/61/ A contrareloj

Lo prometido es deuda ¡actualización horneada! 

Esta vez, conforme al avance de trama, tenemos avance de trama. En los capítulos anteriores nos inyectamos sobredosis de SasuSaku y evadimos los temas importantes. Pero están aquí jajaja 

Este arco... bueno, por este arco comencé a escribir este fic. Así que sí, me emociona y a la vez soy renuente a escribirlo. Aún así, espero transmitir con ustedes mi emoción :)

¡Disfruten la lectura!


—Se nos agotó el tiempo.

Una mueca se curvó en los labios de Itachi ante las palabras de su padre. Estando de pie frente a él vio a Fugaku masajearse sienes.

Había un pergamino extendido sobre el escritorio. A Itachi lo se hace falta ingenio para saber que es una misiva de Madara, ese sello oficial lo indica todo: convocó una reunión oficial ante todos los Clanes para dentro de una semana.

—Madara informó a todos los Clanes sobre los semidemonios involucrados. A nosotros, específicamente, nos manda a llevar a Haruno Sakura en la Conferencia de Discusión —masculló Fugaku alejando la mano.

Como es de esperarse dicha conferencia se llevará a cabo en Ciudad sin Noche, la sede del Clan Hyūga. Un asunto así de importante se manejará en dominio ajeno al suyo, incluso si Fugaku quisiera intentar algo, debía ser cuidadoso.

—¿Qué haremos, padre? —inquirió seriamente Itachi—. Hay demasiadas pruebas en contra de los semidemonios, y aunque sepamos que son controlados, los demás no. Revelarlo no es una opción, como usted dijo, estaríamos en desventaja. Y la señorita Sakura...

—No cederá —terminó diciendo Fugaku con voz trémula—. Luchará por sus derechos con uñas y dientes. Siendo sincero, ella es quien menos me preocupa.

Itachi se desconcertó un poco, y luego su rostro se ensombreció.

—¿Se refiere al Inmortal Yugure?

—Por lo que me dijiste, cuida demasiado a sus discípulos y ese asentamiento. La última vez vino aquí disfrazado y se enfrentó a todos de una forma directa e invertida —dijo calmadamente, pero la tensión de sus hombros era evidente. Recuerda lo letal que llegó a ser en su disfraz, y también las amenazas implícitas—. Si hubiese querido, nos habría sometido son facilidad.

—El Inmortal sabe que no debe intervenir en la política.

—El que lo sepa no hace diferencia. Si le place, hoy mismo puede derrocar a los Clanes. Por eso no nos conviene enemistarnos con él ahora más que nunca.

El heredero lo sabía. Desde un punto de vista frío, no ponerse del lado malo de un Inmortal les dará cierta ventaja. Hay vestigios de tiranía del Clan Hyūga sobre los Clanes Menores. Es tan sutil como un acuerdo comercial o asociación, pero evidente si miras por el lado correcto.

Los Clanes que están a la misma altura que los Hyūga son los Nara, Yamanaka, Uzumaki y Uchiha, con la única diferencia que su líder no es el Cazador en Jefe. En un principio ese puesto se creó para que un líder ayudara a los demás Clanes, los guiara por el camino correcto y velara por ellos.

Desde hace tiempo que ese puesto se tergiversó. Cuando Madara fue nombrado debido a que el abuelo de Itachi murió, la mayoría votó por Madara debido al gran carisma y fuerza que poseía. Ahora veían las consecuencias. Madara mostró su naturaleza poco a poco, y de una forma sutil qué a la vez resulta evidente. No está conforme con alianzas.

Él busca la sumisión absoluta.

Esto lo veían venir desde hace unos meses. Fugaku y Minato conversaron secretamente sobre la situación la última vez que se vieron. Llegaría un punto que los Grandes Clanes se verían acorralados y tendrían que ceder a sus peticiones si no quería correr el riesgo de perder su autonomía y libertad.

—Sí tenemos un respaldo con el Inmortal, por mínimo que sea, Madara se detendrá a considerar dos veces en hacer una jugada contra nosotros.

Un pensamiento cruzó por la mente de Itachi.

—¿Por eso no se opuso a que Sasuke corteje a Sakura? —inquirió él con la boca seca.

Fugaku lo miró a los ojos.

—Una de las razones, sí —concedió lentamente e Itachi apretó los puños—. Sasuke está muy metido en el asunto, tú mismo lo viste. Solicitó la fabricación de un pase de jade, es una confirmación implícita a que planea casarse. ¿Y quién más es candidata si no Haruno Sakura?

Era tan evidente para ellos que Itachi no podía protestar.

—Al casarse, la familia de la señorita Haruno será nuestra y viceversa. El Inmortal no podrá ignorar el nuevo parentesco político.

Por supuesto. Itachi debió suponerlo desde del principio, no le sorprendió tanto como debería que las motivaciones de aceptación se derivan al beneficio de tener respaldo del Inmortal Yugure.

Es seguro que Sasuke sabe de esta posición, pero conoce a su hermano y no se casaría por conveniencia. Además, no hay motivos graves para oponerse pese al origen de Sakura. Ha escuchado de uniones similares, nada detendrá a su hermano en casarse por convicción así si su poder divino no trae beneficio a los Uchiha.

Además, el matrimonio de Fugaku y Mikoto es un ciclo que Sasuke e Itachi intentan evitar caer a toda costa.

—¿Y las otras razones? —la curiosidad le pudo más.

Fugaku cerró los ojos.

—No quiero que se repita la misma historia que su madre y la mía —confesó con un aire cansado, al abrir los ojos, hubo muchas emociones mezcladas—. Lo apoyaré, se lo debo por todos los años que no vi por él debido a mi resentimiento con la propia vida. Tampoco deseo que viva amargado y enojado con la vida por no seguir su corazón. Eso también es para ti.

Ante la repentina confesión, Itachi parpadeó, señalándose a sí mismo con mucha confusión. Fugaku lo niveló con la mirada.

—Se que los Ancianos insisten en comprometerte por conveniencia. Hijo, seas el próximo líder del Clan Uchiha no quiere decir que seguirás todos los pasos que recorrimos nosotros —le recordó, e Itachi tuvo un nudo en la garganta—. Más que nadie sé que un Uchiha ama una vez en toda su vida. Es nuestra bendición y maldición al mismo tiempo. Amé, amo a tu madre, siempre la amaré incluso si viviera por mil años más.

—Aun así, te casaste con la sacerdotisa Mikoto cuando madre murió —expresó Itachi en voz baja.

Un atisbo de angustia cruzó por los ojos negros de Fugaku.

—Sabes mis razones. —Las palabras no fueron en defensa ni justificación. Son hechos.

El que Itachi lo sepa no quiere decir que lo acepta. Es difícil ver de niño a tu padre unirse a otra mujer poco después de la muerte de tu madre. En su momento, Itachi recuerda tanto rencor dirigido a su parte, preguntándose porqué él traicionó así la memoria de su madre.

Años después se enteró que el matrimonio de sus padres nunca fue aceptado por sus abuelos, los antiguos líderes del Clan. Mismos que en su lecho de muerte le hicieron prometerle a Fugaku que se casaría con la mujer que le eligieron desde un principio una vez que su primera esposa falleciera por una enfermedad.

A veces es fácil juzgar sin conocer. Más tarde Itachi se avergonzó de sus pensamientos. Como dijo, no los acepta, pero tampoco señalará duramente con el dedo a su padre. Empatizó con él hasta cierto punto poniéndose en la misma posición. Si su padre le pidiera lo mismo, lo prometería sin dudarlo con tal que marchara de este mundo sin cargas.

Afortunadamente, Fugaku jamás le pedirá semejante sacrificio. Y lo sabe muy bien.

—Sé y no lo juzgo, padre.

Fue el turno de Fugaku de mirarlo fijamente.

—Y te agradezco, hijo.

Mientras se miraban a los ojos, alguien tocó la puerta. La mirada de Fugaku pasó de una suave y cálida a una expresión severa. Al conceder del paso, entró Obito a paso rápido, con una mueca de irritación.

—Líder Uchiha, los Ancianos solicitan su presencia en el Salón de Cognición.

Fugaku frunció el ceño e Itachi se sorprendió. ¿Tan rápido se supo del mensaje? No tuvo oportunidad de continuar el pensamiento, su padre se incorporó con un pesado suspiro que hablaba de hacerse acopio de paciencia para la reunión.

—Los dos, acompáñenme.

—¿Yo también? —Obito se señaló a sí mismo.

Fugaku le lanzó una mirada iracunda.

—Te quedarás dónde nadie pueda verte y escucha atentamente.

Obito miró a Itachi, como si allí encontrara respuesta a la extraña petición de Fugaku. Pero el heredero tampoco tenía mucha idea, por lo que solamente movió las cejas en respuesta. Entonces su primo se enderezó, asintiendo gravemente.

—Como diga, tío.

—Fugaku, piensa racionalmente. ¡Esa contribución nos afectará más a nosotros que a ellos!

—Si les retiramos nuestro apoyo, quedarán desprotegidos.

—Tu deber es velar por el clan, no por una semidemonio de dudosa moral.

Itachi oscilaba entre interrumpir groseramente a los Ancianos y apretar los dientes. Las manos en puño revelaban su irritación, pero estaban escondidas entre las mangas de los brazos, unidas frente a él en un porte sereno junto a su padre. Y como le fue ordenado, Obito se ocultó entre los estantes, un punto ciego desde la sala principal y nadie que no supiera que estaba ahí se percataría.

Debieron suponer que los Ancianos sugerirían romper toda conexión con Sakura y compañía. Ahora que los rumores sobre los semidemonios salvajes se confirmaron, los demás Clanes no se quedarán con brazos cruzados. Buscarán la manera de someterlos a nuevas restricciones. Si el Clan Uchiha se opone, bueno, tienen una idea de las consecuencias que caerían sobre ellos.

Especialmente si dichas consecuencias se materializan en nombre de Madara. Hasta ahora los había hostigado con pruebas de la muerte de Deidara, al no conseguirlas optó por hacer público la situación. Los demás Clanes se unirán y pedirán cuentas. Cuentas qué Sakura se negará a ofrecer rotundamente.

Por ende, traerían la atención indeseada de Madara.

—La señorita Sakura no es una persona cualquiera, es discípula de un Inmortal —rectificó Itachi como si lo hubiesen olvidado.

El Tercer Anciano bufó por debajo.

—¿Todavía crees esa justificación? El Inmortal Yugure nunca apareció aquí, por tanto, su palabra es dudosa. Una espada y testimonio no lo confirman de todo.

—Además del testimonio de la líder Uzumaki, nadie nos asegura de la veracidad de la espada —se quejó el Segundo Anciano—. Bien pudieron replicarla y engañar nuestros ojos. ¡Todo para salir impunes de una sentencia!

—Les puedo asegurar que su afiliación es verdadera —intervino Fugaku con soltura—. La señorita Haruno cuenta con la protección del Inmortal Yugure.

—Es bien sabido que el Inmortal no intervine en asuntos mundanos. Si piensas detenidamente la historia, menos verídica es. ¿Un Inmortal tomando como discípulos a semidemonios? Absurdo —se burló Danzo sin una pizca de remordimiento. Los demás Ancianos asintieron compartiendo su punto—. Por tanto, no contamos con protección. Los Clanes pedirán cuentas por los daños ocasionados de esos semidemonios y Sakura tendrá que responder. ¿A quienes creen que fijarán su vista a continuación? Nos acusarán de confabulación.

La presión que ejercía el Consejo sobre Fugaku era inmensa. Los Ancianos yacían bajo la plataforma, enfrentando sin ninguna clase de contención al líder, desafiándolo, presionando piezas y lanzando acusaciones ajenas. Desestimando toda información y pruebas pasadas. No retrocederán hasta conseguir la aprobación de Fugaku.

Pero este, como supuso Itachi, no cedería.

Fugaku entre cerró los ojos.

—Están asumiendo que esos semidemonios acusados son parte del asentamiento de Sasori. Les recuerdo que ese grupo no es el único que existe.

—Es una posibilidad que se hayan involucrado.

—Posibilidad que ya descarté de antemano. El asentamiento no tuvo que ver más allá que Deidara. Y ellos mismos lo ejecutaron por sus fechorías.

La noticia consternó a todos en su momento. Itachi y Obito lo recuerdan bien. Al anunciarlo, los Ancianos y Sacerdotes parecían impresionados por la ejecución de Deidara. Luego agregaron un plausible: «debía ser así».

En otras palabras, si hubiese sido un resultado diferente, habrían alegado en contra y exigido un castigo más severo. Pareciera que la muerte de Deidara fue la única solución para calmar cierta tensión entre los Hyūga y Uchiha; empero, nació una nueva.

—Fugaku, considera los intereses del Clan —presionó Danzo.

—Eso hago —dijo el aludido con seriedad. De pie sobre la plataforma, veía a cada Anciano con una mirada profunda y retadora. El aire entre ellos era tenso, sobre todo porqué el Consejo poco a poco había perdido parte de la precaución y respeto—. Tener de nuestro lado a Haruno Sakura es tener la consideración del Inmortal Yugure. La utilizaremos a nuestro beneficio.

Aunque a Itachi no le agradó cómo su padre lo dijo, entendió las razones. Es impensable que fuera directo y dijera sus verdaderas intenciones de apoyar un matrimonio (cuando los Ancianos no tienen ni idea del asunto), y, en su lugar, se fue por lo frívolo y tajante. Lo que beneficia al Clan como tal.

—Suena como una espada de doble filo, y si no lo manejamos bien, nos cortará —continuó Danzo—. Un arma del que no tenemos control es mejor prescindir.

Una de las cejas de Fugaku se crispó. No le gustaban los rodeos.

—Lo que tengas que decir, dilo claramente.

—Todos escuchamos los testimonios y leímos los reportes sobre el incidente en el Bosque de la Muerte. Esa mujer invocó y controló fantasmas ¡espíritus resentidos que se fueron en su contra al final! —alegó Danzo moviendo la mano, y la manga se agitó bruscamente—. Agrietó sus grilletes con riesgo de descontrol y los otros Clanes tuvieron que presionar para llegar a un acuerdo en que reforzaría los grilletes malditos. Además de ello, su actitud bastante llena de sí misma y altanera la hace incontrolable. Ni siquiera tú la puedes sobrellevar.

Fugaku apretó los labios sabiendo que era cierto.

—A Sasuke le tiene consideración, pero es evidente que el joven maestro está cayendo ante sus encantos por la forma en que la trata —especuló Danzo sin detenerse—. Es indiscutible que Sakura es mujer hermosa ¿y si engatusar al joven Sasuke es parte de su plan? Hay rumores que circulan últimamente sobre un posible matrimonio entre ambos. La gente está hablando y no a nuestro beneficio.

Todas estas duras palabras en que algunas eran verdades otras no, incentivaron al resto del Consejo en redoblar sus esfuerzos y argumentos en contra de mantener una clase de acuerdo con Sakura y compañía.

Fugaku escuchó atentamente al principio, pero en cuanto comenzaron a involucrar a Sasuke su expresión se volvió mortal hasta ser fría.

—Silencio, escuché lo suficiente. —Los detuvo abruptamente en medio de una letanía de "porqué mantener un acuerdo con los semidemonios es contraproducente, si les damos confianza, se aprovecharán"—. Les recuerdo, nuevamente, que no existe registro de semidemonios que se hayan vuelto salvajes de la manera que sucede ahora.

» Debe existir un motivo por el que se descontrolan, pero hasta ahora, tampoco sabemos los detalles. Es incongruente dejarnos llevar por los mismos rumores del que insistimos a los civiles que ignoren. Primero hay que investigar correctamente, asunto que se encarga ANBU en este momento.

Los Ancianos se removieron en sus lugares, incomodos ante las afirmaciones de especulaciones. Solamente con rumores, pero sin pruebas sólidas, no bastaban para una sentencia adecuada. Sin embargo, como dijeron, creían que los riesgos a futuro les afectarán tarde o temprano. Y es mejor cortar la manzana podrida de tajo antes que infecte las demás frutas.

Por otro lado, Fugaku no se dejaría intimidar.

—Mi decisión es final y definitiva: no cortaremos lazos con el líder Sasori —rectificó Fugaku sin mencionar a Sakura. A la mayoría se le olvida que la verdadera persona a cargo es Sasori, no su hermana. Los Ancianos lo hicieron, porqué se sorprendieron al recordarlo—. Enviaremos la invitación, tal como Madara espera. Ellos asistirán y les daremos respaldo político con la información que recabará ANBU.

La tensión que cayó sobre el Salón fue un tanto asfixiante, letal y agobiante. Principalmente por la mirada severa que Danzo, en representación de los Ancianos, profesaba al líder Uchiha. Como si su gesto fuera suficiente para hacerle cambiar de opinión.

—¿Y si deciden no venir? —retó Danzo.

Fugaku le sostuvo la mirada.

—Vendrán —aseguró con aplomó el líder Uchiha, sin dudas, sin incertidumbre. Una confianza que pareciera ciega, pero es derivada al conocimiento y predicción.

En los pensamientos de Itachi la escena ocurrirá parecido a esto: Fugaku enviará la carta enlistando los pros y contras de la asistencia de los hermanos semidemonios en la reunión, Sasuke analizará el lado más neutro y opinaría que la presencia de ambos les daría la oportunidad de defenderse ante las acusaciones; Sakura, ya sea por complacerlo o estado de acuerdo, asistirá; por lo tanto, Sasori la seguirá.

Lo que sucederá en la conferencia no lo puede ni imaginar. Si algo debe concederles a los argumentos de los Ancianos, es en apuntar la personalidad de Sakura: es difícil de predecir tratándose de estos escenarios.

Sabe que Sakura defenderá su postura y a los suyos, pero ¿luego qué? ¿Revelará frente a todos sobre la Flor de Medianoche que controla a los semidemonios y desviará las sospechas; o lo mantendrá en secreto y sacrificará a todo el asentamiento?

Duda mucho el último escenario. Es un tema que deben conversar antes de la reunión.

Los Ancianos murmuraron entre sí al retirarse, su descontento era evidente a simple vista, pero no alegaron más en contra del líder quién se mantuvo erguido en todo momento, manteniendo la mirada y no flaqueando en la decisión tomada.

Danzo fue el último en salir mientras decía: —Espero sepas lo que estás haciendo.

El líder Uchiha no respondió. Permaneció en silencio hasta que las puertas se cerraron y la carga de tensión disminuyó un poco.

Fugaku terminó dando un suspiro largo, pesado y crucial. Llevándose la mano al rostro, se frotó las sienes con cierta insistencia. Tratar con el Consejo que se oponía y no valoraba sus opiniones era estresante.

Por un segundo, Itachi se visualizó a sí mismo en tal situación. Y no le gustó para nada su futuro destino. No es una vista muy alentadora que digamos luchar contra los que se suponen debe aconsejarte. Hay demasiadas cuestiones que considerar en el futuro.

—Sabía que se opondrían, pero no llegar al extremo de insinuar la veracidad sobre el Inmortal Yugure —suspiró Itachi.

Fugaku estuvo de acuerdo con él. Bajó de la plataforma hasta acercarse a la puerta. Pegó un talismán insonoro, asegurándose que estuviera bien colocado y funcionando en aislar sus voces al exterior.

—Siendo sincero, habría creído lo mismo si no supiera sobre las andadas del Inmortal —contestó regresando al centro de la habitación, hablando cuidadosamente de algo que supone no debía confesar frente a Obito—. La espada puede ser verdadera, pero la forma de conseguirlo estaría en duda. Es cuestionable desde otra perspectiva.

Obito no tardó en acercarse, muy indignado y mascullando palabrotas en voz baja.

—Y si fuera mentira, no es nada ético insultar la creencia de una doncella —alegó Obito con molestia evidente—. Sobre todo, si la misma doncella acumuló méritos. Parece que les dio amnesia y no recuerdan su hazaña de ayudar a los herederos a salir vivos del incidente del bosque. ¡Salvó a Sasuke! ¡Prácticamente el Clan Uchiha está en deuda con ella!

A Itachi le gustaría aclarar que ya están a mano debido a la intervención del Inmortal Yugure. Cerró la boca a tiempo. Se supone nadie debía saberlo aún.

—Obito —llamó Fugaku regresando a la mesa, buscando el pincel y tinta—. Llevarás la carta que escribiré a Sasuke.

—¿Yo? —Obito se señaló a sí mismo, confundido tanto por la orden como las acciones. Itachi también lo estaba—. Líder Uchiha, no quiero refutarle, pero le recuerdo que soy un miembro activo de vigilancia en la Torre de Contención.

—Kakashi podrá arreglárselas un par de días sin ti. Necesito que le informes directamente a Sasuke sobre esta reunión.

—¿No basta con enviar una carta? —intervino el heredero.

—Itachi ¿cómo crees que los Ancianos convocaron una reunión tan rápido? —respondió Fugaku con otra pregunta al sentarse en forma de indio.

Ciertamente, en un día normal, Itachi habría deducido desde el preciso momento en que los Ancianos convocaron la reunión. Pero no es un día cualquiera. Pase a los tés medicinales y sueño constante, el cansancio sobre él se volvió estresante. Al punto que las sospechas comienzan a inundarlo. Lentamente, de manera paulatina pero firme.

Y le aterra. Es un humano, por los Cielos ¿a quién no le aterraría morir? Incluso los guerreros más valientes temieron alguna vez.

Por eso se ha tragado toda preocupación. Estos días han sido para desmentir o confirmar su teoría, y, lamentablemente, cada día la confirma.

Llegando a este punto, como lo único que tenía en la cabeza era esta amenaza, apenas puso trabajar a su cerebro. Entonces, al relacionar los Ancianos con su rápida acción, lo dedujo.

—Leyeron la carta antes —dijo al llegar a la conclusión—. Y si están metidos mucho en este asunto, seguramente encontrarán la manera de interceptar la carta que le envíe a mi hermano para asegurarse que convocó a los semidemonios.

—¿Por eso me necesita a mí? —inquirió Obito, entendiendo mayor parte del asunto.

—La carta será una formalidad a Sasori. Tú llevarás el verdadero mensaje a Sasuke —aseveró con mucha acritud—. Por ahora la justificación de su ausencia es de escoltar a Hinata a un lugar seguro y regresar en Año Nuevo para las celebraciones. Y, extraoficial... creen que esos dos tienen sus asuntos personales por lo sucedido con el afrodisíaco.

—¿Eh? ¿Qué afrodisíaco? —A Obito parecía que sus ojos se saldrán en cualquier momento.

Itachi le explicó brevemente el incidente, y cómo después Mikoto hizo algunos comentarios sugerentes de que esos dos serían pareja. Lo cual, no resultó secreto que los Sacerdotes buscan unificar poderes divinos u obtener uno directo, ya sea de Sasuke o Hinata. Por eso atacaron directamente, pero afortunadamente Sakura frustró esos planes escandalosos.

—Comprendo —Obito asintió gravemente—. Sin embargo, por la manera que lo dices, Sasuke sufrió con esa droga y el único alivio...

—...

—... ¿La mujer semidemonio?

—...

—¡Ajá!

Mientras Itachi sonreía tenso, Fugaku volvió a frotarse la frente.

—Ejem, volviendo al punto —mordió el líder Uchiha—, Sasuke tiene previsto volver en dos semanas. Lamentablemente para él, debe apresurar su venida antes de la Conferencia de Discusión.

—Momo marchó a entregar mi carta habitual. No regresará hasta dentro de algunos días —murmuró Itachi—. Y Jūgo queda descartado al estar localizando a los demás semidemonios nómadas.

Fugaku asintió señalando con un gesto a Obito.

—En toda la Villa eres el más rápido y sigiloso. Esta misión deberás ejecutarla en incognito, nadie, absolutamente nadie puede seguirte. El lugar dónde se encuentra Sasuke en estos momentos es secreto.

—Padre ¿acaso le dirás...? —intervino Itachi.

No es que desconfié de su primo, pero debido a las sospechas de la Flor de Medianoche y la tensión entre la familia principal con los Ancianos y Sacerdotes, creyó que Fugaku mantendría a todos al margen.

—¿Decirme qué? —A cada momento, Obito se estresaba.

Fugaku tensó un poco la mandíbula al continuar escribiendo. Apartó los ojos de Obito, pero no su atención.

—Ten en cuenta algo, Obito. Lo que te contaré es clasificado. Confió plenamente en ti y por eso estoy revelándote este secreto.

Obito trago grueso, sintiendo la tensión en el aire. Pero nunca retrocedió, se mantuvo firme y atento, dispuesto a escuchar cada palabra con infinita atención esperando ser de utilidad para el líder Uchiha.

Un par de horas después, Obito afianzó la capa sobre los hombros y caminaba a la salida de la Villa de Fuego. El Tori rojo se alzaba imponente, marcando un límite de la barrera. El pase de jade rebotó contra su cintura y lo ajustó una vez más.

El líder Uchiha tuvo razón en decir que la información que le proporcionó debe tratarse cuidadosamente. Ahora entiende ciertas acciones de Sasuke, el secretismo que rodea a Itachi cada vez que conversan y el tiempo que Kakashi permanecía despierto analizando un libro del que nunca ha podido ni ver la portada.

Se rascó la nuca, bastante consternado.

Dejó dichas preocupaciones de lado cuando vio una cabellera familiar a unas escaleras más abajo. Parpadeó, enfocando los ojos hasta reconocer a Sai acompañado por un puñado de discípulos.

—¡Oye, primo! —gritó Obito agitando la mano. Como era de suponerse, fue vilmente ignorado por el aludido, pero los discípulos voltearon a mirarlo. No se rindió, bajó las escaleras de dos en dos hasta abrirse paso y acercarse a Sai, pasando el brazo por sus hombros—. ¿A dónde vas? ¿Una cacería nocturna?

Sai parecía de muy malhumor, aunque, a decir verdad, siempre estaba de malhumor. Con ese ceño eternamente fruncido y la boca torcida en molestia.

—¿A dónde iría? A encargarme de las misiones de cierta persona inútil —gruñó enojado. De inmediato Sai le dio un manotazo al brazo y se apartó.

Obito se alejó nada afectado por su comportamiento. Sai es así. Muy difícil de manejar. No le extraña que sus padres se hayan rendido ante su actitud.

—Algunos aldeanos del suroeste solicitaron apoyo del Clan Uchiha —aclaró uno de los discípulos compadeciéndose del trato dado a Obito.

—¿Te refieres a las Sombras que aparecen todos los inviernos allí?

—Esas mismas. Se supone que Sasuke se encarga de limpiar el lugar constantemente, pero faltó a la última revisión y las Sombras se descontrolaron. —Sai chasqueó la lengua, y un tono más venenoso se coló en la boca—. ¡Ja! ¿Qué esperabas de un heredero sin don? Se vuelve completamente inútil. Y todavía se da el lujo de desaparecer por todo un mes.

Obito hizo caso omiso al enojo de Sai. Si bien limpiar el trabajo de alguien más nunca es agradable, Sai no tenía derecho a juzgar duramente a Sasuke. No recuerda el momento exacto en que sus dos primos menores empezaron a verse con dagas en los ojos, pero cree detectar una capa de envidia en Sai hacia Sasuke.

Pronto llegaron al final de las escaleras. Sai lo miró con desagrado por última vez antes de apartar la vista con un gesto exasperado y alejarse sin despedirse. Los cinco discípulos que lo acompañaran lo siguieron, no sin antes inclinarse ante Obito en despedida.

Obito ni siquiera tuvo el ingenio de molestarlo por la falta de respeto, lo dejó ir a vista que Sai lidiara con su propio castigo.

Finalmente se concentró en tonar la dirección contraria, listo a emprender el viaje. Y, por las miradas persistentes que sentía encima, será un viaje desafiante.

Uff sí, bueno ¿quién quiere pan? *saca su caja y café*

Ya nos estamos moviendo a lo que nos importa: el asunto del contro de los semidemonios con la flor. El visto medio-bueno de Fugaku en aceptar el compromiso que todavía no es oficial (dígase sello, misiva y lotes matrimonales) pero ya sabe que será parte de su familia sí o sí. 

No puede escapar de su destino *risas macabras*

Próxima actualización: miércoles 22 de mayo. 

¡Esten atentos! Prometo que ya estamos a un pelo de descubrir la verdad, estos próximos 2 capítulos estarán para sentarse cómodamente y luego gritarle al celular, y bueno... sabrá Dios que pasará jjajaja *c esconde* 

Por cierto, estaba pensando hacer una lista de canciones de este fic, pero, ah, igual no sé cómo les parece ¿opiniones? 

Y sí, lo siento si no estoy activa en mis redes sociales, no hago mucho en promocionar, pero eh, estoy abierta a recibir sus mensajes ya que por Wattpad se volvió imposible :)

En fin, gracias por leer. 

Alela-chan fuera.




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