/70/ Kintsugi
El capítulo más esperado jajaja -c esconde-
A petición de ustedes, el salto temporal es de 2 capítulos, entonces sí, son capítulos parcialmente largos, pero como siempre, no creo que lo sientan *risas* de verdad espero que no.
Entrando en contexto, reciban el nuevo arco al que sinceramente nunca le pensé un nombre, pero es una de las grandes razones por las cuales cree Eterno Equinoccio porqué nunca encontré algo así entre los fics, entonces ¡a escribirlo! Este cap y otro son, como mmm ¿introducción al arco? aunque también veremos que es de Sasuke en los años transcurridos ;)
Puse una canción en la multimedia que espero le den un vistazo, una de ustedes lo compartió conmigo Y ES EXTREMADAMENTE HERMOSA porqué es todo lo que Sasuke está sintiendo en estos momento. Aunado a esto, también en algunos fragmentos del capítulo les dejo un par de canciones que me inspiraron al escribir las escenas. Por si quieres escucharlas y compartir la experiencia *emoción, emoción*
Mucho texto, en las notas finales igual jAJAJA ya, lean con precaución.
Advertencias del capítulo: sólo Soske tuiste, todos tuistes al principio.
(De antemano disculpe si encuentran dedazos o algo por el estilo, lo leí una y otra vez y creía que ya estaba bien jajaja D: )
Kintsugi: es el arte japonés de querer nuestras cicatrices. Un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza transformándola en un objeto incluso más bello que el original.
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El primer año fue el tiempo de más agitación en la Villa de Fuego.
A medida que avanzaron los días, los sobrevivientes cayeron en cuenta de que las barreras a su alrededor los mantenía a salvo de los enemigos rezagados de aquella sangrienta noche.
"La noche de los Caídos" susurraron muchos entre dientes, hasta que se denominó el título y permaneció como recordatorio.
Algunas personas intentaron penetrar la barrera, entonces Sasuke salía con espada desenvainada y regresaba horas después manchado de sangre y la expresión cada vez más fría y penetrante. Nunca dejó que nadie lo acompañase, él cargó con esas muertes evitando una turbación en su conciencia.
Los acontecimientos más relevantes todos lo recordarán por lo que es: el funeral de sus seres queridos.
Todos los cadáveres tuvieron que ser incinerados, ya que dónde se enterraban era a las afueras de la Villa de Fuego, atrás en las montañas rodeadas de un silencio absoluto, avivado por la naturaleza extrema. Sus predecesores creyeron adecuado erguir el cementerio rodeado de naturaleza, pero en la situación actual fue sumamente difícil de cumplir la tradición.
No solamente eso, la mayoría se quedó mudo al enterarse sobre el ataque al asentamiento de semidemonios y sus restos traídos aquí. Nadie rechistó, en sus conciencias todavía está la sensación de hormigueo incómodo al saber que los que están en coma tienen una oportunidad gracias Haruno Sakura, una semidemonio.
Además, prefirieron callar por respeto al mismo líder Uchiha, quién parecía tener un afín con todos ellos. Organizando cada resto con la misma importancia que le daba a los habitantes difuntos de la Villa. El único acto tan vistoso y a quién rindieron el mayor de los honores, fue a Fugaku. El asunto fue silencioso, Sasuke se encargó de postrarse y hacer la procesión funeral.
Poco después de la Conferencia de Discusión recibieron a los Cazadores que estuvieron de misiones. Sasuke los sometió a los talismanes, solamente uno de ellos contenía la Flor de Medianoche y fue inducido a coma.
Los demás, si bien trataron de renegar sobre la posición actual de Sasuke (dígase Sai, porqué al parecer todo parecía muy personal con ambos hombres) nadie lo apoyó y se quedó en una pequeña rebeldía impulsado por la repulsión y desagrado mutuo. Sasuke no ocultó su escasa paciencia por su primo y lo mandó a ayudar a las reconstrucciones.
Dichas reconstrucciones fueron lentas, sumando el hecho que también se esforzaron en construir primero un santuario para Su Alteza Xie Lian, en agradecimiento por su ayuda indirecta. Y cuando estuvo completo el dojo principal, Sasuke de pronto hizo algo que ganó la admiración conjunta de los sobrevivientes.
Llegó un día del exterior, trayendo consigo una carreta impulsada por un buey, en la parte trasera había algo enorme cubierto por una tela roja y asegurado por cuerdas; y venía acompañado por dos fantasmas que los sobrevivientes aprendieron a conocer de manera singular:
El joven Naruto (—No, no mató a todos los Flores Danzantes, sólo una persona. Por lo demás, hubo un malentendido creyendo que yo lo maté. No, no lo hice, así que se resolvió el malentendido. Además, al ser un fantasma nos sirve de as bajo la manga. Le puse el talismán, no tiene ninguna flor y ha recuperado sus recuerdos y no representa un peligro, calmo sus energías a menudo —había indicado Sasuke ante su repentina aparición).
Y el enigmático Shikamaru (—Sí, es un fantasma que el Inmortal Yugure envío a ayudarnos con las reparaciones e información del exterior. No estará todo el tiempo aquí ya que tiene otras misiones. No es peligroso, de lo contrario, no le permitiría entrar —explicó Sasuke brevemente, trajo un poco de incertidumbre y tranquilidad por partes iguales).
La carreta se detuvo a mitad del dojo principal, dónde antes estuvo la Torre de Contención. El lugar había sido limpiado y quedó despejado. En tiempo de primavera, estaba brotando una ligera hierba. Naruto y Shikamaru bajaron de la carreta esa enorme cosa, cargándolo como si no pesara los kilos.
Sasuke había convocado a todos durante la cena. Al no estar del todo la cocina, comían al aire libre.
La mayoría le agarró un gusto que no sabían que necesitaban, el aire de la fría primavera y contemplar la vida que creía a su alrededor, contrario a la masacre que tuvieron que vivir, les trajo cierto alivio.
Ese día en particular, Sasuke se veía más cansado que todos, un cansancio mental que se veía en sus gestos. Eso no impidió que se parara a un lado de la misteriosa cosa y les hablara directamente, así a la que se acostumbran a escuchar: directo y conciso que escondía cierta amabilidad.
Antes, muchos se engañaron al pensar que Sasuke caminaba por la vida con esa actitud fría y distante a los demás. Lo cierto, es que entre más convivían codo a codo con él, viéndolo cargar con una responsabilidad en dónde tenía vidas en sus manos cuales bien pudo desistir, pero se negó tomándolo con formalidad.
Así, encontraron otra cara de Sasuke: había consideración y una capa de tristeza infinita que lo embarga. Él también está sufriendo por las pérdidas de esa noche, y no solamente de su familia.
(Si no de la que iba a ser su familia oficial).
Quitó la tela roja revelando una enorme piedra de color obsidiana, pulido en una figura triangular, de la parte superior se contraía hasta formarse un pico, cual fue enterrado previamente en la tierra hasta tener un firme equilibrio. Brillaba contra el fuego de la hoguera encendida y todos se quedaron callados, esperando una explicación.
—Hoy se cumple tres meses desde el ataque. Han sido días difíciles para cada uno de nosotros, llorando a los caídos en batalla. —Inició el líder Uchiha con estas palabras. Muchos seguían sensibles y no pudieron evitar que la tristeza cayera sobre ellos—. Sus funerales no fueron suficientes para dejarlos ir y sus restos todavía no tienen un lugar sagrado para honrar, por eso, he traído esto.
Dio unos golpecitos a la piedra con sus nudillos, sin apartar la vista de los presentes.
—Se convertirá en nuestro monumento para recordar a nuestros amigos, compañeros y familia. Todos ellos que tuvimos que sacrificar, serán recordados como estrellas en los Cielos.
El primer nombre lo colocó él mismo. Con una estaca y pequeño mazo, trazó los caracteres de "Mikoto" al centro con las manos algo temblorosas; demostrando que incluso a él, le costaba hacerlo. Al final, miró por un largo tiempo el nombre y luego se viró a ellos, con los ojos intensos.
—Cuando estén listos para soltar, escriban sus nombres aquí.
Poco a poco, esa piedra fue llenándose con diferentes nombres, trazos irregulares, a medio terminar, nada pulcro, pero entendibles. Cada una contenía una emoción e intención detrás.
Cada persona que escribió un nombre allí estuvo lista a intentar seguir a delante, pero recordando a sus seres queridos con nostalgia y afecto.
El beso al principio fue dulce. Sasuke estaba conmocionado tras escuchar el propósito de portar los anillos y le pareció muy fascinante. Tener otra prueba en él que le pertenece a Sakura le hizo regocijar, que no evitó la oleada de emoción que lo recorrió y profundizó el beso, buscando conectar sus sentimientos.
Su prometida, oh, su dulce prometida siempre tomaba lo que ofrecía. Saboreándose mutuamente, suspirando entre sus brazos dispuesta a dejarse maltratar por él. Una característica que le enloquecía. Pero, a parte de la emoción adyacente de su cuerpo, su mente se agitaba ante el simbolismo de los anillos.
Entre el beso, se acercó a su oído y susurró: —Desde ahora, estemos casado o no, nuestras almas estarán juntas incluso después de la muerte.
Desde lo más profundo de su corazón lo expresó, besándole las mejillas. Reconfortándose de tenerla en brazos sintiendo su calor, su textura, percibiendo su aliento y sentir su respiración. Ella lo abrazó, hundiéndose cálidamente en su pecho.
—¿Hablas en serio?
—Totalmente.
—Entonces ¿por qué no me acompañaste a la muerte?
Sasuke frunció ligeramente el ceño al abrir los ojos, sobresaltándose un poco. Ya no estaban en medio de la posada, a su alrededor se alzaban las cabañas del asentamiento, ardiendo furiosamente bajo llamas letales y rojizas. Hay gritos a su alrededor, olor a sangre y humo surcando por un cielo oscuro.
Anonadado, miró a la persona en sus brazos. De pronto estaba pegajosa, y al alzar la mano, notó sus manos pegajosas de sangre. Unas manos se aferraron a él con fuerza, y cuando bajo la vista, se encontró con el rostro ensangrentado de Sakura, desprovisto de emoción.
—¿Por qué no me salvaste? —preguntó con voz distorsionada.
Él respingó, con la respiración acelerándose. Las llamas se alzaban, más y más, acercándose a ellos sin tregua. Estaban en medio del desastre, sentía las llamas lamer su piel. Se quedó mudo al principio, pero la angustia no tardó en domar sobre él.
—Sakura, no me odies. Yo... no sabía que sucedería esto.
—¿Cómo no odiarte? —expresó esa Sakura con mucho resentimiento, aferrándose a sus ropas. Se percató que apenas y podía agarrarse, una de sus manos tenía los dedos destruidos—. ¡Te marchaste! ¡Preferiste el deber de tu clan que permanecer conmigo!
—No fue así-
—¿Sabes cuán doloroso fue soportarlo?
Sasuke tiene una idea y le horroriza que su prometida haya experimentado un dolor multiplicado por mil veces, teniendo manos sobre ella que rasgan cada extremidad sin piedad, ni contemplaciones. Por más gritos que dé, por más suplicas que profese su boca, no se detuvieron.
—Perdóname... no pude protegerte —se escuchó el lamento en su voz.
Sakura se rio, pero esa risa era cruel, despiadada y llena de malicia. Cuando lo miró, sus ojos carecían de calor, eran vacíos y rencorosos.
—¡ME DESTAZARON VIVA, Y TÚ NO ESTUVISTE AHÍ PARA PROTEGERME!
¡SASUKE!
¡SASUKE!
—¡Sasuke!
Reaccionó levantándose de sopetón, jadeando mientras rodaba por la cama hasta caer al suelo. Hipaba, las voces se mezclaban y ya no sabía quién le hablaba ¿era la verdadera Sakura o las pesadillas que lo atormentan?
Lo cierto es que desde hace tiempo dejó de diferenciarlo.
Una mano le da golpecitos en la espada.
—Vamos Sasuke, respira hondo, uno, dos...
Fue inútil. Le faltaba el aire, los ojos lagrimeaban y escuchaba sus propios gimoteos y los rezagos del sueño. Al final, nada sirvió. Vómito todo en el patio trasero del Pabellón, manchando sin contemplaciones las botas negras de Naruto, quién lo sostenía en apoyo, tratando que no colapsara.
Dijo algo más, no entendió. Pasó un tiempo antes que pudiera tranquilizarse y sentarse en el suelo, con la mirada pérdida en el árbol de cerezo que poco a poco florece en el patio trasero. Ha pasado horas en este lugar, contemplando en silencio la vista hasta romperse a llorar por los recuerdos. De días gratos juntos a Sakura, en los que ella sonería y se veía viva, muy viva con esas mejillas rojas y el calor de sus manos.
Y ahora, no tenía nada más que un recuerdo disfrazado en pesadillas.
Las noches se volvieron insoportables. Las pesadillas lo atacan y despierta gritando a voz viva. Recreando con lo poco que supo, sobre la muerte de Sakura. Su mente es traicionera y a veces esa Sakura en sueños le reclama por qué no se quedó un día más con ellos. Recuerda la última expresión de su rostro: en renuencia a dejarlo ir.
Se ha reprochado, pero no conduce a nada. También sabe que son reproches de sí mismo materializándose en Sakura. Ella, nunca, jamás le diría algo así.
La repentina compañía de Naruto le ayudó un poco a recomponerse. Entre el mar de las preocupaciones, apenas recuerda cuando el fantasma chocó con la barrera poco después de la Conferencia de Discusión. Más lucido que nunca, Naruto le contó que la noche del ataque él acudió al asentamiento a ayudar a los sobrevivientes. Confirmó que los que faltaban en el conteo inicial fueron resguardados por Hinata y la protección del Orbe del Sol.
Lamentablemente, Naruto se enfrentó a Suigetsu y se reveló su verdadera identidad; Hinata lo reconoció y tuvieron una riña bastante desagradable, al final, nada pudo hacer para seguirlos ya que la reacción del Monte Tonglu se vino contra él, cuando recobró la consciencia, habían transcurrido días.
Después, supo lo que ocurrió con los Uchihas y corrió hasta la Villa de Fuego. Ambos tuvieron una conversación emotiva, en la que involucró lágrimas en Naruto y un montón de súplicas.
(—Lo siento tanto, Sasuke —Naruto bajo la noche solitaria, se veía más pequeño y vulnerable en su forma original agachando la cabeza con las manos hundidas en los costados. Desde que regresó, Sasuke nunca lo había visto componer una expresión tan lamentable y llena de culpa—. Sé que no me mataste, pero mi odio me cegó.
—No lo lamentes —respondió Uchiha en voz baja, frente a él, un poco desprovisto de emoción externa—. Te controlaron, no tuviste opción.
—No, sí la tuve —replicó el fantasma negando con la cabeza gacha, temblando con los puños cerrados—. Me deje guiar por mis recuerdos en lugar de mis instintos. Confié en otros antes que confiar en ti, mi mejor amigo.
Algo caliente se instaló en el pecho frío de Sasuke. Mirándose mutuamente, algo comenzó a sanar lentamente. Un lazo que creía perdido se entrelaza de nuevo y le trae, en toda la miseria, un halo de felicidad.
Naruto estaba lleno de culpa y remordimientos, Sasuke también persistían esas emociones, pero por diferentes razones.
—Tenías todo el derecho de dudar, después de todo... no pude salvarte —Algo helado se coló en su expresión, porqué Sasuke soltó una risa baja llena de dolor mientras se frotaba el rostro y soltaba su mayor culpa—. Ahora me doy cuenta, en realidad, no pude salvar a quienes me importaban.
Un lamento cruzó por el rostro ceniciento de Naruto. Los copos de nieve crearon una capa sobre sus hombros que no se molestó en despejar. Sasuke escuchó sus pasos hundiéndose y pronto tuvo una mano sobre su hombro, al alzar la vista, Naruto estaba ahí, juntando sus frentes en un gesto fraternal.
Sasuke ensanchó sus ojos.
—Mi muerte no fue tu culpa, decidí sacrificarme por ti —dijo con firmeza, lleno de convicción y sinceridad, en sus ojos zafiro no había arrepentimiento de esas palabras.
Y a Sasuke le conmocionó al punto de las lágrimas. Dejándolas caer silenciosamente con su expresión distorsionándose por el peso de las emociones reprimidas tantos años al escuchar una frase que no sabía que necesitaba escuchar para ser libre.
Naruto lo miró, un poco triste.
—No pensé en la una carga pesada que te dejaría, lo siento, Sasuke. Debes entender que nada de lo que me sucedió fue tu culpa, tampoco lo sucedido con tus padres y Sakura).
Desde entonces acordaron que buscaría a los sobrevivientes, Naruto accedió de buena manera con tal de tener la aceptación de Sasuke, pareciera que cayó en una sensación de culpa por todo lo que le hizo pasar. A Uchiha no le importó las deudas y dijo que no había culpas entre ellos.
Por ese lado, tuvo cierta paz, cual fue eclipsada por los sueños atroces. Nada servía el saber que Ryu estaba en el otro extremo del Pabellón, purificando el cuerpo de Sakura para darle una sepultura digna.
Y así se encontró aquí, teniendo vértigos por las sensaciones tan realista de sus pesadillas. Junto a él, Naruto estaba quieto, que, si no fuera porque lo veía en su periferia, creería que no estaba. Esa respiración a veces es tan tenue que apenas lo escucha.
—¿Ya mejor? —preguntó el rubio sin mirarlo, dándole cierta privacidad. El "¿estás bien?" jamás ha salido de sus labios.
Porqué en el fondo ambos lo saben.
Nunca lo estará por completo.
Sasuke respiró hondo, buscando responder con la verdad.
—Ya no siento vértigo.
—Mh, bien.
Continuaron callados, dejando que la brisa los bañara. El aire era fresco, pero nada excesivo. Los búhos parecían asomarse sutilmente, como si anunciaran pronto el brote descontrolado de la primavera. Naruto alzó la vista al cielo despejado con la luna brillante, enorme y completa como compañero.
—Hay luna llena en pleno equinoccio —comentó el joven fantasma.
Sasuke alzó la vista, tratando de beber de la imagen que le presentaba la naturaleza. Trató, con todas sus fuerzas encontrar consuelo. No lo consiguió. Contrario a ello, su pecho se agitó. Estirando la mano al cielo, tratando de atrapar con sus dedos esa luna escurridiza.
—Hoy fue el día indicado para crear el monumento. Es el día exacto de la renovación y el renacimiento. —Sasuke cerró los ojos, rememorando las sensaciones del instante en que escribió el nombre de su madre—. Todos aprenderán a soltar a su debido tiempo.
—¿Y tú? —Naruto ladeó la cabeza a él—. ¿Cuándo soltarás?
¿Cuándo aceptarás la muerte de Sakura? ¿La muerte de tu padre? ¿La muerte de todos?
Se quedó callado. El Cazador cerró la mano con fuerza, tragándose todas las lágrimas que escurrían por su rostro, sin sonido ni expresión. Como si su rostro estuviera lidiando por saber que emoción externar, llegando al punto que no podía ni siquiera asimilarlo.
—Quizás nunca —concluyó él.
Aprensó fuertemente el anillo colocado como un collar alrededor de su cuello, un símbolo que alguna vez portó su prometida y se volvió una reliquia para él. Honra el pacto teniendo su propio anillo todavía en su dedo, cumpliendo la promesa hasta el final de sus días.
Llevando el anillo contra sus labios tembloroso y admirando la luna, murmuró: —Tal vez estoy condenado a pasar el resto de mi vida entre el invierno y la primavera, atrapado en el eterno equinoccio.
El segundo año fue el momento más caótico por la conmoción que surgió.
Al principio nadie lo vio venir, bastantes alegres cuando llegaron personas del exterior (un concepto que los sobrevivientes expresaron en broma, pero con el paso del tiempo fue una explicación. Pocos son los que han salido, y son los mismo de siempre. Nadie cuestiona, no por miedo, sino porqué todavía no están listos para salir y enfrentarse a la realidad).
Este grupo, informó Sasuke, son los sobrevivientes del asentamiento. No eran un grupo grande, pero la mayoría eran semidemonios a excepción de la señorita Hinata, el joven Shino y el anciano Hiruzen.
Los habitantes de la Villa de Fuego naturalmente aceptaron su presencia, a pesar de la renuencia inicial, el verlos debilitados y desliñados destrozó sus corazones y la empatía creció. Pronto los acobijaron, les dieron comida extra y trataron de integrarlos a pesar de que se veían un poco asustadizos al estar en medio de tantos Cazadores. De igual manera, recibieron a Hinata con los brazos abiertos.
Uno de ellos, Kiba, fue enviado de inmediato a la enfermería. Tenía vendas en la cabeza y, según el veredicto de la Sanadora Tsunade, cayó en una especie de sueño letárgico por alguna situación de sus meridianos y núcleo espiritual.
Esto sucedió durante la tarde, por eso, al momento de la cena, nadie se esperó que Sasuke, quién había desaparecido todo el día en los confines de su Pabellón con algunos de los recién llegados, irrumpiera con un grito potente la cena.
—¡SAI!
La mayoría giró sus cabezas en dirección al grito, sorprendiéndose al ver al joven líder tan alebrestado y fuera de sí, deslizado más allá de su porte sereno y realmente descontrolado.
—¡¿Cómo fuiste capaz!?
Sasuke marchaba furiosamente a Sai, quién apenas regresaba de las montañas trasera después de recluirse por la tarde a entrenar, y unos segundos antes se había puesto lívido tras escuchar las noticias de la aparición del grupo de semidemonios.
Al virar hacia Sasuke que se acercaba a él con espada en mano, tiró el cuenco de comida al costado y desenvainó su propia espada. Hubo gritos y a su alrededor quedó despejado al ver que ninguno de los dos retrocedería.
Contrario a todo, Sai esbozó una especie de sonrisa nada sincera. Sasuke no se detuvo.
—¿Hacer qué, primo? Hice muchas cosas, así que sé más especifico
Un furor se apoderó de Sasuke, no había llegado a medio camino, pero se sentía una calma desastrosa antes de la tormenta que caería sobre Sai.
—Lideraste el asedio contra el asentamiento de los semidemonios —escupió fuerte y claro, sin dejar de avanzar ya con intenciones asesinas arremolinándose a su alrededor—. ¡Mataste a quienes que nunca habían levantado una espada en su vida! ¡Quemaste vivos a niños inocentes! ¡ASESINASTE A MI PROMETIDA!
—Eso es darme mucho crédito —se rio repentinamente Sai, asustando a más de uno, dejándolos con la boca abierta por su aceptación rápida. Había un orgullo siniestro en sus palabras—. Sakura llamó a los espíritus resentidos por sí sola ¡yo solamente la acorralé para que no huyera como la rata callejera que era! ¡Debiste ver su expresión cuando se dio cuenta que no saldría con vida! ¡Me supo a gloria!
Más de uno vio el momento el momento exacto en que la expresión de Sasuke se quebró y la racionalidad abandonó todo su cuerpo. Perdió la cabeza. En el siguiente instante se abalanzó contra Sai con espada en mano y ninguna intención de detenerse. Muchos gritaron, pero nadie se atrevió a intervenir a excepción de los mismos discípulos que seguían siempre a Sai e intentaban frenar a Sasuke.
Grave movimiento, Sasuke no reparo en decapitar cada cabeza que se atravesara en su camino, sin remordimiento ni titubeos.
Muchos recordarán esta noche como la única ocasión en que su joven líder perdió los estribos, todo debido al dolor de saber que su prometida (¡prometida, que resultó ser Haruno Sakura, por todos los Cielos!) murió debido a las acciones de Sai, aquel que siguió ordenes de Jiraya a pesar de no tener ninguna flor en su cuerpo.
Todo, según lo mismo dicho por Sai entre gritos y burlas en medio de la pelea, por qué no aceptaba a la familia principal y le alegraba que Fugaku hubiera muerto e Itachi estuviera moribundo. Frases que buscaban provocar más a Sasuke hasta quebrarlo.
No era una buena estrategia cabrear a alguien dolido y lleno de resentimiento.
Lamentablemente Sai logró escurrirse tras activar un talismán de teletransporte (no era nada tonto, sabía que no lograría vencer a Sasuke). Pero no salió ileso, a decir verdad, sería un milagro si sobreviviera. Sasuke lo dejó tuerto y manco, con varias puñaladas en el pecho con intenciones de sacarle las tripas.
Pero, como todo, ni siquiera el líder Uchiha pudo impedir la teletransportación.
Y después que Sai huyera junto con otros tres Cazadores malheridos. Perduró por mucho tiempo la sensación de traición y desosiego en los habitantes de la Villa de Fuego.
(Nunca lo olvidarán).
Él no es una persona violenta por naturaleza, expresiva con gestos o que sus emociones lo agitaran externamente. Desde pequeño le enseñaron (obligaron) a reprimir cada expresión y los deslices estaba prohibidos. Pero, desde hace algunos años, esa restricción comenzó a fallar.
Y, finalmente, hoy se rompió la presa.
¿Quién pensaría que terminaría de romperse?
Cuando Naruto llegó con los sobrevivientes del asentamiento a cuestas, le embargó una alegría que expresó abrazando a Hinata al encontrarse. Su prima tenía un aspecto de los más cansado y descuidado, su cabello azabache opaco y ojeras pronunciadas. Ella había llorado en sus brazos, agradecida que estuviera vivo y fuera él.
Ahí entendió que Hinata nunca regresó a voluntad a la Villa por temor. Desconocía si Sasuke poseía la Flor de Medianoche o será realmente él, y no quería arriesgar a quienes protegía, le había prometido a Sakura que los protegería y no perturbaría ese juramento.
Confesó su renuencia en regresar (todo porqué Naruto fue el mediador) pero tras saber que Sasuke era él mismo, no lo dudó más en trasladarlos a la seguridad de las barreras.
—Temí nunca volver a verte —decía Hinata apretándolo en brazos y lágrimas en su voz, Sasuke le acarició el cabello. A su alrededor, se movilizaban en llevar a un Kiba inconsciente al Pabellón Médico, desde el ataque hace casi dos años cayó en coma—. Gracias a los Dioses que aquí sobrevivieron. ¡Me alegra tanto verte de nuevo!
A Sasuke le picaban mucho las ansias de hacer preguntas, de obtener respuestas de esa noche que continuaba siendo un enigma en su mayoría.
Era como tener un rompecabezas y no encontrar el inicio ni el fin. Un relato de lo más angustioso y difícil de digerir, algo le dijo que fue una mala idea preguntar sin dejarlos descansar adecuadamente.
Las expresiones de Hinata, Shino, Temari y hasta Hiruzen se distorsionaron. Los niños, Lee, Sota, Kawaki y los dos adolescentes descansaban cómodamente en otras habitaciones.
Ese relato es el más duro, traumático y difícil que ha escuchado en toda su vida. Sasuke se quedó lívido al enterarse que, quienes penetraron la barrera, fue un grupo de Cazadores de demonios comandado por Sai, y, sorpresivamente Ino.
Lo peor no fue eso.
Fue saber que Ino resultó ser la Cazadora de demonios de la que alguna vez Sasori se enamoró y abandonó porqué notó tendencias desagradables a los semidemonios. Un dato que Sakura le contó hace tiempo a justificación de la desconfianza de Sasori por los Cazadores de demonios.
Sasori nunca reveló a nadie el nombre de esa Cazadora, pero seguramente Ino se manejó con un nombre falso para evitar ser descubierta.
Ino es responsable que Sasori terminara mutilado, sin poder escapar.
Sai de que Sakura estuviera acorralada que la muerte fue la única salida.
Los demás Cazadores parecían ser de todos los Clanes, o eso indicó sus ropajes que representaban a cada Clan prestigioso. Pero ahora estaba la variable que podían o no ser controlados. Sai no mostró signos de tener la flor, y aún así, su comportamiento fue de lo más cruel.
No hay justificación.
La maldad de Sai es completamente natural.
—Sakura nos protegió mientras huíamos —se lamentó Hinata con una expresión lejana—. Ella dijo que nos alcanzaría después. Nuestra misión era alejar a los sobrevivientes. Yo estaba herida y la barrera apenas resistía, casi nos atrapa ese otro fantasma que parece pez, pero apareció... apareció Menm- Naruto y lo retuvo.
—Después nos escondimos en lo profundo de las montañas —suministro el anciano Hiruzen ante el silencio prolongado de Hinata, al parecer seguían conmocionada por este último descubrimiento. De saber que Menma, el niño de la posada, era en realidad el asesino de su padre.
Sasuke no presionó, ya con la cabeza dando vueltas y las ansías por hacer correr sangre atribulándose a su alrededor.
—La conmoción inicial del ataque fue que buscaban a tres personas: a la señorita Hinata, a Sasori y a ti. Cuando descubrieron que no estabas en el asentamiento, comenzaron la masacre. Nos superaron rápido ya que Sakura y Kiba se habían adelantado a la aldea antes que Sasori...
Hasta ahí Sasuke dejó de escuchar.
Se levantó de sopetón y agarró a Kusanagi con las manos temblorosas, su aura se volvió pesada y letal al retirarse, con las voces detrás que le preguntaban qué haría a continuación.
—¡Sasuke! ¿A dónde vas?
—A rodar cabezas —dijo sombríamente.
Durante el tercer año, los habitantes de la Villa de Fuego cayeron en el tácito acuerdo de no mencionar a la señorita Haruno alrededor de su joven líder, o de lo contrario, esa expresión eterna de tristeza y duelo se agravaba más. Parecía un fantasma moribundo, y eso es totalmente amable por mencionar. Y nadie quería causarle más dolor.
Cualquiera que pasara cerca del Pabellón de Sasuke durante las rondas nocturnas escucharía el sonido del guqin, sonando sin parar por lo que parecían horas; hasta que el portador terminara desganado y lejos de la cordura.
En este tiempo había un ritmo habitual en la Villa. Una normalidad que llegó a quedarse. De contemplar el Monumento de los Caídos, en que la mayoría ya colocó el nombre de sus personas apreciadas; del comedor atiborrado a las horas respectivas del día, con una sensación de cierta felicidad que se permitían, conviviendo codo a codo con cada persona, enfatizando que ellos están vivos y debía continuar con sus vidas.
Los niños cada día crecían, los discípulos menores (que ya no eran tan menores al tener alrededor de dieciocho años) se encargaban de las clases instructivas, los destacados eran Konohamaru y Moegi, cual apodaron "la pareja explosiva" ya que parecían negar su atracción mutua, pero se lanzaban palabras mordaces.
El entrenamiento para los discípulos se volvió cada vez más intensivo debido a las instrucciones adicionales de Sasuke en su programa habitual, y la ayuda adicional de Naruto.
Iban desde hacer paradas de manos sin necesitarlo, resistencia física en demasía, entrenamientos exhaustivos de espadas, pelea cuerpo a cuerpo y una especie de meditación que les ayudaba a potenciar su núcleo espiritual, evitando el desborde de energía. La cascada oculta detrás de la montaña se convirtió en el lugar menos favorito para los discípulos.
Los discípulos parecían moribundos a cada día, pero renuevan sus fuerzas al saber el propósito del entrenamiento de Sasuke. Una vez, les dijo que los preparaba para que, en el futuro, pudieran defenderse a sí mismos en cualquier situación crucial. ¡Inclusive los no-combatientes aprendieron movimientos de defensa personal!
Este año también se suspendió el edicto marcial. El líder Uchiha permitió que cualquiera pudiera salir, entregándoles a todos nuevas fichas de jade, incluyendo a los semidemonios. Así podían entrar y salir libremente sin que las dos barreras dieran inconvenientes.
Sin embargo, nadie ajeno a ellos podía entrar sin antes tener sus fichas de jade.
Siendo sinceros, conjuntamente soltaron un suspiro de alivio, no sabrían hasta ese momento, pero se sentían protegidos por todos los ángulos por esa barrera impenetrable. Han llegado rumores, susurros de que la situación afuera con los Clanes se tornó repentinamente diferente. Alberga una intención de dominio y cierta tiranía de los Hyuga.
No soportarían otra pelea. No prontamente.
Con el tiempo entendieron que si bien las acciones de Sasuke, al principio eran cuestionables, ahora veían la intención detrás.
Podría parecer todo un hombre indiferente que no le importa lo que suceda a su alrededor, engaña con ese porte serio y desprovisto de emoción. Pero basta una mirada profunda, conversar con él o tener gestos amables, para que Sasuke se deslizara de esa fachada y demostrara la verdadera personalidad que siente y les sonríe ligeramente cuando está de humor.
Por otro lado, los semidemonios fueron una parte importante para terminar todas las construcciones y creaciones nuevas que solamente personas sin poder espiritual podían ingeniárselas. Ambos tíos, Cuarto y Quinto hicieron reparaciones en sus primeros intentos formidables en la estructura y la tía Tercera se volvió jefa de cocina.
Pronto recorrió por toda la Villa de Fuego el famoso licor de frutas, volviéndose la preferida de todos los tiempos. Las celebraciones volvieron, se festejó el Año Nuevo, los festivales y los cumpleaños en comidas especiales, cocinadas con tanto esmero y dedicación.
Quizás contagiado por esa armonía, una noche se encendió la hoguera junto al Monumentos de los Caídos, hubo música, cantando con entonación alegre, hablando trivialmente y compartiendo una cena agradable.
Más tarde, Sasuke se unió cargando su guqin, incitando a los demás en sumarse a interpretar melodías. El sonido del erhu y la flauta se unieron al guqin siendo la primera vez en mucho tiempo que venían a su líder tocar el guqin frente a los demás que no sea para hablar con fantasmas o buscar espíritus.
Los semidemonios tenían una canción para honrar a sus fallecidos, sus nombres igual estaban tallados en el Monumento de los Caídos.
El cambio de la melodía fue sutil, pero los demás escucharon atentamente mientras Temari se sentaba a lo largo del tronco, arrullando a Kawaki, entonando la canción del cual poco a poco los semidemonios presentes se sumaban a cantar.
https://youtu.be/qysloVXlNuU
Para aquellos que tuvieron un viaje largo y sin retorno
Para aquellos que regresaron a casa después de una larga espera
Siempre existe un adiós antes de una bienvenida
Como el agua en un manantial del bosque, las nubes blancas fluyen como el vino
El viento me habló de un amante bañado de sangre,
Él, sobre este cielo y en esta tierra lloró en silencio,
Susurrando para ti, que ahora ya no perteneces a este mundo como amaneceres y la noche que pasan en un instante
Tan rápido como desenvainar la hoja helada, pero...
No hay forma de evitar el dolor, ahora que he conocido el amor,
Así que uso esta canción sin nombre, como una promesa de por vida.
Finalmente, la Villa del Fuego alcanzó una realización y los corazones de todos estuvieron cálidos, nostálgicos pero listo en soltar y honrar a sus seres queridos con el corazón.
(Excepto uno).
Esa noche Sasuke se escabulló en por la cocina antes de regresar al Pabellón, trayendo consigo una botella de licor que se empinó a mitad del camino. Con los ojos brillosos y palabras murmuradas, se sentó en medio de su habitación. En la soledad de sus pensamientos frente al guqin, contemplando las cuerdas como si pudiera tocarlas con la mente.
No sucedió, por supuesto, él mismo puso las manos encima tocando Consulta desesperado en obtener una pequeña interacción con el alma de Sakura aun sabiendo que era imposible. Por más que tocara durante horas y horas cada noche, ella nunca respondió.
Aunque rogase, solamente conseguía silencio absoluto.
Con la cabeza gacha, apretaba los puños y lloraba, borracho y lleno de pesar, lamentándose una vez más por su amor perdido. Afuera las personas de su hogar parecían dispuestas a continuar, dejar a sus familiares en paz, pero él no. No pude, no quiere porqué es lo único que le queda de Sakura.
Duele, duele, duele.
Aunque sea doloroso recordarte, no quiero dejarte ir.
¿Cómo puedo pensar si quiera desplazarte un segundo de mis pensamientos?
—Si mato a los responsables ¿regresarás a mí? ¿Podrás descansar finalmente en paz? ¿Me...? —tragó el nudo de su garganta, cubriéndose el rostro con la mano, ahogando un sollozo—. ¿Me dejarás escuchar tu voz una vez más?
Hay ocasiones que el silencio se vuelve enloquecedor, pesado y tan ruidoso. Las cigarras afuera no son suficientes, y él quiere tomar el mundo y aplastarlo entre sus manos. Quizás así disperse todas sus angustias.
—Regresa a mi —suplicó agachando la cabeza—, sólo quiero decirte adiós adecuadamente. ¿Es mucho pedir?
Ni siquiera pude despedirme de ti.
Y es lo que sucede con la muerte: llega de repentinamente y sin avisar a nadie. Sasuke vivió consciente de ello, al ser un Cazador y tratar con espíritus lo hizo perceptible a estos pensamientos, pero vivirlo en carne propia está siendo tan devastador.
Se preguntó, no por primera vez, como los demás pueden lidiar con estas emociones sin volverse locos. Está más inclinado a la locura que la cordura conforme a sus pensamientos; lo único que lo mantiene a la tierra son sus responsabilidades con el Clan, el cargo que se le fue puesto encima.
Cuidar de los semidemonios y los sobrevivientes, asegurar un hogar a todos ellos, que su prima y mejor amigo estén plenos, que Kakashi no se preocupe por él y Tsunade deje de administrarle tés calmantes con la esperanza de ayudarlo.
Entre estos pensamientos, tocó el guqin sin propósito de obtener respuestas. No estaba listo para retomar la canción que alguna vez pensó con tanto esmero a presentarse a su prometida, en cambio, las notas fluyeron en otras melodías.
Esa noche los habitantes de dicho Pabellón escucharon una melodía del guqin, tan nostálgica llena de sentimientos encontrados.
En el patio, sentado contra Nana, Naruto veía el cielo despejado sin rastros de luna.
Dentro, Hinata miraba intensamente la esquina de la habitación en silencio, aferrándose a sus kimonos con Lee durmiendo a su lado.
Shino yacía en la sala, compartiendo licor con Hiruzen, sumergidos en parcial silencio.
(En otra habitación al fondo, Ryu cerró resignadamente los ojos).
Pero ninguno de ellos pudo oír su voz baja y quebradiza.
https://youtu.be/67CwbObF_Ho
Empieza el atardecer, miro la puesta de sol en el horizonte...
La noche no ha terminado, mientras el río de estrellas fluía solo...
El cielo está despejado, el paisaje es bueno, pero si no estás a mi lado, ¿por qué razón ascendería al cielo?
El barco pasa por un puerto vacío y alimenta la soledad
Cae la nieve sobre el desierto, dejando caer las lágrimas
¿Quién causó que mi sol cayera del cielo?
Es tu apariencia aquello que me quitó toda mi luz...
Zarpando a lo lejos, sin vacilar
Deambulando no se puede luchar contra la desolación
Quiero sumergirme en un mar de recuerdos
Buscando tu apariencia
Sólo tú eres mi cielo
Sólo tú eres mi cielo...
—Entonces ¿este es Su Alteza? —preguntó una tarde Lee, de pie junto a Sasuke, admiraban la agraciada pintura retratando en todo su esplendor al dios Marcial Coronado con Flores, Xie Lian. Obra del mismo líder Uchiha rechazando qué tallaran una estatua en representación.
Lee nunca se adentró al santuario debido al miedo a recibir un posible rechazo, pero no pudo evitar seguir a Sasuke cuando lo vio adentrarse. Si el Cazador sabía o no sobre sus andadas alrededor, no lo comentó. Le incitó a encender incienso y contemplar la pintura, sin forzarlo a nada.
—Sí, es un príncipe que se volvió dios Marcial —explicó Sasuke suavemente al encender incienso. Dio un vistazo a las ofrendas que iban desde frutas recién cosechadas y un sin número de flores.
—¿De esos dioses que luchan? —El niño estaba deslumbrado. Sasori era quien le contaba en su mayoría las historias de los dioses qué conocía, Sakura agregaba uno que otro dato interesante, pero fuera de ello, Lee no estaba muy versado.
—Es el más fuerte entre los Dioses del Cielo.
—Oh.
Lee se removió ansioso en su lugar, jugueteando con ambas manos. Las ropas que portaba eran transpirables y cómodas, el diseño que portaban los discípulos. Inclusive se veía el logo de los Uchiha en su espalda marcándolo oficialmente como uno del Clan.
A pesar de eso, no puede ocultar la venda alrededor de su cuello. La que indica al mundo que esconde un grillete maldito.
—Él... —Lee dudó, alzando la vista a su mayor, aferrándose a las mangas anchas—. ¿Escuchará las peticiones de un semidemonio como yo?
El corazón de Sasuke se estrujo ante la pregunta. Bajó la vista, apoyando una mano en la cabeza de Lee, que se habían encogido de hombros temiendo a una respuesta negativa que pudiera herir ya su lastimado corazón.
Sasuke confiaba plenamente en sus instintos, y sabe más que nadie, que Su Alteza no rechazaría las peticiones sinceras de un niño que perdió a su familia. De un niño herido y que se siente solo.
—Él escucha a todos sin importar quién seas.
Con esa respuesta, Lee estuvo tranquilo y juntó las manos lanzando una oración sincera desde el profundo de su corazón. Sasuke estaba seguro que llegaría de algún y otra manera a Su Alteza. Sea lo que sea, lo escucharía.
Sasuke esperó pacientemente a que terminara y así juntos abandonaron el santuario dejando atrás un aroma a lavanda inundando el espacio.
El resto de la tarde supervisó a los discípulos. Hay una extraña diversión irónica al verlos pararse de manos y soportar todo el tiempo que pudiesen. Los que pasaron a la siguiente ronda se sostenía de una mano mientras que en la otra dibujaban talismanes.
Estás clases las imparten dentro de uno de los salones, y Sasuke merodeaba a su alrededor supervisando los talismanes a detalle. Corregía los errores y se agachaba a su lado explicando el mismo. Diseños que debían saberse de memoria y a veces se veía el desliz por el cansancio.
Ya podía ver el rostro de muchos contrayéndose. Especialmente el de Konohamaru y Moegi. Ambos pasaron a ser de los mejores discípulos de su generación, avanzando a pasos agigantados bajo su tutela.
Ni que decir Konohamaru, Sasuke lo entrena personalmente para la interpretación del guqin y en técnicas de espadas. Konohamaru se volvió el discípulo principal una vez Sasuke tomó el liderazgo y dejó vacío el título.
Estimó si era momento de finalizar o no cuando sintió una perturbación en la barrera. Detuvo su andar virando la vista en dirección al tirón. Lo extraño fue que no hubo una segunda o tercera agitación. Casi parecía suceder por accidente, pero muy contundente para ser casualidad.
Durante el primer año si alguien intentaba entrar perturbaría sin parar la barrera, él acudía de inmediato y los despachaba. Ahora más que nunca no se quedará con la duda.
—Es suficiente por hoy —dijo.
Se escuchó el gemido colectivo de alivio cuando los discípulos se dejaron caer sentados o acostados. Habían estado así por tres horas ¡tres malditas horas!
—¡Creí que me quedaría sin brazos! —exclamó Moegi acostándose en el suelo, respirando profundamente—. ¡Ey!
Esta queja se debió a que Konohamaru extendió la pierna y le dio un pequeño golpecito en el brazo. Moegi le dio un manotazo y se alejó rodando.
—Deja de quejarte. El entrenamiento nos ayudará a fortalecer nuestros brazos —gruñó Konohamaru, el matiz de su voz siendo más gruesa, dejando atrás todo rastro de adolescencia—. Vemos los frutos en cada estocada y arco de espada.
—No lo niego, pero hay otras maneras... —murmuró Moegi resentida.
Desde lejos Sasuke apenas prestó atención a sus quejas. Ya se había apartado en busca de la perturbación. En el camino se topó con más personas que lo saludaron alegremente, atinaba en asentir con la cabeza y continuar su trayecto. Más preocupado por la perturbación.
A medida que se acercaba al claro, más allá estaba los límites de su propia barrera qué es la que los separaba del exterior, su visión se aclaró. Incluso su marcha disminuyó un poco, y ensanchó los ojos al identificar a la silueta que se le hacía familiar.
Estando a metros, se quedó completamente mudo. Esa persona estaba de pie serenamente esperando, con las manos metidas en las mangas y una sonrisa amable. Momo, que asomó la cabeza entre los pliegues del kimono, salió disparado a la silueta con un sonido de extrema felicidad.
Al mirarse a los ojos, Sasuke se quedó estupefacto.
De todas las personas, jamás imagino que...
—¿Su Alteza?
Xie Lian le devolvió un saludo, ensanchando la sonrisa. En esta ocasión, pasado los años no envejeció, trayendo túnicas blancas de aspecto noble y limpio, junto con su sombrero de paja colgado a su espalda.
—Joven Sasuke —saludó cálidamente.
En ese instante Momo se detuvo a los pies de Xie Lian y le ofreció una nuez. El joven castaño le sonrió y se inclinó para aceptar la ofrenda. Repentinamente, la venda que traía alrededor de antebrazo se movió, retorciéndose como si tuviese vida propia. Uno de los extremos se acercó lentamente al hurón.
Momo chilló alegre ante el primer contacto y se tiró al suelo, dando vueltas cuando repentinamente esa seda blanca lo envolvió, en su representación de abrazo. Jugando entre sí, Momo agitaba sus garritas y la seda le daba golpecitos amistosos.
—Ruoye, dijimos que no saldrías sin permiso —expresó Xie Lian llamando a esa seda, de nombre Ruoye que parecía ser su dispositivo espiritual con voluntad propia—. Sé que tenías muchas ganas de jugar con Momo, pero no ahora.
Ya de cerca, Sasuke percibió atisbos de energía resentida en la venda de seda blanca, pero no había malicia hacia nadie en particular. Observó a Ruoye retroceder obediente hasta enrollarse en el antebrazo de Xie Lian, y este le dio unas palmaditas, pero enfocando su atención en Sasuke.
Frente a frente, y con toda sinceridad, Sasuke estaba muy confundido sobre la repentina aparición de Su Alteza, y en esta ocasión, no se trataba de ningún espejismo.
Era el real.
—Espero no darte inconveniente alguno —Xie Lian nunca borró su sonrisa—. Vine a concluir esa charla pendiente.
Su yo de hace años se sorprendería hasta la médula al tener a Su Alteza sentado en medio de la sala de su Pabellón, bebiendo tranquilamente del té. No es que ahora sea diferente la estupefacción, es sólo que... desde hace tiempo Sasuke perdió la cuenta de las veces que sus emociones son gratas.
Y no ayuda en nada su actual estilo de vida.
En lugar de prestar atención a lo importante, no logra evitar contemplar con cierta calidez a Momo jugando con Ruoye, subestimó que tan sensible e independiente es la seda. Se mueve a voluntad y no depende de la energía de Xie Lian. Ociosamente comentó que es un inusual dispositivo espiritual y la sonrisa de Su Alteza se tensó un poco, no dando más detalles.
Sasuke reconoce señales cuando hay temas delicados de los cuales uno no se dispone a divagar, y ese gesto fue una de ellas. Retrocedió, entonces, comentando que le parece inusual la conexión de Momo y Ruoye. Claramente con sospechas fuertes de por medio.
La sonrisa se retomó en el rostro de Xie Lian.
—Es porqué Ruoye cuidó a Momo en sus primeros días de nacimiento. Lo encontramos sólo de cachorro en medio del bosque —expresó con un poco de pesar Su Alteza—. Lo traje conmigo a mi santuario. Poco después apareciste tú y supe que sería indicado para hacerte compañía.
—No se equivoco —aseguró Sasuke agradecido. Obviamente siente más afiliación con Momo que con Nana, ya que la yegua es el animal espiritual de Naruto. Por eso, al encontrarse con el hurón, sintió una conexión especial.
Xie Lian se ve tranquilizado por esa afirmación y apoyó la taza en la mesa, mirándolo fijamente dando a entender que abordaría un tema más pesado. Sasuke le devolvió la mirada sin miedo.
Están solos en el salón en plena tarde. Los habitantes del Pabellón sumergidos en sus asuntos, aun así, en el dado caso llegasen aparecer, no verían a Su Alteza. Él había dicho que podía elegir si los humanos lo veo o no.
Bueno, si llegase a suceder, lo único que conseguirán es la impresión que Sasuke se volvió, ahora sí, loco al beber té con alguien imaginario. La perspectiva, a su pesar, le hizo gracia. Sabe que los demás se preocupan por el en demasía, pero no dejan que se agobien por ello. Todos intentan salir adelante, que él se haya quedado estancado no es culpa de nadie más que de sí mismo.
—Lamento haber tardado tanto en venir. Hay asuntos que debieron tratarse primero —comenzó Xie Lian su explicación—. Mi percepción del tiempo a veces me da malas jugadas.
Después de todo, para un inmortal el tiempo avanza lento, pensó comprensivo Sasuke.
—No tiene que disculparse. Sabía que el Monte Tonglu le daría a los Cielos tareas adicionales. Ryuichi me lo explicó antes... —No completó la frase, agobiado por el torrente de recuerdos.
Xie Lian suspiró dando un vistazo por el pasillo comprobando una vez más que sabía sobre la presencia de Ryu en el Pabellón. Sasuke recordó las palabras de Shikamaru años atrás: "Los demás se encargarán de controlar el Monte Tonglu, el Maestro Ryu dejó en claro que su máxima prioridad es purificar el cuerpo de la señorita Sakura".
—El Reino Celestial y el Reino Fantasma trabajan juntos para evitar una catástrofe, así que no debes preocuparte —explicó Xie Lian negando con la cabeza y enfocándolo a él—. Pero no vine hoy a tratar temas densos, más bien, a cumplir una petición.
—¿Petición? —murmuró Sasuke confuso.
Xie Lian asintió.
—Comúnmente respondo las oraciones de mis devotos. Paso desapercibido junto a ellos y les ayudo en lo que está a mi alcance, pero no dejó saber quién soy en realidad —negó con la cabeza, pero notó la pregunta muda de Sasuke, porqué a continuación aclaró—: Contigo es diferente, eres mi heredero de sangre. Inclusive con la sacerdotisa Hinata, que también lo es. Así que puedo aparecer directamente con ambos.
Sasuke asintió en comprensión. Eso explica muchas cosas.
—Entonces, la petición...
Xie Lian esbozó una sonrisa amable.
—Debes saber, que cuando una persona me reza por primera vez en su vida, puedo escucharlo directamente en mi cabeza —se dio un golpecito en la sien, la manga de su túnica se deslizo un poco—. Y hoy me llegó una oración primeriza desde el santuario Kirei, de un pequeño niño.
—Lee —pronunció el Cazador recordando al niño que se paró junto a él en la mesa de ofrendas y junto las manos en oración.
Su Alteza asintió, juntando las manos en la mesa.
—La sinceridad de sus palabras me conmovió profundamente, por eso decidí atender su petición cuanto antes.
A este punto Sasuke no estaba entendiendo mucho. Xie Lian decía algo sobre una petición, pero ¿qué tiene que ver con él? Tal vez necesitó de él para traspasar las protecciones, aunque dudase que fuesen impedimento para un dios Marcial. Apuesta a que es equivalente a darle un golpe y su barrera sucumbiría.
Seguramente quiso ser respetuoso e ingresar con su permiso.
—Entiendo que sea algo privado entre Lee y usted —contempló el Cazador en silencio por unos segundos—. Mientras lo que haga no afecte a los habitantes de la aldea, puede deambular como desee, Su Alteza.
Duda mucho que Xie Lian dañé a cualquiera de aquí, pero hay ocasiones en que se deben dejar las pautas claras. No es por desconfianza ni intrigas, es simplemente precaución. Tampoco buscaba ofender a Su Alteza, de ninguna manera. Gracias a él, todos aquí sobrevivieron al ataque.
Xie Lian no se ofendió ni agravió, al contrario, asintió muy seriamente mientras decía que no tenía malas intenciones y que valoraba mucho el sentido de precaución de Sasuke. Este se relajó notoriamente, agradecido de la amabilidad del dios Marcial frente a él.
—En ese caso, joven Sasuke, le diré sobre la petición del pequeño Lee —indicó componiendo una expresión de lo más seria. Uchiha, a su pesar, inclinó un poco la cabeza, atento a lo que Su Alteza decidió ventilar—. Pidió por ti.
De inmediato Sasuke retrocedió, con los ojos abriéndose de par en par y mirada estupefacta, señalándose a sí mismo.
—... ¿Por mí? —murmuró—. No comprendo.
—La primera oración de Lee fue para pedir que hubiera paz en su corazón, joven Sasuke —aclaró Xie Lian con voz suave, delicado incluso, como si supiera que cualquier palabra desencadenaría algo—. Los niños son ingenuos y transparentes, encontraran en otros sus verdaderas caras. Y Lee cree que tienes una tristeza tan profunda que te agobia.
—Yo...
¿Una tristeza profunda? Dioses ¡todo el mundo aquí lo sabía! Pero no lo mencionan por respeto a él, Sasuke conoce cada mirada, cada gesto que le dan los demás. Ya no son de lástima, si no de comprensión. A veces lo agradece, a veces lo odia. Es tan contradictorio porqué la mayoría de los días ni siquiera él sabe cómo se siente.
Lo único que reconoce es el dolor, profundo y sordo. Arrancándole la piel. Rasgando sus entrañas. Pidiéndole la vida misma. Una que últimamente no encuentra mucho sentido, pero vive. Se impulsa y aferra a sus deseos más oscuros. Unos que nunca quiso revelar, pero se agazapan en la parte más oscura de su corazón encrucijada.
Xie Lian negó con la cabeza.
—No es necesario que te expliques, sé... sé que la muerte de Sakura fue un gran impacto —recitó Su Alteza, y Sasuke casi se ahogó en la miseria. Que alguien lo reconozca frente a él es duro. Hay algo en los ojos de Su Alteza, una emoción triste y caótica—. Para nosotros es igual, las queríamos demasiado.
—¿Usted... conocía a Sakura? —murmuró él tratando de asimilarlo.
Recuerda que Sakura mencionó que conoció a Xie Lian y Hua Cheng por casualidad en el viaje que hizo de la Villa a su hogar. Y si bien quizás no fue del todo "casualidad" debido a que Ryu era una Calamidad, y Hua Cheng también, no mencionó que antes los había conocido.
Xie Lian tuvo una expresión complicada, aunque al final, suspiró al asentir.
—La vi nacer, crecer e irse de nuestro lado —reveló Su Alteza trayendo un vértigo en Sasuke, queriendo saber más y más, pero Xie Lian se limitó a terminar con—: por eso su muerte nos dolió. Sacrificarse para evitar una catástrofe mayor... es lamentable que muriera así.
Sasuke tenía un nudo en la garganta que le impedía hablar.
—¿Ella fue alguien importante para ti, joven Sasuke?
—Mi prometida —apenas encontró la voz en medio de su miseria, con los ojos bajos y las manos apretadas sobre las rodillas—. Mi alma gemela. Mi amiga. Mi amante. Mi todo.
—Puedo entenderlo. —Xie Lian asintió gravemente rozando los dedos por su pecho, una caricia fugaz. Luego alargó la mano y rellenó las tazas de ambos. La brisa del verano trajo consigo algunas hojas verdes, revoloteando entre ellos y sus cabellos—. Perder a tu ser amado, a esa persona que pensó en ti hasta el último momento, es sumamente doloroso.
Existía una gran cantidad de peso en dichas palabras, Sasuke percibió cada matiz. Elevó la vista, intentando comprender las emociones que se colaban entre frases e intenciones. Xie Lian no apartó la vista de él, viéndose completamente serio.
—¿Qué es lo que buscas ahora?
Una pregunta así es peligrosa. Sasuke no puede evitar tensarse de pies a cabeza. Porqué aquí hay alguien que vio a través de sus intenciones buenas, en el fondo de su corazón, todo aquello podrido que lo carcome día con día. Rasgando su piel, reclamándole una muerte insana y de proporciones horribles. Una muerte definitiva.
El silencio pudo ser una respuesta, dice más que mil palabras.
—Morir.
Es una realidad cruda y lo sabe. Hay días que se levanta y mira al cielo a través de la ventana y se pregunta ¿por qué sigue vivo? Se sienta en medio de su habitación y las enumera en su mente. Una tras otras, alargándose y estirando a diferentes motivos, pero nunca uno propio. Ni siquiera su sed de venganza es suficiente impulso y eclipsa la única verdad.
Vive por lo demás.
No vive para sí mismo.
Si no tuviera nadie a quien proteger, habría... habría seguido el mismo camino que Sakura y acompañarla en la muerte. Así renacerían juntos y, probablemente, si los hilos del destino seguían sobre ellos, reencontrarse en la próxima vida. Es un extraño sueño que tiene de vez en cuando, en las ocasiones que las pesadillas no predominan las emociones.
Pero hay personas quienes necesitan de él, y lo entiende, por ello soporta en silencio su existencia y avanza a cuestas con la carga sobre los hombros.
La mirada que le dedica Xie Lian marca una comprensión absoluta que le impresiona.
—Sí, sé lo que se siente —expresó el príncipe cuidadosamente—. Querer morir y no poder hacerlo.
Bebió de su té, apacible, como si no hubiese revelado un pensamiento muy humano. Sasuke sabe que no debe idealizarlo y ponerlo en un pedestal. Después de todo, los dioses alguna vez fueron humanos como él, y en medio de su divinidad todavía sienten, traicionan, sufren, enloquecen y los asesinan.
Cuando los humanos sufren, tienen a los dioses, pero cuando los dioses sufren ¿quién viene a rescatarlos?
Entonces la verdadera pregunta es ¿hay algún dios verdadero en este mundo?
—Te compartiré esto en base a mi experiencia —intervino Xie Lian sacándolos de sus cavilaciones—. Hubo una época de mi vida que igual perdí a mi ser amado, aunque en ese tiempo no sabía que era él. Estaba sumergido en mi propio dolor e iba a cometer un error del cual me arrepentiría más tarde. Lo hice —se rio sin gracia—, y cuando caí en mí mismo, cuando quise tomar para mí las consecuencias; él las agarró por mí. Y murió, de nuevo.
Sasuke no se perdió el suspiró que Xie Lian soltó.
—No fue la primera vez que murió por mí, pero sí la primera vez que sucedió ante mis ojos. Creí que jamás me recuperaría de esa tragedia, había días en los que quería morir de verdad. Tenía grilletes malditos que sellaban mi suerte y mi mortalidad, así que me era imposible. Pero un día, miré las flores y pensé... —sus ojos revolotearon hasta mirar a Sasuke fijamente a los ojos. Llevándose una mano al pecho, pronunció con determinación— qué la mejor decisión que podía tomar para honrarlo a él era vivir. Elegir vivir antes que morir. Recordarlo todos los días de mi existencia, honrar así su sacrificio y agradecer la bondad que me ofreció a pesar de no merecerlo. Elegí recordarlo con una sonrisa.
Hay algo verosímil, letal y duro en todo el relato. A pesar de tratarse de personas ajenas, Sasuke entiende los sentimientos que inundan detrás de cada afirmación. De lo que se esconde detrás, la similitud de querer seguir a ese ser amado en la muerte.
Muchas veces Sasuke lo ha pensado.
—Sakura sacrificó su vida para salvar a su familia, misma que están aquí, contigo —retomó Su Alteza haciendo un ademan a las afueras, más allá entre el bosque, en el dojo principal suena la campana que anuncia el almuerzo colectivo. De todas las personas que se abarrotan y se unen con sonrisas en sus rostros. Lo que quedó tras un sacrificio—. Y tú debes entender que la vida sigue, con ella o sin ella, el mundo avanza.
—Pero ¿y si no quiero avanzar? —interrumpió él con bastante fiereza. La voz ronca por la emoción contenida y a nada de desbordarse—. El avanzar significa que la olvidaré, que tendré que enterarla en lo más profundo de mi corazón y no sacarla para que no duela. Olvidarla sería olvidarme a mí mismo.
—No es olvidar, al contrario, es recordarla.
La confusión marcó de pronto los rasgos del Cazador, tratando de encontrarle un sentido a sus palabras. Xie Lian suavizó su sonrisa, buscando transmitir sus verdaderas intenciones.
—Son como cicatrices, sanarán, pero nunca desaparecerán. Nos acompañarán por el resto de nuestras vidas recordando porqué están ahí. Al mirarlas, en lugar de rememorar lo negativo, hay que recordar lo agradable de ellas. Eh, ¡como el oro! —exclamó el joven dios dando un aplauso—. Sí, que se opaca con el tiempo y la exposición a ciertas sustancias, sabemos su valor inicial. Ah... —se rio torpemente al final, rascándose la nuca al ver la expresión en blanco de Sasuke—. Lo siento, estoy mezclando analogías. Soy tan viejo. Lo que quiero decir...
—Entiendo, Su Alteza —aseguró repentinamente Sasuke, con la voz pesada y la espalda recta. Un brillo inusual en sus ojos negros al mirarse los antebrazos vendados, esas mismas que contienen un sinfín de cicatrices que nunca desaparecerán.
Lo mismo con las heridas de su corazón, nunca se irán. Sanará, sí, pero sólo eso.
Sakura nunca abandonará su corazón ni se irá. Se afianzará, dolerá y mucho, pero con el tiempo...
Será soportable.
(Necesita que sea así)
—Gracias por su analogía, Su Alteza. —La sinceridad rebosaba en la voz del Cazador, dando una reverencia con toda la gratitud que pudo reunir. Sabía que estaba muy destrozado, que a su alrededor quienes lo querían intentaban hacérselo ver, pero fue incapaz de aceptarlo del todo—. Ahora sé lo que debo considerar y aceptar.
La sonrisa afable que le dedicó Xie Lian fue limpia, genuina y llena de comprensión. Hay tantos años, vivencias y experiencias detrás de ese rostro de apariencia joven. Siglos de angustia, de soledad y de dolencias que se reducen al aquí y ahora.
(Y no puede evitar sentirse un poco apenado por la envidia, porqué sabe que, al final, Su Alteza recuperó a ese ser amado que tanto menciona. Pero Sasuke perdió su sol, y seguramente se quedará en sólo un recuerdo más de los días que estuvo cálido y feliz).
En otro día no muy alejado, sentado desde el árbol cercano al puente, Naruto observó a Sasuke agachado frente a la entrada del Pabellón, garabateando cuidadosamente con un pincel sobre un trozo de madera. Pintaría una imagen casual si no tuviera a Momo agazapado sobre el hombro, masticando sin parar un par de zanahorias diminutas, presuntamente robadas de la cocina.
Tentado en saciar su curiosidad, Naruto se acercó detrás de él, inclinando ligeramente el cuerpo, mirando sobre el hombro del Cazador.
—¿Para qué escribes en la tabla?
—Estoy poniéndole nombre a mi Pabellón —respondió Sasuke sin perder el ritmo.
Ambas cejas del fantasma se enarcaron, alzando la vista a la entrada de lo que ha sido su hogar provisional en los últimos tres años. Desde que llegó se percató que el Pabellón de Sasuke siempre es mencionado como "Aquel Pabellón" o "Ese Pabellón" contrario a los nombrados de Itachi o del difunto Fugaku (que se convirtió en otro conjunto de edificios para albergar a los habitantes de la villa).
Cuando le preguntó en aquel entonces a su amigo porqué su Pabellón no tenía nombre, Sasuke se había encogido un poco de hombros diciendo: "todavía no he encontrado el nombre perfecto" y al parecer no le molestaba que los demás lo señalaran así.
Ahora que veía el suceso ocurrir frente a sus ojos, únicamente podía permanecer callado, sabiendo que el nombre colocado tendría mucho peso y significa demasiado para su amigo. No es ignorante que, detrás de esa fachada perfectamente construida a serenidad, se escondía un hombre de luto que persigue un recuerdo permanente.
De personas que perdió, de situaciones que cambiaron. De lazos que obtuvo y otros que debió cortar de tajo. Una restructuración completa, pasando de la negación inmensurable a una sorda depresión, que se representaba en miradas lejanas y vacías, dolores de cabeza e insomnio extremos. Y en el caos extraño que conciliaba sueño un par de horas, despertaba gritando y vomitando del vértigo al tratar de caminar al patio trasero.
Naruto rara vez dormía a consecuencia de ello (no es que lo necesite). Acompaña a su amigo más antiguo, recuperando los años perdido, escuchando atentamente las historias de sus viajes, bebiendo cada anécdota de su familia a la que sabe que vive, pero no se ha atrevido a visitar por miedo a ser despreciado por lo que es ahora.
Se empapa de recuerdos que tampoco son suyos, pero que Sasuke está ansioso por compartir para tratar de ocuparse en otros pensamientos. Y no de cómo mató a su madre, tuvo en brazos a su padre y sostener el cadáver de su prometida sin sepultura digna. Funciona la mayoría de los días.
Hay días más oscuros, en los que Sasuke se encierra en su habitación y no sale hasta días después con una expresión de muerto, recomponiéndose poco a poco para encontrarse con la gente a su cargo y entrenar a los discípulos.
Otros días, se aventura fuera de la Villa de Fuego con un grupo de Cazadores y llevándose a Naruto a cuestas, en su mayoría de las ocasiones atienden solicitudes de los aldeanos sufriendo por espíritus problemáticos. También recaban información del exterior, a decir verdad, esta es la parte más complicada porqué el panorama no es nada alentador.
Los otros Clanes han rebatido mucho sobre la situación del Clan Uchiha, ahora casi extinta, no saben nada de sus habitantes y Sasuke no infiltra información al respecto, lo que los deja como blanco perfecto para chivo expiatorios de sucesos anormales que transcurren a su alrededor.
Muchos líderes persisten en que retire del domo protector y muestre a los demás que no está resguardando a semidemonios, pero Sasuke se ha negado rotundamente y recitando las mismas pautas que indicó en la última Conferencia de Discusión. En sí, los demás Clanes quieren reducir al glorioso Clan Uchiha a nada.
Hay susurró de desigualdad y tiranía ejercida por los Hyūga, sometiendo a los Clanes Menores bajo su mando y forzando a los Grandes Clanes a ceder poco a poco. Al ser los Uchiha los únicos fuera de su alcance, están alborotando el panal. No duda que pronto se avecinará un acontecimiento que cambiará la manera en que los Clanes congenian.
Pero, por hoy, lejos de todo el asunto de política, Naruto se atrevió a considerar que quizás, Sasuke se está preparándose para algo muy importante y personal.
Intuye que se dispone a intentar dejar atrás tanto dolor, si bien no sucederá de la noche a la mañana ni de una semana a la otra, hará su esfuerzo.
Volvió de sus pensamientos abruptamente. Sasuke miraba profusamente la tabla en sus manos, apretándola con fuerza. Momo apretó un pedazo de zanahoria en sus labios, cual comió por inercia, acostumbrado al trato. Respiró hondo antes de subirse a Kusanagi y levitar con calma hasta la altura de la entrada, aquella que desde que nació Sasuke nunca tuvo nombre y ahora, después de casi veintiséis años, su dueño le pondría uno.
—¿Qué tal? —inquirió Sasuke al regresar junto a él.
Ambos contemplaron la tabla, y Naruto asintió gravemente.
—Un nombre adecuado, poético y lleno de significado.
—... Pensé lo mismo —murmuró el Cazador frotándose los brazos, esos que seguían vendados ocultando sus más viejas cicatrices—. Su Alteza inspiró la idea.
—Tal como se espera de un príncipe. —La risa se escuchó en la voz de Naruto. Vio que el semblante de Sasuke decaía un poco, quizás perdiéndose en recuerdos. No lo dejó, le dio un ligero codazo buscando distraerlo—. Por cierto, creí que no se permitía volar sobre las espadas dentro de la Villa de Fuego.
—Técnicamente no estamos en la sección principal y mi Pabellón siempre fue considerado una extensión. —Uchiha se recumpuso tras envainar la espada con un chasquido.
—Pero ahora no —dijo Naruto con mucha intención alargando la mano para hacerle cosquillas a Momo posado en el hombro de su amigo. El hurón chilló y salió huyendo rumbo a Nana que comía de las manzanas que Naruto le dejó cerca del árbol—. Los habitantes de esta Villa te adoran, literal y metafóricamente, que si por ellos fueran te harían estatuas y pinturas.
Rara vez tiene la oportunidad de ver a su amigo avergonzado. Se manifestó en sus gestos un poco apenados y retraídos, y la punta de las orejas amenazando en ponerse rojas.
Resueltamente, Sasuke dio la media vuelta y marchó directamente al dojo principal.
—No soy una figura a la que adorar. Si ponen muchas expectativas en mí, solamente conseguirán estar decepcionados cuando les falle.
—Nadie se siente decepcionado de ti —rebatió Naruto entornando los ojos yendo detrás de él a una distancia lejana, pero hablando lo suficientemente alto para ser escuchado—. Al contrario, sabemos que eres humano y conocemos tus debilidades, así como tus fortalezas. Sasuke, estas personas se volvieron tu familia. Incluso si cometes un error, entienden que eres una persona, como ellos.
Tales conjeturas y verdades dichas parecían acalambrar a Sasuke, dejándolo entumecido y con la mirada pérdida, creciendo de intensidad y mucha interrogación. Porqué, si de algo se dio cuenta Naruto con los años, es que su amigo tiende a subestimar inconscientemente el afecto que los demás le tienen.
Al recibir estima de quién no consideró tener, se queda completamente desconcertado en el buen sentido. Lo ha visto varias veces. De los sobrevivientes de su propio Clan, se han acercado a él. Dónde antes había miradas algo despectivas, se transformaron en sonrisas sutiles y expresiones de consideración y lealtad ganado por el respeto.
Los mayores lo consideran y honran como su líder, siendo Kakashi que le hace reverencias cada vez que lo ve (la mayoría en una broma interna, pero externamente buscando poner un ejemplo) y la Sanadora Tsunade (esa mujer aterradora) que siempre entona ese: "líder Uchiha... ¡o debería decirte, joven insensato! ¿volviste a herirte así en los entramientos? ¡A este paso te mataré yo misma antes que puedas suicidarte!".
Esto último, claramente en la privacidad del Pabellón Médico. Al parecer todos entraron en el acuerdo mutuo que la Sanadora Tsunade tiene una clase de afecto pasivo-agresivo con las heridas de Sasuke.
En el presente, Sasuke se aclaró la garganta y dijo: —En todo caso, ya tenemos un santuario dedicado a un verdadero dios.
Naruto dio brinquitos hasta alcanzarlo y siguió burlándose.
—Sí, pero adorar a un dios no es lo mismo que tenerle lealtad y respeto a un líder. Creo que olvidaste lo que es ascender a los Cielos y volverse un Funcionario Celestial, déjame recordarte...
Así, entre charla ociosa, ambos se alejaron dejando atrás, el ahora nombrado "Pabellón Kintsugi" que, desde el interior, su dueño recogía los pedazos rotos de su corazón e intentaba unirlos lentamente. Con mucha paciencia y dedicación, esperanzado a convertirse en otra vasija con historia y cicatrices que jamás desaparecerán.
Sean bienvenidos a la sección de comentarios del capítulo comenzando por: QUE SE MUERA SAI, HDSPM AAAAAAAAH
¿Quién se imaginó que fuera uno de los autores intelectuales del ataque al asentamiento? ¿Nadie? bueno, si lo sienten muy forzado y descabellado, no me impor- ahaha mentira, todavía tenemos la incognita de cómo sucedieron las cosas por ese lado. En algún punto se los haré saber, ya lo leerán tarde o temprano. E Ino *aprieta el puño* sus razones son incluso más absurdas, ya sabrán porqué. Y si creen que es inválido, sólo recuerden que las personas matan por las razones más inútiles, absurdas y descabelladas.
Ahora, por otro lado... Sasuke está navegando en un mundo dónde intenta recoger los pedazos de sí mismo, dandoles forma a su manera. Y si bien tiene un fuerte sentido de responsabilidad, que es lo que lo ha mantenido de pie, no fue para sí mismo. Ahora, la charla con Xie Lian le ayudó mucho a aterrizar. No se vio, porqué su punto de vista fue un poco cerrado con los demás, los más cercanos están preocupados por él y cuando comienza a verse un cambio ligero en su actitud, se alegraron.
Tampoco lo puse, pero al terminar su charla con Xie Lian, Sasuke fue en busca de Lee y lo estrechó en brazos, conmovido y agradecido por el afecto del niño. Y el nombre a su pabellón ¡les dije que sería algo muy personal para él! *llora*
Oh, y Naruto, jaajaja intenté poner una reunión más conmovedora de hermanos marciales, pero no salió como quise y esta fue la versión que más me gustó :)
Por otro lado, si leíste TGCF antes, sí, Xie Lian se refiere a la muerte de Wu Ming en este capítulo -llora 800 años infinitamente-. Para quienes no, y quieren spoilers de esa novela (ya que aquí no es tan relevante) va así el contexto: En su primer destierro, Xie Lian perdió la esperanza en la humanidad e intentó cometer genocidio, pero se arrepintió en el último momento. Xie Lian Iba a lanzar una maldición-enfermedad al reino que destruyó su hogar, la misma enfermedad que acabo con parte de su reino; pero en ese entonces Wu Ming (que resultó ser Hua Cheng con otro nombre) que estaba con él como un soldado fantasma, tomó la maldición para sí mismo. Y murió, por segunda vez. Xie Lian se arrepiente de esas acciones, y aunque no es canon lo que escribí aquí, siento que es parte importante de su personalidad.
Ahora ahora, si tienen alguna duda referente al capítulo y que quizás no comprendieron del todo, pregunteeeeen jajaja les responderé conforme a ello. No olviden que todavía falta un capítulo de salto temporal, sin embargo, para que se hagan una idea. Ya será más centrado al "presente" dónde se comenzará a desarrollar de nuevo el fic -silba disimuladamente-
Más abajo les dejaré unas canciones de guqin, versiones que pueden escuchar que en su mayoría son las que toca Sasuke. Y si se preguntan por la canción que él estaba escribiendo para Sakura, bueno, saldrá en algún momento -c esconde-
En fin, ¡gracias por leer!
Nos leemos pronto.
PD: sí, el siguiente capítulo se actualizará mañana en la noche. Y sí, el martes será el siguiente porqué no les dejaré con la intriga.
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