/7/ La sinceridad no son sólo palabras

Los términos que aparecen en este capítulo son explicados dentro de los mismos.


Durante la mañana, el estado de ánimo de Sasuke fue percibido por Itachi y sospechado por Konohamaru. A pesar de que su expresión siempre se mantuvo serena, el brillo de sus ojos que se manifestó durante la cena no estuvo presente en el desayuno. Su rostro parecía ligeramente decaído a vista de Itachi que detecta cada cambio en su semblante como si tuviera su vista de halcón sobre él todo el tiempo.

—Seguramente aparecerá en la noche —le alentó su hermano palmándole el hombro cuando se encontraron en el pasillo justo después que Sasuke descubriera que Sakura no estaba en su habitación, estimando que se marchó en algún momento de la madrugada.

Cuando Konohamaru se cruzó de brazos y refunfuñó, parecía un poco molesto, pero sólo así ocultaba cuán decepcionado se encontraba sobre la partida de Sakura, murmurando algo intangible, pero parecido a:

—¿Están seguros de qué volverá?

Sasuke no tuvo respuesta a su pregunta, girando el rostro dejando las palabras al aire. Conocía poco a Sakura, pero de lo que estaba seguro es que sus acciones son impredecibles y fuera de norma; la prueba de ello radicaba en que les ofreció guiarles a otro lugar cuando primero defendió a capa y espada el territorio. Viéndolo desde un punto analítico, quizás hizo el ofrecimiento para desviar su atención de algo más grande. Una estrategia astuta.

Pero Sakura no lo engañaría de esa manera... ¿cierto?

Agitó un poco su cabeza despejando sus dudas, hasta ahora Sakura no le ha dado motivo para dudar de sus palabras. La sinceridad y arrepentimiento de haber irrumpido su recolección no fue infundada falsamente, detecto el genuino en cada una de sus palabras.

Si bien acabaron el desayuno eso le dejó el resto del día para ocuparse. Acordaron que esperarían al anochecer, si Sakura no llegase a parecer irían al lugar que debieron acudir desde un principio a recoger el senjusou y se marcharían sin armar alboroto.

Internamente mantuvo la esperanza por toda la mañana y parte de la tarde, mientras caminaba por las calles del pueblo en compañía de Konohamaru, su hermano se quedó en la posada a redactar unas cartas para su padre. Ocupando la mente en los mercaderes que adulaban y ofrecían sus mercancías, desde telas de seda y fundas de armas, hasta talismanes —Sasuke se percató de reojo que algunos eran verdaderos y otros falsos—.

—¿Eso de ahí son piedras Elementales? —Konohamaru se apresuró al mercader que se acercaba a los aldeanos describiendo efusivamente las propiedades de las piedras.

Sasuke se mantuvo en su lugar mirando brevemente las exhibiciones, decidiendo seguir al menor se acercó un tanto curioso por los artículos. El mercader ya estaba engatusando al discípulo a que adquiriera el objeto. Le recordó vagamente a las primeras veces que escapó a escondidas a Konoha, la aldea más cercana a La Villa de Fuego. Un mundo nuevo y peligroso cual experimentó con un sabor amargo en la boca.

—Se lo aseguro joven maestro, esta piedra tiene encerrado el elemento agua —decía sin parar el mercader de sonrisa astuta, ya asegurado que vendería la piedra. Dicha piedra cristalina parecida a un cuarzo cuyo centro bailaba ociosamente un flujo de agua color zafiro y burbujas, brillando contra los tenues rayos de sol.

Dichas piedras encantadas conocidas como "Elementales" son difíciles de conseguir, pero no imposibles. Los lugares en lo que se consiguen datan de leyendas, algunas personas se dedican a visitar aquellos lugares a conseguir los Elementales para sacar ganancias al venderlos a los mercaderes, un trato justo contando que arriesgaban sus vidas.

Cada piedra se crea en diferentes ambientes, desde las profundas aguas de los Mares Errantes hasta los irrealistas Acantilados Flotantes, o el Bosque de los Lamentos en que es asegurado encontrar Elementales de fuego y rayo.

Si bien no son comunes, tampoco son inaccesibles de conseguir, en el pasado adquirió uno así que sabía exactamente como se veían. Muy sospechoso a ojos de Sasuke quién prestaba atención a cómo el vendedor engatusaba a Konohamaru, tenía que admitir que la labia del vendedor era eficiente para atrapar a jóvenes inexpertos.

—¿Y es tan eficaz cómo dices? —cuestionando, Konohamaru se mostró un poco dudoso, pero el vendedor no dejaría ir fácilmente una compra así, ¡se veía que este chico y el hombre joven detrás tenían sus bolsillos llenos!

—¡Le aseguro, joven maestro, que con este Elemental será capaz de derrotar a las Sombras! —Aseguraba sin parar extendiendo la piedra zafiro—. No lo piense más, es una oportunidad que no debe desaprovechar. ¡La potencia de este Elemental de Agua es impresionante! Le daría una demostración, pero temo que inunde la calle.

—¿¡Tan potente es!? —Los ojos estaban hasta brillando.

—Hm... —Sasuke estimó si era momento de intervenir o dejar que el chico aprendiera a ser estafado así cómo aprendió él de primera mano.

—¡Por supuesto!

—Es mentira.

Dos voces resonaron al mismo, la diferencia radicaba en que uno provino del mercader y el otro de una presencia que apareció repentinamente al lado de Sasuke, una voz femenina que destila cierta burla.

Inmediatamente Sasuke giró su cabeza encontrándose con la cabellera rosada de Sakura y su corazón dio un vuelco. Ella regresó. Vagamente se preguntó sobre la extraña sensación que acaba de experimentar en su pecho ante su presencia.

—Señorita Sakura —exclamó impresionado Konohamaru, revelando la emoción que reflejaron los ojos negros de Sasuke sin que nadie se diese cuenta.

Con una postura casual, Sakura se mantenía a medio metro lejos de Sasuke, una mano apoyada en su cintura y todavía tenía puesto la capa sobre sus hombros a pesar de lo caluroso del clima, pero no pareciera que le afectara. La diferencia es que anda sin la capucha y su cabello amarrado en una coleta alta, dejando dos mechones sueltos a los costados de su rostro. Su expresión evidenciaba que su comentario fue echo fingiendo inocencia, pero la sonrisa de lado en su rostro decía lo contrario.

—¡Tú, semidemonio! —refunfuñó el vendedor mirándola con ojos fulminantes—. ¿Cómo te atreves a decir que es mentira? No te metas en esto.

Sakura soltó un "Oooh" exagerando el movimiento de sus labios y alargando la palabra, claramente divertida ante el asunto. A esto se refería Sasuke cuando piensa en ella como impredecible. Creyó que haría una mueca y haría un desplante parecido al de la noche con el dueño de la posada contrario con su aparente buen humor de hoy, pero en cambio sonreía descaradamente e incluso se atrevía a apostar en su actitud vagamente juguetona resultaba ser parte de su verdadera personalidad.

—¿Mentira? Simplemente expongo un hecho verdadero. Tratas de estafar a este ingenuo niño... —Negó con la cabeza, suspirando dramáticamente al fingir resignación pasando de largo el "¡No soy un niño!" de Konohamaru—. Como comerciante no es muy honorable que digamos.

—¿Qué sabes tú de Elementales para asegurar que son falsificaciones? Ni en tus sueños lograrías tener una de estas piedras —se jactó el mercader moviendo su mano dando énfasis a sus palabras.

Una ceja se enarcó. Sakura ensanchó su sonrisa astuta.

—En ningún momento mencioné que fueran falsificaciones.

Su pequeño espectáculo no llamó tanto la atención, en el pueblo la mayoría conocían aquella cabellera rosada y varios solamente rodaban los ojos y murmuraban algunos insultos o palabras ociosas. Konohamaru logró captar muchas de ellas y se sintió incomodo al respecto, ¿acaso Sakura no los escucha? Con tan sólo una mirada pudo asegurar que Sasuke y ella se parecían en ese aspecto tan lamentable: fingían no oír murmuraciones.

Decidió intervenir, al fin y al cabo, quizás Sakura alegó a su favor para que no fuera estafado, o quizás simple diversión.

—Señorita Sakura...

Pero el mercader no dejaría el asunto en paz, poniéndose gruñón al verse acorralado, se giró al chico.

—Simplemente no hagan caso a esta semidemonio, siempre anda blasfemando por ahí. Les aseguro que son reales.

Sakura soltó un monosílabo conteniendo su propia risa y luego por fin centró su atención en Sasuke, él dejó de observarla para mandarle un ceño ligeramente fruncido al mercader, una expresión parecida a la de anoche. Una sensación desconocida se extendió por el pecho de Sakura, pero no permitiría que Sasuke fuera obstinado respecto a qué merecía que le hablaran a ella con "respeto". Se le ocurrió una divertida idea de desviar su atención y su sonrisa se ensanchó.

Dicha sonrisa, ignoró ella por completo, sería la ambición de Sasuke de ahora en adelante, pero aquello nadie tenía porqué saberlo.

—Sólo porque no me gusta ver cómo estafas a la gente te demostraré tus propias blasfemias. —Sakura se acercó a la mesa tomado una piedra al azar, casualmente escogió la roja que evocaba el fuego.

El mercader dejó escapar un "¡No toques nada con tus sucias manos!" y lo ignoró jugueteando con la piedra lanzándola casualmente al aire mientras caminaba un poco apartada. El comerciante pidió ayuda con la mirada al joven azabache ¡pero este parecía más interesando en el espectáculo que daría Sakura en lugar de reprenderla! Sudó frío y como último recurso se giró a Konohamaru.

Antes de que el comerciante pudiera hacer algo al respecto, Sakura mordió su propio pulgar lo suficiente para hacerlo sangrar, pasándolo sobre la piedra activando su poder. De inmediato la lanzó al aire a una altura considerable. El mercader gritó y Konohamaru tembló creyendo que fue una mala idea no retenerla, si el Elemental resultaba ser real quemaría los puestos en las calles. Sasuke, al contrario de todas sus reacciones, esperó expectante.

Instantes después la piedra se incendió en su propio diámetro y dio un par de vueltas simulando un fuego artificial tan inofensivo. A los pocos segundos cayó al suelo y siguió su trayecto hasta topas con los pies del mercader que abría y cerraba la boca, derrotado y sin saber qué decir.

Satisfecha, la semidemonio sacó un pañuelo del interior de su capa y con ella recogió la piedra ardiente, mirando fijamente al hombre, le regaló una sonrisa burlona.

—Nos quedamos con esto —avisó acercándose a un anonadado Konohamaru y poniéndosela en sus manos extendidas—. Es una buena compensación como recuerdo para este joven cazador Uchiha, ¿cierto?

—¿U-U-Uchiha? —El hombre se le fue los colores de la cara observándolos mejor. ¡No se había percatado de los símbolos de abanicos en sus ropajes!

—Que mal, casi estafas a un Cazador Uchiha, pero no te preocupes, ¡has mejorado un montón!

La sonrisa de Sakura iba destina a burlarse descaradamente, el mercader se tornó rojo de la furia y vergüenza.

—¡AAAAHHH! ¡Simplemente cállate!

Sakura soltó una risa delicada y armoniosa revelando su diversión, y Sasuke tuvo que desviar su vista ocultando su propia sonrisa, intentando no ofender al comerciante.

Después de que el comerciante se disculpara incontables veces y Konohamaru reprendiera que vendiera correctamente sus productos, se alejaron del puesto sin rumbo fijo. Sólo después de ese instante el chico se acercó a trote a un lado de la pelirrosa mirándola con ojos brillosos y lleno de dudas.

—¿Cómo supiste que era un Elemental falso? ¡Podía jurar que se veía verdadero!

—Es fácil saberlo con sólo verlo. —Con un ademán, le pidió la piedra y una vez en su mano, colocó por encima su otra mano sin llegar a tocarlo—. Los Elementales emiten luz propia, incluso sin la intervención de los rayos del sol seguirán brillando.

A contrario de su explicación, la piedra se volvió opaca con la sombra de su propia mano, el color de la piedra un carmesí tan opaco.

—Y después de usarse regresan a su mismo color sin importar que ya no alberge un elemento natural.

—¡Oh! —murmuró asombrado Konohamaru una vez que tuvo de regreso la piedra—. Sorprendente, ¿cómo sabes eso? No mucho tienen contactos con los Elementales.

—Leo mucho —contestó evasiva, sonriendo divertida ante la cara contraída y desconfiada de Konohamaru.

Sasuke tuvo un Déjà vu ante dicha respuesta que le hizo sonreír levemente ante el recuerdo.

—¡Yo también leo mucho y jamás leí sobre ese dato!

—Con razón casi eres estafado, ten más cuidado, niño.

—¡No me digas así! —reprendió el chico metiendo la piedra en su bolsita Qiankun, y luego retomó algo importante—. Por cierto, pensé que nos engañaste, desapareciste de la nada.

—¿Creíste qué les mentí? —preguntó ella enarcando una ceja, justo después desplazó su vista a Sasuke que caminaba a su lado. Hasta ahora no había dicho ni una sola palabra. Así que le preguntó casualmente—. ¿Tú pensaste lo mismo?

Sasuke fijó sus ojos en ella y luego desvió la vista de inmediato. Se percató que verla directamente hacía que su corazón se oprimiera un poco de una forma agradable que repentinamente se asustó por la intensidad.

—Sabía que volverías en algún momento —sentenció al cabo de unos segundos.

Aunque Sakura no le creyó del todo decidió no seguir molestándolo.

Toda la tarde pasó tan rápido que Sasuke se lamentó que la noche cayese, hablando honestamente, no se había entretenido tanto en los últimos tres años... bueno, eso de levantarse a las cinco de la mañana en punto a entrenar y posteriormente le abrieran los canales de energía espiritual todos los días no era una rutina que extrañara.

Sakura les dio un recorrido por la parte principal de la aldea, llevándolos a diferentes lugares asegurando que «Aquí venden ricos bollos de frijol» y «Estos sí son objetos verdaderos, nada de falsificaciones» acompañado de una actitud bastante... relajada, nada en comparación de la noche que se veía tensa y a la defensiva, ni que decir de la primera vez que se conocieron. Los años transcurridos no pasaron en vano y ella también cambió.

Agregando que, a pesar de andar de aquí para allá, no pasó por alto que los aldeanos veían a Sakura con ojos despectivos y llenos de desprecio en reconocimiento —evidenciando que más de uno sabía exactamente quién era ella, así que aterriza en su teoría de que Sakura vive en los alrededores—, palabras tildaban en sus labios que se mantenían en sus bocas al verlos a ellos en compañía. Poco a poco le fue molestando al punto de cierta irritación silenciosa, claramente Sakura se percató de cuanto estaba a punto de soltar al mercader de ropas un "¿Tienes algún problema con mi acompañante?" e intervenía desplazando el asunto o hablándole de otro tema.

Aquello le frustró de sobremanera, sin embargo, decidió amargamente no decir más, tampoco deseaba que Sakura se molestara en intervenir.

Afortunadamente al caer la noche decidieron tomar un descanso y fueron a la posada a cenar. Sota casi se le va el alma del cuerpo al ver a Sakura pasar el umbral con toda la confianza del mundo y le mostraba una sonrisa burlona provocando que el dueño se pusiera rojo de la furia y se quedara callado al dar un vistazo a los Cazadores, rechinando los dientes soportando al no pretender ofender de forma indirecta a los Cazadores.

Itachi se les unió después y le dio una mirada discreta de diversión claramente centellando sus palabras de la mañana. Sasuke tuvo que apartar la vista para que no lo dejara expuesto.

Una vez que faltaban un par de horas para la media noche se pusieron en marcha.

Sakura los guio por el mismo bosque encabezando el camino cargando una antorcha, por el mismo tramo principal.

El bosque lleno de vida, árboles enormes de troncos gruesos y fuertes, las ramas agitándose al ritmo del viento del verano. Con la lumbrera en mano los caminos resultaban menos confusos, el ambiente era lejos de ser lúgubre, una sensación de paz y serenidad tildaba en cada partícula, se preguntaron si se debía al poder espiritual de la barrera que protegía el Monte de las Ánimas.

Después de un tramo en específico, Sakura se detuvo frente al final de un camino obstruido por árboles de raíces sobresalientes. Agitó un poco la cabeza a sus espaldas por donde venían los tres Cazadores todavía unos metros atrás. Aspiro un poco, nerviosa a que fueran a pasar y estuvieran a una distancia de su querido hogar.

Dando un paso justo traspasó la primera capa de la barrera. Ocultó su ansiedad cuando ellos se acercaron. Si demostraban tener pensamientos en contra a los semidemonios la barrera los rechazaría y mostraría una ilusión que los confundiría aún más, provocando que se perdieran o regresaran; muchos Cazadores y mercenarios fueron víctimas ante los relatos y al ser engañados sentenciaron que no había nada por estos rumbos.

Miró expectante por el rabillo sin detenerse, Konohamaru pasó primero sin que se diera cuenta, siguiendo a Momo que corría hacia ella. Detrás, Itachi y Sasuke que sostenían una conversación en voz baja de la que era incapaz de escuchar. Temió que estuvieran confabulando en su contra, pero ocurrió lo mismo: traspasaron sin problemas la barrera.

—¿Sucede algo, señorita Sakura? —preguntó repentinamente Sasuke.

La aludida dio un respingo y se percató de que ellos estaban justamente frente suyo, quizás lo observó más tiempo de lo que imaginó. Al saber que aún la veían respiró un poco tranquila.

Se aclaró la garganta y negó con la cabeza.

—Nada. Sigamos.

El camino a la montaña se desviaba al oeste del Monte de las Ánimas. Dicho lugar, señaló, se veía desde ahí y su tamaño comparado al Monte parecía una tercera parte apenas. El bosque continuaba extendiéndose sin pudor y pasaron un enorme río de aguas cristalinas en el que se reflejaba la luna.

Durante la caminata, Sasuke notó una anomalía entre el paisaje, indicios de marcas de pisadas, árboles cuyos troncos partidos a la mitad oscilaban en el aire, cráteres en el suelo y rocas que tuvieron un mejor momento. Parecía el típico escenario después de una lucha feroz.

—¿Hubo una pelea por aquí? —cuestionó repentinamente.

Sakura, encabezando la fila echó ligeramente la cabeza hacia atrás sin dejar de caminar. Sus ojos se mostraron renuentes un momento, pero decidió hablar regresando su vista al frente.

—Hace unos días se coló un demonio Reska. —Se aclaró la garganta cuidando en decir algo que no debía.

—¿Un Reska? ¿No es el demonio que se alimenta de energía espiritual de los sacerdotes y monjes? —cuestionó Konohamaru impresionado recordando sus tantas clases teóricas sobre diferentes tipos de demonios y cómo derrotarlos. Particularmente el Reska es un demonio extremadamente peligroso y afortunadamente no tan abundante. Son los casos contados que aparece y es derrotado por los mismos Cazadores.

—El Monte de las Ánimas es un festín mortal para ellos, se purifican al llegar a la barrera que lo protege sin poder absorber nada, sin embargo... —Sakura se aclaró la garganta al percatarse el rumbo de sus palabras—... algo llamó su atención antes de llegar a la barrera del Monte. Logramos asesinarlo, pero nos costó la vida de dos personas.

El pesado silencio que se instaló a su alrededor no duró mucho.

—Lamento oír eso —dijo sinceramente Itachi.

—Yo también lo lamento —murmuró ella sin detenerse evitando las ramas de los árboles, pronto vislumbró la entrada de la cueva y les hizo señas—. Ya hemos llegado.

Por su parte, Sasuke estrechó los ojos adivinando las palabras de la pelirrosa. Desde un principio lo sospechó, el hecho de que protegiera el prado e impidiera que uno se adentrase y extrañamente el mapa que le dieron no estaba dibujado dicho lugar; el que se haya desorientado al principio al adentrarse al bosque en busca de Konohamaru; y Sakura desapareciera a mitad y la madrugada volviendo durante la tarde con un mejor humor.

Finalizando con su relato "Algo llamó su atención antes de llegar a la barrera del Monte" el Reska si bien se alimenta de la energía espiritual de los sacerdotes y monjes, también mata a personas normales por ocio. Lo que lleva a pensar que dentro de la barrera está asentado la aldea de semidemonios y el Reska, en su camino al Monte de las Ánimas, se topó con dicha aldea e intentó atacarla, obviamente los semidemonios protegieron su hogar.

Las piezas se unieron en coherencia, se conocía que dicha aldea se hallaba en medio de un bosque escondido a la vista de todos y solamente a los semidemonios accedían a ella. Tuvo la certera de que era así, pero no preguntaría. Si Sakura lo mantenía en secreto él no era nadie para revelarlo.

—¡Wow! Tenías razón, señorita Sakura ¡aquí hay mucho senjusou! —El asombro de Konohamaru resonó por toda la cueva una vez que pusieron un pie en el interior, y Sasuke tuvo que admitir que la sola vista era digna de apreciar.

—Te dije que no mentía —alegó ella con un amago de puchero.

Itachi desplazó su vista por todo el lugar espacioso, el suelo repleto de hierbas verdes y senjusou en pleno brote, a minutos de cambiar de color estimando la posición de la luna cual se vislumbraba a través de un enorme agujero en la parte superior, lo suficientemente ancho de diámetro para lograr proporcionar luz lunar a todo el prado. Más allá el inicio de un risco con el suave sonido arrullador del agua, y del lado derecho una elevación de tierra dónde también crecían las senjusou. Lo que destacaba a simple vista brotaban en el aire en pequeñas luces parpadeantes: luciérnagas.

Justamente ese lugar señaló Sakura después de asentar la antorcha que sostenía en un soporte previamente instalado en la pared de la cueva.

—Es preferible que tomen las que crecen en la punta de esa elevación, las propiedades curativas son mayores de las que están en el suelo.

A pesar de sus palabras, ninguno se movió esperando el momento tan esperado. Justo a medianoche, aumentaron el brillo de las luciérnagas y las flores de los tallos cambiaron drásticamente a color carmesí. Ver su transacción desde el violeta fue mágico para todos, admirando en silencio la belleza de la naturaleza. Konohamaru soltó una exclamación de asombró que resonó en toda la cueva.

—Iré primero —avisó él sacando la bolsita de su manga y corrió a la elevación.

Itachi se quedó de pie junto a su hermano y Sakura, quién se removió un poco incomoda por el repentino silencio.

—También... pueden tomar ustedes.

—¿No estaríamos abusando de su hospitalidad? Después de todo, este lugar parece que lo cuidan recelosamente —comentó Itachi intrigado por su respuesta.

—Simplemente tomen lo que deseen —agitó ella su mano—, sería un desperdicio si no lo aprovecharan.

—Siendo así... —murmuró el mayor encaminándose cerca de Konohamaru.

La semidemonio se sintió un poco satisfecha, pero quién realmente deseaba que se moviera seguía plantado a su lado, observando un poco distante frente a él. Se preguntó qué clase de pensamientos embargaban su mente para que compusiera una expresión tan seria, y hasta cierto punto, sombría. No tuvo la oportunidad de preguntar, repentinamente él habló.

—Le agradezco por permitirnos entrar a sus dominios y recolectar estas plantas medicinales.

Sakura aspiró bruscamente. Él sabe. Desde luego no sólo aparenta ser inteligente, es inteligente.

—Sólo no hagan me que arrepienta —murmuró lo bastante bajo, el retorcijón en su estómago fue difícil de ignorar.

—De ninguna forma —aseguró él dando unos pasos, agachándose a las flores cercanas que con sólo estirar el brazo las alcanzaba comenzó a arrancar cuidadosamente—. No abusaremos, así que llevaremos sólo no necesario.

Impulsada por sus instintos, Sakura se colocó a su lado con la capa a su alrededor, ayudándole a recolectar algunas flores con cierta calma a pesar del tiempo que estas tardaban siendo de ese color. De reojo notó que Konohamaru extraía con extremo cuidado y las colocaba en su propia bolsita indicándole a Itachi —arrodillado a su lado con una expresión de total concentración— cómo arrancar debidamente las flores con un pequeño cuchillo. Tomar dichas plantas parecía fácil, pero no lo era. Si se arrancaban bruscamente perderían su color, y por ente las propiedades curativas.

Giró la cabeza a Sasuke analizando su método, no lo hacía mal evitando pincharse con las espinas, pero su lentitud y su expresión de total concentración evidencio que era la primera vez que hacía esta tarea. No pudo evitar reprimir su sonrisa. Sólo Sasuke podía tomar una actividad tan domestica como arrancar flores resultara muy importante.

—¿Sabes cómo arrancarlas debidamente? —preguntó con aires casuales.

Sasuke frunció el ceño teniendo una flor en la mano pinchada y el cuchillo en la otra.

—Me explicaron cómo.

—No es lo mismo la práctica que la teoría —dijo indulgente. Se acercó de pasito hasta su lado quedando de codo a codo, y se inclinó ocupándose de la flor a su lado—. Te enseñaré. Solamente tienes que tomarla cuidadosamente de esta parte del tallo y pasar el cuchillo de este lado... justo así.

Observó que él seguía al pie de la letra sus indicaciones, escuchándola atentamente. Una vez que tuvo la segunda flor, la miró elevándola un poco en un gesto de suficiencia.

—En realidad no es nada del otro mundo, pero evitar que tengas los dedos pinchados es una agradable sensación.

—¿Lo dice por la experiencia? —preguntó Sasuke retomando su labor, dejando planta en su propia bolsita.

—Uh, el principio venía a menudo a recolectarlas. Me pinchaba mucho y regresaba con el abuelo con las manos hinchadas, no tardaba en sumergirlas en miel de abeja por horas —soltó bastante nostálgica sin dejar sus acciones, su voz se filtraba en un recuerdo agradable—. Con el tiempo aprendí está técnica, el abuelo no quiso enseñarme. Es amable e indulgente, pero en ocasiones puede ser terrible.

—No puedo imaginarlo... ¿El anciano Hiruzen se encuentra saludable? —Por fin pudo preguntarle, y Sakura sonrió de la misma forma despreocupada que en la tarde.

—Más cuerdo que yo, es seguro.

Su frase enigmática tildó en el aire, y aunque Sasuke quisiera cuestionarle a profundidad no le respondería que en estos momentos parecía estar relajada, pero en realidad se mantenía atenta a los tres, dos más que uno ciertamente. Apretando disimuladamente los dientes repitiéndose que no se arrepentiría, que ellos no dañarían a nadie.

Incluso si estuvo dispuesta a contestar a la no verbalizada pregunta del Cazador, un rugido proveniente del exterior los detuvo a todos haciendo eco en las paredes de la cueva y disparando sus sentidos.

Todos se levantaron de un saltó tomando por inercia las empuñaduras de sus espadas. Sakura se mantuvo con los brazos al frente atenta al agujero con ojos muy abiertos, reconociendo aquel grito, sus ojos se ensancharon llenos de sorpresa y tormento. No no no ¡Imposible! Miró alarmada a Itachi y Konohamaru.

—¡Salgan de ahí, ahora!

Tras verbalizar su orden, una sombra cubrió el agujero. Apenas tuvieron tiempo de saltar en reversa cuando una pesada y rápida silueta cayó dónde segundos antes estaban recolectando las plantas. Su caída renvío una ráfaga de viento y trajo consigo un hedor asqueroso que todos tuvieron que cubrirse sus narices con la tela de sus mangas ante el insoportable olor.

Una criatura el triple de alto que una persona promedio se agazapaba en la colina, de cuerpo grueso y de piel gris quebradiza, y a simple vista la textura áspera, una cola se movía de una manera retorcida e inhumana. Dos cuernos sobresalían de su cabeza que parecía unidas firmemente sin cuello a sus hombros anchos. Los brazos, al estar encorvado, se arrastraban ligeramente en las plantas dejando rastros viscosidad.

Aquel demonio de ojos rojos exhaló furiosamente por la nariz y esbozó una sonrisa escalofriante, mostrando su repertorio de dientes puntiagudos repletos de sangre seca. Girándose lentamente a ellos les clavó la vista poniéndolos como objetivo.

—Que festín me acabo de encontrar. —La voz del demonio se entrelaza entre sí, pareciendo que hablaban varios a la vez y de diferentes tonos.

Sakura pocas veces maldice, debía estar muy enojada o, por el contrario, presionada y airada para que su mente se disparara en un millón de palabrerías y verbalizara unas cuantas.

—Maldición, es un Reska —murmuró contraída.

Konohamaru tembló ante su declaración desenvainando su espada al igual que los hermanos Uchiha.

—Señorita Sakura, ¿está segura que asesinaron al demonio en su totalidad? —preguntó seriamente Itachi.

—No hay duda de eso.

—¿¡Entonces qué es lo que tenemos enfrente!? —Exclamó Konohamaru cuanto el demonio comenzó a dar grandes pesados pasos hacia ellos.

La pelirrosa apretó los dientes y tensó los músculos sin saber la respuesta.

Y de pronto, el Reska se inclinó ligeramente sólo para impulsarse y embestirlos, tan rápido a pesar de su enorme tamaño. Desafiarlo directamente cuando venía con todas sus fuerzas sería letal, así que Itachi reaccionó rápido y jaló a Konohamaru a un costado, al mismo tiempo que Sakura y Sasuke se quitaron del camino. El demonio pasó de largo chocando en la pared de la cueva provocando un estruendo.

Justo en ese momento se escucharon otras exclamaciones provenientes de la única salida de la cueva seguido de una luz de antorcha. Voces humanas que se dejaron ver sin preámbulos. Reconoció fácilmente al que encabezaba al grupo y detrás dos hombres y una mujer. La similitud entre ellos era que sus cuellos estaban vendados evidenciando su afiliación.

—¡Kiba! ¿quieres explicarme por qué hay un demonio aquí? —gruñó Sakura señalando a la criatura que se volteó a ellos y no escatimó en volver a atacarlos yendo directamente a Itachi quién se las arregló para contrarrestar el golpe enviando lejos al Cazador menor.

El aludido parecía más desconcertado de ver a tres Cazadores de demonios que el mismo demonio. Sacudiendo la cabeza se aproximó corriendo a ella con cara de urgencia.

—¡Se ha colado repentinamente sin que pudiéramos detenerlo! —informó Kiba llegando a su lado, sosteniendo una lanza y al mismo tiempo dando órdenes con ademanes, los otros semidemonios que venían con él se distribuyeron rápidamente por la cueva rodeando al demonio que seguía atacando a Itachi, este contrarrestaba los ataques ganando tiempo.

Sasuke fijó su vista en Kiba y esté los miró con mala cara sin contener su desprecio, sus palabras, por el contrario, fueron dirigidas exclusivamente a Sakura.

—Este es mucho más grande que el anterior —dijo tras su breve análisis en que se escuchaba las repelidas de las gruesas garras y la espada del Cazador—. Será un reto vencerlo.

—Podemos ayudar —intervino Sasuke, inmediatamente atrajo sus miradas.

—No necesitamos tu ayuda —soltó mordaz Kiba incluso antes de que Sakura respondiera ganándose una de sus miradas fulminantes y la incredulidad de Konohamaru que se había colado hasta llegar a ellos.

—¿Quieres qué más personas mueran? —inquirió el menor sintiéndose ofendido— ¡Si el primero apenas pudieron derrotarlo y mató a dos de ustedes, ahora que es más grande! ¿cuántas vidas crees que arrebatará?

—Nunca hemos dependido de los Cazadores y no comenzaremos ahora —reclamó Kiba.

Un estruendo y voltearon al demonio que había lanzado a uno de los semidemonios al otro extremo de la cueva, dejándolo fuera de combate. Los otros tres seguían en sus posiciones de alerta e Itachi siendo la principal fuente de distracción. El demonio rugió y movió su cola de aspecto pesado y veloz en el que se desprendieron púas que emergían de su cuerpo.

—¡Está lanzando sus púas, tengan cuidado! —avisó otro de los semidemonios a todos.

Si una de esas púas se asentaba en ti el Reska liberaría una toxina que adormecería tu cuerpo. Un método bastante indulgente, agregando que la forma más sangrienta era traspasar las mismas entrañas con sus terroríficas garras haciendo un gancho para arrancar de un tajo el corazón. El efecto de la parálisis desaparecía si el Reska moría, pero nadie ha tenido la oportunidad de experimentarlo, perecían apenas eran sometidos.

En ese instante Sakura había dejado atrás su conversación al ver a sus compañeros en peligro y no escatimó en enfrentarse directamente al demonio, al no tener una espada a la mano sus propias agujas giratorias le servían para contrarrestar las púas mientras esquivaba sus zarpazos.

—¡Si vas a discutir con él, adelante, pero mientras lo haces mueve tu trasero hasta acá! —gritó Sakura lo bastante enojada.

El reclamo por supuesto iba dirigido a Kiba, sintiéndose indignado al ser reprendido se lanzó al ataque agitando su larga lanza.

La pelea transcurría con demasiada ferocidad y claramente tenían ventaja debido a la participación de Itachi, a pesar del griterío, Kiba coordinaba perfectamente a los semidemonios y Sakura le servía de segundo apoyo. Las armas comunes no podían hacerle daño al demonio, así que Sakura e Itachi llevaban la parte más pesada en tratar de destazarlo, la dificultad del asunto radicaba en que el demonio poseía esa cola que lanzaba sus púas y debían cuidarse de no recibirlos o estarían acabados.

Y apartado de la pelea, Sasuke veía cómo se desarrollaba. Su porte serio revelaba su concentración al analizarlos y sus puños demostraban su frustración por no participar debido a la amenaza de un desborde de energía. Quería ayudar, con su fuerza era seguro que podían someterlo para que uno de los dos realizara una matriz y así calcinarlo, sólo se conseguía si el demonio se quedaba quieto por unos cuantos segundos mientras se activaba la matriz, pero el Reska no se trata de una criatura fácil de derrotar y él no estaba en condiciones en mantener la lucha. Sería un estorbo en lugar de ayuda.

A su lado Konohamaru se removía ansioso y un tanto lastimero, se había quedado a su lado tras ordenarle que no interviniera directamente. Al ser un Reska lo pensaría dos veces. La experiencia de los Ancianos de su clan no sólo servía de hazañas heroicas, d igual forma el conocimiento a saber que lo peligroso que es el demonio. No subestimaba la capacidad del chico, pero no quería llegar a las montañas arrastrando a un discípulo herido de gravedad, así que debía idear un plan ya.

Pensó en posibilidades y un plan fue trazándose rápidamente en su mente antes de ser interrumpido por las voces elevándose de tono.

—¡Carajo, carajo! ¡CUÍDADO!

—¡Su mano ha crecido!

—¡ESTO NO SUCEDIÓ LA ÚLTIMA VEZ!

Retomó su atención al escuchar las voces en coro llenas de pánico. Dio un paso al frente mientras su rostro mostraba su propia tensión. Efectivamente, una de las manos del demonio se estiró a niveles inimaginables doblándose de una forma sobrenatural arrastrando a tres de los semidemonios al otro extremo de la cueva, zampándolos y creando un cráter. Kiba gritó sus nombres y corrió a ellos a socorrerlos.

Sakura se distrajo lo suficiente ante la visión de sus compañeros empapados de sangre para no ver el manotazo que vino dirigido a ella que terminó estrellándola en una de las tantas rocas, traspasó esta y quedó oscilando a la orilla del acantilado, el eco de la corriente del río era lejano y profundo le trajo vistazos de recuerdos en dónde se ahogaba. Gimiendo, apoyó una rodilla en el suelo jadeando sometida al dolor.

—¡Señorita Sakura! —Sasuke estuvo a punto de correr a su dirección siendo impedido por una nueva ola de púas dirías a él, se ocupó primero de lo suyo.

Quién tuvo más oportunidades de ayudarla fue Itachi atrayendo la atención del enemigo. Esquivó un zarpazo y en una voltereta agitó su espada consiguiendo mutilarle el brazo. El demonio dio un grito estremecedor que agitó toda la cueva, pero el Cazador no se detuvo, flexionó sus rodillas y pasó a su lado cortando su costado, comenzando su juego de pies y dispuesto a ponerse completamente serio en acabar con la criatura antes de que fuera a mayores.

Pero pronto, aquel bramido de la criatura se transformó en un factor que aturdió a todos.

Su rugido vino acompañado con un chillido agudo e inquietante, uno que llegaba a los oídos y lastimaba lastimeramente provocando un fuerte dolor en la cabeza, tan inquietante, sacudían la cabeza y la sentían reventar. Tuvieron que cubrirse los oídos por la intensidad e intentar no aturdirse, todos cayeron de rodillas al suelo mientras ponían sus manos en las orejas gruñendo y gritando de dolor.

Itachi no soportó mantenerse de pie y apoyó una rodilla, apenas mostró debilidad el Reska aprovechó la abertura estirando su mano directamente al estómago con la intención de atravesarlo. Afortunadamente el instinto del Cazador fue más rápido e interpuso su arma, pero no fue exento de un rasguño profundo y recibir en lleno el impacto haciendo que rodara por el suelo soltando su espada en el proceso.

—¡Itachi! —exclamó Sasuke al reconocer su voz, intentó levantarse dispuesto a ayudarle aún con los ojos entrecerrados y sintiendo el cráneo partirse en dos. Pero Konohamaru lo detuvo a cuestas.

—¡Yo iré por él, no se mueva de aquí!

Y así lo vio desaparecer mientras el rugido se bajaba de intensidad, pero no el efecto. Sasuke apenas se incorporó un poco tambaleante y tuvo que esquivar las púas que vinieron a su dirección, sacando rápidamente su espada y contrarrestando ágilmente a pesar del dolor punzante en su cabeza y el mareo que lo aturdía.

Desafortunadamente no todos corrieron con la misma suerte, al estar aturdidos los semidemonios que había arrojado antes al cráter fueron víctimas de sus púas, incluido Kiba.

Desde el otro extremo, Sakura escuchó sus lamentos y entró en desesperación por Kiba.

—¡Hermano! —Se puso de pie desorientada, los oídos le zumbaban y su cabeza daba vueltas. Su hermano estaba herido y su desosiego comenzaba a pedirle pago, sintiendo impotente y frustrada al saber que los conocimientos que tenían sobre este demonio que fueron adquiridos en su última pelea no servían de mucho. ¡Este Reska logró aturdirlos a todos con un rugido enviando sondas acústicas! Podía sentir sus oídos sangrar.

Su visión repentinamente fue doble, por lo que cuando la mano que Itachi había mutilado en un principio se regeneró y la golpeó directamente, la tomó desprevenida. Sobre todo, porque estaba en la orilla del risco. Así que el golpe la suspendió hacia atrás sin posibilidades siquiera de frenarse derrapó sobre la maleza y contuvo el aliento cuando sus pies sintieron el vacío, ahogó un grito repleto de desesperación agitando sus manos al frente en busca de un soporte.

Inesperadamente una espada se clavó en uno de los pliegues de su capa y afirmándose en el suelo frenando paulatinamente su caída. Por inercia tomo el mango como soporte quedando con medio cuerpo oscilando en el acantilado y su mano tensándose en el arma. Al darle un vistazo se percató que conocía esa espada.

¡Era la espada de Sasuke!

Lo buscó con la mirada entre el caos que se estaba formando. Al otro extremo Itachi intentaba ponerse de pie apoyándose en la pared de la cueva mientras apretaba los dientes y Konohamaru lo defendía de las púas que se aproximaban. Desesperada buscó a su hermano y compañeros horrorizándose por lo que estaba viendo.

Cada uno tenía alrededor de tres púas en diferentes partes de su cuerpo, cual lentamente pero seguro comenzaban a sumergirse en sus pieles y por más que ellos intentaran extraerlas no lo conseguirían a menos que el Reska muriera. Pero aquello no era lo más apremiante, el demonio no esperaría hasta que las púas hicieran efecto, ¡él mismo se encargaría de matarlos antes!

Y comprobó su especulación cuando el demonio tan veloz se aproximó a ellos.

—¡KIBA!

Su grito lo ahogó el choque de un metal, y antes de que si quiera se diera cuenta, había una silueta contrarrestando el repentino ataque del demonio. Parpadeó intentando enfocarlos ¿Itachi? No, no. Él era...

—¡Sasuke, aléjate de ahí! —Gritó angustiado Itachi caminando a cuestas hasta él.

Sakura ensanchó los ojos y se apresuró a subir la otra mitad de su cuerpo e ir ayudar, algo en el rostro lleno de pánico de Itachi le dio un mal presentimiento.

La autora quiere decir:

Itachi: hermano, no debes utilizar tu energía espiritual.
Sasuke: *asiente muy serio* Hn.

-5 segundos más tarde-

*Sasuke utilizando energía espiritual para proteger a su cuña-uh, el hermano de Sakura*
*Itachi gime desesperado por la poca autoconservación de su hermano*
(En serio, ¡Itachi sólo quiere un descanso!)

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