/63/ Supe que eras tú

*Agarra el micrófono*: este capítulo es de revelaciones. Así que aguanten.

*Empatía: no lo expliqué bien en capítulo anterior, pero este término viene de la novela de Mo Dao Zu Shi que es una técnica para ver los recuerdos y memorias de espíritus.

Amable recordatorio que esto no es un crossover en su totalidad (que en realidad sí) pero no es necesario saber sobre las otras 2 historias porqué lo que nos compete e interesa lo explico dentro de los capítulos :) además, esto se centra principalmente Sasuke y Sakura *risas*


¿Francamente? Sakura ocultó su inquietud cuando hizo los sellos de manos y Deidara ingresó a su cuerpo. Al cerrar los ojos y relajar el cuerpo, su mente fue transportada. La sensación que la embargó era conocida, no familiar, pero dejaba una marca de haberlo experimentado por lo menos unas cuantas veces.

Pero esto no fue la razón principal de su agitación. El motivo principal es lo que encontraría en los recuerdos de Deidara. Tiene varias sospechas y ninguna de ellas le gusta realmente.

En un abrir y cerrar de ojos se encontró de pie en medio de una calle lúgubre y parcialmente oscura. Viró el rostro, admirando el paisaje un poco borroso hasta toparse con Deidara; lo reconoció al instante por su singular cabellera rubia y ojos saltones. Corría entre las calles sosteniendo un paquete contra su pecho, con ropa andrajosa y sucio, nadie le prestó atención.

Sakura no dudó en seguirlo. Los recuerdos de cada persona son un laberinto. Si no perseguía a Deidara se perdería entre memorias vagas e inciertas, quedando atrapada sin posibilidad de retorno.

Obviamente al ser recuerdos nadie la veía y podía atravesar todo como un espectro. Deidara parecía frenético cuando irrumpió una vieja casa, cayéndose en pedazos y con muchos agujeros en el techo. Un estilo de vida al que está familiarizada, nada fuera de lo que sus ojos no hubieran visto por algunos años y haya experimentado en carne propia.

Una vez dentro, Sakura se quedó en el umbral vigilando al niño rubio que corrió a lo que parecía un intento de mesa, buscando una taza de cerámica que vio mejores días y echando ahí lo que traía el paquete.

En realidad, no le prestó mucha atención, se concentró en mirar a la mujer acostada en el catre dando la espalda a la puerta. Y por lo delgada que parecía, con manos huesudas cuando agarró la taza que le ofreció Deidara y un rostro delgado y pálido, era evidente que estaba enferma. Una inspección más de cerca reveló que se parecía bastante a Deidara. No hace falta sumar dos más dos para saber que se trata de su madre.

Por más que sintiera el corazón estrujarse un poco, esto era el pasado. No podía ser cambiado. Lo que ve son recuerdos de días funestos y fríos, cotidiano en la vida de un semidemonio en situación de calle. Tuvo que endurecer un poco su corazón y no dejarse llevar por la emoción, escuchando y viendo a Deidara parlotear que logró conseguir una medicina que ayudaría a su mamá a superar el dolor.

Es una lástima. Las llagas en las piernas y rostro de la mujer los vio en algunas cortesanas de bajo costo en los burdeles. Prostitutas que contrajeron enfermedades y fueron botadas cuando se volvió complicado a sus dueños mantenerlas. Desechadas como trapos sucios, sin que nadie les diera una segunda mirada.

Es fácil deducir que la madre era humana, una cortesana en sus mejores días. Y en el peor de ellos, involucrándose con un demonio que la dejó embarazada y al perder su valor, tuvo que prostituirse para mantener a su bebé. Una historia más común de lo que imaginan.

Sobre todo, si trae dentro suyo una criatura despreciada por la sociedad.

—Hmp —murmuró Haruno desviando la vista cuando vino a su mente el rostro de su propia madre.

(No se permite pensar mucho en ella).

El tiempo dentro de los recuerdos es incierto. De un escenario a otro pueden transcurrir días o instantes, pero ocurrían cronológicamente. Vigiló a Deidara paciente en todo momento, viéndolo trabajar de sol a sol en campos de arroz ganando lo mínimo y obtener alimento para una persona. Caminaba al pueblo vecino a comprar bollos de una anciana ciega y regresaba a casa.

Sus nervios tuvieron que ser de acero. Así, cuando llegó el momento esperado, también contuvo el impulso de abalanzarse contra los captores de Deidara quién gritaba a todo pulmón mientras era sostenido y arrastrado por toda la calle.

—¡Déjenme! —suplicaba en desesperación, pero sus gemidos caían en saco roto en los oídos ajenos—. ¡No puedo dejar a mi mamá! ¡Ella está enferma y morirá si no la cuido!

Tuvo que repetirse una vez más que eran recuerdos, que por más quisiera intervenir no cambiaría el curso de los acontecimientos. ¡Pero fue muy difícil al ver cómo sometían a Deidara contra el suelo, pisándolo como si fuera una escoria!

Sakura rechinó los dientes, con ojos de dagas en los captores. Juraba que, si alguna vez los reconocía, los haría pagar con creces esta humillación.

Pero, al final, como lo dijo, eran recuerdos. Nadie del pueblo pobre y nada sustentable intervino en la captura de lo semidemonios que vivían ahí. Al contrario, los habitantes parecían contentos que se los llevara; lo cual es lógico. La mayoría piensa que ellos son la razón por la cual el pueblo se empobrece.

Arroja la fruta podrida antes que infecte al árbol.

Así de simple para las personas carentes de empatía cortan de tajo toda moralidad.

De otro parpadeo y otro, Deidara fue arrojado en una jaula, encadenado como un lobo domesticado (no, peor que un animal). En la reducida jaula había otras ocho personas, entre niños pequeños y jóvenes. Todos menos de los quince años. Deidara seguía suplicando, pidiendo que lo dejaran salir, debía comprar la medicina de su madre o moriría pronto.

Pero hicieron caso omiso.

Nadie prestó oídos a los lamentos de un animal herido.

La siguiente vez que Sakura tuvo que controlar sus emociones fue cuando quitaron la manta de la jaula y pronto estaban en la entrada de un calabozo subterráneo, cuya superficie era rodeada de un fogoso bosque de árboles enormes que proyectaban una sombra terrorífica contra la luz lunar.

Los centinelas abrieron la jaula y obligaron a los semidemonios a salir. Les colocaron grilletes en los pies y una cadena que los unía a una cadena en conjunto para disminuir el riesgo de fuga. Entre llantos silenciosos y súplicas, fueron empujados a caminar en fila de indio hasta las escaleras.

—¿Qué tanto admiras? ¡Camina, escoria! —gritó el que parecía ser el líder, un viejo barbudo que empuñaba un látigo cuál azotó contra el semidemonio que encabezaba la fila.

El chico gritó, tambaleándose hacia el frente. Sakura gruñó, moviendo los dedos tentada a sacar sus dagas y agujerarle el rostro a ese bastardo barbudo. Lamentablemente, no podría hacerle daño, ni siquiera tocarlo vaya. Se consoló brevemente en erguir planes de sufrimiento futuros contra cada persona involucrada.

Caminó junto a Deidara escaleras abajo, la oscuridad ciñéndose sobre ellos. Las cadenas emitían un tintineo que, acompañado con respiraciones aceleradas y chillidos agudos, daban un escalofrío interno que erizaba la piel de cualquier ser vivo.

Entre vueltas y andadas, dejaron a la mitad en celdas individuales y al resto, en el que incluía Deidara, los llevaron al centro de lo que parecía ser una habitación equipada con varias camillas y cinturones de cuero. Los semidemonios fueron separados de la cadena conjunta y empujados bruscamente a las camillas ya preparadas.

Deidara se sentó tambaleante en la orilla, mirando a su alrededor con mucho temor. Apretaba las manos unidas tan fuerte que no sería descabellado pensar que se dislocó un dedo por la fuerza ejercida. Dentro de la habitación tan espaciosa había varios instrumentos de medicina, jarrones con sustancias viscosas y variedades que Sakura vagamente reconoció.

Aunque estaba más concentrada en mirar a cada sujeto que amarraba a los semidemonios en las camillas. Cuando llegó el turno de Deidara puso un poco de resistencia, pero lo sometieron con facilidad y pronto se encontró atado de pies, manos y cuello. Estar en tal estado vulnerable alteraría a cualquiera, y, sobre todo, sin saber qué harán con tu persona.

Haruno pudo empatizar con esa desesperación.

Pronto aparecieron dos personas más, de las cuales, sus voces llegaron a ella como un relámpago repentino que cae rompiendo un árbol. De ese fenómeno que observas a lo lejos y estimas las posibilidades que estés cerca del desastre, tanto pueden ser altas como nulas.

Todo, según dicen, depende del destino.

Y vaya que, ahora mismo, cree firmemente que el destino no es muy poco, sino muy cruel y perturbador.

—Estos son los semidemonios que pudimos recaudar.

—Debería comenzar ya la implantación, son muchos y sólo tengo una noche.

Siendo sincera, creyó que este descubrimiento la dejaría perpleja. Resultó todo lo contrario. Siempre hubo algo que le dio mala espina e impresión en estas dos personas.

Jiraya y Mikoto. Ambos acercándose a la camilla dónde estaba Deidara.

Un espiral de emociones envolvió a Sakura, quieta en su lugar mientras entrecerraba los ojos a ambos sacerdotes, buscando y hallando respuestas a muchas preguntas, tanto de ella misma cómo de otros. A la vez, su mente en blanco al procesar la visión de Mikoto, vestida con un kimono completamente blanco, se inclinaba a Deidara como si lo inspeccionara con la vista.

—Este chico tiene una estructura muy débil. ¿Está seguro de que quiere implantárselo a él? —cuestionó Mikoto.

Jiraya caminó del otro lado de la camilla, observando a Deidara que comenzaba a respirar con rapidez debido al miedo y pavor, ni siquiera podía hablar, pasmado por tener a dos adultos frente a él de apariencia intimidante. Y bueno, para cualquier niño de trece años le parecería peligroso e intimidante cualquier adulto potencial a lastimarlo.

—Todos aquí están en las mismas condiciones.

—Es muy arriesgado. Tenemos pocas flores y aún no puedo acceder a todos mis recuerdos. —Ella chasqueó la lengua—. Es una lástima que el incendio haya reducido a cenizas mis notas. Habríamos llegado más rápido a la reserva que sembré cuando trabajaba en el burdel.

—Ya recordarás a su debido tiempo —dijo Jiraya con bastante confianza—. Mientras tanto, trabajaremos con estos sujetos de prueba. Si los semidemonios acogen bien la flor, habremos ganado.

Sakura movía la cabeza de hito a hito en la conversación que mantenían ambos. Hablaban descuidadamente frente a Deidara porqué sabían que modificarían sus memorias para que no recordara nada a voluntad. Por tanto, entre líneas Sakura intentó con todas sus fuerzas interpretar el significado oculto entorno a estas frases.

¿Mikoto sembró estas flores? ¿Cuándo y dónde? Tenía entendido que se mantuvo recluida en la Villa de Fuego manteniendo la barrera sobre el Monte de las Ánimas, pero si estuvo en este lugar, no estaba tan segura que tan verídica sea la información. Por otro lado, está Jiraya, no olvida que ese hombre propuso aquel método despiadado que involucraba rajarle los brazos a Sasuke cual animal de matadero. ¿El Sumo Sacerdote del Clan involucrado en torturar despiadadamente a niños?

Pero, lo que más le preocupa ahora a Sakura, es la información faltante. Mikoto decía "no haber recuperado sus recuerdos" y Jiraya asegurando que lo haría, algún día.

Se detuvo en ese dato, mientras observaba, como si fuera en cámara lenta a Mikoto colocando una mordaza a Deidara en la boca después de cortarle la ropa con toda la frialdad del mundo, dejando expuesto el pecho. Entonces, agarró una pequeña cuchilla del estante y, sin miramientos ni preparación con anestesia, lo hundió dentro de Deidara.

Y él estaba consciente.

Joder. Deidara seguía despierto.

Deidara ahogó el grito con la mordaza e intentó sacudirse entre las cuerdas que lo sujetaban. Mikoto hizo un corte limpio, no tan grande pero sí lo suficiente para meter los dedos y separar sin pudor la piel. Después, alargando la otra mano, agarró de un cuenco previamente dejado por asistentes sacando una flor de aspecto peculiar. Sus pétalos largos y grafilados eran completamente negros con el centro a rojo vivo, miles de partículas que se unían en circulo para alzar una belleza mortal.

Misma flor que Mikoto no dudó en introducir en aquel agujero que abrió, pero no acabó allí. Sino que hundió su mano en el pecho de Deidara y emanó energía espiritual. La altura en que hizo el corte fue para acceder directamente al núcleo espiritual, mismo que todo semidemonio poseía y tenía restringido por los grilletes.

Mikoto introdujo la Flor de Medianoche en el núcleo espiritual de Deidara. Todo esto mientras los gritos frenéticos y movimientos desesperados del semidemonio no cesaban. Lágrimas corrían por las mejillas del niño y sus pupilas estaban llenos de pavor y dolor incesante.

La misma vista de Sakura se tornó a rojo vivo. Una atrocidad presenciar a esta persona torturar sin miramientos a un niño. ¡Un niño, maldición, que no tenía la culpa de nacer diferente! Se aprovecharon de su condición. De su falta de protección, de su condición actual.

Se aprovecharon de su debilidad.

Esta vez Sakura perdió la compostura, se abalanzó con un gruñido a Mikoto, pero en el instante que intentó agarrarla por el cuello, traspasó como si fuese completamente humo. Ahí el golpe de la realidad la volvió a zarandear de la peor manera.

No importase qué sintiera o hiciera. Era imposible cambiar el pasado.

¡Sin embargo, no podía quedarse simplemente quieta viendo como estos dos monstruos sin corazón torturaban a niños implantándoles esa maquiavélica flor en sus núcleos espirituales!

Su visión se tornó borrosa entre más pasaba la escena y su respiración se agitaba. Mikoto no dudaba en remover las manos en el pecho de Deidara, dentro de su piel, como si estuviera acomodando la flor en una mejor posición; mientras que Deidara sufría el peor calvario de su vida, sometido a un dolor inmenso que su especie no merecía, qué ningún niño no merecía.

Ahora entendía por qué Deidara dijo que fue sumamente doloroso, tanto que no fue necesario lo que sea que hayan hecho para modificar sus recuerdos, el suceso resultó tan traumático en sí que él mismo terminó por bloquearlo.

A cada segundo le costaba controlar sus propias emociones. Rebosantes de ira con intenciones de materializar en puños o cabezas arrancadas de sus cuerpos, específicamente de Mikoto y Jiraya. Este se mantenía al costado, contemplando el procedimiento sin una pizca de remordimiento o emoción en el rostro.

Luego, se acertó y tanteó: —¿Lo aceptó?

Mikoto torció la boca en una sonrisa de desagradable.

—Mi teoría es cierta —respondió la sacerdotisa sacando las manos ensangrentadas. Hilos de líquido carmesí escurrían por sus dedos, la sangre de un inocente—. Los semidemonios tienen un núcleo espiritual más fuerte que un humano promedio. En sí es una ventaja y al mismo tiempo, una desventaja en núcleos poderosos ya que reconocen la flor como una sustancia ajena y lo expulsan en poco tiempo. Si logramos que este eche raíces con las modificaciones que hice y florece, podremos implantar el alma huésped y controlarlos a voluntad.

Jiraya pareció muy satisfecho ante el veredicto.

Sakura estaba perdiendo la cabeza. Tanto, que le comenzó a palpitar y estirar las manos mientras intentaba-

"Sakura" la voz de Sasuke la detuvo en seco, dándole una sacudida inesperada. Miró a su alrededor, buscándolo hasta recordar que la voz provenía del mundo exterior y se materializa en su propia mente. "Sakura, es tiempo de volver".

—No... No —murmuró virándose a la escena horrible frente a ella, con mucha desesperación le tomó la mano a Deidara que seguía gritando. Tratando de infundirle calidez, pero nada ocurrió.

Mikoto no dejó de hacerlo sufrir.

Deidara no cesó el llanto.

Jiraya sostenía una llama fantasmal, una alma huésped.

En el mundo de los recuerdos poco o nada podía hacer para influir el curso de los acontecimientos.

Todo esto ya ocurrió, y el pasado no puede ser borrado ni cambiado.

Le dolió hasta lo más profundo del corazón reconocerlo.

"Sakura" repitió Sasuke, y esta vez escuchó las notas del guqin que le incitaban a volver "Regresa".

¿Cómo regresar dejando a Deidara sufrir así? ¿Cuándo está obteniendo respuestas al asunto detrás de Flor de Medianoche y escuchando conversaciones que Deidara atrapó, pero no recuerda en el mundo terrenal?

¿Por qué...?

"Me dijiste que confiara en ti" Sasuke sonaba firme "no hagas que me arrepienta".

No, no, no.

Si no tiene la confianza de él, entonces no tiene nada.

Con mucha fuerza de voluntad tuvo que soltar la mano de Deidara. Mikoto se había detenido una vez más y hablaba con Jiraya, pero esta vez no podía escucharlos claramente. Si Deidara, en su momento no lo hizo, mucho menos ella. Unas cuantas palabras se colaron, pero sin contexto, no sirven de mucho.

—... En unos años tendremos... ejército... entonces él... actuar ya...

—No... esperar.... La... montaña...

—... Indra... si no nos apresuramos él.... encontrará... y nos asesinará...

Sakura dio la media vuelta, apartando la vista de la escena y cayó en un pozo profundo de oscuridad absoluta.

—Ella está bien.

La confianza Hiruzen trajo un aliento de alivio conjunto de los presentes alrededor de la cama donde estaba recostada Sakura, inconsciente. Se habían preocupado cuando se desmayó justo después de abrir los ojos y decir en sentencia: "los vi".

A Sasuke le preocupó más qué a nadie. Cuando vio que comenzaba a sangrar por la nariz la llamó, pidiéndole que volviera. Y tras ver que también le sangraban los oídos estuvo a punto de intervenir bruscamente. Por fortuna Sakura volvió en ese instante. Tarde Sasuke se recriminó, casi cometió una imprudencia que pudiera perjudicarla.

Según explicó Sasori, Empatía es una técnica que consume mucha energía espiritual. Pero al no contar con ella, Sakura corría el doble de riesgo ya que dependía de la poca energía del fantasma. Eso, sumando que el hechizo está modificado con esta variante.

De nada sirve lamentarse, después de todo, pareció salir bien. Ahora es cuestión de esperar a que ella despierte lo cual no tardará mucho según las estimaciones de Sasori.

—La primera vez que lo hizo tardo horas en despertar. Después del segundo y tercer intento se redujo el tiempo. Mientras más lo domine, menos tiempo le toma regresar.

Entre tanto, Temari acudió a la cabaña y Deidara se volvió frenético pidiendo perdón y sollozando (o eso interpretaron todos porqué una llama fantasmal emitía sonidos lamentables).

Los demás les dieron espacio para que conversaran. Aunque no duraron mucho. En vida se dijeron lo necesario, y en muerte Deidara lo único que lo retuvo fue el deseo de ver una sonrisa en el rostro de la persona a quien daño profundamente.

Mientras tanto, Obito conversaba con Sasuke en voz baja sobre la disputa entre el líder Uchiha y los Ancianos. Incluyó a Sasori y Hiruzen en la conversación, explicando que Madara solicitó la presencia de Sakura para que diera explicaciones sobre los semidemonios que arrasaron con aldeas y asesinaron a los habitantes.

En sí, la situación se volvió peligrosa. En todos los ángulos analizados, es evidente para que Madara busca un chivo expiatorio que llevara la carga de los involucrados. A estas alturas, no es descabellado considerar la posibilidad del que el líder Hyūga esté jugando detrás de escena.

Pronto la llamita crepito poniendo din a ambas conversaciones. Sasuke se sentó nuevamente en el suelo e interpretó Descanso con Chikara, guiando el alma a disiparse con éxito, ayudándole a conseguir la paz que tanto desea.

Una última nota del guqin y Deidara desapareció. La emoción cruel que rodeó a todos en la habitación no se disipó, incluso aumentó cuando Sakura despertó con los ojos desorbitados y agarrándose la cabeza con ambas manos, exclamando un grito silencioso.

Lo cierto es que desde el inicio Sasuke estuvo con los bellos erizados y la sangre corriendo furiosamente por las venas. La anticipación al descubrimiento detrás de quién controla la Flor de Medianoche es el punto de inflexión. Conocer el responsable indirecto detrás de la muerte de Deidara y quién arrasa con la reputación frágil y tambaleante de los semidemonios frente a la sociedad.

De quién orquestó el ataque del Bosque de la Muerte.

Quién obligó al Anciano Homura a suicidarse.

(Es una idea vaga, tan vistosa y a la vez, renuente en aceptar).

Lo que necesita es una confirmación de la persona en quién más confía.

—La mataré... juró que lo haré —espetó Haruno entre sus manos.

—¿A quién matarás, Sakura? —le cuestionó Hiruzen junto a ella, frotando su espalda en modo tranquilizador. Sasuke no dudó en acercarse alcanzando su mano con el nudo de la garganta en aumento—. ¿Qué viste en los recuerdos de Deidara?

Por los siguientes años, Sasuke recordará con dolor la mirada glacial que Sakura le lanzó entre las rendijas de los dedos. Ojos verdes llenos de incertidumbre; no tanto por la información que obtuvo, más bien, angustiada por la reacción ajena.

O, mejor dicho, la reacción de Sasuke pesará sobre las demás. Él se enfrió abruptamente. Supo, desde el primer instante, que será una noticia impactante en emociones negativas.

Sakura titubeó al apartar las manos, indecisa mientras alternaba la vista en los presentes y él.

Sasuke le apretó la mano, atrayendo su completa atención.

—No me protejas —masculló entrelazando los dedos con una súplica silenciosa. Veía la renuencia en ese rostro, de no querer dañarlo, pero será inevitable. Sasuke lo aceptó desde el primer momento en que ella se sumergió en Empatía—. No lo hagas esta vez. Déjame saber la verdad.

Entrelazó los dedos, apretando insistente la unión, manteniendo su mirada transmitiendo el mensaje implícito: "Dilo, no hay otra manera. Sé que no quieres lastimarme, pero no hay otra opción".

La resistencia de Sakura duró mucho, a decir verdad, todos pensaron que nunca abriría la boca.

—Los responsables son Jiraya y Mikoto.

Una cantidad de tiempo desconocida después, apenas Sasuke puso el umbral de la cabaña con el rostro de lo normal y una helades embargando su cuerpo. No prestó oídos a los llamados tras suyo que repetían su nombre, pidiéndole volver. Otra voz, quizás Sasori, les decía que lo dejaran, que necesitaba tiempo para procesar todo.

¿Procesarlo? ¡Quizás nunca lo haga!

A decir verdad, se recriminó a sí mismo. Debió suponerlo, prepararse mentalmente desde el inicio. De alguna u otra manera, muy en su interior, lo sabía. Joder. Lo sabía. Todas esas actitudes sospechosas de su madre, la insistencia de Jiraya en nombrar sucesora a Mikoto; del mismo acto en sí que su sola presencia envuelta en misterio refleja.

Todo. Todo. Todo.

«Mikoto se encargó de implantar la Flor de Medianoche en Deidara, y Jiraya insertó el alma huésped. El Maestro que tanto llaman los controlados y Naruto, es ese maldito anciano».

Apoyando la palma en el tronco del árbol, luchó en controlar su respiración repentinamente agitada. Las especulaciones presentadas eran verdaderas. La información que poseían encajaba como un rompecabezas a medio acabar, uniendo las partes cruciales que faltaban.

«Y si mis sospechas son correctas, ambos son responsables detrás del ataque del Bosque de la Muerte. Si el alma obedece al Maestro, Jiraya es el único que pudo ordenar a Homura a modificar los talismanes. Envió a Mei, Naruto y Suigetsu a hacer el trabajo sucio; y, mientras tanto se ocultó en las sombras evitando las miradas».

Tragó grueso porqué lo peor no era esto.

No.

(Ojalá lo hubiese sido).

«Tu madre... Mikoto...»

Fracasó estrepitosamente, su respiración se volvió temblorosa entre sus manos.

«...Habló sobre el incendio del burdel y qué sembró antes la flor. Es demasiada coincidencia que se refiera al lugar que incendié hace años, el único lugar que conozco dónde comercializaban esa flor en droga. Orochimaru tenía con él a boticarias, recuerdos a dos mujeres leales a él y ninguna era tu madre».

Se agarró el pecho, tratando de buscar aire.

«Entonces... es muy probable que hayan muerto y una de ellas se haya convertido en un alma huésped implantada dentro de la sacerdotisa Mikoto».

Entonces ¿absolutamente todos los agravios, maltratos y desaires fueron obras de esa alma que reside en ella?

"De lo único que me arrepiento es haber dado luz a Sasuke"

¿También fue mentira?

A este punto, Sasuke ya no sabía que creer. Vivir tanto años siendo despreciado por tu madre y enterarse así que posiblemente no fue ella del todo, es... caótico, casi como un sueño. Por mucho tiempo persiguió su aprobación, su cariño y amor. No consiguió más que desaires y muchos silencios desgarradores y afecto ofensivo, de toques burlones y miradas cargadas de desprecio.

A pesar de esto, se aferró a lo poco que tuvo de ella en los primeros años. De las clases de guqin, los dulces compartidos, las tardes que lo mecían en sus brazos. Los cálidos rayos del sol cubrían a ambos mientras jugaban en el prado detrás de la casa. Todas esas sonrisas gentiles que desaparecieron de un día a otro, tan abruptamente y se convirtieron en alejamientos y declaraciones duras que no pudo soportar del todo.

¿Seguía ahí?

¿Su verdadera madre?

No quería hacerse ilusiones.

No, no, no.

—Sasuke.

Detuvo abruptamente los pensamientos y su respiración flaqueó, apenas viró la cabeza, media mirada se ocultó bajo el fleco y las manos que ocultan su rostro.

Obito estaba a una distancia prudente observándolo con cierta lástima. Sasuke estuvo tentado a borrarle esa expresión de su rostro de un puñetazo, de verdad que sí. No necesitaba la lástima de nadie. Mucho menos de su familia.

(Ni siquiera reparó en corregirse por el repentino pensamiento violento).

—Hiruzen manda por ti. Dice que lo lamenta, pero Sakura no puede levantarse ahora mismo y está a punto de derribar a Sasori por venir a buscarte.

Debía calmarse. Sasuke lo sabía perfectamente. Es lo que debía hacer: controlar sus emociones y pensar con racionalidad. Mantener la cabeza fría porqué esto no había terminado. Ni por asomo.

Había más que deducir y Sakura no dijo todo (o, mejor dicho, él salió antes de otorgarle la oportunidad). Porqué sabe muy en el fondo que la mayoría de las deducciones de su prometida son en general ciertas.

Le guste o no, debe enfrentarlo. Tendrá que dejar para después las crisis existenciales y dudas. Por ahora debe tragarse todos sus gritos, las ansías de derivar el mismo árbol al que se aferra, elevar la vista y aparentar que no sucedía nada cuando por dentro es un caos colectivo entre mente, corazón y espíritu.

No respondió con palabras. Necesitó un momento a espalda a Obito para acomodar sus emociones. Él mismo notó el cambio de expresión, manejándolo como le enseñaron desde niño. Transformando cada facción del rostro y borde de labios. Pronto regresó sobre sus pasos con esa mirada desprovista de emociones.

Cualquiera que lo viera ahora, no creería que casi vomita sobre la nieve.

Al entrar todas las cabezas se voltearon a él. Vio a Sakura envuelta en una disputa verbal con Sasori que no la dejaba ponerse de pie. Los efectos de Empatía persistían en ella, todavía temblorosa y con la mente un poco nublada, poco a poco regresaba a su estado normal y se aferraba con terquedad a querer levantarse.

Ella estiró la mano al verlo y él la alcanzó con cierta urgencia disfrazada de serenidad. Incluso en su desesperación de antes se mantuvo erguido e inexpresivo mientras Sakura hablaba, apenas cruzó el umbral y sin que nadie lo viese se derrumbó.

Viejos hábitos.

Se fue y regresó con un semblante de lo más frío. Pero Sakura lo descubrió con solamente mirarlo a los ojos. Reconoció el grito silencioso que emitió su alma, del dolor y la desesperación por comprender la situación. Y el agarre de sus manos unidas le infundió valor.

—¿Estás bien? —preguntó dudoso Sasori.

En otras circunstancias Sasuke habría sonreído un poco, afectado por la repentina muestra de preocupación del pelirrojo. Ahora toda esa alegría lo cubrió la amargura. Asintió con mucha fuerza, y en el fondo de su corazón le agradeció en silencio.

—Perdonen mi reacción —se disculpó, aunque nadie vio más que un apretón de labios antes que marchara.

—No te disculpes, entendemos que es difícil de digerir —infirió Hiruzen con modestia.

Lo que es completamente impresionante es que Temari no se haya lanzado contra él en reclamo. Temari es racional, y no echará culpa al Cazador Uchiha por las acciones de su propia madre.

Así son las cosas.

—Retomando el punto anterior, una de esas boticarias sobrevivió —inició de nuevo Sasori una vez que estuvieron reunidos.

—¿Cómo implantaron en Mikoto la Flor de Medianoche? Por lo que vi, Jiraya no lo hizo personalmente por alguna razón, es mi deducción. Lo que no entiendo —confesó Sakura un tanto sombría, aún no soltaba la mano de Sasuke— son las motivaciones de Jiraya. Él es el dichoso maestro, entonces ¿con qué propósito lanzó el ataque contra los Cazadores en las competencias? Además, atrajo a Naruto como fantasma y previo intentó robar el Orbe del Sol.

—Dijiste que mencionó sobre la fuerza de los núcleos de los semidemonios —dijo Temari con cierta urgencia.

Sakura giró la cabeza, frotándose las sienes de forma pensativa.

—Sí, y que en unos años tendrían un ejército.

—Eso me causa ruido —intervino Obito atrayendo la atención de todos—. Según mis estimaciones, no hay muchos semidemonios con vida. ¿Cierto?

—Nuestro conteo no oficial hace un par de meses era de 150, Sin contar nuestro asentamiento de 55 personas —informó Sasori. De esto Sasuke sabía la razón de sus palabras, cierto día comentó llevaban una especie de conteo aproximado de semidemonios en la zona entre los Grandes Clanes—. Lamentablemente, afuera mueren a pronta edad por enfermedades o son asesinados. Las cifras disminuyen día con día a pesar que los extranjeros se acercan a esta zona.

—Dudo mucho que esas cifras se refieran a un ejército —apuntó Obito.

Sasuke miró a la nada, procesando rápidamente los puntos claves. Pareciera lo tuviera en la punta de la lengua, un borde en sus labios. En el precipicio de su mente aguda y suspicaz. Hasta ahora estuvo de oyente, conectando puntos, recordando actitudes, viendo a través de lugares que no suponía debía sospechar.

Sin saberlo, Sakura comenzó a verbalizar los pensamientos de Sasuke: —Utilizan la Flor de Medianoche para implantar almas en personas, especialmente los semidemonios para crear un ejército. Pero Obito tiene razón, ese número difícilmente se consideraría un ejército y no todos son luchadores experimentados. No les serviría de nada implantar un alma que sea un excelente espadachín, pero sin el cuerpo adecuado para sus habilidades. Necesitan muchas más personas capacitadas.

» La variable aquí, es que secuestraron a los semidemonios, personas que nadie lloraría sus muertes para experimentar. Y convenientemente suprimieron sus recuerdos, porqué ninguno recordó nada. Al ser un éxito su experimento, necesitan reunir a más personas y convertirlos en títeres útiles. Es riesgoso recurrir a los mismos métodos porqué sería muy vistoso. Entonces buscaron y-

Sasuke levantó la vista de sopetón, con los ojos muy abiertos.

—El Clan Uchiha —ahogó las palabras, mientras todos se tensaban en sus lugares—. Dos tercios de nuestro clan son luchadores, el restante son conformados por eruditos, niños y los trabajadores.

—Sin contar que son el Clan más fuerte después de los Hyūga, únicamente superado por número —complementó Sasori consternado.

—¿Consideras que implantaron flores en los miembros de tu clan? —Hiruzen cuestionó, pareciendo muy escandalizado.

Sasuke tragó grueso, tratando de controlar su expresión.

—... Es una posibilidad contando que tiene la manera de suprimir las memorias. Nadie recordaría nada. Además... —se esforzó en mantener la voz firme—. Lo hicieron con Homura y posiblemente con... mi madre.

—Si es así... ¡incluso todos los Ancianos podrían estar bajo efecto! —exclamó angustiado Obito.

—No es descabellado considerarlo —aceptó Sakura chasqueando la lengua—. inclusive tú eres sospechoso.

—¡¿Yo?!

—Deja de meter cizaña —le regañó rudamente Sasori—. Si lo haces, a Sasuke no le quedará a nadie en quién confiar.

—Puede confiar en mi —gruñó ella.

El pelirrojo entornó los ojos.

—Me refiero a su clan —le amonestó. Se giró a Sasuke que parecía sumido en un trance pensativo, con aquel semblante sombrío y serio, estimando un millón de posibilidades—. Este es un asunto que no debe esperar. No sabemos el alcance que tiene ahora Jiraya y lo que planea hacer. Hasta ahora alebrestó a los semidemonios bajo su dominio y los Clanes están reaccionando.

—Claramente estamos en desventaja.

Demasiado, quería gritar Sasuke. El debate entre ellos los llevó a más punto de conexión. Con los culpables aclarados, faltaba una chispa de motivación y sumaban ideas que, al final, parecían las más correctas conforme a la situación. Aunque lo cierto es que era la punta de la montaña, presentía que había algo más sombrío y profundo en todo el asunto.

—En ese caso —les interrumpió— debo irme e informar a mi padre lo antes posible.

Hiruzen asintió, estando de acuerdo.

—Un asunto tan grave debe tratarse con cuidado. Será mejor entregar el mensaje personalmente.

—Marchemos ahora mismo. —Obito casi brincó a la puerta—. Es media tarde, si apremiamos el vuelo mañana en la noche... ¿primo?

La razón de la consternación de Obito fue sentir que no lo seguían. Al darse la media vuelta, vio a Sasuke apoyar una rodilla en el borde de la cama sin soltar la mano de Sakura, buscando un tipo de consuelo que se transmitía por una mirada indulgente y repleta de miles de palabras no dichas.

Las acciones pesaron más.

Y Sasuke se reconforta a pesar de querer arrastrar a Sakura lejos, hundirse en su calor y quejarse sobre las posibilidades. Son demasiadas. De tantas que su madre fue o no expuesta a esa terrible condición. Hay fechas inexactas. Momento que le hace dudar. Porqué, incluso si fuese así, conocía una de las condiciones por el cual la flor se sostuvo.

No olvida que Deidara dijo "soy yo, pero a la vez no" y expuso sus pensamientos caóticos. En ese instante emergió el alma huésped. Todo a causa de emociones de rencor y odio a los demás.

Bastó un momento de debilidad.

Sólo uno.

No se debía culpar a nadie. Son humanos después de todo. Personas cuyas emociones volubles se moldean con las situaciones. Incluso él (a palabras de otros, cabe aclarar) es devoto a ayudar a otros a pesar de los desaires, luchando contra viento y mar para conservar un corazón recto que sigue sus propias virtudes, tiene momentos de duda.

Y nadie tiene derecho a recriminarle.

—Debo irme —habló y su tono de voz salió firme, correcta, contrario a las emociones que lo embargan.

—Déjame ir contigo —le pidió Sakura tratando de ponerse de pie.

Él negó con la cabeza, apretándole la mano.

—Sé que es egoísta de mi parte pedirlo, pero ¿puedes quedarte y terminar el talismán? —le pidió acariciándole la mejilla con los dedos descubiertos por los guantes medios. Sakura se aquietó—. Nos servirá de mucho para identificar quienes son los afectos.

—Momento ¿hay un talismán que revela las almas huésped —interrumpió Obito con mucha sorpresa.

—No hace mucho comencé el prototipo y funciona parcialmente, estoy a nada de culminarlo —aclaró Sakura sin mirarlo, más centrada en no apartar los ojos de Sasuke y advirtió poco después—: Lo haré, pero en cuanto lo tenga te seguiré. No hay excusas.

Sasuke no hubiese querido que fuera de otra manera.

—Ambos asistiremos a esa Conferencia de Discusión —intervino Sasori—. Queramos o no, esto también nos concierne a nosotros.

—Los detalles vienen en la carta, pero hablemos a fondo cuando arriben a la villa —expresó Sasuke alejándose de Sakura, rozando sus labios con los nudillos en el último segundo.

El anhelo estaba marcado en sus gestos, pero ahora mismo la mente la tenía un revoltijo y no cabía más en ella. Los ojos verdes de Sakura reflejaron angustia por él. Quizás el rostro de Sasuke no refleje qué tanto le afecto la revelación, pero sus propios ojos sí.

En esta altura de su vida, Sakura lo conocía mejor que nadie.

Decididamente se inclinó de nuevo, agarrándola por las mejillas con ambas manos y juntando sus frentes.

—Nos veremos pronto.

El semblante de Sakura se relajó, le apretó la mano que sostenía su mejilla sin apartar la vista.

—Hasta pronto.

Y así, con el corazón estrujando por las revelaciones y despedirse con prisa de los demás, Sasuke marchó junto a Obito en medio de una nevada cruda y cruel. 

Les dije que ya todos sabíamos quienes eran los responsables de la Flor y los transplantes, solo fingan sorpresa. Ya confirmamos que esos dos tienen el asunto metido hasta el cuello, pero ¿por qué quieren un ejército? Bueno es parte de la trama, aunque debo decir que no es tan espectacular como se ve. 

Lo que sí, es qué sucederá después -mira su borrador- 

En fin, gracias por leer!

Próxima actualización: lunes 27 de mayo.

PD: por si les causa curiosidad, la Flor de Medianoche mencionada en este fic, es derivada a la Flor del odio mencionada en la novela china The husky and his white cat shizun (Erha o 2ha) y ALERTA SPOILER DE LA NOVELA: prácticamente esta flor incentiva el odio de una persona a alguien en específico, arrebatándole los recuerdos más apreciados de su corazón y lo convierte en sentimiento inversos, odio, ira, rencor, etc. El protagonista de esta novela sufrió una transformación completa pasando de ser un joven gentil y amable (literalmente un perrito leal) a un hombre tiránico, cruel, despiadado, maniático y despiadado (y todos los ado y aco).

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