/68/ En el amanecer
Hay una frase que Sasuke despreciará con todo su ser en los siguientes años.
Cuando pienses que nada podría ir peor, te darás cuentas que tienes poca imaginación.
Maldita sea su destino.
Debe ser una broma ¿verdad?
De ninguna manera Ryu está sosteniendo el cuerpo ensangrentado de Sakura. Su prometida. Su Alma Gemela. Su todo.
Esto es-
Perdió la capacidad de pensar, de conectar un pensamiento con otro. De respirar por sí mismo a favor de mirar intensamente con el pecho cada vez más pesado y el corazón latiéndole a mil por hora. Interpretó perfectamente una estatua mientras la conmoción lo inunda, cada vez más. Viéndose tan cerca de la desesperación.
Ryu se mueve. Un paso frente a otro y Sasuke apenas puede captarlo porqué sus ojos nunca abandonan a Sakura. Nunca lo hacen a pesar de que nota terriblemente, y con una comprensión tardía, de que ella no respira.
Ella no respira.
Sakura está inmóvil y pálida contra los brazos de Ryu.
—No. —Es lo primero que sale de sus labios. Un lamento, una súplica desesperada—. Ella no.
No puede perderla. No justamente ahora. No hoy ni nunca.
Sasuke tiene un escozor que lo agita como un latigazo y cae de rodillas, superado por el peso de la conmoción. Justo ahí en el borde de la tarima donde Ryu se detuvo mirándolo desde arriba con una expresión realmente devastadora.
Para que este Rey Fantasma tenga una expresión más allá de la arrogancia, es porqué Sakura está-
No, no, no. ¡Ni siquiera puede formular ese pensamiento!
Hay una comprensión fría, devastadora que surge desde su pecho.
¡Apenas el día anterior estuvieron juntos!
Pero la muerte no avisa a nadie.
Sus manos están temblorosas, en medio camino a un sollozo y los ojos húmedos. Ryu le entrega a Sakura sin decir una palabra creyendo que era mejor no hablar por ahora, y Sasuke, a pesar de todo, agradece ese gesto porqué no cree poder decir algo y no romperse a llorar.
No.
No no no.
—Sakura —murmuró juntando sus frentes una vez teniéndola en brazos, tocando sus mejillas frías desprovistos de calor. Dioses, no. No. Así no. Ella está helada, pesada y quieta. Inquietantemente quieta y macabramente silenciosa—. No me dejes así. Aún tienes que escuchar la canción que preparé para ti, es mi primer regalo oficial de cortejo. —Se ahogó entre sus propios lamentos—. Te lo suplico ¡Despierta, por favor!
Quiere que abra los ojos ya mismo. Que le diga "es broma ¿te asusté, cariño?". Que le lancé sus dulces coqueteos y le pestañeé fingiendo inocencia cuando abruma a las personas con sus palabras mordaces. Que lo miré con sus grandes ojos verdes, tan vivos y traviesos mientras lo besa. Que le diga cuando lo quiere y proclame a todo pulmón su próxima boda.
Pero no está consiguiendo nada de eso.
Al contrario, el silencio lo acaricia como una vieja amiga. El dolor, sordo se vuelve cada vez más fuerte.
Sasuke sostuvo a una tercera persona helada entre sus brazos. Siente. Le duele. le aterra. Murmura lamentaciones y llora primero en voz baja que poco a poco aumenta de intensidad a cada segundo que transcurre sin escuchar su melodiosa voz.
Y ya no puede soportarlo más. No después que Ryu murmura algo intangible, que, si Sasuke hubiese prestado atención, habría escuchado un: "lo siento, pero tienes que ver cómo murió".
Hay un grito profundo, cruel y inhumano que rasga su garganta cuando algo se rompe a su alrededor y el cuerpo entre sus brazos cambia drásticamente. Se transforma, se desfigura a una silueta apenas reconocible de Sakura.
¡¿Qué le hicieron a su prometida!?
Está entre la línea delgada de la locura, de la tristeza, de la ira y la misma miseria. Lo que sostiene entre sus brazos es un cuerpo ensangrentado, destrozado en varias partes. De retazos de piel rasgados y extremidades faltantes. Y, oh, su hermoso rostro más allá de lo irreconocible, que si la hubiese buscado entre un campo de cuerpos lo único que lo guiaría es su cabello rosado y ropajes.
Desgarró su garganta ante el grito que emergió desde su corazón herido al darse cuenta que sus vestiduras son las mismas que él regaló cuando estuvo aquí. De que una de sus manos está parcialmente intacta y el anillo sigue ahí, empañado de sangre y algo más. La horquilla enroscada en sus dedos, como si lo hubiese sostenido tan fuerte en los últimos momentos.
La estrujó entre gritos y súplicas, manchándose más de sangre, pero no importó. Nada importó cuando tiene el cadáver de su prometida en brazo.
Ella no puede estar muerta.
—Sakura, mi amor. Escúchame. Dejaré que te cuelgues siempre de mí, no retrocederé ante tus avances intimidante. Te miraré solamente a ti, compraré... —hipó con fuerza, las palabras eran incomprensibles para cualquiera, menos para él—... compraré todo el licor de Flor de Loto, es tu favorito ¿no? Y cuando nos casemos, me mudaré contigo al asentamiento. Pero, por favor, abre los ojos. Mírame.
Nada sucedió. Ella no respondió.
Lloró a todo pulmón, sollozando sin parar el nombre de Sakura, pidiéndole, rogándole que le hablara. Que no lo dejara así. Pronto se casarían ¿lo recuerdas? Llevaría todo un lote de regalos, mimándola excesivamente, presentándola formalmente a su familia como futura esposa.
Pero esa familia se ha esfumado.
Al igual que ella.
Entre su llanto tan desesperado apenas registró las manos de alguien detrás suyo, alguien qué no era Ryu porqué él seguía frente a él, mirándolos en silencio y con una expresión tan contenida. Sasuke apenas puede procesarlo, aferrándose a Sakura con brazos de candado, negándose a soltarse.
No se detiene. El dolor de su corazón se vuelve agudo, sus palabras incomprensibles y sus pensamientos incoherentes. Es sólo cuando Ryu intenta quitarle a Sakura (¿cómo se atreve?) es que Sasuke lo apunta con Kusanagi que hace un instante estuvo enfundada.
Ryu se detuvo, nada impresionado. Detrás de él reconoció la voz de Madam Hikoro que le decía algo. No supo qué. Tampoco le interesa. No cuando alguien intenta arrebatarle lo que le queda de Sakura.
La apretó contra su pecho.
Ryu lo miró con cierto cansancio.
—Chico, no le haré nada —le dijo con calma con un gesto que destinaba a ser apaciguador.
El Cazador no apartó la mirada turbulenta de encima cuando dijo ronco por el llanto: —Acércate más y te destazo. No la alejarás de mí.
Ryu bajó las manos y retrocedió unos pasos.
Sólo después de ver que Ryu se alejó, Sasuke bajó lentamente a Kusanagi y envolvió a Sakura de nuevo con sus brazos, acurrucándose en lo que permanece de ella junto a él. Lo último que podrá abrazar, una vez que Ryu se la quite, él...
No sabe como sobrevivirá a esto, no quiere imaginarlo. No ahora, centrado en gemir entre sus manos, murmurar y medio gritar de desesperación cuando no le responden.
Todo su mundo se está cayendo a pedazos.
Primero su madre.
Luego su padre.
Y ahora su prometida.
(Dioses, que su hermano no sea el siguiente).
Su mente estuvo divagando, que cuando tuvo consciencia de su propio entorno, el cielo estaba a un paso de volverse claro por la mañana. Había dejado de nevar definitivamente y Ryu no estaba a la vista.
Sasuke continuó acariciando el cabello de Sakura, exhausto y resentido. Pronto apareció Madam Hikoro, arrodillándose a su lado. No la miró, pero sintió sus ojos encima.
—Joven Sasuke —comenzó ella hablando en voz baja, como si tratara con un animal herido. Y era exactamente como se sentía él—. Hay que llevar a la señorita Sakura a un lugar más cálido, dónde podamos... hacer los preparativos.
Preparativos funerales.
La acercó más a él. Una parte de él gritaba que no la dejara, pero la parte racional le decía que era lo correcto. Por más que quisiera retenerla, su prometida merecía... un funeral adecuado.
(Ni siquiera puede reunir ese pensamiento sin ponerse a llorar de nuevo).
Hay algo en la gentileza de Madam Hikoro que lo hace ceder lentamente. A pesar de su estrés interno, de no querer separarse, se obliga a empujar su irracionalidad que lo manejó por quién sabe cuanto tiempo y se levanta tambaleante, sosteniendo a su todo con brazos firmes.
Camina por inercia a su habitación, mirando todo el tiempo lo que queda del rostro de Sakura. Deja un camino de sangre a cada paso, sus botas quedaron impregnadas por la sangre acumulada y crea una huella de su dolor. Entre cuatro paredes, la deposita delicadamente en su cama, viéndose completamente ido al hacerlo.
—Por fin la dejaste libre. —Ryu aparece repentinamente por la puerta trasera de su habitación. Sasuke apenas le dirige media mirada, pero luego tiene que recapacitar y enderezarse a observarlo bien.
Pasan unos minutos en completo silencio, en que Sasuke ha drenado tantas lágrimas que no sabe como es posible que se le acumulen más en los ojos al mirar a Sakura. Ver en todo su esplendor el estado en que terminó su cuerpo le trae una ira incesante.
Todavía no sabe cómo murió Sakura, pero sabe que no le gustará la respuesta.
Y, efectivamente, tiene razón. Al mirar intensamente a Ryu, él suelta lo que sabe. No escatima en delicadezas al decirle lo que logró reunir: un grupo de "bandidos" rompió la barrera que él ergio (una barrera cuyas posibilidades de romper son escasas) y mataron a la mayoría de los semidemonios.
Reunió la información de los fantasmas que apenas se formaron en el lugar. Después de todo, él... no pudo llegar a tiempo. Hay algo recriminarte en su voz, la manera en que aprieta los puños a los costados y su rostro se vuelve totalmente angustiante, culpable y lleno de remordimiento.
—¿Cómo murió? —soltó la pregunta que tanto estaba conteniendo. Su voz era ronca y baja por sus gritos anteriores, pero igual de impetuosa.
La expresión de Ryu se transformó en algo lívido y a la vez, furiosa.
No le gustó para nada.
—Al parecer cuando desapareció el campo de protección que cubría al Monte de las Ánimas, la pelea dentro del asentamiento se alebrestó —explicó breve, y Sasuke tuvo un entumecimiento en todo su cuerpo—. Los espíritus encerrados en el Monte se volvieron contra todos. En el último acto de desesperación, para salvar a quienes huían, Sakura... ella se hizo a sí misma un señuelo de los espíritus resentidos. La destazaron hasta que murió.
Sasuke ahogó un gemido, cerrando los ojos lentamente. Su cuerpo se estremeció, pensando en los acontecimientos. No podía imaginarlo. El infinito dolor que sintió ella al sentir su cuerpo destazarse, siendo rasgado y destrozado. Y, pase a todo, protegiendo hasta el final a quienes consideraba su familia.
Pero, lo que más le calo saber, es saber que la muerte de su madre provocó que la barrera cayera, por consecuente, el asentamiento sufrió la furia de espíritus resentidos a la par de un asedio.
En su momento no lo pensó, demonios. Ni siquiera lo consideró. Porqué sabía, una parte estúpida de sí mismo, que la barrera soportaría un poco más por la reserva generacional. Incluso si el portador de poder divino actual moría repentinamente, la barrera se mantendría por un tiempo hasta que el nuevo portador tomara el cargo.
Ryu debía saber que su madre murió. No lo mencionó, ya sea por estimación o delicadeza.
—La barrera debió durar unos días más —alegó bastante contraído—. No entiendo por qué se dispersó tan rápido.
—Desafortunadamente su caída coincidió con la apertura del Monte Tonglu. Por eso los fantasmas se volvieron frenéticos y atacaron todos a la vez, rompiendo la reserva sin miramientos.
—Debió ser un infierno para ellos ayer en la noche —se lamentó Sasuke tratando de respirar correctamente, entrelazar palabras y conectarse con el significado—. Me dijeron que todos los fantasmas estaban frenéticos por la llamada colectiva.
Algo brilló en los ojos de Ryu tras escucharlo.
—¿Cómo sabes eso?
Sasuke apartó la vista, alargando la mano para acariciar el cabello ensangrentado de Sakura.
—Tenía un talismán que convoca protección de Su Alteza —murmuró con voz apagada al recordar quién le dio el talismán. Debió insistir en que Sakura se lo quedara, por lo menos así Su Alteza los hubiese ayudado a ellos—. Él vino en persona y me dio protección. Explicó que el Monte Tonglu se abrió y los fantasmas estaban agitados.
Hay algo implícito en esa declaración, Ryu nunca dijo que fuera un fantasma, sin embargo, hay que estar ciego para no entender las implicaciones. Por el contrario, Ryu le dedicó otra de esas mirada impresionadas, lentas y especulativas.
—Tome. —De pronto una taza fue empujada a las manos de Sasuke, la sostuvo por inercia—. Bébalo. Le ayudará a sus nervios.
Madam Hikoro ofreció amablemente té a Ryu, deslizando una botella de sake cual absurdamente aceptó porqué parecía necesitar un trago.
—Tuve que recluirme durante la llamada —dijo Ryu apoyado en el marco de la puerta, vertiendo sake al té sin miramientos. Confirmando al mismo tiempo que, efectivamente, es un fantasma—. ¿Sabes lo que es realmente el Monte Tonglu?
—Escuché que es un lugar dónde todo tipo de fantasmas se masacran entre sí para convertirse en una Calamidad.
—¿Eso crees?
—Me parece la versión más coherente, contando que nadie a traspasado nunca ese lugar y regresado con vida. A excepción de... Sakura qué va a visitarte.
Algo en la expresión de Ryu incentivo su interés contra su voluntad.
—En realidad es un volcán que un antiguo dios convirtió en una manera de traer equilibrio a cientos de fantasmas resentidos. Los fantasmas rango Calamidad son dichos equilibrios. Cuando el Horno, como le decimos, abre sus puertas, todos los fantasmas son llamados, pero sucede cada varios siglos.
Bebiendo del té, Ryu pausó la explicación. Sasuke digirió en silencio la información, escuchando a Madam Hikoro alegar que iría por todo lo necesario para limpiar el cuerpo de Sakura. Se marchó con pasos silenciosos. Ninguno de los dos dijo algo sobre descansar.
—Lamentablemente, esta vez se alineó con la muerte de quién mantiene la barrera del Monte de las Ánimas. Esos espíritus estaban ansiosos por ir al Monte Tonglu. —Ryu lanzó una mirada profunda a la cama—. De alguna manera, al redirigir esos espíritus, también evitó una catástrofe mayor a los habitantes de los pueblos cercanos. Hubiesen sido realmente caótico la muerte de personas inocentes.
Sasuke se estremeció, apretando los puños contra la sábana pensando en el sacrificio de Sakura.
Sabe que principalmente lo hizo por su familia huyera, pero otros más se beneficiaron. Acciones mudas, resultados fáciles de ignorar cuando no se tenía conocimiento sobre los acontecimientos.
Un sacrificio silencioso.
—¿Estás diciendo que nacerá una Calamidad pronto?
—No es tan sencillo como matar a todos y proclamarse Calamidad —expresó inexpresivo el Quinto Rey Fantasma—. Después de la matanza los candidatos van al Horno y entran al centro del volcán. Si logran salir, se levantan de un sufrimiento inconmensurable y sacrificio sangriento, proclamándose Rey Fantasma. Todo esto puede durar años. El menor tiempo fue hecho por Hua Cheng, tardó diez años en salir del Horno.
Poco sabe Sasuke sobre esa matanza qué Ryu le detalla, no está concentrado. En cualquier otro momento se hubiese impresionado al descubrir como nacen los fantasmas más poderosos de los Tres Reinos. En otro día, incluso hubiese estando curioso y empujado una conversación entorno al origen de dicho Horno.
Ese día no es hoy.
Lo único que atina decir es: —Y tú ¿cuántos años tardaste?
—...
Ryu le dio una mirada extraña.
—El Monte Tonglu no es la única manera de convertirse en un Rey Fantasma.
A pesar de toda la información y respuestas implícitas a la verdadera identidad de Ryu, Sasuke no se distrajo lo suficiente para olvidar todo el desosiego que lo embargó al mirar a Sakura una vez más. Ignoró a todas luces a Ryu, centrándose en aferrarse a ella.
Cuando Madam Hikoro apareció con todo lo necesario, les instó a continuar su conversación en otro lugar, ella misma se encargaría de limpiar y vestir a Sakura. No tenían de qué preocuparse.
La ansiedad de enroscó en el pecho del Cazador. Lento y letal. Agazapándose a ella como si fuera a desaparecer. Como si volteara y al regresar, Sakura desaparecería para siempre y ni siquiera pudiera despedirse adecuadamente. No sentía los vestigios de su alma seguramente rota y dispersada por la manera tan dolorosa en la que murió.
Siendo terco, negó con la cabeza. Todo lo demás puede esperar. Esto no. Se negó a marcharse, arrodillándose junto a la cama se aferro a la mano quieta de su prometida, juntando las palmas y observando desolado ambos anillos que pactaban su compromiso.
Una boda que jamás sucederá.
Hundió el rostro en su brazo flexionado dejando que las lágrimas continuarán escurriendo sin resistirse, importándole poco quienes tenía a su alrededor.
Ahora mismo el mundo podía arder y él no se movería en absoluto para apagar las llamas. Lo que tanto anhelo por desbordar, se le cumplió de la peor manera posible.
Lo que se niega a pronunciar en palabras, su mente lo suministró con voz apagada.
Mi prometida está muerta.
Al parecer se quedó dormido. Cuando abrió los ojos la habitación estaba más iluminada por la luz natural que se filtra por la puerta abierta, y Sakura ha sido limpiada de toda esa sangre y vestida adecuadamente. Lo único que no se pudo cambiar es el estado de su cuerpo. Seguía siendo deforme y hay un verdadero dolor en su corazón verla destrozada literalmente.
La miró largamente, acariciándole distraídamente la mano. Tratando de procesarlo, y cada vez que intentaba hacerlo se ceñía una sombra en el corazón. Aun de rodillas, agarró esa mano y la acurrucó en su mejilla, buscando calor.
Nada lo consiguió.
Vagamente fue consciente de que alguien más está en la habitación. Escuchaba el murmullo del agua vertiéndose y un suave respirar. Al mirar de reojo por el hombro, se topó con Ryu sentado de espadas a la cama, mirando el exterior teniendo junto a él una bandeja con tetera, taza y tres botellas de licor, con tercera a medio a terminar.
Habría enarcando una ceja. No tuvo fuerzas. Volvió a apoyar la cabeza en la cama, abrumado.
—Maestro Ryu —dijo alguien ajeno repentinamente, un hombre. Provenía de la parte trasera.
—Habla.
—He seguido el rastro de los sobrevivientes del asentamiento, pero se perdieron en algún punto entre la frontera de los territorios de los Yamanaka y Nara. Es como si se hubiesen esfumado en el aire.
—Bastante desafortunado —murmuró Ryu audible—. Si no puedes hallarlos quiere decir que algo contrarresta nuestros esfuerzos. Algo lo suficientemente poderoso para despistarnos.
—El Orbe del Sol. —Intervino repentinamente Sasuke desde la cama, su voz amortiguada, fue imposible no ignorar su conversación—. Es lo único que se me ocurre. Si es así, Hinata sobrevivió al ataque.
Lo que le trae una milésima de alivio, pero no es suficiente para darle paz. Quizás jamás encuentre paz.
—Tiene sentido —aceptó aquel extraño—. Ese artefacto es divino.
Sasuke cerró los ojos obligándose a empujar la desesperación, el dolor y desconsuelo un poco lejos. Las sentía arder, sí, pero necesitaba pensar y planificar. Por más que quisiera permanecer junto a Sakura hasta su sepultura, el mundo a su alrededor sigue avanzando. Y él está a cargo a de que avance en la dirección correcta. No puede flaquear ahora, no en este momento ¿qué diría su prometida de él si lo estuviese viendo?
Definitivamente estaría burlándose por su tendencia a los "correctos" y "filial" de sus deberes, pero no intervendría en su camino. Respeta sus elecciones, así como él las de ella (por más que no le gusten).
Con toda su fuerza de voluntad, se acercó a la puerta trasera con los ojos muertos. Vio a un hombre apoyando una rodilla en la nieve ligera de la mañana. Ryu estaba cruzado de piernas y veía ociosamente al frente sosteniendo una taza pegada a los labios.
Sospecha terriblemente que ese té está diluido con licor. Por él fuera también bebería tratando de pasar el trago amargo, pero necesitaba estar sobrio para lo que sigue. Poco a poco se despabila, agarrando conciencia. No es menos doloroso, pero conecta un pensamiento con otro lo suficiente para seguirles la conversación.
—Chico, este es Shikamaru, mi ayudante y niñero a tiempo completo. —Ryu agitó la mano con desdén al presentarlos.
—Ex niñero. Pero un placer conocerlo, joven Sasuke —aseguró Shikamaru con un tono de voz plano que no revela ninguna emoción.
Uchiha asintió, apenas recordándolo. Alguna vez Sakura le hablo de él, de como fue su cuidador cuando vivía con Ryu y si no fuera por Shikamaru, no sabe cómo hubiera sobrevivido ante la excusa de cocina que preparaba Ryu. Entre otras cosas, Shikamaru es un fantasma rango Ira bajo las órdenes del fantasma rango Calamidad qué está sentado en la puerta trasera de su residencia, bebiendo licor a plena mañana.
No hay espacio para juzgar, pero algo punza en el interior de Sasuke. El pelirrojo no se ve precisamente alterado por la muerte de su hija.
Contrariamente a Sasuke, ya con la cabeza despejada, hay detalles que le inquietan. De Hinata tiene una pista vaga, pero ¿los demás? ¿Qué sucedió con Kiba y Sasori? ¿Los gemelos? ¿La abuela Chiyo y las tías y los tíos? ¿Los demás niños?
—¿Todos están muertos?
—Es más fácil decirte de quienes no encontramos restos —contestó Ryu cerrando los ojos, muchas emociones detonaron en las líneas de sus facciones—. De Hiruzen, Hinata, Shino, Kiba, Temari, el tío Cuarto, el Tío Quinto, la Tía Tercera, Yuki y Kenta. De los niños, a Lee y Kawaki. Suponemos que fue el grupo que escapó a cuestas. De todos los demás confirmamos sus muertes.
Hundiendo el rostro entre sus manos, Sasuke trató de controlar su respiración amenazando a acelerarse. Estaba tratando de asimilar que, de un día para otro, todo el asentamiento fue destrozado. Las personas que alguna vez le sonrieron, quienes le mostraron un hogar acogedor dónde era tan fácil y sencillo experimentar la alegría y felicidad, porque no importaba qué podías ofrecer.
¡Hace un par de días que celebraron el banquete de celebración por el cumpleaños numero sesenta de la abuela Chiyo!
Sus ojos volaron inmediatamente a la bufanda deshilada que apenas sobrevivió a la noche. La misma que Madam Hikoro se tomó la molestia en lavar y dejar seco en el estante del costado.
Cada persona del asentamiento. Sasori, Rocky, la abuela Chiyo, los demás tíos y tías... todos murieron.
—¿Sus restos dónde están? —preguntó con la garganta apretada.
—Me estoy encargando de reunirlos —indicó Shikamaru servicial.
—¿En qué lugar pretenden sepultarlos?
—Todavía lo estoy considerando —esta vez habló Ryu moviendo la taza entre sus manos—. En cuanto los Clanes se enteren que el Monte de las Ánimas está al descubierto, comenzarán a investigar. Corremos el riesgo que saqueen sus tumbas cuando se topen con ellas, y bueno, tendré que buscar un lugar pacífico.
—Tráelos aquí —ofreció inmediatamente Sasuke inclinándose un poco al costado, pensando especialmente en Sasori, Rocky y Chiyo—. Aquí nadie profanará sus restos.
Está de acuerdo consigo mismo que seguramente a Sakura le hubiese parecido bien ser enterrada junto a su familia, y por nada del mundo permitiría que los restos de su prometida fueran resguardados en otro lugar que no sea en la Villa de Fuego.
En su corazón, ella fue parte del Clan desde que aceptó ser su esposa.
—¿Tu hermano no se opondrá?
—...
Con toda la sinceridad de su corazón, Sasuke sabía que Itachi ni siquiera se dará cuenta. No está en posición de tomar decisiones serias. Y, además, nadie lo detendrá o de lo contrario, sufrirán su furia.
—No lo hará, estimaba demasiado a Sakura. Además, pronto íbamos a... a ser familia —le costó mucho trabajo terminar la frase.
Ryu lo miró detenidamente, si Sasuke se atreve a decir, veía cierta admiración en sus ojos verdes. No lo consideró del todo, después de todo, tampoco podía dejar que los restos del asentamiento sean enterrados en cualquier otro lado. Merecían un lugar tranquilo dónde sus restos pudieran ser conservados.
—Veo que también libraste una lucha sin precedentes anoche —cambió la conversación Ryu dándole un vistazo, más centrado en mover la raza en círculo—. Percibo a muchos fantasmas atrapados en el campo de batalla y una energía pesada acumulándose.
Seguramente de todas las personas asesinadas entre sí. Habla de un arduo trabajo por delante.
—Lidiamos con un golpe de estado —explicó tratando de controlar el tono de voz, llena de desosiego por las personas fallecidas—. Los Sacerdotes y Ancianos traicionaron al Clan. Llegue a tiempo a la lucha, pero no hubo mucha diferencia. Mi padre murió a manos de mi hermano mayor, que fue controlado.
El silencio fue pesado. Sasuke, a falta de sueño y con la lengua floja, agregó un escueto: —Y maté a mi madre con mis propias manos.
Ryu giró lentamente la cabeza a él con algo parecido a la compasión en sus ojos. Sasuke apretó los labios.
No necesitaba su lástima.
—Me pregunto ¿no te gustaría tener una vida menos dramática? No sé ¿dedicarte a un oficio diferente? —alegó con bastante seriedad que escondía media broma, extendiendo su mano de las cuales dejaba escapar pequeñas llamas de fuego, nada excesivo—. Quizás en tu próxima vida seas un agricultor. Si me lo pides, te ayudaré a acelerar el proceso.
Él aludido lo ignoró dándose cuenta que Shikamaru permanecía en la misma posición mirando fijamente dentro de la habitación. Específicamente la cama donde yacía Sakura. Compendio de inmediato las intenciones del fantasma.
Se apartó al otro extremo e hizo un ademán al interior.
—Adelante, puedes entrar a verla.
Ya monopolizo mucho. Shikamaru debía estar igual de triste y dolido que él. Hubo una emoción en los ojos del fantasma antes de agradecer por su consideración y acercarse hasta la cama.
No les dio la por completo espalda, pero apartó un poco la vista. De todas maneras, no podía estar tan atento con la mirada inquebrantable de Ryu sobre él. Como si estuviera analizándolo. Sasuke no le agradó esa emoción así que buscó rápidamente algo en que centrarse.
—Entonces, el Monte Tonglu —retomó con cierta rudeza.
Quiera o no el cansancio le está pesando, aunque durmió un poco estima que no fue más allá de treinta minutos. Siendo así lleva casi dos días sin dormir adecuadamente, y en un día normal eso no sería problema. Lo que ocurre es el dolor tardío y fantasmal de sus heridas, junto con la carga emocional, la cabeza le palmita y su cuerpo esta a medio paso del colapso.
Tuvo que sentarse. Lo hizo lentamente. La cabeza le daba vueltas.
Ryu enarcó una ceja, como si lo hubiese olvidado.
—Conclusión: este asunto no les compete preocuparse ustedes —alegó con soltura, que Sasuke frunció el ceño a su dirección, ese implícito "nos compete a nosotros" quedó grabado, pero no insistió—. Lo que realmente debes enfocarte ahora es sobre tu golpe de estado y quién destruyó la barrera de que erguí en el Monte. Ambos asedios ocurrieron al mismo tiempo, no es una coincidencia desafortunada.
Algo profundo se clavó en las entrañas de Sasuke, con su cabeza despejándose. Porqué sabe perfectamente quién organizó el golpe de estado.
Moegi vómito un montón de palabras cuando visitó a Konohamaru antes, sobre la conversación que tuvieron Jiraya, Mikoto y Danzo en el templo, entonces, sabe quien planeó el asedio al asentamiento. ¿La sangre que mencionaron tiene que ver con alguno de ellos que poseía una característica especial para romper barreras?
Ryu dijo que esa barrera era casi impenetrable, solamente él puede deshacerla.
Por otro lado ¿Cómo supieron la ubicación exacta del asentamiento? ¿O del hechizo de desorientación establecido en el área?
La respuesta lo deja helado recordándole qué si no tiene cuidado, podría perder también a su hermano.
Apretó los puños sobre sus rodillas.
—Creo saber como se infiltro la información, pero necesito ir a confirmarlo —divagó mirando los árboles a través de los rayos mañaneros. Aquí parece como si el tiempo se detuviera, no hay rastros de batalla.
Pero no es así. A un metro de él está su corazón destrozado; y afuera, parte de su vida a punto de ser sepultada.
Ryu aceptó. También le entregó la bolsita dimensional de Sakura. Dentro había un puñado de talismanes que identificó de inmediato.
El Talismán Revelador de Identidad.
Ella... lo acabó en menos de un día.
Arrugó un poco los talismanes entre sus dedos cerrándose con fuerza.
—Escribió una carta para mi, que no envío a tiempo —informó Ryu extendiéndole una hoja doblada. Sasuke lo leyó rápidamente. En pocas palabras Sakura resumió toda la situación que la conllevó a crear el talismán y el uso de la misma. Después miró a Ryu directamente a los ojos—. Experimenta sobre ti primero antes que cualquier otro, o de lo contrario, desestimarán la efectividad.
De lejos escuchó a Madam Hikoro abrir la puerta que daba al pasillo. Ella apareció con una expresión complicada.
—Joven Sasuke, solicitan su presencia en el Pabellón Médico. El joven Itachi está... muy alterado y no saben como calmarlo.
Sasuke crispó las cejas y le dio una mirada a la cama donde el cuerpo de Sakura reposa. Shikamaru había jalado un banco y sentado, un poco encorvado y sin dejar de observarla con tanto pesar.
Ryu captó sus pensamientos y suspiró con fuerza mientras se frotaba el rostro. Así, por un segundo, se vio más viejo de lo que aparenta.
—Arregla la situación con tu gente, cuando termines, hablemos sobre qué hacer a continuación.
Al poner un pie en el Pabellón Médico un tiempo después no fue tan diferente a cuando salió. Todavía seguían tratando a los heridos, algunos no sobrevivieron y hay discípulos llorando junto a los cuerpos y sanadores negando con la cabeza al revisarlos.
Rodearse de llanto y muerte no es lo mejor para él en estos momentos. Le pican las manos a los costados. Se limpió un poco la sangre de su rostro a prisas, pero ni siquiera se cambio de vestimenta. Se ve igual de andrajoso y vulnerable que el resto y no quiere dar explicaciones sobre el origen de la nueva sangre en sus ropas.
Cada paso le pesa. No hay de otra, se dijo endureciendo su determinación, termina con esto para que puedas encerrarte en el Pabellón.
—Joven maestro. —Un Sanador lo interceptó antes de que pudiera indagar sobre la misteriosa calma—. La Sanadora Tsunade lo espera en su oficina.
Asintió a las indicaciones y redireccionó su andar. La oficina de Tsunade estaba extrañamente silenciosa, lo que le desconcertó. ¿Su hermano no estaba alterado? A lo mejor lograron sedarlo.
Decidió abrir sin avisar, pero apenas deslizó la puerta le llegaron los gritos de Itachi. Dio un respingó por el inesperado recibimiento y rápidamente cerró la puerta tras de sí. Reaccionó a reconocer que Tsunade colocó unos efectivos talismanes insonoros.
Con el rostro lívido, Sasuke observó a su hermano caminando enloquecido en todo el espacio. Kakashi intentaba razonar con él y Tsunade estaba al costado con una inyección lista a ser puesta. Aquí viene su respuesta sobre el sedante.
—¡No me merezco vivir! ¡Maté a mi padre con mis propias manos! ¿¡Qué clase de líder seré si le arrebaté la vida al antiguo líder!?
Sí, su hermano está fuera de sí.
Kakashi intentaba razonar con él, pero Itachi no escuchaba.
—Hermano. —Sasuke decidió dar un paso a él.
Al estar tan alterado, cuando Itachi lo vio, rápidamente se acercó a él tomándolo de los hombros. Sasuke ensanchó los ojos al ver la agonía desplazándose por los ojos mayormente amables de su hermano.
—Sasuke, maté a nuestro padre —susurró Itachi con lágrimas en los ojos.
El aludido cerró los ojos.
—Lo sé.
—¿Me odias, hermano? Debes odiarme por arrebatarte a nuestro padre.
—No te odio. Sé que no fuiste tú realmente —empleó un tono de voz bajo y serio, cualquier atisbo de duda traería más dolor a Itachi.
Este negó con la cabeza.
—No. Fui yo. Fueron mis manos qué lo apuñalaron y no merezco vivir por tal afrenta —alegó Itachi temblando, sus ojos se volvieron más sombrío y apretó más los hombros de Sasuke—. Le fallé a padre, le fallé a nuestro clan. Tengo esa maldita flor y moriré tarde o temprano.
El nudo en la garganta de Sasuke aumentó.
—No lo harás —rebatió de inmediato.
Itachi le dio una sonrisa vacía.
—Ambos sabemos como terminaré.
—No morirás —dijo con más fuerza.
Sasuke luchará con uñas y dientes para evitar ese desenlace.
—Nadie a salido de esto —murmuró Itachi soltándolo para tomarse de la cabeza con las manos—. Y si lo hubiera, no lo merezco. Maté a nuestro padre.
—En ese caso tampoco merezco vivir —rebatió fríamente Sasuke mirándolo con intensidad alzando la mano derecha, la misma que empuña a Kusanagi—. Tengo la sangre de mi madre en mis manos.
La habitación cayó en el asombro mudo. Nadie sabe realmente como murió Mikoto y al parecer Moegi y el Sanador guardaron el secreto, respetando las decisiones de Sasuke respecto a revelarlo. No le hace gracia recordarlo, pero es la verdad.
Él asesinó a Mikoto. Que ella lo hubiera pedido o no, es irrelevante. Él tomó la decisión al final.
Aprovechó la estupefacción para extraer los talismanes de su manga con el plan ideado en su cabeza.
Fue algo espontáneo qué nació de la inmensa pregunta: ¿qué hacer con los controlados? Si bien Ryu lanzó un comentario al azar «enciérralos en los calabozos» esto le dio una idea a gran escala.
Hay que moverse rápido, cerrar las vías qué los hagan caer de nuevo. Salvar las vidas que permanecen, la vida de su hermano.
(Él no pudo salvar a Sakura, no estuvo ahí para luchar a su lado e impedir las muertes de los semidemonios. Esto es lo mínimo que puede hacer).
—Con la muerte de padre, tú eres el siguiente líder —comenzó a decir el menor mirando a los ojos a Itachi—. Sin embargo, en tu estado actual no podrás hacerte cargo de la Villa. Además, tenemos que averiguar quien más tiene la Flor de Medianoche o nunca venceremos. Y esto —agitó los talismanes en su mano— nos indicará quien lo tiene.
Hubo más dudas en los presentes. Kakashi no dudó en cuestionar.
—¿Talismanes?
—Creación de Sakura, estuvo trabajando en ellos desde que encontraron a Deidara. —Si le costó decir el nombre de Sakura sin romperse, nadie lo notó. O si lo hicieron, no lo asociaron.
Dio un vistazo a Itachi. No podía decir que el asentamiento fue atacado o su hermano caerá más en culpa porqué, entre todos, sabe que fue él quien reveló la ubicación en su estado de inconsciencia. Evitará adjuntar más culpa por ahora. Tratará de concentrarse y no pensar en el cadáver de su prometida resguardada en el Pabellón, en espera a una sepultura.
—¿Tienes alguna idea en mente? —inquirió Tsunade acercándose a Itachi, aprovechando la repentina calma para inyectarle un tranquilizante en el brazo. El heredero no puso resistencia alguna.
Sasuke asintió pesadamente con los ojos entrecerrados en dirección a sus antebrazos.
Es una idea fugaz que pasó por su mente anoche. Al mirar el horizonte y percibir la barrera de la Villa de Fuego. Los atacaron desde dentro, es inevitable. Pero de alguna manera Jiraya podría volver y ponerlos en aprietos a todos desde el exterior.
La respuesta es sencilla y a la vez, conflictiva: es momento de poner en marcha su poder divino. Entrenó toda su vida para esto. Y, a pesar de no tener un control absoluto, puede sentir el calor dentro de sí. Un llamado que le incita a ser alcanzado, como si supiera qué dice.
Y, extrañamente, lo entiende a la perfección.
—Escuchen, este es mi plan.
Horas después del ataque, la mañana fría se extendía por toda la Villa de Fuego asediada. La valoración de los daños, después del humo disipado era inmensurable. Dónde antes era el dojo principal, no era más que un montón es escombros. El lugar en que se libró la batalla que definió la supervivencia de todo el Clan.
El lugar de la caída de Uchiha Fugaku, quién pereció a manos de su propio hijo controlado.
Los habitantes que sobrevivieron fueron convocados, así yacían reunidos en lo que antes fue la orgullosa Sala de Conferencia, era un edificio sin techo y columnas inexistente. Había rostros cansados y llenos de incertidumbre entre los habitantes.
Hay información despedazada y la mayoría conoce por lo que escucharon aquí y allá. Solamente saben que algo más poderoso controló a sus seres queridos y tuvieron que matarlos para sobrevivir. Muchos de los rostros estaban llenos de trauma y culpa, apenas capaces en mantenerse de pie.
Aminoró la nieve, siendo apenas un susurro entre ellos. En la tarima dónde comúnmente se erguía el líder del Clan, estaban de pie principalmente Sasuke e Itachi al costado, junto a ellos, Tsunade y Kakashi, quién doblegaba a sus pies a un discípulo amarrado con cuerdas que impedían utilizar su energía espiritual.
Al verlo muchas comenzaron a susurrar, preguntándose porqué trataban así a uno de los suyos, sin embargo, alguien murmuró que ese discípulo intentó matarlo antes. Entonces es uno de los que fueron controlados. No hubo más quejas, se acallaron al mismo tiempo que el segundo joven del Clan Uchiha daba un paso al frente.
Guardaron silencio, observando con cierta incertidumbre de lo que vendría después. Todos están confundidos, heridos, llenos de dolor por sus muertos y no tienen ni idea de lo que sucedió anoche. Es comprensible que el ánimo esté por los suelos.
Y esto lo sabe perfectamente Sasuke.
Nunca imaginó estar de pie en esta tarima frente a los sobrevivientes de su Clan, buscando las palabras que explicarían el suceso. De brindarles algo de paz en sus corazones, teniendo la carga de un líder sobre sus hombros porqué Itachi está demasiado conmocionado y afectado como para pensar racionalmente y hacerse cargo de la situación.
Alguien debe tomar el mando. Y, según la línea sucesora, debe ser él.
No le gusta. Ni por asomo. Es rebelde al querer rechazarlo, pero no hay otra opción. Debe proteger a las personas por las que padre velaba. De los niños que se asoman en las faltas de sus cuidadores, siendo conscientes que la mayoría perdió a sus padres. De los discípulos adolescentes que tiemblan y contienen las lágrimas. Los trabajadores y civiles con ojos cansados y llenos de incertidumbre.
Y, antes que todos, proteger a su hermano.
Esta es la única manera.
(Se dice, una y otra vez, por lo menos salvar a Itachi ya que no pudo evitar la muerte de su prometida. Dioses, como anhela con fuerza tenerla a su lado, de sentirla apretar su mando enfundándole valor, palabras de aliento y una mirada que transmitía apoyo).
Respiró hondo disimuladamente. Jamás olvidará la sensación de tener muchos pares de ojos sobre él, esperando respuestas.
—Anoche fuimos asediados. —Inició por la preocupación mayoritaria—. Quien lideró el golpe de Estado fue el Sacerdote Jiraya.
Los murmullos bajos se extendieron, no lo suficiente para interrumpirlo, aunque dejando en claro que había quienes no sabían y parecían tan impresionados.
—Unos de sus objetivos era robar una reliquia de la Cámara Subterránea, cual sigue intacta ya que no lograron romper la protección. El otro objetivo era usurpar el liderazgo, tampoco lo consiguió. Pero se sacrificaron vidas para impedirlo.
Sasuke estaba quieto, pero al decir esto apretó los puños qué reposan detrás de su espalda. Hay una emoción cruda en el aire cuando mencionó esto.
—Muchos de ustedes tuvieron que asesinar a sus amigos, hermanos, padres y compañeros para sobrevivir —continuó con el nudo creciente en su garganta—. Comparto su dolor, ustedes fueron testigos de las vidas que arrebaté con mis propias manos.
Las cabezas fueron alzándose de sopetón, estupefactos.
—Pero cada una de esas personas no estaban en sus consciencias. Fueron víctimas de los poderes de Jiraya.
Explicó a detalle lo que consistía la Flor de Medianoche y que es un medio para la entrada de un alma huésped y el control sobre la misma. Que esa alma únicamente obedece a Jiraya y nada más. Y llegará el momento que se volverán solo uno con el cuerpo y será imposible de sacar.
Cada rostro fue arrugándose de desesperación, ira y contienda. Muchos lloraron en silencio y otros se lamentaron.
—Esas personas preciadas para ustedes no eran ellas mismas cuando los atacaron. —Sasuke había caminado a la orilla de la tarima para mirarlos más de cerca—. Sus cuerpos contenían almas despreciables qué obedecían una voluntad perversa.
—Sin embargo, no quita el hecho que los asesinamos —dijo de pronto un discípulo en medio del llanto.
—No, no lo hace —coincidió Sasuke con seriedad—. Cada uno de nosotros tiene su culpa. Jamás olviden el rostro de a quien arrebataron la vida, pero —añadió suavizando su voz— tampoco olviden que los liberaron del tormento de asesinarlos a ustedes, su familia.
—¡Pero ellos no pidieron ser asesinados! —gritó colérico otro a su derecha, alzándose a gritos—. ¡Y nosotros le arrebatamos la vida por nuestro egoísmo al querer vivir! ¡No nos hace mejor que Jiraya!
—Entonces ¿hubieras preferido morir y abandonar a su suerte a quienes no podían defenderse? —espetó duramente Sasuke, señalando al grupo de escasos niños y adolescentes, de civiles y no-combatientes que estaban en medio, viéndose cansado y sucios—. Míralos a los ojos y diles que preferirías sacrificarlos para tener intactas tu conciencia y moral.
El silencio cayó sobre el valle, el discípulo qué gritó de pronto de retrajo y apartó la vista, sumamente avergonzado. Las lágrimas caían sobre sus mejillas. Sasuke es consciente de lo que provocó, pero no hay otra forma de hacerles entrar en razón más que la cruda verdad.
Desplazó su dura mirada.
—No les pediré que lo acepten ya, si no que lo asimile a su manera. Si necesitan llorar háganlo, si quieren gritar, adelante. Si tienen ganas de destruir algo, preferible que sea con los escombros de allá. —dio un ademán vago a los edificios quemados—. Esto lamentablemente no es el final, todavía hay personas que pueden estar sujetas a esa flor.
Al decir esto un estallido de murmullos se alebrestó, mirándose entre sí y duda comenzaba a surgir, una desconfianza certera. Pero Sasuke se encargó de aplastar esas dudas con la suela de su bota. No dará la satisfacción a su enemigo de hacerlos dudar y volverse uno contra los otros, los pocos que quedan.
—Hay una forma de averiguarlo —regresó hasta Kakashi quien tenía en su mano el fajo de talismanes y lo alzó lo suficiente para visualizarlo de lejos—: Este talismán nos ayudará identificar quién tiene la flor dentro de sí.
—¿Qué...? ¿Qué pasará con las personas que tengan esa flor maldita? —preguntó Izuna tragando grueso—. ¿Los encerraran en los calabozos?
Esa vía sería la más sensata. Todos vieron como los controlados adoptaron otra personalidad y barrieron con las vidas a su paso. No hubo consideración o pena, actuaron como unos bandidos gozados de tomar vidas inocentes. Es seguro que más de uno presente tendrá pesadillas sobre la noche anterior.
Sin embargo, al encerrar a los demás que tenía algo de conciencia sería desalmado. Los calabozos no son el mejor lugar del mundo. Sus mentes se quebrarán en algún momento y el alma huésped tomaría el control completo sobre la persona. La flor se alimenta de los sentimientos negativos. Lógicamente lo ideal es detener cada pensamiento.
Cuando Sasuke dijo esto, sintió varias miradas incrédulas a su dirección. Por supuesto ¿cómo impedir a una persona desarrollar sus emociones?
—Los afectados serán inducidos a coma —sentenció provocando espasmos, algunos asentimientos de comprensión y otros de negación, que fueron la minoría. Por más que quisiera todos estuviera de acuerdo, no lo conseguirá—. Aún no sabemos cómo extraer las flores y no permitiré que nadie más muera de la misma manera que los demás.
Se calló, esperando la reacción. Fue inmediata. La muchedumbre se miró entre sí, hablando en voz baja pero lo suficiente para formar un sonido revuelto y sobresaliente. La mayoría, como supuso, estaría de acuerdo. No eran irracionales —gracias a los Cielos que no— y entendían las complicaciones sobre la Flor de Medianoche. Lo que aterra a todos es el incierto destino sobre quienes entrarán en coma.
Al dormirse ¿quién les asegura qué despertarán?
El mismo Sasuke está consciente de sus miedos, pero no hay otra manera. Preferible intentarlo que morir en medio de una batalla en la que todos son el enemigo. Es la única forma plausible que se le ocurrió. Lo meditó lo suficiente para decidir ponerlo en marcha.
—El joven Sasuke compartió su idea previamente conmigo —intervino Tsunade. Al ser la Sanadora en Jefe imponía respeto resultó natural que muchos la escucharan atentamente—. Estoy de acuerdo con su solución provisional ya que es única manera de comprar tiempo, por lo menos hasta que sepamos que hacer con los afectados.
Sin intervenir, Sasuke devolvió el talismán a Kakashi y se encaminó junto a su hermano. Al verlo de cerca se veía más exhausto, con el rostro inexpresivo, un rasgo nada común en él. Se había negado a cambiar de ropa, pero, a decir verdad, ningún de los presentes había tenido un descanso adecuado.
Itachi apenas lo miró de reojo, permaneció encerrado en sus pensamientos que eran un misterio para él. En el fondo de su corazón, Sasuke temió que sus propias acciones hayan sido tan perturbadoras que lograron corromper su mente y el alma huésped esté influyendo sin que se den cuenta.
Pero hay algo en la mirada de su hermano que lo hacía dudar de esto último. Un deje de cordura que persistía a no morir. Los temblores en las manos de Itachi eran sutiles. No dudó en agarrarle la mano sin que nadie viese, procurando dar la espalda a la multitud. Logró que Itachi lo viera a los ojos.
—Hermano, es momento de la prueba —le indicó ladeando la cabeza.
Itachi pareció volver en sí, asintiendo con la cabeza al desviar la vista.
Kakashi pronto se acercó a ambos. El eco de la voz de Tsunade se alzó entre los edificios derrumbados, explicando que ambos hermanos harían la prueba con los talismanes. La mayoría sabía cuál sería el resultado de Itachi, la noticia de que el heredero apuñaló al líder Fugaku se expandió. Aunque con las explicaciones pareciera que entendieron el alcance de la maldad de dicha flor.
Todos sabían cuando profundo era el respeto y amor de Itachi por su padre y hermano, que haya matado a su propio padre era inconcebible.
Al tener el talismán pegado a su frente, Sasuke sintió un pulso de energía espiritual envolverlo. Dio un vistazo a sus propias manos, le brillaba tenuemente la piel, nada escandaloso y únicamente sintió una sensación de hormigueo. En cambio, Itachi respingó y chispas salieron de sus dedos, antes de trastabillar y Sasuke lo tomara en brazos.
—Quienes tienen la flor les dará una pequeña sensación de picor y desorientación —explicó a su vez Tsunade—. Quienes no la tengan, reaccionarán de la misma manera que Sasuke. Pasen al frente los que cuenten con energía espiritual.
Al principio algunos se acercaron, todavía existía la renuencia. Pero tras dar un vistazo a la tarima, dónde Sasuke ayudó a Itachi a sostenerse mientras pasaba el efecto, lo reconsideraron y dieron un paso al frente. Si los herederos al liderazgo se sometieron a las pruebas ¿por qué ellos no?
Después de todo, debían reconocer, es la única manera de sobrevivir a la situación.
—¿Los niños también serán probados? —inquirió una de las maestras al llegar a la tarima.
—... Todos, sin excepción —indicó Sasuke atrayendo su atención—. No te preocupes. Es menos probable que tengan una flor, su núcleo no es lo suficientemente fuerte. Nada más es para comprobar.
Con los labios apretados, la maestra asintió y se llevó los necesario para todos los niños.
—Hermano ¿necesitas descansar ya?
Itachi negó con la cabeza, cerrando los ojos se enderezó por completo.
—Gracias por tu preocupación, pero todavía no —susurró un poco ido.
Suspirando, el menor lo soltó lentamente esperando que se estabilizara. Lanzó un vistazo a su alrededor, y tras darle un apretón en el hombro, encaminó a la multitud para ayudar a colocar los talismanes. Recuperó algo de energía espiritual en la escasa media hora que descasó.
Su decisión fue acertada. Los niños estaban alterados y se negaban a cooperar. Los discípulos menores no tenían los ánimos para tratar con ellos y trataban de forzarlos. Sasuke intervino sutilmente, indicándoles que ayudaran a otros. Una sabia indicación, los infantes no tardaron en abalanzarse a él y llorar. El miedo contorsionaba sus rostros y pedían respuestas.
¿Dónde estaban sus padres? ¿Qué serán de sus hermanos? ¿Qué serán de ellos?
El nudo en su garganta fue en aumento. La mayoría de los niños perdieron sus padres. Nadie ha venido a reclamarlos y quedaron al cuidado de algunos maestros y discípulos mayores. No hace falta buscar para saber su paradero. Es... desafortunado el suceso.
Como supuso, ningún niño tenía la flor. Al terminar el conteo ellos ya no tenían nada que hacer en el lugar. Les indicó a los discípulos disponibles que los llevaran a descansar de regreso a los salones, parte de la estructura que no se vino abajo.
Mientras los veía partir, escuchó murmullos a su alrededor. De las personas mayores con lástimas en sus ojos.
—Pobrecillos... diez niños quedaron huérfanos.
—Demos gracias que algunos sobrevivieron. Vengo de sacar cuerpos de los edificios y... —Otro discípulo mayor se ahogó con sus palabras—... hay muchos muertos.
—Que los Cielos nos den fuerzas...
—¿Los Cielos? ¡Ellos no se apiadaron de nosotros! —exclamó alguien con furia—. ¡Vivimos una masacre aquí y no recibimos ayuda divina!
—¡Te equivocas, sí que nos ayudaron!
Esta voz se alzó con ímpetu entre los cuchicheos. Arrasó con la delicada calma vibrante que sumergía a la multitud. Inclusive Sasuke buscó con la mirada el origen de esa voz, ya cuando estaba a punto de intervenir, alguien más lo hizo.
Fue una sorpresa al ver el rostro del Sanador que ayudó a Konohamaru, estaba junto a Moegi en el costado con los talismanes pegados a sus frentes y emitiendo un leve destello.
Le trajo cierto alivio a Sasuke ver a Moegi libre de la flor, esperaba que Konohamaru tuviera el mismo resultado. Obito había ido a corroborar a los heridos.
—¿Cómo puedes saberlo? —alegó ese discípulo que reclamó a los Cielos con brusquedad—. Los Sacerdotes eran devotas a Xie Lian, incluso destruyeron su templo. ¡Ofendieron su nombre y cayó sobre nosotros esta desgracia!
—¡Su Alteza no tomaría represarías contra nosotros por acciones erróneas de los Sacerdotes! —defendió aquel Sanador—. Y tengo pruebas ¡está justamente ahí!
El Sanador señaló con el dedo a Sasuke y todas las cabezas se viraron a su dirección. Lo más inverosímil, es que el mismo azabache giró la cabeza a sus espaldas, buscando lo que sea que el Sanador esté apuntando. Cuando cayó en cuenta a sus palabras, se viró rápidamente, señalándose a sí mismo mudamente con su propio dedo.
No fue el único, a su alrededor varios lo miraron con cierta incredulidad.
—Ustedes mismo vieron como fue apuñalado, rasgado y perdió varias partes de su cuerpo ¡pero aquí sigue, vivo y sano! ¡Es médicamente imposible que haya sobrevivido! —siguió exclamando el Sanador—. ¿Cómo creen que fue posible? ¡No es más que intervención divina!
—¿Intervención divina?
—Este tipo perdió la cabeza.
—No la perdí, yo mismo vi como Su Alteza se materializó frente al joven Sasuke después que este alzara una oración con fervor —alegó el Sanador agitando sus mangas, con la barbilla en alto. En ese instante, varias quijadas casi cayeron al suelo mientras viraban a Sasuke, quién permanecía en silencio y se cubría la cara con la mano, intentando volverse invisible—. Aún con el templo destrozado y la situación contra nuestra, incluso después de perder a su propia madre, el joven Sasuke no dudó pedir ayuda y su Alteza respondió su oración brindándole esa capacidad de regeneración extraordinaria. Si no fuera por eso ¡todos estaríamos muertos por los demonios!
Ah, ahí se fue el mantener la visita de Su Alteza en secreto, se dijo Sasuke virando la cabeza al sentirse escudriñado. Su naturaleza le impedía vanagloriarse de sus propios actos, por eso no aportó nada al relato del Sanador; y tampoco lo negó. Las mentiras se quedaron atascadas en su pecho mientras daba la vuelta y regresaba a la tarima.
—Entonces ¿dices que Su Alteza escuchó nuestros ruegos?
—¡Lo sabía, sabía que los Cielos seguían con nosotros!
—Los dioses no intervienen directamente en las guerras mortales. Es comprensible si ayudó al joven Sasuke para que nos ayudase a nosotros a su vez.
—... ¡Su Alteza nos salvó indirectamente!
Sasuke se sintió intimidado cuando las expresiones a su alrededor se volvieron algo brillantes, comprensivas y llenas de agradecimiento profundo.
—¿Pueden regenerarse, joven Sasuke?
—No, no, solamente fue por treinta minutos —aclaró a quien le pregunto, no queriendo que lo viesen como un tipo de deidad que no puede morir en absoluto—. Y no me agradezcan, cuando se construya un nuevo santuario, asegúrense de darle sus oraciones a Su Alteza.
Con eso prácticamente huyó a la tarima, pero no escapó del escudriño. Tres pares de ojos lo veían con diferentes niveles de asombro, el decir que estaban igual de impresionados, es una descripción ligera. Incluso Itachi parecía haber salido de su estupor.
—... ¿Viste a un dios Marcial?
—La estatua del templo no le hace justicia a su gracia. —Fue lo único que dijo tras aclararse la garganta y dar la media vuelta.
Desde ahí vio a los habitantes de la Villa de Fuego dividirse en dos grupos: los que tenían la flor y los que no. Evaluó la cantidad y, lamentablemente, eran un número considerable del primer grupo. Tras contarlos a todos rápidamente, no había más de cien personas. Unas veinticinco de ellas poseían la flor.
Las demás estaban muertos.
Cerró los ojos un segundo dejando que las voces de fondo se calmaran.
Tardó un poco más en que el lugar se volviera un repentino silencio. Todos se sometieron al talismán y se dividieron en dos grupos precisos. Tras la distracción de la plática anterior ayudó un poco a controlar los nervios, sintiéndose más esperanzados de las posibilidades y el plan de acción a seguir.
—Si contábamos con estos talismanes ¿por qué no lo utilizaron antes? —inquirió de pronto Izuna con voz contenida.
El joven se hallaba entre las primeras filas del grupo exento. Sasuke abrió los ojos retomando su papel de mediador.
—Apenas fueron terminados —respondió adivinando los pensamientos de Izuna, quién seguramente creyó que los talismanes existían antes de la muerte del Anciano Homura.
—¿Los creaste tú, primo?
—...
El aludido estuvo en el fuerte dilema. ¿Revelar el autor a los sobrevivientes o guardárselo para sí? Las ansias por acreditar a Sakura por su trabajo fueron más fuertes que su propia racionalidad.
Egoístamente quería que más personas recordaran a Sakura por su verdadera naturaleza: aquella que es amable, un poco brusca y nada convencional, pero que se preocupa por el bienestar ajeno a contra de su propia voluntad. Porqué es algo arraigado en su ser.
Por eso se encontró abriendo los labios y diciendo: —No. Quién los creó fue Haruno Sakura.
Tragó grueso al pronunciar su nombre y recordar que ahora mismo su cadáver descansa en su Pabellón.
—¿Eh? —murmuraron la mayoría.
—Me suena ese nombre... —dijeron otros.
—Oh ¡oh!
Una ola de comprensión inundó a los presentes, parpadeando como búhos llenos de impresión, quedando boquiabiertos a diferentes niveles. Y no es para menos, saber que esta oportunidad se la debían a una semidemonio es... algo irónico.
Sasuke no pudo evitar una mirada algo petulante. Pero fue Kakashi quien habló con cierta gratitud extraña en sus palabras.
—Gracias a su invento, podemos actuar a consecuencia sin sacrificar más vidas. Así que, en el futuro, piensen antes de denigrar a un semidemonio —sentenció agitando la mano.
Nadie dijo nada, estaban tan pasmados que tampoco rebatieron. A este punto, Sasuke cayó en una silenciosa comprensión que les podía decir "El cielo es rojo" y más de uno miraría al cielo y lo consideraría seriamente. Casi gime de la angustia, porqué ahora mismo, le guste o no, los sobrevivientes están apoyándose en ellos para sobrellevar la situación.
Suspirando profundamente, procedió a explicar el siguiente paso que seguramente no les gustará a más de uno.
—El Pabellón Médico será prioridad en reconstrucción para continuar con el plan de inducción a coma. Hay otra medida que se debe tomar y es no permitir que nadie salga de los límites de la Villa para evitar infiltrar información. Al mismo tiempo, controlaremos las entradas de los Cazadores que regresaran de sus misiones, por eso...
Se aclaró la garganta a media frase, dioses, es lo máximo que ha hablado en toda su vida y ya se está arrepintiendo de tomar brevemente la rienda. No es que sea cobarde, prefiere actuar desde las sombras, ahí dónde sus acciones pesan más que sus palabras.
—... Pondré una barrera exterior a la de la Villa para mantener el control, esto será hasta que sean inducidos a coma y hayan regresado los rezagados. Deberán depositar sus fichas jade a las cajas que Obito está colocando al frente. Les repito, esto será provisional.
Desde ese momento en adelante hubo cierta agitación. Las fichas fueron desprendiéndose de las cinturas y resguardadas con cuidado en cajas de madera con intricados y talismanes de protección. Este será el último paso a tratar con todos, así que, a partir de aquí, la labor de Sasuke como vocal acabó, por lo menos hasta que coloqué la barrera.
Comenzó a guiar a Itachi de regreso al Pabellón Médico, ansioso por intercambiar unas cuantas palabras antes que fuera sumergido inevitablemente a coma. No quiere pensar en ello, por eso se ha enfocado en el asunto del ataque que se obligó a no recordar sobre la muerte de Sakura, de sus padres, y que, si no maneja con cuidado esta situación, perderá a su hermano.
Mismo que al dar unos pasos se detuvo abruptamente.
—¿Itachi?
El aludido viró lentamente sobre la tarima, quedando frente a frente con los sobrevivientes del Clan Uchiha, esos mismos que ahora lo veían con diferentes expresiones que iban desde la incomodidad hasta la lástima. A diferencia de Sasuke, el primer heredero es querido y apreciado por todo el Clan, Itachi tenía un buen corazón, era visiblemente amable y siempre se preocupaba por todos.
Incluso después de las noticias en que asesinó a Fugaku, bajo el contexto del control, la compasión se deslizó en la mayoría. Juzgaron, sí, pero terminaron por aceptar las circunstancias.
Ellos también tuvieron que asesinar a otros para sobrevivir. La ética y moral en la que se manejaron toda su vida se vio destruida en el abrir y cerrar de ojos, con un destello de espada y la conciencia agitada.
Por eso, al ver que el heredero, actual líder del Clan Uchiha erguirse una vez, todos se detuvieron y escucharon atentos. Cercano al heredero, Sasuke dio un paso atrás, visiblemente confundido; Kakashi y Tsunade permanecieron en sus lugares, mirando por la periferia a su líder como si anticiparan sus acciones.
Itachi respiró profundo antes de hablar.
—Con mi padre muerto, debería tomar el mando ahora mismo y velar por ustedes. Sin embargo, fueron testigos de lo que yace en mi interior y no puedo tomar el mando completamente —se tocó el pecho, arrugando los kimonos sangrientos que portaba. Su voz se tornó extraña, tintes que dejaban entrever cierta debilidad—. Pero sé que, independientemente de lo sucedido, soy responsable de todos ustedes que son mi familia. Mi padre siempre dijo que la Villa de Fuego no es el lugar, sino las personas que lo conforman.
Retomó otro suspiro, cerrando los ojos un momento dejando que las palabras inyectaran en las mentes y corazones de la multitud. Desde ahí era visible como a muchos se le mojaban los ojos y asentían, alineando sus opiniones en el mismo sentido. Aceptando cada intención destilando de las palabras de su actual líder.
—Y un líder no deja desprotegido a su gente, necesitan una persona que los guíe mientras no esté con ustedes —aseveró.
Muchos asintieron, murmurando afirmaciones. Desde el inicio hubo esa incertidumbre, con su líder actual en un estado incapacitado en tomar decisiones definitivas ¿quién los dirigirá? Muchos lanzaron miradas a Kakashi, la mejor opción.
Detrás, Sasuke se encontraba sintiendo estando de acuerdo. Por supuesto que alguien debía relevar a su hermano mientras estuviera en coma. Viró la cabeza mínimamente a su costado observando a Kakashi de pie sin pestañar. Siendo sincero, percibe que su maestro es el más capacitado entre todos los sobrevivientes en liderar al Clan en momento de crisis.
—Por eso en lo que me queda de mi lucidez, nombro al segundo joven heredero, Uchiha Sasuke, líder interino del Clan Uchiha hasta el momento que yo pueda retomar mi puesto.
Sasuke ya estaba a medio camino en asentir con la cabeza, estando de acuerdo con todo hasta que escuchó su propio nombre.
Boquiabierto viró bruscamente la cabeza en dirección de su hermano, con los ojos ensanchándose de par en par con un solo pensamiento inundando en horror: "Para nada estás lucido, hermano ¿¡Cómo se te ocurre nombrarme líder interino del Clan!?".
No fue el único, hubo una conmoción conjunta de los sobrevivientes.
—...
El poco autocontrol al que Sasuke se aferraba impidió que hundiera el rostro entre sus manos y quejarse en voz alta.
Aquí acabó su intención de trabajar en las sombras y encerrarse por días en su Pabellón a lamentarse por la muerte de su prometida.
-regresa con su mochila a cuestas-
Sí bueno, eso fue largo e intenso, pero no quería hacerles perder el ritmo de estos capítulos.
Los comentarios: Sakura está muerta, lloremos -c desangra-
Si piensan que Sasuke está tranquilo con esto, no, no lo está. Las personas afrontan el dolor y la pérdida de diferentes maneras. Ahora su mente está dividida entre el deber y el sentir, recordemos que él es una personas que tiene esas ideas arraigadas a su ser, lo hace por inercia. Además, si ya perdió a su prometida, hará lo posible por consevar lo que tiene. Pero eso no quiere decir que no le duela, al contrario, le destroza terrible. Lo que vimos aquí es una parte de su sufrimiento.
Veremos, más adelante, su duelo.
Por otra parte, la muerte de Fugaku trajo estas consecuencias. Con Itachi incapacitado, Sasuke, naturalmente, deberá tomar el mando. Y sí, todavía hay misterio de qué sucedió en el lado de Sakura ¿cómo ocurrió el ataque? Es una pregunta que se responderá más adelante, por ahora, el siguiente capítulo es el cierre del arco. Y si bien, quedamos destrozados, esto se pone cada vez más... peligroso.
Veremos, próximamente, a Sasuke modo líder. y sí, tiene sus genes vengativos ahí, nada más que aún no tenía incentivo. Ahora que mataron a su prometida, digamos que... irá por ese rumbo tarde o temprano.
Cada vez estamos cerca del final, como comenté, espero no pasar de los 100, no dará para más jajaja así que, sí, pronto acabaremos con este fic -llora-
En fin, gracias por leer y lamento si no es lo que esperaban :) prometo que mejorará en algún punto, recuerden la etiqueta de final feliz ¡pero debe pasar cierta angustia! (Los que vienen de leer ESDS ya están entradas).
Próxima actualización, como lo prometí, el lunes :)
Nos leemos pronto!
Alela-chan fuera.
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