/67/ La noche de los caídos

-Agarra con fuerza el micrófono-: Se van a arrepentir de haberme pedido el capítulo -lanza el micrófono-

Seguimos con la programación de este arco con nuestro protagonista principal al colapso.

De acuerdo, solo diré que no hay notas finales extensas, así que revisen las etiquetas de este fic y también se agregará otra etiqueta adicional aunque WTTP no me dejará ponerlo porque al parecer excedí el límite. Pero sabrán que es.

Quizás sea un capítulo corto, pero, ejem, muchas emociones así que lean con precaución.

-Empaca su maleta- me mudo a otra ciudad, no, mejor dicho, a otro país. ¡Nos vemos muy brevemente en las notas finales! ¡No me odien mucho! 

-desaparece-

Pondré unas advertencias aquí, pero les aliento a que lean las etiquetas porque estará un poco fuerte.

Advertencia del capítulo: muerte de personajes.

Entre el vaivén de espadas, en medio de la conmoción del centro de la villa, está el Cazador de demonios que la mayoría desestima y ha subestimando en habilidades. Al que más de uno a mirado por debajo de sus botas y el pensamiento constante de "es inútil".

Ahora mismo, más de uno quedó anonadado al ver a Sasuke luchar brutalmente contra tres Reska a la vez. Los demonios que al principio los tenían acorralados y sin posibilidades de éxito.

Lejos de sus habilidades extraordinarias, admiraron el hecho que tenga la ropa hecha tirones, ensangrentada más allá de la salvación y con heridas cerrándose a una velocidad impresionante, pero evidenciando que una vez fue apuñalado en el corazón por la cicatriz que permaneció; o que le cortaron el costado por la laceración oscura qué brotaba como evidencia dejó a más de uno estupefacto.

Sea como sea, cuando el segundo joven maestro apareció de la nada yendo directamente a un Reska con un cortante "me encargaré de ellos" la mayoría se escandalizó al principio.

Si los maestros más hábiles apenas pudieron matar a dos de ellos y murieron en el proceso ¿qué pensará Sasuke para considerar que él puede derrotar tres a la vez? ¡Tan lleno de sí mismo y tonto al sacrificar así su vida! ¿Buscaba morir con honor? ¡Patrañas!

Lo cierto, es que en los próximos minutos cerraron sus bocas y no pudieron hacer nada más que desencajar las mandíbulas ante la pelea que presenciaban. Hoy, aquí mismo, se desmintió el rumor que los poderes espirituales de Uchiha Sasuke iban en decadencia. No. Al contrario ¡parecía más fuerte que cualquiera!

Inclusive un herido Kakashi observó desde el costado, con los ojos muy abiertos, como Sasuke se sumergía en una lucha sin precedentes contra los demonios. Agitaba su espada sin miramientos y recibía los ataques de frente, sin preocuparse en proteger sus puntos vitales. Así aprovechaba que tenía las garras incrustadas en el estómago para acercarse y cortar al demonio por el cuello, haciéndolo retroceder.

La sangre que escurría del cuerpo de Sasuke parecía inhumana. Y él, pase a las heridas, nunca se detuvo. Jadeó, gritó y su rostro mostró cierto dolor, pero no retrocedió ni un paso. Siguió, más y más rápido utilizando la famosa técnica del paso veloz, siendo preciso y brutal. Bañado de sangre, ya sea de él, del Reska o de los Cazadores controlados. Hubo choques de energía espiritual que mandó a varios discípulos contra el suelo, luchando en mantenerse de pie.

A este punto, los sobrevivientes cayeron en la comprensión mutua de que, por alguna razón, Sasuke se curaba a una velocidad sobrenatural (incluso más rápido que el Cazador con un núcleo espiritual fuerte) y decidió hacerse cargo de los Reska por el bien de todos. Ya lo habían apuñalado en puntos vitales y continuaba vivo después de ser atravesado o masacrado.

Una escena muy sangrienta qué nadie olvidara jamás.

—¡Cubran a Sasuke de los Cazadores controlados! —ordenó Kakashi en medio del frenético desorden, los controlados de pronto desviaron su atención a Sasuke, yendo a atacarlo directamente—. ¡Él se encargará de los demonios, pero debemos aligerarle la carga o su cuerpo colapsará antes!

Los sobrevivientes, cansados, heridos y con el espíritu casi deshecho, recobraron algo de su determinación al ver a Sasuke actuar como un asesino despiadado contra los enormes demonios sin detenerse ya habiendo derribado a uno. Además de ello, haciendo lo posible por esquivar a los controlados que repentinamente fueron tras él.

Desde que aparecieron los demonios creyeron que estaba acabados. Varios sucumbieron ante ellos y todos comenzaron a retroceder a una barrera erguida dentro del que lanzó Jiraya. Con las esperanzas hechas trizas porqué no importaba como sucedió, la mayoría tuvo que arrebatar vidas de sus propias familias para proteger a otros y protegerse.

Entonces, cuando Kakashi alzó la voz, la mayoría se aferró a sus armas.

—¡Andando!

—¡Protejan al joven Sasuke!

—¡No dejen que ningún Cazador controlado se acerque!

Así, sorpresivamente, los Cazadores sobrevivientes se abalanzaron frenéticos a los controlados impidiendo su acercamiento progresivo dónde Sasuke lidiaba con ya dos de los demonios. Uno yacía en el suelo, sin cabeza mientras agitaba su enorme cuerpo moribundo.

—¡Qué alguien le ponga un talismán supresor! —gritó Sasuke alejando a los otros dos Reska de los demás.

Shisui corrió a toda prisa, con la respiración acelerada para lanzar el talismán indicado sobre el cuerpo del Reska, sus piernas temblaron abruptamente al cerciorarse que fue colocado correctamente. Luego, tragando grueso, interceptó a un enemigo.

Desde la distancia Kakashi veía por su vista periferia la pelea de Sasuke; al otro costado, Fugaku contra Jiraya se reñían de cerca. A este punto ha pasado una hora del ataque y todo se volvió una matazón. El líder Uchiha se enfrenta al Sumo Sacerdote, llevándole la ventaja. Jiraya perdió los dedos de su mano derecha y tenía una herida enorme en el pecho, difícilmente sanará rápido. Era cuestión de tiempo para que sucumbiera a la herida.

Mientras tanto, Kakashi apretó los hilos entre sus manos. Las mismas que utilizaba para inmovilizar a Itachi con Asesinato de Acordes, dejando que hirieran lo suficiente. No mortal, pero sí conciso. Itachi no tenía expresión en su rostro mientras intentaba liberarse y la sangre escurría por los hilos.

Pero debía ser así.

Todos tendrán que sacrificar parte de su humanidad esta noche para sobrevivir.

Sasuke sentía todo su cuerpo caliente. El corazón acelerado y golpeando furiosamente contra su pecho, como si fuese a salirse en algún momento, pero sin hacerlo realmente. La respiración acelerada y el cuerpo pesado. Lo curioso de cuando soportas una cantidad excesiva de dolor, es que llega un momento que hay una insensibilidad sorda, lejana y caótica.

Aprendes a lidiar con el dolor terrible que embarga cada extremidad, porqué si sucumbe a la emoción se doblegará y fallará. Toda su lucha será en vano.

Derrotó a un Reska (después de quizás varias apuñaladas) y le está costando mucho los restantes. A pesar de que no tiene habilidades problemáticas, el veneno en sus púas que soltaban por la cola y secreciones toxicas de su piel le afectaba. No se diga el dolor fantasma en cada parte de su cuerpo, pesaban como aplomo.

Se sintió tan fatal con la boca seca y la cabeza dando vuelta. Sin embargo, no consiguió doblegar su espíritu. Sufrió durante años dolores insoportables en sus meridianos, sometiendo a su cuerpo una tortura. Por eso no se ha desmayado debido al dolor, y agradeció una vez más a los Cielos por su resistencia, sea como sea que la obtuvo.

Varias veces se limpió la sangre que brotaban de sus conductos lagrimales, una reacción al veneno. Moviéndose con Kusanagi en mano y con Chikara en la otra. Cuando rasgaba las cuerdas del guqin y los Reska quedaban suspendidos, aprovechaba para atacarlos. Pero los Reska poseían un alto nivel de energía espiritual tras haberse devorado los núcleos de los Ancianos restantes.

Para derribarlos por completó requería de-

—¡Ah, mierda!

Agitó la cabeza, atraído por el grito más cercano, a su alrededor era un campo de batalla y muchas voces se mezclan entre gritos y exclamaciones. Sin que se diera cuenta, en su rango cercano se formó un circulo de personas que luchaban contra los controlados, alejándolos de él. Durante su batalla lo notó, pero estuvo más concentrado contra los demonios para reparar completamente en ellos.

Ha pasado la mitad del tiempo que le dieron, así que debía apresurarse.

Sin embargo, al ver a un Cazador siendo a punto de ser asesinado por tres controlados, no lo pensó realmente. Estaba a su alcance, así que se movió rápido y derribó a los enemigos. Más que derribar, los atravesó de una estocada con Kusanagi.

Desde que entró a este campo de batalla le quedó muy claro: por más que los dejara inconsciente volverían a levantarse, atacando sin parar a los demás. Una y otra vez. Se desgastarían más temprano que tarde y perderían la batalla, terminando muertos de todas maneras.

La única solución, por más que le doliera aceptarlo, era asesinarlos. Perdió la cuenta de las personas a las que atravesó con Kusanagi, pero se aseguró que fuera rápido.

No importaba las excusas. Sus manos ya estaban manchadas de sangre inocente. Asesinó a sus condiscípulos.

—Gracias, joven Sasuke —suspiró ese discípulo al que salvó a costa de tres vidas, temblando de cansancio mientras recogía su daga que dejó caer a tientas.

—Retrocede si no te quedan fuerza —le sugirió de inmediato un poco brusco, preocupado de que volviese a repetir la situación.

El discípulo parpadeó mudo de la impresión, pero luego sacudió la cabeza, tambaleándose al levantarse.

—Con todo respeto joven Sasuke —espetó sombríamente—, no me retiraré. Lucharé junto a usted sea lo último que haga.

Tales palabras lo dejaron sin habla. Sasuke lo miró con los ojos un poco ensanchados.

Pero no tuvo tiempo de pensarlo detenidamente. El Reska se precipitó a ellos. Sasuke dio la media vuelta sin percatarse, debido al cansancio que experimentaba, que primero el Reska agitó la cola, por lo tanto, golpeó directamente en su pecho. Por inercia interpuso el brazo que no sostenía la espada y la sangre brotó a borbones.

No únicamente eso. Sasuke emitió un gemido al sentir su extremidad explotar. El hueso crujió dolorosamente y el brazo se desprendió de su cuerpo como una ramita rompiéndose del tronco de un árbol. La sangre manchó el suelo y la cara conmocionada del discípulo junto a él, quién gritó a todo pulmón mientras lo agarraba del costado y los arrastraba lejos del Reska agitado y que rugía.

—¡Joven maestro, no, no! —exclamaba el discípulo a su lado, tratando de presionar la herida con sus propias manos—. ¡Resista!

Una vez lejos, los demás no tardaron en acudir llenos de conmoción.

—¡Oh dioses!

—¡Aah! ¡El joven Sasuke perdió el brazo izquierdo!

—¡Un sanador! ¡LLAMEN A UN SANADOR!

Las voces iban y venían. El dolor lo aturdió. Había manos sobre él que intentaban ayudarlo. La sangre escurría a su costado y fue un poco morboso lanzar una mirada de soslayo a su hombro, del que ya no tenía brazo. El hueso sobresaliente de la clavícula y los músculos expuestos a rojo vivo.

Vagamente se preguntó si proyectaba una imagen desagradable. Trató de luchar en mantenerse despierto, sentía que lo tragaba la inconsciencia.

—¡El sanador viene en camino!

Regresó en sí poco después al sentir un flujo de energía espiritual, sacudiéndose un poco y quitándose el velo de la desorientación de encima. Sentando en el suelo, un grupo de Cazadores lo rodeaban. El que lo arrastró le enrollaba el hombro mutilado con sus propias ropas, alguien detrás le pasaba energía espiritual y los demás se lanzaron a hacer tiempo con los Reska que venían a ellos. Muriendo uno tras otro tras las garras del demonio.

Tosió sangre, intentando incorporarse.

—¡¿Qué haces!?

—Los Reska, hay que detenerlos... —explicó a tientas—... están muriendo.

—Por más rápido que te cures, no podrás luchar si te desangra más —aseveró de pronto la voz de Tsunade a sus espaldas. Sasuke respingó y viró el rostro. La mujer mayor se veía terriblemente mal con heridas y la capa exterior de su vestimenta desaparecida, pero sus ojos no perdieron el furor—. Ahora deja que te cure la herida o morirás.

La poca alegría que sintió Sasuke al verla se disipó al vislumbrar como dos discípulos perdían la mitad inferior de su cuerpo ante una estocada de los Reska.

Sacudió la cabeza. No debía perder el tiempo preocupándose por sí mismo. Hay persona muriendo frente a él, dándole tiempo para un respiro. No valía su sacrificio.

Se levantó de sopetón, ignorando las quejas y la voz de mando de Tsunade.

—Pase lo que pase no moriré —les dijo resueltamente. Ahora más que nada entendió a lo que se refirió Su Alteza al concederle este atributo: no pienses en tu propia vida ahora mismo, salva a quienes puedas—. Incluso si destruyen mi cuerpo, sobreviviré si al final del tiempo no tengo ninguna herida grave.

—¡Deja de decir tonterías y vuelve aquí! —exclamó Tsunade yendo tras él.

Inmediatamente Sasuke llamó a Kusanagi con su única mano, la espada acudió a él emitiendo una vibración inquietante, como si gritara ansiosa. Le dio un vistazo antes de precipitarse a los Reska, no sin antes decir: —Que alguien busque mi extremidad faltante, bastará que lo acerque a mi herida y comenzará a regenerarse mutuamente.

Ya sentía sus músculos avanzar por la herida, buscando la conexión con un brazo que ya no estaba, pero veía a lo lejos. Encontró la situación sumamente ridícula, fuera de lo estrictamente normal. Cualquiera con una herida como la suya ya hubiese muerto.

Al hacer cálculos mentales, se percató que ya había muerto más de cinco veces, y si no fuera por el atributo concedido, estaría a medio paso al ciclo de la reencarnación. Definitivamente, hubiera muerto esta noche sin la ayuda de Su Alteza.

Sea que se dieron cuenta de su estado o no, le trajeron su extremidad cuando logró, con un solo brazo, cortar la cabeza del segundo Reska. Un momento de respiro en que Shisui sostuvo su brazo junto al hombro y vieron, estupefactos, como los músculos de su hombro se unían a los de su brazo.

Poco a poco sintió su extremidad. Todavía no se regeneraba en su totalidad y tardaba más que las heridas ingeridas. Aun así, era macabro ver los músculos de su propio cuerpo e intentar mover sus dedos entumecidos. Shisui estuvo a punto vomitar al ver tanta sangre, huesos rotos y piel tirada. Se contuvo a tiempo lanzando los talismanes supresores a los Reska caídos.

Con el cuerpo moribundo y gritando internamente de dolor, Sasuke continúo con la matanza con una sola mano móvil. Aún si destrozaba su cuerpo en el proceso, debía exterminar a los Reska o nadie sobrevivirá.

Los oídos le zumban, zumban y zumban. Cada vez más fuerte. Las personas a su alrededor dicen algo, pero no puede escucharlos. No mientras la realización lo golpeaba sin previo aviso, mientras arrastraba los pies descalzos y descubiertos por las extremidades que perdió y tuvo que recuperar. La sangre que pisaba en charcos, mientras sus ojos enfocaban aturdido más allá, lejos, dónde se escuchan gritos y un llanto incesante.

Toda sombría satisfacción de haber retenido al último Reska se esfumó en un santiamén. Mientras caminaba cojeando a dónde la desesperación lo lleva, pasando por un montón de cadáveres de conocidos, de hermanos marciales y familia por igual. De momentos dónde alguien abrazaba un muerto y pedía perdón a gritos, mismos que paulatinamente pudo escuchar.

Después de la calma, vino el lloro. Cuando creyeron que los controlados retrocedieron porqué Jiraya había muerto en manos de Fugaku, lo cierto es que es lejos de la verdad. Y Sasuke estaba tratando de lidiar con el nudo creciente de su garganta mientras se tambaleaba.

Efectivamente alguien está muriendo.

Pero no es Jiraya. No. Ni por asomo.

Jadeó al caer de rodillas, cansado y adolorido por todas partes. Había una que otra herida nada grave que quedó tras acabar el tiempo, por lo menos tenía todas sus extremidades intactas. Debería estar agradecido, pero no encontraba esa emoción, no cuando su vista borrosa, mientras yacía arrodillado, enfocaba a su padre tendido en el suelo con una espada atravesada en el pecho.

No cuando Itachi llora sobre el cuerpo de su padre, desesperado. Tsunade, junto a ellos, concentrada en pasar energía espiritual al cuerpo de su padre sin dar ningún efecto. Kakashi al otro costado, con los puños apretados y la cabeza ladeada, ocultando su rostro.

Sasuke sintió un dolor sordo y profundo al arrastrarse por la nieve. Alguien lo ayudó a acercarse, no recordará quién, pero sentirá una profunda gratitud porqué le permitió obtener unos instantes junto a su padre en su último respiro.

—¡Padre! —exclamó al llegar, cayendo se rodillas junto a él con las manos suspendidas sin atreverse a tocar su cuerpo por temor a empeorarlo más. Reparó en las heridas fatales, en el estomago y pecho además de la obvia del corazón.

Lo que le aturdió fue reconocer la espada de su hermano atravesando el corazón de su padre.

—¡Lo siendo, padre! ¡No merezco vivir! ¡Yo debería estar en su lugar! —gritaba Itachi tomándolo de la mano, rogando una y otra vez por el perdón de su moribundo padre—. Si no fuera tan impotente y débil de carácter yo... ¡no merezco su perdón ni consideración-!

Los gritos fueron sordos a oídos de Sasuke, parpadeando con fuerza tratando de mantenerse al día.

Hay una espada atravesando a su padre, mismo que apenas abría los ojos y enfocaba a Itachi con el brillo de sus pupilas desvaneciéndose.

Tsunade ya no presionaba la herida, si no que agachó la cabeza y apretó los puños sobre las rodillas. Y Kakashi parecía al borde del colapso mientras los observaba.

Todo esto el menor lo observó con aturdimiento. Del conocimiento y anticipación de lo que estaba sucediendo.

Su padre está muriendo y no hay nada que puedan hacer para salvarlo.

Es lejano, a cierto punto, las presencias que se acercan. Inclusive su hermano, el mismo que pide perdón llorando como un niño desesperado, aferrándose a Fugaku con fuerza temiendo a que se desvaneciera. Sasuke puede hacerse una idea de lo que ocurrió basándose a que Itachi fue controlado y Jiraya no se veía a la vista.

Fugaku hablaba o intentaba hacerlo a través de la sangre acumulada en su boca. Itachi escuchaba entre sus lamentos, pero Sasuke... miraba con cierta sensación helada a su padre, yéndose, escapando de sus manos, dejándolo a él y a su hermano solos.

—Padre —se ahogó con su propia voz. Hasta ese momento se percató de cuando húmeda sonaba, de la vulnerabilidad que se filtra en cada tono. La piel de su padre perdía calor a cada segundo y Sasuke se esforzó en permanecer quieto, con la respiración controlada.

Lo cierto es que no lo logró.

Emitió un quejido mientras apoyaba la frente en el dorso ajeno, ocultando las lágrimas que se deslizaron por sus ojos. Rastros de sangre acumulándose en sus mejillas por el veneno que está desintoxicándose.

¿Por qué tenía que ser así? ¿No bastaba con que le arrebataran a su madre, si no también a su padre?

¡No es justo! ¡No lo es! Sasuke simplemente quiere-

—Sasuke... —logró articular Fugaku atrayendo la atención de ambos. El aludido casi flotó sobre él, desesperado por escucharlo e Itachi se desparramó más, encogiéndose en sí, sin soltarlo—. No odies a tu hermano... por esto... elegí el camino... en que los dos, todos, sobrevivieran...

Sasuke negó inmediatamente con la cabeza. ¿Odiar a su hermano? ¡Es un concepto demasiado absurdo para si quiera considerarlo! No podría, ni aunque lo intentara con fervor, sería incapaz.

—Nunca podré odiar a mi hermano —le aseguró con aplomo.

—Itachi...

—¡Pero fue mi culpa! —exclamó el mayor desesperado—. ¡Yo le enterré la espada, yo-!

Itachi se ahogó con sus palabras al sentir el agarre fuerte de Sasuke sobre su hombro. Miró a su hermano menor con mucho miedo a ser masacrado con palabras por la persona que también ama. En cambio, Sasuke lo miró intensamente intentando transmitirle que no era momento de recriminarse, no ahora cuando su padre se está muriendo y dictando sus últimas palabras.

El entendimiento mutuo de ambos es de otro nivel. Itachi lo comprendió al instante y se calló, apretando los labios obligándose a no decir nada al respecto mientras su cuerpo se volvía flácido. Fugaku pareció agradecido por el silencio paulatino, observando los copos de nieve descender desde el cielo nocturno con vestigios de humo y llamas lejanas.

—En el futuro... apóyense mutuamente. De ahora en adelante, se tendrán el uno al otro nada más —susurró Fugaku.

Pareciera que es el último esfuerzo, porqué estiró la mano que sostenía Sasuke y la posó sobre su cabeza, acariciándola con gestos suaves y temblorosos.

El menor ensanchó mucho los ojos, perplejo y viéndolo con mucha emoción contenida y lágrimas gruesas escurriendo en silencio a través de su expresión incierta.

—Lo siento, Sasuke, por separarme de ti los primeros años de tu vida... —expresó con cierta delicadeza escondida—... hubiese querido más tiempo para remendar todo el daño que te ocasioné. Me temo... que solamente podré imaginármelo —respiró hondo, casi con dolor—. Pase lo que pase a partir de ahora... recuerda que eres mi hijo, sangre de mi sangre. Nunca te desprecié, aunque pareció lo contrario. Siempre te vi.

Sasuke asintió frenéticamente con los labios apretados, incapaz de hablar. Sentía la sangre filtrarse por sus dientes por la fuerza en que se mordió el labio. Le temblaban las manos, el nudo de su garganta se intensificó cuando le tomó la mano y le besó los dedos en un gesto de amor ágape que nunca pudo profesar correctamente.

—Itachi... no te culpes de mi muerte, odiaría que te reproches para siempre. —Fugaku ya tenía problemas para formular palabras, gastando sus últimas energías—. Decidí dar mi vida por ti... así que hónrame viviendo buscando tu paz. ¿De acuerdo? —susurró e Itachi no dijo nada, pero escuchó atentamente mientras contenía sus sollozos—. No dudes de tus capacidades. Sé que serás un excelente líder, hijo, no lo dudes.

Finalmente, estiró ambas manos, colocándolas en las mejillas de sus hijos. De sus dos grandes logros en la vida que lo veían desde arriba con expresiones destrozadas y sumergidas en miseria.

(Cómo le dolía a Fugaku dejarlos tan jóvenes).

—No olviden, que, en este mundo, quién más los amo fui yo. Estoy orgulloso de ambos... nunca... lo olviden...

Por segunda vez en el día, Sasuke sostuvo un cadáver de un ser querido. Cuando la luz se apagó en los ojos de Fugaku y sus manos cayeron, se apresuró a tomar la que lo tocaba, acunándola contra su rostro robando los últimos vestigios de calor mientras se desataba el llanto.

Un Cazador de demonios nunca se volverá un fantasma a menos que haya muerto tan horriblemente y su padre se sacrificó a voluntad. No importa cuantas suplicas alce al Cielo, su padre no regresará.

Lloró en silencio cubriéndose el rostro con ambas manos, vagamente sintió a Itachi abalanzarse a abrazar a Fugaku y gritar a pleno pulmón. Sasuke cedió a sus propios instintos y se inclinó para abrazar a Itachi, estrujándolo en brazos.

Oh, su querido hermano. Debía sentirse aún más peor que él, culpándose de la muerte de su padre, de tener entre sus brazos su cadáver frío. El que propició en sus acciones no conscientes.

Él mismo no pudo controlarse. A pesar de que los sollozos agudos y bajos que salían de sus labios, tratando de no alterarse porque de lo contrario, no podría ayudar a su hermano que estaba más destrozado que él. Gritando y pidiéndole a su padre que regresara, que no los abandonara. Aún hay cosas que debe enseñarle para ser un líder recto y correcto.

Sasuke no se separó de su hermano por mucho tiempo siendo vago en lo que sucedió a su alrededor.

Lo que recordará después, es a cada Cazador apoyando una rodilla en el suelo, agachando la cabeza en señal de luto por su líder caído. Uno tras otro, guardando silencio entre los sollozos dispersos y la nieve acumulándose sobre ellos, abriendo paso a la madrugada.

Su hogar no solamente perdió a seres queridos, si no a un valioso líder que los protegió a todos hasta el final.

A lo lejos, las hileras de humo se volvieron blancas mucho después.

Murió un honorable líder, diría Kakashi entre lamentaciones.

Murió un amigo, diría Tsunade con los ojos rojos.

Murió un padre que, pase sus defectos, nos amó con todo su ser, diría Sasuke con la mirada vacía.

Con su hermano negándose a soltar el cuerpo frío de su padre, Sasuke tuvo que endurecer sus emociones, ignorar el dolor de su cuerpo y mente, y hacerse cargo de la situación en general.

Muchos veían a Itachi como si esperaran indicaciones, lo cual es esperado ya que era el nuevo líder del Clan. La realidad es que Itachi no está en condiciones ópticas para poner orden.

Afortunadamente contó con el apoyo de Kakashi y Tsunade. Entre los tres coordinaron a los Cazadores sobrevivientes. El fuego se apagó en algún momento de la noche y la barrera que lanzó Jiraya se deshizo presuntamente cuando desapareció.

Nadie vio que dirección tomó, lo único que sabían —por el relato de Kakashi— es que Jiraya se estaba retirando debido a sus heridas de muerte, llevándose a los controlados consigo. Entre ellos, a Itachi.

Aquí es donde ocurrió el fatídico accidente. Fugaku no permitió que raptaran a su hijo mayor. Entre el furor, Fugaku casi logra asestar el golpe definitivo a Jiraya, al mismo tiempo Itachi se interpuso. Claramente su padre nunca lastimaría a sus propios hijos y bajó el arma, entregándose completamente a la voluntad de un controlado Itachi.

Así resultaron las cosas. Sasuke no tiene derecho a reprochar y él mismo sabe que su hermano hubiese preferido arrancarse la mano antes de lastimar voluntariamente a su padre.

En algún momento de la madrugada Tsunade lo sentó en el Pabellón Médico y trató las heridas resultantes. El caos a su alrededor no había cesado, nunca había visto el Pabellón Médico saturado de heridos y sanadores corriendo de un lado a otro. Era un desastre entre heridos y gritos dispersos. Olor a sangre y hierbas medicinales. De rostro cansados, decaídos y, a la vez, llenos de incertidumbre.

No se quedó ahí pase a las quejas de Tsunade. Se retiró cuando llegó una niña desmayada qué necesitaba recostarse. Ayudó un poco en acomodarla y luego se apartó.

Con apenas un respiro de descanso regresó a coordinar la última búsqueda. Muchos de los edificios del dojo principal se quemaron y varios murieron a causa del fuego. Los cadáveres fueron juntándose poco a poco en los campos de entrenamiento.

Obito se encargó de coordinar esa área mientras Shisui e Iruka juntaban los restos de los Reska, hallando la manera de encerrar sus cuerpos. Kakashi recuperó la bolsita dimensional que contenía a Mei de las pertenecías de su padre.

Fue una madrugada bastante larga. Y en algún momento de esta, se topó con Madam Hikoro llenándolo de alivio infinito. Le habían dicho que la vieron ponerse a salvo en la barrera interna qué creó, pero poder abrazarla le trajo cierto consuelo.

—Joven maestro, está herido. —Madam Hikoro lo veía con horror abierto. Tardíamente Sasuke recordó que no se había lavado la sangre, simplemente alguien le dio ropa de repuesto y ventas limpiar para cubrir sus antebrazos. Agradeció internamente que no tuviera todas las cicatrices expuestas.

—Ya atendieron mis heridas, no estoy en peligro —aseveró. Le gustaría decir lo mismo de su estado emocional, pero a cada segundo se destrozaba.

Necesitaba un momento.

Sólo uno pequeño para derrumbarse, luego, alzaría la cabeza y continuaría con sus labores.

Se quedó en silencio mientras Momo emergía de los pliegues de Madam Hikoro y se deslizaba a él, lloriqueando. Sasuke lo sostuvo en brazos, brindándole un abrazo. Los animales espirituales son sensibles a las emociones de sus amos, especialmente Momo es muy expresivo, llora lo que él no puede en estos momentos.

—Oh, joven Sasuke —susurró Madam Hikoro atrayéndolo a sus brazos. Sasuke no se resistió, se dejó abrazar—. Lamento tanto la muerte de sus padres.

Las noticias de que la sacerdotisa Mikoto y el líder Fugaku están muertos se extendieron rápido. Nada estaría oculto. Ahora la incertidumbre se derriba a qué sucedió realmente ¿fue un éxito el golpe de estado? Sasuke no lo sabía, pero tenía que averiguarlo tarde o temprano.

Como dijo, necesita un momento.

Al separarse, Madam Hikoro le instó a que fuera a su Pabellón a descansar un rato.

—Pero todavía hay cosas por hacer —alegó él dispuesto a rebatir pase a su urgencia.

Madam Hikoro negó con la cabeza.

—Para continuar con sus responsabilidades debe tomarse un descanso. Nadie le reprochará, si no fuera por usted todos estaríamos muertos.

El nudo en la garganta de Sasuke se aflojó un poco, no lo suficiente porqué alguien detrás de él murmuró un: "Madam Hikoro está en lo cierto, joven maestro, vaya a descansar". Luego se percató que eran unos discípulos al azar, a quienes había visto un puñado de veces, pero nunca interactuado. Olvidó que estaba en la entrada del Pabellón Médico, dónde iban y venían varios Cazadores trayendo a nuevos heridos.

Naturalmente, escucharon parte de su conversación.

—No me obligues a arrastrarte por las orejas a tu Pabellón. —Y obviamente, Kakashi también lo escuchó al acercarse con Itachi a cuestas. En un principio se había negado a soltar el cuerpo de su padre.

Al parecer su maestro logró persuadirlo de apartarse. Itachi necesitaba curar ciertas heridas. Su rostro estaba ido, desprovisto de emoción, era algo más letal que la inexpresividad.

—Ve a descansar. Estaremos bien por unas horas —indicó Kakashi guiando a Itachi dentro para revisión.

Observando la espalda de su hermano, Sasuke cerró los ojos. Compartía el sentimiento con él.

Sasuke mató a su madre.

Itachi mató a su padre.

Una risa irónica salió de sus labios. Hermanos tuvieron que ser.

No puso más resistencia y se dirigió a su Pabellón. Al estar apartado del dojo principal no sufrió ningún daño. Apenas y las cenizas habían alcanzado el puente que conectaba ambos lugares. En su camino observó el agua del río congelado. La nevada aminoró desde hace tiempo, y ahora apenas sus copos caían del cielo un poco despejándose.

En el horizonte veía una rendija de luz rojiza y violeta en lo profundo del cielo, anunciando pronto que vendrá el alba dando inicio a otro día distinto. La muerte estaba danzando en el aire, dejando a los vivos en el infinito lamento del luto.

En sus brazos Momo seguía temblando, afectado por las emociones. Sasuke se adentró a su Pabellón solitario y oscuro. Mientras caminaba por el pasillo hasta la sala común, el silencio lo envolvió de todas direcciones.

Una parte de él consideró su residencia tan desolada y vacía de vitalidad, eso antes que llegara Madam Hikoro y la estancia corta de Hinata y Shino, y la visita de Sakura dejó una impresión duradera.

Y también, su padre. Oh. Su amado padre. Las veces que estuvo en su Pabellón después de regresar de reclusión son contadas con la palma de una mano, pero cada una fue especial en su corazón. Sobre todo, la última vez que se vieron, hace más de un mes, una noche antes de que Sasuke marchara al asentamiento.

Fugaku se había sentado frente a la mesita, erguido y serio. Cualquiera se engañaría sobre los temas tratados, lo cierto es que Fugaku únicamente hurgó un poco sobre su próximo destino y le pidió cuidarse, que mandara cartas con frecuencia y volviera a casa si había peligro.

En ese entonces Sasuke había asegurado en medio broma que el único peligro inminente era el carácter voluble de Sasori. Fugaku lo miró escéptico, pero después aceptó sus intenciones de tranquilizarlo y bebió calmo del té, uno que era su favorito y Sasuke se esforzaba en tenerlo listo para cada visita.

Su conversación fue algo simple, trivial, nada emocional o intensa. Como si tuvieran toda la disponibilidad del mundo y las intenciones de verse después.

La última charla con su padre fue así de trivial, pero ahora importante, guardada en lo más profundo de su corazón.

Siempre recordará con nostalgia el apretón de hombros que Fugaku le dedicó al despedirse. De sus serenas palabras de "nos veremos en Año Nuevo" y su silueta desapareciendo por la tenue luz que alumbraban las linternas del exterior, creando un cuadro cálido en su corazón.

Nunca nadie sabe cuando morirá y ciertamente subestimó el tiempo de sus padres en el mundo.

Nada dura para siempre.

Ya le quedó claro. Y mientras comienza a sentir la intensidad de las emociones aplastándolo fuertemente, abrazó a Momo contra el pecho, tambaleándose sin siquiera haber dado un paso. Temblando poco a poco, buscando una salida para las lágrimas ahora retenidas.

Su alma buscó refugió en lo que tuviera alcance, como deseaba, por todos los cielos, tener a Sakura a su lado y le asegurara que todo estaría bien, aunque no lo estuviera en absoluto. Una mentira a medias que creería por omisión con tal de no sentirse tan destrozado.

El controlar siempre sus emociones a veces es un problema. Ahora que tiene el nudo en la garganta y las imágenes pasan borrosas, simplemente se queda en blanco sin saber cómo iniciar. Le duele la nuca, le palpita la frente y su cuerpo pesado exige a gritos un descanso adecuado. El dolor fantasmal de las heridas se impregna en su mente.

Un paso a la vez.

El pie derecho delante del izquierdo. Enfoca la vista. No te tropieces con tus propios pies, camina a la derecha...

Momo se deslizó de sus brazos, haciendo un movimiento extraño mientras se acurruca, mirando la puerta trasera. Sasuke no tarda en percibir una energía inusual antes de verla o escucharla.

Primero lo escuchó. Pasos que se hunden en la nieve del pario, acercándose con lentitud, son pesados y largos. Luego lo ve. La silueta irguiéndose, haciéndose una sombra grande proyectada contra la puerta. Hay un hilo de energía resentida en el aire, pero, extrañamente, ninguna intención asesina dirigida a él.

Sea quién sea, no está aquí para matarlo.

Pesadamente cerró los ojos, tragándose el nudo de su garganta. Justo cuando estuvo a punto de desbordar sus emociones.

Recompuso con mucho esfuerzo su expresión a una estoica que no revelara que se está rompiendo por dentro, entrando al luto por sus padres. Por diferentes razones, pero luto, al fin y al cabo.

Colocó a Momo en un cojín, acercándose a deslizar la puerta. Hay algo en el aire. No puede explicarlo bien, pero viene acompañado con un escalofrío involuntario. Sasuke no percibe porqué la piel de su nuca se eriza al elevar su vista y toparse con Ryu, de pie a unos metros lejos de él con un rostro mortalmente adusto.

Miles de pensamientos pasaron por su mente. No los más importantes, pero sí los urgentes.

No lo vio al principio, pero hay algo que Ryu sostiene firmemente contra su pecho. Con tanta fuerza y a la vez, delicadeza.

El primer rayo de sol se asoma por el horizonte, y entonces, finalmente las grietas en el corazón de Sasuke se fracturan hasta aplastarlo en mil pedazos cuando baja más la vista.

Allá abajo, lo que sostiene Ryu con cuidado entre brazos, es a Sakura.

Un cuerpo ensangrentado que ya no respira.

Hay algo que se desliza por su mente, caótico y desesperado, desgarrando sin compasión su alma cuando Ryu lo mira directamente a los ojos y dice con voz trémula:

—... Sakura está muerta.

















Je, yo misma me ahorco, así que no es necesario que lo hagan ustedes -agarra con fuerza su bate- no me funen. Desde el concepto de este fic, Sakura iba a morir sí o sí. Fugaku, bueno, eso se decidió cuando controlaron a Itachi, pero de alguna manera iba a desaparecer. Sasuke necesita ese desarrollo, mmm.

Como consuelo, todavía falta quizás no más de 20 caps para que termine el fic, espero no pasar de los 100 así que, eh, hay planes todavía para nuestro SasuSaku. Pero el sufrimiento esta de por medio.

No soy mala, sé que dije que actualizaría el lunes, pero ¿cómo puedo dejarlas con este final? El siguiente capítulo será publicando alrededor de una hora después de este, ya lo deje programado. Ahí estaré dando las impresiones de ambos capítulos.

-Deja pañuelos- mientras tanto, respiren, porqué esto llamado "empeora antes de mejorar" apenas está comenzando. 

(Pd: iba a hacer memes, pero SERIA TAN DESGRACIADA -c ríe para no llorar-).

















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