... ella lo recuerde al fin.
(Quería desesperadamente que Sakura rompiera esa fachada indiferente, le sonriera mientras pronunciaba su nombre de pila tan dulcemente, llena de sinceridad y afecto desbordando en cada tono. Que se acercara y le permitiera abrazarla, lo necesitaba más que el aire que respira).
No sucedió.
Sakura siguió mirándolo con un gesto de borde. Conocía ese brillo en sus ojos, es el mismo que les da a las cosas que le parecen un poco interesantes, intentando descifrar si valía la pena conservarlo o no.
Le causó un escalofrío interno.
No le gustó para nada esa mirada.
Finalmente, ella sonrió perezosa.
—Déjame adivinar porqué insistes en que deje ir a esta mujer ¿tienes afiliación con ella? ¿Tu prometida, tal vez?
Algo se reveló en la expresión de Sasuke, tormentoso y horrible, alejándose de una singular serenidad para romperse con un gesto de dolor profundo que raya la desesperación. Dio un paso atrás, como si lo hubiese golpeado físicamente.
Y fue todo para Konohamaru.
—¡Suficiente, señorita Sakura! ¡Ino no nos interesa! —exclamó Konohamaru dando un paso al frente y ladeando la mano furiosamente—. ¿Cómo puede decir esas cosas frente al joven Sasuke después de todos estos años? ¡La creyó muerta, y cuando aparece, no hace más que confundirnos! ¡Maldita sea, no eres tú misma!
—Tienes razón, no soy yo misma —dijo ella levantándose lentamente. Los aretes largos y discretos que portaba se agitaron al movimiento, dejó al descubierto la dizi metida en el cinturón y adornos de tótem dispersos—. Sea como sea que me conociste antes, era una versión débil de mí. Ahora no queda nada.
Él rostro incrédulo se Konohamaru se hizo tan vistoso.
—¿¡Débil!? ¡Eras la mujer más fuerte que conocí!
—Vaya, que halago. Pero no servirá de nada, ya me fastidiaste.
Apenas dijo esto, Sakura desapareció de su vista y Konohamaru parpadeó, buscándola con la mirada. Al segundo después ella apareció frente a él con todo su ser expresando una amenazada completa y la mano estirada a su dirección.
Konohamaru apenas tuvo tiempo de dar un paso atrás, tratando de alejarse, pero sabiendo que no lo conseguiría a tiempo ¡ella es demasiado veloz para él!
Al siguiente instante una figura blanca se colocó frente a él recibiendo en lleno el impacto y ambas figuras se deslizaron hasta que la espalda de Sasuke chocó contra el tronco del árbol sacándole un quejido, Sakura sosteniéndolo firmemente del cuello.
—¡Joven Sasuke!
El grito de Konohamaru apenas fue escuchado. Sasuke estaba aturdido, la cabeza le daba vueltas, pero antes de reaccionar debidamente la mano que presionaba su cuello desapareció repentinamente. Aspiró con fuerza, sintiendo el dolor agudo de su garganta y respiró entrecortadamente, apoyando las manos en su pecho tratando de controlarse.
Sus ojos apenas lograron enfocarse, al mirar, se dio cuenta que Sakura no lo veía, si no a la mano con la que capturó su cuello. Esa misma mano temblaba demasiado y ella le dirigía una especie de expresión impresionada y, a la vez, confusa.
No entendía.
No estaba comprendiendo nada. Todo sucedió tan rápido que apenas proceso los acontecimientos.
Necesitaba respuestas. Joder. Necesitaba saber qué está pasando por la mente Sakura.
—S-Sakura ¿qué...? —jadeó él.
Ella apenas lo miró de una forma indescifrable y se rompió, literalmente, en un sinfín de pétalos de cerezo cuales se unieron con la brisa en una danza singular, alejándose de ellos junto a la parvada de cuervos que descansaban en las ramas de los árboles.
Por unos cuantos latidos permaneció quieto y en silencio, al siguiente, sus piernas no soportaron el peso de la impresión que contuvo desde que vio a Sakura y cayó de rodillas, con la vista perdida donde estuvo ella segundos atrás.
Escuchó pasos. Era Konohamaru corriendo a él.
—¡Joven maestro! ¿Se encuentra bien? —preguntó desesperado arrodillándose junto a él, inspeccionando con la mirada su cuello. Hizo una mueca—. Ah, no es grave, pero dejó marca.
Sasuke se frotó distraídamente el cuello. Por un momento, cuando Sakura lo sostuvo, dolió horrible, pero al otro, esa misma mano se retiró al instante. ¿Lo reconoció en el último momento?
Ya no sabía nada.
—¡Ah, no puedo creerlo! Pensé que la señorita Sakura estaba muerta, pero apareció aquí asesinando a estos Cazadores. Ella es el espíritu Yurei ¿verdad? ¡¿Eso quiere decir que se convirtió en un fantasma resentido!?
Siendo honesto, Sasuke es quien debería gritar a los cuatro vientos de la desesperación. Porqué sí, se supone que Sakura está muerta y su alma fragmentada por los espíritus maligno del Monte de las Ánimas. Mismas que Ryu está purificado ahora mismo.
¿O no?
Maldición, la cabeza le estallara en cualquier momento de tantos pensamientos que llevan conjeturas.
—¿Y qué fue eso que no me reconoce? ¿O a usted? ¡Dijo que lo había visto dos veces en su vida! ¡Ah! —Konohamaru se jaló de los cabellos, desesperado.
Sasuke trato de no romperse ahí mismo. Si lo hacía, perdería por completo la cordura. Y Konohamaru no estaba ayudando en nada gritando así.
Le dirigió una mirada penetrante. El joven castaño captó de inmediatamente la intención detrás y llevó ambas manos a la boca, frenándose.
—Lo siento, es que estoy tan conmocionado —confesó con lágrimas asomándose por sus ojos. A veces Sasuke llega a olvidar que no fue el único que le afectó la muerte de Sakura. Este chico también lloró su muerte—. Nunca imagine volver a verla.
Con toda honestidad, Sasuke tampoco.
—Sólo... llevemos a estos Cazadores cuesta abajo. Debemos regresar a la Villa —Sasuke apenas tuvo la fuerza en ponerse de pie, todavía frotándose el cuello. Canalizó su energía espiritual intentando sanar la piel mallugada. No quería dar razones a los demás para comenzar a desconfiar de este asunto.
Sea como sea, sigue siendo Sakura.
Konohamaru avanzó obediente hasta Ino inconsciente en el suelo. No estaba muy feliz de tener que ayudarla, pero le ahorraría el trago amargo a Sasuke.
Este de pronto se detuvo en seco a medio camino, y viró bruscamente la cabeza al menor.
—Konohamaru ¿Dónde está Momo?
Por el susto, el aludido dejó caer a Ino al suelo, a favor de tocarse el torso en busca de un bulto y escarbar en las mangas dimensionales. Tan rápidamente su tez perdió color, al igual que Sasuke.
—Estaba... lo tenía en brazos... —tartamudeó Konohamaru dando vueltas sobre su eje, frenético al dirigirle la mirada llena de pánico a Sasuke—... ¿Será posible que se haya aferrado a la señorita Sakura?
—... —Sasuke se frotó el rostro con ambas manos, tratando de asimilar todo de golpe.
Por su puesto. Momo sintió la presencia de Sakura antes que ellos y por eso huyó rápidamente. Momo no perdería la oportunidad, después de todo, se encariñó demasiado con ella que incluso en su muerte se deprimió. Sasuke tuvo que traerlo consigo a todos lados el primer mes. Después fue el mismo animal independiente de siempre.
—La señorita Sakura no le hará nada a Momo ¿verdad? —continuó Konohamaru no muy convencido de sus propias palabras, no tras lo que vivieron.
Al final, Sasuke tragó grueso el nudo de su garganta y retomó su andar. No respondió porque con solamente una interacción, supo que Sakura no era la misma mujer que vio por última vez hace cinco años.
Esto le calo por completo. Pero recodar la mirada que le dirigió, el tono de voz, el shock de verla nuevamente...
Fue demasiado.
Intento controlar el mareo y las náuseas qué lo atacaron, fue imposible. Unos pasos más y apoyó una mano en el tronco. A lo lejos escuchaba a alguien diciendo su nombre, no pudo responder entre la niebla de la conmoción. Sus ojos desenfocados se entrecerraron y la bilis subió por su garganta.
Sucedió lo inevitable. Vomitó sobre la nieve. Un par de manos lo sostuvieron y alguien lo llamaba desesperado. Sasuke quería responder, en verdad que sí, pero sus nervios destrozados y sus músculos agarrotados se lo impidieron. Le temblaba el labio y los ojos enrojecidos le ardían por las lágrimas que amenazaron a colarse.
—¡Carajo, que se mueran los Yamanaka! ¡Ahora mismo bajamos a la aldea! —Apenas escuchó a Konohamaru enloquecido echándose sobre el hombro uno de los brazos de Sasuke y ayudándolo a apoyarse.
Sasuke parpadeó a medias, agradeciendo que Konohamaru decidiera priorizarlo a él que sus órdenes.
Cerró los ojos dejando que la fría brisa del invierno calmara un poco sus nervios, buscando una paz que jamás llegará.
En medio de la noche, en la cima de un acantilado, Sakura aterrizó suavemente sobre un campo de flores rojas vibrantes vivas en pleno invierno, lo que debería ser antinatural que crecieran en tales condiciones extremas. Sin embargo, estaban más llenas de vida que ella.
Toda su expresión permanecía impasible y sus ojos verdes enfocados a las flores que parecían saludarlas. Cuidó no pisarlas mientras daba un paso frente al otro, toda imagen de serenidad... si no fuera por su mano izquierda temblando bruscamente contra el costado.
Alzó la mano a la altura del rostro examinándola con el ceño fruncido. Desconcertada e irritada. Todo debido a ese encuentro con ambos Cazadores Uchiha.
En realidad, no planeaba matar a ninguno, es más, actuar contra el Cazador más joven fue una medida desenfrenada porqué cada palabra que salían de él retumbaba en la propia cabeza de Sakura. Parecido a un martillo golpeando una y otra vez su cráneo. Quería que se callara y la mejor opción era dejarlo inconsciente.
¿Quién iba a imaginar que el otro Cazador, Sasuke, fuera extremadamente rápido y ágil para interponerse en el ataque? Terminó estrellándolo contra uno de los tantos árboles, pero el suceso en sí resultó de lo más extraño y retorcido. Experimentó una helades y pánico al darse cuenta de lo que hizo y retiró la mano como si el mismo toque quemase.
Luego se desconcertó. ¿Por qué le embargaron esas emociones?
Lo único que recuerda de sus encuentros con Sasuke son el par de ocasiones que se toparon. La primera vez él salvó su vida trayéndole un antídoto para el veneno; y la segunda...
La segunda...
Está segura que se relaciona con la planta senjusou. Pero hay una línea ligera de lo que recuerda y lo que no. Si quiere avanzar más y más, el dolor de cabeza vuelve a ella, y es insoportable.
Además, su mano ardía terriblemente, los dedos agarrotados y la cabeza le palpitaba. Nada ayudaba las voces de los fantasmas que se ciñen en su interior viniendo de los cuervos sobrevolando cerca, reclamándoles en voces a gritos y chillidos agudos.
¡Lastimaste al pequeño músico!
¡Imperdonable, maestra! ¡Es imperdonable!
¡Tú dijiste que no debíamos lastimarlo y rompiste tus propias reglas!
Frases que la desconciertan más y más, calando a lo profundo y confundiéndola terriblemente.
Ella habló con voz siniestra: —Cierren la boca o terminaré de devorarme sus almas.
Inmediatamente los fantasmas guardaron silencio súbito, pero continuaron murmurando después. Los cuervos se alejaron aleteando, huyendo de su furia. Sakura se frotó las sienes, gruñendo por debajo tratando de ordenar sus pensamientos. Ni siquiera sabe por qué permitió que esas almas siguieran con ella, bastaría un movimiento de mano para dispersarlos.
Ya no era como antes.
Sin la presencia de los grilletes y lo que es ella ahora mismo, todo lo que se le complicaba al ser una semidemonio no es más que un problema del pasado. Pero también hay algo sutil y confuso en todo el asunto. No es que ignorara su condición actual de desbarajuste.
Desde hace seis meses que despertó desorientada dentro del Monte Tonglu ha sido así: desconcertado y nubloso. Al principio no recordaba ni siquiera su propio nombre, únicamente guiada por el instinto de luchar y destazar a sus enemigos dentro del volcán. Al parecer permaneció mucho tiempo más tiempo de lo que estuvo consciente de sí misma.
Pero apenas hace un par de meses recordó sobre la causa de su muerte, su vida en el asentamiento, sus hermanos y las muertes que sufrieron. Entonces se abrió paso a la fuerza por el volcán sin importarle nada más.
Es todo una odiosea.
Abrió los ojos de pronto, enfocándolos tras percibir un ligero cambio de ambiente. Otra presencia poderosa se acercó lo suficiente a ella, pero no había intenciones malignas en su contra.
—Tardaste mucho en encontrarme —dijo ambiguamente, bajando las manos y dándose la media vuelta. Una sonrisa nada agradable se coló en sus labios—. Supongo que mejoré en ocultarme de ti, padre.
Frente a ella Hiryu Ryuichi, la Quinta Calamidad, le devolvió la mirada. Potentes ojos verdes iguales a los de ella (para el colmo) la escudriñaron. Su padre siempre le gustó vestir ropas oscuras, o eso recuerda. Parece que los años solo asentaron sus gustos.
—Sakura, saliste antes de lo previsto del Monte Tonglu. —En su voz se percibía el regaño.
Ella arrugó la nariz.
—Nos vemos después de cinco años ¿y lo primero que haces es reñirme? —negó con la cabeza mientras cruzaba los brazos con una mueca desdeñosa—. Así no conseguirás tener mi lado bueno.
El resentimiento era palpable en cada palabra, y no le importó. Es más, esperaba que su padre pudiera sentirlo. Ryu frunció más el ceño, como si buscara la manera correcta en reprender a un adolescente que huye de casa sin avisar.
—Hua Cheng te lo dijo, debías esperar mínimo seis años para fortalecerte.
—¿Para qué esperar si puedo salir por mi cuenta? Además, si tardaba no podría completar mis asuntos pendientes.
—Así no son las cosas.
—Sean como sean, elegí mi propio camino y nadie tiene derecho a intervenir.
—Y no bastando con eso, estás provocando un alboroto en el Reino Mortal —siguió Ryu apretando la mandíbula, ignorando los reproches de Sakura—. No creas que no sé sobre tus andadas con los Cazadores. Veinte de esos casos son obra tuya.
—Se lo merecían ¡y lo repetiría de nuevo su tuviera oportunidad! —finalmente Sakura rompió su fachada indiferente y se acercó a él, con furia brillando en sus ojos verdes—. Ellos fueron quienes masacraron el asentamiento ¡asesinaron a mis hermanos y hermanas menores! ¡A mis tíos! ¡A mi abuela! —exclamó desde lo profundo de su pecho—. Así que tomar su vida no es menos lo que se merecen. Ojo por ojo, diente por diente.
—Matar por venganza no es correcto, y lo sabes.
—¡Por favor! Padre, no seas cínico que tú asesinaste a todo un reino por la mujer que amaste. Así que no tienes derecho a criticarme.
La piedra fue lanzada con fuerza. Los ojos de Ryu la observaron con mucho furor. Las energías resentidas de ambos se alebrestaron, chocando entre sí en medio del risco. Las flores bajo sus pies parecían encogerse ante la presencia de dos entidades poderosas del mismo rango, a pesar de ser una más joven que la otra, la presencia doblegaría a cualquiera.
—Las circunstancias son diferentes.
—Diferente mi trasero.
—Sakura.
—No intentes amonestarme, llegas tarde, muy tarde —gruñó Sakura dándose la media vuelta, tratando de alejarse de él para no discutir más—. Lo hiciste otra vez en esta vida. Me alejaste de ti, nunca me aceptaste como tu hija. Ah, pero ahora intentas atribuirte la parte de la amonestación. En ese sentido, Hua-ge y Lian-ge tienen más autoridad sobre mí que tú.
Sakura sabía que eran palabras muy venenosas las que están saliendo de su boca, pero no le importó. Estaba harta de toda la tetra, de tener a un padre que jamás quiso reconocerla hasta mucho después. De rogar por su atención y cariño y solamente recibir la indiferencia.
No escuchó ni la respiración falsa de Ryu, tampoco importó. Lo único que quería era quedarse sola.
—No llegaste en un momento adecuado ¿de acuerdo? —dijo de pronto Ryu detrás de ella—. En ese entonces no estaba en todos mis cascabeles. Dejarte con Xie Lian y Hua Cheng fue lo más amable que pude hacer por ti en esa época.
—No pues ¡muchas gracias! —exclamó sarcástica Sakura, sintiendo de nueva cuenta esa rabia que había olvidado involuntariamente por más de veinticinco años, por lo menos hasta ahora.
No es hipócrita, ahora que recuerda sus primeros años de su vida mortal junto a Ryuichi y Aria, fue demasiado feliz. Muy feliz, hasta el punto de reconocer a Aria como su madre, incluso su relación con Ryu era mejor... pero ahora que recuerda es más complicado que simplemente pedir comprensión y él se lo diese.
Hay demasiadas heridas y temas sin aclarar entre ellos.
—Ambos son como hermanos mayores para mí. Y yo necesitaba un padre, lo que tú te negaste a ser.
—No podía ser uno para ti. Entiende, era lo mejor.
—¿Mejor para quién? ¿Para ti o para mí? —espetó ella, buscando respuestas. Y no es la primera vez que lo hace, tampoco será la primera vez que se lo niegan.
Ryuichi nunca es completamente sincero. Jamás. Y a veces su silencio pesa más que mil palabras, justo como ahora que se limita a mirarla con profundo sentimiento. Sakura soltó una risa histérica que contenía todo el dolor penetrante que estaba sintiendo, su padre nunca entenderá ¿cierto? ¡Jamás entenderá sus dolencias!
Estaba hastiada, herida al punto de no controlar su lengua. En los últimos años de aquella época tampoco se restringía, o eso apenas logra recordar. Hay un velo que la separa de esas memorias, que no se asientan temiendo a contaminarla por completo.
Recuerdos dispersos, sin orden ni sentido, pero allí están, inaccesibles por completo.
—¡Tú causaste mi existencia!
—Acepto mi culpa.
—Eso no es excusa para intentar remediar tus errores. ¡Me rechazaste desde el primer momento que me viste, cuando más te necesité! —A este punto Sakura ya gritaba, con los ojos cambiando a un color carmesí profundo y peligroso, sus largos cabellos alborotándose por la intensidad de sus emociones. De ver que Ryuichi no se inmutaba ante sus reclamos ni avances—. ¡Me abandonaste con otras personas! ¡Nunca te paraste frente a mí en diez años! ¡No estuviste cuando logré dominar mi energía espiritual! ¡O cuando me envenenaron! ¡NO VINISTE A CONSOLARME CUANDO ÉL SE DISPERSÓ!
Los pétalos alrededor de ellos parecieron detenerse en medio del tiempo, al igual que los copos de nieve, suspendidos en el espacio. No hubo brisa, sonido, ni movimiento de los dos mientras se veían fijamente. Sakura repentinamente se quedó estática, cayendo en cuenta de sus propias palabras, tratando de procesarlas entre ese halo de claridad que parecían ser sus recuerdos.
¿Él?
¿Quién era él?
¿A quién se refería?
Por más que intentó tirar y tirar de esa misma línea de pensamiento, no los alcanzó. Y cuando creyó atrapar ese recuerdo, una figura difusa que se le hace muy familiar y tan acogedora, su cabeza se partió en dos.
El clavo finalmente había perforado su cerebro, en el centro de sus recuerdos.
Y fue una agonía total.
—¡AAAAAAAH!
Sus manos cayeron a los costados de su cabeza mientras se inclinaba y gritaba debido a un dolor tan abrasador que el suelo bajo sus pies se sacudió. Le recorría una sensación familiar, una de la que no estuvo consciente en su vida mortal, pero ahora lo sentía palpable desde lo profundo de su alma.
—¡Sakura! —gritó Ryu acercándose a ella con evidente preocupación en su rostro, pero no alcanzó a tocarla. Sakura expulsó una onda de energía que lo arrastro hacia atrás. El pelirrojo interpuso su brazo al frente, amortiguando el golpe y trastabillando, evitando no caer.
—¡Lo volviste a hacer! —gritó Sakura llena de coraje y violencia, temblando ya sea de las emociones acumuladas y mirándolo con mucho odio de siglos reflejado en sus ojos—. ¡RYUICHI, ME PUSISTE OTRO MALDITO SELLO QUE SUPRIME MIS MEMORIAS!
Ryu se enderezó y no lo negó, en cambio, su fachada se rompió un poco al exclamar agitando la mano: —¡Era imperioso el sello!
—¿IMPERIOSO? ¡¿HASTA CUANDO ESTARÁS SATISFECHO DE HACERME SUFRIR!? —exclamó Sakura fuera de sí, agitando la cabeza, tratando de alcanzar sus recuerdos sin éxito alguno. Le frustraba, dolía por diferentes razones. Era un sufrimiento que no esperó experimentar pronto.
—Hija, mi intención nunca fue...
—¡CÁLLATE, NO ME LLAMES ASÍ A MENOS QUE ME QUITES EL SELLO!
—...
A pesar de saber que es una petición que caería en saco roto, Sakura se alebrestó. Su cabeza a punto de estallar del estrés y presión, la energía resentida arremolinándose a su alrededor y sus ojos ardían a rojo vivo, dejando atrás toda la calidez que alguna vez mostró.
—Sakura, cálmate y hablemos de esto.
—¡Vete! —terminó por escupir sin alejar las manos y dándole la espalda, encogiéndose de hombros—. ¡Vete, vete, vete! ¡No quiero verte ahora!
El tiempo retomó su andar, los copos se pegaban a su piel y las flores sollozan con ella, agitándose y derramando pétalos, su versión de lágrimas escurriendo. Sakura cayó de rodillas entre ellas, temblando y respirando agitadamente a pesar de ya no necesitarlo. Susurró a las flores, sus eternas compañeras, aquellas que siempre la escuchan y la consuelan en momento difíciles.
Aquellas que, adónde sea que vaya, siempre la amarán.
Ignoró el momento en que su padre se marchó. Las manos cayeron a su regazo y la mirada turbada en el patrón del kimono, flores y hiedras. Árboles y pétalos. Acarició las flores radiatas, rojas y extrañas. Las que la persiguen y claman por su atención. La que media cultura asocia con la nostalgia, muerte, despedidas y recuerdos.
Muy irónico que broten por dónde pise, si se lo preguntan.
El dolor de cabeza aminoró buscando tener la mente en blanco y no acceder a ningún recuerdo. La nieve se acumuló sobre los hombros y no se molestó en limpiarse, tampoco en buscar refugió. Ella ya no siente el frío ni el calor de la misma manera que cuando era mortal, tampoco necesita respirar o dormir.
Después de todo, los fantasmas no están atados a todas las necesidades humanas.
Apretó los dedos y se recostó entre el lecho que las hiedras crearon, murmuró un agradecimiento y acomodó su cuerpo hasta hacerlo ovillo, con los ojos fijos en el ras del acantilado, metros lejos de ella. Por ahí, en las mañanas el sol emerge en el horizonte y es una vista hermosa.
Esperará el amanecer. Aquí, sola y acompañada a la vez.
Cerró los ojos con fuerza, si bien no necesita dormir para sobrevivir, hay algo cálido y tranquilizante que le trae el acto. Sentirse más conectada a lo que una vez fue (o no, dependiendo a qué vida se refiera).
Así, abrazándose a sí misma, buscó recuerdos que no le causaran dolor físico.
Ejem, sólo no me fusilen ¿de acuerdo? PROMETO QUE MÁS PRONTO QUE TARDE ESTOS DOS ESTARÁN JUNTOS, NO SOPORTO YA VERLOS SEPARADOS AJAJAJA así que solamente soportemos unos dos capítulos más para que comiencen a moverse esa parte. Hay cosas que se necesitan explicar.
Afortunadamente no dormirán (o quizás sí) con la intriga de lo que sigue, porqué, ajá -c rasca la nariz- el siguiente capítulo ya está disponible. No lo coloqué todo junto como los anteriores, porqué ya son demasiado largos y creo que el siguiente... merece un capítulo solo y sabrán porqué.
Mi patrona regresó pateando traseros y matando gente. Ahora sabemos que es ella quién estuvo asesinando a los Cazadores y eran los responsables del asedio hace años. Sí, es cruel a medida pero con quienes se ganan su lado malo.
-Automáticamente Sasuke al ver esa escena: mi amor sólo está jugando-
¿Qué creen que suceda con Momo? -c rasca la nariz-
Intentaré responder todos sus comentarios anteriores, los leí, y vaya que sus teorías son de otro nivel ¡Verán si es cierto o no!
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